Reflujo gastroesofágico nocturno y alginatos La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es una condición muy común caracterizada por síntomas de regurgitación y pirosis retroesternal, que puede estar acompañada de otras manifestaciones múltiples y de compromiso del sistema respiratorio. El reflujo anormal y persistente de contenido gástrico hacia el esófago característico de la ERGE causa daño a la mucosa esofágica.1-3 El reflujo puede presentarse en cualquier momento durante las 24 horas del día; por esto, lo que se denomina reflujo nocturno no es más que la manifestación de la ERGE durante las horas de la noche, y típicamente se define por la presencia de despertares nocturnos debidos a la sensación de pirosis o de regurgitación ácida. Según Farup y colaboradores, cerca del 10% de la población general presenta manifestaciones de reflujo nocturno y el 74% de los pacientes con ERGE reporta síntomas nocturnos. Por su parte, Shaker y colaboradores encontraron que entre todos los pacientes con diagnóstico de ERGE de su estudio, el 79% reportaba episodios sintomáticos de reflujo nocturno y el 65% decía presentar tanto síntomas diurnos como nocturnos de forma concurrente.1,3 El reflujo nocturno se ha estudiado en detalle, pues hay factores fisiológicos y medioambientales que afectan la forma en la que se presenta; además, tiene el potencial de impactar de forma adversa la calidad de vida y la productividad laboral del paciente cuando afecta el descanso y el sueño. El 42% de los pacientes con ERGE y síntomas nocturnos reporta que no puede tener una noche de sueño completo; el 39% dice que tiene que tomar siestas durante el día; el 34% refiere que tiene que dormir en posición sentada; y el 27% reporta que su pareja también sufre las consecuencias de la alteración en el sueño.1-3 Durante la noche, cuando la persona está durmiendo, se presentan varios cambios fisiológicos que favorecen el daño asociado con reflujo; por ejemplo, hay reducción en la producción de saliva, lo que se asocia con reducción de la peristalsis esofágica y, por tanto, con aumento del tiempo de contacto del reflujo ácido con la mucosa esofágica. Así mismo, la presión del esfínter esofágico superior se reduce durante el sueño, lo cual se relaciona con un mayor riesgo de aspiración en pacientes con ERGE. Algunos de los estudios más tempranos mostraban que hay mayor número de episodios de reflujo durante la primera mitad del período en el que el cuerpo se encuentra en posición supina, situación que también tiene que ver con los períodos menores de tres horas entre la última comida y el tiempo de irse a la cama. Además, estudios en pacientes con esófago de Barrett mostraron que su mayor exposición ácida esofágica se concentró durante la noche. Igualmente, las personas que tienen hernia hiatal y aquellas con mayor índice de masa corporal tienen mayor riesgo de reflujo asociado con la posición supina.3 Se ha identificado que los pacientes que presentan episodios de reflujo nocturno tienen manifestaciones más graves y posibilidad de complicaciones de ERGE, como la esofagitis erosiva, las constricciones pépticas, el desarrollo de esófago de Barrett y el adenocarcinoma esofágico, en comparación con los pacientes con solo reflujo diurno; así mismo, presentan mayor predisposición a manifestaciones pulmonares, laríngeas y orofaríngeas.1-3 La relación entre ERGE y sueño es bidireccional; la presencia de pirosis nocturna despierta al paciente y produce fragmentación del sueño y, al mismo tiempo, la privación de sueño aumenta la hipersensibilidad esofágica, lo cual se convierte en un peligroso círculo vicioso que altera la calidad de vida.3 REDUCCIÓN AUMENTO REDUCCIÓN AUMENTO Investigaciones en el tema han llevado a corroborar que hay también un mayor riesgo para los pacientes con ERGE nocturno de presentar, de forma concurrente, enfermedades asociadas al sueño, como por ejemplo, la apnea obstructiva del sueño (OSA), la que, además, potencia otro círculo vicioso en el que la OSA induce la persistencia del reflujo.2,3 Gaddam y colaboradores presentaron recientemente los resultados de un gran estudio de cohorte de 908 pacientes con ERGE, en donde identificaron los factores de riesgo para presentar reflujo nocturno y la asociación con la intensidad de la enfermedad. En esta cohorte de pacientes con diagnóstico confirmado de ERGE, se encontró que el 73,2% reportó síntomas nocturnos; en el análisis multivariado se halló que entre los factores que tenían mayor asociación con la presencia de síntomas nocturnos se encontraban la pirosis severa, la presencia diaria de pirosis y/o regurgitación, una evolución de la enfermedad de más de cinco años y la presencia de hernia hiatal.1 nocturno El objetivo del tratamiento de la ERGE es reducir