Biomoléculas o del ¡cómo como! al ¿cómo comer? J. César Domínguez G., Emmanuel Flores Huicochea y Godelinda Melgoza P. Desde que nacen hasta su último instante de existencia los organismos vivos generan conjuntos de átomos de uno o más elementos que les permiten subsistir y reproducirse en el tiempo; a dichos grupos de átomos se les llama moléculas. Es claro que la materia inerte también está formada por átomos y moléculas, pero no son estas las que nos interesan. Así, una biomolécula es cualquier tipo de molécula orgánica producida por un organismo vivo. Existen cuatro grupos principales de biomoléculas: carbohidratos, lípidos, proteínas y los ácidos nucleicos. ¿Te parecen conocidos estos nombres? Seguro que sí, pues como lo habrás notado vienen en la tabla de información nutrimental de toooodos los productos que tienen envoltura: galletas, cereales, yogurts, papas fritas, agua, café, etc. Y justamente esos datos se colocan ahí porque los consumidores debemos tener la posibilidad de decidir si ingerimos un determinado alimento o no; así, conocer un poco más sobre las biomoléculas puede ayudarnos a tener una dieta más completa y balanceada y, en consecuencia, una mejor salud. Domínguez, G. J., Flores H. E. & Melgoza P.G. (2013). Biomoléculas o del ¡cómo como! al ¿cómo comer? [Versión electrónica], Ciencia Compartida, 6, 20-26.Recuperado el (día) del (mes) de (año), de (dirección electrónica). Nutrición en México Los organismos (multicelulares) requieren nutrientes para mantener sus funciones vitales y el proceso para obtenerlos se conoce como nutrición. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la nutrición como: “La ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada combinada con el ejercicio físico regular) es un elemento fundamental de la buena salud. Una mala nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental, y reducir la productividad”. últimas décadas, pues existe un incremento en la ingesta de grasas de poco más de 6.5% y la de carbohidratos pasó del 71.3 al 64% del total de la dieta diaria (ver Punto extra 1). En México se presentan los dos extremos de la nutrición: la desnutrición y la obesidad infantil; según datos de la UNICEF, la primera se presenta principalmente en la zona sur, en tanto que la obesidad se manifiesta más en el norte, aunque se extiende a lo largo del país. Además, la tendencia de suministro de energía alimentaria ha sufrido cambios en las Revisemos con más detalle algunas de las biomoléculas más importantes. Las grasas, también llamadas lípidos, conjuntamente con los carbohidratos representan la mayor fuente de energía para el organismo. Los lípidos se caracterizan por ser moléculas hidrofóbicas, es decir, no se pueden disolver en agua; sin embargo, sí son solubles en otro tipo de sustancias como el alcohol. En este punto es pertinente señalar que, de acuerdo con estadísticas de la FAO, la dieta de los mexicanos está constituida fundamentalmente de cereales, tubérculos y edulcorantes, que por cierto son una fuente importante de carbohidratos (ver Figura 3). Lípidos ¡no líquidos! ¿Para qué sirven los lípidos? Bueno, a nivel biológico desempeñan diferentes tareas, por lo que resultan indispensables para una alimentación saludable. Sus principales funciones son: almacenar energía, apoyar la estructura celular y facilitar reacciones químicas, en especial las relacionadas con las hormonas y con la vitamina D. Un buen ejemplo de lípidos es el ácido graso conocido como Omega-3, que es una forma de grasa poliinsaturada que el cuerpo obtiene de los alimentos. Se ha encontrado que esta grasa es benéfica para el corazón y entre sus efectos positivos se pueden mencionar: acciones antiinflamatorias y anticoagulantes, disminución de los niveles de colesterol y triglicéridos y la reducción de la presión sanguínea; esto tiene repercusiones fundamentales en el desempeño deportivo, una de las actividades comunes en la adolescencia. Estos ácidos grasos también pueden reducir los riesgos y síntomas de otros trastornos, incluyendo diabetes, accidente cerebrovascular, algunos cánceres, artritis reumatoide, asma, enfermedad intestinal inflamatoria, colitis ulcerativa y deterioro mental. Los tabiques de los que estamos hechos Las proteínas son esenciales en la química de la vida. Estas biomoléculas se emplean como Los elementos proteínicos constitutivos de cada célula son la clave de su estilo de vida. Cada tipo celular posee una distribución, cantidad y especie de proteínas que determina el funcionamiento y la apariencia de la célula. componentes estructurales de las células y tejidos, de manera que el crecimiento, la restauración y el mantenimiento del organismo dependen del abastecimiento adecuado de esas sustancias. Algunas de estas moléculas son muy