Cicerón, Marco Tulio - En defensa del poeta

MARCO TULIO CICERÓN
DISCURSO EN DEFENSA
DEL POETA
A. LICINIO ARQUÍAS
Texto latino:
http://www.thelatinlibrary.com/cicero/arch.shtml
Texto español:
http://perso.wanadoo.es/juagru/cic/arquias.html
Introducción y notas © 1992 BOSCH, Casa Editorial,
Barcelona - ISBN: 84-7162-632-2
Marco Tulio Cicerón
E n d e f e n s a d e l p o e t a
A u l o L i c i n i o A r q u í a s
1
MARCO TULIO CICERÓN
DISCURSO EN DEFENSA DEL POETA A. LICINIO ARQUÍAS
M. TVLLI CICERONIS PRO A. LICINIO ARCHIA POETA ORATIO
DATA DE LA OBRA. — La Defensa del poeta Arquías es un breve pero bello discurso forense
cuya filiación ciceroniana fue objeto de discusión en el pasado siglo (Cfr. F. Gaffiot, Cicéron,
Discours, t. XII, Les Belles Lettres, París 1966, p. 11; A. D'Ors, Cicerón, Defensa del poeta
Arquías, C.S.I.C., Madrid, 1970, pp. XVIII-XIX y V. J. Herrero, Cicerón, Defensa del poeta
Arquías, Aguilar, Madrid, 1963, p. 23, con referencias a C. W. Schröter [1818], C. N. Büchner
[1839 y 1841] y J. Lattmann [1847]).
La vista tuvo lugar el año 62 a. de J.C. (el siguiente al del consulado de M. T. Cicerón) siendo
presidente del tribunal el propio hermano del defensor, el entonces pretor Quinto Tulio Cicerón.
El abogado de Arpinum había ya alcanzado la plenitud de su prestigio y gloria; en efecto, en el
año 63 Cicerón se había encumbrado hasta el más elevado cargo estatal, el consulado, en cuyo
desempeño desbarató la conjura de Lucio Catilina que amenazaba con remover los cimientos de la
República. Como consecuencia fue proclamado "padre de la patria", llegando a convencerse
íntimamente de su papel de árbitro de la política romana. De ser un advenedizo provinciano, hijo de
un oscuro eques, pasó, merced a sus relevantes dotes oratorias, a alcanzar las cimas supremas en la
dirección de los asuntos públicos.
No obstante, su tajante actuación en el affaire Catilina trajo emparejados odios y envidias; en su
afán de mantener el prestigio adquirido y contrarrestar la labor destructiva que sus enemigos
estaban llevando a cabo, rememora en los discursos de esta época los éxitos de su gestión consular;
este intento de revalorizarse, de detener su progresiva pérdida de crédito, no podrá impedir la
interdictio aqua et igni decretada contra él en el 58 a. de J.C., como culminación a los ataques del
tribuno P. Clodio, partidario de César ; Clodio logró la aprobación de una ley según la cual se
castigaba con el destierro a quien hubiese condenado a muerte a un ciudadano romano sin juicio
previo; Cicerón lo había hecho con los conjurados y sufrió el exilio.
De la defensa de Arquías, pues, se encarga un Cicerón cuya estabilidad no es ya tan sólida como
en meses anteriores, un hombre que adivina próximos días aciagos, si bien continúa aún gozando
del favor popular.
Los HECHOS. - En el año 65 a. de J.C., el tribuno de la plebe Cayo Papio consiguió que se
votara una ley que perseguía a quienes habían usurpado la ciudadanía romana. Fundándose en ella,
un tal Gratio, en el 62, acusó al poeta .Arquías de no poseer el derecho de ciudadano. Cicerón tomó
a su cargo la defensa.
¿Cuáles son los motivos que impulsan al eminente orador, cónsul el año anterior y salvador de la
patria, a defender a un simple poeta de no excesivo relieve? ¿Y quién es el tal Arquías que merece
semejante patrono?
Arquías era griego, originario de Antioquía (Asia Menor); ya en su adolescencia se labró un
amplio renombre como poeta e improvisador en Asia y Magna Grecia, donde obtuvo honores y
premios. Trasladado a Roma, es recibido por los círculos aristocráticos más distinguidos,
sobresaliendo entre todos por su afección al joven poeta el de los Lúculos. En compañía de uno de
ellos, Lucio, viaja a Sicilia y, al regreso, los habitantes de Heraclea, en Lucania, le nombran
ciudadano. Al ser promulgadas la lex Julia (90), que confería la ciudadanía a los itálicos que
hubiesen depuesto las armas, y la lex Plautia Papiria (89), que la concedía a los peregrini inscritos
y domiciliados en ciudades itálicas que se presentasen en el plazo de dos meses ante el pretor (Cfr.
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IV, 7), Arquías se acoge a sus beneficios como ciudadano heracliense, latinizando su nombre con el
praenomen Aulus y el gentilicio de los Lúculos Licinius. Realiza dos viajes a Asia, en el 86 y en el
70 a. de J.C., acompañando también a Lucio Lúculo; en el 62 recae sobre él la acusación de Gratio.
Los motivos que determinan la intervención de Cicerón en el caso son ciertamente algo
ambiguos.
Por un lado, es manifiesto el deseo de Cicerón de atraerse las simpatías de los Lúculos,
protectores de Arquías, probablemente molestos con el abogado porque había defendido la
sustitución de Lucio Lúculo por Pompeyo en el mando de las operaciones militares de Oriente; con
todo, la ausencia a lo largo de este discurso de la tradicional y demoledora dureza ciceroniana en el
ataque a sus oponentes denota su propósito de no herir en demasía la susceptibilidad de la facción
pompeyana. Menos crédito merece la afirmación del cap. I, donde Cicerón asegura que todos sus
conocimientos en el campo de las letras se deben al magisterio y dirección de Arquías ; tal
afirmación más bien debe entenderse como una hábil maniobra de abogado defensor, como una
captatio benevolentiae hacia el jurado o, incluso, según asegura D'Ors (op. cit., p. XXXII), como un
intento de "tomar pie de ahí para exponer sus ideas sobre la preparación integral del orador y el
papel que en ella desempeña la literatura".
De igual modo debe reputarse como verosímil la opinión generalizada de que Cicerón se viera
impelido por otras razones de indudable entidad : su vanidoso anhelo de gloria, lisonja y renombre,
cristalizado en la epopeya que Arquías le estaba escribiendo sobre su gestión consular (XI, 28), obra
a la sazón inconclusa ; en otro orden de cosas, su devoción por las letras que le lleva a loar tales
estudios autoproponiéndose como arquetipo de dirigente ideal, formado en los más puros esquemas
de educación y culturaintegrales, realizando a la vez una brillante defensa de la humanitas, vehículo
imprescindible y básico sobre el que se debe asentar la labor del hombre público.
CONTENIDO DEL DISCURSO. - Exordio (1-3): PRIMERA PARTE: Cicerón explica las
causas que le han inducido a encargarse de la defensa de Arquías: se considera en la obligación
moral de hacerlo, ya que el acusado es su maestro, su guía, el hombre que le indujo a adquirir y
perfeccionar un arte y una técnica con la que ha ayudado a muchos, la oratoria, estimulándole al
mismo tiempo a cultivar las bellas letras. ¿Cómo podría dejar de asistir a quien fue factor
determinante de aquella elección? SEGUNDA PARTE: Se excusa el defensor por utilizar un género
oratorio que se aparta del habitual; lo hace por cuanto se incide en asuntos que atañen a la literatura.
Se basa en la calidad y formación humanística del pretor que preside el tribunal, en la del jurado y
asistentes y en la personalidad del acusado, un poeta excelso, poco acostumbrado a las intrigas
forenses.
Proposición (4): Arquías es ciudadano romano según marcan las leyes; pero, en el caso de que
no lo fuese, debería concedérsele tal título en atención a sus relevantes méritos literarios.
Narración (4-7): Biografía de A. Licinio Arquías; desde su juventud empieza a sobresalir y a
adquirir nombradía como poeta, primero en Asia Menor, luego en Italia, por fin en Roma, donde
traba amistad con las familias más distinguidas y cultas; se le concede la ciudadanía en Heraclea;
con posterioridad adquiere los derechos de ciudadano romano de acuerdo con la lex Plautia
Papiria.
Confirmación y Refutación (8-30): A) DE ORDEN JURÍDICO (8-11): Arquías cumplió los
requisitos legales imprescindibles para obtener el título de ciudadano romano: se inscribió en la
ciudad de Heraclea, estuvo domiciliado en Roma y realizó su presentación ante el pretor en el plazo
señalado por la ley. B) DE ORDEN EXTRAJURÍDICO (12-30): Si Arquías no fuese ciudadano
romano, merecería, sin duda, serlo. Exposición de las razones que le llevan a tal aserto: se trata de
un eminente poeta; las letras, los estudios humanísticos, son un reposo, un descanso, para el
ajetreado ritmo de vida que imponen los negotia; en la dedicación a estos estudios se ennoblece el
espíritu humano, el orador da solidez a sus conocimientos y el sentido cívico experimenta notable
incremento. Todos los pueblos, todos los grandes hombres, han admirado y respetado a los artistas,
a los poetas. Caso de Homero: numerosas ciudades se disputan la gloria de haber sido su patria.
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Además, Arquías ha puesto su talento poético al servicio directo de la gloria del pueblo romano: al
cantar las bazañas de Mario y Lúculo está enalteciendo a Roma. Ennio, por cantar las gestas de los
romanos, mereció la ciudadanía. ¿A Arquías, adornado de semejantes méritos, se le despojará de
ella? El amor a la gloria es un sentimiento profundamente enraizado en la naturaleza humana.
Cicerón mismo confiesa sentir ese legítimo anhelo y aspirar a la inmortalidad.
Peroración (31-32): Expone, resumidos, los argumentos fundamentales; renueva la súplica a los
jueces de que disculpen su inusitado género oratorio, a la vez que solicita protección para su
defendido.
Jurídicamente el discurso presenta una manifiesta endeblez y mediocridad argumentales; no es
un exponente siquiera notable de la producción forense ciceroniana. La afirmación de que Arquías
se hallaba inscrito en Heraclea, Tarento, Regio y Nápoles patentiza debilidad: si el poeta era
ciudadano de Heraclea, no habría tenido necesidad de pretender ese derecho de otros lugares, ya
que no se podía ser ciudadano de varios lugares al mismo tiempo (Cfr. pro Caec., XXXIV, 100:
cum ex nostro iure duarum civitatum nemo esse possit). D'Ors sugiere la posibilidad de que Arquías
tuviese en ellas una simple "ciudadanía honorífica" (op. cit., p. XXIX). Por otro lado, Cicerón
asegura que Arquías prefirió ser tenido como ciudadano heracliense. Produce un cierto recelo que
escogiera precisamente Heraclea, cuyos registros públicos habían quedado destruidos durante la
contienda social... A falta de pruebas documentales presenta el defensor las testimoniales: M.
Lúculo, su protector, cuya parcialidad parece evidente y unos legados de Heraclea que vienen
expresamente a declarar sobre hechos acontecidos en su ciudad veintisiete años antes. En lo que
atañe al registro, Arquías se halla inscrito en el del pretor Q. Metelo, otro familiarissimus del poeta.
Por último, los censos en cuyos registros el nombre de Arquías debería estar incluido tuvieron lugar
estando el poeta ausente: una vez en el ejército con L. Lúculo, otra en Asia con el mismo Lúculo
que era entonces cuestor, mientras que bajo la censura de Julio y Craso no se efectuó censo alguno.
