1 RECONSTRUYENDO EL MUNDO RURAL DE LA ARGENTINA. Dr. Marcelo E. Sili [email protected] PRORURAL – CONICET – Universidad Nacional del Sur Crisis y cambio de modelo rural en Argentina Durante la década de los 90 se produce en Argentina una profunda mutación en las políticas económicas vinculadas al sector agropecuario y por lo tanto en los modelos de desarrollo de los espacios rurales. El modelo de desarrollo rural basado en explotaciones familiares con anclaje local en pueblos pequeños y medianos, es decir con un fuerte componente territorial, se va transformando gradualmente en un modelo rural basado en grandes unidades productivas, controlado por grandes empresas nacionales y trasnacionales, de mayor productividad por hectárea y directamente vinculado a la exportación, ligado a un referencial cultural modernizante que pretende la progresiva asimilación del mundo rural por la racionalidad tecnológica y el mercado. Este nuevo modelo productivo que canaliza recursos financieros urbanos, es a-histórico y desterritorializado, con capacidad de deslocalizarse y cambiar de espacios según las condiciones del mercado, vacío del fuerte contenido territorial que caracterizó al modelo productivo familiar hoy en crisis. La construcción gradual de este modelo generó una profunda crisis territorial evidenciada a través de la desaparición de miles de productores agropecuarios, el éxodo de población rural (según datos provisorios del censo 2001 del INDEC, la población rural de la Argentina disminuyó en un 8 %, es decir 300.000 personas menos), la desaparición de numerosos pueblos, la pérdida de diversidad rural y el aumento de conflictos ambientales. Podemos afirmar entonces que la emergencia de este modelo agroexportador no fue inocua en términos sociales y territoriales. Al contrario, el costo fue el abandono de un territorio valorizado hasta entonces por sociedades locales vivas y dinámicas. Las áreas urbanas también sufrieron las consecuencias de este cambio, el éxodo de pobres rurales a las ciudades aumentó la población urbana, los niveles de pobreza y los niveles de marginación y violencia, todo esto dentro de un marco de escasez de infraestructura y equipamiento necesarios para contener y brindar condiciones de vida dignas a los nuevos migrantes rurales (vivienda, salud, educación, etc.) La nueva ruralidad Sin embargo, a pesar de estos profundos cambios que alteran todo el territorio nacional, lo que interesa observar, es como el cambio de modelo productivo y territorial transformó por completo la ruralidad en Argentina, entendida la ruralidad como la relación entre la sociedad y las áreas rurales y el proceso de movilización y valorización del patrimonio territorial de las áreas rurales por parte de dichas sociedades. El cambio de modelo de desarrollo agropecuario impactó de tal manera en los espacios rurales que si bien generó un fuerte e indeseable impacto territorial sirvió paradójicamente para pasar de una ruralidad fragmentada y condicionada por el modelo de modernización agraria, a una ruralidad más rica y 2 diversificada, revitalizada por nuevos aportes y por la conciencia generalizada que el mundo rural es un mundo de nuevas oportunidades. La emergencia de esta nueva ruralidad en Argentina es una oportunidad para reconstruir un mundo rural diversificado y con capacidad de integración y valorización plena de los recursos territoriales (cultura, recursos naturales, historia, etc.), no tenidos en cuenta por las tradicionales políticas agrarias nacionales. Veamos como emerge este proceso. El permanente ajuste estructural argentino de las últimas tres décadas consolidó la modernización de algunas áreas vinculadas a actividades internacionalmente competitivas y condenó al deterioro social y económico a vastas áreas de baja competitividad internacional. Dentro de este contexto, la ruralidad heredada del proceso de modernización agrario no tuvo capacidad de construir un proyecto de desarrollo rural integral (es decir no sólo agropecuario) innovador. En efecto, la ruralidad como forma de movilización y valorización de los recursos rurales (recursos naturales, culturales, sociales, etc.) estuvo más comprometida en “salvar” al mundo rural de su crisis que de repensar soluciones nuevas e innovadoras a los desafíos a los cuales se enfrentaba, los discursos políticos y sindicales en torno al mundo rural muestran claramente una posición de defensa y mantenimiento del statu quo, que significó entre otras cosas el mantenimiento de los privilegios sectoriales. Sin embargo la crisis provocada por el ajuste y la posterior devaluación de la moneda argentina se llevan consigo también este discurso de defensa del mundo rural. El nuevo discurso emergente es aún más pobre y se vincula a los reclamos sectoriales frente a mayores o menores porciones de los recursos extras que la devaluación generó. Dentro de este contexto general, nuevos procesos de reconstrucción de la ruralidad van teniendo lugar en Argentina. Estos difieren de los anteriores fundamentalmente porque no están organizados por grupos corporativos y no tienen organicidad ni discurso, sino que surgen como esfuerzos individuales, aislados y fragmentarios, pero están alcanzando tal envergadura que se pueden visualizar cada vez con mayor claridad. El primer modelo de reconstrucción de la ruralidad esta vinculado directamente a los actores rurales tradicionales. El segundo modo de reconstrucción esta vinculado a los nuevos actores rurales. La reconstrucción de la ruralidad por los actores rurales tradicionales En la Argentina la posesión de la tierra fue siempre símbolo de prestigio. El que tenía campo estaba al margen de crisis o de la quiebra, la misma posesión de la tierra fue siempre garantía de prosperidad. Los fuertes cambios que se produjeron en el sector agropecuario sumado al impacto que tuvieron los mismos sobre el mundo rural en general han cambiado definitivamente esta imagen. La simple posesión de la tierra ahora no es garantía de crecimiento y desarrollo, comienza a generarse una nueva representación social con respecto 3 al campo, una nueva imagen en