REVISIONES EN NEUROCIENCIA. EDITOR: J.V. SÁNCHEZ-ANDRES La proteína p53 en procesos neurodegenerativos en sus 25 años de historia M. Gómez-Lázaro, F.J. Fernández-Gómez, J. Jordán THE ROLE OF PROTEIN p53 IN NEURODEGENERATIVE PROCESSES THROUGHOUT THE 25 YEARS OF ITS HISTORY Summary. Aims. In this review we will study the role of protein p53 in neurodegenerative processes and conduct a detailed analysis of the mechanisms responsible for regulating its levels and biological activity. We analyse the neuropathologies in which this protein is involved, such as Alzheimer’s and Parkinson’s diseases and amyotrophic lateral sclerosis, and we will also examine its regulation by second messengers such as the reactive species of oxygen and calcium, showing the signalling paths involved in the apoptotic processes. Development. The year 2004 sees the 25th anniversary of the discovery of protein p53. At first p53 was wrongly attributed with an oncogenic function due to its capacity to bind to the T antigen of the virus SV40 in transformed cells. Nevertheless, it was not until 1989 that it was attributed with its true physiological function as a tumour-suppressing protein. This milestone constitutes a turning point in the short life of this protein. Conclusions. Protein p53 plays an essential role in the mechanisms by which the cell responds to damage or mutation in the genome. It can activate two signalling mechanisms that lead either to stopping the cell cycle or to the death of the cell due to apoptosis if the cell cannot repair the damage to the genome. There is a correlation between its deletions and mutations and the development of cancer, and increases in its native form have been described in pathologies where apoptotic processes are high, as is the case of some neurodegenerative diseases. [REV NEUROL 2004; 39: 243-50] Key words. Apoptosis. Cancer. Cell cycle. Genome. Mitochondria. Neurodegeneration. p53. Transcription factors. INTRODUCCIÓN En el año 1979, esto es, 25 años atrás, se describió la existencia de una proteína de un peso comprendido entre 53 y 55 kDa, que se dio a conocer como p53, resultado de dos aproximaciones distintas, una virológica y otra serológica. La aproximación virológica ponía de manifiesto la presencia de una proteína de 55 kDa que coprecipitaba junto al antígeno T del virus SV40 en células transformadas con dicho virus [1-5] y que se sobreexpresaba no sólo en una gran variedad de células murinas transformadas con el SV40, sino también en células de carcinoma embrionarias [4], con la característica de que su mapa peptídico parcial era idéntico en las distintas líneas celulares [2,4]. Se postuló, entonces, que la infección o transformación de las células con el virus SV40 estimulaba la síntesis o estabilizaba una proteína celular. Por otro lado, la aproximación serológica se realizó mediante estudios sobre la respuesta humoral de ratones frente a líneas celulares transformadas (MethA y SVMK) [6]. Los animales que se exponían a diferentes tipos de tumores desarrollaban una respuesta inmune específica para p53 [2,5,7]. Estudios posteriores revelaron la presencia de anticuerpos contra esta proteína en el 9% de sueros de pacientes con cáncer de 2004, REVISTA DE NEUROLOGÍA mama [8] y en el suero de niños que padecían una gran variedad de cánceres [9]. En un inicio y de una forma errónea a p53, se le atribuyó una función oncogénica debido a su capacidad de unión al antígeno T del virus SV40 en células transformadas. No fue hasta el año 1989, cuando el grupo de Levine et al le otorgó su verdadera función fisiológica: proteína supresora de tumores [10]. Este hito constituye el punto de inflexión en la corta vida de esta proteína, como lo indica la evolución del número de trabajos publicados y le confiere una relevancia sin igual tanto en el campo de la Oncología como en el de la apoptosis. Hasta 1991 la proteína p53 era motivo de estudio sólo dentro del campo de la Oncología; sin embargo, es a partir de esta fecha cuando se empieza a relacionar a p53 dentro de los procesos de apoptosis y de una forma exponencial aparecen publicaciones en el campo (Fig. 1). Hoy sabemos que p53 desempeña una función fundamental en los mecanismos de respuesta celular frente al daño o mutación en el genoma, hecho por el que a principios de la década de los 90 recibió el sobrenombre de ‘guardián