El entrenamiento y la práctica de los grupos vitales

El entrenamiento y la práctica de los grupos vitales
CONTENIDO
Una palabra de introducción
Mensaje uno: Ser vitalizados
Mensaje dos: Los tres enemigos actuales
Mensaje tres: Cómo dar comienzo a un grupo vital 39
Mensaje cuatro: ¿En qué condición se encuentra un grupo vital hoy?
Mensaje cinco: La necesidad de que haya una nueva generación
Mensaje seis: Debemos edificar el hábito de visitar a otros
Mensaje siete: En el recobro del Señor hoy es necesario desarrollar el hábito de
visitar a otros 73
9. Mensaje ocho: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te
alumbrará Cristo
10.
Mensaje nueve: Tener poco poder y tener contacto constantemente con
otros
11. Mensaje diez: Nuestra necesidad de levantarnos y actuar
12.Mensaje once: Permanecer en el Señor y andar conforme al espíritu para que
fluyan ríos de agua viva 113
13.Mensaje doce: La labor de amor
14.Mensaje trece: Entrar por la puerta estrecha y andar por el el camino angosto
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
PREFACIO
Este libro se compone de los mensajes dados por Witness Lee en Anaheim, California,
entre el 25 de agosto y el 15 de diciembre de 1993.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
UNA PALABRA DE INTRODUCCION
LOS GRUPOS VITALES
Y LOS VENCEDORES
Lectura bíblica: Gn. 2:9; 12:7; Ex. 3:8a; Mt. 21:43; Jn. 3:16; 1 Co. 1:9; Jn. 15:2a; Ap.
5:6; Fil. 1:19b; Ef. 1:23; 3:19b; 4:12-13; Ap. 20:4, 6; Mt. 25:21, 23; 24:51a
En esta serie de mensajes, queremos hablar acerca de los grupos vitales. Para ver la
importancia de los grupos vitales, necesitamos un entendimiento claro de toda la Biblia.
I. EL MOVER DE DIOS
EN LA TIERRA PARA LLEVAR
A CABO SU ECONOMIA ETERNA
La Biblia es un libro escrito por Dios mismo, y El es el Dios vivo y dinámico. El tiene Su
deseo profundo y Su propósito, así en la eternidad pasada hizo una economía para
lograr algo para Sí mismo. Si a la luz de Dios leemos con esmero los sesenta y seis libros
de la Biblia, veremos claramente que el mover de Dios en la tierra para llevar a cabo Su
economía eterna sólo consiste de cuatro etapas. Primero se lleva a cabo mediante la raza
de Adán; en segundo lugar, mediante la raza de Abraham; en tercer lugar, por medio de
la iglesia; y en cuarto lugar, mediante los vencedores. Las primeras tres etapas no son mi
mayor carga, sino la última. Todos los siguientes mensajes tratarán de esta última etapa,
el mover de Dios por medio de los vencedores.
A. Mediante la raza adamítica
El mover de Dios en la tierra para llevar a cabo Su economía eterna se realizó primero
mediante la raza de Adán.
1. Con el árbol de la vida como el centro y la meta
El mover de Dios mediante la raza de Adán tenía el árbol de la vida como su centro y su
meta (Gn. 2:9). En cada etapa del mover de Dios en la tierra, hay un centro definido y
una meta específica. En la primera etapa, el árbol de la vida es el centro y la meta. En
realidad, este árbol es una señal de Dios mismo como nuestra vida.
2. La intención de Dios
a. Que el hombre lo recibiera como vida
La intención de Dios era que el hombre lo tomara como vida. Dios creó al hombre y lo
puso delante del árbol de vida, lo cual indicaba que era bueno que el hombre tomara del
árbol y comiera (Gn. 2:9). Así el hombre podría haber tenido a Dios como su vida.
b. Ser uno con el hombre en una unión orgánica
Dios quería una unión orgánica con el hombre. Podemos decir que somos uno con cierta
persona, pero no podemos tener una unión orgánica. Dios quería ser uno con el hombre
en una manera particular, en una unión orgánica.
c. Tener entre los seres humanos un Cuerpo
que fuera la expresión corporativa del Dios Triuno
La intención de Dios era tener entre los seres humanos un Cuerpo que fuera la
expresión corporativa del Dios Triuno (Ef. 1:23). Desde la primera página de la Biblia,
Dios se reveló como el Dios Triuno, el cual necesita tener un Cuerpo que le manifieste
como Su expresión corporativa.
3. El fracaso del hombre
a. Fue distraído de la línea
de la vida ordenada por Dios
El hombre fracasó siendo distraído de la línea de la vida ordenada por Dios (Gn. 3:24)
para seguir otra línea, representada por el árbol del conocimiento del bien y del mal.
Estos dos árboles representan dos fuentes, dos líneas y dos centros con dos metas.
b. Se hizo carne
Debido a su fracaso, el hombre no sólo se hizo pecaminoso o mundano, sino que se hizo
carne (Gn. 6:3a).
4. El juicio de Dios
Después del fracaso del hombre, vino el juicio de Dios.
a. Primero con agua, luego con fuego
Dios juzgó a la raza caída primero con agua, por medio del diluvio en los tiempos de Noé
(Gn. 6:17), y luego con fuego desde los cielos para consumir Sodoma y Gomorra (19:2425).
b. Para destruir la raza caída
El resultado final fue que Dios destruyó la raza caída. No pudo lograr Su meta con Adán
y sus descendientes, así que acudió a otra raza.
B. Mediante la raza de Abraham
1. Con la buena tierra como el centro y la meta
Con la raza de Abraham, Dios tomó la buena tierra como centro y meta (Gn. 12:7; Ex.
3:8a). Desde Génesis 12 hasta el final de Malaquías, el centro y la meta son la buena
tierra. La buena tierra es un tipo completo y pleno del Cristo todo-inclusivo.
2. La intención de Dios
a. Tener en la tierra un pueblo que sea uno con El
La intención de Dios era tener en la tierra un pueblo que fuera uno con El.
b. Llevar a cabo Su economía para que Cristo sea
introducido en la humanidad mediante la encarnación
Dios quería tener un pueblo que fuera uno con El para llevar a cabo Su economía a fin
de que Cristo fuera introducido en la humanidad mediante la encarnación. Si no hubiera
existido tal lugar como la buena tierra donde el pueblo de Dios pudiera haber vivido,
Cristo no podría haber entrado en la humanidad por medio de la encarnación. Para
entrar en la humanidad, El necesitaba tener un pueblo, y para que existiera tal pueblo,
se necesitaba la tierra.
c. Tomar, poseer y disfrutar de la buena tierra
como tipo completo de Cristo
La intención de Dios con la raza de Abraham era que ellos tomaran, poseyeran y
disfrutaran de la buena tierra como un tipo completo de Cristo antes de que Cristo
viniera como hombre.
3. El fracaso de Israel
a. No entrar en la meta de Dios: la buena tierra
Los descendientes de Abraham también fracasaron. Primero no entraron en la meta de
Dios, la buena tierra (Nm. 14). La buena tierra estaba delante de ellos, y podían haber
entrado en ella, pero no pudieron. Esto muestra que Cristo está listo para que la gente
entre en El, pero hoy día muy pocos quieren entrar en Cristo.
b. No tomar y poseer la buena tierra
por no haber destruido a los cananeos
Israel también fracasó al no tomar y poseer la buena tierra por no haber destruido a los
cananeos (Jos. 13:1-7). Muchas personas, asuntos y cosas en la tierra frustran a la gente
para no tomar a Cristo. Tales cosas están tipificadas por las siete tribus de cananeos que
habitaban la buena tierra e impidan la posesión de Israel. Los israelitas debían haber
sido valientes, confiando en Dios para destruir a todos esos cananeos, pero fracasaron.
c. No disfrutar de la buena tierra
por no andar con Dios
Finalmente, bajo el liderazgo de Josué, los israelitas entraron en la buena tierra, pero no
siguieron disfrutando de la buena tierra porque no andaban con Dios (Jue. 2:11-15). Los
libros históricos del Antiguo Testamento, de Josué a Ester, detallan cómo entrar en la
buena tierra, cómo tomarla, cómo poseerla y cómo permanecer allí. El libro de Rut nos
muestra que el esposo de Noemí, Elimelec, se apartó de la buena tierra para entrar en la
tierra de Moab. Dejó el disfrute de la buena tierra y fue castigado por Dios, quien le dio
muerte junto con sus dos hijos. Luego Noemí se levantó para regresar. Esto muestra que
hoy muchos cristianos entraron en Cristo, se quedaron en Cristo algún tiempo, pero
luego se apartaron de El.
4. El juicio de Dios
a. Vagaron en el desierto
Dios los juzgó primero haciendo que vagaran por el desierto cuarenta años. En aquella
época, murió la primera generación de aquellos que salieron de Egipto y éstos quedaron
postrados en el desierto (1 Co. 10:5).
b. Fueron oprimidos por los cananeos que quedaron
Finalmente, los hijos de Israel entraron en la buena tierra, pero no echaron fuera a todos
los habitantes. No destruyeron por completo a los cananeos, y los cananeos que
quedaron vinieron a ser un gran problema para ellos. Frecuentemente los israelitas
fueron oprimidos por estos cananeos.
c. Fueron capturados y sojuzgados
Dios también los juzgó permitiendo que fueran capturados y sojuzgados por los asirios,
los babilonios, los persas, los griegos y los romanos.
d. Fueron esparcidos por las naciones de todo el mundo
Dios los juzgó más, haciendo que fueran esparcidos a las naciones por todo el mundo.
e. Fueron abandonados por Dios
Finalmente, Israel fue abandonado por Dios. El Señor les dijo que los abandonaría y que
les quitaría el reino y lo daría a la iglesia (Mt. 21:43).
f. Impidió que disfrutaran de la buena tierra
Abandonado por Dios, Israel no pudo disfrutar de la buena tierra. Todos los libros
históricos del Antiguo Testamento son un relato detallado de cómo podemos tomar a
Cristo, poseer a Cristo, permanecer en el disfrute de Cristo como la buena tierra. El
Nuevo Testamento no nos muestra el disfrute de Cristo con tanto detalle como lo
muestra la tipología del Antiguo Testamento.
C. Mediante la iglesia
Dios no pudo lograr Su propósito con la raza de Abraham, así que acudió a la iglesia.
1. Con el único Cristo como el centro y la meta
El Cristo único es el centro y la meta del mover de Dios por medio de la iglesia (Jn. 3:16;
1 Co. 1:9).
2. La intención de Dios
a. Producir la iglesia como Cuerpo de Cristo
para la expresión corporativa del Dios Triuno procesado
La intención de Dios es producir la iglesia como Cuerpo de Cristo para la expresión
corporativa del Dios Triuno procesado (Ef. 1:23; 3:19b).
b. Para la consumación de la Nueva Jerusalén
La edificación de la iglesia tiene como fin completar, consumar, la edificación de la
Nueva Jerusalén. Mientras edificamos la iglesia, avanzamos hacia una meta, y esta meta
es la Nueva Jerusalén.
3. El fracaso de la iglesia
a. Fue distraída de disfrutar a Cristo
La iglesia fracasó porque fue distraída del disfrute de Cristo (Gá. 1:6; 4:9). El
cristianismo de hoy ni siquiera tiene el término “disfrutar a Cristo”. Muchos cristianos
son fundamentalistas, pero no saben en lo más mínimo lo que significa disfrutar a
Cristo.
b. Pasó a ser un cristianismo mezclado
La iglesia fracasó hasta el punto de hacerse un cristianismo mezclado (Mt. 13:33; Col.
2:20-21). En Mateo 13:33 el Señor Jesús profetizó que esto sucedería. En este versículo
El habló acerca de una mujer que puso levadura en harina fina. La flor de harina de la
ofrenda de harina representa a Cristo como alimento para Dios y el hombre, pero el
cristianismo ha mezclado levadura con la harina fina. La levadura incluye el pecado, el
mundo, la carne, Satanás y todas las cosas caídas y negativas.
Ciertamente el cristianismo es una mezcla. Ellos tienen la Biblia; tienen el nombre de
Dios; tienen a Cristo; y predican el evangelio básico de que Cristo murió en la cruz por
nuestros pecados. Pero hay muchas cosas antibíblicas, prácticas paganas, doctrinas
heréticas y cosas malignas mezcladas con las enseñanzas de Cristo para leudar a todo el
contenido del cristianismo. El cristianismo actual es una mezcla impura. Una de las
mezclas más grandes son las denominaciones. La posición de todas las denominaciones
ha sido condenada y rechazada por Dios (véase 1 Co. 1:12-13 y la nota 121; Ap. 3:8 y la
nota 83, en Recovery Version).
4. El juicio de Dios
a. Condena a la iglesia caída
El juicio de Dios condena a la iglesia caída. El Nuevo Testamento está lleno de
reprensiones de Dios por la iglesia decaída.
b. Impide que la iglesia deformada disfrute a Cristo
El juicio de Dios también impide que la iglesia deformada disfrute a Cristo (Jn. 15:2a).
El cristianismo actual no ha permanecido en la forma original de la iglesia, por eso está
deformada. Entre las siete iglesias mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, una era Laodicea.
El Señor Jesús no estaba en esa iglesia laodicense. Estaba afuera, tocando a la puerta
(Ap. 3:20). Esto significa que la iglesia en degradación no puede participar del disfrute
de Cristo.
c. Permite que los vencedores se levanten
El juicio de Dios contra la iglesia caída y deformada tiene como fin permitir que los
vencedores se levanten. En el mover de Dios mediante la raza de Adán, la raza de
Abraham, y luego la iglesia, fue un fracaso. No obstante, el juicio de Dios tenía como fin
levantar a los vencedores. Esta es la razón por la cual existe el último libro de la Biblia,
Apocalipsis. En el libro de Apocalipsis se encuentra el llamamiento único de la Cabeza,
Cristo, a Sus discípulos para que sean Sus vencedores. Al final de cada una de las siete
epístolas a las iglesias en Apocalipsis 2 y 3, la Cabeza, Cristo, llama a los vencedores. El
repite este llamamiento siete veces (Ap. 2:7, 11, 17, 26-28; 3:5, 12, 20-21). El libro de
Apocalipsis no es meramente un libro que nos habla de las bestias o de los tres años y
medio de la gran tribulación. El libro de Apocalipsis es un libro para los vencedores.
Necesitamos prestar mucha atención al llamamiento del Señor para con los vencedores.
D. Mediante los vencedores
El mover de Dios en la tierra para el cumplimiento de Su economía se lleva a cabo por
medio de los vencedores. Este mensaje habla acerca de los grupos vitales y los
vencedores. Los grupos vitales deben componerse de personas vencedoras.
1. Con el Cristo pneumático
como el centro y la meta
Dios actúa mediante los vencedores para llevar a cabo Su economía con el Cristo
pneumático como el centro y la meta (Ap. 5:6; Fil. 1:19b). El término Cristo pneumático
significa que en la etapa final del mover de Dios, Cristo fue hecho el Espíritu todoinclusivo. Apocalipsis 5:6 revela que el Espíritu siete veces intensificado son los ojos de
Cristo. Los ojos de una persona son uno con la persona, y esa persona se expresa por los
ojos. Cristo es expresado plenamente por Sus siete ojos, y Sus siete ojos son el Espíritu
siete veces intensificado. Esto hace de Cristo el Cristo pneumático, el Cristo que es el
Espíritu compuesto, consumado y todo-inclusivo. Filipenses 1:19b menciona la
abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. El Espíritu de Jesucristo es Cristo
mismo, y este Cristo pneumático tiene la suministración abundante. El es todoinclusivo; El es rico; El es abundante en Su suministración. Este es el Cristo de la era de
los vencedores.
Necesitamos darnos cuenta de la era en que estamos. No estamos simplemente en la era
de la iglesia. Estamos en la iglesia, pero estamos en la era de los vencedores. Para ser
vencedores, necesitamos conocer los siete elementos básicos del recobro de Dios. Dios
hizo que Cristo sea el Cristo pneumático como el centro y la meta en el recobro de siete
cosas.
a. La participación del Dios Triuno procesado
El primer punto crucial de los elementos principales del recobro del Señor es la
participación del Dios Triuno procesado. Necesitamos disfrutar y participar del Dios
Triuno quien pasó por los procesos de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la
resurrección y la ascensión. Estos son los procesos del Dios Triuno, y hoy lo disfrutamos
según las palabras de Pablo en 2 Corintios 13:14: “La gracia del Señor Jesucristo, el
amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. No sólo el
Padre, el Hijo y el Espíritu, sino también el amor, la gracia y la comunión están con
nosotros. El es amor, llegó a ser la gracia y es gracia para con nosotros mediante la
comunión del Espíritu. Estos son Sus procesos. Hoy día disfrutamos y participamos de
tal Dios Triuno.
b. El rico disfrute del Cristo todo-inclusivo y extensivo
El segundo punto crucial de los elementos principales del recobro del Señor es el rico
disfrute del Cristo todo-inclusivo y todo-extensivo.
c. La experiencia plena
del Espíritu compuesto y consumado
Hoy día los cristianos conocen los términos Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, pero
muy pocos saben que hoy día el Espíritu de Dios es el Espíritu compuesto y consumado.
d. El vivir absoluto por la vida eterna
Los vencedores también están para recobrar el vivir absoluto por la vida eterna. Los
cristianos poseemos vida humana y vida divina. El problema consiste en cuál vida
llevamos. Debemos vivir por la vida divina, pero en lugar de eso, la mayor parte del
tiempo vivimos por nuestra vida humana. Cuando las hermanas van de compras, ¿lo
hacen por la vida divina? ¿Nos peinamos en conformidad con la vida divina? ¿Los
ancianos llevan a cabo sus responsabilidades por la vida humana o por la divina? Si los
ancianos llevaran su función sólo en un cincuenta porciento por la vida divina, eso sería
magnífico. Siempre me pregunto en casa, al tratar con mi esposa, al tener contacto con
mis nietos y al hablar con los santos: ¿hago esto por la vida divina o sólo por mi propia
vida?
Tenemos que aprender a hacer algo más elevado que conducta ética, como no enojarse
al ejercer la paciencia no debemos enojarnos. Algunas personas ancianas han aprendido
a ser pacientes. No les es muy fácil enojarse, pero su paciencia no proviene de la vida
divina. En contraste, debemos ejercitar nuestro espíritu para restringir nuestro enojo
por medio de la vida divina. Debemos vivir por la vida divina. En la vida divina no hay
enojo.
Es posible que nos portemos bien en la reunión, pero tal vez lo hacemos aplicando
mucho cuidado y no la vida divina. Digo esto porque después de la reunión muchas
personas dejan de ser cuidadosos en su manera de hablar y de conducirse. Por esta
razón necesitamos el vivir absoluto por la vida eterna.
e. La edificación del Cuerpo de Cristo
No estamos aquí para estudiar ni para trabajar y ganarnos la vida. Ni siquiera estamos
aquí para edificar “nuestra” iglesia. Estamos aquí para la edificación del Cuerpo de
Cristo. Muchos de los ancianos son egoístas con respecto a su propia iglesia, pero tal vez
no tengan la carga de edificar el Cuerpo de Cristo. Si edificamos la iglesia en Anaheim, lo
debemos hacer para la edificación del Cuerpo de Cristo. La edificación de las iglesias
locales debe tener como fin la edificación del Cuerpo de Cristo.
f. La práctica de las iglesias en el terreno local
La Biblia, el Nuevo Testamento, nos muestra claramente que cada ciudad debe tener
una sola iglesia, tal como un esposo debe tener una sola esposa (Ap. 1:11; Hch. 8:1; 13:1).
Pero considere la situación actual. En todas las ciudades hay un “mercado eclesiástico”.
En la rebelión reciente, a los hermanos divisivos no les importaba la gravedad de la
división que habían creado. Debe haber “una ciudad, una iglesia; un esposo, una
esposa”. Si tenemos más de una iglesia en una ciudad, cometemos fornicación espiritual.
g. Guardar la unidad del Cuerpo de Cristo
El último punto crucial de los elementos principales del recobro del Señor es guardar la
unidad del Cuerpo de Cristo. Los disidentes que participaban en el desacuerdo reciente
han abandonado esta verdad. Aun si sus acusaciones fueran ciertas, no les daría el
derecho de crear una división. Esto no justificaría sus acciones divisivas. A pesar de la
situación, un esposo no debe divorciarse de su esposa. Ni siquiera la separación está
bien. Debemos ser diligentes para guardar la unidad del Cuerpo de Cristo.
2. La intención de Dios
a. Dar consumación
a la edificación del Cuerpo de Cristo
En la era de los vencedores, la intención de Dios es consumar la edificación del Cuerpo
de Cristo (Ef. 4:12-13). Los vencedores del Señor deben poner toda su atención en la
edificación del Cuerpo de Cristo. Hoy día los cristianos están divididos porque no les
importa la edificación del Cuerpo de Cristo; sólo les importa su propia obra pequeña. Si
queremos edificar solamente nuestra iglesia local, no podemos ser vencedores.
Un vencedor es alguien que vence las divisiones. Es fácil ser divisivo. Si dos personas
sienten odio el uno por el otro, les es fácil reunirse en lugares distintos. Pero quedarse
juntos muchos años es difícil. Divorciarse es fácil; separarse es fácil; pero seguir juntos
en un matrimonio continuo no es muy fácil. Este es el significado de guardar la unidad.
Tal vez usted sea muy amable para con cierto hermano responsable, pero si tal hermano
le hablara con franqueza, tal vez usted se ofendería. Tal vez no dejaría la iglesia, pero
tampoco hablaría con ese hermano. Esta es una división oculta. Para guardar la unidad,
hay que vencer todas las cosas negativas.
b. Para introducir la Nueva Jerusalén
Edificamos el Cuerpo de Cristo para introducir la Nueva Jerusalén (Ap. 2:7b; 3:12).
3. El triunfo de los vencedores
Los vencedores son las personas que triunfan en la economía de Dios, y queremos ver en
qué consiste su triunfo.
a. Ser vitales: vivir en contra de la muerte de Sardis
y ser activos en contra de la tibieza de Laodicea
Un cristiano adecuado debe ser vital. Ser vital quiere decir estar vivo y activo. Ya que soy
hombre, debo creer en Cristo. Si soy cristiano, debo estar en el recobro. Si estoy en el
recobro, debo ser vital. Si no somos vitales, podemos estar en la iglesia, pero no
figuramos entre los vencedores. Un vencedor es una persona vital.
En las siete epístolas de Apocalipsis, el Señor condenó la iglesia en Sardis por su
condición muerta. El Señor dijo que en Sardis no había nada vivo; todo estaba muriendo
(3:1-2). Es posible asistir a todas las reuniones de la iglesia regularmente pero estar
moribundo y no ser vital. La iglesia en Laodicea era tibia. Los que son tibios no están
activos. No hacen nada. Ser vital es vencer tanto la muerte de Sardis como la tibieza de
Laodicea. Puede ser que toda la iglesia donde estamos sea como Sardis, pero esto no
quiere decir que debemos dejarla. Tal vez digamos que nuestra iglesia está muy muerta
y que queremos tener una iglesia viviente. Pero en toda la tierra, no hay ninguna iglesia
completamente viviente. Puede ser que la iglesia esté muriendo, pero necesitamos
permanecer allí para vencer la muerte.
1) Salvar pecadores
para que sean miembros de Cristo
Tenemos que ser vitales en cuatro áreas. Primero, debemos ser vitales salvando
pecadores para que sean miembros de Cristo. Si no damos fruto y somos estériles,
estamos derrotados y no somos vencedores. Para ser vencedor, hay que primero vencer
la esterilidad. Como mínimo debemos producir uno o dos nuevos creyentes como fruto
cada año.
Algunos me dijeron que probaron la práctica de tocar puertas por tres semanas o tres
meses y se dieron cuenta de que no funcionaba. Pero necesitamos probarlo por tres años
antes de decir que no sirve contactar a la gente para predicarles el evangelio.
Necesitamos salir por dos horas una vez por semana, cincuenta y dos veces por año,
para ponernos en contacto con pecadores. A veces no será necesario salir directamente.
Puede tener contacto con la gente escribiéndoles cartas o llamándolas por teléfono.
¿Cree usted que no ganará a nadie después de hacer esto cincuenta y dos veces por año?
Seguro que ganará a alguien. Aun si no gana a nadie dentro de un año, con el tiempo
ganará a alguien por medio de la labor constante y fiel en contactar a la gente. Por
supuesto, si no sale y no tiene contacto con nadie, nada sucederá. Cuanto más extensiva
sea la labor, tanto más extensivo será el resultado.
Según Mateo 25, el Señor ha dado a cada uno de nosotros un talento para depositar con
los banqueros y ganar los intereses (v. 27). Los banqueros son los pecadores y los
jóvenes a quienes perfeccionamos para crecer en Cristo. Tenemos que invertir en ellos el
talento que recibimos del Señor. Entonces por medio de ellos obtendremos los intereses.
Debemos negociar entre tanto viene el Señor (Lc. 19:13). Ya sea que ganemos a las
personas o no, de todos modos debemos ocuparnos en negociar. Si no hacemos nada, no
ganaremos nada.
Mateo 25 nos dice que el Señor vendrá y arreglará cuentas con nosotros (v. 19). No
queremos ser los esclavos malos y negligentes reprendidos por el Señor. El Señor los
echará a las tinieblas de afuera para castigarlos (v. 30), y esa era disciplinaria durará mil
años. No debemos pensar que estamos bien y estar satisfechos con nosotros mismos.
Tarde o temprano todos compareceremos ante el Señor para arreglar cuentas con El.
2) Alimentar a los creyentes recién nacidos en Cristo
Una vez que tengamos contacto con los pecadores y los hagamos miembros del Cuerpo
de Cristo, ellos serán niños en Cristo. Tenemos que alimentar a estos creyentes recién
nacidos en Cristo.
3) Perfeccionar a los santos
Alimentar a los niños los hará crecer. Luego serán santos que necesitarán de
perfeccionamiento.
4) Edificar las iglesias para la edificación del Cuerpo
al profetizar, al hablar de parte de Dios
Finalmente, tenemos que ayudar a estos santos perfeccionados a aprender a profetizar,
es decir, a hablar de parte de Dios. Profetizar en las reuniones de la iglesia edifica las
iglesias para la edificación del Cuerpo de Cristo. Si sólo unos pocos hablan en las
reuniones de la iglesia, el Cuerpo de Cristo no será edificado.
Debemos hacer lo mejor posible para perfeccionar y edificar a todos los santos de
manera que profeticen, que hablen de parte del Señor. Debe haber muchos oradores en
las reuniones de la iglesia; mientras más, mejor. Tal hablar edifica a los santos
localmente y edifica el Cuerpo de Cristo universalmente. Primero, necesitamos
ejercitarnos para hablar de parte del Señor. Si hablamos por el Señor cada semana, nos
edificaremos a nosotros mismos y creceremos. Luego seremos miembros vivos no sólo
de una iglesia local, sino también del Cuerpo universal de Cristo.
b. Vencer la degradación de la iglesia
Para participar de los cuatro pasos de la manera ordenada por Dios mencionados arriba,
necesitamos pagar el precio. Sin embargo, vencer no es simplemente vencer los
obstáculos y frustraciones para llevar a cabo las prácticas de la manera ordenada por
Dios. Todavía necesitamos vencer la degradación de la iglesia actual.
Hoy día el Señor ha avanzado Su mover a través de la raza de Adán, la raza de Abraham
y la iglesia. Con el tiempo todos ellos fracasaron, pero el Señor no quiso abandonar Su
propósito. En el libro de Apocalipsis, El llama a los vencedores pidiéndoles que lleven a
cabo Su mover en la tierra para el cumplimiento de Su economía eterna. La Biblia revela
que los vencedores son un triunfo para el Señor.
Primero, en Apocalipsis 12 vemos a los vencedores muertos representados por el hijo
varón nacido de la mujer brillante y universal. Todos aquellos que componen el hijo
varón vencen a Satanás por medio de la sangre del Cordero, la palabra de su testimonio,
y por menospreciar sus vidas hasta la muerte (v. 11). En segundo lugar se mencionan los
vencedores vivientes, los 144,000 arrebatados al tercer cielo para estar en pie con el
Señor sobre el monte de Sion (Ap. 14:1). Estos siguen a Cristo por dondequiera que va
(v. 4). Son los vencedores que viven antes de la tribulación. Además de estos dos grupos
de vencedores, hay otro grupo que vencerá al anticristo, su ídolo y el número idólatra de
su nombre (Ap. 15:2). Estos vencedores serán martirizados, pero vencerán al anticristo.
El libro de Apocalipsis muestra que el Señor tiene la manera de llevar a cabo Su
economía mediante Sus vencedores.
Al estar en las iglesias locales nos es más fácil ser vencedores, pero esto no significa que
mientras estemos en la iglesia, seremos vencedores. Ninguna iglesia es una iglesia
vencedora. No obstante, nosotros debemos permanecer en tal iglesia no vencedora para
ser los vencedores. No debemos esperar que la iglesia local sea una iglesia vencedora.
Por supuesto, a todos nos gustaría ver que la iglesia siga adelante y mejore, pero no
todos los miembros de una familia son fuertes. De todos modos, en toda familia debe
haber algunos miembros fuertes. No todos los ciudadanos de los Estados Unidos pueden
ser soldados que van a la guerra, sino los ciudadanos más fuertes. No debemos
disculparnos diciendo que otros miembros de la iglesia no son vencedores. Esto está
mal. A pesar de todo debemos vencer.
En Apocalipsis 2 y 3 el Señor reprendió a las iglesias. Incluso dijo a los laodicenses que
los vomitaría de Su boca (3:16). Pero aún el Señor les dice: “Al que venciere, le daré que
se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en
su trono” (v. 21). Sin importar la condición de una iglesia local, mientras esté establecida
en el terreno de unidad, todavía es iglesia. El terreno de la iglesia es el factor que
determina si es una iglesia local o no. Si lo es, tenemos que permanecer allí, pero no lo
debemos hacer de modo rutinario. Debemos ser vitales.
Ahora necesitamos considerar cómo podemos ser vitales. Primero, debemos tener un
tiempo de contacto con el Señor. Luego seremos iluminados por El para ver todos
nuestros defectos, errores, faltas, delitos y transgresiones. Debemos hacer una confesión
cabal al Señor para obtener un perdón total y una eliminación completa de todas esas
cosas negativas.
Luego usted debe pedirle al Señor que le dé un compañero con quien pueda laborar en el
evangelio. No debe decir que no tiene tiempo. Todos estamos ocupados. Usted tiene que
redimir y controlar su tiempo. Debe apartar dos horas cada semana para ponerse en
contacto con pecadores en muchas maneras. Entonces hará que algunos sean salvos y
bautizados para ser sus niños espirituales. Tiene que alimentarlos, perfeccionarlos y
edificarlos para profetizar. Debe pagar el precio para tomar la manera bíblica, la manera
ordenada por Dios en el Nuevo Testamento, sin depender de los ancianos o los
colaboradores, tomando la responsabilidad usted mismo.
Tal vez hay muchos hermanos en su localidad que viven una vida de iglesia rutinaria.
Todos éstos son personas derrotadas. No son vencedores. Pero usted tiene que
levantarse para ser vital. Entonces será una persona vital en su iglesia local para
producir y edificar un grupo vital. Entonces el Señor obtendrá algunos vencedores en su
localidad, y tendrá la manera de llevar a cabo Su economía eterna.
4. El juicio de Dios
Los vencedores triunfarán, pero la mayoría de los santos serán derrotados. Finalmente,
el juicio de Dios se aplicará a todos los creyentes ante el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10).
a. El galardón del pleno disfrute de Cristo en el reino
Dios recompensará a los vencedores con el pleno disfrute de Cristo en el reino. Hoy día
si usted es vencedor, disfruta a Cristo, pero no en plenitud. El pleno disfrute de Cristo
vendrá en la próxima era. Participar del pleno disfrute de Cristo en el reino milenario
será un galardón para usted.
1) Reinar con Cristo en Su gloria
El pleno disfrute de Cristo incluye ser Sus correyes en Su gloria (2 Ti. 2:12a; Ap. 20:4,
6).
2) Participar del gozo de Cristo en Su reino
La gloria de Cristo y el gozo de Cristo son los dos elementos principales del galardón que
Dios dará a los santos vencedores. Mateo 25:21 y 23 revelan que los vencedores
participarán del gozo de Cristo en Su reino.
b. La salvación del alma
de perder a Cristo en la era de la justicia
Otro aspecto del galardón para los vencedores es la salvación del alma. Si usted ha
vencido, el Señor lo salvará de perder a Cristo en la era de la justicia
1) Salvación de ser echado
en las tinieblas en la era disciplinaria
Los vencedores se salvarán de ser echado en las tinieblas en la era disciplinaria (Mt.
25:30). Aquellos que no venzan en esta era, perderán a Cristo en la era de la justicia, la
era del reino, la era de la disciplina.
2) Salvación de ser excluido
del pleno disfrute de Cristo en Su gloria
Mateo 24:51 dice que los creyentes derrotados serán castigados duramente. Eso quiere
decir que serán separados de Cristo. Cuando fuimos salvos, fuimos unidos a Cristo. Esta
unión con Cristo es para nuestro disfrute de El. Pero si somos derrotados en esta era,
cuando el Señor venga, nos castigará duramente, nos excluirá del disfrute de Cristo.
Aun hoy, si somos derrotados, estamos en tinieblas y excluidos del disfrute de Cristo.
Juan 15 dice que los pámpanos que no dan fruto son cortados por el Padre (vs. 2a, 6).
