LA SISTÉMICA DEL DESARROLLO RURAL DESDE LA PERSPECTIVA TERRITORIAL Y DISCIPLINAR DE LAS CIENCIAS DE LA TIERRA M.Sc. Ricardo Lozano Botache1 & M.Sc. Angélica Fernanda Gómez Navarro2 RESUMEN Este artículo tiene como propósito consolidar el significado del mundo rural un como espacio donde se dan múltiples interacciones entre la sociedad y el ambiente, en búsqueda de la dotación de recursos y alimentos; la importancia del mundo rural crea la necesidad de resolver sus cuestiones y encaminarlo hacia el desarrollo, el profesional en Topografia ahora reconoce su rol como agente capaz de promover el cambio en la medida que comprende, explica y propone mejores formas de administrar el territorio, esto incluye ejercicios neuronales en planificación y ordenamiento de las actividades humanas en función de uso adecuado del suelo, derechos de propiedad y sistemas de información. Se concluyen nuevos roles y nuevas exigencias de capacidades y competencias profesionales. ABSTRACT This article has as a purpose to consolidate the meaning of the rural areas like a space where are given multiples interactions between society and environment to achieve natural resources and food, the importance of the rural areas creates the need to resolve its interrogation and management into development, the land surveyor professional now recognize its role as agent able to promote change as soon as comprising, explain and proposes better ways to administer the territory; including neuronal exercise in planning and ordering the human activities in function of the adequate land use, rights property and efficient information systems. New roles and new demands of skills and competencies are concluded. PALABRAS CLAVE M.Sc. en Desarrollo Rural por la Universidad Javeriana y M.sc. en Administración de Empresas por la Universidad Santo Tomás, Topógrafo por la Universidad del Tolima. Profesor de la Universidad Santo Tomas, USTA Colombia. Facultad de Administración de Empresas Agropecuarias [email protected] 1 2 M.Sc. en Forestry, Water and Landescape Management por The Czech University of Life Sciences (CULS) Prague (CZ) y Administradora de Empresas Agropecuarias por la USTA, Colombia. Gerente de Estudio T-Rural Colombia, empresa creada para el desarrollo rural; es también profesora de la Universidad Santo Tomás, USTA Colombia. Facultad de Administración de Empresas Agropecuarias [email protected] Topografía, Desarrollo Rural, Derechos de propiedad rural 1. COMPRENDER EL MUNDO RURAL La ruralidad surge de la interacción entre la sociedad y la cultura con el ambiente natural; la ruralidad se configura donde los hechos sociales, culturales o económicos ocurren debido a la existencia de recursos naturales. El espacio rural es la porción del espacio geográfico donde funcionan sistemas extractivos de recursos, productores de alimentos y materias primas, sistemas de proceso y aprovechamiento de recursos, productos o alimentos, sumideros ambientales de residuos de la producción y el consumo industrial, ecosistemas naturalmente activos, localidades que funcionan en torno al uso o aprovechamiento de los recursos naturales, sistemas de comunicación, de comercialización y en algunos casos de defensa de las naciones. La dimensión ambiental natural del mundo Rural está permanentemente en tensión debido a la incremental sustracción de sus componentes para el consumo humano; los sistemas productivos como la agricultura, los sistemas extractivos como la pesca o la minería y los sistemas de agua para la supervivencia, lo mismo que la disposición de residuos sólidos, requieren decisiones y acciones rápidas que coadyuven a la reposición y mantenimiento del equilibrio del medio ambiente. La ruralidad surge de la interacción multidimensional con el ambiente natural. La agricultura, comprendida como una intencional asignación de recursos para obtener bienes de origen animal y vegetal para la vida humana, consume recursos y causa efectos asociados a la contaminación del suelo y el agua, el gasto de nutrientes del suelo y la pérdida de biodiversidad; hacer agricultura significa, en mayor o menor medida, artificializar el ecosistema, como lo expresa GLIGO(2001), esto es alterar la arquitectura natural modificando la composición topológica; expone el mencionado autor que los ecosistemas artificializados sin subsidios energéticos producen