del genoma’ [11]. Por ello, deleciones o mutaciones en el gen p53 se correlacionan con el desarrollo de algunos tipos de cáncer [12], y aumentos en su forma nativa se han descrito en patologías donde los procesos apoptóticos se encuentran elevados. A lo largo de esta revisión nos vamos a centrar en el papel de la proteína p53 en los procesos neurodegenerativos, si bien realizaremos una breve introducción de los diferentes miembros que constituyen la familia de p53, y profundizaremos en los mecanismos de regulación de los niveles y actividad de la proteína p53. También estudiaremos neuronopatologías donde esta proteína se implica, como las enfermedades de Alzheimer (EA), Parkinson (EP) y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Para finalizar, nos adentraremos en la regulación de p53 por segundos mensajeros, como las especies reactivas del oxígeno y el calcio, mostrando las rutas de señalización que intervienen en los procesos de apoptosis. REV NEUROL 2004; 39 (3): 243-250 243 Recibido: 02.07.04. Aceptado tras revisión externa sin modificaciones: 06.04.04. Centro Regional de Investigaciones Biomédicas. Facultad de Medicina. Universidad de Castilla-La Mancha. Albacete, España. Correspondencia: Dr. Joaquín Jordán. Departamento de Ciencias Médicas. Centro Regional de Investigaciones Biomédicas. Universidad de Castilla-La Mancha. E-02006 Albacete. Fax: +34 967 599 327. E-mail: joaquin.jordan @uclm.es Agradecimientos. A D. Tornero y María F. Galindo, por la lectura y críticas realizadas. Parte de este trabajo se ha subvencionado con SAF2002-04721 de la CICYT. FJF-G es becario predoctoral de la JCCM. M. GÓMEZ-LÁZARO, ET AL FAMILIA DE p53 La proteína p53 pertenece a una familia de factores de transcripción a la que al menos pertenecen dos miembros más: p73 y p63 (también conocido como RET, p40, p51 o p73L). Si bien los tres comparten una homología importante en sus secuencias primarias, presentan divergencias en sus extremos C-terminales y difieren en el número de exones, funciones, regulación y distribución en los tejidos. Análisis filogenéticos postulan que el gen de p53 proviene de un gen ancestral similar a p73/p63 [13,14], y contiene 11 exones, mientras que los de p73 y p63 presentan 14 y 15 exones, respectivamente. Los análisis de alineación de secuencias muestran cómo el dominio aminoterminal es el menos conservado: 30% entre p73 y p53, 22% entre p63 y p53 y 30% entre p63 y p73; mientras que en el dominio de unión al ADN se encuentra las mayores homologías: un 63% entre p73 y p53 y un 87% entre p63 y p53. De esta manera, los residuos esenciales para el plegamiento de p53 se conservan tanto en p63 como en p73. Por ello, tanto p73 como p63 pueden unirse a las secuencias de unión de ADN de p53 y, de esta forma, transactivar gran parte de promotores de los genes diana de p53. El procesamiento de los diferentes miembros de la familia es distinto y, así, mientras p63 y p73 dan lugar a isoformas proteicas distintas con funciones diferentes, p53 no. Al mismo tiempo, la distribución de su expresión también difiere, mientras p53 se expresa ubicuamente durante el desarrollo embrionario del ratón, p73 se localiza en epidermis, oído interno y cerebro, y p63 se expresa en las células basales de la epidermis, cuello, epitelio urinario y próstata. Las señales de activación son diferentes y, así, oncoproteínas, tanto celulares como virales, pueden discriminar entre p53 y el resto de su familia, o bien activadores de p53, como la dactinomicina o la radiación UV, no activan a p73. Pero, quizá si tuviéramos que señalar la diferencia más importante entre estas proteínas, ésta sería la prevalencia de mutaciones en cánceres humanos. Mientras p53 se encuentra mutado en un porcentaje muy alto de cánceres, las mutaciones en p63 y p73 son raras, hecho que se apoya por resultados obtenidos en modelos de animales donde se han anulado los diferentes genes, y en ellos la ausencia de p73 o de p63 no implica el desarrollo de tumores, contrariamente a lo que sucede en los ratones p53-/- [15]. El gen de p53 En humanos, el locus del gen p53 se encuentra en el brazo corto del cromosoma 17 (17p1.3) y de sus 11 exones, la secuencia del exón 1 no es codificante, mientras que el exón 2 presenta dos sitios putativos de inicio de transcripción y el exón 11 contiene el codón de terminación y una gran secuencia no