Sin necesidad de profundizar en otros aspectos (como su fijación de domicilio en Roma, siendo
que pretendía ser ciudadano de Heraclea, o las pruebas de su actuación como ciudadano — testar y
recibir beneficios del erario público — perfectamente explicables por el influjo de sus poderosos
patrones), parece que el aspecto puramente jurídico del discurso ha sido un tanto preterido en el
propósito de Cicerón. Y es que debe reconocerse que el objetivo primordial del pro Archia es la
defensa de las bellas letras, de la formación humanística, de la cultura integral, de los más elevados
valores inherentes al espíritu humano, compendiados en la persona del defensor: Marco Tulio
Cicerón.
JAIME VELÁZQUEZ
Barcelona, julio de 1974.*
La introducción y las notas corresponden a la siguiente edición © 1992 BOSCH, Casa Editorial, S. A.- Comte
d'Urgell, 51 bis – 08011 Barcelona - ISBN: 84-7162-632-2 - Depósito Legal: B. 36.592-1992 - IMPRESO EN
ESPAÑA - PRINTED IN SPAIN, pero no el texto latino ni la traducción [Nota del escaneador]
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DISCURSO EN DEFENSA DEL POETA A. LICINIO ARQUÍAS
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Texto español: http://perso.wanadoo.es/juagru/cic/arquias.html
EXORDIVM
EXORDIO
I [1] Si quid est in me ingeni, iudices, quod
sentio quam sit exiguum, aut si qua
exercitatio dicendi, in qua me non infitior
mediocriter esse uersatum, aut si huiusce rei
ratio aliqua ab optimarum artium studiis ac
disciplina profecta, a qua ego nullum
confiteor aetatis meae tempus abhorruisse,
earum rerum omnium uel in primis hic A.
Licinius fructum a me repetere prope suo
iure debet. Nam quoad longissime potest
mens mea respicere spatium praeteriti
temporis, et pueritiae memoriam recordari
ultimam, inde usque repetens hunc uideo
mihi principem et ad suscipiendam et ad
ingrediendam rationem horum studiorum
exstitisse. Quod si haec uox, huius hortatu
praeceptisque conformata, non nullis
aliquando saluti fuit, a quo id accepimus quo
ceteris opitulari et alios seruare possumus,
huic profecto ipsi, quantum est situm in
nobis, et opem et salutem ferre debemus.
I [1] Si hay en mí algo de ingenio, jueces, aunque
comprendo cuán exiguo es, o si alguna práctica de
hablar, en la que no niego estar yo medianamente
versado, o si alguna facultad de esta cosa surgió de
los estudios de las mejores artes y de su enseñanza,
de la cual yo confieso no haberme apartado en
ninguna época de mi vida, de todas estas cosas
incluso entre los primeros este A. Licinio1 debe
reclamarme el fruto casi por derecho propio. Pues
hasta donde puede mi mente volverse a mirar el
espacio del tiempo pasado y evocar el recuerdo
más lejano de mi niñez, buscando desde entonces
hasta ahora veo que este se me ha presentado como
el primero para tomar y avanzar en la afición a
estos estudios. Y si esta mi voz, conformada por su
mandato y preceptos, sirvió de salvación alguna
vez a algunos, de quien recibimos aquello con lo
que podemos auxiliar a unos y salvar a otros, a este
mismo ciertamente, debemos llevarle ayuda y
salvación, cuanto haya en nosotros.
[2] Ac ne quis a nobis hoc ita dici forte
miretur, quod alia quaedam in hoc facultas
sit ingeni, neque haec dicendi ratio aut
[2] Y para que nadie quizás se admire de que esto
sea dicho así por nosotros2, porque alguna otra
facultad de ingenio haya en este, y no el
1
El nombre completo del poeta es Aulus Licinius Archias, pero al citarlo por vez primera Cicerón prefiere denominar a
su defendido con el nomen y Praenomen romanizado que había tomado Arquías al adoptar la ciudadanía romana. El
praenomen Aulus, probablemente de la noble familia de los Murena o quizá, de los Nerva, el nomen Licinius del
gentilicio de los Lúculo. Le nombra por su apellido romano tratando de predisponer en su favor el ánimo de los jueces.
2
A lo largo de todo el discurso Cicerón va a adoptar un nuevo género oratorio, impropio e inusitado en debates
forenses. En previsión de posibles objeciones realiza aquí una anteoccupatio, pretendiendo evitar que se le acuse de
divagar sobre las bellas artes o las letras en un proceso judicial.
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disciplina, ne nos quidem huic uni studio
penitus umquam dediti fuimus. Etenim
omnes artes, quae ad humanitatem pertinent,
habent quoddam commune uinculum, et
quasi cognatione quadam inter se
continentur.
conocimiento o la ciencia de hablar, sabed que ni
siquiera nosotros nos entregamos nunca totalmente
a este único estudio3. En efecto, todas las artes que
pertenecen a la humanidad, tienen algún vínculo
común y como por un cierto parentesco entre sí se
hallan ligadas.
NARRATIO
[3] Sed ne cui uestrum mirum esse uideatur
me in quaestione legitima et in iudicio
publico —cum res agatur apud praetorem
populi Romani, lectissimum uirum, et apud
seuerissimos iudices, tanto conuentu
hominum ac frequentia— hoc uti genere
dicendi, quod non modo a consuetudine
iudiciorum, uerum etiam a forensi sermone
abhorreat, quaeso a uobis, ut in hac causa
mihi detis hanc ueniam, adcommodatam
huic reo, uobis (quem ad modum spero) non
molestam, ut me pro summo poeta atque
eruditissimo homine dicentem, hoc concursu
hominum literatissimorum, hac uestra
humanitate, hoc denique praetore exercente
iudicium, patiamini de studiis humanitatis ac
litterarum paulo loqui liberius, et in eius
modi persona, quae propter otium ac studium
minime in iudiciis periculisque tractata est,
uti prope nouo quodam et inusitato genere
dicendi.
NARRACIÓN
[3] Pero para que a ninguno de vosotros parezca ser
admirable que yo en una cuestión legal y en juicio
público —puesto que el asunto se trata ante el
pretor del pueblo romano, selectísimo varón, y ante
severísimos jueces, con tan gran reunión y
concurrencia de hombres— use este estilo de
hablar, que se aparta no sólo de la costumbre de los
juicios sino también de la oratoria forense, os ruego
que me deis en esta causa esta venia, apropiada
para este reo, para vosotros (al menos lo espero) no
molesta, de modo que a mí que hablo en favor de
un sumo poeta y un eruditísmo hombre, ante un
concurso de hombres sumamente instruidos, ante
vuestra humanidad, y, finalmente, presidiendo este
pretor el juicio4, me permitáis hablar un poco más
libremente de los estudios de humanidades y de las
letras, y ante una persona de esta clase, que por el
ocio y el estudio está muy poco habituada a juicios
y peligros, usar un estilo de hablar casi nuevo e
inusitado.
PROPOSITIO
[4] Quod si mihi a uobis tribui concedique
sentiam, perficiam profecto ut hunc A.
Licinium non modo non segregandum, cum
sit ciuis, a numero ciuium, uerum etiam si
non esset, putetis asciscendum fuisse.
PROPOSICIÓN
[4] Y si siento que esto me es atribuido y
concedido por vosotros, demostraré ciertamente
que este A. Licinio5 no sólo no debe ser segregado,
puesto que es ciudadano, del número de
ciudadanos, sino que si incluso no lo fuese,
pensarais que debería ser incluido.
III Nam ut primum ex pueris excessit
III Pues tan pronto como Arquías salió de entre los
3
Pone de relieve que incluso él, considerado como arquetipo de orador romano, se ha entregado a los estudios literarios,
poéticos; que no se ha ceñido exclusivamente a la oratoria. En efecto, aunque reducidas, conocemos algunas de sus
incursiones en el campo de la poesía: el poema Marius (ad Att., XII, 49, I), traducciones de Arato, de Homero (de fin.,
V, 18, 49), de Sófocles y de Esquilo (Tuse., II, 8, 20 ss.).
4
El pretor que preside el tribunal es su hermano menor, Quinto Tulio Cicerón, que llegó a ocupar diversos cargos públicos, entre ellos la pretura en el 62 a. de J.C.; casado con Pomponia, hermana de Atico, fue, además de buen político y
excelente militar, hombre culto y amante de las letras; dotado de gran facilidad poética (se cuenta que escribió cuatro
tragedias en tan sólo dieciséis días), únicamente nos han llegado parte de su correspondencia con su hermano Marco,
algunos versos de dudosa atribución y el Commentariolum petitionis que versa sobre táctica electoral, todo ello de
escaso valor literario.
5
Vid. nota 1.
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Archias, atque ab eis artibus quibus aetas
puerilis ad humanitatem informari solet se ad
scribendi
studium
contulit,
primum
Antiochiae —nam ibi natus est loco nobili—
celebri quondam urbe et copiosa, atque
eruditissimis hominibus liberalissimisque
studiis adfluenti, celeriter antecellere
omnibus ingeni gloria contigit. Post in
ceteris Asiae partibus cunctaeque Graeciae
sic eius aduentus celebrabantur, ut famam
ingeni exspectatio hominis, exspectationem
ipsius aduentus admiratioque superaret.
niños y de aquellas artes con las suele formarse la
edad pueril para la humanidad, se dedicó al estudio
de escribir, primero en Antioquía6 —pues allí nació
de noble familia—, ciudad en otro tiempo célebre y
populosa y llena de hombres eruditísimos y
estudios muy liberales, rápidamente alcanzó a
aventajar a todos por la gloria de su ingenio.
Después, en las demás partes de Asia y de toda
Grecia se celebraban de tal modo sus llegadas, que
la curiosidad por el hombre superaba la fama de su
ingenio, la llegada de él en persona y la admiración
dicha curiosidad.
[5] Erat Italia tunc plena Graecarum artium
ac disciplinarum, studiaque haec et in Latio
uehementius tum colebantur quam nunc
eisdem in oppidis, et hic Romae propter
tranquillitatem
rei
publicae
non
neglegebantur. Itaque hunc et Tarentini et
Regini et Neopolitani ciuitate ceterisque
praemiis donarunt; et omnes, qui aliquid de
ingeniis poterant iudicare, cognitione atque
hospitio dignum existimarunt. Hac tanta
celebritate famae cum esset iam absentibus
notus, Romam uenit Mario consule et
Catulo. Nactus est primum consules eos,
quorum alter res ad scribendum maximas,
alter cum res gestas tum etiam studium atque
auris adhibere posset. Statim Luculli, cum
praetextatus etiam tum Archias esset, eum
[5] Estaba entonces Italia7 llena de las artes y de las
disciplinas griegas, y estos estudios incluso en el
Lacio se cultivaban entonces más vehementemente
que ahora en estas mismas ciudades, y aquí en
Roma no se descuidaban gracias a la tranquilidad8
de la república. Así pues, los de Tarento, Regio y
Nápoles9 lo premiaron con la ciudadanía y las
demás distinciones; y todos los que podían juzgar
algo sobre ingenios lo estimaron digno de
conocimiento y hospitalidad. Habiendo sido
conocido incluso para los que estaban lejos por esta
tan gran celebridad de su fama, vino a Roma,
siendo cónsules Mario y Catulo10. Encontró
primero a estos cónsules, de los que uno podía
darle grandísimos hechos para escribir, el otro, no
sólo hazañas sino también afición y gusto
literario11. Al instante, los Lúculos12, vistiendo
6
Capital de Siria, lugar natal de Arquías, fundada a orillas de Orontes y a veinticinco km. del mar por Seleuco Nicator
después de la batalla de Ipso, en el 301 a. de J.C.; Antíoco el Grande y Antíoco Epífanes la engrandecieron, llegando a
ser capital del imperio seléucida hasta el 67 a. de J.C. De su importancia y grandeza nos da idea la noticia de Estrabón
(XVI, 2, 5) que la compara con Alejandría. Allí se formó la primera comunidad cristiana fuera de Palestina, siendo sede
de numerosos concilios. Fue saqueada y destruida por el rey persa Cosroes en el 538 de nuestra era.
