Lección 7 para el 14 de noviembre de 2015 La respuesta de Judá: Cómo evitar la caída: Las causas de la caída de Judá: • Mentira y orgullo (Jeremías 9) • Idolatría (Jeremías 10:1-15) • Llamado al arrepentimiento (Jeremías 26:1-6) • Amenazas de muerte (Jeremías 26:7-15) • Jeremías absuelto (Jeremías 26:16-24) «¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!» (Jeremías 9:1) ¿Qué producía en Jeremías tanta tristeza? Jeremías lloraba por la condenación de Judá. Una condenación que podría ser evitada si el pueblo se arrepentía de sus pecados. Pero Jerusalén no deseaba escuchar el mensaje de amonestación (Lucas 19:41-44). ¿Cuáles eran los pecados de Judá? • «Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente» (Jeremías 9:5). • «Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas» (Jeremías 9:23). «Dios es la fuente de toda sabiduría. Él es infinitamente sabio, justo y bueno. Aparte de Cristo, los hombres más sabios no pueden comprenderle. Pueden profesar ser sabios; pueden gloriarse por sus adquisiciones; pero el simple conocimiento intelectual, aparte de las grandes verdades que se concentran en Cristo, es como nada. “No se alabe el sabio en su sabiduría... mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra”. Jeremías 9:23, 24» E.G.W. (Consejos para los maestros, pg. 64) «Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril» (Jeremías 10:2-3) El pueblo de Dios imitaba a las naciones paganas (tal vez, aún siga haciéndolo). ¿Qué beneficio podemos tener en seguir unas costumbres o creencias que a nada conducen, dejando de confiar y obedecer al único Dios verdadero y poderoso? • Grande en poder (v.6) • Es temible (v. 7) • Verdadero (v. 10) • Es Dios vivo (v. 10) • A su ira tiembla la tierra (v. 10) • Hizo la tierra con su poder (v. 12) • Con su voz domina la Creación (v. 13) • Vanos (v. 8, 15) • No se les debe temer (v. 5) • Mentirosos (v. 14) • Perecerán (v. 15) • No pueden hacer bien ni mal (v. 5) • No hicieron los cielos (v. 11) • No hablan (v. 5) «Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras» (Jeremías 26:3) A través de toda la Biblia se transmite un mensaje claro: arrepentíos sinceramente y Dios perdonará y actuará (2Cr. 6:37-39; Ez. 14:6; Mt. 3:2; Lc. 24:47; Hch. 17:30). Todos hemos pecado y merecemos la muerte. Pero Dios ha provisto un camino, a través de la Cruz, para que todos podamos ser salvos. Hoy en día, Dios sigue teniendo paciencia y misericordia con los pecadores. «Por misericordia para con el mundo, Jesús difiere su venida para que los pecadores tengan oportunidad de oír el aviso y de encontrar amparo en él antes que se desate la ira de Dios» E.G.W. (El conflicto de los siglos, pg. 451) «Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás» (Jeremías 26:8) Por haber profetizado la destrucción del templo y de Jerusalén, Jeremías fue amenazado de muerte. Se celebró un juicio legal contra el profeta (v. 10). Jeremías ratificó sus palabras y aprovechó la oportunidad para hacer un nuevo llamado al arrepentimiento (v. 12-13). Con la conciencia limpia, puso su vida a disposición de sus jueces. Si lo mataban, derramarían sangre inocente (v. 14-15). Esta misma valentía se demandará de nosotros cuando tengamos que responder por nuestra fe ante aquellos que nos acusen. «Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado» (Jeremías 26:16) Entre el pueblo había personas cuya conciencia no estaba aún cauterizada. Entendiendo que las amenazas no provenían de Jeremías, sino que provenían directamente de Dios, solicitaron la liberación del profeta. Basaron su argumentación en el mensaje de otros profetas que habían profetizado cosas semejantes. Siglos más tarde, Gamaliel defendió a los apóstoles con argumentos similares. Su conclusión fue: «no seáis tal vez hallados luchando contra Dios» (Hechos 5:39). E.G.W. (El conflicto de los siglos, pg. 452) «¿Cuál es el deber del mensajero de la verdad? ¿Llegará tal vez a la conclusión de que no se debe predicar la verdad, puesto que a menudo no produce otro efecto que el de empujar a los hombres a burlar o resistir sus exigencias? No; el hecho de que el testimonio de la Palabra de Dios despierte oposición no le da motivo para callarlo, como no se lo dio a los reformadores anteriores. La confesión de fe que hicieron los santos y los mártires fue registrada para beneficio de las generaciones venideras. Los ejemplos vivos de santidad y de perseverante integridad llegaron hasta nosotros para inspirar valor a los que son llamados ahora a actuar como testigos de Dios. Recibieron gracia y verdad, no para sí solos, sino para que, por intermedio de ellos, el conocimiento de Dios iluminase la tierra. ¿Ha dado Dios luz a sus siervos en esta generación? En tal caso deben dejarla brillar para el mundo»
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