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C e le
l eb r ac i ó n
p ar a l a
Homilía y guión para la Santa Misa
4º domingo durante el año
Ciclo A. Color: Verde
29 de enero de 2017
Año XXI - Nº 1179
Aportes para la homilía
Felices los “infelices”
Sof 2, 3; 3, 12-13; Sal 145, 7-10;
1Cor 1, 26-31; Mt 4, 25—5, 12
“La plata no hace a la felicidad pero
calma los nervios”, afirma un dicho popular.
No podemos negar que es bastante cierto...
Por eso, nos “golpea”, nos resulta “raro”
escuchar a Jesús prometiendo la felicidad
a los “pobres”.
Más de una vez aclaré “quién es pobre
y quién es rico” en el lenguaje de la Biblia.
Hoy nuevamente, las bienaventuranzas
nos invitan a repasar la propuesta de Jesús. Necesitamos verla con claridad. De lo
contrario se podría pensar que Jesús está
proclamando: felices los “infelices”...
Hermanos: Jesús propone ocho exactitudes espirituales para alcanzar la paz, la
alegría de vivir. ¿Exagero si digo que nos
hace falta a todos, al margen de cuanta
plata tengamos en el bolsillo?
Veamos cuáles son para Jesús las ocho
claves de la dicha humana.
1) Felices los que tienen alma de pobres. Los libres de ataduras materiales, los
que superan el ansia de tener siempre más,
los vacíos de egoísmo, los llenos de desprendimiento y generosidad. Los humildes
de la tierra, los que buscan al Señor, los
convencidos de que nuestra mayor riqueza
es el amor que Dios nos tiene, y el amor
que nosotros tenemos por él manifestado
en el amor a los hermanos. Felices, porque
a ellos pertenece el Reino de los cielos,
y no a los hambrientos de dinero, a los
esclavos de los bienes materiales, a los
ambiciosos, los ególatras, los “satisfechos”
de este mundo.
2) Felices los afligidos. Sí, felices los
que lloran, los que sufren por las necesidades de los demás, los que tienen un
corazón sensible a los males materiales y
espirituales de sus hermanos. Felices, porque serán consolados. Serán consolados
por su conciencia, por sus buenas obras,
por el Dios de todo consuelo. ¡Ellos serán
consolados! Y no los insensibles al dolor
ajeno, los indiferentes al sufrimiento del
prójimo, los que se hacen “ciegos y sordos”
al llanto del mundo.
3) Felices los pacientes. Esto significa,
los que “aguantan”, los que saben sufrir, los
que no se “derrumban” ante el dolor físico
y el sufrimiento moral, los que afrontan los
golpes de la vida y perdonan los descuidos y ofensas del prójimo. Felices porque
recibirán la tierra en herencia, es decir el
Reino de Dios. Estos serán felices, y no los
intolerantes, los coléricos, los vengativos,
los que no son capaces de “padecer” alguna
molestia por sí o por el prójimo.
4) Felices los que tienen hambre y sed
de justicia. La justicia es dar a cada uno lo
que le corresponde. Al primero que debemos “hacerle justicia” es a Dios: adorarlo y
servirlo. Aquí “justicia” es sinónimo de santidad. Serán felices quienes tienen hambre
y sed de ser buenos, perfectos, santos. Y
para ello hay que ser justos con el prójimo.
(Continúa en la p. 4).
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Guión para la Santa Misa
1) Introducción a la celebración
Señor, ten piedad.
Hermanos y hermanas: En este
– Tú sólo, Señor. Porque no tenemos
cuarto domingo Durante el Año, la
hambre y sed de justicia ni trabajaliturgia nos presenta la Carta Magmos por la paz.
na del cristianismo; una escala de
Cristo, ten piedad.
valores, un programa de vida que el mun– Tú sólo, Altísimo. Porque no somos
do, en general, no puede entender. Pero
tan sufridos ni tan limpios de coraestas actitudes fundamentales que propozón como debiéramos.
ne Jesús a sus seguidores, representan
el camino de la verdadera felicidad. Por
Señor, ten piedad.
eso, estas ocho actitudes se anuncian con
la palabra “bienaventurados” que quiere 4) Gloria
decir: felices.
Como el Señor mantiene su fideNos ponemos de pie. Recibimos al
lidad y nos ama, glorifiquemos al
padre que, en nombre de Cristo, presidirá
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
nuestra Eucaristía y, uniendo nuestras Gloria...
voces y nuestros corazones, cantamos.