7
Referido preferentemente a la Magna Grecia. La penetración de la influencia griega en las artes y las letras sigue la
trayectoria Sur-Norte. Enumera seguidamente el Lacio y, por último, Roma, pues las ciudades del Lacio reciben y
aceptan el hálito cultural helenizante antes que Roma.
8
El estado atraviesa un período de cierta tranquillitas desde el fin de la revolución de los Gracos (121 a. de J.C.) hasta
el comienzo de la guerra social (91 a. de J.C.), si bien en el exterior se producen las guerras contra Yugurta (112-106) y
contra los cimbrios y teutones (113-101), mientras que en la propia metrópoli tienen lugar disturbios provocados por el
tribuno L. Apuleyo Saturnino (100), a quien el pueblo dio muerte. Un par de años antes de este suceso llegó Arquías a
Roma.
9
Ciudades de la Magna Grecia, federadas. Entre los griegos se podía pertenecer como ciudadano a varios lugares; no
así entre los romanos. Las recompensas acostumbradas a que hace alusión solían consistir en coronas de oro.
10
Fueron cónsules en el 102 a. de J.C., año de la llegada de Arquías a Roma.
11
El cónsul Cayo Mario, se había distinguido en las campañas contra los cimbrios y teutones, así como en la guerra de
Yugurta, de modo que, aunque era un simple soldado, le ofrecía al poeta con sus hazañas materia de alabanza (Cfr.
Plut., Mar., II y Sall., lug., LXXXV, 32). Quinto Lutacio Cátulo, por su parte, no sólo era un brillante soldado, vencedor
de los cimbrios, sino también un cultivado autor de poemas eróticos, historiador y orador de elegante y depurado estilo
(Cfr. Cic. Brut., XXXV, 132).
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7
domum suam receperunt. Sic etiam hoc non
solum ingeni ac litterarum, uerum etiam
naturae atque uirtutis, ut domus, quae huius
adulescentiae prima fuit, eadem esset
familiarissima senectuti.
todavía entonces Arquías la toga pretexta13, lo
recibieron en su propia casa. Así, igualmente, no
sólo por su ingenio y letras, sino también por su
naturaleza y virtud, ocurrió que la casa, que fue la
primera de su adolescencia, fuera la más familiar
para su senectud.
[6] Erat temporibus illis iucundus Metello
illi Numidico et eius Pio filio; audiebatur a
M. Aemilio; uiuebat cum Q. Catulo et patre
et filio; a L. Crasso colebatur; Lucullos uero
et Drusum et Octauios et Catonem et totam
Hortensiorum
domum
deuinctam
consuetudine cum teneret, adficiebatur
summo honore, quod eum non solum
colebant qui aliquid percipere atque audire
studebant, uerum etiam si qui forte
[6] En aquellos tiempos era agradable a Metelo el
Numídico14 y a su hijo Pío; era escuchado por M.
Emilio15; vivía con Q. Catulo, padre e hijo16; era
honrado por L. Craso17; como ciertamente tuviera
trato con los Lúculos18 y Druso19 y los Octavios20 y
Catón21 y toda la familia de los Hortensios22 ligada
por el trato diario, disfrutaba de sumo honor, pues
no sólo lo honraban quienes se afanaban en
aprender algo y escucharlo, sino también los que,
quizás, lo simulaban.
12
Lucio y Marco Lúculo, hijos de Lucio Licinio Lúculo, quien fue desterrado por una acusación de peculatu de que le
hizo objeto el augur Quinto Servilio. Lucio, hijo, recibió el sobrenombre de Póntico por su intervención en las guerras
contra Mitrídates; Marco, tras una brillante carrera (edil curul en el 79, cónsul en el 73) venció a los tracios en el 72,
siendo procónsul de Macedonia; llegó a ser Pontif ex Maximus en el 57. Arquías acompañó a Lucio por Grecia y Asia
(88-83), África (76) y Asia de nuevo (74), en la tercera guerra contra Mitrídates.
13
Quizá sea un tanto hiperbólica la afirmación. El prestigio de que gozaba Arquías en Asia y Magna Grecia es poco
verosímil que lo hubiese conseguido a tan temprana edad (si es que lo consiguió alguna vez). Praetextatus, como dice el
texto, puede valer tanto como adulescentulus; probablemente Cicerón exagera su juventud al conferirle tal apelativo,
con objeto de ensalzar su calidad poética puesta de relieve tan precozmente.
14
Quinto Cecilio Metelo, llamado Numídico por su victoria sobre Yugurta en Mutul (109 a. de J.C.). Su hijo Metelo
Pío, cónsul en el 80, combatió contra los españoles dirigidos por Sertorio; recibió el sobrenombre de Pío por el amor y
respeto filial (pietas) que evidenció al tratar de revocar la pena de destierro que le había sido impuesta a su padre por
Lucio Saturnino en el año 100 a. de J.C.; en el 99, Quinto Cecilio Metelo pudo regresar a la metrópoli, muriendo el 91.
15
Marco Emilio Escauro fue un orador famoso, hombre de vasta cultura y jefe del partido aristocrático; cónsul en 115 y
censor en 109, es ensalzado por Cicerón (de or., I, 49, 214; Brut. XXIX, 112), mientras que Salustio (lug., XV, 4) le
trata de impiger, factiosus, avidus potentiae, honoris, divitiarum, ceterum vitia sua callide occultans.
16
Vid. nota 11 respecto al padre. El hijo, llamado también Quinto Lutacio Cátulo, advino al consulado en el 78 a. de
J.C. con Marco Emilio Lépido.
17
Lucio Licinio Craso, cónsul el año 95 con Publio Mucio Escévola; a ellos dos se debía la lex Licinia Mucia que
perseguía a los usurpadores de los derechos de ciudadanía romana y que provocaría la guerra social de los itálicos
contra Roma. L. Licinio Craso fue elegido censor en el 92 junto con Domicio Ahenobarbo; gozaba de gran prestigio
como orador y jurisperito; combatió las formas helenizantes, contrarias a la normativa tradicional, que se estaban
infiltrando entre los retóricos latinos. Es interlocutor de M. Antonio en el diálogo ciceroniano De oratore.
18
Vid. nota 12.
19
Marco Livio Druso, tribuno de la plebe en el 91, hijo del colega de tribunado de Cayo Graco en 122. Su lucha por
extender la ciudadanía romana a los socii le costó la vida en ese año 91, siendo éste uno de los principales motivos de la
guerra social (91-88).
20
Familia de origen volsco, domiciliada en Roma desde la época real. Puede referirse aquí a Cneo, Lucio y Cayo. Cneo
Octavio fue cónsul en el 87 con Cinna; pertenecía al partido oligárquico y logró del senado la destitución de su colega,
motivo por el que, al apoderarse de Roma Mario y Cinna, fue asesinado en su propia silla curul y su cabeza expuesta en
las columnas rostrales. Su hijo Lucio llegó al consulado en el 75, muriendo al año siguiente siendo procónsul de Siria.
Cayo Octavio, descendiente de otra rama de la misma familia, fue pretor en el 61, venció a las tropas catilinarias
restantes de la batalla de Pistoya (acaecida en el 63) y casó con Julia Atia, sobrina de César ; hijos suyos fueron
Octavia, esposa de Marco Antonio, y el futuro emperador Augusto.
21
Debe tratarse del padre de Catón de Utica, Marco, o de su tío Lucio.
22
El miembro más relevante de esta familia es Quinto Hortensio Hórtalo (114-50 a. de J.C.), cuestor (81), edil (75),
pretor (72) y cónsul (69). Gran orador, rival de Cicerón, arrumbado tras el proceso de Verres en el que el abogado de
Arpinum le infligió severa derrota.
Marco Tulio Cicerón
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8
simulabant.
IV Interim satis longo interuallo, cum esset
cum M. Lucullo in Siciliam profectus, et
cum ex ea prouincia cum eodem Lucullo
decederet, uenit Heracliam: quae cum esset
ciuitas aequissimo iure ac foedere, ascribi se
in eam ciuitatem uoluit; idque, cum ipse per
se dignus putaretur, tum auctoritate et gratia
Luculli ab Heracliensibus impetrauit.
IV Entretanto, pasado un intervalo bastante largo,
habiendo marchado con M. Lúculo a Sicilia, y
habiendo salido con el mismo Lúculo de dicha
provincia, llegó a Heraclea23: estando esta ciudad
con igualadísimo derecho y pacto, quiso inscribirse
en esta ciudad; y consiguió esto de los heraclenses
no sólo porque él mismo se considerara digno per
se sino también por la autoridad y favor de Lúculo.
[7] Data est ciuitas Siluani lege et Carbonis:
"SI QUI FOEDERATIS CIUITATIBUS ASCRIPTI
FUISSENT; SI TUM, CUM LEX FEREBATUR, IN
ITALIA DOMICILIUM HABUISSENT; ET SI
multos iam annos haberet, professus est apud
praetorem Q. Metellum familiarissimum
suum.
[7] Se le dio la ciudadanía por la ley de Silvano y
Carbón24: "SI ALGUNOS HUBIERAN SIDO INSCRITOS
EN CIUDADES FEDERADAS; SI ENTONCES, CUANDO LA
LEY SE PROMULGABA, HUBIERAN TENIDO DOMICILIO
EN ITALIA; Y SI EN SESENTA DÍAS HUBIERAN
DECLARADO ANTE EL PRETOR." Como este tuviera
domicilio en Roma durante ya muchos años, hizo
la declaración ante su íntimo amigo el pretor
Quinto Metelo25.
ARGVMENTATIO - CONFIRMATIO
[8] Si nihil aliud nisi de ciuitate ac lege
dicimus, nihil dico amplius: causa dicta est.
Quid enim horum infirmari, Grati, potest?
Heracliaene esse tum ascriptum negabis?
Adest uir summa auctoritate et religione et
fide, M. Lucullus, qui se non opinari sed
scire, non audisse sed uidisse, non interfuisse
sed egisse dicit. Adsunt Heraclienses legati,
nobilissimi homines: huius iudici causa cum
mandatis et cum publico testimonio
[uenerunt]; qui hunc ascriptum Heracliensem
dicunt.
Hic
tu
tabulas
desideras
Heracliensium publicas: quas Italico bello
incenso tabulario interisse scimus omnis. Est
ridiculum ad ea quae habemus nihil dicere,
quaerere quae habere non possumus; et de
hominum memoria tacere, litterarum
CONFIRMACIÓN / REFUTACIÓN
[8] Si no hablamos de otra cosa que no sea del
derecho de ciudadanía y de la ley, nada más tengo
que decir: la causa está defendida. Pues ¿qué de
estas cosas puede, Gracio26, ser refutado? ¿Acaso
negarás que no estaba inscrito entonces en
Heraclea? Está presente un hombre de suma
autoridad y escrúpulo y credibilidad, M. Lúculo27,
quien dice que él no opina sino que sabe, que no ha
oído sino que ha visto, que no estuvo presente sino
que lo representó. Están presentes los legados de
Heraclea, hombres nobilísimos: por causa de este
juicio con mandatos y con público testimonio
[vinieron]; estos dicen que este fue inscrito como
ciudadano de Heraclea. En este momento tú deseas
los registros públicos de los heraclenses: todos
sabemos que estos desaparecieron en la guerra
itálica28, incendiado el archivo. Es ridículo no decir
SEXAGINTA DIEBUS APUD PRAETOREM ESSENT
PROFESSI." Cum hic domicilium Romae
23
Ciudad de Lucania, en Magna Grecia, situada en el golfo de Tarento junto al río Agri, actualmente Policoro. Era una
ciudad foederata; los heraclienses tenían pacto de igualdad (foedere aequo) con Roma, lo que les confería casi los
mismos derechos (aequo iure) de que disfrutaban los romanos, si bien no con absoluta plenitud.