menos calorías que los ecosistemas naturales; es decir, que sus transformaciones energéticas son menos eficientes. No obstante, los productos de los ecosistemas artificializados o artificiales, son directamente encaminados hacia el aprovechamiento de la sociedad, presentados como bienes agroalimentarios o no alimentarios derivados de las actividades agrícolas y pecuarias; La especialización de los ecosistemas artificialmente creados, bosques, cultivos o pasturas, se realiza con el propósito de aumentar los productos aprovechables por el Hombre. Las tensiones ecosistémicas en el contexto de la planeación territorial se evidencian en la sociedad como cuestiones agrarias, estas suelen ser evaluadas con variables cualitativas o de orden social; las tensiones de tipo agropecuario en general son las relacionadas a indicadores de rendimiento y optimización del uso de recursos. Potenciar la producción agropecuaria desde las unidades de labor familiar o fincas y desde los complejos empresariales, requiere superar tres retos: la incertidumbre en los volúmenes de producción, el riesgo biológico y el riesgo climático. La respuesta a los retos es la biotecnología, con la cual el agricultor moderno acude a las respuestas científico técnicas para asegurar la producción y la inversión de sus recursos; aun en suelos convencionalmente reconocidos como precarios se pueden ahora instalar sistemas agropecuarios intensivos, hoy la dotación de extensiones de tierra no parece ser el pilar de la productividad ni del bienestar social, sino de la convivencia pacífica; como lo dijera BALCÁZAR(2003) en relación con aspectos del desarrollo rural: “los determinantes fundamentales de la capacidad de creación y apropiación de riqueza, de poder político y de generación de valor ya no están relacionados con la distribución de la propiedad de los factores productivos, sino principalmente con la capacidad y fertilidad del conocimiento y de la mente de las personas que los utilizan y gestionan para crear valor, prosperidad y reconocimiento político y social”. En otras ideas del autor se entiende que en casi todas las actividades económicas, el conocimiento se ha convertido en el principal medio de producción, y que la agricultura no es una excepción, porque hoy la fertilidad de la mente de los agricultores es mucho más importante que la fertilidad natural de las tierras que cultivan. Se reconoce que la propiedad de derechos sobre la tierra también hace referencia al acceso al agua y a los espacios lúdicos contemplativos propios del paisaje. La minería y la agricultura son los dos grandes hitos de la supervivencia del Hombre en la tierra y es su complementariedad la que ha establecido los estadios del desarrollo tecnológico, así, desde la edad de piedra hasta la era espacial, los estadios evolutivos se han dado por la sinergia de los alimentos para el desarrollo neuronal y los minerales como instrumentos para materializar los constructos mentales. Desde la sencilla hacha de mano hasta los satélites de comunicación y los equipos para las intervenciones quirúrgicas hoy posibilitan la vida y un mejor vivir. La extracción de recursos minerales o energéticos causa tensiones por la no renovación del paisaje a condiciones originales, no obstante, la permanencia de la vida humana lo requiere, pues en la cotidianeidad se usan los artefactos o se usa energía eléctrica o mecánica, incluso mientras se duerme; a mayor tasa de crecimiento poblacional será mayor la demanda de minerales, planteándose el dilema del bienestar frente a las afectaciones al medio natural. El potencial minero y energético disponible en el medio rural puede promover el desarrollo de una región desde la comprensión razonable del dilema del bienestar actual frente a la supervivencia futura, ciertamente, el hombre económico propende el uso de los recursos minero energéticos siempre y cuando los sacrificios del paisaje como bien común irriguen beneficios comunes; en las naciones ricas en yacimientos la extracción mineral es socialmente aceptada cuando impulsa positivamente los indicadores de crecimiento de los otros subsistemas del medio rural y aporta a las cuentas nacionales efectos multiplicadores que superan las simples expectativas tributarias, es decir cuando la sociedad se identifica como verdadero beneficiario del yacimiento. Las licencias sociales