por más razón que tengas, si tu tono no es respetuoso, “no tienes

POR MÁS RAZÓN QUE TENGAS, SI TU TONO NO ES RESPETUOSO,
“NO TIENES RAZÓN”
(Por Loren Garibi)
Leyendo sobre las habilidades que necesitan nuestros niños en el siglo XXI, el autocontrol tiene un lugar muy
importante, es decir, el poder controlar los impulsos y poner un espacio entre lo que nos molesta y la forma en
que reaccionamos.
Esto no es nuevo para nosotros, lo tenemos claro en fórmulas sencillas como el “contar hasta diez antes de
actuar”. Cuando reaccionamos más allá de lo esperado ante algo que nos causa enojo, necesitamos darnos
tiempo para entrar en nosotros mismos y profundizar, buscando las causas de nuestra reacción. Conocernos
a nosotros mismos nos ayuda a no “engancharnos”, y a estar en control de nuestras respuestas.
Esa
capacidad de hacer “pausa” la practicamos niños y adultos en meditación.
El tema que trabajamos con Tania y Anaíd en nuestra capacitación de agosto fue la asertividad, centrándonos
en una disciplina con firmeza y respeto, en la que se disfrute de libertad con límites claros y posibilidad de
elecciones aceptables.
Los adultos que trabajamos con niños o adolescentes necesitamos estar alertas a mantener nuestras
emociones controladas para lograr transmitir los límites en forma inteligente. Me encantó una frase que leí en
Internet: “Por más razón que tengas, si tu tono no es respetuoso, no tienes razón”.
Necesitamos estar conscientes de lo que podemos estar haciendo mal, estimulando en nuestros niños las
conductas que quisiéramos cambiar. Si ponemos atención sólo a lo negativo, reforzamos estas conductas,
pues nuestros niños quieren nuestra atención, y si esa es la forma en que la consigan, la buscarán. El señalar
sólo lo que “no se hace” no les ayuda a entender las alternativas para actuar de una forma diferente y
aceptable. Se tienen mejores resultados señalando también lo que “sí se hace”. Al corregir algo mostrando
“cómo se hace”, expresamos nuestra confianza en que pueden hacerlo de una mejor manera, y les damos
herramientas para lograrlo.
Retar a un niño es invitarlo, sobretodo si es de carácter fuerte, a aceptar el reto, peleando o ignorando lo que
le pedimos; o si tiene un carácter tranquilo, el reto lo puede llevar a entrar en una batalla pasiva. En un
Congreso de la Asociación Montessori Mexicana, la ponente comentó que el aprendizaje es más rápido y firme
cuando se adquiere en un acto de libre voluntad. Recuerdo que nos exhortaba con una frase que decía:
“¡salte del ring!”, implicando que engancharse en argumentos o peleas, no corresponde a un adulto y a un
niño. Hablar a solas cuando la emoción ya está bajo control, y en plan de negociar o aclarar puntos, permite
poner el límite sin dañar la relación. Es importante dar el tiempo necesario para que el niño rectifique su
conducta y conserve su dignidad.
Como en todo, los adultos debemos trabajar en esto para ser un buen modelo para nuestros niños.
**El siguiente aviso está dirigido a las familias que profesen la religión cristiana, con el debido respeto
a toda la diversidad cultural y religiosa de nuestra comunidad, y es compartido por Loren Garibi,
Coordinadora de Preescolar**