24
La lex Plautia Papiria, promulgada por los cónsules M. Plautio Silvano y C. Papirio Carbón en el 89 a. de J.C. (Vid.
Noticia Preliminar); Arquías cumplió, según afirma su defensor, las condiciones que tal ley exigía.
25
Quinto Metelo Pío (Vid. nota 14) fue pretor en el 89 a. de J.C. con Apio Claudio Pulcro, Publio Gabinio y Lucio
Léntulo.
26
Gratio es el promotor de la acusación contra Arquías por supuesta usurpación de la ciudadanía romana.
27
Marco Lúculo, hermano de Lucio (Vid. nota 12).
28
Guerra social (91-88 a. de J.C.). Según Cicerón era de dominio público que el archivo heracliense había sido pasto de
las llamas.
Marco Tulio Cicerón
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memoriam flagitare; et, cum habeas
amplissimi uiri religionem, integerrimi
municipi ius iurandum fidemque, ea quae
deprauari nullo modo possunt repudiare,
tabulas, quas idem dicis solere corrumpi,
desiderare.
nada contra estas cosas que tenemos, demandar las
que no podemos tener y callar sobre el testimonio
de los hombres y exigir el testimonio de las letras
y, aunque tienes la manifestación de un hombre
muy prestigioso, el juramento y la credibilidad de
un municipio muy íntegro, recusar las cosas que de
ningún modo pueden ser falsificadas, desear los
registros que tú mismo dices que suelen
corromperse.
[9] An domicilium Romae non habuit is, qui
tot annis ante ciuitatem datam sedem
omnium rerum ac fortunarum suarum Romae
conlocauit? At non est professus? Immo uero
eis tabulis professus, quae solae ex illa
professione conlegioque praetorum obtinent
publicarum tabularum auctoritatem.
[9] ¿Acaso no tuvo su domicilio en Roma este que
tantos años antes de dársele la ciudadanía fijó en
Roma la sede de todas sus cosas y de su propia
fortuna? Pero ¿que no hizo la declaración ante el
pretor? Pues consta que la hizo en estos registros,
los únicos que obtienen autenticidad de registros
públicos a partir de la declaración oficial y del
colegio de pretores.
V Nam —cum Appi tabulae neglegentius
adseruatae dicerentur; Gabini, quam diu
incolumis fuit, leuitas, post damnationem
calamitas
omnem
tabularum
fidem
resignasset— Metellus, homo sanctissimus
modestissimusque omnium, tanta diligentia
fuit, ut ad L. Lentulum praetorem et ad
iudices uenerit, et unius nominis litura se
commotum esse dixerit. In his igitur tabulis
nullam lituram in nomine A. Licini uidetis.
V Pues —diciéndose que los registros de Apio29 se
conservaban bastante negligentemente; que la
ligereza de Gabinio30, mientras que estuvo
incólume, su calamidad después de la condena
había anulado toda credibilidad de los registros—
Metelo, el hombre más escrupuloso e íntegro de
todos, estuvo con tanta diligencia que llegó ante el
pretor L. Léntulo y los jueces y dijo que él se
habría conmovido por la tachadura de un solo
nombre. En estos registros, pues, no veréis ninguna
tachadura en el nombre de A. Licinio.
[10] Quae cum ita sunt, quid est quod de eius
ciuitate dubitetis, praesertim cum aliis
quoque in ciuitatibus fuerit ascriptus?
Etenim cum mediocribus multis et aut nulla
aut humili aliqua arte praeditis gratuito
ciuitatem in Graecia homines impertiebant,
Reginos
credo
aut
Locrensis
aut
Neapolitanos aut Tarentinos, quod scenicis
artificibus largiri solebant, id huic summa
ingeni praedito gloria noluisse! Quid? cum
ceteri non modo post ciuitatem datam, sed
etiam post legem Papiam aliquo modo in
[10] Como estas cosas son así, ¿qué cosa hay por la
que dudéis de su ciudadanía, sobre todo cuando fue
inscrito también en otras ciudades? Y en efecto,
cuando a muchos mediocres y a dotados de
ninguna o alguna humilde habilidad los hombres
concedían gratuitamente en Grecia la ciudadanía,
¡creo que los reginos o los locrenses o los
napolitanos o los tarentinos, lo que solían dar con
largueza a artistas escénicos, no lo hubieran
querido para este, dotado de la suma gloria de su
ingenio! ¿Qué? ¿Cuando otros, no sólo después de
la concesión de la ciudadanía, sino también
29
Apio Claudio Pulcro, pretor (Vid. nota 25) el 89 a. de J.C., fue el padre de Clodio, de quien trata el Pro Milone
ciceroniano.
30
Publio Gabinio Capitón, pretor también el 89, fue condenado de repetundis por una acusación de los aqueos llevada
por Lucio Calpurnio Pisón. Tras su condena, el desprestigio que le siguió afectó a la credibilidad de sus registros.
31
La lex Papia de peregrinis fue promulgada el 65 a. de J.C. para entender en casos de usurpación de ciudadanía;
después incluso de su puesta en vigor, fueron solapadamente introducidos en los registros algunos nombres, con objeto
Marco Tulio Cicerón
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eorum municipiorum tabulas inrepserunt,
hic, qui ne utitur quidem illis in quibus est
scriptus, quod semper se Heracliensem esse
uoluit, reicietur?
después de la ley Papia31, se introdujeron
furtivamente en los registros de estos municipios,
este, que ni siquiera usa aquellos en los que fue
inscrito, porque siempre quiso ser heraclense, será
rechazado?
[11] Census nostros requiris scilicet. Est
enim obscurum proximis censoribus hunc
cum clarissimo imperatore L. Lucullo apud
exercitum fuisse; superioribus, cum eodem
quaestore fuisse in Asia; primis Iulio et
Crasso nullam populi partem esse censam.
Sed —quoniam census non ius ciuitatis
confirmat, ac tantum modo indicat eum qui
sit census [ita] se iam tum gessisse pro
ciue— eis temporibus quibus tu criminaris
ne ipsius quidem iudicio in ciuium
Romanorum iure esse uersatum, et
testamentum saepe fecit nostris legibus, et
adiit hereditates ciuium Romanorum, et in
beneficiis ad aerarium delatus est a L.
Lucullo proconsule.
[11] Requieres, en verdad, nuestro censo. Es, en
efecto, oscuro para los últimos censores que este
estuvo con el ilustrísimo general L. Lúculo en el
ejército; para los anteriores, que con este mismo,
entonces cuestor, estuvo en Asia; para los
primeros, Julio y Craso, que ninguna parte del
pueblo fue censada32. Pero —porque el censo no
prueba el derecho de ciudadanía, y tan sólo indica
que aquel que está censado actúa ya entonces así
como un ciudadano— en los tiempos en los que tú
acusas de que ni siquiera a juicio suyo estaba
versado en el derecho de los ciudadanos romanos,
no sólo hizo a menudo testamento conforme a
nuestras leyes, sino que también aceptó herencias
de ciudadanos romanos y fue propuesto al erario33
en el concepto de beneficios por el procónsul L.
Lúculo.
VI
Quaere argumenta, si qua potes:
numquam enim his neque suo neque
amicorum iudicio reuincetur.
VI Intenta obtener argumentos, algunos si puedes:
pues nunca por estos ni por su opinión ni por la de
sus amigos quedará convicto.
[12] Quaeres a nobis, Grati, cur tanto opere
hoc homine delectemur. Quia suppeditat
nobis ubi et animus ex hoc forensi strepitu
reficiatur, et aures conuicio defessae
conquiescant. An tu existimas aut suppetere
nobis posse quod cotidie dicamus in tanta
uarietate rerum, nisi animos nostros doctrina
excolamus; aut ferre animos tantam posse
[12] Nos preguntas, Gracio, por qué tanto con este
hombre nos deleitamos. Porque nos procura donde
nuestro espíritu se rehaga de este estrépito forense,
nuestros oídos descansen fatigados por el griterío.
¿Acaso tú crees que podríamos tener a mano para
nosotros de lo que hablar cotidianamente en tanta
variedad de asuntos34, si no cultiváramos nuestros
espíritus con los estudios literarios; o que nuestros
de que fueran acogidos bajo el título de ciudadanía anteriormente otorgado por la lex Plautia Papiria (del año 89 a. de
J.C.).
32
"El último censo" es el del año 70, siendo censores Lucio Gelio Poplícola y Cneo Léntulo Clodiano; con
posterioridad, los censores del 65, Quinto Lutacio Cátulo y Marco Licinio Craso, dimitieron antes de proceder a la
confección del censo; tampoco lo hicieron los del 64, Lucio Aurelio Cota y Publio Servilio Isáurico; "el censo anterior"
es el que tuvo lugar en el año 86, bajo los censores Lucio Marcio Filipo y Marco Perpenna : durante esa época (88-85 a.
de J.C.), Arquías estuvo con Lúculo, que era cuestor, en la guerra mitridática; "los primeros censores" está referido a
Lucio Julio César (cónsul en el 90) y Publio Licinio Craso (cónsul en el 97).
33
Acumulación de argumentos. Arquías ha obrado como ciudadano: ha otorgado testamento conforme al derecho
romano, ha aceptado herencias legalmente — cosa que no hubiera podido hacer de no ser ciudadano — y ha recibido
gratificaciones del erario público por servicios y méritos contraídos en campaña, lo que demuestra la tesis ciceroniana.
34
La formación integral del orador es reputada como imprescindible. La variedad de asuntos en que transcurre su diario
quehacer es tal que exige una amplia cultura, una investigación y estudio continuados; pero al mismo tiempo, esa
entrega periódica al otium sirve de medicina espiritual, de reposo para el alma, de indispensable complemento a la
actividad forense cotidiana.
Marco Tulio Cicerón
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11
contentionem, nisi eos doctrina eadem
relaxemus? Ego uero fateor me his studiis
esse deditum: ceteros pudeat, si qui se ita
litteris abdiderunt ut nihil possint ex eis
neque ad communem adferre fructum, neque
in aspectum lucemque proferre: me autem
quid pudeat, qui tot annos ita uiuo, iudices,
ut a nullius umquam me tempore aut
commodo aut otium meum abstraxerit, aut
uoluptas auocarit, aut denique somnus
retardit?
espíritus podrían sobrellevar tan gran esfuerzo si no
los relajáramos con estos mismos estudios? Yo,
verdaderamente, confieso que me he entregado a
estos estudios: que se avergüencen otros, si algunos
se entregaron al estudio de las letras de tal modo
que nada puedan de este ni aportar al fruto común,
ni presentar a la luz pública: en cambio ¿de qué me
he de avergonzar yo, que vivo tanto años, jueces,
de tal manera que nunca mi ocio me alejó, o el
placer me apartó, o, por último, el sueño me retrasó
de las circunstancias o del interés de nadie?