son actualmente las determinantes del desarrollo de una mina. Los ecosistemas naturalmente activos como proveedores de agua, oxígeno y como bancos genéticos enfrentan la tensión de la demanda creciente, el aumento exponencial de la población y la demanda creada por los mercados han disparado alertas que obligan a pensar en herramientas que promuevan la conciencia ambiental más allá de lo normativo y los sesgos ideológicos, hoy la cuestión ambiental es ética, impone la moralidad ambiental en todos las dimensiones de la planeación del desarrollo. Lo expuesto hasta aquí, implica no sólo conservar sino también reconsiderar por igual los aportes contaminantes o degradantes de los ecosistemas que se dan por residuos de la producción y el consumo industrial y doméstico. El paisaje de cualquier región de Latinoamérica es hoy la expresión concreta de las políticas de desarrollo que sobre ella se han dado. El acceso y uso de los recursos naturales en una nación está en relación directa con sus condiciones sociales y políticas. Un paisaje muestra cómo la organización del Estado ha decidido la distribución de los recursos naturales, y a su vez, en que grado el conjunto de la sociedad lo acepta o lo rechaza. Como lo señalara BURAGLIA (2001), pocas veces se han dado en la historia tantas, tan durables y tan agresivas transformaciones en los paisajes naturales como los auspiciados por el desarrollo del capital y la urbanización. El uso dado a los suelos de fragilidad ecológica, la pirámide de estratificación social de una ciudad y la sensación de seguridad personal, sumados, describen una política de desarrollo. Los últimos doscientos años en occidente las cuestiones de la búsqueda del bienestar general han tenido como paradigma: La industrialización en centros urbanos que generaría riqueza aprovechando la concentración de las actividades y atrayendo mano de obra de los sectores rurales. Con ése referente la distribución de la riqueza se descargó en las virtudes del mercado industrial y de servicios, y por un tiempo todo funcionó como estaba previsto, a la vez que se creó un estereotipo: El antagonismo entre lo urbano y lo rural, y, las sinonimias: Pobreza para espacio rural; riqueza como sinónimo de ciudad; industria sinónimo de modernidad y agricultura sinónimo de atraso tecnológico, porque al paradigma del desarrollo creado para ése momento le interesó atraer y mantener mano de obra abundante y barata, y que mejor para estar seguro de ello, que hacerlo mediante la internalización de ése estereotipo; como resultado de lo anterior, se han consolidado hasta el momento economías de mercado y grandes capitales pero no se han resuelto los problemas de la pobreza y la depredación del ambiente, justamente las dos variables principales para reconocer el grado de desarrollo de una sociedad. En América Latina el medio rural ha sido entendido como un espacio sujeto a la dinámica de las ciudades, excedente del espacio urbano, disponible para las demandas de la industria, la construcción y los servicios, y poblado de personas con ideas muy tradicionales en lo social, económico y cultural cuyas actividades se concretan en torno a la explotación de la tierra. El medio urbano a su vez, se ha comprendido como el más dinámico de los dos, oferente de todas las opciones posibles e imaginables para el buen vivir y satisfactor de las necesidades del medio rural, a la vez que promotor de la salida de su rezago. Se ha configurado una especie de cuadrícula de ajedrez con áreas urbanas blancas y rurales negras y la clara disposición a avanzar las áreas blancas sobre las otras. Así las cosas, se ha dado la absorción de la población del área rural por el área urbana y se ha creado la necesidad de dotar las nuevas áreas pobladas de servicios y de trabajo para la supervivencia de los cada vez más nuevos citadinos, han tendido a colapsar los sistemas urbanos y se han originado fuertes efectos sociales, manifiestos en cinturones de miseria y el desempleo que expone a la supervivencia de cualquier forma. La sostenibilidad del desarrollo no ha logrado alcanzarse en la práctica a pesar de los esfuerzos por definirlo en el campo teórico, desde 1987 con el Informe BRUTLAND, los múltiples compromisos y acuerdos multilaterales que buscan que el crecimiento económico sea el promotor de mejores niveles de vida no han