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INTERNACIONALES
ENERO 2015 > viernes 23
III CUMBRE DE LA CELAC
Por más integración ante nuevos retos
El mecanismo de integración regional celebrará su III Cumbre
en Costa Rica los días 28 y 29 de este mes
Patricio Montesinos
Si bien la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se ha fortalecido como bloque y dado importantes pasos en
arasdelaunidaddelaPatriaGrande,suIIICumbre
en Costa Rica, la próxima semana, deberá llamar a acentuar su integración ante nuevos retos
y obstáculos, e intensificar su lucha contra la
pobreza.
No es una revelación que los sectores más
conservadores y siempre anexionistas de la propia región, alentados desde Estados Unidos y
Europa, ven con recelos el avance logrado por
Latinoamérica y el Caribe en los últimos años,
fruto del “(…) andar en cuadro apretado, como
la plata en las raíces de los Andes”, como escribiera el Apóstol de la independencia cubana
José Martí en su ensayo Nuestra América, publicado en 1891.
Tampoco son noticias los asiduos pujos de
los enemigos de la Patria Grande de dividirla, y
desestabilizar a las naciones que la conforman,
para impedir a toda costa un mayor fortalecimiento de la Celac.
Para nada son casuales la guerra económica
impuesta a Venezuela, las acciones subversivas
contra Argentina, Ecuador, Brasil y Bolivia, por
citar los más atacados, y las campañas mediáticas de que son blancos sus respectivos gobiernos progresistas, defensores a ultranza, junto a
Cuba, de la unidad de Nuestra América.
Los contrarios a la Celac pretenden distraer
la atención de su objetivo principal, la integración definitiva de la Patria Grande, tratando de
generar conflictos nacionales, perturbando el
orden interno en diferentes países, y creando
eventuales conflictos entre pueblos vecinos.
Esas viejas prácticas de los adversarios de
Latinoamérica y el Caribe se han acrecentado
en respuesta a los nuevos vientos frescos de
independencia, soberanía y unidad que soplan desde el Río Bravo hasta la Patagonia, y
que para algunos son huracanados porque perjudican su hasta muy poco tiempo dominio
imperial.
Enfrentar tales retos y sortear los obstáculos
que de seguro le serán interpuestos, además de
los complejos problemas económicos, sociales
y medioambientales que vive actualmente la
humanidad, serán las tareas prioritarias que
tendrá la Celac en lo adelante para evitar retrocesos.
Su cercana III Cumbre en Costa Rica deberá
respaldar a las naciones que hoy son agredidas,
apoyar el proceso de negociaciones hacia el fin
del conflicto en Colombia, para que la Patria
Grande mantenga su premisa de ser una zona
de Paz, demandar el cese definitivo del bloqueo
a Cuba, y abogar por una mayor cooperación
en la lucha contra la pobreza, las enfermedades
y por el derecho fundamental de sus pueblos a
una vida digna.
Está más que corroborado que los neoliberales y opresores no tienen cabida ya en Nuestra
América, y que únicamente con la unidad de
los pueblos y gobiernos cualquier pretensión
de volver a los pasados tiempos de ignominia
serán derrotados.
Rusia: la estrategia de Putin
La nación euroasiática ha diseñado y lleva adelante una estrategia que de seguro
la hará invulnerable a los apetitos occidentales, y más fuerte
desde todos los puntos de vista
Elson Concepción Pérez
Si se me permite comenzar por
una conclusión personal, diría que
el mayor logro de la Rusia actual
como país y del presidente Vladimir
Putin como estadista, es haber evitado una tercera guerra mundial aun
cuando las amenazas, sanciones,
provocaciones y cercos militares por
parte de Occidente, pudieran conllevar a una respuesta bélica.
Serenidad, seguridad y sabiduría
se han dado la mano justo en momentos en que se ha pretendido doblegar a una nación que ya supo de
conflagraciones anteriores, en las
que millones de sus hijos perdieron
la vida y pudo levantarse de las ruinas causadas por el fascismo.
Con evidente capacidad como estratega político y militar, Putin y su
equipo de gobierno no solo han frenado el impulso occidental de llevar
la pólvora hasta sus fronteras a través de una OTAN ávida de guerras,
sino que han desarrollado el potencial militar del país con los más
modernos medios y equipos y han
campeado las sanciones, los bajos
precios del petróleo y otras dificultades, singrandes afectaciones sociales
para su población.
Occidente ha apostado por debilitar a Rusia, hacerla fracasar en su
desarrollo económico; ha estimulado inconformidades y ha exacerbado tendencias minoritarias en quienes jugaron siempre al oportunismo, unas veces con el disfraz de
socialistas y otras con evidente añoranza capitalista.