Ser cortado no quiere decir perecer, sino que significa ser excluido del disfrute de Cristo,
aun hoy. Si somos derrotados en la actualidad, sin duda, en la venida del Señor, seremos
echados en las tinieblas de afuera y excluidos del disfrute de Cristo en el milenio.
II. DAR CONSUMACION A LA NUEVA JERUSALEN
PARA EL CUMPLIMIENTO DEL DESEO DE DIOS
El mover de Dios en la tierra mediante los vencedores tiene como fin consumar,
completar, la edificación de la Nueva Jerusalén para el cumplimiento del deseo de Dios.
Hoy día estamos en la era de los vencedores. En la vida de la iglesia, debemos ser vitales
para vencer toda la degradación que existe actualmente entre los cristianos.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE UNO
SER VITALIZADOS
Lectura bíblica: Ro. 12:1a; Ap. 2:4, 12-15, 24, 20; 3:1-2, 15-16, 17-20; 2:7, 11, 17, 26-29;
3:5-6, 12-13, 21-22; Ro. 12:1-2, 11; Ap. 14:1-5; 21:1-2
En este mensaje queremos ver cómo ser vitalizados.
I. LA CAUSA
A. Las compasiones de Dios
La causa de nuestra vitalización es las compasiones de Dios. Esta frase las compasiones
de Dios la usa el apóstol Pablo en Romanos 12:2, donde dice: “Así que, hermanos, os
ruego por las compasiones de Dios...” La misericordia no es tan profunda ni tan tierna
como las compasiones, así que la palabra compasiones empleada por el apóstol es muy
significativa. Es algo más profundo en el corazón de Dios y algo que toca nuestro
corazón más profundamente.
Pablo usó esta palabra para referirse a lo que había escrito en los once capítulos
anteriores de Romanos. En esos capítulos, se nos revela la elección de Dios. Dios nos
escogió en la eternidad pasada, y basado en eso nos llamó en el tiempo. Luego nos
justificó mediante la redención de Cristo y el perdón de pecados. Eramos enemigos de
Dios, pero nos reconcilió consigo mismo y nos salvó por medio de la vida divina. Fuimos
regenerados para ser los hijos de Dios y como tal, disfrutamos Su vida divina. En esta
vida fuimos salvos, somos salvos y seremos salvos hasta el punto de reinar como reyes
en esta vida. ¡Qué compasiones son éstas! Cuando considero estos elementos de las
compasiones de Dios, quedo totalmente inspirado.
B. La degradación de la iglesia
La iglesia incluye a todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Lamentablemente, es una
situación lastimosa que la mayoría de los hijos de Dios, los miembros del Cuerpo de
Cristo, han sido divididos y esparcidos a toda clase de religión cristiana. En general, la
iglesia se ha degradado.
1. La iglesia en general
a. Dejó su primer amor por el Señor
En términos generales, la iglesia ha dejado su primer amor por el Señor (Ap. 2:4). La
palabra griega traducida primer es la misma que se traduce mejor en Lucas 15:22.
Nuestro primer amor para con el Señor debe ser nuestro mejor amor por El. La iglesia,
en general, ha dejado su mejor amor por el Señor.
b. Se casó con el mundo y se hizo satánica,
llena de la enseñanza de jerarquías
La iglesia degradada también se casó con el mundo, el cual es el sistema satánico del
maligno. Basado en esto, la iglesia espontáneamente llega a ser satánica (Ap. 2:12-15).
La iglesia degradada también está llena de enseñanzas acerca de jerarquías. Estas
enseñanzas se relacionan con la organización religiosa de posiciones y rangos. Tales
enseñanzas anulan las funciones de los miembros de Cristo y no permiten que Cristo
funcione como Cabeza del Cuerpo.
2. La iglesia católica
a. Se hizo demoníaca
La iglesia católica se ha hecho demoníaca. Apocalipsis 2:24 dice que en la iglesia católica
se enseñan las profundidades de Satanás.
b. Llena de fornicación e idolatría
La iglesia católica está llena de fornicación e idolatría (Ap. 2:20), tanto espirituales
como físicas.
3. Las iglesias protestantes
a. Están en muerte y están muriendo
En las iglesias protestantes la característica que más se destaca es la muerte. Están en
muerte y todavía están muriendo (Ap. 3:1-2a).
b. Ninguna de sus obras está completa
A las iglesias protestantes el Señor dijo: “No he hallado tus obras perfectas delante de
Dios” (Ap. 3:2b). Las iglesias protestantes no están completas en ningún aspecto.
4. Los Hermanos Libres
a. Tibios, vomitados de la boca del Señor
Entre el grupo llamado los Hermanos Libres, la característica que más impresiona es su
tibieza. No son ni fríos ni calientes, sino que son tibios, y por eso el Señor dice que está a
punto de vomitarlos de Su boca (Ap. 3:15-16).
b. Satisfechos de sí mismos, y sin embargo desventurados, miserables, pobres,
ciegos, desnudos y sin Cristo
El Señor les dice a los laodicenses que ellos se creen ricos, lo cual significa que están
muy satisfechos de sí mismos. Sin embargo, en realidad son desventurados, miserables,
pobres, ciegos, desnudos y sin Cristo (Ap. 3:17-20). Esto describe la situación actual del
grupo llamado los Hermanos Libres. Este grupo está desprovisto de Cristo porque, como
vemos en este capítulo, el Señor está fuera de la iglesia tibia, tocando a la puerta.
Los puntos anteriores nos muestran la situación degradada del cristianismo actual.
Ahora necesitamos considerarnos a nosotros mismos. En realidad, nuestra propia
situación y condición tampoco son muy alentadoras. Tal degradación debe hacernos
reaccionar. Debe provocarnos a orar: “Señor, quiero ser vitalizado. Quiero levantarme”.
La primera causa del deseo de ser vitalizado son las compasiones de Dios; la segunda es
la degradación de la iglesia.
C. El llamamiento hecho por el Señor
en la era de los vencedores
La tercera razón para ser vitalizado es el llamamiento del Señor en la era de los
vencedores. Al final del primer siglo, el Señor comenzó a resonar el llamamiento. En
Apocalipsis 2 y 3 este llamamiento a los vencedores se repite siete veces a las siete
iglesias (2:7, 11, 17, 26-29; 3:5-6, 12-13, 21-22). Tal llamamiento sigue resonando.
Cuando llegamos al último libro de la Biblia, escuchamos el llamamiento del Señor a los
vencedores. Si no tenemos la confianza para decir que somos vencedores, debemos
decir: “¡Voy a ser vencedor!” Estamos en la era de los vencedores.
II. EL PROPOSITO
A. Responder al llamamiento del Señor
El primer propósito de ser vitalizado es responder al llamamiento del Señor. Nuestro
deseo de ser vitalizados y de estar en los grupos vitales es nuestra respuesta al
llamamiento del Señor en esta era. El Señor necesita a los vencedores en este tiempo
más que en ningún otro. Cuanto más oscura sea la era, tanto más llamará el Señor a Sus
vencedores.
B. Para el recobro del Señor
en esta era
También necesitamos ser vitalizados para el recobro del Señor en esta era, prestando
atención a los siete puntos cruciales de los elementos principales del recobro actual del
Señor. Estos puntos son la participación en el Dios Triuno procesado, el rico disfrute del
Cristo todo-inclusivo y todo-extensivo, la experiencia plena del Espíritu compuesto y
consumado, el vivir absoluto por la vida eterna, la edificación del Cuerpo de Cristo, la
práctica de las iglesias sobre el terreno local, y guardar la unidad del Cuerpo de Cristo.
Tenemos que dedicar tiempo para orar acerca de estos siete puntos cruciales en el
recobro del Señor. Debemos orar al respecto, punto por punto, hasta que estemos
completamente impresionados y llenos de ellos.
C. Para edificar el Cuerpo de Cristo por medio
de la práctica apropiada de las iglesias locales
También el propósito de ser vitalizados es edificar el Cuerpo de Cristo por medio de la
práctica apropiada de las iglesias locales. Este asunto abarca dos puntos: el Cuerpo y las
expresiones locales del Cuerpo, las iglesias locales.
1. Sobre el terreno local
en la unidad del Cuerpo de Cristo
La edificación del Cuerpo de Cristo tiene lugar sobre el terreno local en la unidad del
Cuerpo de Cristo. Algunos hermanos disidentes enseñaron equivocadamente que las
iglesias locales son autónomas. Sin embargo, ninguna iglesia local puede ser autónoma,
porque toda la iglesia es un organismo, un Cuerpo orgánico. Ninguna parte de nuestro
cuerpo físico es autónomo. Nuestra nariz no puede decirles a las otras partes del cuerpo
que no la toquen o que no interfieran en su vida. Si nuestra nariz lo hiciera, llegaría a ser
una nariz muerta. Mientras que cualquier miembro del cuerpo esté vivo, no es
autónomo en lo absoluto. Algunos han enfatizado las iglesias locales y descuidado la
unidad del Cuerpo. Ciertamente estamos firmes en el terreno local, pero hacemos esto
en la unidad del único Cuerpo de Cristo.
2. Por:
La práctica de las iglesias locales tiene lugar sobre el terreno local en la unidad del
Cuerpo único de Cristo por medio de cuatro pasos:
a. Salvar pecadores para que sean miembros de Cristo
No nos importa ganar almas. Nuestra predicación del evangelio no tiene como fin ganar
almas sino salvar pecadores para que sean miembros de Cristo. Tenemos que creer que
muchos de los miles que nos rodean son los que Dios escogió en la eternidad pasada. No
sabemos quiénes son, pero el Señor sabe. ¿Cómo podemos ganarlos?
La Biblia da el ejemplo de pescar. Ganar pecadores es como pescar peces (Mt. 4:19; Lc.
5:9-10). Si no nos metemos en el mar donde están los peces, ¿cómo podemos obtener un
pescado? El principio, el secreto de ganar un pecador es “pescar”. Hay muchos
pecadores, muchos “peces” que nos rodean, donde vivimos. Si nos ponemos en contacto
con ellos semana tras semana, con el tiempo ganaremos a alguno. Sin embargo, no nos
gusta pescar porque no tenemos paciencia. Un pescador pesca con paciencia hasta que
agarra un pez; de la misma manera, necesitamos laborar así en el evangelio. Puede ser
que salgamos por un año sin resultado alguno, pero al final del año tal vez ganemos toda
una familia. Necesitamos laborar consistentemente y pedirle al Señor que cada uno de
nosotros gane una persona anualmente como fruto que permanece para la vida de la
iglesia.
b. Alimentar a los miembros recién nacidos
Después de que usted salve a algunos pecadores para ser los miembros de Cristo, éstos
serán niños. Necesitarán ser alimentados para poder crecer.
c. Perfeccionar a los santos
Los miembros recién nacidos necesitan ser alimentados y los que han sido alimentados
necesitan ser perfeccionados. Así que, tenemos que aprender a salvar pecadores,
alimentar a los nuevos creyentes y perfeccionar a los santos.
d. Profetizar para edificar las iglesias locales
a fin de consumar la edificación del Cuerpo de Cristo
Finalmente, se practica la vida de la iglesia al profetizar, al hablar la palabra de parte de
Dios y aun proclamar a Dios. Esto es absolutamente diferente de la práctica del
cristianismo. Sus oradores se han convertido en un grupo jerárquico, y tal grupo edifica
rangos y sistemas que anulan las funciones de todos los miembros del Cuerpo de Cristo.
Tal vez nos preguntemos cómo será posible que todos los cristianos hablen de parte del
Señor. Algunos santos queridos que han estado en el recobro muy poco tiempo tal vez
digan que aman la iglesia pero que no les gusta profetizar porque es muy difícil.
Necesitamos darnos cuenta de que los niños aprenden a hablar escuchando a sus padres
e imitando lo que ellos dicen. Hoy día, hablando espiritualmente, es lo mismo. Cuando
los nuevos creyentes se reúnen con nosotros, escuchan nuestras palabras y
espontáneamente aprenden a hablar. El Nuevo Testamento condena el sistema clerolaico (véase Ap. 2:6 y la nota 61de Recovery Version). La manera de edificar el Cuerpo de
Cristo consiste en que todos los santos profeticen. Por esta razón debemos aprender a
hablar. Necesitamos profetizar para edificar las iglesias locales para la consumación de
la edificación del Cuerpo de Cristo.
III. LA MANERA
Ahora queremos ver la manera de ser vitalizados. Así como hay muchas maneras de ir
de Anaheim a Los Angeles, también hay muchas maneras de ser vitalizados. Aquí
presento una manera general.
A. Ser conmovido en el primer amor por el Señor
mediante oraciones de arrepentimiento
Aunque éramos pecadores inmundos y malignos, Dios tuvo compasión de nosotros y
nos escogió. Al considerar las compasiones de Dios para con nosotros y meditar en el
amor del Señor manifestado en Su salvación, seremos conmovidos en el mejor amor por
el Señor mediante oraciones de arrepentimiento. Esto hará que seamos vitalizados.
B. Hacer una confesión completa al Señor
En nuestras oraciones de arrepentimiento, necesitamos hacer una confesión completa
de todos nuestros fracasos, errores, transgresiones, delitos, etc.
C. Tener una comunión estrecha,
íntima y completa con el Señor
y con los santos que le buscan
Necesitamos tener una comunión estrecha, íntima y completa con el Señor y con los
santos que le buscan. Tener comunión solamente con el Señor no es suficiente.
Debemos tener comunión también con los santos. Necesitamos conseguir compañeros
con quienes laborar. Según el ejemplo bíblico, Daniel tenía tres compañeros (Dn. 1:6).
Yo lo aliento a que se consiga tres compañeros. No les pida a los ancianos que se los
consigan. Pídale al Señor que lo guíe a alguien, de modo que tal persona sea su
compañero en la comunión. Luego usted puede encontrar algunos más.
Espontáneamente, usted y sus compañeros serán un buen grupo pequeño.
Los ancianos no deben intentar formar los grupos a manera de organización. Eso no
sirve. Más bien, primero deben despertar a los santos, inspirándolos a ser vitalizados.
Una vez vitalizado, usted sentirá profundamente la necesidad de compañeros. Luego
tiene que seguir al Señor para conseguir algunos compañeros que estén dispuestos a
reunirse con usted como grupo. Ese será un grupo orgánico, y con el tiempo tal grupo
será vitalizado. Que cuatro santos se reúnan como grupo es suficiente. No busquen más.
En lugar de eso, sean vitalizados hasta el punto de ir de pesca. Cuando su grupo
orgánico de cuatro santos sea vitalizado, no será necesario buscar más santos. Al
contrario, ustedes saldrán para pescar nuevos creyentes.
D. Consagrarse de nuevo al Señor
Después de conseguir compañeros en la comunión, usted debe aprender a tomar la
iniciativa en consagrarse de nuevo al Señor. Puede ser que ya se haya consagrado, pero
es menester que lo haga nuevamente.
1. Al presentar su cuerpo
en sacrificio vivo al Señor
Presentar el cuerpo significa dar su cuerpo en sacrificio vivo al Señor. Tiene que
sacrificar su cuerpo al Señor. Esto es lo que Pablo enseñaba en Romanos 12:1. Usted
necesita consagrarse de nuevo al presentar su cuerpo.
2. Al ser transformado por
la renovación de la mente
y no conformarse a esta era
En primer lugar, hay que dar el cuerpo al Señor. Después, necesita tener la mente
renovada de la conformidad de esta era (Ro. 12:2). El mundo es el sistema satánico, el
cual se compone de muchas eras (Ef. 2:2). Una era es una parte, una sección, un
aspecto, la apariencia actual y moderna, del sistema de Satanás, usado por él para
usurpar y ocupar a las personas y así apartarlas de Dios y de Su propósito. Hace años,
los hombres usaban corbatas anchas. Esa era la corriente de aquella época. Más tarde,
usaban corbatas angostas, según la corriente de otra época. En los años sesenta, los
hombres comenzaron a tener pelo largo según la corriente de aquella época. Toda la
gente mundana es conformada a la era actual. Para ser vitalizados, necesitamos ser
transformados por la renovación de la mente de modo que no nos conformemos a esta
era.
3. Al no ser perezoso en el celo,
sino ferviente en espíritu para servir al Señor
Nuestro cuerpo necesita ser presentado al Señor, nuestra mente tiene que ser renovada,
ocupada por el Señor, y nuestro espíritu debe ser ferviente. Esto involucra todo nuestro
ser: cuerpo, alma y espíritu. Necesitamos ser personas totalmente capturadas y
ocupadas por el Señor. No debemos ser perezosos en el celo, sino fervientes en espíritu
para servir al Señor (Ro. 12:11). Así seremos vitalizados.
E. Ser vencedores en la vida de la iglesia
1. En la era de los vencedores
conforme al llamamiento del Señor
La vida de la iglesia es el lugar apropiado para ser un vencedor. Pero esto no significa
que mientras esté en la vida de la iglesia, será un vencedor. Una cosa es estar en la vida
de la iglesia, y otra es ser un vencedor en la vida de la iglesia.
2. Como el Sion actual en
la Jerusalén actual (la vida de la iglesia)
En el Antiguo Testamento, vemos la ciudad de Jerusalén con el monte Sion como su
centro. Jerusalén fue edificada en una región montañosa. El monte Sion era una de las
montañas sobre las cuales Jerusalén se construyó. El monte Sion es el centro y
Jerusalén es la circunferencia. La vida de la iglesia es la Jerusalén actual; dentro de la
iglesia debe haber un grupo de vencedores, y éstos son el Sion actual. Según Apocalipsis
14, los vencedores están de pie con el Señor en el monte de Sion (vs. 1-5). Según la
tipología, en realidad los vencedores son el Sion actual. Luego, en los dos últimos
capítulos de Apocalipsis, vemos la Nueva Jerusalén. Sin el monte de Sion (los
vencedores), la ciudad de Jerusalén (la vida de la iglesia) no puede conservarse y
mantenerse.
a. La cumbre, el centro, la elevación,
el fortalecimiento, el enriquecimiento y
la realidad de la iglesia, la Santa Ciudad
Sion es la cumbre, el centro, la elevación, el fortalecimiento, el enriquecimiento y la
realidad de la iglesia, la Santa Ciudad. Si en una iglesia local no hay vencedores, tal
iglesia es como Jerusalén sin el monte de Sion. Actualmente hay tales iglesias; por lo
tanto son iglesias débiles. Una iglesia local debe tener algunos vencedores, y éstos son la
cumbre y el centro de esa iglesia local. Son la elevación, el fortalecimiento, el
enriquecimiento y la realidad de esa iglesia local. Si a esa iglesia local se le quitan los
vencedores, será una llanta desinflada. El entrenamiento de tiempo completo tiene
como fin producir vencedores. Una vez que tiene obreros de tiempo completo como
vencedores, esa iglesia es como Jerusalén con la cumbre de Sion. Los vencedores como
Sion son la atracción, el centro y la realidad de la iglesia.
b. Para dar consumación a la santa ciudad,
(la iglesia) e introducir en la eternidad
la Nueva Jerusalén consumada
Los vencedores como el Sion actual son para la consumación de la santa ciudad (la
iglesia). Tienen como fin completar, dar consumación a la edificación de la iglesia local e
introducir en la eternidad la Nueva Jerusalén consumada (Ap. 21:1-2). Para completar la
edificación del Cuerpo, el Señor necesita vencedores, y la edificación del Cuerpo da
consumación a la Nueva Jerusalén. Por esto al final de la Biblia, en el último libro, se
encuentra el llamamiento a los vencedores. Hoy día la manera de ser vitalizado es
responder al llamamiento del Señor para ser vencedor.
Hoy tenemos dos caminos. Podemos escoger uno de dos, ser vitalizados o no. Expongo
ante nosotros estos dos caminos. ¿Cuál tomaremos? ¿Seremos vitalizados o no?
Debemos tomar una resolución. En Jueces 5:15 Debora dijo: “Entre las familias de
Rubén, hubo grandes resoluciones de corazón”. Tenemos que resolvernos a ser los
vencedores, los vitalizados. Un vencedor vence todo lo que reemplazca a Cristo o que
esté en contra de Cristo. En la Biblia vemos la era de los vencedores y el llamamiento de
los vencedores. Además, vemos la manera de ser vitalizados para ser los vencedores.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE DOS
LOS TRES ENEMIGOS ACTUALES
Lectura bíblica: Ap. 3:1-2; Ro. 12:1-10; Ap. 3:14-18, 20; Ro. 12:11; Jn. 15:2a; Mt. 25:2430
En el mensaje anterior vimos que para ser vitalizado hay que ser conmovido en el
primer amor por el Señor mediante oraciones de arrepentimiento, haciendo una
confesión total al Señor, teniendo comunión estrecha, íntima y completa con el Señor y
con los santos que le buscan, y consagrándose de nuevo al Señor. En este mensaje
queremos ver los tres enemigos específicos que tenemos hoy día. Estos enemigos son el
estado de muerte, la tibieza y la esterilidad. Esta es la razón por la cual necesitamos
acudir al Señor para que nos vitalice. Necesitamos ser avivados, enfervorizados y
fructíferos.
Estos tres enemigos se oponen principalmente a los buenos cristianos, es decir, a los
hermanos y hermanas que asisten a las reuniones regularmente. No son enemigos de los
cristianos mundanos que viven en placeres y diversiones. Aunque amemos al Señor y
asistamos a las reuniones fiel y regularmente, tenemos que darnos cuenta de que el
estado de muerte, la tibieza y la esterilidad son nuestros enemigos constantes. Tal vez no
los consideremos como enemigos declarados y mortales.
La muerte nos contamina ante Dios más que el pecado (Ap. 3:1; Lv. 11:24-25; Nm. 6:7,
9). Además, la tibieza es algo detestable a los ojos del Señor. La tibieza de los
laodicenses hizo que el Señor los vomitara de Su boca (Ap. 3:16). ¿Acaso nos gusta ser
vomitados de la boca del Señor? Esto nos muestra cuán serio es ser tibios. Podemos ser
buenos cristianos y buenos santos en el recobro quienes regularmente asistimos a las
reuniones y servimos a la iglesia, pero no somos muy vivientes ni fervientes. No somos
ni calientes ni fríos. En contraste, somos tibios.
La esterilidad es un enemigo aun más sutil. Algunos matrimonios no pueden tener hijos,
y esto viene a ser un gran problema. Según el deseo humano, el significado de la vida
matrimonial es tener hijos. De la misma manera, si no damos fruto, si no producimos
hijos espirituales, nuestra vida de iglesia no tiene mucho significado. Sin dar fruto, no
tenemos la vida práctica de la iglesia. Supongamos que en la próxima reunión del día del
Señor bautizáramos a cincuenta y ocho nuevos creyentes. Todos nosotros estaríamos
emocionados y gozosos en el Señor. Pero ahora no tenemos mucho gozo porque somos
estériles. La esterilidad es el enemigo más grande que anula la vida adecuada de la
iglesia.
Si en nuestra vida humana no tenemos hijos, el Señor puede ser el substituto. Pero el
Señor no será el substituto del fruto que no producimos en la vida de la iglesia. Tal vez
nos parezca que disfrutamos a Cristo todos los días, pero por los frutos se conoce el
árbol. La verdadera vida de iglesia sólo puede manifestarse en su fruto. Si ya pasaron
tres, cinco o diez años que no producimos fruto, eso pone en duda nuestro disfrute de
Cristo. Algo debe estar mal si no producimos fruto.
En las siete epístolas a las iglesias en Apocalipsis 2 y 3, el Señor tocó el estado de muerte
de Sardis y la tibieza de los laodicenses, pero no mencionó la esterilidad. Esto se debe a
que ya lo había tratado seriamente en Juan 15. En los cuatro Evangelios, el Señor no
trató con el estado de muerte ni con la tibieza. Pero trató severamente con la esterilidad
en un capítulo: Juan 15. Algunas personas dicen que ese capítulo habla de permanecer
en Cristo. Sin embargo, en realidad no se refiere a permanecer, sino en dar fruto.
Permanecer tiene como fin dar fruto. El Señor dijo: “Todo pámpano que en mí no lleva
fruto, lo quitará ... El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará” (vs. 2a, 6a). Que un pámpano sea echado significa que es cortado de la
participación de las riquezas de la vida de la vid.
Si no damos fruto, corremos el riesgo de ser cortados de la vid. Esto no significa sufrir la
perdición eterna, sino perder el disfrute de Cristo como nuestra porción. Esto prueba
que si no damos fruto, hay un problema con respecto a nuestro disfrute de Cristo. Esto
es semejante a una pareja que no puede tener hijos. Tal vez digan que no tienen
problemas, pero en realidad hay un problema que impide que tengan hijos. Es posible
que visiten a varios médicos para averiguar cuál es el problema. Esto es una ilustración
de nuestro problema de esterilidad. Tal vez pensemos que no tenemos problemas, pero
basado en el hecho de que no damos fruto, debemos darnos cuenta de que algo está mal
con respecto a nuestro disfrute de Cristo. Si no tenemos fruto, es posible que seamos
engañados en cuanto a nuestro así llamado disfrute de Cristo. No es muy real.
Tal vez pensamos que hemos visto a varios santos que no han producido fruto por
mucho tiempo, y sin embargo no hemos notado que fueron cortados del disfrute del
Señor. Mi respuesta es que el asunto de vida es un misterio. Puede haber una pareja que
no puede tener hijos, y nadie puede ver la razón. De la misma manera puede parecer que
estamos muy bien, pero ¿dónde está nuestro fruto? Esto es una prueba. Si no
producimos fruto, esto evidencia que hemos perdido nuestro disfrute de Cristo. En este
mensaje quiero que nos demos cuenta de que día y noche, todos los días, nos rodean
estos tres enemigos: el estado de muerte, la tibieza y la esterilidad.
En el mensaje anterior, dije que necesitamos conseguir algunos compañeros, al menos
dos o tres, con quienes laborar en el evangelio. Nunca debemos trabajar solo. En lugar
de eso, debemos trabajar teniendo comunión con nuestros compañeros. El problema es
que no nos gusta tener comunión con otros. Estamos satisfechos con nosotros mismos, y
algunos nos creemos omnipotentes y capaces de todo. Pero según mi experiencia de
sesenta años, ninguno de nosotros es omnipotente. Cada uno está muy limitado en su
capacidad. Usted necesita ayuda, y yo necesito ayuda. Mis ayudantes en la obra saben
cuánto los necesito. Tengo comunión con ellos intencionalmente y les hago preguntas
para aprender de ellos. Quiero ser enseñado por ellos. Si no hay comunión entre
nosotros en la obra, no puede haber un verdadero común acuerdo. Necesitamos laborar
en unidad mediante comunión completa. Por no estar dispuestos a tener comunión
cabal, estamos muertos, tibios y estériles. Debemos obtener algunos compañeros y
abrirnos a la comunión con ellos totalmente.
I. EL ESTADO DE MUERTE DE SARDIS
A. Lo venceremos en la vida del Cuerpo
El primer enemigo es el estado de muerte de Sardis (Ap. 3:1-2). Este enemigo es
derrotado en la vida del Cuerpo (Ro. 12:3-10). Si usted no vive en el Cuerpo, no lo
logrará. No puede conquistar la muerte. Los cristianos actuales están muertos porque no
viven en el Cuerpo.
B. Por:
1. Presentar nuestros cuerpos
en sacrificio vivo a Dios
Romanos 12:1 dice que necesitamos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios.
Nuestro cuerpo incluye toda nuestra persona. Nuestro espíritu y nuestra alma están
dentro de nuestro cuerpo, así que si nuestro cuerpo es presentado al Señor, todo nuestro
ser le es presentado. Tal vez decimos que ya nos hemos ofrecido al Señor, pero
necesitamos repetir nuestra consagración cada día y aun muchas veces durante el día.
Esto puede compararse a la acción de comer. No podemos decir que no es necesario
comer hoy porque ya comimos ayer. Tenemos que comer tres veces al día, todos los días,
para mantenernos saludables. De la misma manera la consagración tampoco es un
asunto de una vez para todas. Debe ser continuo, sin cesar. Cada día y cada momento,
en todo, necesitamos tomar la posición de consagración.
2. Ser transformados
y dejar la conformación a esta era,
por medio de la renovación de nuestra mente
También necesitamos ser transformados y dejar la conformación a esta era, por medio
de la renovación de nuestra mente (Ro. 12:2). Ofrecer el cuerpo al Señor es tratar con
nosotros mismos. Ser transformados por la renovación de la mente es tratar con esta
era, el mundo práctico delante de nosotros. Necesitamos tratar con nosotros mismos, y
necesitamos tratar con nuestra relación con el mundo práctico, la era actual, y con
nuestro concepto acerca de ella. Estamos en un estado de muerte porque no nos
presentamos al Señor y porque secretamente seguimos esta era. Presentar nuestro
cuerpo es darnos al Señor sin reservas. No debemos guardar ninguna parte nuestra para
nosotros mismos. Debemos darnos al Señor absolutamente. Además, no debemos seguir
esta era secretamente.
La era delante de nosotros es muy sutil. He visto a algunos santos que fueron engañados
inconscientemente por la era de modo que la siguieron. No podemos vencer el estado de
muerte si seguimos parcialmente esta era. La era no se esconde, pero nuestra acción de
seguirla se esconde. Tal vez pretendamos amar mucho al Señor, pero en realidad hay
una corriente oculta dentro de nosotros que sigue la era, que ama el mundo. Si estamos
siendo secretamente conformados a esta era, ¿cómo podemos vivir en el Señor? Hoy día
en los Estados Unidos hay dos cosas muy negativas: el pecado y la era. Estas dos cosas
matan a los cristianos de este país. Nuestra mente necesita ser renovada para que no
seamos conformados a la era.
II. LA TIBIEZA DE LAODICEA
A. La venceremos buscando las riquezas de Cristo
También necesitamos vencer la tibieza de Laodicea (Ap. 3:14-16). Podemos hacer esto
buscando las riquezas de Cristo (Ap. 3:17-18, 20). Aunque disfrutemos a Cristo hasta
cierto punto, necesitamos disfrutarlo en una manera más profunda, más alta, más ancha
y más rica. Debemos decirle al Señor que queremos tener nuevas experiencias de El. Es
posible que algunos entre nosotros estén disfrutando a Cristo de la misma manera que
los hacían diez años atrás. Esto significa que se han entibiado y están satisfechos consigo
mismos.
B. Por:
1. No ser perezosos en el celo
Romanos 12:11a dice que no debemos ser perezosos en el celo.
2. Sino fervientes en espíritu, sirviendo al Señor
Romanos 12:11b dice que necesitamos ser fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.
Debemos buscar las riquezas de Cristo continuamente. No debemos ser perezosos, sino
fervientes en espíritu. Entonces la tibieza será consumida por el fuego en nuestro
espíritu.
III. LA ESTERILIDAD DE
LOS CREYENTES EN DEGRADACION
Finalmente, necesitamos vencer la esterilidad de los creyentes en degradación. Hoy día,
muchos creyentes han envejecido y degenerado.
A. La venceremos siendo desesperados
Esta esterilidad la podemos vencer solamente siendo desesperados. La verdadera
desesperación es una actitud en que algo es un asunto de vida o muerte.
B. Por:
1. Temer ser excluidos del disfrute
de la suministración de Cristo en esta era
Debemos temer ser excluidos del disfrute de la suministración de Cristo en esta era (Jn.
15:2a). Si somos estériles, no debemos creer que disfrutamos a Cristo constantemente.
Puede parecer así, pero en realidad no lo es. Nuestro disfrute de Cristo se ha hecho
rancio. Lo estamos disfrutando de la misma manera que lo hacíamos muchos años atrás
sin mejoramiento alguno. El Señor dijo que si un pámpano no da fruto, el Padre lo
cortará. Debemos tener un poco de miedo al respecto.
2. Tener presente la disciplina
que podemos recibir en la era venidera
Mateo 25:24-30 dice claramente cómo el esclavo ocioso y maligno será disciplinado por
el Señor en la era venidera siendo echado en las tinieblas de afuera. Podemos conocer
esta porción de la Palabra sin tener presente la disciplina que podemos recibir en la era
venidera. Juan 3:16 es la palabra del Señor. Mateo 25:24-30 también lo es. Si Juan 3:16
es fidedigno, también lo es Mateo 25:24-30. Tenemos que dar fruto. Si no, corremos el
riesgo de ser cortados del disfrute de Cristo. Además, Mateo 25 nos dice que si no
ganamos intereses con el talento del Señor, seremos disciplinados en la era venidera.
Esto es muy serio.
Todos debemos aborrecer el estado de muerte, la tibieza y la esterilidad. Debemos
procurar ser vitalizados siendo desesperados, considerando esto un asunto de vida o
muerte. La práctica de los grupos vitales no funcionará si lo tomamos a la ligera.
Debemos tener comunión con nuestros compañeros con respecto a la esterilidad. Luego
el Señor tal vez nos guíe a tomar la decisión de ayunar una vez por semana. Cuando el
hermano Nee era estudiante, decidió ayunar y orar cada sábado por la predicación del
evangelio que haría el próximo día. Puede ser que nosotros también nos sintamos
guiados por el Señor para ayunar y orar por el fruto.
Debemos llevar a cabo la práctica de los grupos vitales siendo desesperados. Debemos
orar desesperadamente pidiendo que el Señor nos dé fruto y nos libere de la esterilidad.
Esto debe ser para nosotros un asunto de vida o muerte. Si estamos desesperados, creo
que los peces vendrán a nosotros voluntariamente. Lo más difícil es estar desesperado.