codificante. La traducción del ARNm de este gen da lugar a una proteína de 393 aminoácidos (aa) con tres dominios funcionales diferenciados: el aminoterminal, el central y el carboxiloterminal. El dominio aminoterminal (aa 1-70) se implica en la activación de la transcripción de los genes diana, donde se localiza una subregión (aa 20-97) rica en prolinas (cinco copias de la secuencia PXXP). El dominio central (aa 100-300) contiene la región de unión a secuencia específica de ADN, y es la región más conservada de la proteína; este dominio presenta una estructura de dos hojas β, estabilizando la estructura un átomo de zinc [16]. Por último, el dominio carboxiloterminal (aa 300-325) está constituido por: una región flexible que contiene una zona de tetramerización (aa 325-356) y un extremo básico (aa 363-393). En estado de latencia, la región carboxiloterminal de p53 se pliega sobre el dominio central de la proteína y evita así su unión al ADN. 244 Figura 1. Número de publicaciones sobre p53 a lo largo de sus 25 años de vida. Para la elaboración de esta gráfica se introdujeron los parámetros 'p53', 'p53 and apoptosis' o 'p53 and cancer' en la base de datos PubMed (URL: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi). El período de búsqueda se acotó de año en año. REGULACIÓN DE LA EXPRESIÓN Y ACTIVIDAD DE p53 Los niveles de la proteína p53 se someten a un control férreo que resulta en una vida media corta, cercana a 15 minutos en algunos tipos celulares [17,18]. Inicialmente, se postuló que p53 no era esencial para un funcionamiento correcto de la célula, quizá debido a que en condiciones fisiológicas la proteína se encuentra en estado latente y llega en algunos tejidos a presentar unos niveles indetectables por técnicas inmunocitoquímicas o por Western Blot, y a que los primeros estudios realizados en ratones con la proteína p53 mutada mostraron una embriogénesis normal [19]. Sin embargo, en estudios posteriores se observó que una pequeña fracción de los embriones deficientes en p53 presentaban anomalías en el desarrollo, como defectos en el cierre del tubo neural [20,21]. Al igual que otros factores de transcripción, la proteína p53, en su conformación inactiva, presenta una localización difusa en la célula, en muchos casos citoplasmática unida a proteínas como parc [22], y sólo cuando se activa o estabiliza se transloca al núcleo [23]. Recientemente, se ha observado una migración a la mitocondria que parece implicarse en la activación de los procesos de muerte celular. Los niveles proteicos de p53 registran un aumento rápido en respuesta a estímulos como: el daño directo en el ADN, la depleción de nucleótidos, la hipoxia, el golpe de calor, la exposición a monóxido de nitrógeno, la radiación γ y UV y la presencia de dímeros de ciclobutano piridina [24-28]. El estímulo más estudiado es el daño en el ADN, que provoca la tetramerización de la proteína p53 y su unión a dos copias de la secuencia 5’-PuPuPuC(A/T)(T/A)GPyPyPy-3’ separadas por 0-13 pares de bases [29]. Esta secuencia consenso contribuye a la heterogeneidad de los sitios que pueden unir p53; es más, la unión de p53 puede tener lugar cuando varios pares de bases de esta secuencia no coinciden con el consenso [30,31], lo que proporciona un gran abanico de dianas sobre las que actúa transcripcionalmente p53 [32]. En situaciones de estrés hay un incremento en la unión de p53 al ADN, y aumenta su actividad biológica [33]. Estos aumentos son consecuencia de un mecanismo postraduccional, aunque en menor medida también ocurren cam- REV NEUROL 2004; 39 (3): 243-250 PROTEÍNA p53 Y NEURODEGENERACIÓN E3 ubiquitina proteína ligasa y es capaz de interaccionar con el extremo aminoterminal de p53 [41] y, de esta manera, dirigir la translocación de p53 desde el núcleo hacia el citoplasma donde se degradará [42,43]. Esta vía adquiere importancia debido a que p53 es capaz de unirse y regular de forma positiva la transcripción del gen de MDM2 [44]. Así, aumentos en los niveles de proteína p53 resultan en incrementos de MDM2 que conducen a la proteólisis de p53. MDM2 puede ser responsable de los bajos niveles de p53 en células que no se someten a estrés [45]. En determinadas situaciones, la transcripción de MDM2 se induce más tarde que otros genes diana de p53, lo que favorece la existencia de un intervalo de tiempo que permite a p53 