[13] Qua re quis tandem me reprehendat, aut
quis mihi iure suscenseat, si, quantum ceteris
ad suas res obeundas, quantum ad festos dies
ludorum celebrandos, quantum ad alias
uoluptates et ad ipsam requiem animi et
corporis conceditur temporum, quantum alii
tribuunt tempestiuis conuiuiis, quantum
denique alueolo, quantum pilae, tantum mihi
egomet ad haec studia recolenda sumpsero?
Atque hoc ideo mihi concedendum est
magis, quod ex his studiis haec quoque
crescit
oratio
et
facultas;
quae,
quantacumque in me est, numquam
amicorum periculis defuit. Quae si cui leuior
uidetur, illa quidem certe, quae summa sunt,
ex quo fonte hauriam sentio.
[13] Finalmente, por este hecho, ¿quién podrá
reprenderme o quién reprocharme con derecho, si,
cuanto tiempo se concede a los demás para atender
sus propios asuntos, cuanto para otros placeres y
para el propio descanso del espíritu y del cuerpo,
cuanto otros dedican a banquetes larguísimos, por
último, cuanto a los dados, cuanto a la pelota35, yo
mismo me habré tomado para cultivar estos
estudios? Y esto me debe ser concedido más por
esto, porque a partir de estos estudios también
crecen esta mi elocuencia y talento; esta, cuanta
quiera que haya en mí, nunca faltó en los peligros
de los amigos. Si esta a alguien le parece bastante
leve, sin duda yo sé ciertamente de qué fuente bebo
aquellas cosas que son esenciales.
[14] Nam nisi multorum praeceptis
multisque litteris mihi ab adulescentia
suasissem, nihil esse in uita magno opere
expetendum nisi laudem atque honestatem,
in ea autem persequenda omnis cruciatus
corporis, omnia pericula mortis atque exsili
[14] Pues si no me hubiera persuadido desde la
adolescencia por los preceptos de muchos36 y por
muchos libros de que nada debe desearse en la vida
con insistencia sino la gloria y el honor, de que en
perseguirlos todo tormento del cuerpo, todos
peligros de muerte y de destierro deben ser
35
La cena se iniciaba habitualmente a la hora nona o decinta (las tres o cuatro de la tarde); aquí se refiere a los grandes
banquetes, cuya celebración daba comienzo algo antes (tempestivis conviviis), hacia el mediodía, prolongándose su
duración hasta la madrugada (Cfr. T. Liv. XXIII, 8, 6). El juego de pelota y el de dados gozaban de gran predicamento
entre los romanos; los dados, tesserae, elaborados con marfil o madera, constaban de seis caras numeradas, se agitaban
en un cubilete llamado fritillus y se arrojaban sobre un tablero (alveolus); se jugaba también con el talus, hueso con un
cometido semejante al de las tesserae y que sigue utilizándose todavía hoy en el popular juego de la taba.
36
Cicerón y, en general, el culto círculo de los Escipiones, introducen en Roma el estoicismo, siguiendo principalmente
las doctrinas de Panecio (185-109 a. de J.C.), fundador de la Stoa Media, y de su discípulo Posidonio. Panecio
acompañó a su maestro Diógenes de Babilonia en un viaje a Roma a mediados del siglo u a. de J.C. Allí trabó amistad
con Lelio, Polibio y Escipión Africano, influyendo profundamente en el pensamiento filosófico romano. En sus
doctrinas se inspiran el De officiis, De republica y De natura deorum de Cicerón. Panecio representa el momento de
transición entre la doctrina de Zenón, Cleantes y Crisipo y el estoicismo sincrético del período romano de Séneca,
Epicteto y Marco Aurelio. Posidonio de Rodas, discípulo de Panecio, llegó a Roma en el 68 a. de J.C., en el desempeño
de una misión diplomática. Entabló relaciones amistosas con Cicerón, quien, además de reconocerle como maestro, le
llama familiaris noster. Posidonio, uno de los hombres más cultos de la antigüedad, dejó también su poso en las
mencionadas obras de Cicerón, así como en el De fato y en las Tusculanae disputationes.
Marco Tulio Cicerón
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12
parui esse ducenda, numquam me pro salute
uestra in tot ac tantas dimicationes atque in
hos profligatorum hominum cotidianos
impetus obiecissem. Sed pleni omnes sunt
libri, plenae sapientium uoces, plena
exemplorum uetustas: quae iacerent in
tenebris omnia, nisi litterarum lumen
accederet. Quam multas nobis imagines—
non solum ad intuendum, uerum etiam ad
imitandum—fortissimorum
uirorum
expressas scriptores et Graeci et Latini
reliquerunt? Quas ego mihi semper in
administranda re publica proponens animum
et mentem meam ipsa cognitatione hominum
excellentium conformabam.
considerados en poco, nunca me hubiese lanzado
por vuestra salvación a tantas y tan grandes luchas
y a estos ataques cotidianos de hombres
envilecidos. Pero todos los libros están llenos,
llenas las voces de los sabios, llena la antigüedad
de ejemplos: todas estas cosas yacerían en las
tinieblas, si no llegara la luz de las letras. ¿Cuántas
imágenes —no sólo para mirarlas, sino también
para imitarlas— de fortísimos hombres nos dejaron
representadas los escritores griegos y latinos? Yo
siempre,
al
administrar
la
república,
imaginándomelas, conformaba mi corazón y mi
mente a partir del recuerdo de estos hombres
excelentes.
VII [15] Quaeret quispiam: "Quid? Illi ipsi
summi uiri, quorum uirtutes litteris proditae
sunt, istane doctrina, quam tu effers
laudibus, eruditi fuerunt" Difficile est hoc de
omnibus confirmare, sed tamen est certe
quod respondeam. Ego multos homines
excellenti animo ac uirtute fuisse, et sine
doctrina naturae ipsius habitu prope diuino
per se ipsos et moderatos et grauis exstitisse,
fateor: etiam illud adiungo, saepius ad
laudem atque uirtutem naturam sine doctrina
quam sine natura ualuisse doctrinam. Atque
idem ego contendo, cum ad naturam
eximiam atque inlustrem accesserit ratio
quaedam conformatioque doctrinae, tum
illud nescio quid praeclarum ac singulare
solere exsistere.
VII [15] Alguno preguntará: "¿Y qué? ¿Aquellos
mismos excelentes hombres, cuyas virtudes se
refieren en los libros, fueron formados en esa
instrucción, que tú destacas en tus alabanzas?" es
difícil confirmar esto de todos pero, sin embargo,
lo que responderé es sin duda así. Yo confieso que
ha habido muchos hombres de excelente espíritu y
virtud y que sin instrucción por un carácter casi
divino de su propia naturaleza por sí mismos se
mostraron moderados y serios: también añado
aquello de que, bastante a menudo, para la gloria y
la virtud ha valido más la naturaleza sin instrucción
que la instrucción sin naturaleza. Pero yo mismo
sostengo que, como a una naturaleza eximia o
ilustre se haya añadido un cierto método y la
disposición de la instrucción, entonces suele
resultar un no sé qué preclaro y singular.
[16] Ex hoc esse hunc numero, quem patres
nostri
uiderunt,
diuinum
hominem
Africanum; ex hoc C. Laelium, L. Furium,
[16] Que de este número era este, al que nuestros
padres vieron, divino hombre, el Africano37; de
éste C. Lelio38, L. Furio39, hombres moderadísimos
37
Publio Cornelio Escipión Emiliano, llamado Africano el menor (el mayor o primer Africano es el vencedor de Aníbal
en Zaina en 202), destruyó Cartago (146) y Numancia (133), aglutinó a su alrededor a una pléyade de artistas y literatos
y fue él mismo hombre de gran cultura, excelente orador (se le atribuyen famosos discursos : De moribus, In Sulpicium
Gallum, In Claudium Asedium), llegando al consulado en 147 y 134; se convirtió en fiel difusor de las doctrinas estoicas
que profesaba por influjo de sus maestros y amigos Panecio y Polibio.
38
Cayo Lelio Sapiens, amigo de Escipión Emiliano, propulsor de la cultura griega en Roma; participó en la tercera
guerrapúnica y en la lucha contra Viriato (145); fue cónsul en 140 con Servilio Cepión. Cicerón lo hace aparecer en el
De amicitia.
39
Lucio Furio Filón, perteneciente también al círculo de Escipión, cónsul en 136, hombre de vasta cultura y tendencia
helenófila. Aparece en el De republica ciceroniano.
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13
moderatissimos homines et continentissimos;
ex hoc fortissimum uirum et illis temporibus
doctissimum, M. Catonem illum senem: qui
profecto si nihil ad percipiendam
[colendamque] uirtutem litteris adiuuarentur,
numquam se ad earum studium contulissent.
Quod si non his tantus fructus ostenderetur,
et si ex his studiis delectatio sola peteretur,
tamen (ut opinor) hanc animi aduersionem
humanissimam ac liberalissimam iudicaretis.
Nam ceterae neque temporum sunt neque
aetatum omnium neque locorum: haec studia
adulescentiam alunt, senectutem oblectant,
secundas res ornant, aduersis perfugium ac
solacium praebent, delectant domi, non
impediunt foris, pernoctant nobiscum,
peregrinantur, rusticantur.
y prudentísimos; de éste el hombre más fuerte y
docto de aquellos tiempos, M. Catón el viejo40: si,
ciertamente, estos no hubieran sido ayudados en
nada por las letras para percibir y cultivar la virtud,
nunca se hubieran dedicado al estudio de estas. Y si
a estos no se les mostrara un fruto tan grande, y si
de estos estudios sólo alcanzara deleite, sin
embargo (según opino) juzgaríais esta afición del
espíritu como muy humana y liberal. Pues las
demás no son propias de todos los tiempos ni
edades ni lugares: estos estudios alimentan la
adolescencia, deleitan la vejez, adornan los hechos
favorables, proporcionan en los adversos refugio y
solaz, deleitan en casa, no estorban fuera,
pernoctan con nosotros, peregrinan, viven en el
campo.
VIII [17] Quod si ipsi haec neque attingere
neque sensu nostro gustare possemus, tamen
ea mirari deberemus, etiam cum in aliis
uideremus. Quis nostrum tam animo agresti
ac duro fuit, ut Rosci morte nuper non
commoueretur? qui cum esset senex
mortuus, tamen propter excellentem artem ac
uenustatem uidebatur omnino mori non
debuisse. Ergo ille corporis motu tantum
amorem sibi conciliarat a nobis omnibus:
nos
animorum
incredibilis
motus
celeritatemque ingeniorum neglegemus?
VIII [17] Y si nosotros mismos no pudiéramos
alcanzar estas cosas ni degustarlas con nuestro
sentido, sin embargo, deberíamos admirarlas,
incluso cuando las viéramos en otros. ¿Quién de
nosotros ha sido de espíritu tan agreste y duro que
con la muerte de Roscio41 hace poco no se
conmoviera? Habiendo muerto éste viejo, sin
embargo, a causa de su excelente talento e ingenio
parecía que de ningún modo hubiera debido morir.
En efecto, aquel, con la inquietud de su cuerpo
había atraído un amor tan grande para sí de todos
nosotros: ¿nosotros despreciaremos las increíbles
inquietudes de los espíritus y la celeridad de los
ingenios?
[18] Quotiens ego hunc Archiam uidi,
iudices, —utar enim uestra benignitate,
quoniam me in hoc nouo genere dicendi tam
diligenter attenditis,— quotiens ego hunc
uidi, cum litteram scripsisset nullam,
magnum numerum optimorum uersuum de
eis ipsis rebus quae tum agerentur dicere ex
tempore! Quotiens reuocatum eandem rem
dicere, commutatis uerbis atque sententiis!