Fueron tendencias que encontraron abono en los primeros años
Rusia ha asegurado que no cederá ante las presiones externas. FOTO: RIA NOVOSTI
luego del derrumbe de la Unión Soviética y que, en algunos casos, no
han sido arrancadas de raíz todavía.
Rusia, sin embargo, se ha fortalecido y desarrollado, y su población
es beneficiada incuestionablemente. A su vez, el gran país ha ganado
respeto y cariño internacionalmente, y no ha descuidado para nada su
potencial militar que, unido al patriotismo, pueden hacer fracasar cualquier intento de acciones bélicas contra su territorio.
El acercamiento mayor a América Latina; el fortalecimiento de las
relaciones con China; la colaboración en aumento con el resto de los
países del Brics; la consecución de
espacios económicos con naciones
vecinas del Asia central, entre otros
aspectos, han servido para afianzar
su papel en la arena internacional.
También lo es su posición respecto al conflicto en Siria, que evitó males mayores cuando todo estaba decidido en Occidente para
una agresión directa a esa nación
árabe.
Sabido esto —¡y bien sabido!—,
Occidente encontró en la vecina
Ucrania, el campo propicio para provocar a Moscú. Allí se dio un golpe
de Estado preparado y financiado
desde Washington y se aupó a grupos fascistas que han sembrado el
odio y la muerte entre habitantes de
una misma nación.
Estalló Ucrania y la población de
las regiones más identificadas con
Rusia por sus vínculos sanguíneos,
idioma, cultura y hasta simpatías
políticas, fundamentalmente en Donetsk, Górlovka y Lugansk, ha buscado en la vecina nación un espacio
que le garantice protección y hasta
territorio ruso han emigrado cientos
de miles de ucranianos que huyen
de los ataques emprendidos por un
ejército pro occidental.
Rusia ha respondido con ayuda
humanitaria millonaria trasladada
hasta las poblaciones más vulnerables a las acciones militares y los cercos de las autoridades de Kiev.
También el gobierno ruso ha impulsado internacionalmente la realización de negociaciones entre las
autoridades ucranianas y las de los
territorios rebeldes controlados por
milicias locales.
A la par con la guerra, los grandes
medios de prensa han encabezado
una campaña sin precedentes para
culpar a Moscú de todo lo que ocurre en Ucrania, y los líderes occidentales han satanizado —y de qué
manera— al presidente Putin, con el
fin de debilitar su prestigio en ascenso dentro y fuera de su país. Dicho
golpe tuvo el objetivo principal de
convertir a Kiev en plataforma para
instalar los misiles de la OTAN apuntando hacia Rusia.
A su vez, tanto Estados Unidos
como la Unión Europea han aplicado un grupo de sanciones a Moscú,
cuyo impacto acumulativo ha provocado afectaciones que van desde
la caída de su moneda, el rublo,
hasta la imposibilidad de acceder a
modernas tecnologías para la explotación petrolera, y otras.
Súmese a esto, la depreciación
del precio del petróleo —fundamental fuente de ingresos del país—
acción provocada por la superproducción del crudo extraído por Estados Unidos usando el método de
fractura hidráulica para sacar el gas
esquisto existente en las rocas, costosa tecnología que provoca daños
ecológicos.
De acuerdo con especialistas en el
mercado internacional del petróleo,
esta vez no fue la crisis financiera
asiática la responsable del desplome
de los precios del crudo, sino una
acción orquestada desde Washington con la intención de convertir el
petróleo en un arma para doblegar a
Moscú.
Puede resumirse entonces que el
tema Ucrania, las sanciones económicas y el desplome en los precios
del petróleo, en su conjunto, son
usados por Estados Unidos y Europa, con el único fin de desestabilizar a Rusia, y entonces, con el cerco
de la OTAN y su escudo antimisiles,
hacerla presa fácil en una posible
confrontación.
Pero Moscú no solo resiste todo
ese andamiaje occidental, sino que
ha diseñado y lleva adelante una
estrategia que de seguro la hará invulnerable a los apetitos occidentales, y más fuerte desde todos los puntos de vista.
Su presidente, Vladimir Putin, al
timón de este gran país, cuenta con
un pueblo patriota que lo apoya. De
eso dan fe las últimas encuestas en
las que el mandatario tiene una aceptación superior del 80% de los ciudadanos.
Únase a este apoyo interno, la
elevada simpatía que tiene en la esfera internacional y los pasos dados
que crean una fortaleza económica,
militar y ciudadana, que convierte a
Rusia en una nación de presente y
de futuro.