ejercer su actividad antes de su degradación [46]. En situaciones donde la proteína MDM2 se anula, como en ratones MDM2-/-, se produce una desregulación positiva de p53. Dicha ablación resulta letal en estadios emFigura 2. Rutas de señalización de la proteína p53 en los procesos apoptóticos. brionarios, desenlace que puede prevenirse si se inactiva p53 [47]. bios en el ámbito transcripcional. Estos mecanismos de actiProteínas que modulan la vida media de la proteína MDM2 vación postraduccionales resultan ventajosos, sobre todo en si- afectan también a p53. La proteína p14ARF (en murino, p19ARF) tuaciones donde la célula presenta su genoma muy dañado y regula negativamente la acción de MDM2 sobre p53, y así diladonde la síntesis de proteínas disminuye [34]. Entre las modifi- ta el tiempo que p53 permanece activo por un doble mecanismo caciones postraduccionales que puede sufrir la proteína p53 se que puede implicar, o bien el secuestro de MDM2 en el nucleoencuentran fosforilaciones, desfosforilaciones, acetilaciones y lo y así impedir que acceda al nucleoplasma donde interacciosumolizaciones, que no sólo aumentan su vida media, sino que naría con p53 [48], o bien la inhibición de la actividad ubiquitina ligasa propia de MDM2 [41]. también regulan su actividad como factor de transcripción. Los procesos de acetilación participan en la regulación de Enzimas con actividad cinasa que pueden fosforilar a p53 son: la caseína cinasa I (Ser6 y Ser 9) y II (Ser392), ADN-PK p53 y MDM2. La acetilación de p53, además de regular su acti(Ser15 y Ser37), ATM y ATR (Ser15), CDK activadora cinasa vidad transcripcional, inhibe la ubiquitinación mediada por (CAK; Ser 33), cdk2 y cdc2 (Ser315), PKC (Ser378) [35,36]. MDM2 y, de esta manera, su degradación, mientras que la aceLa unión de p53 al ADN se puede facilitar por la acetilación de tilación de MDM2 inhibe su actividad. En este último mecanisalgunos residuos de lisina, como la Lys320 y Lys382, o por pro- mo participarían dos proteínas, la proteína de unión a CREB cesos de sumolización de la proteína; si bien, la estabilidad de (CBP) y, en una menor extensión, la p300 [49]. El estado de fosforilación de p53 constituye también un p53 se regula también por su estado redox, y fármacos oxidantes o quelantes de metales modifican su conformación nativa y, factor importante en la degradación de la proteína. Unos niveles de fosforilación disminuidos incrementan su intervalo de de esta manera, alteran su capacidad de unión al ADN. degradación, situación que ocurre cuando la serina del residuo 15 se sustituye por una alanina [50]. Sin embargo, la fosforilaDEGRADACIÓN ción en el extremo aminoterminal disminuye la interacción de La vía mayoritaria de degradación de p53 es la ruta de la ubi- p53 con MDM2 y aumenta el período en el que p53 permanece quitina-26S proteosoma [37], si bien también se ha descrito estable [51]. que p53 puede hidrolizarse por miembros de la familia de las cisteína proteasas, como las calpaínas [38]. Aunque el sistema proteosomal se presenta tanto en el citoplasma como en el p53 COMO FACTOR DE TRANSCRIPCIÓN núcleo, la degradación de p53 tiene lugar de forma exclusiva La proteína p53 regula la expresión de determinados genes en el citoplasma, por lo que se necesita un retorno de p53 des- cuando se produce un daño o una mutación en el genoma. Su de el núcleo a este compartimiento; la salida tiene lugar por la función fundamental es inhibir el crecimiento celular, y evitar que dichas alteraciones genómicas se hereden por las células vía del CRN1. Tres son los sistemas descritos encargados de ‘preparar’ a hijas, para lo cual p53 puede activar dos mecanismos de señalip53 para su degradación: el señalosoma COP9 (CSN), que fos- zación que conducen, bien a la parada del ciclo celular o bien a forila a p53 en la Thr155 y en residuos cercanos [39], la enzima la muerte por apoptosis de la célula, si a ésta le resulta imposible subsanar el daño en el genoma. JNK, que fosforila la Thr81, y la proteína MDM2 [40]. Los mecanismos de regulación que hacen que p53 induzca De estos tres sistemas, el más importante es el mediado por la proteína oncogénica MDM2 (HDM2, etc.). El gen de MDM2 parada del ciclo celular o apoptosis son todavía un enigma. La codifica para una fosfoproteína de 90 kDa que tiene actividad activación transcripcional de los distintos genes