Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar Alberto Oliet Palá.- cap. 9- Noeconservadurismo (en: Fernando Vallespín. Historia de la Teoría Política,vol.5) El término aglutina, tendiendo a cierta confusión, a una multiplicidad de tendencias de corte conservador.1 Aquí se entenderá como el conjunto teórico desarrollado por la ciencia política americana durante los setenta ( Nisbet, Daniel Bell, Irving Kristol, Seymur Martin Lipset, Novak, Samuel Huntington entre otros).2 Pese a la dispersión temática y ausencia de una sistematización teórica se pueden señalar algunos aspectos básicos comunes. Generaliza cierta crítica de los “prejuicios liberales” : frustración de las políticas igualitarias de comienzos de los ´60, burocratización asistencial, movilización universitaria. Cierto impulso reactivo y oportunista identificado con una oposición “reflexiva” a la acción y la reforma social ( adhesión pragmática a un status – quo determinado). De hecho el conservadurismo se ha ido constituyendo como reacción frente a cada avance de la modernidad y su impulso racionalizador (la reflexión conservadora aparece como sombra teórica de las inflexiones del iluminismo racionalista). A partir de la segunda posguerra en los EEUU se perciben tres orientaciones conservadoras parcialmente coincidentes: 1. Liberales extremos o “libertarios”. Contrarios a la expansión estatal y propulsores de la libertad económica y el individualismo (Ludwig Von Mises y Frederik Hayek). Se enfrentaban al estado intervencionista y planificador del progreso 3 (son continuados por Milton Friedman y la escuela de Chicago). 2. Tradicionalistas o “neoconservadores”. Denuncian la erosión de valores y la emergencia de una sociedad de masas secular y desarraigada. Postulan el regreso a los absolutos éticos y religiosos tradicionales socavados por el relativismo cultural de la izquierda liberal (importan de Europa un tradicionalismo burkeano). 3. Anticomunismo militante. Denuncian el expansionismo soviético de posguerra (sus ideólogos son ex radicales del New Deal). Enfatizaron la debilidad liberal frente a un 1 Por ejemplo el término refiere a opciones políticas como el reaganismo o el thatcherismo o incluso se confunde con tendencias cercanas como el neoliberalismo. En el ambiente americano junto a la derecha secular se comienza a señalar una nueva derecha político – religiosa. El concepto ya fue inaugurado en 1949 para designar al sector “tradicionalista” del conservadurismo americano. 2 Muchos de los autores encuadrados por sus oponentes bajo este rótulo lo negaron rotundamente. Sin embargo un fondo teórico común los reconduce de manera obligada a un mismo campo intelectual. 3 El New Deal (1933 –1938) y bajo el patrocinio de T. Roosevelt, constituye el Estado de Bienestar o Welfare State en cuyo seno se desarrolló una presión populista en la que se mezclaban keynesianismo, catolicismo social, progresismo cultural y tecnocratismo que dio pie a una política social avanzada y antielitista. 1 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar comunismo voraz e implacable (el “macarthysmo” fue su expresión política) –ver notas de ParadisoEn su confluencia se yuxtaponían contradicciones y entendimientos. Las contradicciones más agudas se daban entre los hipersecularizados libertarios frente al fondo religioso de los neoconservadores y entre el “estado mínimo” perseguido por los primeros y las exigencias de un “estado fuerte” como suponía el contexto de la Guerra Fría. Lo cierto es que el nuevo conservadurismo no se vincula genéticamente con el viejo conservadurismo sino que nace del mismo seno del liberalismo americano (como una defección a todo lo largo del mismo). Debido quizás a las mismas características de la historia americana, carente de impulsos tradicionalistas propios, es que se entiende que el surgimiento del nuevo movimiento se haya producido del seno mismo del liberalismo de izquierda cuando las circunstancias socio – culturales aconsejaron un repliegue conservador ( la regresión fue de carácter endógeno, una conversión del socialismo americano).4 Tomando nota de esta retracción liberal del neoconservadurismo se lo debe entender como culminación de un proyecto que comenzó a conformarse a mediados de la década de los 50. Específicamente en torno al debate del “fin de las ideologías” (un verdadero hito en la construcción de este movimiento). El fin de las ideologías Pensadores como Daniel Bell, Seymour Martin Lipset y Raymond Aron en los ´70 perfilaron las tesis básicas sobre el fin de las ideologías (que paradójicamente despertó un agudo debate ideológico), aunque ya en los ´50 y ´60 otros autores habían adelantado los términos de esta teoría. Cabe descartar las críticas estériles por no comprensivas de sus verdaderos argumentos teóricos (reduccionismo intelectual).5 4 Aquí conviene no exagerar el alcance de los conceptos. Se debe contextualizar el significado del radicalismo americano entre las décadas del 40 y del 60. La intelligentzia de izquierda americana en comparación con la europea era tibia y escéptica respecto de las capacidades del socialismo para superar todas las contradicciones del sistema. Y aún mas importante de señalar es el profundo anticomunismo que caracterizó a toda la sociedad americana incluida su intelectualidad de izquierda. 