Núm. 4.045 (3) ESCUELA 3 15 de enero de 2015 Opinión Fortalecer la profesión docente, una tarea pendiente Alejandro Tiana Rector de la UNED A l igual que sucede en España, los sistemas educativos de la mayoría de los países occidentales llevan tiempo en proceso de transformación. En las últimas décadas han proliferado los proyectos de reforma, de distinto alcance y propósito, promovidos con la intención de dirigir y orientar los procesos de cambio en la educación. El foco de dichos procesos de transformación ha sido cambiante. Durante la década de los 90, se puso el énfasis sobre todo en la transformación del currículo y la descentralización de la gestión educativa. A finales de la década se insistía más bien en elementos como el establecimiento de estándares y la puesta en marcha de sistemas de evaluación del rendimiento. En tiempos más recientes, se ha insistido en aspectos tales como los nuevos modos de aprendizaje y los entornos que los favorecen, el desarrollo de competencias básicas por parte de los estudiantes o la aplicación sistemática de las TIC en el espacio escolar. Y todo ello en un contexto de preocupación generalizada por la mejora de la calidad de la educación, convertida ahora en la principal fuente de justificación de las nuevas reformas. Sin dejar de lado esas orientaciones, desde el inicio del siglo XXI venimos asistiendo a un interés renovado por el papel que desempeña el profesorado en los procesos de cambio. A ello ha contribuido la nueva mirada que los estudios internacionales de evaluación a gran escala han arrojado sobre los sistemas educativos actuales. Un interesante informe publicado en 2010 por McKinsey & Company, con el título How the world’s most improved school systems keep getting better, analizaba la mejora lograda por veinte sistemas educativos seleccionados, descendiendo al estudio de los principales factores que explican su avance, identificando las intervenciones y las condiciones necesarias para iniciar el proceso de mejora, así como los mecanismos que han permitido su sostenibilidad a lo largo del tiempo. Según dichos análisis, el factor clave para lograr el avance de los niveles medianos a los superiores consiste en lo que el informe denomina “dar forma a la profesión docente”. Esta formulación tiene varias implicaciones. En primer lugar, se trataría de aumentar la valía de los nuevos docentes, mediante la elevación del nivel de entrada de los candidatos y la mejora de la calidad de su formación. En segundo lugar, se debería mejorar el desarrollo profesional del profesorado, aumentar sus oportunidades de aprendizaje de sí mismo y de los otros, establecer tutorías o sistemas de acompañamiento que permitan a los profesores mejorar sus habilidades de manera continua y ofrecer una carrera profesional con los incentivos adecuados. En tercer lugar, habría que fomentar la autoevaluación de los docentes y de los centros educativos, y dar flexibilidad a estos últimos para organizarse de acuerdo con sus necesidades. En suma, se trata de desarrollar políticas educativas que se dirijan, por una parte, a la profesión docente en conjunto, con el objetivo de mejorar su estatus, su productividad, su desarrollo profesional y la calidad del entorno escolar; y por otra, que atraigan y retengan a profesores de determinadas áreas y materias, así como a los que tra- bajan en entornos especialmente difíciles. Los objetivos generales podrían formularse en ambos casos de un modo similar: hacer de la enseñanza una opción profesional atractiva; desarrollar el conocimiento y la habilidad que poseen los docentes; reclutar, seleccionar y emplear a buenos profesores; retener a los docentes eficaces; y desarrollar unas buenas políticas de desarrollo profesional docente, que tengan bases sólidas e impliquen al profesorado en su diseño y aplicación. Hay que reconocer que carecemos hoy en España de políticas rigurosas en este sentido. Es cierto que venimos desarrollando desde 2006 unos nuevos modelos de formación inicial docente, pero estamos lejos de haber actuado de manera coherente en otras direcciones. No hemos sido capaces de aprobar un estatuto docente ni mucho menos de adoptar medidas de fortalecimiento de esta profesión. En mi opinión, cualquier política que hoy se emprenda para mejorar la profesión docente no puede desligar la vertiente de la formación de otras relativas al acceso, la inducción a la docencia y el desarrollo profesional posterior, puesto que se trata de dimensiones estrechamente entrelazadas. Y ahí tenemos aún mucho trabajo por hacer. La educación frente al racismo y el fanatismo “El racismo es una red de varios nudos, social, económico, político, educativo... que afanosas manos intentan construir en cada