[18] ¡Cuántas veces yo vi a este Arquías, jueces, —
usaré, pues, vuestra benevolencia, puesto que me
atendéis tan diligentemente en este nuevo estilo de
hablar— cuántas veces yo a este vi, no habiendo
escrito letra alguna, improvisar un gran número de
óptimos versos de aquellas mismas cosas que
entonces se trataban! ¡cuántas veces, llamado de
nuevo a hablar sobre el mismo asunto, lo hizo con
palabras e ideas distintas! Las cosas que,
40
Marco Porcio Catón el Censor, llamado Maior para no confundirle con Catón de Utica, y Senex por su longevidad
(234- 149); polígrafo eminente, cultivó la oratoria, la historia y la didáctica. Cicerón le dio su nombre al tratado sobre la
vejez: Cato Maior seu De senectute. Fue cónsul en 195.
41
Conocido actor dramático de tan extraordinarias dotes que prescindió de la máscara en las representaciones. De
origen servil, al recibir la manumissio tomó el nombre de Quinto Roscio Galo. Amigo y quizá maestro de declamación
de Cicerón, éste le defendió en el 76, en un pleito contra un tal Cayo Fanio Quereas; murió por el 72 a. de J.C. No debe
confundirse con Sexto Roscio de Ameria, a quien defendió igualmente Cicerón de una acusación por parricidio en el
año 80.
Marco Tulio Cicerón
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14
Quae uero adcurate cogitateque scripsisset,
ea sic uidi probari, ut ad ueterum scriptorum
laudem perueniret. Hunc ego non diligam?
non admirer? non omni ratione defendendum
putem! Atque sic a summis hominibus
eruditissimisque
accepimus,
ceterarum
rerum studia et doctrina et praeceptis et arte
constare: poetam natura ipsa ualere, et
mentis uiribus excitari, et quasi diuino
quodam spiritu inflari. Qua re suo iure noster
ille Ennius sanctos appellat poetas, quod
quasi deorum aliquo dono atque munere
commendati nobis esse uideantur.
ciertamente, había escrito con esmero y reflexión,
vi que estas eran juzgadas de tal modo que llegaba
a la alabanza de los escritores antiguos. ¿yo no voy
a querer a este? ¿no lo voy a admirar? ¡No voy a
pensar en defenderlo por todos los medios! Y así
de excelentes y eruditísimos hombres recibimos
que los estudios de las demás cosas constan de
instrucción y preceptos y técnica: que el poeta vale
por su propia naturaleza y que se estimula por las
fuerzas de su mente y que como por un divino
soplo se inspira. Por este hecho nuestro conocido
Ennio42 llama sagrados a los poetas con todo su
derecho, porque parece que nos han sido
encomendados por algún don y regalo de los
dioses.
[19] Sit igitur, iudices, sanctum apud uos,
humanissimos homines, hoc poetae nomen,
quod nulla umquam barbaria uiolauit. Saxa
et solitudines uoci repondent, bestiae saepe
immanes cantu flectuntur atque consistunt:
nos, instituti rebus optimis, non poetarum
uoce moueamur? Homerum Colophonii
ciuem esse dicunt suum, Chii suum
uindicant, Salaminii repetunt, Smyrnaei uero
suum esse confirmant, itaque etiam
delubrum eius in oppido dedicauerunt:
permulti alii praeterea pugnant inter se atque
contendunt.
[19] Sea pues, jueces, sagrado ante vosotros,
humanísimos hombres, este nombre de poeta, que
ningún país bárbaro nunca violó. Las piedras y las
soledades responden a su voz, a menudo, las
bestias salvajes se doblegan con su canto43 y se
detienen: nosotros, educados en óptimas cosas, ¿no
nos conmoveremos con la voz de los poetas? Los
de Colofón44 dicen que Homero es ciudadano suyo,
los de Quíos45 lo reivindican como suyo, los de
Salamina46 lo reclaman, los de Esmirna47,
ciertamente, confirman que es suyo y así también
le dedicaron en la ciudad su templo: otros muchos
además pugnan entre sí y disputan48.
IX Ergo illi alienum, quia poeta fuit, post
mortem etiam expetunt: nos hunc uiuum, qui
et uoluntate et legibus noster est,
repudiabimus, praesertim cum omne olim
IX Así pues, aquellos reclaman a un extranjero,
porque fue poeta49, incluso después de su muerte:
nosotros ¿repudiamos a éste vivo, que es nuestro
por su voluntad y nuestras leyes, sobre todo cuando
42
Ennio nació en Rudias, en Calabria, el año 239 a. de J.C. Tras servir como socias en Cerdeña, pasó a Roma, donde
ejerció la enseñanza del griego, lengua hablada en su tierra natal junto con el osco. Su conocimiento de estas lenguas y
del latín le llevan a afirmar que posee tres corazones: uno por cada lengua que domina. Entró en los círculos más cultos
de la capital, siendo protegido por Escipión Africano, vencedor de Aníbal; consiguió la ciudadanía merced a la
influencia de Marco Fulvio Nobilior (a quien había acompañado como cantor oficial de sus hazañas en la campaña de
Etolia el 180) y a la de su hijo Quinto. Su obra más conocida, los Anuales, en dieciocho libros, nos ha llegado
fragmentariamente (tan sólo unos 600 versos) y le valió el título de padre de la poesía latina; compuso también
tragedias, comedias y saturae. Murió en 169, siéndole erigida una estatua en la propia tumba de los Escipiones.
43
Alusión al antiguo mito de Orfeo: la música aplaca a las fieras.
44
Ciudad de Asia Menor.
45
Isla de la costa de Jonia; según los antiguos, la más probable patria de Homero.
46
Isla de la costa oriental de Atica.
47
Ciudad de Asia Menor que poseía un santuario dedicado a Homero (Cfr. Estrabón, XIV, I, 37)
48
Varias ciudades antiguas se disputaron la gloria de ser la patria de Homero; además de las aquí mencionadas por
Cicerón, se atribuyen tal honor Argos, Atenas, Cumas, Itaca, Pilos, Rodas... (Cfr. Loeb, XVI, 293 y ss.).
49
Presenta a Homero como simple poeta; Arquías, en cambio, además de poeta y de estar con vida, va a ser el cantor de
las hazañas de Roma.
Marco Tulio Cicerón
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15
studium atque omne ingenium contulerit
Archias ad populi Romani gloriam
laudemque celebrandam? Nam et Cimbricas
res adulescens attigit, et ipsi illi C. Mario,
qui durior ad haec studia uidebatur, iucundus
fuit.
Arquías ha dedicado todo su estudio en otro tiempo
y todo su ingenio a celebrar la gloria y alabanza del
pueblo romano? Pues no sólo tocó, adolescente, los
asuntos de los cimbrios50 sino que también fue
grato al mismo C. Mario, que parecía bastante
insensible para estos estudios51.
[20] Neque enim quisquam est tam auersus a
Musis, qui non mandari uersibus aeternum
suorum laborum facile praeconium patiatur.
Themistoclem illum, summum Athenis
uirum, dixisse aiunt, cum ex eo quaereretur,
quod acroama aut cuius uocem libentissime
audiret: "Eius, a quo sua uirtus optime
praedicaretur." Itaque ille Marius item
eximie L. Plotium dilexit, cuius ingenio
putabat ea quae gesserat posse celebrari.
[20] Y no hay, en efecto, nadie tan alejado de las
Musas que no soporte fácilmente que se
encomiende a versos el elogio eterno de sus
esfuerzos. Aquel famoso Temístocles52, un
excelente hombre de Atenas, dicen que dijo,
cuando se le preguntó qué artista o la voz de quién
oiría con muchísimo gusto: "La de aquel por el que
su valor fuera ensalzado de manera óptima." E,
igualmente, aquel Mario también estimó
grandemente a L. Plocio53 por cuyo ingenio
pensaba que podían ser celebradas las cosas que
había hecho.
[21] Mithridaticum uero bellum, magnum
atque difficile et in multa uarietate terra
marique uersatum, totum ab hoc expressum
est: qui libri non modo L. Lucullum,
fortissimum et clarissimum uirum, uerum
etiam populi Romani nomen inlustrant.
Populus enim Romanus aperuit Lucullo
imperante Pontum, et regiis quondam opibus
et ipsa natura et regione uallatum: populi
Romani exercitus, eodem duce, non maxima
[21] La guerra contra Mitrídates54, en verdad,
grande y difícil y desarrollada por tierra y mar en
medio de tantas alternativas, fue contada toda
entera por este: estos libros glorifican no sólo a L.
Lúculo, fortísimo e ilustrísimo varón, sino también
el nombre del pueblo romano. Pues el pueblo
romano abrió el Ponto55, con Lúculo al mando,
incluso encerrado por los recursos reales de otro
tiempo y la propia naturaleza de la región: el
ejército del pueblo romano, siendo él mismo
50
Guerras que tuvieron lugar contra los cimbrios, pueblo germánico invasor de la Galia; en unión de los teutones
llegaron hasta el Norte de Italia entre 113-101 a. de J.C. Cayo Mario (156-86) venció a los cimbrios en la batalla de
Vercellae (101), mientras que a los teutones un año antes los había derrotado en Aquae Sextiae (Aix). Cónsul siete
veces, se consagró como general en las luchas con Yugurta (109-108), logrando su rendición en 106. El creciente
prestigio de Sila, cónsul el 88 les llevó al enfrentamiento mutuo: derrotado Mario, huyó a Africa. Vuelto a Italia, cayó
sobre Roma en unión de China, organizando una matanza tras la que se proclamaron cónsules en el 86; para Mario era
su séptimo consulado, cargo que sólo mantuvo por dieciocho días, al cabo de los cuales murió.
51
Al menos ésa es la opinión que se desprende de las palabras que Salustio refiere a Mario en Iug. 85, 31-32: (31) Non
sunt composita verba mea: parvi id fado. Ipsa se virtus satis ostendit; illis artificio opus est, ut turpia facta oratione
tegant. (32) Neque litteras graecas didici: parum placebat eas discere, quippe quae ad virtutem doctoribus nihil
profuerant.
52
Famoso general ateniense, vencedor de los persas en Salamina (480 a. de J.C.). Era proverbial su afán de notoriedad,
tanto que confesaba no poder dormir al pensar en el éxito de Milcíades en Maratón. Desterrado, murió luego en Persia.
53
Lucio Plotio Galo, primer rhetor latino; su escuela fue cerrada por los censores Domicio y Craso. Citado por
Quintiliano como autor de un tratado titulado De gestu. Enseñó retórica en el primer tercio del siglo r a. de J.C. (Cfr.
Suet., De Rhet., II).
54
Se trata de la tercera guerra contra Mitrídates VI (74-63 a. de J.C.); Mitrídates, rey del Ponto, había ocupado Bitinia,
región vecina legada a Roma por su legítimo monarca Nicomedes III. Lucio Lúculo logró señalados éxitos, hasta que en
el 66 se le encargó la dirección de las operaciones a Pompeyo, de acuerdo con la lex Manilia, defendida por Cicerón.
Vid. Noticia Preliminar y nota 2.
55
Entre el 72 y 70 a. de J.C.
Marco Tulio Cicerón
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16
manu innumerabilis Armeniorum copias
fudit: populi Romani laus est urbem
amicissimam Cyzicenorum eiusdem consilio
ex omni impetu regio atque totius belli ore
ac faucibus ereptam esse atque seruatam:
nostra semper feretur et praedicabitur L.
