Cómo era un avión hace 100

Formación para capacitadores.
Aporte de la NEUROEDUCACIÓN a las ORGANIZACIONES.
Cómo era un avión hace 100? Cómo eran las computadoras en ese momento?
Qué diferencias existen entre los automóviles del 1900 y los actuales?
Seguramente la lista de diferencias debe ser amplia. Ahora bien, qué
respondería a la pregunta sobre las diferencias entre el aprendizaje del siglo
pasado y el actual?
El hecho de no haberse producido cambios
sustanciales no se debe a la falta de
desarrollos respecto del conocimiento de los
sustratos neurobiológicos sino más bien a la
no implementación de dichos conocimientos
que presentan un nuevo paradigma que
contrasta marcadamente con el anterior.
Entendemos al aprendizaje, desde la neurociencia, como el proceso por el cual
nueva información genera cambios duraderos en las conexiones neurológicas,
produciendo
como resultado una respuesta diferente a la existente
anteriormente.
Dos procesos inseparables del aprendizaje son
el de atención y el de memoria. Los sistemas
atencionales funcionan de 3 formas distintas. El
sistema atencional activador nos permite
permanecer despierto durante nuestro período
de vigilia, el sistema atencional posterior es el
que nos permite sostener la atención en el
tiempo (concentración), por último, el sistema
atencional anterior nos permite focalizar la
atención en los estímulos relevantes e inhibir
los irrelevantes.
fMRI. Cíngulo anterior. Corte
Coronal, sagital y horizontal
La activación de estos sistemas dependen en gran parte de los estímulos del
entorno, que pueden ser manipulados para lograr el objetivo deseado.
Por ejemplo, imaginemos estas situaciones:
a) Una capacitación organizada a las 15 hs. del día lunes en un salón semi
oscuro con un sonido bajo, un orador monocorde, con diapositivas en blanco y
negro, sin imágenes y una gran densidad de texto.
b) Una capacitación organizada el viernes por la mañana, cerca del mediodía,
en un salón luminoso, con buen sonido, un orador carismático que interactúa
con los presentes, que les plantea desafíos a resolver, que enfatiza los puntos
clave de la presentación y utiliza diapositivas sólo como soporte visual.
Si bien es una diferencia grotesca no es extraño encontrarse con
capacitaciones que siguen con el modelo presentado en la situación a. Los
sistemas atencionales necesitan de los estímulos del ambiente para
mantenerse activos y poder funcionar así como la puerta de entrada a los
sistemas de memoria.
Por qué decimos sistemas de memoria? Porque nuestro cerebro a la hora de
almacenar información, lo hace de manera diversa de acuerdo al contexto, a la
modalidad sensorial, al equilibrio biológico del momento y a la carga
emocional.
A la hora de la capacitación se repite el error que se comete en el aprendizaje
académico, enfatizando contenidos semánticos que producirán una huella
débil en la memoria. Es decir, uno de los sistemas de memoria es la llamada
memoria semántica. Es allí donde almacenamos información de carácter
semántico. La información transmitida de esta forma no tiene un correlato
directo con el quehacer práctico. Imagine explicarle a alguien cómo debe nadar
o andar en bicicleta.
Aristóteles planteó que “solo se aprende a hacer, haciendo”. A esto en la
actualidad los neurocientíficos lo llaman aprendizaje procedural. Este tipo de
aprendizaje no se deteriora con el paso del tiempo y activa estructuras
cerebrales (ganglios basales y cerebelo) que consumen poca energía al sistema
cognitivo, por realizarse de manera semiautomática.
El uso de sistemas de memoria más adecuados para
el aprendizaje es de capital importancia en la
capacitación. La capacidad que tenemos para
recordar eventos personales, llamada memoria
episódica, también es dejada de lado a la hora de
diseñar una capacitación. El aprovechar las
diferentes formas en que el cerebro aprende optimiza
los recursos temporales y económicos de las
organizaciones.
Los sistemas de memoria se dividen en dos grande grupos: Las memorias
explicitas y las implícitas. Las memorias explicitas son las memorias más
¨concientes y controladas¨, son las memorias del ¨que¨, sabemos que es un
vaso, gracias a tener esa información almacenada en la memoria semántica o
que hicimos el fin de semana gracias a nuestra memoria episódica. Estas
memorias semánticas se distribuyen por toda la corteza cerebral y requieren
del control conciente de la persona para ser utilizadas, por otro lado, no
implican el conocimiento práctico de su contenido, esto quiere decir, que
puedo saber ¨semánticamente¨ como realizar una acción pero no poder
llevarla a cabo (puede que sepa que para nadar debo mover manos y piernas y
sin embargo no saber nadar).
Imágenes del cerebro activado
durante una actividad de
memoria explícita
Abajo, activación cerebral
En memoria implícita
Por el contrario las memorias implícitas funcionan de forma automática, son
las memorias del ¨como¨, puedo saber realizar una acción, sin saber
específicamente como aprendí a realizarla. Estas memorias son, la memoria
procedural, primming y emocional.
La memoria procedural se encuentra en estructuras
sub-corticales, o sea, no concientes, y nos permite
realizar tareas como conducir un automóvil con un
gasto mínimo de energía, la memoria procedural se
adquiere de forma natural y por repetición en la
acción, al automatizarse se traslada el control
conciente de la actividad aprendida a procesos
automáticos de control.
La memoria primming es la memoria del reconocimiento, esto quiere decir, que
si al aprender algo nuevo, logro una asociación con información ya aprendida,
el proceso de aprendizaje se potencia, este fenómeno fue llamado ¨Aprendizaje
significativo¨ por Auzubel.
La memoria emocional también se ubica en estructuras no concientes del
cerebro, al ingresar al cerebro información con valor afectivo los recuerdos se
almacenan en estructuras que generan una fuerte memoria emocional. Esta
memoria se recupera de forma espontánea ante estímulos similares a los que
existieron al momento del aprendizaje, por ejemplo, es posible que una mujer
que dio a luz a su primer hijo y haya recibido rosas, posteriormente el aroma a
rosas se almacene de forma condicionada al momento afectivo que vivía, al
decir ¨ese olor, color, etc. me recuerda a.....¨ hay una memoria condicionada
activada.
Con las estrategias adecuadas todas estos sistemas de memoria pueden ser
nutridos durante una capacitación, al hablar de memorias implícitas no nos
referimos solo a capacitaciones en el orden de lo motriz como en el ejemplo del
automóvil, un supervisor o un gerente a la hora de tomar decisiones o
negociar también activa una serie de procedimientos cognitivos que pueden
ser desarrollados para trasmitir el ¨como¨ hacer y no solamente el ¨que¨hacer.
Para que la capacitación no sea un gasto y realmente sea una inversión es
necesario capacitar a los capacitadores, es decir, hace falta una “meta –
capacitación”1 Dentro de las habilidades que debe poseer un capacitador está
en conocer en detalle las estrategias posibles a emplear para estimular la
atención de los oyentes (planteo de desafíos, interacción, entorno facilitador,
etc.), conocer en profundidad los sistemas de memoria no utilizados en la
enseñanza tradicional (procedural, episódica, primming emocional) y poseer
un buen manejo de la temática a transmitir para poder diseñar actividades
que faciliten el aprendizaje.
1
Término acuñado por el equipo Brain Decision Centre del Grupo Braidot