Lo más crucial para nosotros hoy día es estar desesperados para vencer el estado de
muerte de Sardis, la tibieza de Laodicea y la esterilidad tratada por el Señor en Juan 15.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE TRES
COMO DAR COMIENZO A UN GRUPO VITAL
Lectura bíblica: 1 Co. 9:16-27; Ro. 1:14-15
En esta serie de mensajes no tengo carga de hablar acerca de doctrina. Ya liberé muchos
mensajes acerca de la manera ordenada por Dios con respecto a los grupos vitales, así
que ahora tengo la carga de decir algo que nos lleve a tener la verdadera práctica de los
grupos vitales. Puede ser que tengamos los términos manera ordenada por Dios y
grupos vitales, pero en realidad, ¿andamos en la manera ordenada por Dios? ¿Somos
realmente vitales? No queremos simplemente la terminología sino la verdadera
experiencia de ser personas vitales en la manera ordenada por Dios.
En estos días me parece que nos falta oración. Cuando nos reunimos, debemos tener la
carga por orar mucho. Si tuviéramos el espíritu de oración y la carga de orar, nada nos
detendría. Debemos orar: “Señor, odiamos estos tres enemigos. Aborrecemos el estado
de muerte, la tibieza y la esterilidad”. Aunque estemos en el recobro, estamos muertos,
tibios y estériles. Me gustaría escuchar: “Señor, dame la carga de dar fruto. Dame las
palabras y la valentía para hablar por Ti”. Necesitamos tal clase de oración desesperada.
I. TENER COMUNION CON SUS COMPAÑEROS
PIDIENDO EN ORACION LA BENDICION
DEL SEÑOR CON DESESPERACION
En este mensaje queremos tener comunión acerca de cómo comenzar un grupo vital.
Primero hay que tener comunión con sus compañeros pidiendo en oración la bendición
del Señor con desesperación. Ya dijimos que debemos pedirle al Señor que nos dé
algunos compañeros. Si usted no tiene compañero, ore con desesperación desde mañana
para obtener uno. Sin compañero, no hay manera de comenzar el grupo vital. Luego
necesita tener comunión con su compañero mediante oraciones desesperadas. No deben
hablar simplemente el uno con el otro. La palabrería no significa nada. Es vanidad.
Cuando se reúnan, es mejor convertir el hablar en oración. Si quieren hablar, hablen con
el Señor.
Además, no debemos orar de manera rutinaria. Debemos orar desesperadamente
diciendo: “Señor, soy muy estéril; no estoy contento así, Señor; rescátame de mi
condición”. Esta es una oración genuina. No quiero hacer oraciones rutinarias. Si oro,
debo decir algo que proceda de mi carga. Para dar oraciones rutinarias, no es necesario
ejercitar el espíritu ni derramar lágrimas. Pero cuando oremos con desesperación desde
nuestro espíritu para liberar nuestra carga en oración, entonces lloraremos. Debemos
tener tal clase de oración genuina y vital.
Si el Señor tiene misericordia de nosotros y si la recibimos, nuestro grupo vital dará
buenos resultados, y después de seis o nueve meses, debemos dividirlo para tener un
nuevo comienzo. Esto debe tener lugar una y otra vez. Hay que hacer todo paso por
paso, en todo momento plenamente confiados de que el Señor está satisfecho y que
nosotros también estamos satisfechos.
Necesitamos pedir en oración la bendición del Señor con desesperación. Debemos orar:
“Señor, no somos nada, y por eso no tenemos nada. Pero Tú eres el Señor todo-inclusivo
quien es inescrutablemente rico. Necesitamos Tu bendición. Sin Tu bendición, estamos
muertos. Sin Tu bendición, somos fríos; ni siquiera somos tibios. Sin Tu bendición;
somos estériles. Necesitamos Tu bendición”. Debemos orar con desesperación diciendo:
“Señor, concédenos el fruto que permanezca. Hemos sido estériles muchos años”. Tal
oración desesperada produce en nosotros un arrepentimiento total.
Queridos santos, ser cristiano debe tener significado. Nuestra fe no tiene como fin
simplemente ayudarnos a escapar del infierno para ir al cielo. Esto es muy pobre. La
Biblia nos muestra algo mucho más elevado que esto. Nos muestra que Dios tiene una
economía eterna, Su plan eterno. Estamos aquí seriamente con el Señor para ser uno
con El para el cumplimiento de Su economía. Esta es la razón por la cual necesitamos
tener comunión con nuestro compañero pidiendo en oración la bendición del Señor con
desesperación.
II. EMPEZAR DESDE EL PRIMER PASO
DE LA MANERA ORDENADA POR DIOS:
SALVAR A LOS PECADORES PARA QUE
SEAN MIEMBROS DEL CUERPO DE CRISTO
Hemos considerado las etapas de engendrar, alimentar, enseñar y edificar. Para dar
comienzo a nuestro grupo vital, necesitamos comenzar desde el primer paso de la
manera ordenada por Dios: salvar pecadores para hacerlos miembros del Cuerpo de
Cristo. El Cuerpo de Cristo es práctico, presente y actual. La economía eterna de Dios
tiene como fin obtener un Cuerpo para Cristo, pero casi a nadie en la tierra le importa
esto.
El Señor nos mandó ir y hacer discípulos a las naciones (Mt. 28:19). No debemos
disculparnos diciendo que las naciones son muy malignas y que la corriente del mundo
actual es demasiado fuerte. Cuando vayamos a arreglar cuentas con el Señor, El no
aceptará excusas. El Señor nos necesita hoy día debido a la situación negativa. Necesita
que vayamos y salvemos pecadores para hacerlos miembros del Cuerpo de Cristo.
Necesitamos estar desesperados para dar luz a nuevos creyentes como fruto que
permanece. Es absolutamente anormal estar en la vida de la iglesia año tras año sin dar
fruto.
III. CONSIDERAR A TODOS SUS CONOCIDOS:
FAMILIARES, VECINOS, AMIGOS,
COMPAÑEROS DE ESTUDIO O DE TRABAJO,
Y PONERLOS EN UNA LISTA
También necesitamos considerar a todos nuestros conocidos y ponerlos en una lista.
Nuestros conocidos incluyen a nuestros familiares, vecinos, amigos, compañeros de
estudio o de trabajo.
IV. ORAR POR CADA NOMBRE DE LA LISTA
Y BUSCAR LA DIRECCION DEL SEÑOR
ACERCA DE CUAL DE ELLOS SERA LA
PRIMERA PERSONA DE QUIEN SE VA A OCUPAR
Luego hay que orar por cada nombre de la lista y buscar la dirección del Señor acerca de
cuál de ellos será la primera persona de quien usted se va a ocupar. Si ora así, el Señor lo
guiará y usted tendrá la carga de ponerse en contacto con personas específicas. Es
necesario llevar a cabo cada paso de la manera ordenada por Dios con oración. No debe
hacer nada sin oración adecuada.
V. TAMBIEN ESTAR ABIERTO AL SEÑOR PARA QUE
LO GUIE A VISITAR PERSONAS QUE NO CONOCE
Usted no debe limitarse a las personas que ya conoce. El Señor dijo que fuéramos e
hiciéramos discípulos a las naciones, a todo el mundo. Entonces usted debe estar abierto
al Señor para que lo guíe de nuevo a visitar personas que no conoce.
VI. LA MANERA DE VISITAR CANDIDATOS
PARA EL EVANGELIO, DE RELACIONARSE
CON ELLOS Y DE GANARLOS
En realidad, hay muchas maneras de visitar candidatos para el evangelio, de
relacionarse con ellos y de ganarlos. Me gustaría mencionar algunas.
A. Visitas constantes
No es necesario salir a tocar puertas frías. Puede visitar a la gente con previa cita. Hay
que hacer esto no sólo continuamente, sino también constantemente, día tras día.
B. Invitaciones a cenar regularmente
También necesitamos tener la práctica y la costumbre de invitar a la gente a cenar con
nosotros. Debemos hacer esto regularmente. Eugene Gruhler padre fue un ejemplo
entre nosotros de alguien que siempre cuidaba a la gente de esta manera. Casi todos los
días del Señor, la casa de este hermano estaba lista para recibir personas para almorzar
después de la reunión de la mañana. El se encargaba de la reunión y después invitaba a
algunos a su hogar para comer con él.
Recientemente tuve comunión con los ancianos de que debían aprender una cosa: tener
contacto con la gente. La mejor manera de hacerlo es invitarlos a la casa para cenar.
Esta es la manera más eficaz de ganar a la gente. De esta manera algo les puede ser
inculcado. Tal vez hayan sido salvos por medio suyo y sigan recibiendo ayudas gracias al
contacto que tiene en su casa.
Quiero que consideremos el propósito de nuestra vida. El mundo no significa nada para
nosotros. Estamos aquí únicamente para el Señor y Su deseo de hacer discípulos a otros,
es decir, salvarlos, para que sean miembros del Cuerpo de Cristo que ahora edificamos.
En la actualidad, no tenemos nuevo material con el cual edificar Su Cuerpo. Es posible
seguir en la vida de la iglesia año tras año sin bautizar a muchas personas. Puede ser que
después de poco tiempo los nuevos creyentes a quienes bautizamos se esfumen de entre
nosotros. Por la falta del cuidado suficiente y adecuado, no sobreviven. Si una madre da
a luz un hijo y no lo cuida, el niño no sobrevivirá. Necesitamos seguir el ejemplo del
apóstol Pablo, quien dijo que cuidaba a los nuevos creyentes “como la nodriza que cuida
con ternura a sus propios hijos” (1 Ts. 2:7).
C. Cartas periódicas acerca de la salvación
También es necesario escribir periódicamente a los candidatos para el evangelio acerca
de su salvación. Podemos escribir a cierta persona una vez cada dos semanas. Así en un
año le podemos escribir veintiséis veces.
D. Envíos continuos de tratados
del evangelio y folletos espirituales
Cuando escribimos a la gente también debemos mandarles tratados evangelísticos y
folletos espirituales.
E. Oraciones por toda la vida por el bienestar espiritual de algunas
personas específicas
No debemos orar por demasiadas personas. Más bien, debemos orar por el bienestar
espiritual de algunas personas específicas. George Müeller tenía una lista de personas
por quienes oraba regularmente. Con el tiempo, todos ellos menos uno fueron salvos
antes de que él muriera. Después de que murió el hermano Müeller, este otro también
fue salvo por el Señor.
Según la historia y la Biblia, si no hay oración nadie puede ser salvo. Usted y yo fuimos
salvos porque alguien oró por nosotros. Sin duda, Dios ha escogido a millones de
personas. Pero hace falta la oración humana que coopere con la selección divina. Si
usted no ora, Dios no tiene manera de visitar a cierta persona escogida. Se necesita
oración que corresponda con Su selección. Si usted ora de vez en cuando, tampoco
funcionará. Debe tener la carga de orar por ciertas personas y seguir orando por ellos
toda la vida.
Todos los que oren saben que orar es subir una gran montaña. El enemigo, Satanás, nos
mandará muchas cosas para frustrar la oración. No quiere que nadie ore. Debido a esta
guerra, debemos orar con mucha persistencia (Col. 4:2). La oración es una lucha. Cada
vez que comenzamos a orar en la casa, el teléfono suena o alguien toca a la puerta. Es
mejor no contestar el teléfono o la puerta durante el tiempo de oración. Debemos
considerarnos ausentes porque estamos ocupados con nuestro Señor en el tercer cielo.
Cuando no oramos, nadie nos llama ni toca a la puerta. Pero en cuanto oramos, alguien
nos llama o viene a visitarnos. ¿Es esto una casualidad? En realidad, la llamada por
teléfono o la visita fue instigada y enviada por el diablo para interrumpir o detener
nuestra oración.
F. Todo lo que se emprenda, debe hacerse
con persistencia, paciencia y perseverancia,
sin esperar cosecha inmediata
Todo lo que emprenda, debe hacerlo con persistencia, paciencia y perseverancia, sin
esperar una cosecha inmediata. Todos los granjeros saben que no pueden obtener una
cosecha instantánea. Una cosecha rápida significa una cosecha pobre. Los granjeros
deben ejercitar paciencia al cuidar su cultivo hasta el tiempo de la cosecha. Después de
cierto tiempo, usted ganará a algunos nuevos creyentes como frutos que permanecen.
Esto será una recompensa por su labor persistente en el evangelio.
G. Aprender a usar versículos bíblicos y tratados
También necesitamos aprender a usar versículos bíblicos y folletos acerca de la Biblia.
Recientemente publicamos unos tratados llamados Nuestra fe, Nuestro evangelio,
Nuestra comisión y Nuestras reuniones. Vamos a hacer todo lo posible para publicar
más de estos tratados para usar en el evangelio. Cuando tenemos contacto con la gente,
tal vez ellos pregunten quiénes somos y qué creemos. En tal caso les podemos regalar el
tratado llamado Nuestra fe. Este tratado es acerca de nuestra fe con respecto a la Biblia,
Dios, Cristo y la redención y la salvación de Dios. Podemos leer un párrafo con ellos, tal
vez el párrafo sobre nuestra fe en la Biblia. Después de leer este párrafo, entenderán
claramente que somos cristianos que creen en la Palabra de Dios. Esto facilitará nuestra
aceptación entre las personas con quienes tenemos contacto. Debemos estudiar los
puntos principales de estos tratados con los versículos apropiados a fin de estar
capacitados para ganar a nuestros candidatos del evangelio.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE CUATRO
¿EN QUE CONDICION SE ENCUENTRA
SU GRUPO VITAL HOY?
Lectura bíblica: Mt. 25:4; 2 Ti. 1:6
Por varios años hemos hablado de la manera ordenada por Dios. Ahora tenemos la carga
de ir a la práctica. En este mensaje, para saber en qué condición se encuentra nuestro
grupo vital hoy, queremos responder ocho preguntas.
I. ¿HA COMENZADO USTED SU GRUPO VITAL?
La primera pregunta que debemos contestar es: “¿Ha comenzado su grupo vital?”
Confío en que hemos hecho algo para comenzar nuestro grupo vital.
Debemos practicar los puntos de la manera ordenada por Dios para que los podamos
hacer de una manera consistente que perdure. Si queremos hacer algo que perdure, no
debemos practicarlo de manera extremista. Ya que queremos pasar un tiempo con el
Señor cada mañana, debemos siempre levantarnos a cierta hora. Si nos levantamos muy
temprano, con el tiempo no seremos capaces de mantener esta práctica. No quiero ver
que nadie haga algo de manera muy emotiva. Durante muchos años he servido al Señor
como esclavo y he cuidado de los santos, y me he dado cuenta de que el entusiasmo no
significa nada. Todo el que se emociona mucho muere prematuramente. Si podemos
orar quince minutos cada mañana, eso es todo lo que debemos hacer. Si tratamos de
levantarnos más temprano o hacer algo más, no durará mucho tiempo.
Ya mencionamos que necesitamos ir al Señor individualmente para que el Señor
reanime nuestro primer amor a través de oraciones de arrepentimiento. Debemos hacer
una confesión completa al Señor. En nuestro tiempo con el Señor, tal vez digamos con
lágrimas: “Señor, me arrepiento. Soy tan sucio y pecaminoso”. He practicado esto por
cerca de setenta años. Tenemos que aprender la lección de que en nuestra oración no
debemos instruir al Señor. No debemos pedirle al Señor que haga algo por nosotros. Al
contrario, debemos clamar desesperadamente desde lo profundo de nuestro ser:
“¡Señor, soy pecaminoso! Te necesito, Señor”. La Biblia dice que algunos hasta se
golpeaban el pecho cuando se confesaban ante el Señor (Lc. 18:13).
Si usted es sincero, honesto y fiel al Señor, cuando alguien le pregunte acerca de su
arrepentimiento, inmediatamente empezaría a derramar algunas lágrimas. Todavía
tendría la sensación de cuán pecaminoso es. Todo pecador que es salvo debe
arrepentirse. Hay muchos niveles de arrepentimiento en las personas: Algunos se
arrepienten de una manera baja y superficial. Otros se arrepienten más profundamente.
Aun otros se arrepienten a lo máximo de una manera desesperada y exhaustiva desde lo
profundo de su ser. Es posible que hasta se golpeen el pecho o rueden por el piso
mientras se arrepienten y se confiesan ante el Señor.
En la predicación del evangelio, tenemos que convencer a la gente de que deben
someterse. Los que han sido salvos deben tener la sensación y la comprensión de que
son pecaminosos y necesitan el perdón del Señor. Cuando un incrédulo ora con
sinceridad: “Oh, Señor, soy pecaminoso”, es señal de que el Señor lo ha impresionado.
La manera de ser vitalizados consiste en que el Señor reanime nuestro primer amor
mediante oraciones de arrepentimiento.
Tengo la carga de ayudar a los santos a ser vitales. Ahora necesitamos sumergirnos en la
práctica genuina de los grupos vitales. Para ser vitalizados, debemos ser como los atletas
que están en las olimpíadas. Si queremos saber qué es la desesperación, debemos
considerar estos atletas. Su dedicación y esfuerzo son un buen ejemplo de lo que es la
desesperación. La vida cristiana es una vida de martirio. Pablo sabía que sería
martirizado (2 Ti. 4:6). El Señor Jesús nos dijo que si alguno quería ir en pos de El debía
negarse a sí mismo, tomar la cruz y perder su alma (Mt. 16:24-25). Esto es muy
diferente del “evangelio azucarado” predicado en el cristianismo de hoy. De mi
experiencia como cristiano puedo decir que el único disfrute verdadero que un cristiano
puede tener no es físico. Es absolutamente espiritual. Físicamente, cada paso, cada
aspecto, de la vida cristiana es un sacrificio.
Cuando el Señor me envió a este país, di muchos mensajes acerca de las verdades
profundas, diciéndole a la gente cómo disfrutar a Cristo. Al principio ellos estaban
contentos. Gradualmente, sin embargo, ellos perdieron su disfrute mayormente debido
a que no querían pagar el precio. El Señor les dijo a los de Laodicea que eran tibios y que
El estaba a punto de vomitarlos de Su boca. Entonces les dijo que tenían que comprar
oro, vestiduras blancas y colirio (Ap. 3:15-18). Comprar esto requiere pagar un precio.
En el cristianismo de hoy ¿dónde se escucha un mensaje en el cual se advierta la
necesidad de comprar? Queridos santos, si queremos ser vitalizados, tenemos que pagar
un precio.
Si analizara cómo comenzó su grupo vital, creo que se convencería de que no lo ha
comenzado todavía. Tal vez nunca haya tenido un arrepentimiento genuino.
Arrepentirse genuinamente significa estar bajo una clase de condenación constante al
grado de darse cuenta de que uno está totalmente constituido de pecado, transgresiones,
infracciones, errores, equivocaciones y ofensas. Cuando uno hace una confesión
exhaustiva, se da cuenta de que está constituido de la carne, el viejo hombre, el hombre
natural, el mundo y Satanás. Se da cuenta de que mientras más confiesa, más tiene que
confesar. Parecerá que la inmundicia nunca se podrá limpiar. Una confesión exhaustiva
puede tomar hasta dos semanas.
Si usted no tiene este arrepentimiento y confesión con lágrimas, ¿cómo podrá su
compañero llegar a ser vitalizado? Debemos tener un comienzo genuino de los grupos
vitales. Queridos santos, ¿alguna vez han hecho una confesión exhaustiva delante de
Dios? Simplemente ir al Señor cinco minutos y decirle: “Señor, soy pecaminoso, me
arrepiento”, quizá sea un tipo de arrepentimiento, pero no es un arrepentimiento
completo.
El salmo 51 es un salmo que narra el arrepentimiento y confesión de David por haberse
entregado al pecado. El profeta Natán lo reprendió por lo que hizo, y él se confesó. Al
leer ese salmo podemos notar que el arrepentimiento y la confesión realmente no tienen
fin. No debemos pensar que en el salmo 51 terminó el arrepentimiento y la confesión de
David. De acuerdo a mi experiencia, la verdadera confesión, el verdadero
arrepentimiento, no tiene fin. Somos una montaña de pecado. Estamos constituidos de
pecado. ¿Cómo podríamos terminar nuestra confesión?
Es posible que inmediatamente después de haber confesado tratemos muy mal a
alguien. ¿Cómo podremos ser santos? ¿Cómo podremos ser justos? Pero cuando nos
arrepentimos y confesamos —mientras más profundo mejor— recibimos gracia y
misericordia. No debemos pensar que podemos terminar nuestra confesión. Por el lado
negativo, toda la vida cristiana es una vida de confesión. Tenemos que confesarnos cada
día y a cada momento. Siempre que abramos nuestra boca para orar, no debemos decir
nada sin antes confesar. Después de nuestra confesión, todavía somos pecaminosos.
Debido a que vivimos en un mundo sucio, los doctores nos dicen que debemos lavarnos
las manos frecuentemente para evitar enfermarnos. De la misma manera, necesitamos
confesar frecuentemente día a día. Necesitamos una confesión y un arrepentimiento
cabales.
II. ¿HA REANIMADO USTED SU NUEVO HOMBRE?
Los creyentes hemos sido regenerados y creados por Dios para ser la nueva creación.
Tenemos un nuevo hombre en nuestro ser el cual necesita ser reanimado. Pero casi
siempre hacemos a un lado a este hombre. Tal vez vengamos a las reuniones, pero
dejemos al nuevo hombre en la casa. Según la doctrina, esto nunca puede pasar, pero en
la práctica, sí puede pasar. Por eso siempre tenemos que reanimar nuestro nuevo
hombre.
No hay necesidad de que reanimemos nuestro viejo hombre porque esa porquería es
eterna. El viejo hombre estará con nosotros hasta que sea echado al lago de fuego para
ser quemado. Cuando era joven, la gente me preguntaba por qué Dios iba a quemar a los
pecadores en el lago de fuego por la eternidad. Tenemos que ver que el viejo hombre
tuvo su origen en Satanás, quien es “eterno”, así que él necesita un fuego eterno. No es
necesario que reanimemos nuestro viejo hombre debido a que el maligno siempre está
reanimándolo. Pero sí tenemos que reanimar nuestro nuevo hombre, y la única manera
de hacerlo es orar constante y continuamente. Por eso la Biblia nos dice que oremos sin
cesar (1 Ts. 5:17). Una vez que cesamos de orar, inmediatamente nuestro nuevo hombre
necesita ser reanimado. Que nuestro nuevo hombre sea reanimado no es algo común.
Muy pocos cristianos saben cómo reanimar su nuevo hombre.
III. ¿HA LLENADO USTED SU LAMPARA?
¿Ha llenado usted su lámpara? Esta pregunta está basada en Mateo 25. Las cinco
vírgenes prudentes tenían aceite en sus vasijas y en sus lámparas (v. 4). Pero el
problema de las vírgenes insensatas era que no llevaban aceite para volver a llenar sus
lámparas (v. 3). Podemos llenar nuestras lámparas si pasamos un tiempo con el Señor.
Esto no se refiere solamente a la oración. Primero, tenemos que pedir que nuestro nuevo
hombre sea reanimado. Luego debemos permanecer con el Señor para llenar de aceite
nuestras lámparas.
Si pasamos un día completo sin orar, sentimos que no hubo ardor dentro de nosotros y
que no hubo luz. No somos reanimados. Pero si oramos, después de cinco minutos nos
damos cuenta de que algo ha sido reanimado dentro de nosotros, y ese algo es el nuevo
hombre. Unos pocos minutos de oración pueden reanimar nuestro nuevo hombre, pero
eso no puede llenar nuestra lámpara. Para llenar nuestra lámpara tenemos que
permanecer con el Señor. Conforme a mi experiencia, este asunto requiere por lo menos
media hora. Una hora es el tiempo necesario para estar con el Señor de esta manera.
Esto no significa solamente orar, sino estar con el Señor; no sólo leer la Biblia, sino estar
con el Señor; no sólo meditar o reflexionar algunos versículos clave, sino estar con el
Señor. Estar con el Señor es mejor que reflexionar acerca de algunos versículos clave. Es
mejor que meditar en alguna porción de la Biblia. Estar con el Señor es mejor que
estudiar la Biblia. Es incluso mejor que orar. Sin leer, sin orar y sin meditar, es posible
disfrutar la presencia del Señor por el hecho de estar con El. Entonces uno es lleno. Esto
debe ser parte de su experiencia. El nuevo hombre es reanimado mediante la oración. La
lámpara se llena pasando tiempo con el Señor.
IV. ¿HA AVIVADO SU FUEGO?
En 2 Timoteo 1:6 Pablo le dijo a Timoteo que avivara el fuego del don de Dios que estaba
en él. Tal vez tengamos una llama, pero la llama se esté apagando. Debemos avivar
nuestra llama hasta convertirla en un fuego que nos haga arder. Hoy sólo tenemos una
pequeña llama en nosotros, así que podemos dormir bien. Pero cuando la llama llegue a
ser un fuego en la casa, no podremos dormir. Nuestro espíritu arderá para los intereses
del Señor.
V. ¿HA COMENZADO A TENER UNA COMUNION
INTIMA Y CABAL CON SU COMPAÑERO?
¿CUANTAS VECES A TENIDO ESTA COMUNION?
La verdadera íntima y cabal comunión con un compañero es algo especial. La comunión
que hayamos tenido en el pasado probablemente no fue muy íntima o cabal. Es
necesario abrirse a un compañero. La oración es la manera de reanimar el nuevo
hombre; pasar tiempo con el Señor es la manera de llenar la lámpara; ahora es necesario
abrirse a un compañero.
VI. ¿MANTIENE CONSTANTE SU ORACION
DE ARREPENTIMIENTO?
La oración de arrepentimiento es una clase especial de oración que debemos mantener
continuamente. Cualquier oración sin arrepentimiento es vana. Los doctores dicen que
es necesario lavarse las manos antes de comer. De la misma manera, no debemos orar
sin arrepentirnos. Orar sin arrepentirse es como comer sin haberse lavado las manos.
Aunque no nos enojemos ni digamos malas palabras, todavía somos pecaminosos. Así
que cuando oramos, cuando comemos un alimento espiritual, tenemos que lavarnos las
manos, y lavarse las manos es arrepentirse. Debemos decir: “Señor, todavía necesito Tu
perdón, y todavía necesito que me laves con Tu preciosa sangre”. Entonces podemos
orar. Después de lavarnos las manos, podemos comer.
Todos necesitamos un tiempo específico para arrepentirnos de manera que podamos
orar. El grado al cual podamos orar depende del grado al cual nos hayamos arrepentido.
Daniel, en su libro, estableció un buen ejemplo. En Daniel 9 vemos que él se confesó y se
arrepintió mucho cuando oró. Mientras oraba y se confesaba, recibió la revelación de las
setenta semanas, pero Daniel 9 habla principalmente de su confesión. El se arrepintió y
confesó no solamente por sí mismo sino también por su pueblo y sus antepasados. Así
que, a menudo uno debe arrepentirse no sólo por sí mismo, sino también por la iglesia.
No debemos olvidarnos de la iglesia, porque somos uno con la iglesia. Si nosotros
estamos contaminados, seguramente la iglesia también lo estará.
Si me preguntan cuántas veces debemos arrepentirnos y confesarnos, mi respuesta será
que la cantidad es incontable. Necesitamos arrepentirnos y confesarnos todo el día y
todos los días. En general, primero debemos orar así: “Señor, todavía necesito Tu
perdón de gracia. Necesito ser lavado con Tu sangre. Señor, necesito especialmente Tu
perdón por no andar estrictamente en el Espíritu en todo el día”. Esta es una confesión
específica. Algunas veces al final del día puedo recordar que no estuve en el Espíritu en
ciertos asuntos. Romanos 8:4 dice que el justo requisito de la ley se cumple en los que
andan conforme al espíritu. ¿Tiene usted la seguridad de que todo el día hace todo en el
Espíritu? Debo decirles que no hay nadie que pueda hacer esto. Pero usted puede hacer
una oración de arrepentimiento. Aunque no es posible tener siempre las manos
completamente limpias, sí es posible lavarse las manos. Necesitamos ser lavados
continuamente en la preciosa sangre de Cristo (1 Jn. 1:7).
Algunos cristianos piensan que sólo creer en el Señor es suficiente. Creen que Cristo es
su justicia sin importar cuántas cosas pecaminosas y mundanas hagan. Está por demás
decir que estos cristianos son muy negligentes y malsanos. No han visto, especialmente
en el Nuevo Testamento, que habrá un tiempo de disciplina para los cristianos
negligentes. El Nuevo Testamento dice que los cristianos negligentes e infieles, serán
echados en las tinieblas de afuera cuando el Señor regrese (Mt. 8:12; 25:30). Algunos se
preguntarán si es posible que nosotros los creyentes que hemos sido salvos seamos
echados en las tinieblas de afuera. Si andamos, vivimos y nos comportamos en tinieblas
hoy, ¿por qué esperamos que en la era venidera el Señor nos lleve directamente a la
gloria? La Biblia no es un libro azucarado. Está lleno de advertencias. El libro de
Hebreos contiene cinco grandes advertencias (2:1-4; 3:7—4:13; 5:11—6:20; 10:19-39;
12:1-29). Necesitamos ser vitalizados para ser llevados a la madurez y recibir el galardón
del Señor en la próxima era y para no ser castigados. Esta es la razón por la cual
debemos mantener nuestra oración de arrepentimiento.
VII. ¿HAN HECHO USTED Y SU COMPAÑERO LA LISTA
DE TODOS LOS POSIBLES CANDIDATOS?
Usted y su compañero deben hacer una lista de los nombres de todos los posibles
candidatos para el evangelio.
VIII. ¿HAN ORADO POR SUS CANDIDATOS
Y RECIBIDO DIRECCION DEL SEÑOR EN CUANTO
A QUIEN DEBEN VISITAR?
Debemos orar por nuestros candidatos y recibir la dirección del Señor en cuanto a quién
debemos visitar. Luego necesitamos seguir al Señor e ir a visitarlos.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE CINCO
LA NECESIDAD DE QUE HAYA
UNA NUEVA GENERACION
DEBEMOS SALIR DE TODO LO QUE SEA RUTINA
En esta serie de mensajes tengo la carga de ayudarles a salir de toda clase de formalidad
y rutina. Detestamos toda clase de formalidad; odiamos las reuniones formales;
aborrecemos los rituales; detestamos las reuniones, las oraciones, los mensajes, la
lectura y las profecías rutinarias. Aborrecemos todo lo que sea rutina. Queremos ser
vencedores vitalizados en la vida de la iglesia, quienes sean uno con el Señor para vencer
la muerte, la tibieza y la esterilidad.
ES NECESARIO USAR VOLANTES
AL LABORAR EN EL EVANGELIO
Estamos preparando algunos volantes para nuestra labor en el evangelio. Los que hemos
preparado hasta ahora se titulan Nuestra fe, Nuestro evangelio, Nuestra comisión y
Nuestras reuniones. Cuando visitemos a alguien, se preguntará quiénes somos y en qué
creemos. Le podemos dar el volante titulado Nuestra fe para mostrarle qué es lo que
creemos. Al leer esto se dará cuenta de que somos cristianos auténticos. Luego tal vez
quiera saber qué predicamos. Le podemos dar Nuestro evangelio, el cual le explica qué
predicamos. Si quiere saber qué hacemos, le podemos dar Nuestra comisión, el cual
habla de nuestra obra. Si desea saber a qué clase de iglesia asistimos, le podemos dar
Nuestras reuniones para mostrarle cómo nos reunimos. Al leer esto se dará cuenta de
que tenemos reuniones en casas, reuniones de perfeccionamiento y reuniones de la
iglesia en las cuales se profetiza y se habla por el Señor para la edificación de la iglesia.
También verá que tenemos reuniones del ministerio en las cuales se habla la palabra de
Dios. Después de leer estos volantes, los nuevos creyentes nos conocerán y tendrán la
paz de hablar con nosotros. Estos cuatro volantes pueden ser considerados como la
primera serie.
La segunda serie de volantes que publicaremos tendrá como fin nuestra predicación del
evangelio. Los temas de estos volantes serán Dios, Cristo, el Espíritu, la vida eterna, el
Cuerpo de Cristo, las iglesias locales y la unidad del Cuerpo de Cristo. Dios, Cristo, el
Espíritu y la vida eterna tienen como meta la producción del Cuerpo de Cristo, el Cuerpo
de Cristo es expresado en iglesias locales, y todas las iglesias locales deben guardar la
unidad del Cuerpo de Cristo.
Siempre que vayamos a visitar gente, independientemente de que sean cristianos o
incrédulos, debemos llevar todos estos volantes. Entonces, según el Señor nos guíe, les
podemos dar alguno que satisfaga la necesidad que ellos tengan. Necesitamos aprender
a usar estos volantes de una manera eficaz. Debemos estudiarlos para poder conversar
con los nuevos acerca de su contenido. Es difícil pedirle a un nuevo que lea un volante
completo junto con nosotros. Hacer eso es el método obsoleto. En vez de eso, durante
nuestra conversación, podemos leer una porción de un párrafo en particular. Entonces
podemos reforzar y confirmar lo que leímos. Debemos conocer bien todos los versículos
bíblicos mencionados en estos volantes. Esto es una parte práctica de nuestro
entrenamiento para llegar a la gente.
¿QUE ES UN GRUPO VITAL?
Ahora me gustaría preguntar: “¿Qué es un grupo vital?” Algunos dirán que un grupo
vital es un grupo viviente, ardiente y fructífero. Pero esta respuesta puede ser mera
doctrina y carecer de visión. En realidad, un grupo vital es un grupo de cristianos
normales. Hoy la mayoría de los cristianos incluyendo algunos de nosotros en el
recobro, son anormales. Tengo la carga de perseverar en la formación de los grupos
vitales con el fin de que la generación cambie. Cuando fui a Taiwán en 1984, les dije a los
principales ancianos que no podía seguir adelante en la presente situación inactiva del
recobro. Necesitamos salir de la muerte de Sardis (Ap. 3:1-2), de la tibieza de Laodicea
(vs. 14-16), y de la esterilidad de los creyentes degenerados (Jn. 15:2a). Quiero hacer que
el recobro entre en otra era con una nueva generación, con gente nueva.
