Suplemento Profesional - Cómo agregar valor a los - AFCP

Cómo agregar valor a los programas de RSE
Por Ricardo Raisman*
Afortunadamente, la Responsabilidad Social Empresaria va ganando más espacio
dentro de las organizaciones. De a poco, se va entendiendo que los destinos de una
empresa están signados por la generación de sus resultados económicos, pero también
por el rol social que ocupa dentro de la comunidad.
Toda actividad genera un impacto, positivo o negativo, que afecta los intereses de
distintos grupos sociales. La RSE, como la define la Organización Internacional del
Trabajo, “es el conjunto de acciones que toman en consideración las empresas para
que sus actividades tengan repercusiones positivas sobre la sociedad y que afirman los
principios y valores por los que se rigen, tanto en sus propios métodos y procesos
internos como en su relación con los demás actores”.1
La RSE es una iniciativa de carácter voluntario, que involucra desde los principales
actores que le dan vida al negocio: los clientes, proveedores y los propios empleados
hasta las organizaciones e individuos que cobija: el Gobierno, los sindicatos, los
ciudadanos, las agrupaciones ambientalistas, los educadores, los estudiantes, las
asociaciones deportivas, los vecinos y tantos otros. Es por eso que uno de los primeros
pasos que debe darse, antes de definir las políticas y programas de RSE, es el
establecimiento de sus grupos de interés o stakeholders2.
Para quienes somos especialistas en comunicación, la traducción de Stakeholder es
Públicos Objetivo (Target), las audiencias. Y tan importante es la realización de una
acción social, como la comunicación asociada a esta actividad.
El éxito o el fracaso de los programas sociales, en gran medida, se produce por errores
en la comunicación. El caso más “dramático” es tener la decisión de invertir en una
acción y que ese esfuerzo no sea capitalizado por sus destinatarios. Que la inversión
termine en manos de otros o incluso que no se concrete nunca.
Para focalizar el trabajo de implementación de un programa adecuadamente es
necesario:
1.- Definir la estrategia. Todo programa de RSE no puede estar aislado de la propia
empresa. Por el contrario, debe formar parte de su core business. Para el Centro
Mexicano para la Filantropía (Cemefi) “la empresa debe asumir un compromiso
consciente y congruente tanto en lo interno, como en lo externo, considerando las
expectativas de todos sus participantes en lo económico, social o humano y ambiental,
demostrando el respeto por los valores éticos, la gente, las comunidades y el medio
ambiente y para la construcción del bien común”.3
No alcanza con elegir una actividad, una ONG o un grupo de ayuda comunitaria, por su
prestigio, grado de generosidad u otro atributo. Aplicar el logo de la empresa en este
tipo de acciones puede parecer que agrega valor, pero la mayoría de las veces no
sucede. Un cuestionamiento esencial pasa por preguntarse: “¿Qué tenemos que ver
nosotros con esta actividad?”, antes que se lo pregunten otros, o que se lo considere
1
2
Guía de recursos sobre responsabilidad social de la empresa (RSE), Organización Internacional del Trabajo (22-11-2007)
R. Edward Freeman en el libro Strategic Management: A Stakeholder Approach (1984)
3
Boletín CEMEFI, Centro Mexicano para la Filantropía, (2008)
como una acción de marketing. Es por eso que el primer paso debe ser revisar todo el
proceso de la empresa, y a partir de aquí, determinar el programa de RSE más
conveniente. Así como la empresa tiene una estrategia comercial, debe tener una
estrategia de RSE que sea consistente con los valores de la compañía. Las actividades
sociales aportan significativamente a la transmisión de los valores de las empresas y
generan reputación.
2.- Determinar el propósito. Es necesario analizar la situación en la que se enmarcará
la acción, a partir de un profundo diagnóstico que permita establecer en qué aspectos
se tratará de mejorar. Si se decide donar computadoras a una escuela, el objetivo no
será dotar de equipamiento al gabinete de informática, sino qué incidencia generará
este aporte en la curricula escolar, qué grado de inserción logrará entre los alumnos y
en qué tiempo.