diana no es idéntica REV NEUROL 2004; 39 (3): 243-250 245 M. GÓMEZ-LÁZARO, ET AL y depende del grado de activación de p53. Así, en respuesta al daño celular la fosforilación realizada por las cinasas Chk2, ATM o ADN-PK en los residuos Ser6, Ser9, Ser15, Ser29 y Ser37, estimula la expresión de genes asociados a la reparación o a la parada del ciclo celular, mientras que la fosforilación mediada por las cinasas HIPK2 o p38 una MAPK en la Ser46, induce genes apoptóticos. La proteína p53 induce parada en el ciclo celular en la transición G1/S debido a su capacidad de actuar como activador transcripcional de genes implicados en dicha etapa, como el p21WAF1/CIP1, el retinoblastoma, el E2F, PCNA o el GADD45. El p21WAF1/CIP1 pertenece a una familia de proteínas reguladoras del ciclo celular que actúa como inhibidor mitótico en los puntos G1/S y G2/M [52]. p21WAF1/CIP1 inhibe los complejos ciclinacdk, como el complejo ciclina D1-cdk4 y, así, produce la acumulación de la forma desfosforilada de la proteína retinoblastoma, que es incapaz de interaccionar con E2F. El E2F libre dimeriza con la proteína DP-1 y forma un complejo transcripcional E2F activo que actúa como freno para el ciclo celular. Una vez inducida la parada del ciclo celular, p53 interviene en los procesos de reparación del daño en el ADN [53]. En esta vía de señalización participan dos proteínas: p21WAF1/CIP1 y GADD45. Si bien las dos forman complejos con la PCNA [54], GADD45 regula la transcripción de la subunidad R2 de la ribonucleótido reductasa, enzima necesaria para la síntesis y reparación del ADN [55], y de genes directamente implicados en la reparación del ADN que participan en el mecanismo de reparación por escisión de nucleótidos. En aquellas condiciones en las que el daño en el ADN no puede repararse, p53 induce la activación de vías de señalización apoptóticas en las que puede o no ser necesaria la transcripción de novo (Fig. 2). Entre los genes apoptóticos regulados por p53 se encuentran miembros de la familia de Bcl-2, como NOXA, PUMA y Bax, además de la familia de los PIG (del inglés, p53 Induced Genes), que participan en procesos dispares como oxidación celular y expresión de receptores de muerte (CD95, DR5 o PIDD) [56,57]. El gen de Noxa contiene una región de unión a p53 localizada entre –155 y –174 de la región del promotor y su ADNc codifica para una proteína de 103 aminoácidos con dos secuencias de 9 aa características de los motivos BH3 de la familia de Bcl-2. La expresión de Noxa es dependiente de p53, ya que en fibroblastos p53-/- se elimina totalmente, y su expresión ectópica se sigue de una localización mitocondrial donde interacciona con los miembros proteínas antiapoptóticas como Bcl-2 y Bcl-xl, pero no con proteínas proapoptóticas como Bax, provocando la liberación del citocromo c de la mitocondria. El PUMA (del inglés, p53 upregulated modulator of apoptosis), junto con p21 y PIG-3, se induce de forma rápida por p53, debido a que presenta una secuencia de unión de p53 en su primer intrón. Los transcritos de PUMA sufren ayuste alternativo, y codifican para cuatro proteínas: PUMAα, PUMAβ, PUMAφ y PUMAγ. Así, PUMAα y PUMAβ presentan sólo el dominio BH3, mientras que PUMAφ y PUMAγ carecen de dicho dominio. PUMAβ, además de inhibir el crecimiento celular, produce la liberación del citocromo c y la activación de la caspasa 9. La proteína Bax se induce también por p53. Bax contiene los dominios BH1, BH2 y BH3 de la familia de Bcl-2 [58], de localización citosólica en condiciones fisiológicas normales y que se transloca a la membrana mitocondrial externa cuando 246 recibe una señal apoptótica [59-61]. La proteína Bax contiene nueve hélices α y la última contiene el bolsillo hidrofóbico que media la heterodimerización con los miembros antiapoptóticos de la familia de Bcl-2 [62]. Bax puede unirse al poro de permeabilidad transitoria, y modular la permeabilidad de la membrana mitocondrial [63]. Dos mecanismos se han propuesto para intentar explicar la ruta proapoptótica de p53. El primero postula la inducción génica preferencial. En él, p53 induce genes proapoptóticos después de una estimulación de muerte, mientras que los genes proapoptóticos no se activan en la inducción por p53 de parada en el ciclo celular. En el segundo, p53 siempre induce el mismo conjunto de genes tras su activación, tanto genes implicados