Después de reconsiderar la santa Palabra, encontramos la manera en la cual los
cristianos deben servir y reunirse. Esta es la manera ordenada por Dios en la Biblia. Esta
manera ordenada por Dios consta de cuatro pasos. El primer paso consiste en predicar
el evangelio para salvar a los pecadores a fin de que sean miembros de Cristo. Esta es la
etapa en la cual se engendra o produce miembros de Cristo. Cuando los pecadores se
arrepienten, creen y son regenerados, son como recién nacidos que necesitan ser
nutridos por nosotros. Esto nos lleva a la segunda etapa, la etapa de alimentación o
nutrición. Después de la etapa de alimentación viene la etapa de enseñanza y educación.
La etapa de enseñanza requiere mucho tiempo. En la vida humana, una educación
requiere seis años de primaria, seis años de secundaria y cuatro años de universidad. En
términos espirituales, también necesitamos educarnos en las verdades divinas para la
vida cristiana y la vida de la iglesia. Esa es la etapa de enseñanza, a la cual Efesios 4:12
llama el perfeccionamiento de los santos. Después de cierto tiempo, los santos se
“gradúan” en la vida de la iglesia. El tiempo necesario para “graduarse” varía con la
gente conforme a su deseo por el Señor, su esfuerzo y su capacidad.
Después de las etapas en las cuales se engendra, se nutre, y se enseña, viene la etapa de
edificación. Después de graduarse de la universidad, es necesario hacer unos negocios.
Nuestro negocio en la vida de la iglesia es edificar la iglesia, el Cuerpo de Cristo,
profetizando. Esto está completamente revelado y presentado en 1 Corintios 14. La
iglesia no es edificada por un ministro o predicador que hable todo el tiempo. Este
concepto se originó en Satanás y tiene como fin destruir el Cuerpo de Cristo, anular
nuestra sujeción a Cristo nuestra Cabeza y anular a la iglesia. La práctica de que un
hombre hable y los demás escuchen no edifica la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Al
contrario, produce una jerarquía, un sistema religioso con rangos y posiciones. En 1
Corintios 14 Pablo dijo que todos debemos desear el profetizar, el hablar por el Señor (v.
1). Pablo dijo que todos podemos profetizar (v. 31). Profetizar en 1 Corintios 14 significa
hablar por el Señor y proclamar a Cristo. Necesitamos la variedad de que muchos santos
hablen en las reuniones. Después que un nuevo se bautiza puede decir: “¡Alabado sea el
Señor! Lo amo. El es tan bueno conmigo”. En una familia es muy bueno oír que todos
los miembros de diferentes edades hablen, desde el más joven hasta los abuelos. La vida
de la iglesia debe ser así.
Por tanto, hemos visto que la manera ordenada por Dios consta de cuatro etapas: las
etapas de engendrar, alimentar, enseñar y edificar. En el recobro casi a todos les gusta la
manera ordenada por Dios, pero cuando en realidad empecemos a practicarla paso a
paso, seremos una generación cambiada. Saldremos de la vieja generación y vendremos
a ser una nueva generación. Esto es lo que espero ver en el recobro: un cambio de
generación. Debemos salir de la muerte, la tibieza y la esterilidad. Debemos salir de la
vejez, del deterioro. Debemos salir de la rutina, la formalidad, el silencio y las oraciones
tradicionales. Odiamos la muerte, la tibieza y la esterilidad. Estamos luchando para
derrotarlas. Necesitamos cambiar de la vieja manera a la nueva manera, de la vieja era a
la nueva era por medio de la manera ordenada por Dios, la cual consta de cuatro pasos:
engendrar, alimentar, enseñar y edificar. Necesitamos un cambio de generación.
Quisiera repetir que un grupo vital es un grupo de cristianos normales. Un cristiano
normal siempre vive una vida santa en la iglesia. Vive en el Cuerpo. No salva a las
personas para que entren en una denominación sino para que entren en la iglesia, en el
Cuerpo. Debido a que muchos de nosotros no fuimos salvos de esta manera, no fuimos
normales. Un cristiano normal vive la vida de la iglesia normal y predica el evangelio de
una manera normal para salvar a otros y hacerlos entrar en la iglesia, en el Cuerpo.
Los cristianos normales engendran y producen cristianos normales. Después de oír la
predicación del evangelio, una persona debe arrepentirse cabalmente. Debe hacer una
confesión cabal ante Dios de sus errores, equivocaciones, faltas, defectos,
transgresiones, delitos, pecados y maldades. También le debe pedir perdón a cualquiera
que haya ofendido. Mediante esta clase de arrepentimiento y confesión, empezará a
tener una íntima comunión con el Señor y con los demás creyentes. Entonces podrá ser
perfeccionado con respecto a cómo orar, cómo leer la Palabra de Dios, cómo invocar el
nombre del Señor, y cómo ejercitar su espíritu. Espontáneamente llegará a ser vital, es
decir, viviente, ardiente y fructífero. Una persona vital es alguien que se arrepiente al
máximo, confiesa cabalmente, tiene un contacto íntimo con el Señor Dios y tiene
estrecha comunión con los demás cristianos.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE SEIS
DEBEMOS EDIFICAR EL HABITO DE VISITAR A OTROS
Lectura bíblica: 1 Co. 9:16-27; 1 Ti. 1:16
NUESTRA CARGA AL PREDICAR EL EVANGELIO
Atesoro 1 Corintios 9:16-27. Esta es la porción más elevada de la Biblia con respecto a
nuestra carga al predicar el evangelio. Quisiera que leyéramos estos versículos con
mucha atención.
Se nos encomendó una mayordomía
Pablo dice: “Pues si predico el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es
impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predico el evangelio! Por lo cual, si lo hago por mi
propia voluntad, recompensa tengo; pero si por fuerza, una mayordomía me ha sido
encomendada” (vs. 16-17). Pablo tenía una carga y una responsabilidad. Predicar el
evangelio no era su gloria, sino su deber. El Señor le encomendó a Pablo una
mayordomía y lo estableció como mayordomo. La palabra griega traducida
mayordomía es oikonomía, que también es la palabra para economía. Con el fin de
cumplir la mayordomía, Pablo dispensó a los necesitados todas las riquezas que él había
recibido del Señor.
Hacerse de todo para todos
Los versículos 18 y 19 dicen: “¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio,
presente gratuitamente el evangelio, para no hacer pleno uso de mi derecho en el
evangelio. Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a
mayor número”. Pablo se hizo esclavo de todos los necesitados para ganarse el favor de
ellos. Los versículos 20 al 22 dicen: “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a
los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto
a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo
estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino dentro de la ley de Cristo), para
ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a
todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos”. Pablo se hizo de
todo para todos. Para los débiles se hizo débil. El se adaptó a todo, esto es, a las
diferentes clases de comidas y prácticas, por causa de todos los hombres.
Participar del evangelio
El versículo 23 dice: “Todo lo hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de
él”. Cuánto disfrutemos nuestra participación en el evangelio depende de cuánto lo
compartamos con otros. Si no predicamos el evangelio, no tendremos gozo en el
evangelio. Si no predicamos el evangelio, no participamos del evangelio que hemos
recibido. El evangelio se recibe por fe, pero se disfruta por medio de la predicación.
Tenemos que predicar el evangelio para disfrutarlo. Mientras más lo predicamos, más lo
disfrutamos. Si no predicamos y no llevamos ningún fruto, no tenemos ningún gozo en
el evangelio.
Correr en un estadio
El versículo 24 dice: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren, pero uno
solo recibe el premio? Corred así, para ganar”. Pablo era como un atleta olímpico que
corriera en una competencia. El usó el ejemplo de correr en un estadio para
demostrarnos cómo predicaba. El no predicaba de una manera descuidada sino de una
manera olímpica, de una manera muy estricta. Alguien que compita en las olimpíadas se
debe entrenar y ejercitar de una manera muy estricta. Debemos hacer lo mismo en el
evangelio.
Pablo dijo que deberíamos correr la carrera de tal forma que podamos recibir el premio.
Debemos recordar que hay un galardón como incentivo para nuestra predicación, pero
no podemos predicar el evangelio descuidadamente. Debemos esforzarnos por correr de
manera estricta. Si consideramos esto y nos comparamos con Pablo, tenemos que
admitir que nos falta mucho. No debemos tomar a la ligera la práctica de los grupos
vitales por causa del evangelio. Si somos negligentes, no tendremos la posibilidad de
ganar nada. El Señor nos ha estado hablando semana tras semana y año tras año. Pero
muchos de nosotros no hemos recibido el beneficio completo de Sus palabras, lo cual se
debe a nuestra negligencia.
No debemos hacer nada de una manera irresponsable. Si arreglamos las sillas, debemos
hacerlo adecuadamente. Si servimos como ujieres, debemos revisar el lugar a donde
dirijamos a la gente. Debemos asegurarnos de que todo esté en orden y limpio,
impecable y atractivo. También debemos aprender a ser estrictos al comer. Al retirarnos
de la mesa, debemos poner la silla en su lugar adecuado debajo de la mesa. Nuestra
habitación, nuestro lugar de trabajo y todo lo relacionado con nosotros debe estar en
buen orden. Si somos irresponsables y desordenados, predicaremos el evangelio de la
misma forma. Tal vez hablemos de predicar el evangelio, pero ¿cómo lo hacemos? Tal
vez prediquemos de una manera negligente sin hacer ningún esfuerzo y sin tener
ninguna desesperación.
En 1953 llevé a cabo un entrenamiento en Taipéi, al cual asistieron ciento veinte santos.
Ese fue el primer entrenamiento que di luego de haber salido de la China continental. Lo
primero de lo que hablé en ese entrenamiento fue el carácter de los entrenantes.
Mencioné treinta aspectos que constituyen un carácter apropiado de una persona que
puede ser útil al Señor (véase el libro titulado Character [Carácter] publicado por Living
Stream Ministry). En primer lugar, debemos ser genuinos, exactos y estrictos. Ser
genuino, exacto y estricto tiene como fin correr la carrera cristiana para ganar el premio.
Cuando se corre en un estadio se observan ciertas reglas. Es necesario que nos
ejercitemos.
Llevo muchos años bajo esta clase de entrenamiento y disciplina. Si no nos imponemos
una disciplina apropiada, nunca seremos vencedores. El Señor Jesús no era descuidado.
Una vez alimentó a cinco mil personas, sin incluir mujeres y niños, con sólo cinco panes
y dos peces. Si hubiésemos estado allí, habríamos estado entusiasmados. Tal vez en
nuestro entusiasmo habríamos descuidado lo que sobró. Pero el Señor Jesús le dijo a los
discípulos que recogieran todas las sobras (Jn. 6:12), lo cual muestra cuán estricto era el
Señor.
Cuando El vio a los cinco mil, les dijo a Sus discípulos que los hicieran sentar en grupos
de cincuenta cada uno (v. 10; Lc. 9:14). Luego tomó los panes y los peces y alimentó a la
multitud. Estar sentados significa estar en orden. Si no se hubiesen seguido ciertas
reglas, no habría sido posible alimentar a los cinco mil. Todos ellos tenían hambre y
querían comer. Si todos hubieran corrido a la vez por la comida, algunos habrían sido
pisoteados. El hecho de que el Señor pidiera a los discípulos que hicieran sentar a la
multitud constituyó una regla. Cuando los discípulos distribuyeron la comida, lo
hicieron en orden y de manera apropiada. Esto muestra que el Señor Jesús era muy
detallado y minucioso en Su humanidad.
También podemos ver la excelente humanidad del Señor cuando El resucitó. Cuando
Pedro entró en el sepulcro del Señor en el día de la resurrección, él vio “el sudario, que
había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un
lugar aparte” (Jn. 20:7). Si nosotros hubiéramos resucitado, tal vez hubiésemos dicho:
“¡Alabado sea Dios! ¡He sido liberado! ¡Aleluya!” Entonces habríamos tirado el sudario y
dejado todo en desorden en el sepulcro. Pero esto no fue lo que hizo el Señor. Cuando
los discípulos vinieron a Su sepulcro, vieron la evidencia de que El había sido resucitado.
Todas las cosas dejadas en el sepulcro fueron un testimonio de la resurrección del Señor.
Si esas cosas no hubiesen quedado en buen orden, habría sido difícil que Pedro y Juan
creyesen (v. 8) que el Señor había resucitado. Quizá habrían creído que alguien se había
robado el cuerpo del Señor. Si este hubiera sido el caso, nada habría quedado en buen
orden. Esto nos muestra nuevamente la excelente humanidad del Señor. Es necesario
que nuestro carácter sea transformado con esta humanidad elevada. El Señor era
todopoderoso e infinito, pero nunca fue negligente. El era muy minucioso y detallado,
aun al tomar cuidado de cosas pequeñas. Debemos correr la carrera cristiana de esta
manera.
Ejercer dominio propio en todo
En el versículo 25 Pablo dice: “Todo aquel que compite en los juegos, en todo ejerce
dominio propio; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros,
una incorruptible”. Pablo ejercía dominio propio en todo por causa del evangelio para
correr la carrera cristiana. El no era descuidado. Esto nos muestra que él se esforzaba
como un atleta olímpico.
Si usted está disciplinado, es decir, si está entrenado para competir, debe aprender a
ejercer dominio propio en todo, al beber, al comer, al vestirse, al peinarse, al ponerse la
corbata y al reír y llorar. He visto a unos hermanos reírse sin control y a unas hermanas
llorar sin cesar. Debemos ejercer dominio propio al reír y al llorar.
Por sesenta y ocho años he estado bajo el entrenamiento de Dios y mi dominio propio.
Esto es lo que me hace posible abrir la Palabra. En 2 Timoteo 2:15, Pablo le dijo a
Timoteo que tenía que aprender a trazar bien la palabra, como se hace en carpintería.
Sólo podemos exponer adecuadamente y trazar bien la palabra de Dios si nos
ejercitamos para hacer todo con exactitud.
Cuando estuve en Shanghái en 1947, cierto día unos colaboradores tuvimos comunión
acerca de nuestro trabajo. Una hermana que era diaconisa vino a nosotros muy
preocupada y nos dijo: “Hermano Lee, el techo tiene un agujero muy grande”. Al hablar
indicaba con las manos el tamaño del agujero. Le pregunté: “¿De qué tamaño?” Y ella
dijo: “De este tamaño”. Esta vez el tamaño que ella indicaba era menor. Le pregunté de
nuevo: “¿De qué tamaño?” Y ella dijo: “Así”. Le volví a preguntar: “¿De qué tamaño?” Y
contestó: “Así”. Cada vez que yo preguntaba, el agujero que ella describía se hacía más
pequeño. Finalmente, encontramos que el agujero del techo era en realidad muy
pequeño. Si aplicamos este principio a nosotros mismos, nos daremos cuenta de que
somos muy inexactos.
Pude componer esos treinta puntos acerca de cómo entrenar el carácter por mi
aprendizaje. No sólo debemos ser entrenados con el conocimiento de la Biblia.
Queremos ser entrenados para crecer en vida. Lo que tiene vida crece conforme a una
regulación. Todas las frutas tienen una forma que depende de la vida en ellas contenida.
La forma se adquiere por el crecimiento en vida. La vida controla. Necesitamos ser
entrenados para crecer en la vida del Señor y así seremos controlados. Debido a la caída,
nuestra humanidad no está controlada, así que es necesario ser entrenados
exteriormente, a lo cual llamamos entrenamiento del carácter.
Debemos ser genuinos, exactos y estrictos no sólo en las reuniones de la iglesia y en
nuestro servicio en la iglesia sino también en nuestra vida diaria y en nuestra vida
privada. ¿Dónde ponemos nuestros zapatos cuando nos los quitamos? Esto muestra qué
clase de carácter tenemos. Todo lo relacionado con nuestra manera de vestirnos y
peinarnos debe ser apropiado. Debemos ser limpios y ordenados, nuestra habitación y
nuestros muebles también deben estar limpios y ordenados. Debemos dar lustre a
nuestros zapatos y limpiar el polvo de nuestros muebles. Pablo dijo que los cristianos
somos como los que corren en un estadio. Correr es ejercitarse. Aún al barrer cierta
área, no debemos hacerlo descuidada ni perezosamente. Debemos barrer de manera
estricta y diligente. Si no nos comportamos de esta forma, nuestra negligencia y nuestra
pereza quedarán en evidencia.
Cuando vayamos a visitar a otros, no debemos hacerlo a la ligera. Debemos correr la
carrera. Al visitar a otros, la atmósfera debe ser adecuada y nuestros ademanes deben
ser correctos. Todo nuestro ser debe estar ejercitado para tener una actitud apropiada al
visitar a otros. Si un hermano joven habla con un hombre de sesenta años, su manera de
sentarse y hablar debe ser muy respetuosa. No se debe sentar de una manera
inadecuada. Al correr la carrera tenemos que ejercitar dominio propio en todo. Esto
representa la efectividad de nuestra predicación. Que nuestra conversación con un
candidato para el evangelio sea efectiva o no depende de cómo nos comportemos, de
cómo nos sentemos y de nuestros ademanes. Debemos tomar esta comunión como
principio.
Debemos golpear nuestro cuerpo
y ponerlo en servidumbre
Pablo dijo: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera
peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado”
(vs. 26-27). Debido a que Pablo ponía su cuerpo en servidumbre, el podía ser siervo de
cualquiera. El golpeaba su cuerpo para someterlo, para esclavizarlo. Algunas veces nos
excusamos de servir al Señor diciendo que estamos cansados. Pero tenemos que golpear
nuestro cuerpo y ponerlo en servidumbre para tener contacto con otros a causa de los
intereses del Señor.
PABLO ES UN MODELO PARA LOS CREYENTES
Tal vez nos preguntemos cómo podríamos compararnos con el apóstol Pablo. Pero Pablo
dijo en 1 Timoteo 1:16 que él fue salvo como el primero de los pecadores a fin de ser un
modelo para los creyentes. Esto indica que debemos hacer lo que Pablo hizo. El es un
modelo. Si no existiera posibilidad de que fuéramos como él, lo que dijo fue en vano, y
este versículo no debería estar en la Biblia. Pero él dijo claramente que Dios lo puso a él
como modelo para todos los que creyeran en el Señor Jesús. Hoy día nosotros creemos
en Cristo, y todos podemos ser como Pablo.
¿Cómo podemos ser vitales? Tenemos que correr la carrera. ¿Ha comenzado usted a
correr? Si no es así, los grupos vitales son sólo vana palabrería entre nosotros. Me
compadezco de muchos de nosotros. Sé que tienen trabajos difíciles, trabajan muchas
horas, pero no debemos excusarnos mucho. Tenemos que laborar. En toda la tierra,
todos están ocupados. Tenemos que ser como los que participan en las olimpíadas.
Debemos disciplinarnos, ejercer dominio propio y golpear nuestro cuerpo para ponerlo
en servidumbre. Si no acatamos esta manera de correr, no creo que los grupos vitales
puedan llegar a existir. Los grupos vitales no pueden existir entre los negligentes,
perezosos o flojos.
VISITAR A OTROS
DEBE SER NUESTRA PRACTICA
De ahora en adelante todos tenemos que correr la carrera mediante practicar el
contactar gente. Esto no es fácil, debido a que no tenemos este hábito y práctica.
Necesitamos un cambio en nuestro ser natural. No debemos poner la excusa de que
somos de cierta manera por nacimiento. Tal vez seamos de cierta manera de nacimiento,
pero ya pasamos por otro nacimiento. Hemos nacido de nuevo, es decir, hemos sido
regenerados. Por nuestro primer nacimiento somos la vieja creación, pero por la
regeneración Dios nos ha hecho ser la nueva creación, así que debemos ser nuevas
personas.
Después de la regeneración experimentamos la transformación. La transformación no es
una corrección ni una mejora externa, sino un cambio metabólico interno. A algunos de
nosotros se nos dificulta por naturaleza tener contacto con otros. Pero este
entrenamiento requiere que tengamos un cambio interno, una transformación.
Tenemos que orar así: “Señor, concédeme tener un cambio en mi actitud con respecto a
visitar a otros. No me gusta visitar a los demás. No me gusta que otros me inviten para
tener contacto con ellos ni tampoco me gusta invitar a otros para que tengan contacto
conmigo. No tengo esta clase de disposición. Señor, Tú sabes que no tengo esta
capacidad, así que tienes que transformarme”. Tenemos que cooperar con el Señor para
ser transformados.
Quisiera proponerles que desde mañana en la mañana empiecen a tener contacto con
otros usando el teléfono. Antes de salir de su casa puede hacer por lo menos una
llamada telefónica. Así comenzará a desarrollarse en usted un hábito de hablar con
otros, de conocer a otros y de interesarse por otros.
También necesitamos hablar con otros antes y después de las reuniones de la iglesia,
especialmente la reunión matutina del día del Señor. Quizá este sea el mejor momento
para que hablemos con otros. El sábado podríamos llamar a algún hermano y decirle:
“Hermano, lo he visto frecuentemente, pero no he tenido tiempo de hablar con usted.
¿Que tal si mañana llegamos a la reunión media hora antes y tenemos comunión unos
veinte minutos”? Esta clase de contacto con los hermanos ayuda mucho.
Después de la reunión matutina del día del Señor también es apropiado hablar con
otros. He observado que al finalizar la reunión muchos hermanos y hermanas solamente
hablan con personas a quienes conocen bien. No procuran hablar con los nuevos en la
reunión. Así que, los nuevos se quedan como huérfanos. Antes y después de la reunión
debemos crear una atmósfera agradable e íntima en el salón. Cuando los nuevos vengan,
podrán sentir el cuidado cálido y la intimidad que existen entre nosotros. Puede ser que
un nuevo no haya oído todavía el evangelio. Tal vez no haya creído todavía. Pero será
impresionado con la atmósfera agradable e íntima que reina entre los hermanos en el
salón de reunión.
Cuando tenemos esta clase de contacto con los santos y con los nuevos, podemos
funcionar mejor en la reunión; se nos hace más fácil el profetizar. Supongamos que
vengo cada día del Señor en la mañana, pero no hablo con nadie, y nadie habla conmigo.
En ese caso, todas las caras me parecen frías. Cuando me levanto a profetizar, a hablar
por el Señor, me resulta difícil debido a que la gente luce muy indiferente. Después de
hablar un poco en una atmósfera como esa, me será muy difícil continuar. Pero si todos
me son conocidos, algunos me sonreirán mientras hablo. Sus sonrisas me exhortan a
“seguir adelante” al hablar por el Señor. Debemos tener una atmósfera como ésta en la
reunión de la iglesia, una atmósfera en la cual la gente puede ver que verdaderamente
nos amamos unos a otros. Somos de verdad una gran, agradable e íntima familia en
donde hay hermanos, hermanas y padres. Algunos mayores son en realidad nuestros
padres en el Señor (Ro. 16:13; 1 Co. 4:15).
A ningún ser humano le gusta estar aislado. A todos nos gusta reunirnos. Pero en la
sociedad humana, ¿dónde se puede ver una congregación de personas que se amen de
una manera incorruptible y en la cual haya mucho ánimo, edificación y ayuda? A
cualquier ser humano le gustaría unirse a un grupo así. Siento que en nuestras
reuniones de la iglesia no tenemos una atmósfera apropiada. Necesitamos crear una
atmósfera agradable cuando comencemos a tener contacto con otros. Podemos hacer
citas con personas para la reunión matutina del día del Señor llamándoles por teléfono.
Debemos tratar de hacer esto.
También debemos tratar de invitar a alguien a nuestra casa y de ser invitados por otros a
sus casas. Si practicamos esto de una manera agradable e íntima la bendición del Señor
nos seguirá. Si un hermano recibe algunas invitaciones cada semana, tal vez no pueda ir,
pero esas invitaciones lo animarán y lo sostendrán.
El Señor encargó a Su pueblo, Sus discípulos, que se amaran unos a otros (Jn. 13:34). El
reunió a un grupo de galileos para que le siguieran todos los días por tres años y medio.
Ellos dejaron sus trabajos y siguieron al Señor Jesús todo el tiempo. El Señor los
entremezcló. En los Hechos y en las epístolas, podemos ver que los primeros apóstoles
también se mezclaban así entre los santos. Tengo la carga de hacer que nos mezclemos.
Podemos hacerlo de tres maneras: llamar a otros por teléfono, contactar a otros los
domingos por la mañana, e invitar a otros a nuestra casa y ser invitados por otros a sus
casas.
Cuando invitemos a otros a nuestra casa, no tenemos que preparar un banquete.
Debemos preparar una comida sencilla. No nos reunimos para comer, sino para
mezclarnos. Cuando nos reunimos, hablamos acerca del Señor Jesús, de Su santa
Palabra, y de nuestras experiencias espirituales. Esta clase de contacto revolucionará la
iglesia. Haremos que la iglesia sea nueva.
En el mensaje anterior, hablamos de que el Señor necesita una nueva generación. Esto
no puede llevarse a cabo simplemente orando sino que debemos estar en contacto con
otros. Usted me debe buscar, yo lo debo buscar a usted, y debemos tener contacto unos
con otros todos los días, todas las semanas, todos los meses y todos los años. Cuando
nos ponemos en contacto unos con otros, estamos reunidos. Reunirse es mezclarse, y
mezclarse es conocerse mutuamente. Quien pastoree el rebaño del Señor debe conocer a
todas las ovejas.
Necesitamos ser entrenados para tener contacto con otros. Si un hermano es muy frío
para con el Señor, ¿cómo podemos hacerlo ferviente? Podemos invitarlo a nuestra casa o
ir a visitarlo. Un día el Señor les lavó los pies a Sus discípulos para mostrarles que los
amaba hasta el fin (Jn. 13:1), y les pidió que hicieran lo mismo entre ellos con amor (vs.
14, 34). Hoy el mundo está sucio, y nosotros, los santos, fácilmente nos contaminamos.
Sólo podemos mantener una comunión agradable con el Señor y entre nosotros, si
nuestros pies son lavados con el Espíritu Santo (Tit. 3:5) y con la palabra (Ef. 5:26) los
cuales pueden lavarnos. Esto puede ser llevado a cabo cuando nos comunicamos
mutuamente con amor. Nuestra comunicación con otros no debe ser formal y oficial,
sino normal y viviente en todo aspecto.
Si algunos santos no asisten a las reuniones de la iglesia, podemos empezar a visitarlos
una vez a la semana o una vez al mes de manera constante conforme a lo que la
situación permita. Podemos darles copias de los folletos evangélicos que hemos
publicado. Podemos leerles una frase o un párrafo. Tal vez esto los anime y les dé el
deseo de volver a las reuniones. Existen muchas maneras de pastorear a la gente. Mi
punto es éste: necesitamos desarrollar el hábito de comunicarnos con otros. No
debemos limitarnos en nuestra comunicación. Si tenemos la carga de visitar a nuestros
parientes y conocidos que sean incrédulos, debemos hacerlo. Debemos practicar esta
única lección: visitar a otros.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE SIETE
EN EL RECOBRO DEL SEÑOR HOY ES NECESARIO
DESARROLLAR EL HABITO DE VISITAR A OTROS
Lectura bíblica: Jn. 21:15-17; Hch. 20:28; 1 P. 5:1-2; Cnt. 1:8
SE NECESITAN PASTORES EN EL RECOBRO DEL SEÑOR
Necesitamos desarrollar el hábito de visitar a otros. En Cantar de los Cantares 1:8 el
Señor dijo a Su seguidora: “Ve, sigue las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas
junto a las cabañas de los pastores”. Este versículo indica que debemos correr tras el
Señor. Mientras corremos, tenemos que cuidar de algunos más jóvenes, quienes son
nuestros niños. Tenemos que traerlos a las cabañas donde están los pastores y donde el
pueblo de Dios se reúne con el Príncipe de los Pastores.
El Evangelio de Juan, un evangelio basado en la vida, también habla de la necesidad del
pastoreo. Al final del capítulo veinte, el Evangelio de Juan en realidad ya está concluido,
pero queda otro capítulo como apéndice, el capítulo veintiuno. El punto principal de
este apéndice es el hecho de que el Señor Jesús dedicó un tiempo para pastorear a
Pedro. Pedro había sufrido una gran derrota. Poco antes de Juan 21, él se jactaba y le
dijo al Señor: “Señor, todos podrán negarte, pero no yo. Yo te seguiré hasta el fin”.
Entonces el Señor le respondió: “De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo
cante, me negarás tres veces” (Mt. 26:34). Pedro respondió: “Aunque me sea necesario
morir contigo, no te negaré” (v. 35). Sin duda, en ese entonces Pedro no creía que él
podría negar al Señor. Después de su terrible fracaso aquella noche, él lloró
amargamente (v. 75).
Cuando el Señor Jesús resucitó, ¿cómo podría Pedro darle la cara otra vez? Los días
deben haber sido difíciles para Pedro después de que negó al Señor. El estaba tomando
la delantera entre los discípulos a través de esos tres años y medio del ministerio del
Señor en la tierra. Entonces tuvo un gran fracaso. Incluso negó al Señor ante una criada
(vs. 69-70). El Señor seguramente sabía que Pedro estaba deprimido. Después de
fracasar, Pedro fue el primero en volver a su antigua profesión de pescador para ganarse
la vida (Jn. 21:3).
Cuando el Señor restauró a Pedro, le recordó Su deseo de tener un rebaño. En 1 Pedro
5:4 Pedro llamó al Señor Jesús “el Príncipe de los Pastores”. Hebreos 13:20 dice que
Cristo es el gran Pastor, y el Señor mismo nos dijo en Juan 10:11 que El es el buen
Pastor. Así que, el es el Príncipe de los Pastores, el gran Pastor y el buen Pastor. En 1 de
Pedro 2:25 dice que este Príncipe de los Pastores es el Pastor de nuestras almas. Nuestra
alma es nuestro ser interior, nuestra verdadera persona. Nuestro Señor nos pastorea
principalmente cuidando que nuestro ser interior esté bien y vigilando la condición de
nuestra verdadera persona. Pero, ¿creen ustedes que el Señor Jesús por Sí solo puede
pastorear tantos rebaños de ovejas? Como Príncipe de los Pastores, El necesita un
rebaño de pastores. No sólo somos rebaños de ovejas sino también rebaños de pastores.
Cuando el Señor le preguntó a Pedro si lo amaba, él le respondió: “Sí, Señor; Tú sabes
que te amo” (Jn. 21:15-16). Después que el Señor le preguntó lo mismo por tercera vez,
Pedro solamente pudo decir: “Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo” (v. 17).
Después de cada una de las respuestas de Pedro, el Señor le dijo: “Apacienta Mis
corderos ... Pastorea Mis ovejas ... Apacienta Mis ovejas” (vs. 15-17). Sin lugar a dudas,
esto causó en Pedro una gran impresión que nunca olvidaría. Por eso en su primera
epístola habló del asunto del pastoreo. Pedro dijo que Cristo era el Príncipe de los
Pastores y que él era uno de los muchos pastores al servicio del Príncipe de los Pastores.
También nos dijo que el Señor es el Pastor de nuestra alma, nuestra verdadera persona.
Esa era su experiencia cuando el Señor lo restauró en Juan 21.
Algunos tal vez piensen que en Juan 21 el Señor Jesús fue a la costa con el fin de ayudar
a los discípulos a pescar algo para comer. Pero Pedro se dio cuenta de que esa no era la
intención del Señor. La intención del Señor era tocar a Pedro, pastorear su alma. En
aquel momento su alma estaba sufriendo de verdad. Su alma no podía ser feliz luego de
haber negado al Señor. Los discípulos atraparon 153 peces (v. 11), pero a Pedro no le
importó eso debido a su fracaso. Debido a que el Señor sabía esto, El pastoreó el alma de
Pedro. Luego Pedro dijo que él era uno de los pastores, y exhortó a sus compañeros
ancianos a pastorear la grey de Dios (1 P. 5:1-3).
Ahora me gustaría que consideráramos cuál es la necesidad actual de la iglesia. La
carencia mayor, la insuficiencia más grande recae en los ancianos, debido a que ellos
deben ser los que pastorean al pueblo de Dios. Debido a que no hay ancianos, la mayoría
de las ovejas del rebaño del Señor andan descarriadas. Millones de cristianos andan sin
rumbo en el desierto. ¿Quién los está cuidando? Ellos no tienen ningún tipo de pastoreo.
Aun si hay algunos pastores, se concentran mayormente en asuntos externos; no
pastorean las almas de las personas.
En el pasado tal vez pensábamos que debíamos pastorear los espíritus de las personas.
Recalcamos el espíritu del hombre, y decimos a los demás que rechacen el alma. Pero
tenemos que darnos cuenta de que los problemas de los santos tienen que ver con su
alma. Tal vez pensemos que si tienen un espíritu fuerte, no tendrán problemas. Pero
¿cómo pueden tener un espíritu fuerte si tienen muchos problemas en su alma? Así que,
tenemos que aprender a pastorear sus almas, a tocar sus almas. En la tierra no existe ni
una sola persona que no tenga problemas en su alma. Por esta razón los animo a todos a
sincerarse con los hermanos para que así el Señor tenga manera de pastorear su alma.
Necesitamos esta clase de pastoreo.
