Hablar de Nueva Derecha y Nueva Izquierda - Consenso Cívico

Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina
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Teoría Política
Algunos comentarios sobre las criticas al estado de bienestar y el debate políticoideológico que provocó, Prog. 2004
Sobre la crisis del estado benefactor y la discusión político-ideológica que le envolvió
Hablar de Nueva Derecha y Nueva Izquierda significa hablar de un intento de síntesis
conceptual problemático pero útil a los fines clasificatorios generales de ciertos tipos de
pensamiento político, social y económico que sin embargo encierran en sí mismos autores
que en diversos y profundos sentidos difieren entre sí en direnetes temas, a veces de
manera profunda.
Se proponen estos etiquetamientos fundamentalmente para dar cuenta del debate
político-ideológico que en torno a la creciente impugnación del Estado de Bienestar y las
transformaciones que a diversos niveles (económicos, políticos y sociales) tienen lugar en
las sociedades industriales avanzadas (EEUU, Europa Occ.), especialmente a partir de
fines de los años 60 y mediados de los '70.
La trascendencia de aquellos debates se proyectó en el triunfo que eventualmente
benefició al pensamiento de aquella Nueva Derecha que posibilitó dos décadas ('80 y '90)
de hegemonía del paradigma neoliberal (conocido vulgarmente por 'pensamiento único')
acompañando
las
profundas
transformaciones
del
sistema
financiero-económico
capitalista al amparo de la revolución científica tecnológica, especialmente en el área de
las telecomunicaciones, la electrónica y la informática (que dieron lugar a la llamada
reconversión estructural de las economías y a la conformación de una nueva organización
económica mundial).
Los hechos:
Tenemos asentado que entre 1945 y 1975 el mundo capitalista occidental conoció la
expansión del Estado de Bienestar, la macroeconomía keynesiana, la expansión de la
democracia liberal reprsentativa y en los matrcos internacionales, la estructuración de los
acuerdos de Breton Woods (acuerdos por la expansión negociada del libre comercio Rondas del GATT, funcionamiento de entidades financieras internacionales - Banco
Mundial, Fondo Monetario Internacional, Grupo de los 7 y la vigencia del esquema bipolar
(Equlibrio político-estratégico entre los EEUU y la Unión Soviética y sus respectivas áreas
de influencia). Fueron los 'treinta gloriosos años' del fordismo caracterizados por un
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aumento sostenido del ciclo de negocios, de la producción masiva de bienes de consumo
durables y la expansión del comercio internacional de bienes y servicios. Esto permitió a
su vez la estabilidad del pacto liberal-keynesiano. Los sectores del trabajo aceptaron la
empresa privada y la legitimidad de la ganancia empresaria a cambio del reconocimiento
por parte de la patronal de cierta redistribución de los ingresos vía transferencias directas
(crecimiento del salario real) e indirectas (los derechos económicos -sociales). Se
constituyó la ciudadanía social (completando la ciudadanía de los derechos civiles y
políticos). El conflicto político-social perdió su intensidad ideológica radical (característica
del período precedente de entreguerras) mientras los marcos del sistema político
democrático-representativo en términos partidarios domesticó el enfrentamiento a través
de la negociación y transacción neocorporativa entre los grandes grupos de interés
(especialmente empresarios y sindicatos). Ello permitió a ciertos autores (Daniel Bell,
Matin Seymur Lipset, Raymond Aron) hablar del fin de las ideologías: fueron las décadas
del consenso.
La ciudadanía social y el marco democrático partidario imprimieron una dinámica de cierta
inflexibilidad a la baja de las demandas sociales dirigidas al estado. El "derecho a tener
derechos" alentaron un crecimiento sin precedentes de la actividad estatal,del gasto
público (especialmente social) y la burocratización necesaria para gestionarla,
Hacia mediados -fines de los '60 comenzaron a insinuarse las primeras dificultades. El
crecimiento económico entró en una meseta cada vez más pronunciada y el estado en
una creciente brecha fiscal abierta entre las demandas en expansión, un gasto público
expansivo y una capacidad fiscal progresivamente menguada. Las crisis petroleras de
1975 y 1978 multiplicaron el precio del crudo evidenciando la vulnerabilidad de las
economías industrializadas. La inflación que fue asomando durante los años precedentes
se acusó y ahora se asoció a un creciente paro no coyuntural (el fenómeno conocido
como 'stagflation' o estanflación: estancamiento con inflación). El crecimiento del PBI se
deprimió y el ciclo de los negocios se hizo errático socavando la tasa de ganancia
empresaria a la vez que debilitó las fuentes del financiamiento gubernamental.
