Lección 4 para el 25 de abril de 2015 «Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres» (Lucas 5:8-10) A través de la historia de la pesca milagrosa, podemos comprender las condiciones del discipulado La parte del hombre Obedecer la palabra de Jesús: «en tu palabra echaré la red» (Lucas 5:5) Reconocer la santidad de Dios: «Apártate de mí, Señor» (Lucas 5:8) Reconocer la pecaminosidad propia: «soy hombre pecador» (Lucas 5:8) La parte de Dios Acompañar, cuidar y proteger: «No temas» (Lucas 5:10) Capacitar al discípulo: «os haré pescadores de hombres» (Mateo 4:19) «Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles» (Lucas 6:13) Apóstol significa «enviado». Jesús eligió a los doce para enviarlos a predicar el Evangelio como embajadores del Reino. ¿Qué tenían de especial estos doce para ser llamados para esta misión? De la mitad de ellos, no sabemos con seguridad a qué se dedicaban antes de seguir a Jesús. Cuatro fueron pescadores; uno, publicano; y otro, un revolucionario. No tenían nada de especial, pero amaban el Reino de Dios y anhelaban estar con Jesús. Por ello, Jesús «podía infundirles su Espíritu y prepararlos para impulsar su obra en la tierra una vez que él se fuera» (E.G.W., La educación, pg. 77) «Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos» (Lucas 9:1-2) Según este pasaje, ¿qué implica la comisión apostólica? «Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir… Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre» (Lucas 10:1, 17) La comisión de estos 70 discípulos implica que la responsabilidad de la predicación no se limita a los dirigentes eclesiásticos. Cada miembro está involucrado en esta misión. ¿Qué comentarios hizo Jesús sobre el resultado de la misión de los 70 (Lucas 10:18-20)? Cuando la evangelización tiene éxito, Satanás es derrotado (v. 18). A mayor esfuerzo, mayor poder (v. 19). Nuestro gozo no debe basarse en el éxito, sino en entrar en el Reino de los cielos (v. 20). E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, pg. 479) «Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:23) El costo del discipulado está marcado por tres verbos: Negar, tomar y seguir. Negarme a mí mismo. Ya no soy «yo», mi viejo hombre ha muerto. Soy una nueva persona en Cristo. Tomar mi cruz. Debo asumir las responsabilidades que acompañan al discipulado, aunque al hacerlo sea llamado a pagar el precio supremo. Seguir a Jesús. La dirección de mi vida debe ser señalada solamente por Jesús. Sin personas que caminen en las pisadas del Calvario, no hay discipulado cristiano. E.G.W. (La maravillosa gracia de Dios, 20 de septiembre) «Los que quieran ser victoriosos deberán tomar en cuenta el costo de la salvación. Las fuertes pasiones humanas deben ser subyugadas; la voluntad independiente debe ser sometida al cautiverio de Cristo. El cristiano debe comprender que no se pertenece a sí mismo. Tendrá que resistir tentaciones y librar batallas contra sus propias inclinaciones, porque el Señor no aceptará un servicio a medias. La hipocresía es abominación para él. El seguidor de Cristo debe andar por fe, como viendo al Invisible. Cristo será su tesoro más querido, su todo»
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