El recobro del Señor en los Estados Unidos ha llegado al punto de que no podemos
seguir adelante sin el pastoreo. Si de verdad ardemos por el Señor, tomaremos la carga
de tener contacto con otros. Aunque tal vez no sepamos cómo hacerlo, aprenderemos si
ponemos manos a la obra. Nunca olvidé una historia acerca de D. L. Moody. Una vez
hizo el voto de predicar el evangelio por lo menos a una persona al día. Una vez, cerca de
la medianoche, estaba a punto de irse a dormir cuando se acordó que ese día no le había
predicado el evangelio a nadie. Salió a la calle en busca de una persona a quien hablarle
antes de que el día terminara. Encontró un policía y lo exhortó a que creyera en el Señor.
El policía le reprendió muy enojado, y Moody se fue a su casa, pero pocos días después
este policía fue salvo. Debido a que D. L. Moody tenía ese voto, él desarrolló el hábito de
hablarles a otros. Necesitamos ser así. En estos días el Señor necesita rebaños de
pastores que pastoreen Sus rebaños. Todos debemos ser pastores que tengan la carga de
hablarles a otros.
En todas partes el pueblo del Señor ha sido dispersado debido a la falta de pastoreo.
Debemos darnos cuenta de que nuestro pastoreo no debe ser iniciado por nuestra
preocupación. Juan 21 revela que nuestro pastoreo se debe iniciar por nuestro amor a
Cristo. Deseamos tener contacto con los demás porque amamos al Señor, sabiendo que
El ama a la gente. Nada puede complacer tanto al Señor como el hecho de que vayamos
a pastorear Su rebaño. Les aseguro que si ustedes visitan a otros regularmente, se
sentirán contentos porque el Señor estará contento.
El pastoreo no debe comenzar por nuestro deseo. Debe iniciar por nuestro amor al
Señor. El Señor le preguntó a Pedro si lo amaba. Cuando Pedro dijo: “Sí, Señor, Tú lo
sabes”, el Señor le pidió que alimentara Sus corderos. De nuevo le preguntó a Pedro si lo
amaba. Ya que el dijo: “Sí, Señor, Tú lo sabes”, El le dijo a Pedro que pastoreara Sus
ovejas. El Señor le preguntó a Pedro por tercera vez si lo amaba. Cuando Pedro le dijo de
nuevo: “Señor, Tú lo sabes”, el Señor le dijo que apacentara Sus ovejas. Pedro le falló al
Señor tres veces, y el Señor le preguntó tres veces si lo amaba. Sus palabras denotan que
Pedro debía olvidarse de sus fracasos y cuidar de los corderos y las ovejas del Señor.
La necesidad actual del recobro es que nos levantemos y pastoreemos a otros.
Necesitamos comunicarnos con personas de nuestra misma edad. Si tratamos de
comunicarnos con los jóvenes, correrán de nosotros. Pero si nuestros jóvenes van y
hablan con otros jóvenes, ninguno correrá de ellos. Si enviamos a los de más edad a las
universidades, les será difícil hablar con los estudiantes jóvenes. Digo esto para animar a
nuestros jóvenes. No digan que son muy jóvenes. Es maravilloso ser joven, porque les da
la oportunidad de hablar con otros jóvenes.
La necesidad actual de la iglesia es el pastoreo. Tengo la carga de animarlos para que se
den cuenta de que hoy el recobro del Señor necesita que vayan a visitar a otros. Es
necesario desarrollar un hábito. Si no hablamos con otros, no estaremos satisfechos.
Debemos volvernos adictos al amor del Señor para cuidar de Su pueblo.
Les quiero recordar que hagan una lista de todos sus conocidos. Tal vez piensen que no
conocen mucha gente, pero cuando hagan una lista, se darán cuenta de que conocen a
más de cien personas. Deben orar por estos nombres y buscar la dirección del Señor con
respecto a quién visitar. Algunas veces, al hablar con alguien, tal vez crea que no es la
persona correcta. Pero de acuerdo a mi experiencia, ningún contacto es equivocado. No
diga que atrapó un pez equivocado. Ningún pez es equivocado si fue atrapado por usted.
Lo único incorrecto es que usted no tenga contacto con otros. Tal vez sienta que cierto
hombre no es el correcto porque es muy orgulloso. Pero debe cotejar consigo mismo.
¿No es usted orgulloso? En esta tierra, ¿quién no es orgulloso? Aun los niños pequeños
saben ser orgullosos. Si buscamos la oportunidad de hablar con los mejores, con los
perfectos, no tendremos a nadie con quien hablar. Ningún contacto es equivocado. Aun
el policía que contactó D. L. Moody cerca de la medianoche era la persona correcta.
En la autobiografía de George Müller también podemos ver que ninguna persona dejará
de creer en el Señor Jesús si mantenemos contacto con ella por toda nuestra vida.
George Müller oró por muchos candidatos para el evangelio. Cuando él fue al Señor,
todos ellos excepto uno fueron salvos. Finalmente, aun aquella persona fue salva. Por
eso digo que debemos ser pacientes. Deben tratar siempre de tener cuatro o cinco
personas bajo su cuidado. Quizá usted sea llevado a hablar con alguien que no tenga
ningún deseo de seguir al Señor. Como sea, usted debe seguir hablándole regularmente.
Después de cinco años la “corriente” de estar interesado en el Señor Jesús llegará a este
hombre. Tal vez hable con alguien en la primavera, y quizá no tenga ningún interés de
seguir al Señor. Pero luego de seis meses le llegará el momento de desear al Señor.
De esta manera fui salvo. Aunque crecí en el seno del cristianismo, no creí en el Señor
Jesús hasta los diecinueve años de edad. Mi hermana amaba al Señor y oraba por mí.
Ella le habló de mí a un pastor chino. Ese pastor vino a verme una vez a la semana por
algunos meses. El simplemente decía: “Ven a nuestra iglesia el domingo”, a lo cual yo
asentía, pero nunca iba. Finalmente, el segundo día del año nuevo en el calendario
chino, de repente decidí ir a la Iglesia China Independiente, la iglesia del pastor que me
visitaba. De este modo oí la predicación apropiada del evangelio y fui salvo.
Por eso el apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 15:58 que nuestra labor por Cristo nunca
será en vano. La Biblia también dice que tal vez nosotros sembremos y otros sieguen;
además, quizás otros siembren y nosotros seguemos (Jn. 4:37-38). Sólo el Señor sabe a
quién se le debe dar el crédito. Por lo tanto, debemos tener la carga y desarrollar el
hábito de visitar a otros. Todos los días debemos hablar con alguien. Ya he dicho que no
debemos esperar que haya fruto rápido. Cualquier fruto producido rápidamente es
artificial. Las flores artificiales pueden ser producidas de la noche a la mañana, pero las
flores naturales necesitan varios meses para crecer y florecer.
Conforme a la enseñanza del Nuevo Testamento, la primera carga, la primera
responsabilidad de los creyentes es ganar gente. El libro de Juan es un libro de vida. En
el capítulo quince el Señor, quien es vida, nos dice que somos Sus ramas (v. 5). El
trabajo, la profesión y la responsabilidad de una rama es llevar fruto. Cuando
permanecemos en El, llevamos fruto. Permanecer en El significa disfrutarlo a El. Si no
llevamos fruto, el Padre, quien es el Labrador, nos quitará (v. 2). Entonces perderemos
la posición de disfrutar a Cristo. Muy pocos cristianos permanecen en Cristo, porque no
llevan fruto. Volver a disfrutar a Cristo es llevar fruto. Si usted no ha sido reavivado,
visite gente por una o dos semanas y será reavivado.
INSTRUCCIONES PRACTICAS PARA VISITAR A OTROS
Primero, debemos tomar la carga y hacer una resolución definitiva para visitar a otros.
Debemos desarrollar un nuevo hábito de visitar a otros. En el banco, en el
supermercado, en la calle, y en todas partes debemos hablar con otros hasta que llegue a
ser nuestro hábito. Probablemente algunos de nosotros nos hemos dado cuenta de que
no estamos acostumbrados a hablar con otros. Cuando vemos que alguien se nos acerca
en la calle, tal vez nos demos vuelta. En lugar de eso, siempre debemos aprovechar la
oportunidad de hablarle a la gente. Siempre debemos tener a la mano volantes del
evangelio para dárselos a nuestros contactos.
Cuando salgamos a visitar gente, debemos aprender a comportarnos apropiadamente.
Antes de salir a visitar, debemos asegurarnos de vestirnos apropiadamente para tener
una apariencia adecuada. Necesitamos ser corregidos por el Señor en la manera que
hablamos y en nuestros modales para llegar a la gente. No debemos ser negligentes en
nada. Tener contacto con otros apropiadamente no es fácil.
Siempre espere hasta que su amigo tenga confianza. Siempre ayuda escucharlos.
Finalmente, dígale que usted es un cristiano, no un predicador, y que usted ama al Señor
Jesús. Siempre espere a ver cómo él responde. Tal vez resulte apropiado leer con él
algunos párrafos del folleto El misterio de la vida humana, o quizá sea mejor darle el
folleto titulado Dios. Usted debe conocer bien el contenido de estos folletos del
evangelio para poder impartirlos en los nuevos. Tenemos que aprender mucho para que
nuestro cuidado de la gente surta efecto.
Además, debe aprender a nunca discutir o argumentar con la gente. Los argumentos y
los debates no sirven para nada. Por otro lado, no debe estar de acuerdo con la gente
demasiado rápido ni tampoco estar de acuerdo con todo lo que digan. De lo contrario,
pensarán que usted les está “siguiendo la corriente”. Usted debe mostrarle a la gente su
cuidado. El hecho de no ser negligente ni descuidado añade peso a nuestras palabras. De
lo contrario, los que hablen con nosotros pensarán que nuestras palabras carecen de
valor y gravedad.
Tal vez se acerque a un hombre que esté de prisa. Si se da cuenta de esto, no debe usted
sentarse y quitarle tiempo. Aproveche la oportunidad de decir algo breve y dele un
folleto. Puede usted decirle: “Esto le ayudará a conocer al Salvador, Jesucristo. Que
tenga un buen día. Adiós”. Eso es suficiente. El apreciará esto porque tenía prisa para
salir. Si usted trata de sentarse con él en ese momento, lo molestaría y hasta lo
ofendería. En otra ocasión, usted comprenderá que una persona quiere pasar tiempo
con usted. Ese es el momento para que usted le hable suavemente y gradualmente por
unos quince o treinta minutos.
Hacer citas siempre es adecuado cuando visitamos a otros. Pero esto no quiere decir que
debemos visitar a otros solamente haciendo citas. Debemos hablarle a la gente en
cualquier momento. El Señor mismo es el factor, la razón y el propósito de que salgamos
a visitar gente. El honrará lo que hagamos, y hoy El es el Espíritu que está dentro de
nosotros. Cuando salimos a visitar gente, tenemos que creer que el Señor Jesús va con
nosotros. Nuestras palabras serán Sus palabras. Debemos impartir al Señor en la gente.
Nunca debemos olvidarnos de ministrar Cristo a otros. Nunca debemos olvidarnos de
transmitir a Dios, el Dios vivo, a la gente. Aunque solamente hablemos con alguien por
un minuto, de todos modos debemos ministrarles Cristo y trasmitirles Dios.
También debemos aprender a discernir el momento adecuado para pedirle a alguien que
ore con nosotros. Por ejemplo, al cocinar algo debemos saber cuándo detenernos. De lo
contrario, el guiso se arruinará, ya sea por estar crudo o demasiado cocido. Los buenos
cocineros saben cuándo detenerse. Después de una gran reunión evangelística, D. L.
Moody habló con un incrédulo. En el momento crítico en que esta persona estaba a
punto de orar, llegó otra persona. Como estaba lloviendo, esta persona entró con un
paraguas e hizo un ruido que distrajo a la otra persona. Después de esa distracción, la
persona no quería orar para recibir al Señor. Esto nos muestra cuán importante es orar
con la gente en el momento adecuado.
Tocar al Señor se puede comparar con la instalación de la electricidad. Una casa puede
tener todos los cables, pero si los cables no están conectados apropiadamente, no puede
haber electricidad. Hablar con la gente es como conectar los cables para que la
electricidad llegue. Todos tenemos que aprender a no hablar mucho ni poco con
nuestros candidatos del evangelio. Debemos tener el deseo de aprender todo esto
mientras nos ejercitamos para hablarle a la gente. Lo que necesitamos en estos días no
es más doctrina sino práctica. Necesitamos aprender a hablar con otros, no de manera
general sino de manera práctica.
Quizá cometamos errores mientras hablamos con otros, pero necesitamos comprender
que algunas veces nuestros errores son parte del propósito de Dios. Si no hacemos nada,
nunca podremos cumplir el propósito de Dios. Aunque estemos equivocados, de todos
modos El nos bendecirá. No obstante, todos tenemos que aprender a ser prácticos. Al
hablar con alguien debemos percibir qué clase de persona es y qué necesita. Entonces le
podemos responder y darle algo que satisfaga su necesidad en particular. Cuando
hablemos con alguien, siempre debemos tener la meta de volverle a hablar.
También debemos aprender a no desperdiciar el tiempo. Cuando hablemos con otros,
debemos discernir si esa persona debe ser un contacto constante. Invitar gente a cenar
es bueno, pero no debemos hacerlo prematuramente. Después de hablar varias veces,
sabremos cuál es el momento propicio para invitar a alguien a nuestra casa o para que
esa persona nos invite. Nunca debemos ser negligentes ni descuidados al tener contacto
con la gente.
Además, siempre debemos orar por nuestros conocidos. No diga que no tiene el tiempo.
Aunque esté verdaderamente ocupado, puede orar mientras va de salida por la puerta:
“Señor, ayúdame a conocer la persona apropiada hoy”. Mientras maneja en camino al
trabajo, puede continuar orando. Esta es la verdadera oración, no la oración de rutina.
Seguramente es muy bueno tener un tiempo fijo para orar, pero orar mientras va de
salida o mientras maneja hacia el trabajo en su carro puede ser aun más efectivo.
Dondequiera que esté, puede usted orar. Recuerde a todos sus conocidos delante del
Señor y ore por ellos.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE OCHO
DESPIERTATE, TU QUE DUERMES, Y LEVANTATE
DE LOS MUERTOS, Y TE ALUMBRARA CRISTO
Lectura bíblica: Ef. 5:14
En este mensaje quiero que prestemos atención a Efesios 5:14, donde dice: “Despiértate,
tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”. A pesar de que
hemos dado varios mensajes acerca de la práctica de los grupos vitales, mi carga todavía
no ha sido aliviada. El Espíritu que habla es muy agudo. El sabe mucho más que
nosotros. Los que hablan por el Señor siempre tienen esta experiencia. Tal vez
pensemos que lo que hemos compartido y lo que hemos oído está bien, pero el Espíritu
que habla dice: “No, la carga no ha sido aliviada todavía”.
Si alguien quisiera quemar una casa, no lo podría hacer a menos que tenga el sitio
apropiado. Si pone un poco de gasolina en ese sitio y enciende el fuego, toda la casa se
quemará. Para ser ardientes por el Señor, para permanecer vitalizados, debemos volver
al sitio adecuado.
En este mensaje quiero volver a la misma raíz de los grupos vitales. Lo que hayamos
experimentado en esta raíz afecta si hayamos empezado o no la práctica de los grupos
vitales. Me preocupa mucho que pocos han verdaderamente comenzado los grupos
vitales. Al contrario, tal vez tomen la enseñanza de manera externa y traten de ponerla
en práctica. Pero eso no es correcto y no funciona.
IR AL SEÑOR PARA SER ALUMBRADOS
Desde el principio he dicho que nadie debe formar un grupo vital. Los grupos vitales
deben producirse, no formarse. ¿Cómo se hace eso? No se hace con un movimiento ni
con propaganda. Sólo se puede producir un grupo vital si nosotros mismos vamos al
Señor. Debemos tener la carga porque vemos la condición que prevalece entre nosotros:
vejez, muerte, tibieza, esterilidad, miseria espiritual e insensibilidad. Esto debería
hacernos ir al Señor y arrepentirnos. Este es el comienzo de un grupo vital. Repito:
debemos ir al Señor. Sin ir al Señor por usted mismo, lo que hace no significa nada.
Podemos recibir cierta ayuda de la comunión en cuanto a los grupos vitales, pero eso no
es lo que el Señor quiere. Lo que el Señor quiere es que tengamos un nuevo comienzo
dándonos cuenta de cuál es nuestra necesidad. Quizá alguien desee ser vitalizado, pero
piensa que no tiene ninguna necesidad. Consideremos la gente del mundo: todos
necesitan al Señor, pero ninguno se da cuenta de ello. Por eso tenemos que ir a
predicarles el evangelio para estimular su corazón y abrir sus ojos para que vean algo.
Entonces interiormente comprenderán que necesitan al Señor. Lo primero que debemos
hacerles saber es que deben tocar al Señor. Aunque no quieran tocar al Señor, de todos
modos necesitan hacerlo. Nosotros somos iguales. Tal vez pensamos que no tenemos
necesidad de nada, pero sí necesitamos algo. Debemos ir al Señor. El es la fuente que
nos puede dar un comienzo verdadero.
Tal vez vaya a El una vez, y no pase nada. Quizá no pase nada ni siquiera después de
veinte veces, lo cual tal vez lo desanime. Pero nuestra experiencia nos dice que si
seguimos acudiendo al Señor, tarde o temprano El nos alumbrará. El es la luz (1 Jn. 1:5).
Si vamos a El, la luz nos alumbrará. Si la luz no alumbra hoy, alumbrará mañana. A lo
largo de toda la Biblia, siempre hay un llamado para ir al Señor (Jn. 7:37; Is. 2:5; 55:1;
Mt. 11:28). Al final de la Biblia incluso se llama a todos los sedientos a que vengan al
Señor (Ap. 22:17). Debemos ir a El y tocarlo. Yo no los puedo iluminar. El que los puede
iluminar es Dios mismo. Debemos ir a El.
El Señor nos ha mostrado que la única manera de seguir adelante es volver a Su Palabra,
y Su Palabra nos dice que en el Nuevo Testamento El ordenó un camino que debemos
seguir. El nos ha mostrado que no podemos ir por este camino como una forma o un
ritual. Si lo hacemos así, estamos dejando un viejo ritual y tomando uno nuevo.
Odiamos la rutina vieja, pero amamos la nueva. No queremos seguir otra rutina. Es por
eso que debemos ir al Señor directamente.
Ya he dicho que cada uno debe buscar un compañero. Pero no debemos ir a buscar ese
compañero sin antes ir al Señor. Debemos comenzar con el Señor hasta que El nos
ilumine, hasta que nos alumbre. Entonces comprenderemos completamente dónde
estamos y qué somos. Espontáneamente nos arrepentiremos, diciendo: “Señor, estoy
muerto”. Mientras decimos eso, el Señor dirá: “Estás muerto debido a que eres
pecaminoso. Estás muerto debido a que eres sucio e inmundo”. El Señor nos alumbrará
y mostrará que somos como personas enterradas bajo tierra, con una capa tras otra de
suciedad. Es necesario salir de ahí haciendo una detallada y cabal confesión al Señor
para ser perdonados, lavados y liberados a fin de salir de las profundidades de nuestra
posición caída. Este arrepentimiento y confesión cabal nos llevará a una íntima
comunión con el Señor. Debemos comenzar los grupos vitales de esta manera.
Alguien que haya comenzado desde aquí necesita buscar un compañero. Antes de buscar
un compañero, es necesario orar sin apresuramientos. Si se hace apresuradamente, no
se obtendrá un verdadero compañero. Es necesario orar así: “Señor, dame un
compañero o envía alguien a mí. Señor, guíame Tú. Ponme en contacto con el que Tú
escojas”. En la manera ordenada por Dios todo se lleva a cabo siempre mediante la
oración, no porque nosotros lo iniciemos o como resultado de nuestra actividad. No se
debe pensar que conseguir un compañero requiere poco tiempo. Es necesario orar
mucho tiempo. No es posible conseguir un compañero sólo mediante un contacto.
Todo lo que tenga vida, tardará en producirse. El nacimiento de un niño requiere nueve
meses a partir de la concepción. Una semilla sembrada en la tierra no crece al día
siguiente. Todo lo que se produce de la noche a la mañana es artificial. Si usted siembra
una semilla, tiene que esperar un tiempo para que algo brote de la tierra.
Tengo la preocupación que no hemos empezado los grupos vitales desde su raíz. Los
grupos vitales no han comenzado todavía porque nadie puede comenzar desde la raíz
por sí mismo. Marido y mujer no se pueden ayudar mutuamente en este asunto. No
debemos esperar ayuda de nadie. El único que nos puede ayudar es el Señor mismo.
Debemos ir a El directamente.
Quisiera que Dios los iluminara a cada uno completamente. Usted necesita ir a El.
Aunque Dios no lo haya iluminado todavía, de todos modos tiene que ir a El. El es la
verdadera fuente donde debe comenzar. Si acude a El una y otra vez, recibirá la luz. El lo
iluminará. El lo llevará a la luz. Lo expondrá al máximo. Entonces se arrepentirá a lo
sumo y llorará delante del Señor. Le dirá al Señor: “Señor, soy tan sucio y pecaminoso.
Soy corrupto y estoy corrompido”. Espontáneamente hará una confesión cabal ante el
Señor. Es posible que ni siquiera se acuerde de comer. Mientras maneje hacia el trabajo,
quizá todavía se esté arrepintiendo con lágrimas al Señor. Me pregunto cuántos de
nosotros hemos pasado por esta etapa. Si no han pasado por esta etapa, el grupo vital no
ha comenzado todavía.
La manera ordenada por Dios no consiste en escuchar alguna enseñanza, buscar otro
hermano, y luego tomar la decisión de visitar gente. Esta es una obra externa, no la
realización de los grupos vitales. Hicimos cosas como éstas en el pasado para ganar
gente, pero, ¿dónde está esa gente hoy? La mayoría de ellos no fueron fruto permanente.
Para que los grupos vitales lleguen a existir, debemos ser sembradores. Tenemos que
tocar al Señor. Tenemos que ser iluminados. Tenemos que ser tocados por el Señor.
Tenemos que ser expuestos en Su presencia y confesarnos a El. Tenemos que ser
completamente saturados con El. Entonces tendremos con El una relación y una
comunión muy íntimas. Este es el comienzo de los grupos vitales. Entonces usted orará
espontáneamente: “Señor, necesito un compañero. Prepárame un compañero. No
quiero seleccionar a alguien. No quiero nunca más ejercer mi elección, mi preferencia.
Guíame Tú. Tráeme a alguien o envíame a alguien”.
Me da lástima ver nuestra situación actual. Parece que han sido conmovidos, pero no se
mueven. Esto se debe a que no han ido al Señor. Si no van al Señor ni se confiesan ni
arrepienten cabalmente en Su presencia, se están engañando a ustedes mismos.
Arrepentirse y confesarse debe hacerlo uno mismo. Tener una comunión íntima con el
Señor se hace por uno mismo. Sin estas tres cosas, permaneceremos en la misma
situación hasta que comparezcamos ante el Señor en Su tribunal (2 Co. 5:10).
No debemos leer la Palabra del Señor a la ligera. Al contrario, debemos temblar ante Su
Palabra (Is. 66:5a). Efesios 5:14 dice que los que duermen deben despertarse y
levantarse de los muertos, y los alumbrará Cristo. Necesitamos considerarnos a la luz de
este versículo. ¿Estamos durmiendo? Tal vez todavía están durmiendo, pero creen que
están practicando los grupos vitales. Eso no es practicar los grupos vitales, sino una
rutina nueva. Según lo que el Espíritu me dice, creo que todavía no hemos comenzado
de verdad los grupos vitales.
Dios es el origen. Debemos ir a El y tener contacto con El. Por favor, acepten mis
palabras y llévenlas otra vez al Señor. Podemos orar así: Señor, he escuchado que
todavía no hemos comenzado los grupos vitales. Señor, vengo a Ti. Dime cómo empezar
un grupo vital”. En seguida llegará la luz, porque Dios es luz. Ir al Señor es el primer
principio para llevar a cabo los grupos vitales.
RECIBIR LOS MANDATOS DEL NUEVO TESTAMENTO
También tenemos que comprender un segundo principio. Este segundo principio
consiste en que en el Nuevo Testamento existen muchos mandatos con los cuales se nos
pide hacer algo. Todas las palabras habladas en cuanto a los vencedores son mandatos.
Las palabras de Pablo: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos”, son un
mandato. Es obligatorio hacerlo. El libro de Apocalipsis es un libro especial lleno de
mandatos para los que desean vencer. El Señor aconsejó a los de Laodicea que de El
compraran oro refinado en fuego para que fuesen ricos, vestiduras blancas para que se
vistieran y no se manifestara la vergüenza de su desnudez, y colirio con el cual ungirse
los ojos para que vieran (Ap. 3:18). Nadie nos dará estas cosas. Tenemos que comprarlas
a un costo; debemos pagar el precio. Desde el principio del Nuevo Testamento hasta el
final, cada paso de la gracia de Dios para nosotros es un mandato. Se nos dice que
debemos arrepentirnos y creer en el Señor Jesús, lo cual es un mandato. El Señor nos
dice que vengamos a El, lo cual también es un mandato. Nadie lo puede hacer en
nuestro lugar. Tenemos que hacerlo nosotros.
En 2 Timoteo 1 se nos dice que Dios no nos dio un espíritu de cobardía. El no nos dio un
espíritu débil o endeble, sino un espíritu de poder, con una voluntad fuerte, un espíritu
de amor, con una emoción que ama, y un espíritu de cordura, con una mente sobria (v.
7). Debemos tener una voluntad fuerte. Todos los seguidores de Cristo, todos los
mártires del Señor, tienen una voluntad fuerte. No debemos ser endebles. Si lo somos,
no podremos hacer nada. Nosotros, los seguidores del Señor, debemos aprender a tener
una voluntad fuerte. Debido a que he recibido una visión y estoy bajo la iluminación del
Señor, tengo que ser fuerte por los intereses del Señor.
Repito que cada uno debe pasar un tiempo con el Señor. Usted debe ir al Señor una y
otra vez hasta que sea iluminado y expuesto en Su luz. Si usted acude a El, será expuesto
y se arrepentirá y confesará. Entonces será llevado a una comunión íntima con El. Esto
lo hará vital. Ser vital no es un asunto de proclamar un lema o llevar a cabo algún
movimiento. Escuchar la comunión en cuanto a los grupos vitales y luego hacerlo en
nosotros mismos es un movimiento. No significa nada. Sólo una cosa cuenta: tocar al
Señor por uno mismo. Hacerlo con alguien más será una frustración para usted. Es
necesario que cada uno vaya al Señor por sí mismo. Sólo por uno mismo se puede hacer
una confesión cabal ante el Señor.
Espero que puedan aceptar esta comunión y recibir los mandatos del Señor contenidos
en Su Palabra. Yo les puedo decir que deben arrepentirse, pero no puedo arrepentirme
por ustedes. Les puedo preparar comida, pero no puedo comer por ustedes. Nadie puede
comer por otro. Se les puede aconsejar para que coman, pero necesitan comer ustedes
mismos. Mi deber, mi responsabilidad y mi ministerio consiste en decirles que necesitan
comer. Si ustedes no reciben este consejo, entonces todo lo que escuchen carece de
valor. Hoy estamos en una etapa donde necesitamos ser vitales. Necesitamos ser
vivientes, ardientes y fructíferos. ¿Quién puede hacer esto por nosotros? Sólo el Señor
mismo. Lo que necesitamos en esta etapa es ir directamente al Señor. Tenemos que
darle al Señor un tiempo para estar con El.
Quisiera presentarles un breve testimonio de mi experiencia en este asunto. Estuve con
los Hermanos por más de seis años —desde 1925 hasta 1931— cuando el Señor me
alumbró de una manera especial. En agosto de 1931, mientras caminaba por la calle,
algo dentro de mí me dijo: “Has estado con los Hermanos todos estos años. Has ido a
reunión tras reunión y escuchado mensaje tras mensaje, pero mira cuán muerto estás.
En estos años no has traído ninguna persona al Señor”. Estaba verdaderamente molesto
por haberme dado cuenta de eso. A la mañana siguiente, fui a la cima de una montaña a
pasar algún tiempo solo con el Señor. Lloré y oré: “Señor, ten misericordia de mí. ¿Qué
debo hacer?” Eso fue algo vital. Por algún tiempo hice eso todos los días.
Después de algunos meses, un íntimo amigo mío, quien también era un querido
hermano en el Señor, vino de Shanghái. El había ido a Shanghái por asuntos de negocios
y permaneció allí algunos años. El me habló acerca de la reunión de la iglesia en
Shanghái. Por medio de él mandé a decir al hermano Watchman Nee que deseaba
invitarlo a que viniera a nuestro pueblo. Luego vino y celebró una conferencia en
nuestra denominación. Al día siguiente de haberse ido, el Señor me envió a alguien y
espontáneamente llegamos a ser compañeros. Ese fue el comienzo de la iglesia en mi
pueblo natal. Nosotros dos llegamos a ser vitales. No había necesidad de que
buscáramos a otros. El Señor enviaba a otros uno por uno a buscarnos. Sólo después de
dos semanas ya había once hermanos tomando la mesa del Señor. Aquella situación era
vitalizada.
Hoy día existe la necesidad de que tengamos un verdadero comienzo. Debe haber algún
contacto entre usted y el Señor. Cuando pasaba un tiempo con el Señor en la cima de
aquella montaña, tenía que arrepentirme y confesar. Esto me llevó a una íntima
comunión con el Señor. Hice eso día tras días por algunas semanas. Lo que les he estado
enseñando es conforme a lo que he experimentado. Las muchas enseñanzas que recibí
de los Hermanos no me ayudaron en los asuntos de vida. No fue sino hasta que el Señor
me alumbró que empecé a ser llevado en el sendero de la vida.
Tal vez diga: “Bueno, el Señor no ha venido a mí todavía”. Pero yo le diría: “El Señor lo
está esperando a usted. Es necesario que vaya usted a El”. El Señor está dentro de usted,
pero tal vez usted no quiere escucharlo. El siempre habla. Debe dejar de hacer todo lo
demás. Vaya a un cuarto cerrado, a la cima de una montaña, o a algún otro lugar y pase
personalmente un tiempo con el Señor. Lo único que me ha ayudado y que lo puede
ayudar a usted es tener contacto con el Señor directamente. Nadie puede escapar de la
presencia del Señor. El es el origen. Vaya a El y será iluminado.
IR AL SEÑOR CON SINCERIDAD
Y SIN COMPROMETERSE
Debemos prestar atención a otro principio al tener comunión con el Señor. Cuando
vayamos al Señor, debemos ser sinceros. No debemos tratar de evitar al Señor
escogiendo el camino fácil o comprometiéndose. Eso significa que no nos apreciamos
mucho. Al estar con el Señor, debemos decir amén a todo lo que El diga.
No diga que no puede o que puede hacer algo. No podemos hacer nada en nosotros
mismos, pero podemos confiar en El. Este es un gran don. Un bebé no necesita cocinar,
pero debe confiar en lo que cocina su mamá. Nuestro problema consiste en que o bien
no hacemos nada o tratamos de hacerlo todo por nosotros mismos. Ambas maneras son
incorrectas. No haga nada, pero confíe en El. Entonces El obrará por usted siempre.
Pablo dijo que todo lo podía en Aquel que lo reviste de poder (Fil. 4:13). El nos dijo
claramente que no podemos hacer nada, pero también nos dijo que podemos confiar en
El. Así que, Pablo nos dio muchos mandatos. Necesitamos aceptar esos mandatos
confiando en el Señor. No tomen los grupos vitales como un movimiento. Sólo vayan al
Señor. Sean vitalizados. Luego produzcan un grupo vital, no formen uno.
El versículo 14 de Efesios 5 es un mandato: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de
los muertos”. Debemos prestar atención a esta palabra. Aquí no hay ninguna doctrina.
Debemos despertarnos. De no hacerlo, no tendremos nada. Decimos que detestamos la
muerte de Sardis, pero tenemos que levantarnos de la muerte. ¡Despiértense y
levántense! Creo que este versículo es muy práctico para nosotros. Si nos despertamos y
nos levantamos, Cristo nos alumbrará. Su iluminación obrará muchas cosas y nos
mostrará dónde estamos. Con Su iluminación El nos expondrá. Si no nos levantamos,
Cristo no nos alumbrará. Su iluminación depende de que nos levantemos. Necesitamos
ser vitalizados debido a que estamos durmiendo. Necesitamos ser salvos de nuestra
muerte.
No confíen en que otros los ayudarán en este asunto. Ustedes tiene que orar. Tienen que
poner su confianza en el Señor. Sólo el Señor es el origen. Sólo El puede alumbrar. Sólo
El puede conducirle a la luz, exponiéndolo totalmente. Sólo El puede producir una
confesión y arrepentimiento verdaderos. Acudir al Señor es lo que da comienzo a los
grupos vitales. En esto consiste sembrar la semilla, y algo crecerá de ella.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE NUEVE
TENER POCO PODER Y
TENER CONTACTO CONSTANTEMENTE CON OTROS
Lectura bíblica: Ap. 3:7-8
“TU TIENES POCO PODER”
Recientemente me he preguntado delante del Señor por qué nuestro comienzo con los
grupos vitales parece estar tan despacio. La mayoría de nosotros ama al Señor y le
buscamos en esta era. Cuando estaba considerando este asunto delante del Señor, El me
recordó Apocalipsis 3:7-8. Estos versículos dicen: “Escribe al mensajero de la iglesia en
Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y
ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante
de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque tienes poco poder y has
guardado Mi palabra, y no has negado Mi nombre”.