en parada del ciclo como en apoptosis. La activación de la apoptosis mediada por p53 requiere una señalización adicional e independiente. Se ha observado que la inducción de Bax se encuentra en niveles similares durante la parada del ciclo o la apoptosis [64]. Sin embargo, Bax se localiza en el citosol durante la parada del ciclo celular, mientras que se ubica en la mitocondria durante la apoptosis. p53 EN LOS PROCESOS DE NEURODEGENERACIÓN Muchos de los procesos neurodegenerativos, entre los que se incluyen la EA [65-69], EP [70-73], enfermedad de Huntington [74,75], o la ELA, cursan con una disminución en determinadas poblaciones neuronales, que algunos autores lo relacionan con procesos apoptóticos, caracterizados por la fragmentación del ADN por endonucleasas. Las especies reactivas del oxígeno (EROS), el ión calcio (Ca2+) y los factores de transcripción son parte de los segundos mensajeros que participan en estos procesos. La generación de EROS se encuentra bajo un fuerte control en las células. La producción basal de EROS se neutraliza por antioxidantes endógenos (glutation, α-tocoferol, carotenoides y ácido ascórbico) o por enzimas antioxidantes (catalasa, superóxido dismutasa y glutationperoxidasa). Las EROS pueden actuar como segundos mensajeros, ya que modulan la actividad enzimática de p38, JAK/STAT, PKC y ATM [76]. Empero, cuando los niveles de EROS exceden la capacidad antioxidante de la célula, ocurre lo que conocemos como ‘estrés oxidativo’, y en estos casos las EROS pueden conducir a la destrucción de componentes celulares. El daño oxidativo en el ADN, proteínas y la peroxidación lipídica se ha asociado con apoptosis neuronal en regiones del sistema nervioso que contienen ovillos neurofibrilares y placas seniles en pacientes con EA [77]; en las neuronas dopaminérgicas de la sustancia nigra en cerebros de enfermos de Parkinson, y procesos de isquemia cerebral [78], epilepsia [79] y traumatismo en el cerebro [80,81]. La sobreactivación de miembros de la familia de receptores del glutamato desencadena procesos de muerte celular en neuronas y células gliales agrupadas bajo el nombre de excitotoxicidad. Las cascadas excitotóxicas se activan fundamentalmente en las dendritas posinápticas y causan la degeneración de las mismas o bien pueden servir como propagadoras de señales hacia el soma para desencadenar la muerte de la célula. Los procesos excitotóxicos tienen lugar durante epilepsia, infarto, daño postraumático, así como en patologías crónicas como la EA, EP, EH y la ELA [82]. Éstos se acompañan por aumentos desmesurados de iones calcio en el interior de la célula, lo que desencadena la alteración de organelas, producción de EROS y la REV NEUROL 2004; 39 (3): 243-250 PROTEÍNA p53 Y NEURODEGENERACIÓN activación de síntesis de proteínas como p53, Bax, factor nuclear de transcripción-kappa-B (NF-κB), y Par-4 [83]. La participación de p53 en los procesos excitotóxicos se ha demostrado en experimentos donde la expresión de p53 se ha anulado (p53-/-), tanto en condiciones in vivo como in vitro. Así, la administración de ácido kaínico induce excitotoxicidad en la amígdala, corteza piriforme y cerebral y tálamo en ratones control, pero no en los animales p53 -/- [84]. El bloqueo de la expresión de p53 mediante el uso de oligonucleótidos antisentido previene de una forma casi completa a cultivos neuronales de los procesos excitotóxicos [85,86]. Por otro lado, las acciones neuroprotectoras de fármacos como el litio o antioxidantes como el OPC-14117 en procesos excitotóxicos pueden mediarse por la modulación que estos ejercen sobre los niveles de expresión tanto de ARNm como de la proteína p53 [87,88]. En el cerebro de pacientes de la EA, la pérdida de neuronas y de sinapsis corticales se acompaña por la deposición extracelular del péptido β-amiloide (βA) y en algunos casos por una fragmentación del ADN nuclear [89], con una expresión aumentada tanto de proteínas apoptóticas (c-Jun, c-Fas, Bax, par 4, APO-1/Fas-CD95) como antiapoptóticas (Bcl-2, Bcl-X) [6567,69,90-92]. Los niveles de p53 se elevan en áreas como en el lóbulo temporal y frontal en estos enfermos y estudios inmunocitoquímicos muestran una colocalización de p53 en células apoptóticas, en neuronas corticales y en células gliales de la sustancia blanca y corteza en las regiones dañadas por neurodegeneración [66]. La