tenido efecto, en parte por la falta de voluntad política y en gran medida por la incapacidad del sistema económico de reconocer las externalidades que genera la inequitativa distribución del ingreso y la noción depredadora en que se basa el uso de los recursos naturales. El crecimiento urbano desde la finalización de la segunda guerra mundial que se pensó con sentido funcional y productivista, actualmente es revalorado por sus efectos no esperados: la contaminación y la pérdida de la diversidad. Pero se propone una Nueva Ruralidad en la que el desarrollo industrial y el liberalismo económico pueden generar desarrollo si re-definen su paradigma del espacio, transformándolo de una rígida cuadricula de ajedrez, urbano-rural: blanco – negro, al reconocimiento de la no invasión y más bien la paulatina difusión de las fronteras en áreas grises, donde se van adoptando sistemas integrados de producción y de vida que heredan cultura, economía y arquitectura de sus originarios medios urbanos o rurales. Para la Nueva Ruralidad, las zonas conurbadas, esas nuevas áreas grises, crecen en países desarrollados y en países en desarrollo y proponen alternativas hacia las que el mundo empieza a mirar. Se puede desde ellas acceder a información global en tiempo real, se puede desde ellas acceder a recursos naturales de inmediato y se puede acceder a un centro comercial al mismo tiempo, entonces, se puede producir y comprar y vender desde ése nuevo espacio sin ir a la metrópoli; la localidad puede articularse a lo global y lo global puede incidir sobre lo local… una afirmación que por estos tiempos es ya un tópico dice: Se piensa globalmente y se actúa localmente. La localidad, no necesariamente cabecera municipal, asume roles y responsabilidades del y para el desarrollo, y sus interrogantes están en la actualidad sobre las cuestiones del medio ambiente, el hábitat y los sistemas productivos. Localmente, el territorio rural ocupado por actividades tradicionalmente agrarias ha estado colmado en los últimos tiempos por desarrollos de ingeniería, lineales como vías o tendidos eléctricos, o concentrados como hidroeléctricas, que estructuran nuevos paisajes y transforman flujos naturales, modifican ecosistemas y establecen nuevos patrones de ocupación y usos del suelo. Globalmente, los avances en las ciencias y la tecnología han cambiado los patrones de consumo y por lo tanto aumentado y variado las demandas de productos naturales, Juntos, el regreso a la producción limpia y la necesidad de las comunidades de aprovechar las ventajas comparativas, crearon una nueva noción de espacio territorial y la proximidad, ya no en función de la distancia sino en función de la densidad y la calidad de los sistemas de comunicaciones. “Con toda evidencia, la más antigua división entre el campo y la ciudad se borra bajo nuestros ojos, y este hecho se revela como una de las más drásticas mutaciones que afectan a nuestra civilización, Se precipita la fusión entre el campo y la ciudad, (GEORGES Dubby, 1995)i Se ha buscado avanzar en la consolidación del concepto de la Nueva Ruralidad, y para ello en gran medida aporta GÓMEZ (2003)ii desde su perspectiva sociológica y su inconformidad con cierta forma demográfica de considerar "urbano" las cuatro cuadras que circundan la plaza pública de un pueblo que es cabecera municipal, para ése autor resulta imprescindible comenzar por el análisis de las situaciones históricas que definieron la ruralidad tradicional así como las que rodean la definición de la nueva ruralidad, por ello acude a los argumentos de tres autores BERGER Y LUCKMANN(1986),iii APPADURAI ( 1991),iv y ENTRENA DURAN (1998)v. Citados por Sergio GÓMEZ, BERGER y LUCKMANN plantean que la sociología del conocimiento se ocupa de aquello que la sociedad considera como "conocimiento" y cómo se construye socialmente. Y, que en las ciencias empíricas, la realidad se basa en la observación, a partir de la cual se logran establecer generalizaciones sobre los elementos observados y la forma en que se relacionan, las que reiteradamente verificadas dan origen a los conceptos y el conjunto de ellos, a teorías. Así las cosas, la sociedad determina el contenido de las ideas y la tarea consiste en explicar cómo los significados subjetivos pasan a tener la calidad de hechos objetivos. APPADURAI, plantea que los objetos en