especiales porque catalizan ciertas reacciones químicas que ocurren en los seres vivos; a estas proteínas se les llama enzimas. Los elementos proteínicos constitutivos de cada célula son la clave de su estilo de vida. Cada tipo celular posee una distribución, cantidad y especie de proteínas que determina el funcionamiento y la apariencia de la célula. Por ejemplo, una célula muscular difiere de otras en virtud de su notable contenido de proteínas contráctiles -como la miosina y la actina- a las que se debe en gran parte su apariencia y su capacidad de contracción. Otra clase de proteína es la hemoglobina -que se encuentra en los glóbulos rojos o eritrocitos- y que tiene la especializada tarea de transportar oxígeno, de ahí su importancia para la respiración.” Las proteínas desempeñan una gran variedad de funciones. Algunas actúan como hormonas; tal es el caso de la insulina (moderadora de glucosa en la sangre) o la calcitonina (que regula el metabolismo del calcio). También están aquellas que realizan el reconocimiento de señales químicas. Existen otras que se caracterizan por su acción transportadora, como la hemoglobina que mencionamos en el párrafo anterior. Desde luego, entre las proteínas más importantes se encuentran las que desempeñan una función estructural, como aquellas que componen los músculos, el esqueleto y los cartílagos. Por otro lado, existen proteínas que desarrollan acciones de defensa, de movimiento, de reserva, reguladoras, etc. Hidratos de carbono: ¡pura energía! Los carbohidratos -también conocidos como hidratos de carbono- son los componentes más abundantes de los alimentos y los más ampliamente distribuidos. Se encuentran en muy pocos alimentos de forma libre, ya que lo normal es que se integren en estructuras complejas o estén combinados con otras moléculas orgánicas. Por tener su origen en los procesos de fotosíntesis suelen abundar en alimentos de origen vegetal: cereales, leguminosas, tubérculos, verduras y frutas. No obstante, también se encuentran en alimentos de origen animal como la leche. A veces pueden estar presentes en los alimentos porque son la materia prima de los mismos; otras veces porque son sustancias que les han sido adicionadas a las formulaciones con algún fin tecnológico determinado. La principal función de los carbohidratos es proveer de combustible al cuerpo para realizar todas las actividades vitales. El organismo transforma estas moléculas en glucosa, principal fuente de energía para los procesos metabólicos. Los carbohidratos pueden ser absorbidos directamente en el intestino sin necesidad de ser degradados. Luego pasan al hígado, que es capaz de almacenarlos en forma de un derivado del azúcar llamado glucógeno. Este último es transformado continuamente en glucosa que pasa a la sangre y es consumida por todas las células del organismo. Otra cantidad de carbohidratos es transformada en grasas y se acumula en el organismo como tejido adiposo. y lignina) e insoluble en agua. El requerimiento diario de fibra actualmente considerado como óptimo por parte de nuestro organismo y para un índice de masa corporal normal es de 30 gramos. Se aconseja la ingestión de varios tipos de alimentos ricos en fibra en lugar de uno solo. Ciertos carbohidratos son conocidos como no glucémicos, como son la fibra dietaria y el almidón resistente. Se les llama de esta forma porque éstos no proporcionan energía a corto plazo, aunque producen gran variedad de efectos fisiológicos en el intestino grueso, y por ello vale la pena hablar un poco más sobre ellos. Los alimentos ricos en este tipo de fibra son: legumbres, verduras, fruta, cereales integrales, algas, avena, cebada y frutos secos, así como el salvado de avena. Además, estos alimentos nos aportan nutrientes muy importantes como vitaminas y minerales. Carbohidratos aliados de la báscula La fibra dietaria resulta ser una excelente “limpiadora” de nuestro organismo porque acelera el tránsito intestinal y disminuye el colesterol sanguíneo, entre otras funciones. Hay dos clases de fibras: la soluble (celulosa, hemicelulosa Con respecto al almidón resistente hay que señalar que se trata de un tipo de carbohidrato que resiste la digestión, por lo que alcanza el intestino grueso casi intacto, en donde efectúa sus funciones y sirve como sustrato a las bacterias intestinales. Los almidones resistentes tienen, entre otros beneficios, la generación de saciedad y la disminución de triglicéridos y colesterol, además de prevenir el cáncer de colon. Es posible encontrar este tipo de almidones en alimentos como plátano, frijol, yuca y mango. Resulta particularmente interesante el hecho de que en algunos casos la cocción y enfriamiento de algunos alimentos favorece sustancialmente la formación de almidón resistente, tal como ocurre