Preparando a la novia Apóstol Sergio Enríquez O. Segundo servicio Guatemala, 31 de mayo del Año de la Misericordia Sabemos que el que hace la obra de perfeccionamiento en nosotros es Dios, pero entendemos que en esto también tenemos responsabilidades que debemos asumir porque, si Dios hace la obra completamente sin nuestra participación, podría catalogarse como injusto que la haga en unos y en otros no. Uno de los ejemplos que podemos mencionar es la liberación, ya que para que un endemoniado sea libre, tiene que reconocer su condición, renunciar a ella y recibir la ministración necesaria. En la Biblia vemos como el endemoniado gadareno, al tener un momento de lucidez, corrió al Señor y pidió ayuda y fue liberado de su condición. Otro ejemplo sería que la Biblia dice que Dios pone el querer como el hacer, lo que quiere decir que nosotros tenemos que hacer algo. Al analizar las Escrituras nos damos cuenta que para presentar a la novia tenemos que tomar parte varios: El Señor, los ministros y la novia misma. En Ef 5:7 LBA vemos que el Señor se presenta a sí mismo a la novia, pero cuando leemos 2 Co 11:2 LBA Pablo dice que él presentará a la virgen pura delante de Cristo, lo que no constituye una contradicción sino un complemento porque Dios hace lo difícil y nos deja a los ministros participar. El tercer elemento sería que la novia misma se presente delante de Dios y esto lo vemos cuando el Señor nos dice en Mt 5:23-24 LBA que si cuando traemos una ofrenda al Señor y estando en el altar nos recordamos que nuestro hermano tiene algo contra nosotros, debemos dejar la ofrenda en el altar, ponernos a cuentas y luego regresar a presentar la ofrenda, aunque ya no la tengamos en las manos, es decir que nosotros también nos debemos presentar delante del Señor. Si hacemos lo que nos corresponde, todo nos ira bien. Debemos realizar nuestra parte. En ocasiones los ministros eluden esta responsabilidad diciendo a las ovejas que deben poner los ojos en Jesús y no en ellos, pero Pablo lo que dijo fue que debían seguirlo a él en lo que él imitaba a Cristo, es decir que estaba pidiendo que lo observaran, y según Hb 13:7 LBA considerar el resultado final de su conducta e imitar su fe, es decir que podamos imitar lo bueno. En este tiempo final debemos saber que cada uno daremos cuenta de lo que hicimos mientras estuvimos en el cuerpo (Ro 14:12) y también los ministros darán cuenta de las ovejas según Hb 13:17 LBA, porque el Señor ya dio cuentas de nosotros cuando murió y resucitó en nuestro lugar, por lo que es importante que veamos aquellas cosas que Él hizo porque en ellas nos dará participación a nosotros. En Hb 9:14 LBA vemos que el Señor se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios y nos purificará para poderle servir, es decir que si le servimos a Dios de acuerdo a Su voluntad, obtendremos muchos beneficios, uno de los cuales esta relatado en Isaías capítulo 54 cuando dice que nuestros hijos serán enseñados por Jehová, pero nuestra responsabilidad en esto es servirle con una conciencia purificada para que el acusador no tenga poder sobre nosotros. Debemos imitar al Señor ofreciéndonos a nosotros mismos, entregando las cosas que el Señor nos pueda pedir, aunque no sean cosas necesariamente malas, y también en cierta medida imitando a los ministros que nos guían porque ellos también han tenido que dejar cosas por servir al Señor. En Fil 2:2 LBA vemos otras cosa que el Señor hizo que nosotros podemos imitar; por ejemplo, ser siervo humillándose, por lo que nosotros también debemos ser humildes y no hablar solo grandezas de nosotros porque el que se ensalza será humillado. Otra cosa que el Señor hizo, según este verso, fue el ser obediente y esto también debemos imitarlo, porque Él fue obediente hasta la muerte. Luego en Ef 5:2 LBA observamos que el Señor se ofreció como fragante aroma, por lo que nosotros también debemos dar ese fragante aroma que es figura de todas nuestras acciones, que deben ser agradables delante del Señor. Si el Señor se ofreció como olor fragante, también el ministro debe darse así, y de la misma forma la novia, como el lirio de los valles que desprende su aroma. El lirio es una flor que al ser pisoteada, desprende su olor y este sirve como camuflaje a los siervos que huyen de una jauría. La Iglesia debe ser ese lirio que al ser machacado no permite que los perros devoren a quienes estén siendo perseguidos. Si anhelamos estar listos para la venida del Señor, en este tiempo final debemos seguir los pasos del Señor y tomar responsabilidad en nuestro perfeccionamiento para nuestro encuentro con el Amado. Redactado por: Nancy de Ávila 1 Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo. www.ebenezer.org.gt
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