5 Negar la presencia de corrientes de pensamiento sería tanto como entender posible la existencia social sin una determinada estructura cultural. No se tratará entonces, como lo pretendería una interpretación vulgar de estas tesis, de que en la sociedad hayan concluido las propuestas ideales y las normas éticas con pretensiones universales frente al pragmatismo social. Esto significaría admitir que la sociedad podría existir independientemente de una cultura que la estructurase, lo que claramente resulta un absurdo. 2 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar En el conocido marco de la distinción weberiana de la ética de la convicción frente a la ética de responsabilidad, las ideologías se configurarían como el estímulo a la acción política informada por la ética de la convicción. La fusión de ética y política presente en el desarrollo ideológico requiere la imposición revolucionaria, el combate político como aniquilación redentora de toda cosmovisión social obsoleta (carácter mesiánico, milenarista). Este modo específico de integración de las creencias morales cognitivas sobre el hombre y la sociedad es lo que estaría en decadencia. En el mundo y especialmente en los EEUU a fines de los ´50 se asiste a un proceso de desilusión ideológica que se expresa en una reducción de las tensiones políticas por la desaparición o disminución de los conflictos ideológicos. A la revisión de la teoría marxista se opone una teoría de la sociedad industrial de carácter funcionalista (en términos de la economía y la tecnología). La ética de la convicción es reemplazada por una ética de la responsabilidad.6 En este contexto se entiende que las grandes teorías emancipatorias habían perdido su capacidad de movilización en los marcos del estado pluralista (se hace referencia no solo a las corrientes revolucionarias de izquierda sino también a las reacciones de la derecha contrarrevolucionaria). Se visualiza una creciente dispersión del poder entre los diversos grupos sociales también en aumento en el marco de una creciente movilidad social. (teorías pluralistas de la democracia) Decadencia del pensamiento ideológico y agotamiento de las energías utópicas : desilusión generalizada con respecto a las potencialidades del radicalismo político ( entre las clases obreras y especialmente entre los intelectuales) Las causas de este declinar se reconocen múltiples pero como fundamental se señala la pérdida de acritud del conflicto social durante la década del ´50 (la expansión productiva sostenida y la intervención de la acción socializante del estado suavizaron las desigualdades sociales). Los conflictos ideológicos fueron reemplazados por la resolución técnica de los problemas económicos y sociales afianzándose un proceso de autorrevisión ordenada que conlleva el abandono de la perspectiva revolucionaria. La ética de la convicción requiere del sujeto como “creyente” para quien cualquier medio resulta aceptable al logro de su fin ideal. Persigue el “deber ser” como verdad absoluta y no contempla el compromiso. Su participación en política se hace radical porque implica una fusión sin fisuras entre ética y política. Por el contrario una acción con arreglo a una ética de la responsabilidad acepta y reclama el discenso y la autolimitación toda vez que se renuncia a universales sobre cómo debe ordenarse la vida y busca entonces el compromiso dentro de lo plural. 6 3 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar El consenso democrático posible en la sociedad de la abundancia desplazó a la pasión política y al mesianismo (la lucha de clases se convierte en un conflicto “cuasi – democrático”).7 Si bien en occidente se denotaba cierta reconciliación interclasista que debilitó las grandes síntesis ideológicas esto no impidió que en Asia y Africa emergieran conflictos ideológicos fuertes, aunque por cierto con una orientación distinta ( ya no se expresaban en términos de igualdad social y libertad como antes sino como función del desarrollo económico y el nacionalismo). Los movimientos de masas de fines de los ´60 pareció contestar la teoría que sin embargo fue defendida afirmando que nunca se había negado la extinción de una tendencia humana connatural como la ideológica (especialmente en sus agentes