con el maíz, los chicharos, las habas y los garbanzos. El Índice Glicémico, una alternativa para definir dietas Los investigadores han descubierto que un peso igual de diferentes tipos de carbohidratos no se metaboliza en forma similar. Por tal motivo se creó el Índice Glicémico (IG), el cual se utiliza para clasificar a los alimentos -una escala de 0 a 100- por la forma en que se metabolizan, tomando como parámetro el incremento en los niveles de azúcar que se producen después de su ingesta. Los alimentos con altos niveles de IG (mayor a 77 puntos) son aquellos que rápidamente se digieren, se absorben y resultan en una marcada fluctuación en los niveles de azúcar en sangre; en contraparte, los alimentos con bajos niveles de IG (menor a 55 unidades), en virtud de lento proceso de digestión y absorción, producen un incremento gradual en los niveles de azúcar e insulina en sangre, proporcionando efectos benéficos para la salud. Se ha demostrado que una dieta con IG bajo mejora los niveles de glucosa y lípidos en personas con diabetes (Tipo 1 y 2); también es útil para el control de peso porque ayuda a regular el apetito al proporcionar saciedad por periodos de tiempo más largos en comparación con alimentos de alto IG. Es importante destacar que una dieta con bajo IG también reduce los niveles de insulina y la resistencia de la misma. En 1999, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) recomendaron que las personas en los países industrializados debieran basar su dieta en alimentos con bajo nivel de IG para prevenir enfermedades coronarias, diabetes y obesidad. Adolescencia: el mejor momento para aprender a comer La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes transformaciones emocionales, sociales y fisiológicas, donde la alimentación cobra una especial importancia. Por ello es relevante evitar tanto el déficit nutritivo como los excesos, ya que ambos pueden ocasionar graves trastornos de la salud. En los últimos años la salud de los adolescentes ha sido tema de preocupación. Sedentarismo y nuevos hábitos de consumo han marcado la pauta en la alimentación de nuestros jóvenes. Para lograr una adecuada ingesta alimentaria se deben tomar en cuenta que las necesidades de energía están estrechamente relacionadas con el sexo, la edad y el nivel de actividad física. Por ello es conveniente evaluar y clasificar la actividad física (ligera, moderada o intensa) y consumir la cantidad y variedad adecuada de alimentos para satisfacer esos requerimientos. Algunos expertos sugieren que las necesidades de energía y proteínas de los adolescentes se expresen por unidad de estatura y no por peso o edad cronológica, como sucede con otros grupos de edad. Por ejemplo, se propone que para cubrir las necesidades proteínicas del crecimiento y el desarrollo de los tejidos, los varones consuman 0.3 gramos de proteínas por cada centímetro de estatura, y las mujeres de 0.27 a 0.29 gramos de proteínas por cada centímetro de estatura. ¡Buen provecho, jóvenes! Toda la información que hemos vertido aquí tiene la finalidad de aportar elementos para tomar mejores decisiones alimenticias, en particular en los adolescentes por las razones que ya expusimos. De esta forma, además de fijarnos en la ingesta de calorías, es necesario tomar en cuenta el Índice Glicémico de cada alimento, pues aquellas personas que van a realizar una actividad física intensa requieren alimentos con IG alto, mientras que los individuos con una vida que tiende a ser sedentaria deben basar su dieta en alimentos con IG medio o bajo, según sea el caso. Así, queremos finalizar este artículo dando un ejemplo de menú que bien podría consumir un estudiante mexicano promedio que no practica deporte de manera regular (entre corchetes colocamos su respectivo IG). Claramente esta es sólo una sugerencia y la variedad de platillos que se pueden elaborar es muy amplia, nada más es cuestión de dedicarle tiempo e interés. ¡A comer! • Desayuno • Leche de soya (sin azúcar) [30] • Pan integral 100 % con mermelada sin azúcar [45] • Café descafeinado o té ligero [0] Comida • Zanahoria cruda rallada [20] • Cordero asado [0] con lechuga [15] • Frijoles [30] • Fresas [25] Media Tarde • Peras [35] Cena • Sardinas en aceite de oliva [0] • Queso [30] • Café descafeinado o té ligero [0] Referencias • Argote, R. & Sotelo, A. (2011). Medición de fibra dietética y almidón resistente: reto para alumnos del Laboratorio de Desarrollo Experimental de Alimentos (LabDEA). Obtenido de www. journals.unam.mx/index.php/req/article/24239 • Baudi Dergal, S. (1999). Química de los alimentos. Naucalpan, Estado de México, México: • Longman de México. Británica, E. (14 de enero de 2013). Enciclopedia Británica. Human nutrition. 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