sí, no tienen sentido ni valor, sino el que la sociedad les otorga. Y que los objetos tienen una vida social, carente de un valor o significado inherente, ya que ellos sólo son el juicio que de ellos es emitido por los sujetos. Lo anterior permite agregar al concepto de la construcción social, la importancia del punto de vista del observador. ENTRENA DURÁN plantea que la construcción social de la ruralidad debe ser ubicada en el marco de coordenadas temporales y espaciales que va desde una situación de relativa autarquía a otra de globalización. Entonces, la construcción de las diferentes versiones sobre lo rural, complementa Sergio GÓMEZ, tiene que ver con el tipo de realidad que fue observada y con el punto de vista desde el cual se produjo la observación. 2. COMO SE HA VISTO LA RURALIDAD TRADICIONAL. Si las versiones sobre lo rural tienen que ver con la realidad que fue observada y con el punto de vista desde donde se produjo la observación se tendrá entonces una gama “ruralidades”. Para la LEY DE DESARROLLO TERRITORIAL COLOMBIANA (1997),vi aprobada por el Congreso de la República y sancionada por el Poder Ejecutivo pero inspirada y asesorada por el Ministerio de Desarrollo Económico y el Vice-ministerio de vivienda, desarrollo urbano y agua potable de ésa época, no existe el medio rural, solo existe el “suelo rural” que es de acuerdo con el Artículo 33, una categoría conformada por “Los terrenos no aptos para el suelo urbano, por razones de oportunidad, o por su destinación a usos agrícolas, ganaderos o forestales, de explotación de recursos naturales o actividades análogas.” Se define un objeto por lo que no es, y se condicionan las opciones del llegar a ser: Un espacio para explotar o ejercer “actividades análogas,” es una mirada desde una ciudad hacia fuera, hacia un espacio por explotar. Es corriente encontrar en forma tácita dentro de la Ley, la asimilación del nivel de desarrollo de una región con su grado de urbanización. Desde las relaciones cotidianas la mayoría de los Latinoamericanos ha percibido la ruralidad así: Un espacio territorial poblado por unas pocas personas de baja formación intelectual y ancestrales tradiciones, dedicadas generalmente a las actividades agropecuarias según las condiciones naturales, que necesitan ser asimiladas o atendidas por los servicios sociales disponibles en las ciudades. Tal vez el lector en algo se sienta coincidente con el párrafo anterior y entonces se tratará de buscar que pudo haber influido en la asimilación de ése concepto, GÓMEZ (2003)vii estudiando a FERDINAND TÖENNIES (1973)viii, ha encontrado que él propone lo siguiente: Las relaciones sociales son una creación de la voluntad humana. Existen dos tipos de voluntades: La voluntad esencial, que resulta de la tendencia básica, instintiva y natural de los hombres basada en hechos y situaciones que lo anteceden, propia de la vida de los campesinos y de los artesanos. La voluntad arbitraria, deliberada y con fines precisos, propia de los hombres de negocios, de los científicos, de las personas investidas de autoridad. Y como resultado de ésos tipos de voluntad la existencia de dos tipos sociales: La voluntad esencial forma “comunidad”. En ella, predominan las tradiciones y la autosuficiencia. Se trata de voluntades en un estado primitivo y natural. La relación más clara de este tipo social puede ser la relación de una madre con sus hijos. La voluntad arbitraria forma “sociedad”. En ella, surge la especialización de las personas y de los servicios, sobre todo cuando esto se expresa en el acto de comprar y vender en un mercado libre. En este caso la voluntad común de cada intercambio, considerado como un acto social, recibe el nombre de contrato. Este es el resultado de voluntades divergentes que se cruzan en un punto. Y como se trata de comprender porque se ha interpretado la realidad, resultaría necesario, según GÓMEZ (2003),ix acudir a NISBET (1981)x quien considera que las ideas fuerzas o “ideas unidades esenciales” de la sociología son las bases del pensamiento y deben cumplir con ciertas condiciones. i) Deben ser generalizables, o sea deben ser encontradas en un número importante de autores, ii) Deben tener continuidad, vale decir ellas se deben encontrar tanto al inicio como al término del período de tiempo que analiza, iii) deben ser distintivas, lo que significa