naturales como la juventud y los intelectuales). En momentos de crisis la actitud ideológica tiende a reaparecer. El carácter transitorio del impulso ideológico de los ´60 y ´70 se puso de manifiesto nuevamente, confirmando al parecer la teoría, cuando al finalizar los ´80 se vuelve a hablar del “fin de la historia” (Fukuyama, 1989). Pese a todo tratar el ideologismo como un imponderable puede ser en sí mismo una actitud ideológica como expresión de una “falsa conciencia”.8 En este marco conceptual se entiende en la sociedades capitalistas avanzadas el decaimiento de la conciencia de clase (“verdadera”) y por tanto el de una perspectiva revolucionaria liberadora. Las nuevas condiciones (consumo de masas, satisfacción demanda social vía estado de bienestar, movilidad social ascendente y sostenida) propician una política pragmática donde los viejos conflictos ideológicos se reducen a conflictos de prioridad frente al “estado distribuidor”. Lo dicho no obsta atender al carácter alienado del acontecer social en el capitalismo avanzado. La ideología totalizante puede haber sido desplazada por una convergencia entre realidad e ideología donde la realidad se convierte en su propia ideología y la 7 Como sostuviera Lipset, aún cuando las necesidades objetivas fueran satisfechas subsistirían las desigualdades en torno a la distribución del status y el prestigio sentidas subjetivamente como situaciones de despojo pero expresado ahora sin la carga ideológica y el simbolismo adyacente a una pretensión universalista de cambio social. 8 Entendiendo ideología en sentido marxista como toda ideación o estado de conciencia que tiende a perpetuar un status – quo. Una inversión ideal de la realidad donde se registran situaciones sociales de privilegio que se pretende perpetuar en tanto se presentan como intereses generales lo que son intereses particulares de una clase específica. Ideología sería pues “falsa conciencia” resultado de procesos sociales objetivos. 4 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar inducción del comportamiento social, mediado por los aparatos de la comunicación social ,se ha vuelto sumamente eficaz. Lo que se encontraba tras la teoría del fin de las ideologías era una autocomplacencia liberal con las virtudes del estado pluralista y socializante mientras que el detonante del repliegue conservador (respecto del orden liberal de los ´50) se encontró en las contradicciones sociales y las consecuencias culturales experimentadas en los ´60 y los ´70: 1. Revuelta estudiantil en las universidades de los EEUU. 2. El irredentismo de los ghettos traducido en el movimiento por los derechos civiles y la doctrina de desobediencia civil (Martin Luther King). 3. En política exterior: la derrota estadounidense en el sudeste asiático (Vietnam) y la política de “detente” (Henry Kissinger) indujeron al convencimiento de la incapacidad del estado americano para dotarse de legitimidad en el concierto internacional frente al expansionismo soviético. Y no menos importante es la procedencia judía de muchos intelectuales neoconservadores contrarios a la izquierda liberal crítica de la política del Estado de Israel en Medio Oriente. 4. Las perturbaciones económicas de los ´70 que descubrieron las insuficiencias del keynesianismo y la planificación macroeconómica dejando al estado sumido en la incapacidad para asumir sus compromisos sociales. 5. Transformación cultural (hedonismo como presupuesto ideológico y reemplazo de los valores tradicionales por un subjetivismo ilimitado). Frente a las convulsiones de los ´60 los que habían suscripto las tesis básicas de la teoría del fin de las ideologías reaccionaron abandonando las posiciones socialdemócratas sobre las que habían constatado aquel retraimiento ideológico de los ´50. Si antes el conflicto social fue tenido por superado en sus manifestaciones extra institucionales ahora era temido y rechazado (renegando consecuentemente de toda posición liberal socializante). Ahora se hablará de la “ingobernabilidad de las democracias occidentales” y antes que intentar satisfacer los requerimientos sociales se tratará de neutralizarlos. Moderar las vías de expresión democrática antes que ampliar los derechos sociales. Los conflictos sociales ya no podrán ser gestionados por el estado incapacitado y carente de legitimidad (crítica del estado de bienestar o WE). Se renuncia al consenso generalizado en torno al estado social. 5 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar Se distinguen entonces dos etapas en la constitución del movimiento neoconservador: 1. La fácil gobernabilidad de los ´50 que no necesitó mas que de un tibio apoyo teórico basado en la constatación de la crisis ideológica. 