Diagnóstico y Manejo del Paciente con Hemoabdomen MVZ Jesús Paredes P. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia Universidad Nacional Autónoma de México El acúmulo de sangre en el espacio peritoneal puede ser causado por un gran número de etiologías. Dichas etiologías pueden clasificarse de forma general como traumáticas o no traumáticas. La causa más común de un hemoabdomen de origen traumático es traumatismo romo, frecuentemente causado por atropellamiento o caída de lugares elevados. La hemorragia abdominal de origen no traumático puede ser causada por: Coagulopatías primarias o secundarias, ruptura de neoplasias en el bazo, hígado, riñones o intestino; o por avulsión de vasos sanguíneos como sucede en la torsión gástrica; además de pacientes que desarrollen coagulación intravascular diseminada. Diagnóstico. La información que pueden proporcionar los propietarios es de gran ayuda, y es importante investigar si el paciente ha sufrido algún traumatismo, una posible exposición a raticidas anticoagulantes o si antes ha sangrado de manera espontanea; también es importante tomar en cuenta otros signos como depresión, anorexia, pérdida de peso, distención abdominal, debilidad. Con respecto a los signos clínicos, estos pueden ser muy variados. Desde cambios sutiles relacionados con el estado de perfusión como son; Tiempo de llenado capilar incrementado, mucosas pálidas, taquicardia, taquipnea. O presentarse con signos mucho más evidentes como: Choque circulatorio, arritmias cardiacas, distención abdominal severa, detección de líquido en la cavidad abdominal, también puede haber un hematoma a nivel de la cicatriz umbilical. Estos pacientes tienen un riesgo muy elevado de caer en arresto cardiaco. Radiología. Una de las herramientas de diagnóstico más comunes con las que se cuenta en la medicina veterinaria es la radiología, la cual sin duda debe ser utilizada ya que es un método no invasivo, rápido y que se puede realizar repetidamente para valorar evolución del problema. Desafortunadamente los estudios radiográficos de abdomen no son muy sensibles para detectar la presencia de líquido en la cavidad abdominal, ya que se requiere que existan alrededor de 9 ml/kg de peso para que sea detectado el derrame en las imágenes radiográficas. Sin embargo pueden ser de gran ayuda para detectar la causa primaria como sería la presencia de masas o torsión esplénica, hernia diafragmática, la presencia de aire libre en el espacio peritoneal además de identificar el efecto de masa que se presenta en los casos de derrame retroperitoneal. Ultrasonido. Sin duda alguna el apoyo que ofrece un estudio abdominal de: “Ultrasonido orientado a trauma” (FAST. Acrónimo formado por su nombre en inglés, “Focused abdominal sonography for trauma”) es de gran ayuda para identificar lesiones tales como hemoabdomen, peritonitis séptica o biliar, uroabdomen, las cuales son dificiles de encontrar con otros métodos de diagnóstico,. Con este método se pueden detectar derrames peritoneales a partir de 2 ml/kg de peso de liquido en la cavidad peritoneal. La evaluación del abdomen con ultrasonido es un procedimiento no invasivo, rápido (menos de 5 minutos), repetible y que se puede realizar durante la atención inicial del paciente; además puede ser usado como una guía para realizar la paracentesis. Esta técnica (FAST) no es una revisión extensiva del abdomen, ya que se enfoca específicamente a las 4 zonas en las que comunmente se acumula líquido en el abdomen. Estas zonas son: 1.-Región subxifoidea para detectar líquido entre el hígado y el diafragma, entre los lóbulos hepáticos; además de permitir la evaluación de la vesícula biliar y el saco pericárdico. 2.- Región caudal línea media, permite detectar líquido en el borde craneal de la vejiga urinaria y evaluar el grado de distención de esta. 3.- Flanco derecho detecta líquido entre el intestino y la pared abdominal, y evaluar el riñón derecho 4.- Flanco Izquierdo, permite detectar líquido entre el bazo y la pared abdominal, entre el hígado y el bazo y entre el riñón izquierdo y el bazo. En la práctica diaria de la medicina veterinaria el ultrasonido abdominal orientado a trauma en conjunto con la paracentesis y el análisis físico y citológico de cualquier líquido colectado son en conjunto la mejor opción para el diagnostico de los problemas asociados con derrame peritoneal. Paracentesis. La paracentesis abdominal es un método de diagnóstico útil cuando se sospecha de hemorragia abdominal, o de otro tipo de derrame, sobre todo en pacientes comatosos en los cuales no se puede realizar un examen físico adecuado, lo mejor es realizarla con apoyo del ultrasonido. Los resultados negativos de la punción abdominal son poco confiables y deben ir seguidos de otro método de diagnóstico como el lavado peritoneal. Para