Quiero hacer énfasis en esta corta frase: tienes poco poder. Aquellos en Filadelfia no
tenían mucho poder. Ellos sólo tenían poco poder. Esto fue dirigido a la mejor iglesia
entre las siete iglesias: la iglesia en Filadelfia, la iglesia de amor fraternal. El Señor
primero se recomendó a ellos diciéndoles quién era: El es el Santo y el Verdadero, el que
tiene la llave de David el que abre y ninguno cierra. Indudablemente El tiene mucho
poder. Luego Apocalipsis 3 nos muestra la mejor iglesia, la iglesia cumbre por todos los
siglos. Según nuestro concepto, tal iglesia debe ser poderosa; omnipotente. ¿Pero cuánto
poder tiene esta iglesia? Sólo poco poder. El Señor, por otro lado, es el que tiene la llave
de David. El es poderoso y lleno de autoridad. Sin embargo, la mejor iglesia entre Sus
iglesias tiene sólo poco poder. No debemos esperar ser grandemente poderosos. El
reconocer esto me iluminó. Me di cuenta de que sólo tenemos poco poder, y no mucho.
El Señor me impresionó que El es el que tiene la llave de David y está lleno de autoridad.
El es el que abre y nadie puede cerrar, quien cierra y nadie puede abrir. Pero El no fue
muy exigente con la mejor iglesia. Nosotros esperaríamos que la mejor iglesia, la iglesia
de Filadelfia, tuviera mucho poder, pero ese no es el caso.
También pensaríamos que nuestro progreso debe ser rápido. Pero considere a Jacob
cuando él vino de Padan-aram a la buena tierra con su numerosa familia. Según es
registrado, que cuando Jacob fue con sus esposas y niños y ganado a encontrarse con su
hermano, sabía que no podía viajar muy rápido. El progreso en su viaje lo alcanzó
gradualmente (Gn. 31:18; 33:14). No debemos esperar que nosotros vayamos tan rápido.
Seguramente no me atrevo a decir que soy rápido, así que simpatizo mucho con todos
nosotros. El Señor apreció la iglesia de Filadelfia y abrió la puerta que nadie puede
cerrar, porque ellos tenían poco poder, guardaron la palabra del Señor y no negaron Su
nombre. Esto me consoló. La mayoría de nosotros realmente ama al Señor y le busca.
Pero no puedo decir que somos poderosos. Todos nosotros tenemos solamente poco
poder.
EL COMIENZO DE LOS GRUPOS VITALES
ES UN ASUNTO DE NIVELES
Recientemente algunos me han preguntado si han tenido o no un comienzo en los
grupos vitales. Tenemos que darnos cuenta de que nuestro comienzo en los grupos
vitales es un asunto de niveles. Alguien que esté aprendiendo el idioma inglés comienza
aprendiendo el abecedario. Con seguridad ha comenzado a aprender inglés. Pero otro
que sea más competente en inglés puede que esté comenzando a aprender en un nivel
más alto. Comienza en un grado más elevado. Aprender matemáticas es otro ejemplo de
esto. Las matemáticas se enseñan en la primaria, intermedia, superior y en la
universidad. No podemos decir que alguien que esté aprendiendo matemáticas en la
primaria no ha comenzado todavía. Por otro lado, aunque alguien esté estudiando para
su doctorado en matemáticas continúa siendo enseñado.
Creo que muchos de nosotros hemos tenido un comienzo en los grupos vitales en varios
grados. En las últimas reuniones de la iglesia los domingos en la mañana, hemos visto
señales del comienzo de los grupos vitales. Hay señales de algún crecimiento. Si los
grupos vitales nunca hubieran comenzado, ni aun en el nivel del abecedario, no
hubiéramos tenido buenas reuniones con tales señales prometedoras.
Aunque tal vez estemos felices hasta cierto punto, todavía no estamos satisfechos. Si
hubiera tenido la intención de aprender inglés y solamente aprendí el abecedario, habría
tenido un comienzo, pero no estaría satisfecho con eso. Hubiera querido mejorarlo y
aprender más hasta que hubiera llegado a dominar el idioma inglés. Esto es lo mismo
cuando aprendemos matemáticas. Cuando un estudiante aprende a sumar y restar, él ha
empezado a aprender matemáticas, pero necesita continuar aprendiendo.
Muchos de nosotros hemos sido fieles al Señor. Le amamos y le buscamos. Necesitamos
aceptar lo que tenemos y dónde estamos actualmente y aspirar seguir adelante con el
Señor paso a paso. La iglesia de Filadelfia estaba en la cumbre, pero solo tenía poco
poder. Ellos hicieron lo mejor que pudieron por el Señor con lo que tenían. Esto indica
que lo que satisface al Señor no consiste en que hagamos mucho por El sino que lo que
hagamos sea lo mejor que podamos con lo que tenemos. Tenemos solamente poco poder
y hemos hecho algo. Hemos comenzado, pero no debemos estar contentos ni satisfechos
con lo que hemos comenzado.
Debemos ser consolados. Ya se ven entre nosotros las señales que muestran que hemos
comenzado. Nuestro problema es nuestra mente analítica. Cuando lo que hacemos no
concuerda con lo que esperamos, comenzamos a dudar si lo que tenemos es genuino y
real. Analizamos y consultamos con otros con respecto a la genuinidad de lo que
estamos practicando y de lo que hemos experimentado. Tal vez preguntemos a alguien:
“¿Piensa usted que he comenzado?” Entonces al que le hemos preguntado quizá
responda: “¿Cree usted que he comenzado?” Luego la próxima pregunta: “¿Quién de
nosotros ha comenzado de lleno?” ¿Pero qué queremos decir con: “de lleno”? ¿Quién es
vital ciento por ciento “de lleno”? Quizás sólo el apóstol Pablo fuera tal persona. Estoy
compartiendo esto para mostrar que no podemos negar que el Señor ha seguido
adelante con nosotros. En el pasado año, el Señor realmente ha estado obrando en el sur
de California. Cuando consideramos nuestra situación desde la perspectiva apropiada,
tenemos que arrodillarnos ante El y alabarlo diciendo: “Señor, todavía soy tan débil, tan
caído, pero no puedo negar que has hecho algo”.
ALGUNOS PUNTOS QUE NOS AYUDAN
A SEGUIR ADELANTE CON EL SEÑOR
Me gustaría que notáramos algunos puntos que nos ayudarán a seguir adelante con el
Señor:
1. Todos hemos tenido algún comienzo.
2. Necesitamos mejorar, crecer y madurar.
3. Estamos acostumbrados a analizar nuestras experiencias, a considerarlas y a dudar
con respecto a ellas, y debemos recordar lo que hemos experimentado y ser traídos a la
madurez, a la perfección.
Sin embargo, debemos saber que no somos dignos de ser analizados. Tenemos que
decir: “Gracias, Señor, que me has permitido aprender el abecedario”. Esto es mejor que
nada. Sin embargo, también debemos decir: “Señor, concédeme más favor para que
pueda aprender más”. Tal vez pensemos que no hemos tenido un comienzo tan bueno.
Esta clase de sentimiento, por un lado, nos urge a seguir adelante. Sin embargo, por otro
lado es un obstáculo, porque no tenemos la seguridad de que ya hemos comenzado.
Quizás digamos: “Me he arrepentido, pero ahora me parece que mi arrepentimiento no
es muy cabal. He confesado, pero no fue una confesión cabal”. ¿Pero cuán cabal es ser
cabal? Otra vez les digo que esto es un asunto de niveles. Creo que muchos de nosotros
hemos tenido momentos de confesión y arrepentimiento. Pero es posible que haya ido al
Señor otra vez diciendo: “Señor, ten misericordia de mí. No creo que mi
arrepentimiento y mi confesión sean cabales. Quiero arrepentirme y confesarme otra
vez”. Debemos tener cuidado en esto, porque es probable que estemos regresando a
establecer una base de arrepentimiento sin darnos cuenta de que ya ha sido establecida
(He. 6:1, 4a, 6). Cuanto más hacemos esto, más perdemos nuestra confianza y
seguridad.
Satanás es astuto, y nuestra propia personalidad nos causa problemas. Ninguno entre
nosotros puede tener un comienzo “cien por ciento” completo. Ninguno de nosotros
puede tener un arrepentimiento y confesión que sea cabal a lo máximo. No debemos
desanimarnos, ni tampoco estar contentos. Podemos orar: “Señor, gracias. Desde que oí
los mensajes sobre los grupos vitales, he comenzado, Señor, por Tu misericordia, a
arrepentirme y confesarme. Sin embargo, querido Señor, Tú sabes que mi
arrepentimiento necesita mejorar, mi confesión necesita crecer, y toda la práctica que he
tenido en los grupos vitales necesita madurar. Mis ojos están en Ti para que me lleves
adelante”.
Quiero decir otra vez que el Señor está lleno de autoridad, lleno de poder. El tiene la
llave, el poder, para abrir la puerta, y nadie la puede cerrar; El también tiene el poder
para cerrar la puerta y nadie la puede abrir. Sin embargo, El estaba claro de la situación
de la mejor iglesia. Incluso esta iglesia tenía poco poder. El Señor estaba satisfecho con
esto. El Señor no esperaba que esta iglesia cumbre tuviera mucho poder, sólo poco
poder. ¿Pero por qué el Señor apreció tanto esta iglesia? Porque ella tenía poco poder y
también guardó Su palabra y no negó Su nombre. Tenemos poco poder, pero podemos
orar: “Señor, gracias por Tu misericordia. Hemos comenzado. Sin embargo, Señor,
necesitamos más misericordia. Ten más misericordia sobre nosotros para que podamos
seguir adelante, crecer, mejorar y madurar”.
LA NECESIDAD DE TENER CONTACTO
CONSTANTEMENTE CON OTROS
Tengo el sentir en estos días que debemos poner énfasis a una sola cosa: tener contacto
con otros. Si estás en la práctica de ser vital, tienes que visitar a otros, sea a los santos o
a los pecadores. Tiene que visitar a otros; a saber, a sus familiares cercanos o sus amigos
que viven lejos. Simplemente visite a otros. Si el Señor le dirige a tocar “puertas frías”
está bien hacerlo. No es necesario esperar hasta que visite a todos sus familiares,
amigos, compañeros de clase y colegas. Todo depende cómo sea su sentir. Si su sentir es
que ahora debe ir y tocar puertas frías, puede ser el guiar del Señor para usted.
También quiero mencionar otra cosa como advertencia. En los asuntos espirituales, por
naturaleza nos gusta hacer lo más fácil. No nos gusta hacer lo difícil. Nos gusta predicar
el evangelio de una manera fácil con resultados instantáneos. Tal vez deseemos
distribuir algunos volantes en un banco o en un supermercado. Alguien que hace esto
quizá conozca a un hombre que se bautice al próximo día, y con el tiempo toda su
familia venga a la vida de la iglesia. Sin embargo, esta situación tan buena no sucede
muy a menudo. Quizás usted vaya al banco por diez semanas y no gane a nadie, o vaya al
supermercado por doce semanas y no gane a nadie. Para laborar en el evangelio tiene
que ejercitar su perseverancia.
El punto al cual quiero dar énfasis es éste: no bautice rápidamente a un nuevo y piense
que ya ha terminado su trabajo. No debe decir: “Aleluya, he ganado algún fruto”, y
pensar que eso es todo lo que necesita hacer. Sí, posiblemente haya ganado algún fruto,
pero puede estar seguro que ése fruto nunca permanecerá. Esta no es la manera
apropiada de contactar a alguien. La manera apropiada de tener contacto con una
persona es comunicarse constantemente con ella. Debe visitar a menudo al que gane.
Aún si alguien no ha sido engendrado por usted en el Señor, tiene que visitarlo, porque
es su hijo. Puede ser que la próxima semana o el próximo año sea engendrado por usted,
así que debe mantener un contacto constante con él.
Debe hacer lo posible para siempre mantener cuatro o cinco nuevos bajo su cuidado. Si
tiene cuatro o cinco, no tiene que preocuparse mucho por contactar otros. Si uno de
ellos se muda, trate de ganar a otra persona. Siempre debe tener cuatro o cinco bajo su
cuidado. Tal vez después de dos semanas, dos de esos cinco sean bautizados. Aun así no
deje de cuidar por ellos. El bautismo no es una graduación. Más bien, el bautismo es la
entrada en la vida cristiana. Por consiguiente, usted debe visitar a esos nuevos
bautizados constantemente. Inmediatamente tiene que cambiar la manera de hablar con
ellos. Tiene que alimentarlos. La alimentación requiere más paciencia y más labor. Debe
tener la actitud de no querer ver a ninguno de sus niños morir prematuramente. Debe
esforzarse por mantenerlos vivos cuidando de ellos día a día. Primero tiene que
alimentarlos. Tal vez después de tres meses, comience a criarlos, a enseñarlos, a
adiestrarlos, y a perfeccionarlos. Necesita emplear mucho tiempo haciendo esto.
Entonces, si los queridos nuevos que están bajo su cuidado realmente han progresado,
pasado a través del período de alimentación y del período de perfeccionamiento, estarán
listos para que los lleve adelante, para ayudarles a estudiar la Palabra y cómo profetizar
para el Señor. Esto no es fácil, así que tal vez necesitará tres años sólo para adiestrar a
sus nuevos niños a profetizar. Trate de enseñarles cómo componer una profecía y
hablarla.
Tal vez piense que después que alguien ha aprendido a profetizar, se graduará. Pero he
aprendido que ninguno que ha estado bajo nuestro cuidado realmente se gradúa.
Mientras más toma cuidado de algunos, más siente que necesita ayudarles. Por muchos
años, he enseñado a muchas personas. En mi consideración, ninguno de ellos se ha
graduado. Todavía necesito perfeccionarlos. Espero que algunos de los hermanos que
están bajo mi cuidado con el tiempo sean mejores que yo espiritualmente. Nosotros
algunas veces nos preguntamos si tendremos que cuidar a ciertos hermanos hasta que
estemos en la Nueva Jerusalén. Esto significa que nos hemos cansado. Tenemos que
ejercitar nuestra perseverancia y seguir dedicando tiempo para levantar aquellos
quienes el Señor nos ha dado para cuidar. Debemos aprender la lección de mantener
contacto constante con las personas. Entonces con el tiempo todos veremos el rico
producto.
No haga ningún trabajo en el cual espere recibir algún beneficio. No piense de esta
manera. Al contrario, piense en la manera de tener algo regular. Tiene que orar y acudir
al Señor todo el tiempo para que le conceda tener contacto constante con algunos de
manera apropiada. No piense que porque ha bautizado a alguien rápidamente, usted
está bien. Si practica de esta manera, tendrá fruto que no permanece. Que el fruto bajo
su cuidado permanezca o no depende de cómo cuide de las personas, al engendrarlos,
alimentarlos, perfeccionarlos, y luego edificarlos para que hablen por el Señor. Esto
significa que llega a ser completamente maduro. Si no ha llegado al estado donde puede
hablar por el Señor, no ha madurado todavía. Profetizar en las reuniones es una señal de
madurez. Comenzando hoy, espero que todos podamos tener una resolución en lo
profundo de nuestro corazón de tener contacto con otros por medio de la oración, con
oración y en oración y tener contacto regular con cada uno de los nuevos creyentes.
Necesitamos aprender también cómo redimir nuestro tiempo. Satanás, el maligno,
quien está muy ocupado trabajando en el aire, nunca quiere que nosotros oremos.
Satanás hará todo lo posible para que desperdiciemos o malgastemos nuestro tiempo de
oración. Así que, debemos redimir nuestro tiempo y orar sin cesar (1 Ts. 5:17).
Aprenda también a orar directamente. No enseñe al Señor, ni le explique nada en su
oración. El ciego que se encontró con el Señor en las afueras de la ciudad de Jericó,
gritó: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” (Lc. 18:38). Entonces el Señor le
preguntó: “¿Qué quieres que te haga?” (v. 41). Este hombre ciego no oró de una manera
natural como nosotros lo hacemos. El no le dio al Señor muchas explicaciones, muchas
instrucciones ni muchas enseñanzas. Al contrario él simplemente dijo: “¡Señor, que
reciba la vista!” (v. 41). En nuestras oraciones nosotros damos muchas explicaciones y
enseñanzas. Parece que el Señor no sabe nada, y nosotros tenemos que enseñarle.
Nosotros tenemos que decirle a El quién es El y lo que puede hacer. Esto es una oración
de rutina. Sólo debemos decirle lo que necesitamos y lo que queremos. Si queremos que
el Señor anime a los santos, simplemente debemos orar: “Señor, anima a los santos”.
Eso es suficiente.
Tenemos que aprender a visitar a las personas por medio de la oración, en oración y con
oración todo el tiempo. Podemos llamarlas por teléfono o enviarles uno de nuestros
volantes del evangelio. Debemos leer estos volantes para conocer el contenido. Entonces
podemos enviar cierto volante en particular a alguien basado en su necesidad. Si
conocemos a alguien que no esté seguro que el Señor es su Salvador, podemos enviarle
el volante Cristo el Salvador, un volante con respecto a Cristo como el Cordero de Dios
(Jn. 1:29), la serpiente de bronce (3:14-15) y el grano de trigo (12:24).
Primera Corintios 15:58 dice que nuestro trabajo o labor en Cristo nunca será en vano.
Solamente el Señor sabe cual será el resultado de nuestra labor. Necesitamos laborar en
El hasta el día que lo veamos a El en Su venida. Hemos comenzado y tenemos que seguir
creciendo. Debemos tener la seguridad de que el Señor ha hecho algo con nosotros
debido a que hemos estado siguiéndole y acudiendo a El. Por un lado, no debemos
analizar. Por otro, no debemos estar satisfechos. Debemos seguir adelante para crecer,
progresar y madurar. Entonces necesitamos hacer una resolución de visitar a otros cada
día. Este es la única tarea, responsabilidad y trabajo que debemos finalizar en nuestra
vida cristiana. Debemos producir algunos niños, y debemos tener algunos cuatro o cinco
bajo nuestro cuidado. La única manera para nosotros es contactar personas, y el único
secreto de nuestro éxito es tener contactos constantes por toda nuestra vida.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE DIEZ
NUESTRA NECESIDAD DE LEVANTARNOS Y ACTUAR
Lectura bíblica: 1 Ts. 1:3; 1 Co. 15:58
En este mensaje quiero señalar dos versículos de las Escrituras para animarnos a seguir
adelante en los grupos vitales. Primera Tesalonicenses 1:3 habla de la obra de fe de los
creyentes, del trabajo de amor y de la perseverancia en la esperanza. Entonces 1
Corintios 15:58 nos exhorta a ser firmes y constantes, siempre abundando en la obra del
Señor, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano.
LA NECESIDAD DE ACTUAR
Creo que muchos de nosotros hemos sido calificados para actuar, para trabajar para el
Señor. Hasta aquí, hemos puesto énfasis en nuestra necesidad de estar preparados de
manera adecuada. Necesitamos arrepentirnos, confesarnos y tener una comunión
íntima con el Señor y con nuestros compañeros. Mientras que hayamos entrado en estas
cosas, estamos calificados y preparados para actuar. Entramos en estas cosas según
cierto nivel. En esta era y en esta carne, no podemos ser perfectos en nada. Pero
tenemos que aprender que después de buscar al Señor por algún tiempo al tener
comunión con El, arrepentirnos ante El, confesar nuestras faltas a El y permanecer en
comunión con El y con Sus hijos, estamos listos para actuar.
HACIENDO UN TRABAJO DE FE
Tenemos que aprender a actuar, a trabajar, a obrar por fe, y no por nuestros
sentimientos. Cuando hacemos una resolución de visitar a otros, quizás nos empecemos
a sentir deprimidos. Esto es común. Aún así deberíamos trabajar sin tomar en cuenta
nuestros sentimientos. Primera Tesalonicenses dice que nuestro trabajo debe ser por fe.
Obrar por fe implica no hacer nada en sí mismo, y no hacer nada conforme a sus
sentimientos. No deberíamos ser personas que actúan sólo cuando nos sentimos muy
bien y muy elevados. Necesitamos actuar en fe sin tomar en cuenta cómo nos sintamos.
Cuando actúa y está ocupado, el enemigo también está ocupado. Si está durmiendo, él
no vendrá a visitarle. Pero cuando está activo, está alerta: Satanás estará más activo.
Algunos dicen que Satanás anda de un lado a otro buscando a los débiles. Ese concepto
no es muy exacto. El no está peleando con los débiles. El está principalmente peleando
con los fuertes, con los que han decidido levantarse. Entonces cuando se levanta, el
enemigo también se levanta.
Muchas veces el ambiente se vuelve difícil cuando nos esforzamos para hacer algo para
el Señor. Tal vez digamos que si es la voluntad del Señor, El seguramente preparará y
hará todo tan conveniente para nosotros. Algunas veces éste quizá sea el caso, pero
muchas veces no lo es. Consideren los viajes de Pablo. El no fue próspero, externamente
hablando. Hubo problemas, frustraciones, oposición y ataques que le seguían
adondequiera que él iba. ¿Estaba él en la voluntad del Señor o estaba actuando por sí
mismo? Seguramente Pablo estaba en la voluntad del Señor. Cuando él actuó en el
Señor, Satanás también actuó para frustrarlo. Debemos aprender que cuando nos
despertamos y nos levantamos para trabajar en el Señor, Satanás tratará de frustrarnos,
así que no debemos confiar en nuestros sentimientos. Trabajar en la fe, significa que
nuestro trabajo no es en absoluto de nosotros o por nosotros sino por Aquel a quien
amamos, a quien buscamos, y quien nos envió. Simplemente necesitamos ir y poner Su
palabra en acción. El nos dice claramente que vayamos a hacer discípulos de las
naciones (Mt. 28:19a). Debemos decir: “Señor Jesús, no voy conforme a mis
sentimientos sino en Tu palabra”.
Abraham es un ejemplo de uno que actuó por fe en la palabra del Señor. El fue llamado y
enviado por el Señor a Canaán, pero el Señor no le dijo exactamente adónde El quería
que fuera. Pero aún así Abraham actuó conforme a la palabra del Señor. Hebreos 11:8
dice: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de
recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba”. Cuando Abraham salió, no sabía
adónde ir. Esto le presentó constante oportunidad para ejercitar su fe y confiar en Dios,
en que El le guiaría en su circunstancia para tomar la presencia de Dios como el mapa
para su viaje. Algunos piensan que si algo es del Señor, el Señor nos hará saber y nos
dirá claramente y con anticipación qué debemos hacer y adónde debemos ir. En
realidad, éste no es el caso. El no le dirá de antemano dándole un mapa, sino que, el
Señor mismo es el mapa. Abraham caminó en este camino siguiendo al Señor paso a
paso.
Algunos tal vez piensen que cuando ellos llegan a ser siervos del Señor, todo será
maravilloso. Pero no es tan maravilloso. En este mundo y en esta era no hay cosas
maravillosas. La única cosa maravillosa es el Señor mismo. El es maravilloso. Mientras
vaya con El y le tenga, eso es maravilloso. Necesitamos olvidarnos de nosotros, de
nuestros sentimientos, aun de nuestras consideraciones de quiénes somos. Algunos de
nosotros tal vez pensemos que somos “papa pequeña” que no tiene un gran don o una
gran función. Tal vez pensemos que sería mejor no tomar acción, que sería mejor volver
a dormir y a descansar. Pero esto corresponde al deseo de Satanás. Tenemos que
levantarnos y actuar.
Tal vez usted diga: “No sé a quién el Señor quiere que yo visite; oré por algunas
personas, pero parece que nadie está listo para que le visite”. Con el tiempo, el Señor le
dirá: “¡Sólo ve! Ve por Mí, ve en Mí, y ve conmigo, y no por ti mismo, ni en ti mismo ni
contigo mismo”. Si va por usted mismo, eso no es en fe. Usted no está confiando en el
Señor sino en sí mismo. Tenemos que aprender a actuar en fe, creyendo en el Señor.
Algunas veces tal vez esté muy emocionado y sienta que está en los cielos. El Señor tal
vez le dé dos o tres buenos contactos que sean muy prometedores. Pero con el tiempo,
quizás no haya resultados positivos con ellos. A menudo, cuando se comunica con las
personas, cuando quiere hablar por el Señor, no se sentirá tan elevado. Al contrario, tal
vez se siente deprimido. Tal vez conozca a una persona que no parece ser prometedora.
Pero más tarde tal vez se dé cuenta de que es una maravillosa persona. Por el contacto
que tuvo con ella cuando se sentía deprimido, ganó un resultado muy prometedor.
Entonces su obra y los resultados que obtenga no dependen de sus sentimientos.
El Señor me dio la carga de venir a los Estados Unidos. Por un lado, esto fue bueno. Pero
por otro, tenía unos sentimientos que no eran muy alentadores. Me preguntaba: “Si voy
a América, ¿con quién debo ponerme en contacto y qué debo hacer?” También estaba la
pregunta de cómo me iba a sostener financieramente. Hoy treinta y dos años han
pasado desde que vine a los Estados Unidos, y ha habido un resultado positivo. Hace
cuarenta años no había arreglos entre nosotros para cuidar del suministro material de
los trabajadores. Así que los trabajadores iban con las manos vacías. En realidad, sin
embargo, cuando vine a los Estados Unidos, no vine con las manos vacías, porque en
mis dos manos tenía al Señor. Si lo tiene todo, no necesita ejercitar su fe. Pero si tiene
sólo al Señor, indudablemente necesita ejercitar su fe. Cuando tocamos la obra del
Señor, no deberíamos hacer nada por nuestros sentimientos. Deberíamos simplemente
actuar por fe.
Hemos sido instruidos y aconsejados a arrepentirnos, a confesarnos y a tener una
comunión íntima con el Señor y con nuestros compañeros. La mayoría de nosotros
hemos hecho esto. Pero ahora vacilamos, nos preguntamos qué hacer y con quién
debemos hablar. Queridos santos, quisiera decir esto: “Vayan como Abraham, no
sabiendo adónde van”. Ustedes están listos. Están calificados. Simplemente vayan a
hablar a otros. Puedo testificar que con el tiempo el Señor enviará las personas a
ustedes.
Recientemente cerca de diecisiete distritos en este globo se han puesto en contacto
conmigo ya sea por escrito o llamadas telefónicas. Estos distritos son Taiwán, Corea,
Japón, Malasia, las Filipinas, Indonesia, Australia, Nueva Zelandia, Canadá, Europa
Occidental, Rusia, Polonia, Africa, América Central, Suramérica, Puerto Rico y las islas
del mar Caribe y los Estados Unidos. Esto muestra cómo el recobro del Señor se ha
extendido en estos treinta y dos años que he estado en los Estados Unidos. Cuando el
recobro del Señor comenzó a expresarse en el idioma inglés, se extendió a todos los
continentes. Hace treinta y dos años nunca pensé que tal cosa sucedería. Pero si me
hubiera quedado en Taiwán y no hubiera actuado, ¿qué hubiera pasado? Si todos
nosotros en el recobro del Señor nos levantáramos y actuáramos, el mundo sería
revolucionado (cfr. Hch. 17:6) Nosotros somos limitados, pero El no es limitado. No nos
estamos sirviendo a nosotros mismos y sin duda no somos dignos de ser servidos.
Estamos sirviéndole a El. Hicimos una gran resolución con El por Su causa, no por la
nuestra. Andamos en el camino de los grupos vitales no para nosotros sino para Su
beneficio, para El.
Puesto que usted se ha arrepentido, ha confesado, ha tenido comunión y todavía
permanece en la comunión, está calificado para ir. Simplemente debe actuar por fe.
Queridos santos, hoy su acción significa mucho. Si están todavía vacilando, esperando,
considerando, sintiendo que no están calificados, están equivocados. Sólo actúen.
Hemos compartido anteriormente cómo el Señor honró el voto de D. L. Moody de
predicar el evangelio a por lo menos una persona al día. El hizo esto sin tener en cuenta
sus sentimientos, y el Señor salvó a algunos por medio de él.
NO CONFIANDO EN NOSOTROS MISMOS
La única cosa es ésta: cuando actúe, no debe hacer nada confiando en sí mismo. Siempre
tome esta actitud de oración: “Señor, sin importar cuánto he estado trabajando por Ti,
sin Ti nada soy. No dependo en nada del lado humano. Sólo confío en Ti”. En 1963
empecé a visitar a unos santos en Las Vegas. Con el tiempo, ellos tomaron la decisión de
vender su local de reunión y mudarse a Los Angeles para reunirse con la iglesia allí,
aunque nunca les dije nada acerca de hacer eso. Simplemente fui allí a ministrarles
Cristo. Antes de venir a los Estados Unidos, no soñaba que tales cosas podrían pasar.
Nunca soñé que el recobro del Señor se extendería desde los Estados Unidos a países
como Rusia y Polonia.
No deberían pensar que puedo hacer algo por el Señor pero ustedes no. Esto es
incorrecto. Todos ustedes pueden hacer algo en el Señor. Sólo deben actuar. El resultado
depende de Su bendición. A través de los años esta ha sido mi oración en amor: “Señor,
confío en Tu misericordia. Confío en Tu bendición. Confío en Tu presencia. Confío en Tu
palabra. Confío en Tu Espíritu. No tengo ninguna confianza en mí mismo, en algo más o
en alguien más”. Todos tenemos que hacer tal oración. Muchos de nosotros hemos
recibido mucho adiestramiento en los años que hemos estado en el recobro del Señor. Si
permanecemos simples y absolutos hacia el Señor y actuamos en El, El puede trabajar
por medio de nosotros. Si yo no hubiera tomado la acción para venir a los Estados
Unidos hace treinta y dos años, esto hubiera sido una gran pérdida. Estoy diciendo esto
para animarlos a todos a actuar.
HABLAR A LAS PERSONAS Y SEMBRAR
LA SEMILLA DE CRISTO EN ELLOS
Cuando actuamos, no debemos olvidar que lo principal es hablar a otros. Debemos tener
un interés en la gente. Debemos amarles y nos debe gustar hablarles a las personas. No
importa si sabe o no cómo hablar. Más vale que hable algo que no sabe. Algunas veces
hice esto cuando era joven. La gente pensaba que sabía mucho, pero en verdad, no sabía
tanto. Pero cuando hablamos, el Señor tiene manera de hablar mediante nosotros. No se
olviden que no necesitan hablar mucho. Sólo digan unas cuantas frases con respecto a
Cristo. Deben sembrar la semilla de Cristo a través de su contacto. Esta semilla crecerá.
Ahora es el momento para que todos ustedes actúen. Mientras más lo haga, más
aprenderá. Lo que he recibido a través de los años lo he obtenido mayormente por el
hacer y aprender.
UNA PALABRA A LOS ANCIANOS
Quisiera decirles una palabra a los ancianos en cuanto a seguir adelante con los grupos
vitales. Los ancianos deben ser aquellos quienes pastorean el rebaño. Tal vez sean cien
por ciento para los grupos vitales y aún no poner carga al rebaño. Me preocupa que tal
vez no hablen a las ovejas individualmente para saber cómo les va en los grupos vitales.
Los ancianos deben hacer algo para levantar a los santos. Ellos no sólo son los pastores
sino también la “oveja líder” a la cabeza del rebaño. Si la oveja líder no actúa, todo el
rebaño se detendrá. Los ancianos no necesitan regañar a otros. Sólo necesitan cuidar de
las ovejas. Cada semana necesitan ponerse en contacto con algunos santos para tener
comunión. Tal comunión levantará a los santos a seguir adelante.
Los ancianos deben hacer algo para supervisar, pero puede ser que no les guste vigilar a
otros para saber su verdadera situación. Algunos de ellos pueden tener miedo de que los
santos se vayan a ofender. Pero les aseguro que la mayoría de los santos desean que los
ancianos los visiten. La mayoría de los santos aman a los ancianos y quisieran verles y
tener comunión con ellos. A un santo tal vez no le gusten los ancianos, pero los ancianos
deberían aun así tratar de visitarlo. Después de dos años, tal vez le diga a un anciano en
particular: “Probablemente usted no sabe cuánta ayuda me ha brindado. Sin sus visitas
desde hace dos años, no estaría aquí. Podría estar fuera de la vida de la iglesia”.
No debemos hacer cosas de acuerdo a nuestra cultura o constitución. Debemos hacer las
cosas conforme a la necesidad del Señor. El Señor necesita un rebaño; el Señor necesita
a los ancianos para pastorear el rebaño. Por supuesto, he notado que muchos de los
ancianos tienen mucho cuidado de no ofender a los santos o de no hacerlos sentir
desdichados. Esto es bueno. Pero si los padres son siempre tan buenos con sus hijos y no
los corrigen, los hijos se echarán a perder. Digo esto para señalar que con el tiempo los
santos perfeccionados estarán agradecidos a los ancianos quienes cuidaron de ellos
apropiadamente.
Tengo carga tanto por los ancianos como por el resto de los santos. Los santos tal vez
piensen: “Somos pequeños; tenemos sólo un talento. ¿Qué podemos hacer? Aún si
hacemos algo, probablemente no habrá resultado, así que es mejor no hacerlo. Es mejor
esperar”. Entonces los ancianos tal vez piensen: “Debemos tener cuidado de no tocar
mucho a los santos. Si los tocamos mucho, vamos a interferir con ellos, a molestarlos, a
ofenderlos y perderlos”. Entonces los ancianos no se sienten libres, porque han sido
limitados por los santos.
Tengo la carga de que todos los santos puedan levantarse y actuar. También tengo carga
por ver que los ancianos se levanten y supervisen y pastoreen el rebaño para que les
ayuden a seguir adelante en el camino de los grupos vitales. Si todos nosotros nos
levantamos a tener contacto con la gente todos los días, el Señor verdaderamente tendrá
la manera de ganar algo. Sólo contacte una o dos personas cada día. Si no sabe cómo
hablar, sólo hable. Si habla, aprenderá a hablar. Este entrenamiento lo debe llevar a
actuar. No hay razón o excusa para que no pueda actuar para hablar a las personas.