2. La difícil ingobernabilidad de los ´70 que exigió un fuerte activismo intelectual que defina una terapia drástica (vuelta al mercado, disminución de los niveles democráticos de justificación del poder político, revitalización de factores pre – políticos de disciplinación social: la religión, la familia). El fin último será la recuperación de un capitalismo equilibrado y vigoroso. La retracción liberal comenzada con la teoría del fin de las ideologías procuró la afirmación de las sociedades capitalistas avanzadas poniendo en duda la estructura del estado social reconstruyendo su legitimidad desde otras bases institucionales. El capitalismo en lo fundamental estaba en orden sólo restaba descargarlo de la escoria de las expectativas ajenas al mismo desarrolladas por el estado social. Diagnóstico neoconservador de la crisis El núcleo del problema es la “ingobernabilidad” 9a la que llega el sistema por : 1. Incapacidad estatal para responder eficazmente a la multiplicidad y entidad de las demandas sociales generadas al amparo del WE. 2. Ilegitimidad del estado producto de aquella ineficacia. Las instituciones pierden capacidad de dirección acorraladas en las actitudes de concertación que resuelven sólo a medias los problemas que se le plantean. 3. Como fondo, crisis moral y espiritual (desaparecen valores tradicionales –de explicación y disciplinarios- que servían de sustento al sistema político. El compromiso que suponía el estado Social para la pacificación social implicaba una creciente intervención estatal en el espontáneo desarrollo capitalista. En esta dinámica se Tal diagnóstico fue formulado académicamente por primera vez en el informe “La crisis de la democracia” en 1975. La obra a cargo de S. Huntington, M. Crozier y Wakanuti, fue encargada por la “Comisión Trilateral”- EE.UU., Europa y Japón- preocupados por la creciente inestabilidad del orden político de los estados democráticos. Su traducción en políticas concretas se corporizó en las administraciones de Ronald Reagan en EEUU y Margaret Tahtcher en Gran Bretaña durante los ´80. Su idea básica fue mas mercado, menos estado. 9 6 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar llega a cotas protectoras “insalubres”: la extensiva y ambigua definición de los fines públicos se enfrenta ineludiblemente con una dotación de recursos escasos. El resultado es la crisis fiscal de un sistema económico estatal sobre cargado y con un aparato burocrático sobredimensionado e ineficaz. Lo grave es que el crecimiento del sector público se realiza a expensas del sector privado comprometiendo finalmente las condiciones de revalorización del capital (la crisis de los ´70 fue su expresión cabal). A medida que el sector público crece se hace costoso e ineficaz. La burocracia, adscripta a la cobertura social, como contra – poder frente al propiamente gubernamental puede, en términos del interés corporativo, autonomizarse y contribuir a reproducir los problemas que debería resolver como medio de asegurar su necesariedad y garantizar así su propia supervivencia . La mecánica del WE contribuye al malestar social crónico respecto de la acción pública toda vez que las expectativas que el mismo genera por definición resulta imposible de ser satisfechas plenamente. La sobredimensión del paternalismo estatal conduce a un individuo alienado que no vive “en el estado” sino “del estado”. La principal preocupación del neoconservadurismo angloamericano es precisamente este traslado de responsabilidades al estado: la idea de que la existencia individual, la aspiración a una mejora vital deba necesariamente ser alcanzada mediante la intervención estatal. Esto es una revolución de los derechos en ascenso. Un “apetito irrestrictivo” concebido como derecho de los ciudadanos que se traslada del ámbito económico al político. Esta exigencia cada vez mas amplia de responsabilidades conduce a la parálisis del estado incapaz de promover prioridades y satisfacer demandas. La ineficacia se traduce en crisis de legitimidad que se extiende a todo el sistema.10 Incluso los partidos colaboran en esta disfunción legitimatoria. Los candidatos por defecto u oportunismo suelen prometer lo que saben no van a cumplir contribuyendo en la práctica a profundizar la desconfianza en el mecanismo representativo base de la legitimidad estatal. 10 Dadas las complejidades crecientes del funcionamiento de las sociedades avanzadas y la falta de transparencia de la acción estatal, los mismo ciudadanos que demandan no alcanzan a comprender las consecuencias secundarias derivadas de sus exigencias. 