2) Saludo inicial
Alégrense y regocíjense, porque
tendrán una gran recompensa en
el cielo. Así de contundente es la
afirmación de Jesús.
Hermanos: Hoy es el domingo de la
felicidad cristiana, el domingo de la buena
noticia de las bienaventuranzas. ¡Felices
ustedes, que llegan a esta celebración
para escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica!
5) Liturgia de la palabra

Primera lectura (Sof 2, 3; 3, 1213): El verdadero pueblo de Dios
es un pueblo pobre, humilde, que
se refugia en el Señor.
Salmo (Sal 145, 7-10): Haciéndose
eco de este anuncio, el Salmo alaba a
Dios por ser el protector de los oprimidos.
Participamos de esta oración aclamando: Felices los que tienen alma de
pobres.
Segunda lectura (1Cor 1, 26-31):
El Dios de la alegría y la paz,
San Pablo nos recuerda que Dios nos
que, por Jesús, con la fuerza
ha elegido por su gracia, y no por lo que
del Espíritu Santo,
creemos valer.
nos propone el camino de la felicidad,
Evangelio (Mt 4, 25—5, 12): Con un
esté con todos ustedes.
tono profético, Jesús proclama las actitu3) Acto penitencial
des que harán felices a sus seguidores.
El Señor mantiene su fidelidad
para siempre y endereza a los 6) Credo
Proclamemos con decisión nuesque están encorvados. Abramos
tra fe en la palabra de Dios que
el corazón a su misericordia.
nos propone la auténtica felici– Tú sólo eres santo. Porque nos
dad:
resistimos a ser pobres de espíritu,
Creo...
pacientes y misericordiosos.

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7) Oración de los fieles
Elevemos nuestra plegaria a
Dios, para que el espíritu de las
bienaventuranzas anime a todos
los hombres.

A cada intención, pedimos:

alegría y agradecimiento al Padre,
porque Jesús se acerca a todo
hombre que sufre en su cuerpo o
en su espíritu.
10) Padrenuestro
En preparación a la comunión,
con espíritu fraterno, pidamos al
Señor que venga el Reino que
Jesús
propone
en las bienaventuranzas.
4 Por todos los que llevan el nombre de
Padre
nuestro...
cristianos: para que sean testigos del
camino que propone Jesús.
11) Cordero de Dios
Oremos.
El Señor da pan a los hambrientos.
4 Por los organismos que trabajan por la
Éste es el Pan de Vida, el Cordero
justicia y la paz: para que se sientan
de Dios que quita el pecado del
hijos de Dios.
mundo. Dichosos los invitados a la Cena
del Señor.
Oremos.
Ayúdanos a practicar tus preceptos.
4 Por los poderosos, los satisfechos, 12) Comunión
los que creen tenerlo todo: para que
Hermanos: Jesús, nuestra pascua,
lleguen a conocer los valores del Reino.
nos fortalece para vivir y ser testiOremos.
gos de las bienaventuranzas. Con
alegría, vayamos a recibir el Pan
4 Por nuestra comunidad: para que viva
de
Vida.
y dé testimonio de las bienaventu-

ranzas.
Oremos.
Ayúdanos, Señor, a practicar tus
preceptos, para que encontremos
la verdadera felicidad y construyamos tu Reino de paz y justicia. Te lo
pedimos...
8) Presentación de las ofrendas
Cristo, muerto y resucitado para
nuestra salvación, es nuestra gran
ofrenda al Padre. Unidos a él,
presentamos al Señor el desprendimiento de todo lo que nos impide gozar
de las alegrías que propone Jesús.