el tiempo en el que el esófago está expuesto al contenido ácido del estómago, para así evitar el daño en la mucosa y las complicaciones asociadas con ERGE. El tratamiento ideal es aquel que logre reducir al mínimo la regurgitación ácida durante las 24 horas del día. Para esto, lo más efectivo es hacer una combinación de estrategias no farmacológicas y farmacológicas. Las estrategias no farmacológicas de estilo de vida deben incluir: el control del peso corporal, una dieta sana, evitar los períodos posprandiales en decúbito, aumentar a un mínimo de 3 horas el tiempo entre la última comida del día y el momento de acostarse, etc. Además, en los casos en que esté indicado el manejo quirúrgico, este debe hacerse, y el paciente debe continuar con los hábitos de estilo de vida saludable, combinados con la medicación cuando esté indicada. Entre las opciones farmacológicas, se puede usar monoterapia o terapia combinada; hasta el momento, los inhibidores de la bomba de protones se consideran el estándar; pero tienen algunos inconvenientes, como la presencia de resistencia a sus efectos en algunos pacientes, la necesidad de dosis altas en otros casos, la interacción con otros medicamentos (p. ej., con el clopidogrel) y el desarrollo de reacciones adversas, particularmente con el uso a largo plazo, como las alteraciones en la densidad mineral ósea o en la absorción de ciertos nutrientes.4,5 Por esto, los pacientes deben tener alternativas que sean igualmente efectivas con el mínimo de riesgos. Para que un tratamiento tenga efectividad en pacientes con ERGE y con síntomas nocturnos, se requiere que funcione durante el día y la noche. Si no se orienta el tratamiento para que actúe las 24 horas del día, se pierde la eficacia de la terapia a largo plazo y el paciente continúa en alto riesgo de presentar complicaciones por su reflujo nocturno. El tratamiento con alginato (Gaviscon®) es una buena opción para mantener una terapia efectiva durante las 24 horas, dado que es un medicamento con buen perfil de tolerabilidad; puede usarse a demanda y de forma posprandial, incluso después de la última comida del día y antes del momento de irse a la cama; el alginato, que permanece en el contenido gástrico formando una balsa flotante, logra prevenir los episodios de reflujo durante la noche y evita el contacto del material ácido gástrico con la pared esofágica.6,7 En un reciente estudio multicéntrico aleatorizado, doble ciego, de doble simulación, de no inferioridad, publicado en 2012, se comparó el uso de Gaviscon® en suspensión (10 mL cuatro veces al día: después de las tres comidas principales y al momento de irse a la cama) contra un inhibidor de la bomba de protones (tratamiento estándar de ERGE), en este caso omeprazol, en dosis de 20 mg en la mañana. Fueron reclutados 278 pacientes y se hizo un seguimiento durante 14 días; se encontró que Gaviscon® fue capaz de lograr períodos de 24 horas libres de dolor, algo similar a lo que se obtiene con omeprazol. Pouchain y colaboradores, los autores de este estudio, concluyen que Gaviscon®, al igual que omeprazol, logra un período de 24 horas libre de pirosis; por tanto, constituye una alternativa efectiva para el tratamiento de pacientes con ERGE.8 Referencias 1. Gaddam S, Maddur H, Wani S, Gupta N, Singh M, Singh V, et ál. Risk factors for nocturnal reflux in a large GERD cohort. J. Clin. Gastroenterol. 2011; 45(9):764–8. 2. Emilsson ÖI, Janson C, Benediktsdóttir B, Júlíusson S, Gíslason T. Nocturnal gastroesophageal reflux, lung function and symptoms of obstructive sleep apnea: Results from an epidemiological survey. Respiratory Medicine. 2012; 106(3):459–66. 3. Fass R. Effect of gastroesophageal reflux disease on sleep. Journal of Gastroenterology and Hepatology. 2010; 25:S41–S44. 4. Johnson DA. Safety of proton pump inhibitors: current evidence for osteoporosis and interaction with antiplatelet agents. Curr Gastroenterol Rep. 2010; 12(3):167–74. 5. Sheen E, Triadafilopoulos G. Adverse Effects of Long-Term Proton Pump Inhibitor Therapy. Digestive Diseases and Sciences. 2011; 56(4):931–50. 6. Hershcovici T, Fass R. Pharmacological management of GERD: where does it stand now? Trends in Pharmacological Sciences. 2011; 32(4):258–64. 7. Dettmar PW, Hampson FC, Taubel J, Lorch U, Johnstone LM, Sykes J, et ál. The suppression of gastro-oesophageal reflux by alginates. Int. J. Clin. Pract. 2007; 61(10):1654–62. 8. Pouchain D, Bigard M-A, Liard F, Childs M, Decaudin A, McVey D. Gaviscon® vs. omeprazole in symptomatic treatment of moderate gastroesophageal reflux. a direct comparative randomised trial. BMC Gastroenterology. 2012; 12(1):18. Este material tiene derechos reservados © 2012 por P.L.A. Export Editores S.A. 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