La enorme transferencia de fondos de los paises desarrollados (PD) a algunos paísis en
desarrollo (PED) vía modificación de los precios relativos (petróleo) significó no sólo el
inicio de una peligrosa recesión económica en los PD sino también el fortalecimiento de
un creciente mercado financiero internacional pues los llamados petrodolares no siendo
invertidos en los países que los receptaron (se trataban de regímenes ciertamente
autoritarios con una fuerte concentración de riquezas y poblaciones empobrecidas
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carentres de capacidad política para logarar cierta redistribución interna de aquellas
riquezas) volvieron como recursos financieros a los PD que en reseción e imposibilitados
de aprovecharlos los redireccionaron al mercado financiero internacional
(aquella
situación es la que contribuyó a la liquidez internacional que proveyendo de capitales
baratos facilitó el endeudamiento inicial al que se entregaron los PED (como por ej.
Argentina, en aquel entonces -1976-1982- bajo el régimen militar del Proceso). Más tarde
ello contribuiría, vía elevación espectacular de las tasas de intereses y reflujo de las
corrientes de capitales a la profunda crisis de la deuda en latinoamérica ( Default de
México en 1981) y la subsecuente "década perdida" cuando el crecimiento de la región en
esos años fue nulo.
Las ideas
Acuciados por los fenómenos del estancamiento económico y el flagelo de la inflación y el
paro se fue estructurando un pensamiento crítico de derecha que encontró en la
estructura misma del estado social las raices del mal que aquejaba a las democracias
occidentales (Michel Crozier, Samuel Huntington). Frente a la creciente conflictividad
social que caracterizó los fines de los años sesenta (rebeliones estudiantiles en las
universidades de los EEUU, el Mayo francés, los cada vez más radicalizados movimientos
sociales en defensa de los derechos civiles -negros, indígenas, pobres, mujeres,
homosexuales- y temáticos -ecologistas, pacifistas) la creciente democratización de las
sociedades se volvió políticamente problemática para un sistema político jaqueado en su
legitimidad política (Guerra de Vietnam, Caso Watergate, en EEUU; Guerra de Argelia y
conservadurismo Gaullista en Francia) y en su capacidad económica (recesión). El
diagnóstico que se hacía denunciaba que a la sombra del Welfare State se había
conformado una ciudadanía irresponsable que todo lo esperaba del estado en una actitud
clientelar agravada por la misma lógica de la competencia electoral de los partidos
políticos (recompensas sociales por apoyo electoral). La inflación de demandas
enfrentaba al estado al inminente colapso de su capacidad
para procesarlas y
satisfacerlas y con ello era inevitable la crisis del principio de autoridad y la pérdidad
acelerada de legitimidad. Por otra parte aquel estado elefanteásico del gasto social
descomedido había contribido bien poco a resolver los problemas para los que había sido
pensado (pobreza) y en su lugar había generado una estructura de burócratas
empeñados mas bien en reproducir aquellas deficiencias que justificaban su propia
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supervinecia. En esta lógica el Estado de Bienestar terminó, sostenían, por atenazar el
crecimiento económico, sustrayendo recursos del proceso productivo para direccionarlo
hacia una asdignación ineficiente. En otras palabras se debilitaba la inversión en beneficio
del gasto con el agravante de que la creciente intervención y dirigismo gubernamental
estaba sofocando la inciativa privada, aplastando la empresa capitalista y anulando los
efectivos mecanismos de mercado (la mejor manera de asignar recursos con racionalidad
y eficiencia económica). Los aires del keynesianismo comenzaron a ser pestilentes y se
recomendaba una renovación económica pero también política y social.
Comencemos por establecer ahora las distinciones al interior de lo que se llamó la Nueva
Derecha: entre neoliberales y neoconservadores.
Los neoliberales recostaban sus críticas especialmente sobre el plano de lo económico.
Hecha la crítica del estado intrerventor (rescta lo que al respecto ya se anotó y evitamos
así las redundancias) sostenían era necesario reactualizar los mecanismos del mercado
como los más aptos para inyectar racionalidad y eficiencia en la signación de los recursos.
Esto es librecompetencia, iniciativa privada, libertad de empresa, libertad de precios y
mercados transparentes liberados de la actividad interventora del gobierno que por
naturaleza distorsiona el mecanismo de señales del mercado. Toda intervención
gubernamental logra en el mejor de los casos rendimientos siempre inferiores a sus
costes relativos. Desde esta perspectiva se deberá pasar de un enfoque centrado en la
demanda (como era la macroeconomía keynesiana) a uno orientado específicamente a la
oferta para aplacar así los fuegos de la inflación. Esto significará recomendar una política
monetaria restrictiva, altas tasas de interés, prioridad a los intereses empresarios,
reducción drástica de la intervención estatal (estádo mínimo) y una sostenida política de
desregulación, liberalización (especialmente respecto de la libre circulación de capitales
financieros),
pero tambien del comercio intenacional de bienes y servicios (apertura
comercial), privatización del sector público (desestatización y subsidiariedad del estado).