7 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar La teoría de la crisis neoconservadora coincide con la idea de J. O´Connors (La crisis fiscal del estado,1989): el estado capitalista contemporáneo debe cumplir dos funciones a veces contradictorias, De acumulación garantizando la reproducción de las condiciones de la acumulación capitalista (que a su vez es la fuente, impuestos mediante, de su propia subsistencia). La legitimación en tanto el poder político se asienta en un contexto democrático sobre el consenso de las mayorías. Aunque el proceso se retroalimenta el momento clave es la acumulación capitalista de donde proviene el poder impositivo que facilitará la satisfacción de las demandas sociales planteadas. El resultado final es una creciente pérdida de capacidad de dirección por parte del estado cada vez mas dependiente del apoyo de los sectores implicados en su política. Por otra parte surgen representaciones directas de los intereses sociales por fuera de las estructuras desprestigiadas de los partidos políticos articulando mas perfectamente las demandas sociales dirigidas a un sector gubernamental, consecuentemente, cada vez más debilitado en su capacidad de control de las mismas. La cuestión que no plantean los neoconservadores es cuánta inestabilidad y conflicto alcanzó a contener el WE . Mirando al futuro la cuestión radica en que la desprotección social también es una generadora de conflicto e inestabilidad política. Para el neoconservadurismo la clave de la crisis radica antes que en factores políticos o económicos, en una crisis de valores en el ámbito de la cultura. Son los valores culturales los que determinan las situaciones de progreso o estancamiento material. Son las deficiencias al nivel de la modernidad cultural las que generan los déficits al nivel de la modernidad tecnoeconómica. La expansión de la secularización de la sociedad implicó la ruptura de los vínculos y valores tradicionales en retracción frente a un profundo hedonismo autocentrado en la exclusiva satisfacción material sin límites. Permisividad y libertinismo se constituyen en actitudes improductivas en tanto contrarias a los ideales protestantes de la gratificación postergada. La subjetividad sin límites cuestiona las posibilidades de un control por demás necesario para el funcionamiento del sistema. Se reacciona contra el extremo individualismo crítico de la costumbre y el orden: sólo la comprensión de la comunidad como categoría superadora del individualismo atomístico permite pensar y practicar la organización social. 8 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar El análisis neoconservador establece una identidad entre cambio valorativo y expansión del WE. La mayor intervención ha debilitado la disciplina social propiciando demandas sin límites e irresponsables. Ha contribuido al debilitamiento de instituciones básicas para gestionar la tensión social (la familia, la religión). De esta forma sería el mismo Estado quien genera por medio de funciones latentes aquello que explícitamente se ocupa de resolver. Preocupa finalmente el cambio en la concepción subjetiva del bienestar que ahora se resuelve en aspiraciones “postmaterialistas” o “postadquisitivas” con lo que implican de disfuncional a la reproducción del sistema económico social de las sociedades industriales.11 Entienden que por vez primera en la historia se da una contradicción fundamental entre la cultura con respecto a los valores de la civilización que la sustenta (cuanto mas educada es una persona mas descontenta está respecto de la realidad y aún más respecto de su idealidad). Se trataría de un criticismo a ultranza, nacido del espíritu romántico en el siglo anterior y que progresó en un espíritu anti-burgués, propenso a la rebeldía como expresión de cierta inseguridad de “status”. Esta actitud propia de la izquierda intelectual (mas vinculada al iluminismo francés que al anglo-escocés) ha ido ganando espacio en el seno del WE y de ahí se ha expandido a la sociedad (especialmente a los sectores mas jóvenes de la misma reproduciendo el ideal de una autorrealización ilimitada). Esta “nueva clase” ha creado y expandido una contracultura o cultura adversaria. Crítica de la perspectiva neoconservadora de la crisis Adolece de una precariedad lógica confundiendo causa y efecto. En realidad su visión implica una inversión idealizada de la realidad. No es la actuación de la intelectualidad de izquierda la causa de la degradación espiritual. Esta procede antes bien, del mismo desarrollo del capitalismo consumista que ha socavado la cosmovisión tradicional puritana. 11 Sin embargo, estas preocupaciones no deberían revestir mayor importancia toda vez que el sistema productivo capitalista ha dado pruebas efectivas de cómo puede englobar y digerir aún estilos de vida que parecen contestarlo en toda la línea (vg. movimiento hippie, producción de alimentos orgánicos, turismo social de riesgo, protección ambiental y calidad de vida ). Por otro lado, aún en el caso de orientaciones como las descriptas, estas supondrían un mercado potencial de servicios inconmensurable (de hecho el sistema va camino a revolverse predominantemente en el sector de los servicios dentro del cual las actividades dedicadas al “empleo del ocio” son fundamentales). 