HABLAR A LAS PERSONAS EN UN ESPIRITU
DE ORACION CON PERSEVERANCIA
Siempre hable a las personas en un espíritu de oración. Me he dado cuenta de que todos
estamos ocupados y no tenemos mucho tiempo. Puede ser que no tenga mucha
oportunidad de dedicar tiempo para orar al Señor. Por supuesto, si puede hacerlo es
mucho mejor. Pero aún cuando esté manejando al trabajo, puede orar: “Señor, no sé a
quién debo hablar hoy. Dame uno o dos para contactar”. Entonces puede hablar a las
personas en un espíritu de oración.
Siempre que hable a una persona, aproveche la oportunidad de decir algo con respecto a
Cristo, para sembrar una semilla de Cristo en ellos. Tal palabra sembrada nunca podrá
ser olvidada. Las personas tal vez no respondan inmediatamente, pero con el tiempo
responderán. Aún puede que respondan al final de su vida, lo cual muestra que la
semilla de Cristo sembrada dentro de las personas nunca es en vano. Es por eso que
Pablo nos dijo en 1 Corintios 15:58 a estar “firmes e inconmovibles, abundando siempre
en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Abundar
es aumentar y multiplicar. Para trabajar necesitamos perseverancia. Del mismo modo
en 1 Tesalonicenses 1:3 Pablo indica que necesitamos trabajar, obrar, con perseverancia.
Esto es porque cualquier cosa que hagamos en el Señor no será en vano. Si El nos diera
los resultados inmediatamente, eso es bueno. Pero si no, todavía tenemos la fe que lo
que hagamos en El y para El no será en vano.
LA VIDA CRISTIANA NORMAL
Para que vivamos una vida cristiana normal, tres cosas son muy necesarias: 1) buscar al
Señor; 2) ir a las reuniones; y 3) ir a hablar a otros. Si quiere ser un cristiano normal,
sólo haga estas tres cosas. Primero, tenemos que buscar al Señor por Su vida. Debemos
desear experimentarle, crecer en El, vivirle y expresarle. Pablo dijo: “Ya no vivo yo, más
vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). El vive en mí, así que yo lo vivo a El. Además, necesitamos
ir a las reuniones semanales de la iglesia e ir a hablar a las personas. La razón por la cual
estamos en esta tierra no es sólo vivir para nuestra existencia. Nuestro vivir en esta
tierra es para el Señor, de modo que podamos hablar a las personas y El pueda ganar a
las personas a través de nosotros. Cada año debemos aspirar a ganar a alguien para el
Señor. Este es el verdadero significado de la vida para nosotros los cristianos.
En la comunicación que tenemos con las personas, siempre debemos recordar sembrar
la semilla de Cristo. Diga algo de la Biblia y siembre la palabra en esas personas. Esta
semilla permanecerá en ellos, y nuestro trabajo nunca será en vano. Además, cuando
vayamos a visitar a las personas, debemos llevar los volantes del evangelio que hemos
preparado y distribuirlos. Algo de esas páginas será sembrado en ellos y también en sus
amigos y familiares. Alguien a quien le dio un volante tal vez lo deje en la mesa y los
otros miembros de la familia tal vez lo lean. Este es el sembrar de la semilla del
evangelio.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE ONCE
PERMANECER EN EL SEÑOR
Y ANDAR CONFORME AL ESPIRITU
PARA QUE FLUYAN RIOS DE AGUA VIVA
Lectura bíblica: Jn. 15:5; 7:38-39; Ro. 8:4b; Hch. 4:31; 1 Ts. 5:17-19
BOSQUEJO
I.
II.
III.
IV.
V.
Permanecer en el Señor—Jn. 15:5.
Andar conforme al espíritu (o, el Espíritu—Ro. 8:4b.
Para que fluyan ríos de agua viva—Jn. 7:38-39.
Al ser lleno del Espíritu—Hch. 4:31.
No apagar al Espíritu orando sin cesar y dando gracias en todo—1 Ts. 5:17-19.
Himnos, #328:
1. Si Su gracia hoy quieres disfrutar,
Entra al Santísimo Lugar;
Si Su gracia hoy quieres disfrutar,
Entra al Santísimo Lugar.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Gracia como un río fluirá;
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Gracia como un río fluirá.
2. Luz de gloria en mí siempre ha de brillar,
Aquí en el Santísimo Lugar;
Luz de gloria en mí siempre ha de brillar,
Aquí en el Santísimo Lugar.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Luz de gloria en mí brillará;
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Luz de gloria en mí brillará.
3. Si quieres tocar la fuente eternal,
Debes a tu espíritu entrar;
Si quieres tocar la fuente eternal,
Debes a tu espíritu entrar.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Debes a tu espíritu entrar;
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Debes a tu espíritu entrar.
Oración: Señor, este himno es nuestra verdadera oración. Contesta esta oración.
Deseamos ver que todo Tu pueblo sea esta clase de persona. Señor, sé con nosotros.
Danos una palabra viviente, una palabra abierta, aun una palabra de introducción.
Gracias.
PERMANECER EN EL SEÑOR
En Juan 15 el Señor Jesús revela la economía de Dios en este universo de manera
sencilla, o sea como una parábola con respecto a la vid, la vid verdadera. Sin embargo, la
revelación no es tan sencilla. Tengo la carga en este mensaje de mostrarles que en esta
parábola el Señor hace notar cuál es nuestra condición. Para ser un cristiano, uno que
cree en Cristo y ser un seguidor de Cristo, ¿qué clase de personas deberíamos de ser? El
Señor dice que nuestra posición en El consiste en ser un pámpano, una parte de El para
llevar fruto (v. 5).
Fuimos creados por Dios en Adán y con el tiempo nacimos en Adán. Esta era nuestra
condición. Pero Dios nos trasladó de Adán y nos puso en Cristo (1 Co. 1:30). En Cristo
somos unidos en vida, somos uno con Cristo en vida y naturaleza. El es la vid y nosotros
los pámpanos. No hay ninguna diferencia entre la vid y los pámpanos, porque ellos son
una sola entidad. La única diferencia entre El y nosotros es esta: El necesita que seamos
pámpanos que llevan fruto y nosotros lo necesitamos para que sea nuestro suministro y
nuestro todo.
Aquí podemos ver nuestra función y nuestra comisión en esta tierra. Un pámpano está
en la vid con el único propósito de llevar fruto. El llevar fruto es el resultado del fluir de
vida. Para llevar fruto, debemos permanecer en Cristo. En Juan 15:5 el Señor dijo: “Yo
soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de Mí nada podéis hacer”. Para poder llevar fruto, debemos
permanecer en El, permanecer en la unión de vida en El, conservándonos siempre
siendo uno con El sin separarnos nunca de El. Si estamos separados de El, hemos
perdidos nuestro estado, hemos anulado nuestra función y nada podemos hacer.
Miremos a los millones de cristianos de hoy. ¿Quién está funcionando para llevar a
Cristo como fruto, para expresar a Cristo en el fruto? En el cristianismo vemos el clero,
los ministros y predicadores educados, entrenados y disciplinados. ¿Qué están
haciendo? Muchos de ellos están haciendo una obra, pero no están haciendo una obra
viviente. No llevan la vida de pámpano de la vid. Así que, la mayoría de los así llamados
laicos han llegado a ser inútiles, habiendo anulado sus funciones. ¿Dónde podemos ver
el cuadro que está presentado y descrito en esta parábola en Juan 15? Es muy difícil ver
tal cuadro en la tierra hoy.
También necesitamos considerar la situación entre nosotros a la luz de Juan 15.
Amamos a Cristo, le buscamos y le perseguimos. Pero tenemos que admitir y confesar
que no vivimos una vida como la del pámpano de la vid, la de permanecer en El todo el
tiempo para que El fluya de nosotros, expresarle como pámpanos y llevar fruto. Deseo
poner en claro una cosa: los grupos vitales son sólo creyentes normales que viven una
vida como los verdaderos pámpanos de la gran vid en este universo. No estamos sólo
predicando el evangelio para ganar almas para un incremento en número.
Lo que esperamos ver es que en el recobro del Señor todos los queridos santos, quienes
aman y persiguen al Señor, vean su condición como miembros del Cristo viviente. Estos
miembros del Cristo viviente son los pámpanos de la vid. Somos los pámpanos de la vid
para llevar fruto, dejar que El fluya de nosotros, y producir así fruto. Esta es nuestra
función y nuestra comisión, la cual puede llevarse a cabo sólo si permanecemos
constantemente en la vid.
ANDAR CONFORME AL ESPIRITU
Romanos 8:4b muestra que los cristianos normales deberían andar conforme al espíritu.
Este espíritu puede escribirse ya sea con s minúscula o con S mayúscula, porque nuestro
espíritu humano y el Espíritu divino están mezclados como un solo espíritu. Hoy día,
hay una persona en este universo, aún en esta tierra, quien es llamado el Espíritu, y
nosotros somos un solo espíritu con El (1 Co. 6:17). Los cristianos normales, las
personas de los grupos vitales, deberían ser aquellos que viven, actúan, andan y tienen
su ser conforme al espíritu. En otras palabras, ellos no deben hacer nada que no sea
conforme al espíritu. Ni siquiera deben hacer las cosas buenas y las cosas que están
conforme al más alto nivel de moralidad, a menos que las hagan conforme al espíritu.
Una persona que hace las cosas sólo conforme al espíritu mezclado es un cristiano
normal y con seguridad es un miembro de los grupos vitales. Tal persona es con
seguridad un pámpano de la vid que funciona. Esta clase de persona siempre pone su
mente en el espíritu (Ro. 8:6). Por supuesto, también sabe cómo guardarse a sí mismo
lejos de la carne, del yo, y de la humanidad caída, para poder ser así uno con el Espíritu
en todo.
PARA QUE FLUYAN RIOS DE AGUA VIVA
Nuestro andar conforme al espíritu espontáneamente tendrá un resultado, y ese
resultado es el fluir Cristo para llevar fruto, y llevar fruto es transmitir Cristo en otros.
Conforme a la revelación dada a nosotros en el Nuevo Testamento, una persona quien
permanece en Cristo y anda conforme al espíritu, siempre fluye al hablar. Si no habla,
no fluye. Fluimos cuando hablamos. Si desde el primer día del año hasta el último no le
hablas a nadie con respecto a Cristo, no fluyes Cristo. Sin tener en cuenta cuánto siente
que está disfrutando a Cristo y participando de Sus riquezas, el fluir de vida dentro de
usted se ha detenido.
Fluir es hablar. El Señor dijo en Juan 7:38: “El que cree en Mí como dice la Escritura, de
su interior correrán ríos de agua viva”. Cuando un pámpano está lleno de vida,
espontáneamente esa vida fluirá. Cuando estamos llenos del Espíritu, estamos llenos de
Cristo y nuestro órgano que lo expresa se abrirá para proclamar a Cristo. Cuando joven,
hablaba aun cuando no hubiese gente a mi alrededor. Cuando se está tan lleno, tiene
que fluir y hablar. Hemos visto la condición, la comisión y la función del grupo vital.
Tal vez tengamos la impresión de que sólo deseamos ver un incremento en número.
Anteriormente vimos que debemos tratar de ganar una persona al año y que debemos
tener siempre cuatro o cinco personas bajo nuestro cuidado. Algunos quienes me han
criticado han dicho que he cambiado. Dicen que acostumbraba a hablar de vida, pero
que ahora hablo de estadísticas, presupuestos y números. Ese es su malentendido. No es
eso a lo que me refiero. Ya sea que traigamos o no a alguien al Señor no es el problema.
El problema es que no vivimos una vida cristiana normal, una vida en la que
permanecemos en el Señor todo el tiempo, vivimos, andamos y tenemos nuestro ser
conforme al espíritu en todo. Si somos tal clase de personas, proclamaremos a Cristo
todo el tiempo. Hablaremos la salvación de Dios y de Dios como gracia. Debemos
olvidarnos de si habrá algún fruto o no. Les aseguro que habrá algún fruto. El fruto será
el resultado de nuestro fluir.
AL SER LLENO DEL ESPIRITU,
NO APAGAR AL ESPIRITU,
ORAR SIN CESAR Y
DAR GRACIAS EN TODO
Hechos 4:31 dice que cuando los discípulos oraron, “el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo
la palabra de Dios”. En ese tiempo, los discípulos eran un grupo de galileos que vivían en
Jerusalén bajo la amenaza de los perseguidores judíos fanáticos, aún así, a ellos sólo les
importó el Señor. Ellos sólo amaban al Señor. Ellos le buscaban a El. No sabían de nada
más, sino sólo de Cristo, el Hijo de Dios. Todo el día, oraban sin cesar. Daban gracias a
Dios en todo y estaban felices y regocijados. Así que, ellos no apagaron al Espíritu (1 Ts.
5:17-19). En su lugar, ellos avivaron el fuego en su espíritu (2 Ti. 1:6-7). Ellos eran tal
clase de personas, estaban llenas del Espíritu, no sólo interior sino también
exteriormente. Ellos tenían la plenitud del Espíritu. Una taza que tiene agua sólo hasta
la mitad no tiene la plenitud del agua. Si el agua es servida en ella hasta llenarla, el agua
fluirá de ella. Aquellos queridos santos en Hechos 4:31 estaban llenos de Cristo, así que
ellos estaban rebosantes. Ellos hablaron la palabra de Dios con poder.
Lo que estoy compartiendo aquí es el extracto más importante de mis mensajes por los
pasados dos años. No olviden que ser un creyente en Cristo es ser una parte de Cristo,
un miembro de Cristo y un pámpano de Cristo. Ustedes son pámpanos de la vid. Un
pámpano es precisamente una parte de la vid. Como partes de Cristo, ¿qué debemos
hacer? Necesitamos permanecer en El, quien es la vid, ser uno con El en la unión de
vida, vivir, actuar y tener todo nuestro ser en todo conforme al espíritu. Necesitamos
orar todo el tiempo, dando gracias a Dios por todo en todo tiempo. Entonces tendremos
la plenitud del Espíritu y fluiremos Cristo al hablar.
Amados santos, este es un grupo vital. Esto es lo que he visto del Señor y esto es lo que
espero ver, a saber, que todos ustedes queridos quienes están en el recobro, sean esta
clase de personas. Vamos a ganar a las personas, no por la música rock ni por algún otro
método impuro. Vamos a ganar a las personas hablando puramente Cristo, hablando
gracia y proclamando a Dios a todos. En cierto sentido, no debemos preocuparnos si
alguien nos entiende o no, o si percibe lo que estamos diciendo. Solamente debemos
preocuparnos por hablar, por el fluir de ríos de agua viva todo el tiempo.
Cada uno de nosotros debería rebosar con el Señor con nuestras palabras. Si no somos
así, somos como una llanta vacía. No estamos llenos, porque no oramos. No oramos
porque estamos separados de Cristo. No fluimos debido a que no vivimos conforme al
espíritu. Necesitamos ser adictos de Cristo. Necesitamos permanecer en Cristo,
guardándonos en la unión de vida, en la unión orgánica, en Cristo. Necesitamos andar,
vivir y tener nuestro ser conforme al espíritu. Entonces hablaremos Cristo cada día y en
todo lugar. Esto es lo que queremos ver. Este es un grupo vital de cristianos.
Somos cristianos y debemos darnos cuenta de que un verdadero cristiano es un
pámpano de Cristo. Nuestra posición es la de un pámpano. Como pámpanos de Cristo,
vivimos al andar conforme al espíritu. Entonces, espontáneamente fluimos al hablar.
Todos los santos queridos en el recobro del Señor debemos ser así. He dado muchos
mensajes acerca de la nueva manera, la manera ordenada por Dios y los grupos vitales.
Me han preguntado mucho acerca de cómo hacer las cosas y cómo llevarlas a cabo. No
debemos ser tan complicados sino que debemos hacerlo todo de una manera sencilla.
Usted es un pámpano de Cristo, la vid verdadera, y esta es su condición. Debe
permanecer en El para que El fluya de usted, para ofrecerle como fruto, para llevar fruto
por el fluir del río de gracia, al hablar. Si no hay ninguna persona a nuestro alrededor,
podemos hablarle a los ángeles. Podemos decirles a los ángeles que ellos son nuestros
servidores y que nosotros somos los herederos de una salvación tan grande (He. 1:14;
2:3a). Si no hay ninguna persona a nuestro alrededor, podemos hablarles a los muebles
en nuestro cuarto. Algunos podrán pensar que estamos locos, pero realmente éste es el
ejercicio de nuestro espíritu de cordura (2 Ti. 1:7). Para nosotros, es normal que fluyan
ríos de agua viva todo el tiempo.
Debemos olvidar todas nuestras preguntas. Simplemente debemos darnos cuenta de que
somos pámpanos de la vid. No importa cuál sea su profesión terrenal, sólo es un
pámpano, una parte de Cristo, para expresarle como fruto, para vivirle, para expresarle
y para impartirlo en otros. Quédese con El y permanezca en El para vivir en la unión
orgánica con El. Entonces, espontáneamente, hará todo conforme al espíritu. Será una
persona de oración, dando gracias y regocijándose todo el tiempo. Nunca apagará al
Espíritu, sino que siempre avivará el fuego del espíritu. Entonces estará tan lleno de
Cristo que rebosará de El al hablar.
Hablar es la única manera de fluir. Esta debería ser nuestra única preocupación;
entonces no habría problema. El único problema es que abandonamos nuestra
condición. No queremos ser pámpanos, sino que queremos ser algo más. Algunas
personas me han preguntado: “¿Cómo puedo ser espiritual?” No debemos preocuparnos
y complicarnos con esas preguntas. En su lugar, debemos de ser sólo los pámpanos de
Cristo. Esto es muy sencillo.
He estado hablando por algunos años con respecto a la manera ordenada por Dios con
sus cuatro pasos: 1) engendrar; 2) nutrir; 3) enseñar; y 4) profetizar. Tal vez hayamos
adoptado todos estos términos, pero también tal vez hemos llegado a ser complicados y
aun confundidos. Tengo la carga de decirles que no estén confundidos ni complicados.
Sólo sean sencillos. Sólo dénse cuenta de que son pámpanos de Cristo que permanecen
en El, andan, viven y tienen todo su ser conforme al espíritu. Seguramente ustedes serán
personas que alaben y den gracias a Dios todo el tiempo; serán personas que estén
siempre orando y regocijándose. Entonces tendrán la plenitud del Espíritu y
derramarán su porción hablando a otros. No se preocupen si ellos se salvan o no. Sólo el
Señor conoce la situación. Ustedes sólo lleven a cabo su comisión. Su función es llevar
fruto y el llevar fruto no es sólo una clase de obra, sino una clase de vida. Todos
deberíamos decir: “Soy sólo un pámpano que permanece en Cristo y anda conforme al
espíritu para fluir Cristo como ríos de agua viva”.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE DOCE
LA LABOR DE AMOR
Lectura bíblica: 1 Ts. 1:3; Col. 1:28-29; 2:1; 1 Co. 3:8; 15:10, 58
BOSQUEJO
I.
II.
III.
IV.
El grupo vital debe perseverar según la oración del apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 1:3:
A.
En cuanto a la obra de la fe.
B.
En cuanto a la labor de amor.
C.
En cuanto a la perseverancia de la esperanza.
La obra de la fe:
A.
La fe en Dios y en Su poder.
B.
La fe en el Espíritu de Dios y en Su palabra.
C.
No en nuestra habilidad, método, ni ninguna otra cosa.
D.
La obra de la fe es el fundamento de nuestro servicio cristiano.
La labor de amor:
A.
La motivación intrínseca de nuestra obra de fe.
B.
La vida interior de nuestra obra de fe.
C.
La verdadera fuerza de nuestra obra de fe.
D.
La clave de ser fructífero en nuestra obra de fe.
La perseverancia de la esperanza:
A.
La esperanza en el Cristo que vendrá con Su gloria.
B.
La esperanza en la recompensa del reino venidero.
C.
La perseverancia de la esperanza es la larga vida de nuestra obra de fe:
1.
Somete toda clase de desilusiones, desalientos e imposibilidades.
2.
Vence toda clase de oposiciones, obstáculos y frustraciones.
3.
Da como consumación que los pecadores sean ganados, que los creyentes
sean alimentados, que los santos sean perfeccionados y que la iglesia —el
Cuerpo de Cristo— sea edificada para el reino de Dios y de Cristo.
Oración: Gracias, Señor, que en Ti hallamos todo lo que necesitamos. Señor, te
necesitamos. Esta noche, en este momento necesitamos que nos limpies con Tu preciosa
sangre. Señor, te necesitamos como el Espíritu y como la palabra. Visítanos como la
palabra y como el Espíritu. Mientras hablemos acerca de servirte, sé con nosotros. Sé
uno con nosotros en el espíritu para que nosotros podamos ser uno contigo en el
espíritu. Concédenos nueva expresión, nueva luz, nueva iluminación, y aun nuevo
aliento con nuevo fortalecimiento. Señor, cúbrenos de nuevo con Tu sangre
prevaleciente. Amén.
Mi carga en este mensaje se expresa con una sola palabra: labor. En 1 Tesalonicenses 1:3
el apóstol escribió: “Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de vuestra
obra de fe, de vuestro trabajo de amor y de vuestra perseverancia en la esperanza en
nuestro Señor Jesucristo”. Aquí el apóstol recordaba a los tesalonicenses primero en su
trabajo de fe, después en su labor de amor y finalmente en su perseverancia de la
esperanza.
Hay una diferencia entre trabajo y labor. Pablo usó primero la palabra trabajo al
mencionar el trabajo de fe de los creyentes tesalonicenses; después usó la palabra labor,
al referirse a la labor de amor que tenían. Nada nos agota tanto como ser vitales. Si
deseamos ser vitales, debemos prepararnos para ser agotados. No basta con ser vitales
por sólo un día. Querer ser vitales requiere de nosotros que laboremos. Cada labrador
sabe que no es suficiente simplemente trabajar. Un labrador debe laborar. Por eso
necesitamos la perseverancia. Para trabajar no se requiere mucha perseverancia, pero
para laborar, la necesitamos.
LA LABOR Y LUCHA DE PABLO
En Colosenses 1:28 Pablo dijo que él anunciaba a Cristo amonestando y enseñando a
cada hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre.
Luego en el versículo 29 él laboraba por esto, luchando según la operación de Dios, la
cual operaba en él con poder. En el siguiente versículo, 2:1, Pablo dijo a los colosenses:
“Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en
Laodicea, por todos los que nunca han visto mi rostro”. En estos versículos Pablo dijo
que él laboraba luchando. Esto indica que algo se estaba oponiendo a Pablo y trabajando
en contra de él, y por eso tenía que luchar. La palabra luchando en 1:29 también puede
traducirse “contendiendo”, como en un combate de lucha. Esto indica que para poder
laborar, necesitamos tener un espíritu que pelea, que lucha.
En 1 Corintios 3:6 Pablo dijo: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado
Dios”. Plantar y regar no son simplemente un trabajo sino una labor. No podemos
plantar una semilla un día y después de dos días esperar verla crecer. Después que
plantamos una semilla, debemos cuidar de ella. Después de una semana quizás veamos
que crece un poquito, y después de dos semanas quizás parezca ser igual. Esto nos agota
y a veces aun nos desalienta. Quizás nos haga pensar que hemos plantado y regado en
vano. Sin embargo, necesitamos seguir con nuestra labor al labrar la tierra, echarle
fertilizante y al regar las plantas día tras día. Pablo usó todos estos ejemplos para
mostrarnos qué clase de trabajo estaba haciendo.
En 1 Corintios 15:10 Pablo dijo que laboraba más abundantemente que todos los demás
apóstoles. Después en el versículo 58 del mismo capítulo nos aconsejó a estar firmes,
constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que nuestra labor en el
Señor no es en vano.
GANAR UNA PERSONA AL AÑO LABORANDO
Al servir al Señor quizás seamos muy entusiastas por una semana, pero después de eso
tal vez lleguemos a estar agotados. Entre nosotros existe la necesidad de laborar y de
perseverar. Desde el principio, cuando empecé a hablar en cuanto a los grupos vitales, di
énfasis a la necesidad de la perseverancia. Con solo que consigamos que una persona se
salve en 365 días, eso es maravilloso. Dudo que muchos de nosotros podamos jactarnos
de que aunque hemos estado laborando por dos años y medio y no hemos ganado a
nadie, todavía estamos laborando. Si éste es su caso, serás bendecido. Verá que al final,
usted será el más fructífero.
Algunos santos me escribieron, diciendo que por tres semanas o tres meses habían
practicado la manera ordenada por Dios para llevar fruto y que no vieron ningún
resultado; por lo tanto, dijeron que esa manera no funciona. Sin embargo, es imposible
que una mujer quede encinta y tenga un hijo al siguiente día. Se necesita un período de
nueve meses para poder tener un hijo. No debemos considerarlo como algo pequeño el
que traigamos a una persona al Señor en un año. Eso es algo maravilloso por lo cual
debemos regocijarnos.
Para practicar los grupos vitales, debemos ser vitales al grado de que estemos dispuestos
a laborar de cualquier manera y a toda costa. Esto requiere perseverancia. Si usted visita
a alguien consistentemente por seis meses y no sucede nada, debe seguir adelante. Si
uno labora mucho y no sucede nada, ¿sucederá algo si deja de laborar? Aparentemente
su labor ha sido en vano, porque por seis meses no ha visto ningún resultado. Pero a la
larga, habrá un resultado.
EL AUMENTO DEL RECOBRO DEL SEÑOR
EN NUEVA ZELANDIA
MEDIANTE LA LABOR DE LOS SANTOS
En 1970 un hermano llegó al recobro del Señor en Nueva Zelandia. Después, él vino a
Los Angeles a verme. Le dije que el siguiente año, 1971, iría a Nueva Zelandia. Fui a
Nueva Zelandia pasando por Australia. Viajé desde Sidney a lo largo de la isla a
Melbourne. En aquel momento no encontré a nadie que tuviera un corazón para el
recobro. Entonces fui a Nueva Zelandia para ver al hermano que me había visitado en
Los Angeles. Previamente, un querido santo a quien conocía y a quien le gustaban
muchísimo mis libros había visitado esa isla y había llevado consigo dos de mis libros: El
Cristo todo-inclusivo y La economía de Dios. Cuando ya estaba saliendo del aeropuerto,
le dio esos dos libros a otro hombre. Mientras visitaba Nueva Zelandia, tuve allí una
pequeña conferencia. En aquel tiempo el hombre que había recibido los dos libros tomó
un pequeño avión para atravesar la isla y se vio forzado a detenerse en la ciudad donde
yo estaba. El oyó que yo estaba hablando allí, y fue a la reunión. Mediante esa
conferencia él fue capturado por el Señor, y luego su hermano, quien era un evangelista,
también tomó el camino del recobro. Este fue el comienzo del recobro del Señor en
Nueva Zelandia.
Hoy, veintitrés años más tarde, hay setecientos zelandeses en el recobro. Además,
trescientos santos chinos de Taiwán emigraron recientemente a Nueva Zelandia,
haciendo un total de mil santos en Nueva Zelandia. Con el tiempo, el Señor les dio un
gran terreno, y ahora tienen un centro de entrenamiento con un entrenamiento a tiempo
completo allí. Este es el resultado de la labor de los santos. Tal caso debe alentarnos
para laborar. No sabemos de dónde ni cuándo llegará el fruto.
Hemos sido rechazados, se nos han opuesto, hemos sido difamados y criticados. Los
opositores han tratado todo lo posible para estorbarnos. No obstante, en la Conferencia
de acción de gracias en Anaheim de 1993, la asistencia en la última reunión fue de 3,260
adultos y más de 800 niños. Muchos de esos en las reuniones eran caras nuevas para mí.
Aparentemente, no hemos aumentado mucho. Pero en realidad no es cierto. Los santos
chinos que emigraron de Taiwán a Nueva Zelandia están ardientes. Recientemente, una
de las parejas de allí me dijo que debido a la presencia de ellos allí, una iglesia fue
levantada. Ellos produjeron no sólo creyentes individuales, sino una iglesia.
No sabemos de dónde vendrá el fruto. En Juan 4:37-38 el Señor Jesús nos dijo que otros
sembrarían la semilla y que nosotros segaríamos lo que ellos habían sembrado. En otras
ocasiones quizás nosotros sembraremos y otros segarán. Conforme a lo dicho por Pablo
en 1 Corintios 15:58, nuestra labor en el Señor nunca será en vano. Si somos perezosos,
no esperemos que los ángeles nos envíen a alguien. Debemos ser totalmente ocupados al
laborar con la plena seguridad de que nuestra labor nunca será en vano.
EL AMOR ES EL PODER MOTIVADOR
DE NUESTRA LABOR
Nuestra labor debe ser una labor de amor. Este amor indica que no sólo amamos al
Señor sino también a los santos. Amamos a los fuertes y a los débiles. Amamos a los
pecadores; amamos a nuestros amigos, a nuestros parientes, a nuestros compañeros de
clases y a nuestros colegas. Sencillamente amamos a la gente. El amor es el poder
motivador de nuestra labor. Por causa de este amor preferimos echar a un lado muchas
otras cosas y laborar. No sabemos quién será el fruto ni de dónde ni cuándo vendrá.
Solamente sabemos laborar.
LABORAR CON UNA VISION A LARGO PLAZO
He estado hablando por el Señor desde julio de l932. En aquel entonces empecé a hablar
a la iglesia, no sólo a individuos. Doy gracias al Señor que hoy en diversos lugares sobre
la tierra puedo ver tres generaciones del fruto de mi labor sentados frente a mí.
Queridos santos, no debemos ser cortos de vista. Necesitamos tener una visión a largo
plazo. Quizás nos preocupemos porque, después de practicar la nueva manera por algún
tiempo, parece que hasta ahora hemos visto poco fruto. Sin embargo, el fruto que llega
rápido también se irá rápido. El fruto más duradero es el fruto que nace lentamente. Si
en el lapso de una semana ganamos algún fruto, debemos saber que tal fruto quizás no
dure mucho. Sin embargo, si empleamos dos años para ganar a uno, ése nunca olvidará
todo el tiempo que gastamos laborando en él.
Yo fui salvo por la visitación de un pastor. Mi hermana mayor me recomendó con ese
pastor. Después ese pastor fue a visitarme. Muchas veces me habló muy poco.
Simplemente me invitaba para que fuera a su iglesia el siguiente domingo. Después de
visitarme por varios meses, al final del año, en diciembre, me dijo: “Sr. Lee, ya no
vendré otra vez hasta después del año nuevo, porque usted tiene muchas cosas que
hacer”. El dejó de venir, pero el día de año nuevo, no sé por qué tuve el pensamiento de
ir a la iglesia, pero fui. Desde ese día nunca dejé la iglesia. Necesitamos laborar. Nuestra
labor no es algo pequeño. Si cada uno fuese fiel a su labor con perseverancia, en dos
años veríamos el aumento.
Por un lado, el tiempo pasa rápido; por otro, pasa muy lentamente. Pero aquellos que
laboran no prestan atención al tiempo que pasa. Solamente les interesa su labor. Les
interesa sólo ponerse en contacto con las personas. Cuando las visitan, las personas
consideran su visita como algo excelente. No visitan a las personas en una forma
ordinaria sino en una forma muy especial. Esto no quiere decir que hablen mucho.
Quizás no hablen nada en cuanto al Señor. Simplemente van y visitan a otros. Esta clase
de visitación tendrá éxito. Si hablamos demasiado, eso estorbará nuestra labor.
Necesitamos más entrenamiento en cómo tener contacto con las personas, en cómo
hablar y aun no hablar a las personas.
Somos personas bienaventuradas. A dondequiera que vayamos, la bendición va con
nosotros. A quien quiera que visitemos será visitado por la bendición de Dios. Debemos
creer esto. Aquellos a quienes visitemos nunca considerarán nuestra visita como algo
usual. Quizás no digan nada, pero dentro de ellos una profunda impresión será
sembrada en su ser. Aun si no decimos nada, ellos saben cuál es nuestra intención al
visitarlos. Ellos saben que nuestra intención es ganarlos para Cristo.
LABORAR PARA COOPERAR
CON EL ESPIRITU SANTIFICADOR
Nuestras visitas a las personas las prepara para que el Espíritu Santo las santifique. El
Espíritu Santo es el Espíritu santificador (1 P. 1:2), y el primer paso de Su santificación
es buscar a los pecadores perdidos (Lc. 15:8-10). Sin embargo, para que el Espíritu
busque a las personas, nosotros necesitamos visitarlas. Si no visitamos a una persona, el
Espíritu Santo no la puede buscar. Nuestras visitas a las personas semana tras semana
es un recordatorio para ellas. Tarde o temprano el Espíritu buscador iluminará sus
corazones. El Espíritu busca de muchas maneras diferentes. No obstante, un principio
es seguro: si nadie va a hablar a una persona, el Espíritu buscador no tiene el “anzuelo”
con la cual “pescar” a esa persona. Necesitamos lanzar nuestro anzuelo; tarde o
temprano un pez será atrapado.
Cuando joven, era muy ferviente en la predicación del evangelio. Escribía volantes del
evangelio y los distribuía. En cierto punto llegué a desanimarme por el hecho de que no
había fruto. Con el tiempo, sin embargo, en mi pueblo natal una iglesia fue levantada
por el Señor a través de mí. Un día bauticé a una persona. Otros cristianos en mi pueblo
me criticaron, diciendo que yo no era ni predicador ni pastor y que nunca estudié en una
escuela de teología. Sin embargo, bauticé a más personas que ellos. Con el tiempo, en
menos de diez años la asistencia de la iglesia levantada por el Señor a través de mí
quizás llegó a ser mayor que todos los demás grupos cristianos en aquella ciudad.