activación de factores de transcripción como el NF-κB, c-Jun y p53 [91] tras el tratamiento con el péptido βA [25-35], puede mediarse por mecanismos de estrés oxidativo donde participaría el H2O2 [93], pero no el anión superóxido [94]. La proteína p53 se ha relacionado también con la EP, patológicamente caracterizada por una degeneración selectiva de neuronas dopaminérgicas y la aparición de inclusiones eosinofílicas de neurofilamentos de proteínas citoesqueléticas denominados cuerpos de Lewis. La etiología de EP se desconoce todavía, si bien la hipótesis más aceptada postula que es resultado de un proceso mediado por las EROS resultantes de la oxidación de toxinas tanto endógenas (dopamina, 6-hidroxidopamina y sus metabolitos) como exógenas (rotenona y 1-metil-4-fenil-1,2,3,6 tetrahidropiridina, MPPT) [95-97]. En modelos experimentales de EP donde se utiliza dopamina o 6-hidroxidopamina, se ha descrito la participación directa de la ERO peróxido de hidrógeno [98]. El H2O2 puede modular diferentes rutas de señalización celular, como la proteína prooncogénica p21-ras [99], que, a su vez, activa a la cinasa serina/treonina JNK/SAPK [100,101], lo que resulta en la modulación positiva del NF-κB, un activador de p53 [102]. En otros modelos, la administración prolongada de MPTP a ratones induce apoptosis en las neuronas dopaminérgicas con una activación de la proteína p53 [103,104]. La inhibición de p53 reduce los procesos de degeneración de las neuronas dopaminérgicas [105], donde se necesita la participación de la cinasa JNK [106]. Asimismo, los ratones p53-/- son resistentes a la muerte de las neuronas dopaminérgicas inducida por MPTP [107]. La participación de miembros de la familia de la sinucleína, principal componente en las inclusiones en la sustancia nigra de pacientes con EP [108], en los procesos neurodegenerativos, es motivo de controversia. Así, la α-sinucleína es capaz de bloquear la expresión de p53 y su actividad transcripcional, si bien no es efectiva frente a la toxicidad de 6-OHDA [109], mientras que la β-sinucleína reduce la muerte celular inducida por 6OHDA y estaurosporina, donde se ha observado una caída drástica de los niveles de p53, por un proceso postranscripcional donde participaría MDM2 y p38 [110]. La administración de metanfetamina, una droga de abuso que afecta al sistema monoaminérgico en el cerebro [111], induce apoptosis en los sistemas dopaminérgicos por un mecanismo dependiente de p53 [112]. El estrés oxidativo causado por el incremento en el metabolismo de la dopamina [113-119], y la posible excitotoxicidad provocada por el aumento en los niveles de glutamato [120], pueden ser los causantes del aumento de los niveles en p53. En ratones p53 -/-, aunque existe una disminución de la muerte celular tras el tratamiento con metanfetamina, donde los cambios a largo plazo como los que afectan a los terminales dopaminérgicos y a la maquinaria molecular del soma, parecen ser dependientes de p53, mientras que la disminución de transportadores de dopamina es independiente de p53. También se ha descrito un incremento de los niveles de p53 en modelos de isquemia tanto in vitro como in vivo, así como la retirada de glucosa y de oxígeno del medio de cultivo de neuronas del ganglio basal [121], o neuronas de hipocampo [122] y en modelos isquémicos resultantes de aumentos de la presión intraocular en la retina [123]. Los análisis de regiones lesionadas en pacientes de esclerosis múltiple muestran elevaciones en la expresión de ligandos de receptores de muerte y de p53 en oligodendrocitos [124]. La sobreexpresión ectópica de p53 en este subtipo celular activa la expresión de miembros de los receptores de muerte, como el receptor de Fas, DR4 y DR5, e induce muerte celular. El daño oxidativo en el ADN y la correspondiente activación de p53 se han identificado también en motoneuronas de pacientes de ELA [125], y en modelos experimentales, como son los ratones transgénicos que sobreexpresan la forma mutada G86R del gen de la Cu/Zn SOD, se observó una activación de la transcripción de p53 [126]. BIBLIOGRAFÍA 1. Chang C, Simmons DT, Martin MA, Mora PT. Identification and partial characterization of new antigens from simian virus 40-transformed mouse cells. J Virol 1979; 31: 463-71. 2. Kress M, May E, Cassingena R, May P. Simian Virus 40-transformed cells express new species of proteins precipitable by anti-simian virus 40 serum. J Virol 1979; 31: 472-83. 