La larga trayectoria de la expansión del estado inciada, con celeridad especialmente
desde el período de entreguerras habría ahogado la libertad individual y vuelto a la
sociedades comunidades cerradas sobre sí mismas pobladas no por ciudadanos sino
siervos del estado. No es gratuito que en los '70 se desenterrara el pensamiento
neoclásico de Friedrich Hayek que en la década del '40 ya denunciaba la vocación
totalitaria del estado de Welfare State con su "Camino de Servidumbre". Junto a él Milton
y Rose Friedman (La libertad de Elegir) y la Escuela de Chicago se reavivó el
pensamiento económico neoclásico, conformando el núcleo duro de esta tendencia. En
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tal sentido el neoliberalismo venía a significar la resucitación de un viejo liberalismo y sus
presupuestos libremercadistas en las nuevas condiciones de una economía industrial
profundamente distinta al panoráma de la simple economía de concurrencia característica
de mediados del sXIX..
Desde el lado Neoconservador (especialmente americano) la denuncia era de corte más
bien cultural. Se diagnosticaba que aquella ciudadanía irresponsable del estado social
preocupada por sus derechos había olvidado sus responsabilidades cívicas. La mejor
escuela de estas virtudes no podía ser sino fundamentalmente el libre asociacionismo
voluntario y no excluyente de una verdadera sociedad pluralista. Por otra parte se
denunciaba que la tónica de cierto liberalismo individualista a ultranza había socavado las
fuentes mismas de la sociedad virtuosa que había contribuido al vigor y la fortaleza de la
economía y la sociedad que triunfaron sobre los fascismos y las dictaduras de principios
del siXX. El libre expresionismo personal había vuelto insensibles y egoístas a las
personas de cara a las colectividades de las que eran miembros y en función de las
cuales adquirieran significado sus vidas particulares. Esta búsqueda de realización
personal sin atención a los lazos comunitarios debilitó el respeto por las mejores
tradiciones y las instituciones que les encarnaban (familia, iglesia, gobierno). Esta
búsqueda permisiva de los propios valores que impulsara el liberalismo individualista y
experimental habría devenido en una sociedad de masas culturalmente decadente
(condena de la pornografía, la drogadicción, delincuencia, pero también de la incipiente
liberalización de la mujer respecto de sus roles tradicionales dentro de una sociedad
eminentemente patriarcal).
Este neoconservadurismo conectará básicamente con la idea de una restauración de las
tradiciones más cercanas al patrotismo nacional y la confirmación de los valores más
tradicionales de la sociedad anglosajona y protestante (en este sentido comportarán cierto
recelo hacia la idea de sociedades mulñtiétnicas y los desafios que planteará el
reconocimiento de una ciudadanía basada en la afirmación positiva las diferencias de
grupo (reivindicación del multiculturalismo).
Lo que no alcanzaron a ver con claridad estos Neoconservadores es que lo que se
condenaba como rasgos culturales decadentes y nocivos para el mantenimiento de la
comunidad plítica y la lozanía de la economía nacional eran en realidad las
consecuencias de la propia sociedad liberal y de la propia economía capitalista.
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Por su lado la Nueva Izquierda, una cierta continuidad de la Teoría Crítica de la Escuela
de Frankfurt de principios de siglo XX (Adorno, Horkheimer, Marcuse), se identificó con
autores como Habermas y Offe. Estos sostenían que la situación de ingobernabilidad de
las sociedades democráticas tal como la definía el pensamiento de derecha eran más
bien producto de una crisis de legitimidad. El estado capitalista siempre había tenido dos
caras, una vuelta a la obtención del consenso político de las masas democráticas y otra
funcional a garantizar la reproducción de las condiciones de acumulación capitalista
(sostener la tasa de ganancia y la reproducción del sistema de la propiedad capitalista).
Cuando se entra en esta nueva etapa de las contradicciones del sistema aquel estado
habría abandonada la primer función asegurando la segunda y de ello devendría entonces
la crisis de legitimidad del sistema político y económico. Frente a ello no cabría reducir la
arena democrática (tal era la idea de al derecha) sino profundizarla. Se proponía no
menos sino más democracia extendiendo esta a otras áreas de la vida social, política y
económica (espacios que tradicionalmente, como la empresa, habían escapado a las
maneras democráticas). Con ello iba conexo una idea sustantiva de ciudadanía que
requería derechos sociales que garantizasen la base desde donde poder reclamar el
cumplimiento de los deberes cívicos y la práctica responsable de las virtudes ciudadanas.
Bueno hasta aquí unas someras notas que espero ayuden a tus lecturas. Hasta pronto y
suerte, Gustavo Medina