que se deben referir a lo más propio de cada disciplina y iv) deben ser ideas, en el sentido pleno de la palabra. Obsérvese: CONSERVADURISMO Comunidad Autoridad Status Sagrado Alienación RACIONALISMO Sociedad Poder Clase Profano Progreso Cada una de estas ideas fuerzas, es asociada a otra opuesta. Al autor le interesa llamar la atención acerca de lo que ha sido cierta evolución natural de la sociedad, en la medida que se avanza en el desarrollo, y su interés por hacer predominantes las ideas fuerzas que se encuentran en la columna el “racionalismo”, que implicaría el crecimiento urbano y las ocupaciones industriales. En esa misma medida, el campo pasaría a ser considerado como un sector residual. Luego el sociólogo que nos ocupa, Gómez, hace la siguiente agrupación de ideas aduciendo que el paralelo anterior le señala una oposición fácil y natural: TRADICIONAL Campo Agricultura Rural MODERNO Ciudad Industria Urbano Seguidamente se revisa la obra de GERMANI (1962)xi, uno de los sociólogos más importantes de América Latina, para señalar las variables que utiliza para diferenciar la sociedad tradicional y la sociedad industrial, sobre la base de una tipología dicotómica: PRINCIPALES VARIABLES SOCIEDAD TRADICIONAL Y MODERNA Variable Estructura social Relaciones sociales Organización social Status Familia Valores Sociedad Tradicional Sociedad Industrial Acción prescriptiva Institucionalización de la tradición Instituciones indiferenciadas Adscripción Particularismo Difusas Afectivas Predominio de lo primario Adscrito Extensa Tradición Tierra Divinidad Acción efectiva Institucionalización del cambio Instituciones específicas Desempeño Universalismo Específicas Neutrales Predominio de lo secundario Adquirido Nuclear Racional Progreso Vida Terrenal Tecnología Economía Energía Humana Maquinaria Tipo de producción Producción en serie artesanal Subsistencia Mercado Fuente: Versión simplificada de Gino Germani. Política y Sociedad en una Época de Transición. De la sociedad tradicional a la sociedad de masas. Editorial Paidos, Buenos Aires, 1962, Págs. 117-126. Citada por Sergio Gómez en La Nueva Ruralidad: Fundamentos teóricos y necesidad de avances empíricos. Instituto de Ciencias Sociales, Universidad Austral de Chile, documento para el Seminario internacional “El mundo rural: transformaciones y perspectivas a la luz de la nueva ruralidad” Universidad Javeriana Bogotá, octubre de 2003 . El enfoque dicotómico se puede percibir a través del pensamiento de otros autores Europeos, Norteamericanos y Latinoamericanos, a través de todo el documento de Gómez que estudiamos en éste acercamiento al estado del arte y parece extenderse a muchos abordajes que de la ruralidad se han hecho. Desde otros análisis, el concepto de estructura agraria, ampliamente analizado por Absalón MACHADO y Jesús BEJARANO en Colombia, por ejemplo, asume la dicotomía latifundio – minifundio y consecuentemente la observación de otras dualidades como aparcero – propietario, agricultor – ganadero, empresario - campesino. Se ha estado ante una fuerte tradición dicotómica en las ideas fuerzas de la sociedad y de los investigadores de las ciencias sociales, a partir de un enfoque que nació en Europa, pero se hizo muy fuerte en Estados Unidos y América Latina. Pero obsérvese con detalle que la crítica a la dicotomía surge en América Latina y Europa; Nuevas reflexiones se están haciendo en todos los ámbitos, sobre la búsqueda de una respuesta menos racional y más apegada a otras miradas, que invitan a observar las cosas globales y las locales, unas nuevas relaciones con otras nociones del tiempo y las distancias, con nuevas opciones de comunicación y otras reglas de juego en las negociaciones. 