9 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar Una visión que se salva de esta crítica es la debida a Daniel Bell, “ Las contradicciones culturales del capitalismo”, 1978: es el mismo capitalismo el responsable de la destrucción de los prerrequisitos culturales para su reproducción. Existe una disyunción básica entre los valores que sustentan la estructura social, la política y la cultura. En la sociedad post-industrial la cultura se muestra anti-institucional y antinómica mientras la estructura social se expresa tecnocrática y economicista. El hedonismo del consumo compulsivo materialista confronta irremediablemente la laboriosidad y el autocontrol necesarios a la organización productiva capitalista. El interés burgués buscó enmarcar el radicalismo individual en el exclusivo espacio económico negando su expansión cultural: el individualismo experimental. (445-448) El proceso a largo plazo de secularización de la sociedad moderna ha generado esta contradicción entre el desarrollo del orden capitalista y su subversión moral (contradicción ya expresada en la vieja antinomia liberación-represión. La carencia de un sistema de creencias morales fuertes es la contradicción cultural de la sociedad y la amenaza mas profunda a su supervivencia. La crítica a las tesis de Bell fue realizada por J. Habermas: Bell no alcanzaría a ver que la cultura moderna no se caracteriza menos por el proceso de universalización de la ley y la moralidad (extensión de los derechos civiles, autodeterminación democrática) que por el proceso de autonomía del arte. El autentico enemigo del capitalismo emergió en los ´60 y ´70 bajo este impulso moral de exigencias de justicia e igualdad, herencias siempre polémicas del racionalismo, ilustrado en la precariedad del Estado de Bienestar, entre la democracia y el capitalismo. Terapia propuesta por el NC 1) eliminación de la sobrecarga de exigencias sociales sobre el estado a través de una política económica orientada a la oferta (reactivar la acumulación capitalista privada) y expansión del mercado libre como institución social central como el agente más eficaz en la asignación de los recursos materiales y humanos. La restauración de los mecanismos de competencia implicarán la recuperación del laissez-faire y la reprivatización de las empresas estatales. La desrregulación – desrreglamentación de los mercados de bienes y servicios (incluido el mercado de trabajo). El recorte de las prestaciones y seguros públicos. La reorientación de las exigencias individuales desde el Estado hacia las relaciones de intercambio, monetarias y privadas. Se trata de 10 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar revitalizar el capitalismo de libre empresa y el individualismo autoprotegido, responsable e independiente. Así se “despolitiza” la problemática de la demanda social y se “privatiza” la satisfacción de las necesidades sociales individuales, rehabilitándose, al mismo tiempo, las instituciones tradicionales de contención social: la familia, la iglesia). La virtud del mercado radica en que dispersa la responsabilidad (Bell, 1987). En general se apoya al mercado y la autorregulación en tanto, cuanto más lejos se encuentre el Estado del proceso económico, mejor se situará frente a las demandas de legitimación que amenazan al EB.12 2) Una rebaja de los costes de legitimidad del sistema político (moderación de la democracia). Sin restringirla completamente pues se reconoce la convergencia entre libertad de mercado y democracia. En el pluralismo liberal se reconoce su aporte a la estabilidad social previendo instrumentos para la resolución pacífica de los conflictos. Se prioriza una idea republicana de la democracia donde un buen nivel de igualdad y prosperidad son importantes objetivos pero la libertad es la prioridad y el fin último del gobierno político (457) Kristol hablará de volver a los “Padres fundadores” reconociendo la importancia de los fines del autogobierno: estabilidad, justicia, libertad. Se rechaza, entonces, toda idea vulgar y extensiva de democracia. La propuesta teórica es generar una separación mayor entre las instancias decisorias gubernamentales y las de formación de la voluntad política democrática (para autores como Huntington-1975- es claro que existen muchas cuestiones para cuya resolución se requiere una amplia cualificación técnica). Los mecanismos del sistema de participación democrática sólo se deben poner en funcionamiento sobre un “mix” limitado previamente, de cuestiones que técnicamente sean viables (y sólo sobre ellas resultaría legítimo buscar el pronunciamiento de los electores). Sin embargo existen matices entre autores. Kristol y Bell se muestran mas “intervencionistas” sin dejar de propender al mercado. Este querer combinar mercado y responsabilidad pública en lo social implica una mejor comprensión que en otros autores NC, del carácter interdependiente de las relaciones Estado-sociedad. Por otra parte los mercados sólo pueden funcionar en marcos institucionalizados políticamente, dentro de determinados prerrequisitos y límites fijados por el estado. 