El justo Juan Apóstol Sergio Enríquez O. Guatemala, 08 de mayo del Año de la Misericordia Según Pr 24:16 LBA, siete veces cae el justo y se vuelve a levantar, sin embargo, los impíos caen en desgracia. Los justos han sido cambiados en su naturaleza y por ello tienen dentro de su corazón el deseo de agradar a Dios, aunque no estén bien, tarde o temprano regresarán y querrán levantarse. El pecado y la caída no son exactamente lo que nosotros consideramos como tales, Dios lo ve de diferente forma. Si nosotros consideramos nuestro corazón delante del Señor, siempre seremos deudores pues siempre fallamos. Los hombres que en la Biblia fueron llamados justos a pesar de que cayeron siete veces fueron: David, Lot, Noé, José (el esposo de María), Abraham, Abel, y el número siete fue Juan el Bautista. Ahora bien, si fueron siete justos y cayeron siete veces, esto nos da un total de 49 caídas, las cuales debemos examinar para ver si nosotros hemos estado cayendo en alguna de ellas. En Mr 6:20 LBA dice que hasta Herodes, siendo un hombre malo, le temía a Juan y lo protegía, porque era un hombre justo. Si nosotros somos santos y justos, Dios nos protegerá aunque tengamos a Herodes tras nosotros. El versículo de Mt 11:3 LBA nos relata la pregunta que Juan le manda a hacer a Jesús acerca de si Él era el mesías. En ese momento Juan estaba en la cárcel, a pesar de ser justo y santo, probablemente pensó que se había equivocado al reconocer a Jesús como el Cordero de Dios, ya que no hizo nada por sacarlo de la cárcel. Entonces aquí vemos una de sus caídas ya que, cuando llegó la prueba candente, titubeó de la revelación que había recibido. Podemos comparar esta situación con el principio del caminar cristiano, que después de aceptar al Señor algunos de nosotros empezamos a sufrir problemas y angustias, pero entendemos que muchas son las aflicciones del justo y que de todas ellas le librará el Señor. En la vida cristiana puede ser que lleguen problemas y que pensemos que Dios nos abandonó, entonces será probada nuestra fe. Debemos tener cuidado de no atribuirle despropósitos a Dios, pues todo lo que pasemos tiene un propósito. La caída de Juan, en este caso, fue dudar de lo que Dios ya le había mostrado. La forma en que Jesús le respondió a Juan fue con señales, es decir, que en ese momento sanó a muchos enfermos y luego envió a Sus discípulos a contarle esto a Juan. Pero Jesús se quedó hablando de Juan sin pronunciar un juicio sobre él, sino que habló bien de él, pues dijo que era el hombre más grande de los nacidos de mujer. El Señor le dio una oportunidad más. En medio de las pruebas es muy difícil no atribuir despropósitos a los sufrimientos, pero Dios es justo y jamás permitirá que nos pase algo que nos haga daño. Dios nos puede levantar de cualquier circunstancia. Él vendrá en nuestro auxilio y nos rescatará. Mt 3:4 LBA dice la forma en que Juan se vestía y lo que comía. El pelo de camello era una forma de provocarse molestia, semejante al silicio que algunos vestían para infringirse a ellos mismos dolor. Esto tipifica a muchos cristianos que creen que por su sufrimiento son más santos que los demás o, que van a encontrar la gracia de Dios mezclando el sufrimiento físico con la consagración, pero eso no es así. En Mt 9:14 LBA los discípulos de Juan le preguntan a Jesús, porqué sus discípulos no ayunaban, tratando de dar a entender que no eran tan santos como ellos se creían. Todo lo que hagamos para el Señor, debemos realizarlo por amor a Él y por el deseo de agradar Su corazón, y no así por apariencias, buscando el reconocimiento de la gente. Se debe ayunar guiado por el Espíritu Santo, no para que la gente nos mire y nos elogie. Otra caída de Juan fue que tenía discípulos propios aún después de recibir la revelación del Cordero de Dios, pues su propósito era presentarlo, no hacer su propio discipulado. Al conocer quién era el mesías prometido, debió seguirlo y hacer que los demás lo siguieran en lugar de continuar con su propio discipulado. Nosotros debemos ser parte del discipulado de Jesús, seguirle a Él. Si estos hombres justos cayeron, pecaron y tuvieron dudas, entonces nosotros también podemos caer. Dios ha derramado Su misericordia y da oportunidad para que, al igual que estos hombres, podamos levantarnos. No somos perfectos pero estamos en un período de reconstrucción, Dios perfeccionará Su obra en nosotros un día y llegaremos a cumplir el propósito por el cual estamos en esta tierra, para luego llegar a estar con Él. Redactado por: Hna. Ericka Pérez 1 Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo. www.ebenezer.org.gt
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