realizar la punción abdominal, se rasura y embroca una zona alrededor de la cicatriz umbilical. Se puede usar una aguja o catéter endovenoso de calibre 18-22, que se introduce lentamente en la línea media y ligeramente caudal a la cicatriz umbilical y se deja que escurra por gravedad. Se puede aspirar suavemente con una jeringa de 3 cc, pero esto puede hacer que el epiplón ocluya la aguja. Si no se obtiene nada, en ocasiones ayuda percutir el abdomen en sus paredes laterales. Si la punción es negativa se debe probar en cuatro puntos diferentes dividiendo el abdomen en cuadrantes. En ocasiones se llega a puncionar algún vaso de la pared abdominal y se obtiene sangre, esto es fácil de detectar, ya que esta sangre coagula, no así aquella obtenida de la cavidad abdominal. De las pruebas de laboratorio, el hematocrito y los sólidos totales deben ser analizados de manera conjunta, ya que es muy importante recordar que en la etapa temprana después de la pérdida de sangre el hematocrito se mantiene en niveles normales, mientras que los sólidos totales se afectan más rápidamente. Manejo El manejo inicial de un paciente que presenta hemorragia, se basa en tres puntos principales: - Detener o controlar el sangrado - Tratar problemas asociados con la pérdida de sangre como son la hipovolemia y la anemia resultante Diagnosticar la causa del sangrado y tratarla definitivamente El orden en el que se abordan estos puntos depende de la localización y gravedad del sangrado. En el caso de las hemorragias internas (en cavidades) generalmente se atiende la hipovolemia antes de anestesiar al paciente y someterlo a cirugía para detener el sangrado. La pérdida de cantidades importantes de sangre afecta la capacidad de la sangre para transportan oxígeno, además causar una reducción en la presión sanguínea, lo cual afecta la distribución de oxígeno. Por lo anterior, la estabilización debe estar enfocada a mejorar la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y normalizar la presión arterial. Actualmente la técnica de reanimación de bajo volumen es la que ofrece los mejores resultados, y el objetivo de la terapia es llevar al paciente a una presión arterial media no mayor de 60 mm/Hg. Los protocolos de reanimación y transfusión de sangre o componentes de la sangre, así como el uso de cristaloides isotónicos y coloides, se han publicado ampliamente en la literatura veterinaria. Muchos pacientes con hemoabdomen de origen traumático pueden ser manejados medicamente, pero es importante enfatizar que deben ser monitoreados de continuamente. Sin duda para tomar la decisión de realizar cirugía en un paciente con hemoabdomen, toda la información disponible deberá ser analizada cuidadosamente. En primer lugar deben descartarse causas de sangrado asociadas con coagulopatías, las cuales deben ser tratadas con métodos diferentes. De estas causas la más frecuente es la intoxicación con raticidas anticoagulantes. Por otro lado, se debe considerar que todo paciente con sangrado abdominal asociado con trauma penetrante debe ser explorado quirúrgicamente, así mismo los pacientes con neumoperitoneo, aquellos en los cuales hay evidencia de bilis en el espacio peritoneal, o peritonitis séptica; además cuando el sangrado abdominal se asocia con ruptura del diafragma. Cirugía de Control de Daños En la atención de los pacientes con traumatismo abdominal en humanos existe el criterio de ¨Control de daños¨ mediante el cual según las experiencias recientes puede reducirse la mortalidad hasta en un 50%, en casos de pacientes politraumatizados que se asocien con sangrado abdominal que no pueda ser controlado mediante métodos no quirúrgicos. La cirugía de Control de daños se refiere a la intervención en la cual se realiza de manera rápida el control de la hemorragia y la contaminación, se hace un cierre temporal del abdomen, se envía al paciente a la unidad de terapia intensiva para llevarlo a una condición fisiológica estable que permita en un tiempo quirúrgico posterior realizar la reparación definitiva de los órganos afectados. Algunos ejemplos de esto son las derivaciones intestinales temporales que se realizan en pacientes inestables o con peritonitis séptica y que después de ser llevados a una condición adecuados son sometidos a otra cirugía para anastomosar el intestino. Otra sería la derivación de la orina, en los casos de ruptura uretral, que igualmente después de la estabilización permite realizar la cirugía definitiva. Durante la cirugía se deben tener en cuenta las técnicas para controlar el sangrado abdominal como son el empaquetamiento con compresas quirúrgicas y las maniobras para controlar el flujo de sangre a los órganos que presentan sangrado con mayor frecuencia, como son el bazo y el hígado.
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