Lucullo dimicante, cum interfectis ducibus
depressa hostium classis, et incredibilis apud
Tenedum pugna illa naualis: nostra sunt
tropaea, nostra monimenta, nostri triumphi.
Quae quorum ingeniis efferuntur, ab eis
populi Romani fama celebratur.
general, con una tropa no muy grande puso en fuga
a las innumerables tropas de los armenios56: es
alabanza al pueblo romano que la amiguísima
ciudad de los cícicos57 por el plan de aquel fue
arrebatada de todo el ataque real y salvada de la
boca y de las fauces de toda guerra: siempre se dirá
y se pregonará, cuando, luchando L. Lúculo,
muertos los generales, fue hundida la flota de los
enemigos, y aquella nuestra increíble lucha naval
en Ténedos58: nuestros son los trofeos, nuestros los
monumentos, nuestros los triunfos. La fama del
pueblo romano es celebrada por aquellos por cuyos
ingenios se cuentan estas cosas.
[22] Carus fuit Africano superiori noster
Ennius, itaque etiam in sepulcro Scipionum
putatur is esse constitutus ex marmore. At
eis laudibus certe non solum ipse qui
laudatur, sed etiam populi Romani nomen
ornatur. In caelum huius proauus Cato
tollitur: magnus honos populi Romani rebus
adiungitur. Omnes denique illi Maximi,
Marcelli, Fuluii, non sine communi omnium
nostrum laude decorantur.
[22] Querido fue para el primer Africano59 nuestro
Ennio, y así se piensa que incluso este fue colocado
en mármol60 en el sepulcro de los Escipiones. Pero
con estas alabanzas, ciertamente, no sólo él mismo
es quien es alabado sino también se adorna el
nombre del pueblo romano. Al cielo se levanta
Catón, bisabuelo de este61: un gran honor se añade
a las luchas del pueblo romano. Por último, todos
aquellos Máximos, Marcelos, Fulvios,62 no son
ensalzados sin la común alabanza a todos nosotros.
X Ergo illum, qui haec fecerat, Rudinum
hominem, maiores nostri in ciuitatem
receperunt: nos hunc Heracliensem, multis
ciuitatibus expetitum, in hac autem legibus
constitutum, de nostra ciuitate eiciemus?
X Así pues, a aquel, hombre de Rudia63, que había
hecho estas cosas, nuestros mayores lo recibieron
en la ciudadanía: ¿nosotros a este, de Heraclea,
solicitado por muchas ciudades, y admitido por las
leyes en esta, de nuestra ciudad echaremos?
56
Armenia es una región que se extiende desde Asia Menor al Mar Caspio; había permanecido bajo dominio asirio y
persa, después cayó bajo el de los reyes griegos de Siria, hasta que los romanos la independizaron al derrotar en
Magnesia a Antíoco III (190). En esta época los armenios dirigidos por Tigranes II mantenían con Roma dura pugna.
Será Trajano quien convertirá Armenia en provincia romana. La batalla a que hace referencia Cicerón en este punto
tuvo lugar en Tigranocerta (69 a. de J.C.); las fuerzas romanas estaban integradas por unos diez mil soldados, mientras
que los contingentes armenios pasaban de doscientos mil hombres.
57
Isla de la costa de Asia Menor que Alejandro Magno convirtió en península al adicionarle un istmo artificial. Sitiada
por Mitrídates, opuso heroica resistencia (75 a. de J.C.), siendo liberada por Lúculo; su lealtad a Roma le valió el título
de libera civitas.
58
Isla de Asia Menor frente a Troya.
59
El que venció en Zama (202 a. de J.C.) a Aníbal.
60
Cfr. T. Liv., XXXVIII, 56, 4; Ov. Ars, III, 409-10. Al descubrirse cerca de la via Appia este monumento en 1780 no
se encontró tal estatua.
61
Marco Porcio Catón Uticense, pompeyano, tribuno de la plebe aquel año; se suicidó el 64 a. de J.C. Su bisabuelo fue
M. Porcio Catón el Censor (234-149). Vid. nota 40.
62
Famosos generales de la segunda guerra púnica: Quinto Fabio Máximo Cunctátor murió el 203 a. de J.C., Marco
Claudio Marcelo, conquistador de Siracusa en el 212, murió en el 208 y Quinto Fulvio Flaco, vencedor de Hannón y
conquistador de Capua, o quizá Marco Fulvio Nobilior, vencedor de los etolios y cuyas hazañas cantó Ennio en su
Ambracia, praetexta del año 189. Vid. nota 42.
63
Rudias, tierra natal de Ennio, no era civitas foederata, mientras que Heraclea lo era aequissimo iure ac foedere (Cfr.
IV, 6).
Marco Tulio Cicerón
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17
[23] Nam si quis minorem gloriae fructum
putat ex Graecis uersibus percipi quam ex
Latinis, uehementer errat: propterea quod
Graeca leguntur in omnibus fere gentibus,
Latina suis finibus, exiguis sane, continentur.
Qua re si res eae quas gessimus orbis terrae
regionibus definiuntur, cupere debemus, quo
manuum nostrarum tela peruenerint, eodem
gloriam famamque penetrare: quod cum ipsis
populis de quorum rebus scribitur, haec
ampla sunt, tum eis certe, qui de uita gloriae
causa dimicant, hoc maximum et
periculorum incitamentum est et laborum.
[23] Pues si alguien considera que el fruto de la
gloria es percibido como menor de los versos
griegos que de los latinos, vehementemente yerra:
porque las cosas griegas se leen en casi todos los
pueblos, las latinas quedan retenidas en sus
fronteras, bastante exiguas64. Por este hecho, si
estas cosas que hacemos limitan con las regiones
del orbe de la tierra, debemos desear que, a donde
hayan llegado las armas de nuestras tropas, allí
mismo penetren la gloria y la fama: porque estas
cosas son prestigiosas no sólo para los mismos
pueblos sobre cuyas cosas se escribe, sino también,
en verdad, para aquellos, que luchan por causa de
la gloria por su vida, este es el máximo incentivo
de peligros y esfuerzos.
[24] Quam multos scriptores rerum suarum
magnus ille Alexander secum habuisse
dicitur! Atque is tamen, cum in Sigeo ad
Achillis tumulum astitisset: "O fortunate"
inquit "adulescens, qui tuae uirtutis
Homerum praeconem inueneris!" Et uere.
Nam nisi Illias illa exstitisset, idem tumulus,
qui corpus eius contexerat, nomen etiam
obruisset. Quid? noster hic Magnus, qui cum
uirtute
fortunam
adaequauit,
nonne
Theophanem
Mytilenaeum,
scriptorem
rerum suarum, in contione militum ciuitate
donauit, et nostri illi fortes uiri, sed rustici ac
milites, dulcedine quadam gloriae commoti,
quasi participes eiusdem laudis, magno illud
clamore approbauerunt?
[24] ¡Cuántos escritores de sus hazañas se dice que
tuvo consigo aquel famoso Alejandro Magno!65 Y
este, sin embargo, cuando se detuvo de pie en el
Sigeo66 ante el túmulo de Aquiles, dijo: "¡Oh
afortunado adolescente, que encontraste a Homero
como pregonero de tu valor!" y con razón. Pues si
no hubiera existido aquella célebre Ilíada, el mismo
túmulo, que había contenido su cuerpo, también
hubiera enterrado su nombre. ¿Qué? Este nuestro
Magno67, que igualó su fortuna con su valor,
¿acaso no a Teófanes de Mitilene68, escritor de sus
gestas, obsequió con la ciudadanía en una asamblea
de soldados y aquellos nuestros hombres fuertes,
pero rústicos y soldados, conmovidos por la
dulzura de la gloria, como partícipes de esta misma
alabanza, con gran clamor aquello aprobaron?
[25] Itaque, credo, si ciuis Romanus Archias
[25] Así pues, creo que si Arquías no fuese
64
La lengua griega, merced a la proliferación de colonias y a las conquistas de Alejandro, se había extendido mucho
más que la latina; ésta, limitada a sus propias fronteras, no había adquirido todavía la difusión que las conquistas de
César le conferirían, pero, no obstante, sus límites no eran tan estrechos como exageradamente pretende aquí Cicerón.
65
Alejandro llevó en su séquito a Nearco, almirante de la flota desde el Indo al Golfo Pérsico y que escribió una crónica
citada por Arriano; a Querilo, poeta épico, a quien pagaba, según es fama, espléndidamente; a Calístenes de Olinto,
discípulo de Aristóteles; a Aristóbulo de Casandrea, fuente importante del citado Arriano; a Anaxímenes de Lampsaco,
uno de sus biógrafos; a Onesicrito, de cuya historia de las campañas alejandrinas quedan numerosos fragmentos. Llevó
también consigo a Clitarco, Tolomeo y otros.
66
Promontorio de la Tróade, a la entrada del Helesponto. La tradición sitúa allí el campamento heleno durante el asedio
de Troya; en este lugar estaba la tumba de Aquiles y un templo en su honor (Cfr. Estrabón, XIII, I, 32).
67
Cneo Pompeyo Magno, en cuyo partido milita Cicerón. Su suerte se hizo proverbial, debido a la cantidad e
importancia de sus éxitos: contra Mario y Cinna, frente a Sertorio, en la sublevación de esclavos y, sobre todo, por sus
victorias sobre Mitrídates y los piratas.
68
Historiador griego protegido por Pompeyo (Cfr. Estrabón, XIII, 2, 3; Caes., B.C., III, 18 y Tac., Ann., VI, 18).
Escribió la Historia de las guerras de los Romanos bajo el mando de Pompeyo, de la que nos han llegado fragmentos a
través de Estrabón y Plutarco.
Marco Tulio Cicerón
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18
legibus non esset, ut ab aliquo imperatore
ciuitate donaretur perficere non potuit. Sulla
cum Hispanos donaret et Gallos, credo, hunc
petentem repudiasset: quem nos in contione
uidimus, cum ei libellum malus poeta de
populo subiecisset, quod epigramma in eum
fecisset, tantummodo alternis uersibus
longiusculis, statim ex eis rebus quas tunc
uendebat iubere ei praemium tribui, sed ea
condicione, ne quid postea scriberet. Qui
sedulitatem mali poetae duxerit aliquo tamen
praemio dignam, huius ingenium et uirtutem
in scribendo et copiam non expetisset?
ciudadano romano por las leyes, pudo obtener que
se le obsequiara con la ciudadanía por algún
general. Concediéndola Sila69 a hispanos y galos,
creo, hubiera rechazado a este pidiéndola: nosotros
vimos en una asamblea que este, como un mal
poeta del pueblo le hubiera entregado un librillo,
porque había hecho un epigrama para él, solamente
con versos alternos de diversa medida70,
inmediatamente de aquellas cosas que subastaba
ordenaba que le fuera atribuido un premio, pero
con la condición de que nada después escribiera.
Quien consideró la diligencia de un mal poeta, sin
embargo, digna de un premio, ¿no hubiera deseado
el ingenio de este y su virtud y riqueza al escribir?
[26] Quid? a Q. Metello Pio, familiarissimo
suo, qui ciuitate multos donauit, neque per se
neque per Lucullos impetrauisset? qui
praesertim usque eo de suis rebus scribi
cuperet, ut etiam Cordubae natis poetis,
pingue
quiddam
sonantibus
atque
peregrinum, tamen auris suas dederet.