3. OTRAS APROXIMACIONES A LA NUEVA RURALIDAD Aproximarse a la nueva ruralidad requiere, en cierta forma, establecer primero lo rural para luego proponer lo nuevo y es sobre ése propósito que se acude a algunos conceptos propuestos por Edelmira PÉREZ (2001),xii para quien la ruralidad es ante todo un medio de vida conformado por un espacio territorial acerca del cual acoge definiciones de otros autores como: “...el conjunto de regiones o zonas con actividades diversas (agricultura, industrias pequeñas y medianas, comercio, servicios) y en las que se asientan pueblos, aldeas, pequeñas ciudades y centros regionales, espacios naturales y cultivados...” Y también: El medio rural es entonces: una entidad socioeconómica en un espacio geográfico con cuatro componentes básicos: Un territorio que funciona como fuente de recursos naturales y materias primas, receptor de residuos y soporte de actividades económicas. Una población que, con base en un cierto modelo cultural, practica actividades muy diversas de producción, consumo y relación social, formando un entramado socioeconómico complejo. Un conjunto de asentamientos que se relacionan entre sí y con el exterior mediante el intercambio de personas, mercancías e información, a través de canales de relación. Un conjunto de instituciones públicas y privadas que vertebran y articulan el funcionamiento del sistema, operando dentro de un marco jurídico determinado...” Para ECHEVERRY y RIBERO (2001)xiii desde Canadá hasta el cono sur, la historia de los pueblos se explica por la aplicación de distintas formas de explotación agraria, que permitió la incorporación de territorios en la conformación de las naciones, y ésa tradición e historia consolidó culturas con cosmovisiones particulares, lenguajes, formas de relación, valores estructurados alrededor de una moral, principios éticos, sentidos de pertenencia e identidad, que determinaron una forma de organización e inclusive una economía propia, de manera que el factor diferenciador de lo rural radica en el papel determinante de la oferta de recursos naturales que determina patrones de apropiación y la permanencia en un territorio durante procesos históricos. La ruralidad había sido estudiada desde los sectorial, los hechos rurales en si mismos han sido comprendidos y hasta explicados como los hechos del sector primario de la economía y las políticas públicas desde ése concepto le han ofrecido sus iniciativas, decisiones y acciones de gobierno, no obstante, el mundo rural ahora empieza a comprenderse desde lo territorial, se comprende más allá de lo productivo y entonces se le asume como un sistema complejo continente de sub-sistemas ambientales, económicos, sociales, culturales y políticos, que resultan estratégicos en la evolución de un sistema regional o nacional más complejo, visto así, se esboza un territorio que incide y es incidido en relación simbiótica, negando la connotación de fuente extractiva y afirmando su importancia y fragilidad dado que es esencialmente un espacio natural para cuidar y utilizar en un amplio horizonte temporal. Tratando de superar lo demográfico y lo productivo, que ha bautizado como rural toda pequeña población menor de 2.500 habitantes o las regiones estrictamente agropecuarias, se reconoce actualmente que un territorio es rural aunque contenga uno o varios centros urbanos si su existencia y funcionalidad está definida por el uso de los recursos naturales sobre los cuales se ha ubicado, luego en América Latina y en Colombia se dan unos espacios rurales mucho más complejos que lo que se pensaba, pues tal comprensión de lo territorial incluiría a casi la totalidad de las poblaciones no capitales de Departamento como rurales, aunque bien mirado una que otra podría ser incluida. Y, lo más importante, la visón territorial de lo rural no se propone en oposición del urbanismo, acude a él en la búsqueda de desarrollo sostenible y le considera imprescindible hacia la consolidación de región. 4. EL NUEVO CONTRATO El nuevo contrato propone: Resolver integralmente el poblamiento y el despoblamiento de territorios que ha sido inducido por políticas de industrialización que definitivamente no resolvieron los desafíos del desarrollo; el cuidado integral de equilibrio ecológico en procura de un paisaje y un espacio común como derecho natural; el aseguramiento de la producción de agua para toda la sociedad; la solución a la disposición de residuos de la producción y el consumo industrial y, la incorporación y reactivación sostenible de actividades productivas agropecuarias no alimentarias, agroindustriales, mineras, artesanales y ecoturísticas, que consoliden la multifuncionalidad del espacio rural. Renegociar el contrato implica reconocer, como en algún escrito lo dijera Edelmira Pérez, que : “Lo rural es una nueva, aceptable y mejor alternativa de vida”. En la nueva propuesta se expone la necesidad de incidir con políticas públicas y actitudes particulares para encontrar en el medio rural la multifucionalidad que aporte al desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida del conjunto de la sociedad. Un espacio poblado por personas cuyas demandas de hábitat, sociales y de participación han sido resueltas representa un espacio soberano capaz de proveer y recibir, pero sobre todo un espacio que puede interrelacionarse en términos de cultura y competitividad con el resto del mundo, un espacio así es una localidad abierta al mundo. 