Estos indicadores son clave para evaluar el resultado social y la aceptación del
programa. También debe tenerse en cuenta el contexto de aplicación, las
oportunidades e incluso los miedos que pueden afectar a la comprensión del propósito
establecido para generar adhesión. Es necesario estudiar la información previa que
posee las audiencias-objetivo y las percepciones que existen alrededor del tema a
trabajar. Si fuera necesario, mediante encuestas estructuradas.
3. Segmentar las audiencias. Es importante identificar los grupos de intereses que
serán afectados por la acción: los que participarán de forma directa y quienes podrían
estar involucrados. Siguiendo con el ejemplo citado, dentro de un programa educativo
seguramente estarán implicados los establecimientos destinatarios, sus alumnos, los
docentes y directivos. Pero también podrá tener implicancias en el seno gremial, la
dirección escolar o el Gobierno.
Cada público tiene que ser integrado en el proceso de comunicación, para asegurar la
alineación de los mensajes con la estrategia y brindar el máximo aporte a cada uno.
Además, deben identificarse los “influenciadores” de opinión para mantener el control
sobre los efectos que puedan generar en el propósito de la acción.
4.- Seleccionar los mensajes clave. Cuando se habla de “responsabilidad” es necesario
definir y dimensionar el alcance que tendrá en los programas. Manifestarse a favor de
la mejora de la calidad de vida, la ética, la transparencia o la sustentabilidad es muy
oportuno cuando deben describirse los fundamentos elegidos para la RSE. Pero
también es relevante reconocer los mensajes que permitirán llevar adelante los
cambios en las conductas de los stakeholders: “las conductas a largo plazo y el
posicionamiento de cada conducta”.4
Una exitosa acción social es aquella que logra modificar la percepción sobre un tema o
que permite al destinatario apropiarse de un modelo distinto. Para seguir con los
ejemplos, la problemática del SIDA5 incluye a los infectados, al personal de la salud y a
la comunidad, pero cada uno tiene un acercamiento diferente al tema y poseen
conocimientos que hasta pueden ser contrarios. Es posible que para algunos haya que
incentivar el uso de preservativos, para otros el cuidado con las jeringas y para una
tercera audiencia que se mantengan controles periódicos.
4
Andreasen, A. R. (1995). Marketing social change: Changing behavior to promote health, social development, and the
environment. San Francisco: Jossey-Bass Inc.
5
Designing a health communication strategy, Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health/Center for
Communication Programs, (marzo 2003).
El propósito sigue siendo la mejora de la calidad de vida, pero existen pautas de
elaboración estratégica para encontrar los mensajes más influyentes destinados a cada
población específica. Así como también deberán determinarse los canales y
herramientas más eficientes.
5.- Gestión y monitoreo. La RSE también se planifica. El cumplimiento de los objetivos
se traza en un cronograma de trabajo, se asignan recursos y se define un presupuesto.
Es necesario establecer las métricas que permitirán medir los resultados. Si se
identifican organizaciones que trabajarán por la causa y socios que brindarán
colaboración, será necesario formular convenios comunes, definir los roles y
responsabilidades, encontrando el máximo aprovechamiento de las capacidades. El
monitoreo, sobre todo en las asignaciones de los recursos, es determinante para que la
acción social genere credibilidad y cobre prestigio social en la comunidad.
En el campo de la Responsabilidad Social no existe la confidencialidad ni la
competencia. Compartir información, programas, planes y métodos es la mejor
contribución a la comunidad. Con ese espíritu trabajamos quienes nos dedicamos a
esto, lo que nos llena de satisfacción.
Bibliografía sugerida
Jordi Morrós Ribera e Isabel Vidal Martínez, Pacto Mundial de Naciones Unidas
Responsabilidad Social Corporativa –FC Editorial.
Organización Internacional del Trabajo, Declaración tripartita de principios sobre las
empresas multinacionales y la política social, Ginebra (2006).
Weinrich, N. K. Hands-on social marketing: A step-by-step guide. Newbury Park, CA:
Sage. (1999)
Ries, & Trout, Positioning: The battle for your mind. New York: McGraw-Hill Inc.
(1981).
*Licenciado en Comunicación. Lleva quince años de trayectoria profesional dedicada a
la Comunicación en las Organizaciones. Realizó posgrados en Comunicación con Causa
Social y Opinión Pública. Actualmente dirige el estudio Doble R Comunicación
(www.doblercomunicacion.com.ar), que da soporte a empresas e instituciones en el
país.