Discurso del Oficial de Programas Green de Hivos, Juan Pablo Solís Víquez, M.Sc. Foro “Quinua Real: Hacia una agenda participativa en Bolivia” (Hivos-IBCE, Hotel Radisson - Salón “Pérez de Holguin”, La Paz – 22/OCT/2014) Durante los últimos 20 años, el desarrollo económico inclusivo ha llevado a millones de personas fuera de la pobreza, y ha aumentado el nivel de ingresos de otros cuantos. Esto muestra que los pilares sociales y económicos del desarrollo sostenible son mutuamente reforzados. Sin embargo, no ocurre lo mismo entre los pilares económicos y ambientales. El crecimiento económico ha sido, y continúa estando, a expensas del medio ambiente. La destrucción de nuestros ecosistemas ha llegado a escalas donde las capacidades reproductivas, o resiliencia, del planeta han sido sobrepasadas o lo serán en el futuro cercano, de esta forma, amenazando el bienestar de un importante número de personas, en especial personas pobres y mujeres. El modelo económico vigente, incluyendo la lógica Persona-Planeta-Ganancias tiene un gran problema: no incluye a la biodiversidad ni a los ecosistemas como activos económicos con su propio valor intrínseco. A fin de avanzar hacia una sociedad verde, con ecosistemas sanos y salvaguardas para el planeta y nuestras futuras generaciones, es crítico reconocer los ecosistemas como base fundamental de la sociedad y de nuestras economías. Esto no es solo interés de la sociedad en su conjunto, sino, y en especial, de aquellos grupos de la sociedad que son realmente marginalizados, y que cuentan con pocas alternativas y opciones para su bienestar, quienes al mismo tiempo, son los que conviven directamente con los ecosistemas que les rodean. En la visión de Hivos, una “Sociedad Verde” es aquella cuya ciudadanía exige que las instituciones estatales tengan un rol protagónico en el manejo de los ecosistemas y que propicien iniciativas productivas que resguarden los recursos naturales, potenciando con ello, oportunidades productivas innovadoras con un claro enfoque en el cambio climático y la biodiversidad. Ideas, conceptos y alternativas están emergiendo alrededor del mundo. Ciudadanos y comunidades están produciendo su propia alimentación en base a fuentes renovables de energía, compañías progresivas están tomando acciones concretas para reducir sus impactos en temas de cambio climático y pérdida de biodiversidad, pequeños y medianos emprendimientos están lanzando productos innovadores y “verdes” creando oportunidades de empleo justas y algunos gobiernos están planteándose ambiciosas metas ambientales para medir su desempeño económico. Hivos busca conectar estas experiencias inspiradoras para construir agendas colaborativas, tanto a nivel Sur-Sur, como con organizaciones del Norte, principalmente Europa. Creemos que el cambio global puede surgir desde los impactos locales, y eso nos ha llevado a explorar, en el tema de quinua, un abordaje que realce la agenda de las familias productoras, hacia un sistema de producción y alimentación más “verdes”. La llave para impulsar una “sociedad verde”, está en cambiar la forma en que lidiamos con nuestro entorno productivo. Particularmente, nuestro sistema de alimentación, que consideramos roto. La forma como producimos, distribuimos y consumimos nuestros alimentos está contribuyendo con el cambio climático, degradando nuestros ecosistemas y aumentando la pérdida de la biodiversidad -en particular nuestra “agro-biodiversidad”- pero al mismo tiempo nuestro sistema de alimentación se está viendo afectado por los retos medioambientales. Los problemas sociales agravan esta situación, en particular regiones aisladas que deben competir por la escasez de recursos como energía, tierra fértil y agua potable. Con una población que va en aumento, generando pocas opciones de empleo para los jóvenes en el campo, el mismo patrón de producción puede desencadenar en pobreza e inseguridad alimentaria. Los sistemas de alimentación están dentro de las así llamadas, “mega-fuerzas de las sostenibilidad”, pero son quienes están respondiendo más lentamente. Los efectos en cambios positivos en el sistema de alimentación, no solo impactarán empresas y gobiernos, sino consumidores en mercados locales, nacionales e internacionales, y millones de pequeños productores alrededor del mundo. Desde el abordaje del entorno productivo, lo que en inglés llaman “Productive Landscape”, se fomentan comunidades y ecosistemas más sanos, para dinamizar la producción de alimentos como motor de las economías locales, la conservación de los ecosistemas y el bienestar de las personas. Tomando en cuenta el territorio y trabajando de forma articulada con sus múltiples actores se pueden desarrollar agendas desde las mismas bases, a fin de: 1) restaurar los daños en los ecosistemas y en la biodiversidad, mejorando la resiliencia de comunidades; 2) crear resiliencia ante los cambios en el clima y sistemas productivos más ricos y biodiversos que beneficien tanto al medio ambiente, como a las personas que viven en estos territorios y más allá (consumidores rurales y urbanos) y, 3) generar casos ejemplares que sirvan para orientar políticas y prácticas. Llevar la agenda ciudadana a la agenda política, es fundamental para asegurar cambios reales a nivel local. Una parte del rompecabezas es llevar estos temas a la agenda pública nacional, pero la otra parte es influir en la agenda política mundial, alrededor de los debates sobre alimentación, cambio climático y biodiversidad. La experiencia de Hivos en el tema de quinua en Bolivia, se retroalimenta con experiencias en sorgo en Zambia, maíz en Kenia y arroz en India; que a través de los sistemas locales de innovación apuntan a construir una agenda más sensible a temas ambientales y nutricionales en los sistemas mundiales de producción de granos. La Paz, 22 de octubre de 2014
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