3. Lane DP, Crawford LV. T antigen is bound to a host protein in SV40transformed cells. Nature 1979; 278: 261-3. 4. Linzer DIH, Levine AJ. Characterization of a 54 kDa cellular SV40 tumor antigen present in SV40-transformed cells and in unfected embryonal carcinoma cells. Cell 1979; 1: 43-52. 5. 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Alteration of the Bcl-x/Bax ratio in a transgenic mouse model of amyotrophic lateral sclerosis: evidence for the implication of the p53 signaling pathway. Neurobiol Dis 2000; 7: 406-15. LA PROTEÍNA p53 EN PROCESOS NEURODEGERATIVOS EN SUS 25 AÑOS DE HISTORIA Resumen. Objetivo. A lo largo de esta revisión estudiaremos la proteína p53 en los procesos neurodegenerativos, y profundizaremos en los mecanismos de regulación de sus niveles y actividad biológica. Las neuronopatologías donde esta proteína se implica, como las enfermedades de Alzheimer, Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica, se analizarán, y nos adentraremos en su regulación por segundos mensajeros como las especies reactivas del oxígeno y el calcio, mostrando las rutas de señalización que intervienen en los procesos apoptóticos. Desarrollo. En el año 2004 se cumplen 25 años desde que la proteína p53 se describió por primera vez. En un principio y de forma errónea a p53, se le atribuyó una función oncogénica debido a su capacidad de unión al antígeno T del virus SV40 en células transformadas. No obstante, no fue hasta el año 1989 cuando se le atribuyó su verdadera función fisiológica como proteína supresora de tumores. Este hito constituye el punto de inflexión en la corta vida de esta proteína. Conclusiones. p53 desempeña una función fundamental en los mecanismos de respuesta celular frente al daño o mutación en el genoma. p53 puede activar dos mecanismos de señalización que conducen, bien a la parada del ciclo celular o a la muerte por apoptosis de la célula, si a ésta le resulta imposible subsanar el daño en el genoma. Sus deleciones y mutaciones se correlacionan con el desarrollo de cáncer y aumentos en su forma nativa se han descrito en patologías donde los procesos apoptóticos se encuentran elevados, como son algunas enfermedades neurodegenerativas. [REV NEUROL 2004; 39: 243-50] Palabras clave. Apoptosis. Cáncer. Ciclo celular. Factores de transcripción. Genoma. Mitocondria. Neurodegeneración. p53. A PROTEÍNA p53 EM PROCESSOS NEURODEGENERATIVOS NOS SEUS 25 ANOS DE HISTÓRIA Resumo. Objectivo. Ao longo desta revisão estudaremos a proteína p53 nos processos neurodegenerativos, e aprofundaremos os mecanismos de regulação dos seus níveis e actividade biológica. Serão analisadas as neuropatias em que esta proteína está envolvida, como as doenças de Alzheimer, Parkinson e esclerose lateral amiotrófica, e entraremos na sua regulação por segundos mensageiros como as espécies reactivas do oxigénio e do cálcio, mostrando as rotas de sinalização que intervêm nos processos apoptóticos. Desenvolvimento. No ano de 2004 completam-se 25 anos desde que a proteína p53 foi descrita pela primeira vez. Numa fase inicial, e erradamente, atribuiu-se à p53 uma função oncogénica devido à sua capacidade de união como antigénio T do vírus SV40 em células transformadas. No entanto, não foi senão no ano de 1989 que se lhe atribuiu a sua verdadeira função fisiológica como proteína supressora de tumores. Este feito constitui o ponto de inflexão na curta vida desta proteína. Conclusões. p53 desempenha uma função fundamental nos mecanismos de resposta celular perante a lesão ou mutação do genoma. p53 pode activar dois mecanismos de sinalização que conduzem ou à paragem do ciclo celular ou à morte por apoptose da célula, se a esta é impossível subsanear a lesão no genoma. As suas delecções e mutações correlacionam-se com o desenvolvimento de cancro e em algumas patologias em que os processos apoptóticos se encontram elevados, como é o caso de algumas doenças neurodegenerativas, em que aumentos na sua forma nativa foram correlacionados, com algumas doenças reurodegenerativas. [REV NEUROL 2004; 39: 243-50] Palavras chave. Apoptose. Cancro. Ciclo celular. Factores de transcrição. Genoma. Mitocondria. Neurodegeneração. p53. 250 REV NEUROL 2004; 39 (3): 243-250
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