NUESTRA LABOR EN EL SEÑOR NO ES EN VANO
Nuestra labor en el Señor nunca será en vano ni podrá ser en vano. Simplemente
debemos laborar. Una táctica muy engañosa del diablo es apartarnos de laborar para el
Señor. Uno quizás tenga una excusa, al decir que ha estado trabajando en cierto lugar
por tres años y que no ha ganado ninguna persona. ¿No puede tratar por otros tres
años? Con el tiempo, si les hablamos a las personas acerca de Jesús, quizás no crean,
pero oirán una palabra acerca de Jesús. Eso no lo podrán olvidar. Lo que hayamos
hecho nunca será en vano.
He estado trabajando en los Estados Unidos por treinta y un años. Aparentemente,
debido a la oposición del cristianismo, no he ganado a muchas personas. Pero
realmente, ese no es el caso. El recobro del Señor se ha esparcido a cinco continentes a
través de este ministerio. En 1949 cuando fui enviado de la China continental a Taiwán,
había menos de cien iglesias fuera del continente, principalmente en el sureste de Asia,
en países como las Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia. Sin embargo, hoy
hay por lo menos mil doscientas iglesias alrededor del globo.
Necesitamos laborar día y noche. No tengo mucho tiempo para salir a visitar a las
personas. Mi tiempo lo empleo principalmente preparando los bosquejos de los
mensajes y hablando. Los mensajes que doy son grabados, transcritos, corregidos e
impresos, y los libros son enviados a muchos lugares. En los últimos tres años, seis
millones de ejemplares, incluyendo Biblias, mis libros y los libros del hermano Nee, se
han distribuido gratuitamente a más de mil ciudades en Rusia. ¿Podemos pensar que
todo eso ha sido en vano? No; esas publicaciones aún están trabajando allí.
Aunque los Estados Unidos es un país cristiano, siento que la necesidad del pueblo
americano por Cristo es mucho más grande que en ninguna otra parte. Cuando empecé
a trabajar en este país hace treinta y un años, la necesidad no era tan grande como lo es
hoy. Necesitamos salir a visitar a la gente y darles un folleto o un volante. Ya sea que
pensemos que lo van a entender o no, necesitamos creer que todo lo relacionado a Cristo
servirá. No sabemos qué palabra tocará a la gente. Si le damos a alguien un volante,
quizás lo tire en la calle, pero lo que una persona tira otra quizás lo recoge y se lo lleva a
su casa. Entonces los miembros de esa familia, sus amigos y la visita de esa casa lo
verán. No sabemos cuál será el resultado. Tarde o temprano las personas serán tocadas
por Cristo.
Por supuesto, todo esto también depende de mucha oración de nuestra parte. No
obstante, no debemos sentir que debemos orar a propósito arrodillándonos por diez o
veinte minutos. Podemos orar en cualquier momento. Mientras estamos comiendo
podemos decir: “Señor Jesús, acuérdate de los pecadores. Señor, acuérdate de mi
primo”. Debemos creer que nuestra oración será escuchada y contestada.
Estoy muy contento que el Señor me haya salvado del mundo y que he estado
trabajando para El por más de sesenta y cinco años. Nunca me he arrepentido de esto.
Creo que un buen número de personas ha recibido el beneficio de mi trabajo.
Necesitamos dar lo mejor de nosotros, laborar para el Señor. De otra manera, nuestra
vida cristiana no tendrá ningún significado. Hemos sido salvos, hemos sido iluminados,
y conocemos la iglesia y el recobro, pero necesitamos laborar. Sólo trabajar no es
suficiente. Nuestro trabajo no impresionará a las personas; nuestra labor las
impresionará. Las personas saben por su sentir interior si estamos laborando o
simplemente trabajando. Si contactamos a las personas como una rutina, eso no les
impresionará. Necesitamos tener un corazón para ellas. Necesitamos tener un deseo de
ganarlas y laborar en ellas. Dentro de ellas se darán cuenta de que somos dedicados al
Señor. Eso nunca lo podrán olvidar. Eso es efectivo.
Todos necesitamos laborar en amor. Necesitamos amar al Señor, amar Su recobro, amar
la iglesia y amar a los santos. Debemos amar a los fuertes y debemos amar a los débiles
aún más. Debemos desear verlos y hablarles. Debemos estar ardientes. Esto nos hará
muy contagiosos. Les animo para que antes y después de cada reunión cultiven el hábito
de contactar a las personas. El contacto que tenemos con las personas seguramente será
productivo.
VISITAR A LAS PERSONAS ES LA RESPUESTA
A LA TRASCENDENCIA DE CRISTO
Hoy nuestro Señor es prevaleciente. Nadie en el Hades, ni en la tierra, ni en el aire, ni
aun en el tercer cielo puede derrotar al Señor Jesús. En Su ascensión el Señor Jesús
trascendió y traspasó el Hades, la tierra, el aire y también el tercer cielo (He. 4:14). El
Señor necesitaba trascender aun el tercer cielo porque el tercer cielo fue contaminado
por la presencia de Satanás (Job 1:6). Debido a que Satanás aún tiene un lugar en el
tercer cielo, aún el tercer cielo necesita estar bajo los pies de Cristo. Por lo tanto,
Hebreos 7:26 nos dice que hoy Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, está por encima de los
cielos. El no sólo está por encima del Hades, la tierra y el aire, sino también por encima
de los cielos. El está en la cumbre del universo. Según Efesios 1:20-23, la trascendencia
de Cristo tiene como fin formar la iglesia.
En Efesios 1:3-14 el dispensar triple del Dios Triuno sólo produce los materiales que
constituirán la iglesia; no forma la iglesia. Antes de la trasmisión del Cristo trascendente
en Efesios 1:22, existían los materiales, tales como Pedro y los ciento veinte en Hechos 1,
pero no había iglesia. En el día de Pentecostés la iglesia no fue formada por el Cristo
crucificado ni por el Cristo resucitado, sino por el Cristo trascendente que atravesó y
traspasó el poder de las tinieblas en el Hades, la oposición en la tierra, los principados y
autoridades en el aire, y aun la morada de Dios en el tercer cielo. El es Aquel que tiene el
poder para vencer toda clase de circunstancias para formar la iglesia. Cuando formó la
iglesia, El era trascendente. El césar, los sumos sacerdotes, los fariseos, los saduceos y
los ancianos se oponían a El. A Jesús no le interesaban esos opositores. El es
trascendente. Cuando El se derramó sobre la tierra, la iglesia fue formada. Pedro y los
ciento veinte se hicieron uno. En el día de Pentecostés, cuando Pedro se levantó a
hablar, no se levantó por sí mismo; se levantó con los once (Hch. 2:14). No fue Pedro el
que habló; la iglesia fue la que habló. La iglesia llegó a existir; por lo cual, desde Hechos
2 la iglesia se menciona específicamente (5:11; 8:1, 3; 9:31; 11:22, 26; 12:1, 5; 13:1; 14:23,
27; 15:3, 4, 22; 18:22; 20:17, 28).
La trasmisión única del Cristo trascendente no tiene como fin producir los materiales
para constituir Su Cuerpo sino para hacer de los materiales un solo Cuerpo. Hoy
necesitamos darnos cuenta de que salir a visitar a las personas está relacionado con el
Cristo trascendente. El Hades se opone, toda la tierra se opone, y los principados y las
autoridades en el aire se oponen. Aun la morada de Dios en el tercer cielo fue
contaminada por la presencia de Satanás. Cristo ha trascendido y traspasado todo esto.
Nadie puede competir con El en Su trascendencia. El es Aquel quien tiene toda clase de
poder. En Mateo 28:l8 El dijo: “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra”.
Luego en el versículo 19 El dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones”.
Nuestro ir a visitar a las personas es una respuesta a la trascendencia de Cristo, en la
cual El recibió toda potestad. Esto sirve para formar la iglesia. Si nosotros no vamos, la
iglesia no puede ser formada.
NO CONFIAR EN LOS MILAGROS
NI EN PERSONAS GRANDEMENTE DOTADAS
No debemos pensar que un grupo vital hará maravillas. Pensar de esa manera es
pentecostal. El grupo vital es como un árbol de frutas que da fruto. No es algo milagroso.
Todo el año, desde la primavera hasta el invierno, el mismo árbol está allí
aparentemente igual, pero cada año ese árbol da fruto.
El Señor confía en Sus miembros, no en los “gigantes” espirituales. Como miembros
pequeños en el Cuerpo del Señor, todos somos muy útiles para El. Cada miembro debe
trabajar; cada miembro debe funcionar; cada miembro debe visitar a otros. Entonces
todos llegaremos a ser vitales. No piense que al oír un mensaje motivador y al orar por
tres días y tres noches algo milagroso nos sucederá para hacernos a todos que seamos
vitalizados. No hay tal cosa. A través de mi estudio he encontrado que en realidad
ningún avivamiento funciona. Pero el Espíritu siete veces intensificado ahora se está
moviendo sobre esta tierra (Ap. 5:6). Se está moviendo en Australia, en Nueva Zelandia,
en Suramérica, en Centroamérica y en Norte América. El se está moviendo en muchos
lugares y en muchos corazones. También se está moviendo en nuestros corazones. Si
todos nos diéramos cuenta de que no necesitamos un gran “avivamiento” sino
simplemente necesitamos salir a visitar a las personas, esto será mucho más efectivo que
cien gigantes espirituales.
No debemos confiar en personas grandemente dotadas. No debemos considerarlas más
capaces que nosotros. En realidad, quizás nosotros seamos mucho más grandes que
ellas. Necesitamos recibir la misericordia del Señor para laborar. Según mi experiencia,
si no laboro, no puedo estar sano. Cuando laboro, todas las enfermedades llegan a tener
miedo de mí. No obstante, cuando ceso de laborar, la enfermedad quizás llegue. No
debemos darle la bienvenida a la enfermedad. En su lugar, debemos amar a las
personas. Todos los días tenemos que estar fuera de nosotros mismos, haciendo cosas
que otras personas considerarían necedad. Cada día necesitamos contactar a las
personas y hablarles de Cristo. Si uno es tal persona, seguramente tendrá compañeros.
El Señor le dará compañeros. Además, su esfuerzo será muy contagioso. Algunas
personas serán atraídas por lo que usted es. Entonces se le acercarán. Espontáneamente
tendrá un grupo, y ese grupo sera su grupo vital.
Necesitamos tomar lo dicho por el apóstol en 1 Tesalonicenses 1:3 en cuanto a la labor
de amor, y lo dicho en Colosenses 1:28—2:1 en cuanto a su labor luchando para ganar a
todo hombre, para amonestar a todo hombre, para enseñar a todo hombre y para
presentar a todo hombre maduro en Cristo. Si Pablo podía hacer esto, nosotros también
podemos hacerlo. No debemos decir que no podemos hacerlo. Podemos hacerlo.
PERSEVERAR EN LA ESPERANZA
Además de nuestra labor de amor, también necesitamos la perseverancia en la
esperanza. Necesitamos estar dispuestos a sufrir oposición. Necesitamos ser una
persona que persevera en la esperanza de la venida del Señor. Según Lucas 16:9, en la
era del reino muchos nos darán la bienvenida en los tabernáculos eternos por causa de
nuestra labor.
Nuestra esperanza está en el Cristo que vendrá con Su gloria, y está también en la
recompensa del reino venidero. La perseverancia de la esperanza es la larga vida de
nuestro trabajo de fe. Por tal perseverancia podemos someter toda clase de desilusiones,
desalientos e imposibilidades, y también podemos vencer toda clase de oposiciones,
obstáculos y frustraciones. Tal perseverancia da como consumación ganar a los
pecadores, alimentar a los creyentes, perfeccionar a los santos y edificar la iglesia, el
Cuerpo de Cristo, para el reino de Dios y de Cristo.
Algunos quizás digan que ser vital es imposible. No obstante debemos decir que no es
imposible. Todo es posible. Nadie jamás ha vencido a Cristo. Cristo ha vencido a todos
Sus opositores, incluyéndonos a nosotros. Puesto que este es el caso, El puede vencer a
todos. Nosotros simplemente debemos salir con El. Debemos salir en Su nombre para
dejar saber a todos los que visitemos que nosotros estamos trabajando para Jesucristo.
Esto sí funcionará.
EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES
MENSAJE TRECE
ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA
Y ANDAR POR EL CAMINO ANGOSTO
Lectura bíblica: Mt. 7:13-14
BOSQUEJO
I.
II.
En la promulgación de la constitución del reino, Cristo propuso los dos caminos posibles
en la vida y obra del hombre delante de Dios—Mt. 7:13-14:
A.
El camino ancho:
1.
Se entra por la puerta ancha.
2.
Conduce a la destrucción.
3.
Muchos de los que andan por este camino han entrado por la puerta
ancha.
4.
Conforme al sistema mundano de satisfacer los gustos naturales.
5.
Atrae multitudes.
6.
Preserva la carrera del hombre.
7.
Logra las metas del hombre.
B.
El camino estrecho:
1.
Se entra por la puerta angosta.
2.
Conduce a la vida.
3.
De los que han hallado este camino, son pocos los que andan en él.
4.
Concuerda con los preceptos divinos que satisfacen las exigencias
espirituales.
5.
Introduce a los elegidos de Dios.
6.
Lleva el testimonio de Jesucristo.
7.
Lleva a cabo la economía de Dios.
Para la edificación de la iglesia de Dios, el Cuerpo de Cristo:
A.
La entrada en todas las cosas debe ser estrecha:
1.
Al predicar el evangelio.
2.
Al enseñar la verdad.
3.
Al edificar a los creyentes.
4.
Al llevar a los santos a la madurez.
B.
El seguimiento en todas las obras debe ser limitado:
1.
Al salvar a los pecadores.
2.
Al alimentar a los nuevos creyentes.
3.
Al perfeccionar a los santos.
4.
Al edificar la iglesia de Dios, el Cuerpo de Cristo.
Oración: Señor, te adoramos por Tu recobro. Nos acordamos, Señor, que éste no es
nuestro recobro sino el Tuyo. Cómo te damos gracias por el pasado. Hasta hoy hemos
disfrutado Tu rica presencia todo el tiempo que nos has suplido por nuestra debilidad y
nuestras faltas. Señor, plenamente hemos experimentado y nos hemos dado cuenta de
que no somos nada. Separados de Ti nada podemos hacer ni tenemos nada. Señor, te
necesitamos. Necesitamos Tu presencia todo el tiempo con Tu rica misericordia y Tu
abundante bendición. Señor, gracias. Ha sido Tu misericordia con Tu bendición lo que
nos ha sostenido todo el tiempo. Día tras día, semana tras semana, mes tras mes, y aun
año tras año, Tu misericordia ha sido nuestra fortaleza y nuestra confianza. Señor, aún
te pedimos por Tu misericordia, Tu bendición, Tu presencia, Tu unción, Tu Espíritu y
Tus palabras. Gracias, Señor. Amén.
LA PROMULGACION DE LA CONSTITUCION DEL REINO
PARA REGULAR LA VIDA Y TRABAJO
DEL PUEBLO DE DIOS
En este mensaje queremos tener comunión acerca de la puerta estrecha y el camino
angosto. En Mateo 7:13-14 el Señor dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha
es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la destrucción, y muchos son los que
entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y
pocos son los que la hallan”. El pensamiento humano es que primero andamos por el
camino y luego entramos por la puerta. Pero la manera divina, la manera de Dios, es
entrar por la puerta y luego andar por el camino.
Esta palabra está en la promulgación del Señor de la constitución del reino registrado en
Mateo 5—7. Casi todos los maestros cristianos se refieren a esto como “el sermón del
monte”. Pero no me gusta la palabra sermón. El Señor no era un profesor, que le daba a
la gente un sermón o un discurso. El es el Rey. El Nuevo Testamento comienza
presentándonos el reino. No es sólo el reino de Dios sino el reino de los cielos.
Después de un largo período de tiempo en el Antiguo Testamento a través de treinta y
nueve libros, el Nuevo Testamento llegó para presentarnos el primer punto que Dios
tenía en Su corazón. Este primer punto es el reino, y no sólo el reino de Dios sino el
reino de los cielos. Lamentablemente, muchos maestros cristianos no saben cómo
discernir entre estos dos aspectos del reino. El primer aspecto del reino es el reino de
Dios. Eso es más o menos general. Pero el segundo aspecto es el reino de los cielos. Este
aspecto ha sido descuidado y casi perdido por la mayoría de los maestros de la Biblia. Si
uno va a ellos y les pregunta qué diferencia hay entre el reino de Dios y el reino de los
cielos, ellos le dirán que son lo mismo. Pero si uno conoce el libro de Mateo, puede ver
que Mateo pone mucho énfasis en el aspecto del reino de los cielos. El reino de los cielos
es un término usado exclusivamente por Mateo, lo cual indica que el reino de los cielos
difiere del reino de Dios. Mateo menciona el reino de Dios sólo cuatro veces (12:28;
19:24; 21:31, 43). Pero a través de todos los veintiocho capítulos de Mateo, el reino de
los cielos se menciona repetidas veces (véase la nota 34 de Mateo 5:3 en Recovery
Version para saber el significado de reino de los cielos).
Los cuatro evangelios nos presentan a un Salvador con cuatro aspectos. El es un
Salvador “cuadrado”. La Nueva Jerusalén no es redonda sino cuadrada (Ap. 21:16), y
nuestro Salvador también es cuadrado. Si uno es un hombre “redondo”, es astuto. Todos
necesitamos ser cuadrados como nuestro Salvador. Aun el universo tiene cuatro
direcciones: norte, sur, este y oeste. Cristo tiene sólo cuatro aspectos. En Mateo El es el
Rey, en Marcos El es el Esclavo; en Lucas El es el Hombre; y en Juan El es Dios.
Mateo nos presenta el primer aspecto de Cristo. Los capítulos del uno al cuatro de
Mateo son una introducción. Después de esa introducción llega el Rey. El fue al monte y
en los capítulos del cinco al siete dio la promulgación de la constitución del reino el cual
El iba a establecer. Mateo 7:13-14 es una pequeña parte de esta constitución decretada
por nuestro Rey en Su reino.
Algunos quizás pregunten por qué estoy compartiendo esto en nuestro entrenamiento
de los grupos vitales. Necesitamos ver que la promulgación de la constitución del reino
es por completo un asunto de regular la vida y trabajo del pueblo de Dios. Cuando uso la
palabra vida, quiero decir viviente y cuando uso la palabra trabajar, quiero decir
trabajando. No me refiero sólo a nuestra vida interior sino a nuestra vida exterior,
nuestro andar diario. La vida y el trabajo del pueblo de Dios debe ser algo orgánico
conforme a las regulaciones divinas que cumplen las exigencias espirituales. Esto está
completamente revelado en la promulgación de nuestro Rey en la constitución de Su
reino.
SER REGULADOS SEGUN LOS PRINCIPIOS
DE VIDA PARA PODER SER CREYENTES
SALUDABLES, NORMALES Y VITALES
Nuestros grupos vitales no son raros ni inconsiderados. Debemos ser bien regulados. Si
no somos bien regulados, nunca podremos ser vivientes ni vitales. Si usted le pregunta a
una persona que está saludable por qué está saludable, le dirá que es porque cuida de los
principios de la vida. Una persona saludable, por ejemplo, no trabajaría de noche sino
durante el día. George Müller dijo que ni aun viajaría de noche. Dijo que si uno viaja de
día, eso es saludable; pero que si viaja de noche, eso no es saludable. Dormir de noche
desde las 10:00 P.M. hasta las 6:00 A.M. es muy saludable. Pero dormir durante el día
no es saludable. Esto es un principio de vida.
Dios hizo los cielos y la tierra, y también decretó la noche y el día. La noche es muy
importante, y por eso vino primero. La tarde y la mañana son un día en Génesis 1 (v. 5).
Para nuestra salud, la noche es importante. Si uno cuida de su noche en una forma
sabia, será saludable. Pero en nuestra sociedad, hay varios oficios que requieren que las
personas trabajen de noche. Tenemos que agradecer a las enfermeras y a los policías que
cumplen con su trabajo de noche, que se sacrifican por otros. Pero conforme al principio
ordenado por Dios, debemos dormir de noche, y debemos tener nuestro vivir y trabajar
diario de día.
Las personas saludables dicen que están reguladas según los principios de la vida. Cada
uno de esos principios nos regula. Si comemos demasiado aprisa, sufriremos. Tampoco
debemos comer muy despacio. Eso no es comer saludablemente. El comer saludable
debe hacerse de modo moderado, y no con mucha prisa ni de modo despacio, para
satisfacer el sentir interior de nuestro cuerpo. Cuando cuidamos de los principios de la
vida en la esfera humana, esto nos hace vitales físicamente.
Estamos siendo entrenados para ser vitales. Pero en nuestro concepto, pensamos que
ser vitales es ser como Sansón. Sansón, sin embargo, no era vital. No vivió mucho. Aun
tuvo que cometer un tipo de suicidio al sacrificarse para matar a otros (Jue. 16:30). En
contraste, Booz era muy vital. Era una persona común. En el entrenamiento del verano
pasado, señalamos que no podemos ver nada de vida en Jueces. Pero el libro de Rut, un
libro de cuatro capítulos, es un libro de vida. Yo creo que si ese libro se escribiera hoy, el
escritor recibiría el Premio Nobel. Eso es una maravillosa novela corta llena de vida.
Booz era una persona saludable; era vital. Algunos predicadores pentecostales llenos de
poder eran inmorales, y a la vez eran poderosos. Estos eran como Sansón.
¿Quiere usted ser como Sansón o como Booz? Sin duda alguna queremos ser como
Booz, una persona que era regulada según los principios de vida. El era una persona
vital. ¿Quién le trajo a Cristo? Sansón no está en el linaje de Cristo. Pero Booz es el
eslabón más importante en el linaje de Cristo (Mt. 1:5). Cristo pudo venir a nosotros por
causa de Booz. Esto es lo que significa ser vital.
Cuando estaba en comunión buscando al Señor en cuanto a este mensaje, el Señor me
impresionó con esto: “Diles a los santos que me aman y que quieren ser vitales algo
acerca de la puerta estrecha y del camino angosto”. Ser vital no debe ser un milagro. Los
árboles no crecen en forma milagrosa. Plantamos muchos árboles pequeños alrededor
del salón de reunión en Anaheim hace diecisiete años, pero hoy ya todos son grandes.
Ellos crecieron según los principios de vida. Dios ordenó esos principios.
Estamos siendo entrenados en la manera ordenada por Dios revelada en la Biblia. La
manera ordenada por Dios consiste en que vivamos y trabajemos siempre en el camino
estrecho y angosto. La puerta estrecha y el camino angosto conducen a la vida. Pero la
puerta amplia y el camino ancho conducen a la destrucción. En el campo espiritual, no
hay camino ancho. El camino en el campo espiritual siempre es angosto. En este camino
nuestra libertad siempre es limitada.
Cada árbol es limitado. Si todos los árboles crecieran sin restricción, eso sería una
calamidad. Pero todos los árboles crecen y se expanden en una forma limitada. Los
árboles necesitan la limitación ordenada por Dios más el corte humano, y el podar
humano. El podar es humano. La limitación es ordenada por Dios. Aunque los árboles
están limitados conforme a la ordenación de Dios, aún necesitan las manos humanas
para podarlos.
En la esfera espiritual, nosotros también necesitamos ser podados. No se menciona
ningún milagro en Juan 15 en cuanto a llevar fruto, pero el Señor le da énfasis al podar.
¿Va usted a llevar fruto? Necesita ser podado, limpiado (v. 2). Ser podado es ser
limitado. No debemos expandirnos demasiado. No debemos ser desordenados sino
limitados.
Quizás nos preguntemos por qué no vemos que llevamos mucho fruto entre nosotros. El
fruto de vida no proviene por medio de un milagro. Necesitamos ver que cuanto más
somos limitados, más somos regulados. Cuanto más somos regulados, más saludables
estamos. Entonces estamos listos para llevar fruto. El fruto procede de nuestra salud.
Un árbol enfermo no puede dar fruto. Las cosas vivas que están enfermas no pueden
producir. Dios dispuso que las cosas vivas tales como los árboles crezcan vitalmente.
Nosotros los cristianos también debemos crecer vitalmente. Ser vital significa estar
saludable. Necesitamos ser saludables y normales. No debemos tener la expectativa de
que muchas personas se salven. Debemos siempre estar preparados para producir un
fruto al año que permanezca. Debemos orar: “Señor, dame un fruto por año, un fruto
que permanezca, fruto saludable, fruto que sea saludable como yo lo soy”.
Quizás pensemos que el apóstol Pablo traería miles al Señor, pero podemos ver en la
historia de Pablo que no fue así. En Colosenses 1:28-29 Pablo dijo que él laboró para
anunciar a Cristo, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda
sabiduría para poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo. El deseaba amonestar
a todo hombre, enseñar a todo hombre y presentar a todo hombre. El trabajo de “todo
hombre” nunca podría ser un milagro. Pablo fue el don más grande, así que quizás
pensemos que haría todo milagrosamente. Pero la Biblia nos dice que Pablo no podía
hacer tantos milagros. Pablo no era alguien que dependía de los milagros. El fue alguien
que laboró todo el tiempo.
En Hechos 20 vemos que él estuvo con los santos en Efeso por tres años. El dijo que
servía al Señor y que amonestaba a cada uno de los santos con lágrimas (vs. 19, 31). Las
lágrimas indican muchos problemas y dificultades. El dijo que amonestaba a los santos
“noche y día” (v. 31). Enseñaba públicamente en las reuniones y de casa en casa (v. 20).
Enseñaba públicamente, pero su trabajo era mucho más en la forma de “cada hombre”.
El no sólo estaba dando discursos. Pablo era tutor de cada uno de los santos.
Una persona que siempre está por las alturas no puede llevar fruto que permanezca.
Quizás diría que ganó tres la semana pasada y dos más esta semana, pero después de un
año no ganará ninguno como fruto que permanezca. Quizás diga: “Bueno, la semana
pasada gané dos. Pero me di cuenta de que no eran tan buenos, así que los abandoné.
Ahora he encontrado algunos mejores”. Con el tiempo, sin embargo, ninguno es mejor
que el otro, y todos tienen que ser descartados. Las madres no son así. Cada madre ama
a su hijo sin importar la apariencia o comportamiento del hijo.
T. Austin-Sparks sabía esto muy bien. El vino a visitarnos en Taiwán por primera vez en
1955. El dijo: “Todas las madres aman a sus hijos. Si usted es sabio no dirá nada malo
acerca de su hijo. De otro modo, la ofenderá”. Una vez una madre le trajo su hijo a él, y
este hijo no era tan atractivo. Pero no se atrevió a decir eso delante de la madre. La
madre le mostró su hijo, y él sintió que tenía que decir algo. El dijo: “¡Oh, qué niño!”
Esto fue un dicho neutral, pero esto hizo que la madre pensara: “Vaya, qué hijo tengo”.
Para una madre, todos sus hijos son buenos. Debemos tener ese corazón de madre (1 Ts.
2:7). En cuanto a un nuevo, no debemos decir: “Este no es buen material; estoy seguro
que nunca podrá ser como el apóstol Pablo”. Si tenemos tal actitud, no seremos capaces
de llevar fruto que permanezca.
No debemos trabajar con tantas personas. En vez de eso, debemos siempre mantener
sólo a tres o cuatro en nuestras manos. Tenemos que aprender a restringirnos en
nuestra labor. La constitución del Señor en Mateo nos dice que tenemos que entrar.
Después tenemos que andar. No debemos pensar que no necesitamos trabajar
demasiado, ya que no debemos hablar a muchos. Esto significaría que nos hemos
detenido de entrar por la puerta estrecha y de andar por el camino angosto. Esto está
totalmente en contra de la constitución del reino. La constitución del reino del Señor
consiste en que tenemos que entrar y después andar. Tenemos que trabajar.
Cuando digo que no debemos extendernos demasiado, no quiero decir que no debemos
trabajar. Más bien, tenemos que trabajar todos los días. Un buen estudiante prepara sus
lecciones todos los días y hace un poco cada día. Nuestro problema es que no
trabajamos regularmente. Después de estar en el entrenamiento acerca de los grupos
vitales, aún quizás no hemos empezado el trabajo vital. Quizás digamos que no sentimos
que somos vitales y que trabajaremos cuando lleguemos a ser vitales. Pero eso no está
bien. Si no trabajamos, nunca seremos vitales. Si trabajamos, entonces seremos vitales.
¿Qué significa ser vital? Ser vital es ser común. Los cristianos debemos ser comunes en
una manera viviente. Debemos siempre comunicarnos con el Señor, y hacer todo lo
posible por permanecer en el espíritu, hacer todo conforme al espíritu y orar sin cesar.
Esto nos hace creyentes comunes, creyentes vitales. Puedo testificar que sin cierta
cantidad de oración, no puedo dar un mensaje. El mensaje sale de mi oración común. Si
no separamos un tiempo para estar con el Señor en la mañana para orar, seremos
débiles y estaremos decaídos. La única manera de levantarme es orar: “Señor,
perdóname y límpiame. Señor, úngeme”. El cuidar de los principios de vida nos hace
vitales.
Debemos llevar a cabo lo que Dios ha ordenado. Dios dispuso que debemos llevar fruto.
Dios dispuso que debemos hablar a otros por causa de Su reino. Esta es la ordenación de
Dios, y tenemos que llevarla a cabo. Si no llevamos a cabo la ordenación de Dios, nunca
podremos ser comunes. Al contrario, seremos cristianos anormales. Hablando en
términos físicos, tenemos que respirar, comer, dormir y hacer ejercicio apropiadamente
si queremos ser normales y estar saludables. Si no prestamos atención a estos asuntos,
nos será imposible estar saludables. Ser vitales simplemente significa estar saludables, y
para estar saludables necesitamos respirar, o sea, orar. Tenemos que comer y beber al
Señor. También necesitamos ejercitarnos para hacer algo. Por lo menos necesitamos
salir dos veces a la semana para hablar a las personas. Esto es la ordenación de Dios, y
tenemos que llevarla a cabo. También necesitamos descansar. Dormir significa
descansar en el Señor. No piense que ser vitales es un milagro. Ser vitales es sólo ser
comunes, ser normales.
Hace más de treinta años, un hermano me dijo que cada vez que me veía, yo estaba tan
fresco. Se preguntaba cómo podía yo estar así. Si no oro ni toco al Señor en mi espíritu,
nunca puedo estar fresco. En lugar de eso, estaré decaído. La clave para estar fresco es
tener contacto con el Señor. Esto me motiva a llevar una vida cristiana normal, a llegar a
ser vital. A menudo oro por las iglesias por toda la tierra. Si no oro, me siento anormal.
La vitalidad proviene de ser normal, común.
Ahora que hemos tenido algún entrenamiento sobre los grupos vitales, debemos actuar.
No debemos esperar. Debemos hacer nuestro deber y llevar a cabo la ordenación de
Dios. Si lo hacemos, tengamos por seguro que llevaremos al menos un fruto por año que
permanezca. Todos los principios de vida están implícitos en Juan 15. Llevar fruto es
una situación normal de una rama de la vid.
Necesitamos poner en práctica lo que hemos visto en una manera común. Entonces
seremos vitales, y veremos la bendición del Señor tras nosotros. En estos días estoy tan
agradecido al Señor, porque Su bendición ha estado conmigo por tantos años. Desde mi
pueblo natal, Chefoo, fui a Shanghái. De Shanghái viajé por las provincias de China. Con
el tiempo, fui enviado a Taiwán. De Taiwán fui a las Filipinas y al sureste de Asia.
Después vine a los Estados Unidos. Por más de sesenta años, he visto que la bendición
del Señor me ha seguido. Si la bendición del Señor puede estar conmigo, ciertamente
puede estar con todos nosotros. Si la bendición del Señor no está con nosotros, somos
anormales; no somos vitales. Tenemos que aprender a entrar por la puerta estrecha y
después a andar por el camino angosto. Gracias al Señor por Su estrechez.
No debemos esperar florecer ni esparcirnos sin restricción. Cuando fuimos a Rusia no
fue una obra de florecimiento originado en nosotros. Fue la obra del Señor. Hemos visto
la limitación del Señor aun en nuestro traslado a Rusia. Cuando manejamos por las
carreteras, tenemos que manejar dentro de los carriles. Eso es limitación. Si no
manejamos de esta manera, nos haremos daño a nosotros mismos y a otros.
No espere ser grande. Usted necesita ser restringido. El ambiente en la vida de la iglesia
nos limita y nos restringe. Tenemos que entrar por la puerta estrecha y andar por el
camino angosto. No espere hacer una gran obra y llegar a ser una gran persona. Sólo
viva normalmente, comúnmente, y siempre entre por la puerta estrecha y ande por el
camino angosto. Entonces tendrá la seguridad que llevará un fruto cada año que
permanezca. Además, muchos santos serán ayudados para entrar por la puerta estrecha
y andar por el camino angosto.
He estado trabajando para el Señor por más de sesenta años. Casi todos los días estoy
aprendiendo a entrar por la puerta estrecha y a andar en el camino angosto. Quiero ser
restringido. No quiero mantener una carrera de hombre para adquirir empresas de
hombres. En vez de eso, quiero llevar el testimonio de Jesucristo para llevar a cabo la
economía de Dios. Debemos vivir una vida cristiana, normal, común en la cual acudimos
al Señor y le seguimos todo el tiempo. Ejercitémonos siempre para entrar por la puerta
estrecha y andar por el camino angosto.