la cual ya no importa la cantidad de tierra en posesión, sino la capacidad de valorización de la misma. Esto generó en muchísimos actores rurales una clara conciencia de que el cambio de modelo productivo y rural son un punto de ruptura entre el pasado y el futuro y que para poder permanecer en la actividad agropecuaria o de servicios en las áreas rurales será necesario modificar las actitudes y los comportamientos productivos. Esta situación generó en numerosos actores rurales (productores agropecuarios, comerciantes y prestadores de servicios, etc.) actitudes de cambio y de reacción frente a la situación lo que los llevó a reconstruir sus actividades productivas de muy diversas maneras, por ejemplo incorporando nuevas actividades, tecnologías y modelos de gestión, intensificando la producción y especialmente aumentando significativamente el autoconsumo y los circuitos cortos de producción y consumo. Todas estas prácticas manifiesta una fuerte capacidad de innovación, lo cual refuta la idea que el mundo rural no es generador de innovaciones sino un simple tomador de las innovaciones urbanas. Sin embargo un elemento fundamental en este proceso de innovación es que la misma esta cada vez más anclada al patrimonio rural, es decir son innovaciones que valorizan las cualidades de los espacios rurales en términos globales y no solamente las cualidades de los suelos y el clima como el modelo de modernización agropecuario propio de la globalización. La reconstrucción de la ruralidad por los nuevos actores rurales El segundo modelo de construcción de una nueva ruralidad esta vinculado al renacimiento rural. Este proceso, que es de suma importancia en Europa y América del Norte, se caracteriza por una continua migración de población urbana hacia las áreas rurales. Este fenómeno involucra a dos tipos de actores. Por un lado las personas de origen rural que en algún momento migraron hacia grandes ciudades en busca de trabajo o para estudiar y que luego de permanecer allí durante meses o años, han regresado a las áreas rurales. Por otro lado aquellas personas originarias de las ciudades regionales o de Buenos Aires que migraron hacia las áreas rurales a pesar de no tener relaciones históricas con dichas áreas. Sin bien este renacimiento rural se está dando en forma generalizada en todo el país, el mismo cobra mayor fuerza en áreas rurales de alto valor paisajístico y natural (valles de la Cordillera o sierras) y en pequeñas y medianas localidades cercanas a ciudades medianas1. Esta vuelta al mundo rural se debe en primer lugar al deseo de vivir en un ámbito que se considera que ofrece mejores condiciones de vida que las ciudades, ya sea en términos ambientales, de seguridad, de disponibilidad de tiempo, etc. En segundo lugar, la falta de trabajo en las ciudades ha empujado a estas personas a buscar una oportunidad profesional o laboral en las áreas rurales en tareas muy diversas, desde oficios o profesiones tradicionales hasta actividades innovadoras o proyectos que ellos mismos emprenden. En definitiva son 1 Este proceso de renacimiento rural no es el que caracteriza al conurbano de la Ciudad de Buenos Aires, donde predominan barrios cerrados (countries, barrios parque, etc.). 4 personas que están en la búsqueda de nuevos valores y estilos de vida diferentes al estilo urbano, de mayor tranquilidad, donde puedan disponer de más tiempo para actividades familiares, sociales y recreativas, con relaciones sociales más intensas, disponiendo de mayor espacio y principalmente redescubriendo los valores tradicionales de la tierra y los lazos comunitarios que brindan una contención que el modelo de modernización no fue capaz de generar por su misma visión sectorial y económica. La reconstrucción de la ruralidad a través de cualquiera de estas dos formas se viabilizan y potencian gracias a las nuevas tecnologías de los transportes y comunicaciones que permiten que las personas puedan relacionarse con diferentes lugares (nacionales e internacionales) en forma permanente incorporando así en el ámbito rural innovaciones en términos productivos, políticos, culturales, etc. Así, el desarrollo de los espacios rurales ya no está limitado a lo que sucede en el mismo lugar sino que es el resultado de una compleja malla de articulaciones que van mucho más allá del espacio local, regional, y nacional. Es esta multiespacialidad y esta renovada capacidad de innovación la que permite a los actores rurales construir nuevas soluciones para viejos problemas. A modo de conclusión En conclusión podemos afirmar que estos dos procesos de reconstrucción de la ruralidad ya sea por los tradicionales actores rurales como por los nuevos migrantes urbanos manifiestan claramente: • Un redescubrimiento de las áreas rurales como ámbito de progreso y de cambio social en contraposición a una pérdida de interés por las áreas urbanas que tradicionalmente fueron observadas como meta y faro de la modernidad y el desarrollo • Una mayor valorización de las áreas rurales como ámbito de vida debido a la mayor calidad de vida en términos ambientales, de disponibilidad de tiempo de espacio y de mayor seguridad. • Una mayor valorización de las áreas rurales como espacio de generación de nuevos proyectos y especialmente como ámbito para la construcción de un modelo de desarrollo a escala humana, más solidario e inclusivo. La conjunción de todos estos elementos están permitiendo resignificar el sentido y el valor de las áreas rurales de la Argentina, permitiendo a su vez que las sociedades urbanas construyan otra imagen de las mismas, considerándolas ya no como un ámbito de retraso y marginalidad (el campo, el interior, etc.), sino como un espacio abierto a nuevos proyectos, formas de vida y nuevos modelos de desarrollo económico y social más innovadores y humanos. De esta manera esta nueva ruralidad emergente no sólo tiene capacidad de cambiar al mismo mundo rural, sino que también tiene la fuerza suficiente para cambiar la forma como las sociedades urbanas de la Argentina miran y redescubren el país interior. 5
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