12 11 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar Se hacen necesarios entonces mecanismos de filtrado, como instancias de conocimiento institucionalizadas, situados por encima de agentes mediadores (los partidos) y del procedimiento de formación de la voluntad democrática (458) Resulta básica la generación de una “nueva objetividad” por estructuras tecnocráticas o tribunales constitucionales (con ello se desconocerían los acuerdos institucionales generados en el desarrollo democrático del EB). Otra alternativa sería el desarrollo de un neo-corporativismo en forma de acuerdos (sistema de alianzas) construidos al margen del orden político institucional, vinculando al Estado con los intereses sociales más caracterizados y superando los procedimientos democráticos-representativos. (459-60) Balance generaldel NC (461 y ss) 1.- Resulta una amalgama ecléctica de distintas procedencias. 2.- Su núcleo reside en la crítica cultural. 3.- Se insiste en la necesidad de una renovación espiritual-moral para recomponer una sociedad desarticulada y un sistema económico debilitado. 4.- Su política cultural opera en dos direcciones: a) dominar el espíritu intelectual (valores disolventes del modernismo cultural).13 b) Reavivar la cultura tradicional (eticidad convencional y estructuras mediadoras tradicionales: familia-iglesia). La disolución de los espacios de lo religioso frente al avance del racionalismo iluminista, que sin embargo no alcanzó la utopía original, generó un vacío nihilista y escéptico donde sólo encontramos un relativismo disolvente. Se necesita una respuesta religiosa que restaure la conciencia del hombre y aporte a la estructuración social. En este contexto la familia es sede de la virtud cívica evitando la conciencia del desarraigo del hombre moderno, su anomia. Será la fortaleza emocional para preservar el sentido comunitario.. Servirá a la recuperación de las responsabilidades morales y pedagógicas como generadoras de la cohesión social. 13 Las premisas culturales que manejan los intelectuales, el individualismo extremo que lleva a la necesidad expresiva de autorrealización, el utopismo y las pretensión moral universalista, aunque hayan perdido su fuerza original resultan de todas formas perversas para el sistema y amenazan las bases motivacionales de la sociedad del trabajo. 12 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar Contradicciones básicas del NC 1. Mantenimiento de la producción tecno-económica, orientada funcionalmente a la vez que un intento de recuperación de los valores tradicionales ya sacrificados por el progreso del primer término (libre-mercado y espíritu individualista vis a vis terapia moral-cultural y factores disciplinarios del orden social). 2. No existe acuerdo homogéneo sobre cuáles han de ser las tradiciones a rescatar y de dónde poder extraer normas que reordenen la indisciplina social. 3. Los vínculos trascendentes y la perspectiva tradicionalista violentan el paradigma liberal. La tensión entre el ethos liberal de la autoafirmación como voluntad humana no limitada se vuelve irresoluble junto a una contradictoria autolimitación y autorrestricción de los propiosapetitos. Balance final El NC emerge como reflexión en busca de una solución a la falta de salud del sistema social ante la percepción de que las pautas de funcionalidad sistémica del capitalismo no están sirviendo a su reproducción sino incluso generando su propia disfuncionalidad (el “hedonismo” de Bell). La “regresión liberal” comenzó como una recuperación de valores conservadores en un movimiento sincrético entre la acentuación del individualismo y la limitación del Estado y la preocupación por la “amenaza del hombre sin amo” necesitado de normas que lo disciplinen (integración de funcionalidad entre el sistema económico y el sistema culturalmoral). Se propone recuperar el “espíritu capitalista” recuperando sus bases morales-espirituales olvidadas (restablecer la legitimidad cultural del capitalismo). Reconstruir las estructuras morales subyacentes que motivaron al trabajo y al ahorro (santificación protestante del trabajo y ética de la gratificación postergada). 13 Extraído de Consenso Cívico – Prof. Gustavo Medina www.consensocivico.com.ar 14
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