9) Prefacio (Común VIII)
Jesús nos ha señalado el camino de la
verdadera felicidad. Por eso, el Santo que
cantamos al final del prefacio manifiesta
13) Rito de conclusión
La Misa ha terminado. Nuestra
misión comienza.
Hermanos: Esta es una misión valiente y gloriosa: ser testigos en el mundo
de los valores que Jesús propone en las
bienaventuranzas.
El Señor esté con ustedes.
Derrama, Señor, sobre tu pueblo
una abundante bendición,
para que se alegre y regocije
cumpliendo los preceptos de Jesús.
Y que la bendición de Dios...
14) Canto final

Queridos amigos: Somos testigos
del programa que propone Jesús.
Con alegría, nos retiramos cantando.
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(Viene de la p. 1).
Felices porque serán saciados, en primer
lugar por su conciencia, por la satisfacción
de ver una sociedad más equitativa y solidaria, y obviamente por Dios, en el cielo.
Estos serán dichosos y no los “injustos”, los
que ignoran a Dios, los que se aprovechan
del prójimo, los que se desentienden de las
graves injusticias sociales.
5) Felices los misericordiosos, los
compasivos de corazón, los que procuran
comprender a los demás, los que luchan
contra las “miserias” pero se compadecen de
los “miserables”. Felices porque obtendrán
misericordia de Dios para sus propias debilidades y miserias, el perdón y la paz. ¿Podrán
ser dichosos los críticos inexorables, los
fiscales de sus hermanos, los que carecen
de humanidad, los que muestran una fría
intransigencia ante los errores de los demás?
6) Felices los que tienen un corazón
puro, los transparentes, los auténticos, los
celosos por cuidar su conciencia y no transgredir el orden moral. Dichosos los que no
se avergüenzan de los valores espirituales,
del pudor, de la fidelidad conyugal. Felices
porque verán a Dios en la otra vida y ya lo
ven “aquí y ahora” porque sólo un corazón
purificado puede descubrir a Dios en la
bondad y en la belleza de este mundo, y
no los que pisotean su conciencia, se ríen
de los valores morales, y profanan cuanto
de sagrado tiene el hombre.
7) Felices los que trabajan por la paz,
los fabricantes de concordia y unión, los que
fomentan la convivencia y el entendimiento
entre los hombres, los que ayudan a hacer
las paces entre los disgustados, los que ponen su granito de arena en la construcción
de una sociedad pacífica. Felices porque
serán llamados hijos de Dios, predilectos
de Dios y de Jesucristo, Príncipe de la Paz;
y no los sembradores de cizaña, los que
enfrentan a los sectores de la sociedad, los
destructores de la paz familiar.
8) Felices los que son perseguidos por
practicar la justicia, es decir, por entregarse
a las obras de bien, por defender la verdad
y a los débiles; las víctimas inocentes de
los corruptos y malvados, los insultados,
calumniados y perseguidos por fidelidad al
Evangelio. Felices, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos, y no a los
malvados que ponen las más sutiles trabas
a quienes practican el bien y se esfuerzan
por difundir la verdad y ayudar al prójimo.
Es tan común que los buenos tengan
“problemas” que Jesús refuerza esta octava
bienaventuranza:
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se
los calumnie en toda forma a causa de
mí. Alégrense y regocíjense entonces,
porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.
Tengo que terminar: ¿Quién de nosotros
no desea ser feliz? ¿Quién no ha probado
ya los más diversos caminos para lograrlo?
¿Quién no siente que se ha equivocado más
de una vez?
Jesús hoy nos habla al corazón. Nos
propone una felicidad distinta, insólita, sorprendente. La única verdadera y real.
Hermanos: las bienaventuranzas no son
un invento humano. Son un don de Dios.
Una posibilidad que él nos ofrece. Constituyen su secreto. El secreto de la felicidad
de Dios que quiere compartir con nosotros.
Estamos acostumbrados a aprender los
Diez Mandamientos, en la catequesis los
hemos aprendido. Pero no estamos acostumbrados a repetir las bienaventuranzas.
Papa Francisco (6/8/2014).
Aportes para la Celebración es un subsidio litúrgico preparado por el equipo de redacción de El Domingo, periódico religioso de
la editorial SAN PABLO, propiedad de SOCIEDAD DE SAN PABLO (PAULINOS). Riobamba 230, C1025ABF Buenos Aires, Argentina.
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