resquicio posible con ideas distorsionadas que se imponen si la ocasión lo permite” Antumi Toasijé. El mito del loco y solitario racista N ada puede justificar el atentado perpetrado contra Charlie Hebdo el pasado 7 de enero, ya que, además de ser un ataque a las libertades de prensa y opinión, es un ataque a la convivencia que pone en jaque valores fundamentales sobre los que se basan nuestras sociedades democráticas. Partiendo de la premisa de que el asesinato y la agresión nunca pueden tener una explicación racional, es muy importante reflexionar sobre cómo es posible que estos hechos se produzcan para que no vuelvan a repetirse. La causa o motivación de esta masacre para los grupos extremistas y fanáticos es la tergiversación de la religión para intentar dominar a las masas y conseguir sus objetivos. El problema mayor, si cabe, es que ante este atentado se desencadenen los fantasmas del pasado hacia la exclusión de las minorías étnicas, religiosas o ideológicas, como ya ha ocurrido antes. Es decir, se genere el suficiente miedo y prejuicios como para dirigir a la ciudadanía hacia la culpabilización y extensión de la responsabilidad del atentado hacia toda la población musulmana de Europa y del resto del Mundo. En estos casos, no se suele decir que la gran mayoría de las víctimas del terrorismo islámico son musulmanas. Eso no suele ser publicado ni conocido. Muy al contrario, de forma consciente e interesada se maneja la información sosteniendo que el mundo musulmán está en contra de la Europa libre y cristiana. Desgraciadamente, este terrible atentado no solo es utilizado para sembrar el miedo en nombre de la religión, como es el caso de grupos islámicos y muchos gobiernos que los sostienen, sino que además beneficia enormemente a los movimientos xenófobos en toda Europa, que pretenden enfrentar y dividir a la población europea en función de su origen, su cultura y su religión. Y precisamente el racismo y la xenofobia constituyen una de las principales amenazas para el funcionamiento democrático de las sociedades occidentales. En la medida en que un colectivo no goza de la libertad y de la igualdad de derechos del resto, se produce una disfunción en las instituciones y una contradicción peligrosa entre los principios de la democracia y la realidad sociopolítica. El prejuicio y la discriminación no son algo que surja directamente e inevitablemente del conflicto objetivo de intereses, sino que son mecanismos ideológicos elaborados por los grupos sociales dominantes para defender y legitimar sus posiciones de poder. El fomento y defensa de la tolerancia desde el Estado exige que haya justicia e imparcialidad en la legislación y en la aplicación de la ley. Exige también que toda persona pue- “Es urgente fomentar el diálogo y la cooperación entre las comunidades, culturas y religiones” da disfrutar de oportunidades económicas y sociales, y tener garantizadas y cubiertas las necesidades básicas, esto es, garantizar los derechos sociales y económicos reconocidos en las leyes; y que, tal y como observamos, han sido profundamente recortados en toda Europa, con consecuencias muy graves para el mantenimiento de la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas, y para la cohesión social. Todo esto está contribuyendo a crear tensiones sociales que se manifiestan en la intolerancia. Asumimos y reivindicamos, tal y como se reconoce en las declaraciones y documentos internacionales y en el seno de la UE, que la tolerancia se fomenta y se logra con el conocimiento, la apertura de ideas, la comunicación y la libertad de conciencia; valores y condiciones estas que deben ser enseñados, inculcados y comunicados desde la educación formal, en las escuelas, institutos y universidades, mediante la educación no formal, y también en el hogar y en el lugar de trabajo. Lo ocurrido la pasada semana en Francia nos interpela a elaborar respuestas contundentes que apuesten claramente por promover la convivencia. Es urgente fomentar el diálogo y la cooperación entre las dife- rentes comunidades, culturas y religiones con el fin de construir puentes que unan a los pueblos y las personas, de modo que se prevengan los conflictos y se facilite la construcción de la paz. En este contexto, y con el objetivo de gestionar la diversidad en un mundo globalizado, debemos dotarnos de medios y herramientas y apostar claramente por fortalecer una educación intercultural que facilite el entendimiento, el encuentro y de la comprensión entre las diferentes culturas, de manera que se garantice el respeto y la libertad de expresión, derecho por el que luchaban los periodistas y dibujantes de Charlie Hebdo. Luz Martínez Ten Secretaria de Políticas Sociales de FETE-UGT
© Copyright 2024