[26] ¿Qué? ¿No la hubiera conseguido por él
mismo ni por los Lúculos71, de Q. Metelo Pío72,
intimísimo suyo, que obsequió a muchos con la
ciudadanía? Este deseaba hasta tal punto que se
escribiese de sus hechos que, sin embargo, prestaba
oídos incluso a poetas nacidos en Córdoba, que
tenían un acento algo tosco y extranjero73.
XI Neque enim est hoc dissimulandum quod
obscurari non potest sed prae nobis
ferendum: trahimur omnes studio laudis, et
optimus quisque maxime gloria ducitur. Ipsi
illi philosophi, etiam in eis libellis quos de
contemnenda gloria scribunt, nomen suum
inscribunt: in eo ipso, in quo praedicationem
nobilitatemque despiciunt, praedicari de se
ac nominari uolunt.
XI Y, en efecto, no debe disimularse aquello que
no puede ser ocultado sino que debe ser reconocido
por nosotros: somos arrastrados todos por el deseo
de alabanza y todos los mejores son guiados
especialmente por la gloria. Aquellos ilustres
filósofos, incluso en aquellos libritos que escriben
sobre despreciar la gloria, inscriben su propio
nombre: en este mismo librito, en que desprecian la
alabanza y la notoriedad, quieren que se hable de
ellos y que se les nombre.
[27] Decimus quidem Brutus, summus uir et
imperator, Acci, amicissimi sui, carminibus
[27] En verdad, Décimo Bruto74, excelente hombre
y general, con poemas de Accio75, muy amigo
69
Lucio Cornelio Sila, el gran dictador romano (136-78), vencedor en Grecia y Asia, jefe del partido noble, concedió la
ciudadanía a unos gaditanos y a Aristón de Marsella (Cfr. pro Balbo, 50).
70
Un epigrama en dísticos. Con ello denota que los tales dísticos no tenían otro mérito que el de combinar hexámetros y
pentámetros.
71
La madre de los Lúculos, Cecilia, era tía de Metelo.
72
Vid. nota 14.
73
Cfr. Marcial, I, 61, 8: facunda loquitur Corduba.
74
Décimo Junio Bruto Galáico, cónsul en 138, conquistador de Lusitania y Galicia, culto orador, amante de las artes.
75
Lucio Accio, brillante poeta trágico, nacido en Pesaro en 170 a. de J.C. Nos restan fragmentos de sus numerosas
obras (se cifra el total en cuarenta y cinco) claramente inspiradas en los grandes trágicos griegos. Escribió también unos
Annales y obras didácticas sobre poesía. Murió el 86 a. de J.C.
Marco Tulio Cicerón
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19
templorum ac monumentorum aditus
exornauit suorum. iam uero ille, qui cum
Aetolis Ennio comite bellauit, Fuluius, non
dubitauit Martis manubias Musis consecrare.
Qua re in qua urbe imperatores prope armati
poetarum nomen et Musarum delubra
coluerunt, in ea non debent togati iudices a
Musarum honore et a poetarum salute
abhorrere.
suyo, adornó las entradas de sus templos y
monumentos. Y, ademas, aquel, que con los etolios
guerreó, siendo compañero suyo Ennio, Fulvio76,
no dudó en consagrar a las Musas el botín de
Marte. Por este hecho, en una ciudad en la que los
generales casi armados honraron el nombre de los
poetas y los templos de las Musas, en esta no deben
los jueces togados apartarse del honor de las Musas
y de la salvación de los poetas.
[28] Atque ut id libentius faciatis, iam me
uobis, iudices, indicabo, et de meo quodam
amore gloriae, nimis acri fortasse uerum
tamen honesto uobis, confitebor. Nam quas
res nos in consulatu nostro uobiscum simul
pro salute huiusce imperi et pro uita ciuium
proque uniuersa re publica gessimus, attigit
hic uersibus atque inchoauit: quibus auditis,
quod mihi magna res et iucunda uisa est,
hunc ad perficiendum adornaui. Nullam
enim uirtus aliam mercedem laborum
periculorumque desiderat, praeter hanc
laudis et gloriae: qua quidem detracta,
iudices, quid est quod in hoc tam exiguo
uitae curriculo [et tam breui] tantis nos in
laboribus exerceamus?
[28] Y para que esto más gustosamente hagáis, ya
me acusaré ante vosotros, jueces, y os confesaré
sobre mi amor a la gloria, quizás demasiado fuerte
pero, sin embargo, honesto. Pues las cosas que
nosotros en nuestro consulado junto con vosotros
por la salvación de este imperio y por la vida de los
ciudadanos y por toda la república hicimos, trató y
empezó este en versos: oídas estas cosas, porque
me pareció un asunto grande y agradable, lo
exhorté a terminar. Pues la virtud ninguna otra
recompensa de los deberes y peligros desea,
excepto esta de la alabanza y la gloria: ciertamente,
quitada esta, jueces, ¿qué motivo hay para que en
un recorrido tan exiguo de vida y tan breve nos
esforcemos en tan grandes labores?
[29] Certe si nihil animus praesentiret in
posterum, et si quibus regionibus uitae
spatium circumscriptum est, eisdem omnis
cogitationes terminaret suas; nec tantis se
laboribus frangeret, neque tot curis
uigiliisque angeretur, nec totiens de ipsa uita
dimicaret. Nunc insidet quaedam in optimo
quoque uirtus quae noctis ac dies animum
gloriae stimulis concitat, atque admonet non
cum uitae tempore esse dimittendam
commemorationem nominis nostri, sed cum
omni posteritate adaequandam.
[29] Seguramente, si nuestro espíritu nada
presintiera para la posteridad y si el espacio de vida
está circunscrito a estos límites, terminaría todos
sus pensamientos en estos; y no se quebrantaría en
tan grandes esfuerzos ni se angustiaría con tantas
preocupaciones y vigilias, ni tantas veces disputaría
sobre la propia vida. Ahora bien, incluso en el
mejor reside también una virtud que noches y días
inflama el espíritu con los estímulos de la gloria y
le aconseja que no con el tiempo de la vida deba
perderse el recuerdo de nuestro nombre sino que
debe adecuarse con toda la posteridad.
XII [30] An uero tam parui animi uideamur
esse omnes, qui in re publica atque in his
uitae periculis laboribusque uersamur, ut,
cum usque ad extremum spatium nullum
tranquillum
atque
otiosum
spiritum
duxerimus, nobiscum simul moritura omnia
XII [30] ¿Acaso, de verdad, parece que seamos de
tan poco espíritu todos los que andamos en la cosa
pública y en estos peligros y esfuerzos de la vida,
que, aunque hasta el final no hayamos llevado
ningún momento tranquilo y ningún espíritu
ocioso, pensemos que todas las cosas van a morir
76
Marco Fulvio Nobilior, cónsul en 189, vencedor de los etolios, se trajo de Ambracia las estatuas de las Musas para
adornar con ellas el templo que mandó construir con el botín, templo que estaba dedicado a Hércules y a las Musas.
Marco Tulio Cicerón
E n d e f e n s a d e l p o e t a
A u l o L i c i n i o A r q u í a s
20
arbitremur? An statuas et imagines, non
animorum simulacra sed corporum, studiose
multi
summi
homines
reliquerunt,
consiliorum
relinquere
ac
uirtutum
nostrarum effigiem nonne multo malle
debemus, summis ingeniis expressam et
politam? Ego uero omnia quae gerebam, iam
tum in gerendo spargere me ac disseminare
arbitrabar in orbis terrae memoriam
sempiternam. Haec uero siue a meo sensu
post
mortem
afutura
est
siue—ut
sapientissimi
homines
putauerunt—ad
aliquam mei partem pertinebit, nunc quidem
certe cogitatione quadam speque delector.
al mismo tiempo que nosotros? Si es cierto que
estatuas e imágenes, representaciones no de los
espíritus sino de los cuerpos, afanosamente muchos
excelentes hombres dejaron, ¿acaso no debemos
preferir mucho más dejar una representación de
nuestras obras y virtudes, expresada y pulida por
sumos talentos? Yo, ciertamente, todas las cosas
que hacía, pensaba, entonces al hacerlas,
esparcirlas y diseminarlas para memoria
sempiterna de toda la tierra. En verdad, ya si esta
ha de estar lejos de mi sentido después de la muerte
ya si —como creyeron hombres sapientísimos77—
alcanzará a alguna parte de mí, ahora ciertamente
me deleito con este pensamiento y esperanza.
PERORATIO
[31] Qua re conseruate, iudices, hominem
pudore eo, quem amicorum uidetis
comprobari cum dignitate tum etiam
uetustate; ingenio autem tanto, quantum id
conuenit existimari, quod summorum
hominum ingeniis expetitum esse uideatis;
causa uero eius modi, quae beneficio legis,
auctoritate municipi, testimonio Luculli,
tabulis Metelli comprobetur. Quae cum ita
sint, petimus a uobis, iudices, si qua non
modo humana, uerum etiam diuina in tantis
ingeniis commendatio debet esse, ut eum qui
uos, qui uestros imperatores, qui populi
Romani res gestas semper ornauit, qui etiam
his recentibus nostris uestrisque domesticis
periculis aeternum se testimonium laudis
daturum esse profitetur, estque ex eo numero
qui semper apud omnis sancti sunt habiti
itaque dicti, sic in uestram accipiatis fidem,
ut humanitate uestra leuatus potius quam
acerbitate uiolatus esse uideatur.
EPÍLOGO / PERORACIÓN
[31] Por este hecho, conservad, jueces, a un
hombre de este pundonor, que veis que se ha
comprobado no sólo por la dignidad sino también
por la antigüedad de sus amigos; de tan gran
ingenio, por otra parte, cuanto conviene que sea
estimado esto, puesto que podéis ver que ha sido
solicitado por los talentos de excelentes hombres;
de una causa, ciertamente, de este modo, que se
puede comprobar con la protección de la ley, la
autoridad de un municipio, el testimonio de
Lúculo, las tablas de Metelo. Puesto que estas
cosas son así, pedimos de vosotros, jueces, si
alguna no sólo humana sino también divina
recomendación debe haber ante tan grandes
talentos, que a este que a vosotros, que a vuestros
generales, que las hazañas del pueblo romano
siempre ensalzó, que incluso en nuestros recientes
y vuestros domésticos peligros declara que él dará
testimonio eterno con sus alabanzas y es de este
número que siempre ante todos se dice que son
tenidos como sagrados de tal modo, que lo recibáis
en vuestra protección de modo que parezca más ser
salvado por vuestra humanidad que perjudicado por
vuestro rigor.
[32] Quae de causa pro mea consuetudine
breuiter simpliciterque dixi, iudices, ea
confido probata esse omnibus. Quae autem
remota a mea iudicialique consuetudine, et
[32] De esta causa según mi costumbre breve y
sencillamente hablé78, jueces, confío que estas
cosas hayan sido probadas para todos; las cosas
que a partir de la ajena costumbre forense y judicial
77
Pitágoras, Sócrates, Platón, Posidonio y otros defensores de la inmortalidad del alma, doctrina de la que es partidario
Cicerón.
78
Inicia la precatio con la que va a cerrar la peroratio y el propio discurso. Nótese el amplio uso del paralelismo
antitético.
Marco Tulio Cicerón
E n d e f e n s a d e l p o e t a
A u l o L i c i n i o A r q u í a s
de hominis ingenio et communiter de ipsius
studio locutus sum, ea, iudices, a uobis spero
esse in bonam partem accepta; ab eo qui
iudicium exercet, certo scio.
21
y sobre el ingenio de este hombre y en general del
estudio de él mismo hablé, estas, jueces, de
vosotros espero que sean aceptadas en buena parte,
de aquel que preside el juicio, cierto lo sé.