Profesor de Filosofía Juan Hidalgo Vásquez ©Magister en Administración Educativa La doxa y el conocimiento científico. Introducción: Las primeras respuestas que el ser humano ensaya frente a las preguntas que naturalmente tienen sobre la existencia provienen del mito. Se trata de justificar una realidad que se desconoce a través de una narración extraordinaria y sobrenatural. Sin embargo, estas explicaciones se hicieron insuficientes para una nueva visión que ponía en duda y criticaba la incoherencia de los mitos con ciertos principios que el conocimiento comenzaba a descubrir. Se trata de buscar una Verdad y no sólo una explicación. El conocimiento que tenemos de nuestra realidad puede ser adquirido por diversos medios. El más elemental modo de conocer y también el más inseguro fue llamado por los griegos “doxa”, que podemos traducir como opinión. La opinión que se da frente a un asunto no es necesariamente verdadera o falsa en cuanto no está fundamentada. Por esta misma razón una opinión no pretende convencer sobre la verdad de algún hecho. La mera opinión sólo se comunica y no pretende el conocimiento de la verdad ni el avance en la comprensión de la realidad. Este modo de conocer –que sólo puede basarse en la confianza y que está muy cercana a la ingenuidad– está lejos aún de la filosofía. El conocimiento filosófico y científico busca una verdad intersubjetiva, partiendo de las causas naturales de los fenómenos físicos ordenándolos a través de las facultades racionales que todos los seres humanos poseen. Estas facultades racionales que ordenan el mundo de la naturaleza son las más importantes a la hora de explicar los fenómenos naturales y las acciones humanas. Dicho de otra manera, una argumentación, coherente en sus fundamentos, es la única metodología capaz de mostrarnos la Verdad del mundo que nos rodea. Texto: “Para llegar a una más clara noción de lo que sea filosofía tratemos de sentar y de comprender una definición de la misma. [...] “Ciencia de la totalidad de las cosas por sus causas últimas, adquirida por la luz de la razón” Muchos de nuestros conocimientos no son científicos. Así el conocimiento que los hombres siempre tuvieron de las fases lunares, de la caída de los cuerpos. Así el que tiene el navegante de la periodicidad de las mareas, etc. Estos son conocimientos de hechos, vulgares, no científicos. Pero quien conoce las fases de la Luna en razón de los movimientos de la tierra y su satélite, la caída de los cuerpos por la gravedad, las mareas por la atracción lunar, conoce las cosas por sus causas, esto es, posee un conocimiento científico. Para hablar de ciencia, sin embargo, hay que añadir la nota (o característica) de conjunto ordenado, armónico, sistemático, frente a la fragmentariedad de conocimientos científicos aislados. La filosofía es, ante todo, conocimiento por causas, esto es, no se trata de un mero conocimiento de hechos, ni tampoco de una explicación mágica –por relaciones no causales– de las cosas; y en forma coherente, unitaria, por oposición a cualquier fragmentarismo. Por ello Aristóteles definía a la ciencia –y a la filosofía, que para él se identifican– como “teoría de las causas y principios”. [...] Adquirido por la luz de la razón : Cabría todavía confundir la filosofía con otra ciencia que trata también de la realidad universal por sus últimos principios, envolviendo la cuestión del origen y el sentido: la teología revelada o, más exactamente, el saber religioso. Distínganse, sin embargo, por el medio de adquirir ambos conocimientos, pues al paso que el saber religioso procede de la revelación y se adquiere por la fe, el saber filosófico ha de construirse con las solas luces de la razón. Al revelar Dios el contenido de la fe quiso que todo hombre tuviera el conocimiento necesario de su situación y de su fin para salvarse; pero este conocimiento, aunque para el creyente sea indudable, no constituye por sí una concepción del Universo, sino sólo los datos e hitos prácticos necesarios para la salvación, y no exime al hombre de la necesidad y del deseo de poseer una concepción racional de la realidad, porque, como dice Aristóteles: «es indigno del hombre no ir en busca de una ciencia a que puede aspirar».” Historia sencilla de la Filosofía. Rafél Gambra Ciudad. Ed. Rialp Barcelona 1987.- Profesor de Filosofía Juan Hidalgo Vásquez ©Magister en Administración Educativa Del mito a la razón La humanidad ha vivido de forma permanente en la cercanía de los mitos. Un mito es, antes que nada, una creencia y, como tal, ha ayudado al hombre a interpretar los misterios del Universo. Es siempre la historia de una creación, de la creación del mundo, y en él se propone una explicación es una forma del pensamiento pre-lógico. Configura un estadio muy definido del pensamiento infantil. Es, por consiguiente, una vía de acceso al conocimiento de la realidad, función que comparte con otras vías de acceso como, por ejemplo, la religión. Ahora bien, más que la explicación mítica del mundo, al hombre le interesó saber entonces cómo eran las cosas, que éstas hablaran por sí mismas. Supone el paso del mito a la razón no se produjo repentinamente. Los primeros pensadores griegos __ los llamados presocráticos, como Tales, Anaximandro y Anaxímenes, que vieron entre los siglos VI y V a.J.C. __ utilizaron todavía un modelo mítico. Les interesó saber, cómo había sido posible la creación del mundo a partir de un caos original. Los presocráticos, por consiguiente, no indagaron las leyes de la naturaleza __ como, por ejemplo, lo hace la ciencia actual, sino que trataron de explicar cómo se había producido la transformación del caos originario en un Universo ordenado, es decir, en un cosmos (Cosmología). Buscaron un principio racional que diera cuenta de esta transformación, este principio racional, para los primeros filósofos, tenía que albergar la totalidad de las cosas, y para ellos este principio fue el de la Physis no había cabida para el mito, se convirtió en objeto de una investigación racional. Tal investigación no fue experimental. Estos primeros pensadores griegos deseaban únicamente comprender el mundo y por eso el pensamiento nació en Grecia como filosofía y no como ciencia. Desde sus inicios, se configuró como un saber o episteme (que para los griegos quería decir “ciencia”) basado en la idea de totalidad, la filosofía, en su origen, fue por tanto considerada como el saber auténtico (Sofía) al que se llegaba a través del amor (philia, philo), y el filósofo fue tipificado como el amante por excelencia de la sabiduría, el mecanismo por el cual se adquiría este saber indiscutible no era otro que el de la razón, el logos, que capta las cosas tal como son, (en griego, a la verdad se la denomina alétheia, significa justamente este desvelarse de algo que permanecía oculto).La palabra philosophia la introdujo Platón en el siglo IV a.J.C. Actividad: 1. Según el texto ¿en qué se diferencia el “conocimiento vulgar” del conocimiento filosófico? 2. Según el texto, ¿qué rol juega la “razón” en el conocimiento filosófico y científico? 3. Da un ejemplo de un conocimiento vulgar o de opinión y explica por qué este tipo de saber no es un conocimiento filosófico o científico. 4. ¿Qué diferencias estableces entre el pensamiento mítico y el pensamiento filosófico? 5. ¿Qué necesidad tuvieron los primeros filósofos griegos para salir del mito y explicar los fenómenos del mundo a partir de la razón? Conclusiones: • La filosofía es un saber científico en cuanto pretende explicar los fenómenos por sus causas físicas y lógicas. • La argumentación racional es el requisito más importante del conocimiento filosófico y de la ciencia moderna. • La filosofía se aparta de la ciencia en cuanto esta última se limita a los fenómenos físicos y reduce su objeto de estudio a sólo una parte de la realidad.
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