5. EL RETO DEL DESARROLLO RURAL Para CEÑA (1993)xiv el desarrollo rural es: “un proceso de mejora del nivel del bienestar de la población rural y de la contribución que el medio rural hace de forma más general al bienestar de la población en su conjunto, ya sea urbana o rural, con su base de recursos naturales” A su vez, el IICA (2000)xv señala para el actual contexto Latinoamericano el desarrollo rural como: “Un proceso de transformación de las sociedades rurales y sus unidades territoriales, centrado en las personas, participativo, con políticas específicas dirigidas a la superación de los desequilibrios sociales, económicos, institucionales, ecológicos y de género”, que debe buscar ampliar las oportunidades de desarrollo humano, acudiendo para ello a estrategias que logren la reducción de la pobreza rural, la planificación integral territorial, el desarrollo del capital social, el fortalecimiento de la economía multisectorial, el fomento de la competitividad y de la eficiencia productiva, la profundización de la descentralización y desarrollo institucional, la formulación diferenciada de políticas, la ampliación de las oportunidades de acceso a activos productivos para el logro de la equidad, el desarrollo políticosocial e institucional territorial, la participación, la incorporación de la dimensión ambiental en el desarrollo, una estrategia laboral rural y la articulación del desarrollo rural con la globalización. El desarrollo para la nueva ruralidad conceptual y políticamente se va conformando como un conjunto de propósitos que solo puede ser alcanzado mediante la combinación de los esfuerzos públicos y privados, e involucra decididamente la tarea reflexiva y propositiva de la academia, sobre el entendido que no es el esfuerzo de una disciplina sino la conjunción de saberes y capacidades, la mejor amalgama de aporte a la creación de un nuevo mundo, integrado y capaz de proveer adecuado hábitat en un medio natural que contenga sistema sostenibles de producción rural. Finalmente, como lo expresara Salas STEVANATO (2012) nos encontramos ante nuevas expresiones culturales que están incorporando patrones de consumo y hábitos de vida distintos, que han inserido en los patrones de organización del territorio rural, desplazando o desdibujando los límites entre lo rural y lo urbano, lo que dificulta cada vez más saber, dónde termina un territorio y dónde comienza el otro. 6. EL TOPÓGRAFO COMO DESARROLLO RURAL PROFESIONAL EN CIENCIAS DE LA TIERRA QUE COADYUVA AL Disciplinalmente los estudios analíticos de los usos y lógicas de ocupación del territorio son abordados por biólogos, economistas, administradores, antropólogos, historiadores, sociólogos, abogados, arquitectos y topógrafos; hoy el reto que se presenta es el de la interdisciplinariedad competente que permita actitudes propositivas acerca del ordenamiento de las actividades humanas sobre el territorio; se promueve el uso de nuevas tecnologías y métodos para descubrir el beneficio óptimo de los recursos. El objeto de estudio de la Topografia ha sido redescubierto y su campo de acción ha estado consolidándose como la descripción cualitativa y cuantitativa del territorio, la preservación de los derechos de propiedad y la aportación al conocimiento de la sistémica territorial para su razonable ocupación. La descripción cualitativa del territorio, ése constructo social al que le es inherente la complejidad sociocultural y los aspectos económicos en él circunscritos, reta al profesional de la Topografía a cualificarse para explicar y proponer con fundamento científico en relación con y sobre los hechos territoriales, así, el Topógrafo deberá tener conocimiento y argumentos sobre ciencias como la Historia, la Sociología, la Economía y el Derecho. La descripción cuantitativa del estudio topográfico para describir, generar explicación y hacer aporte propositivo, exige cualificación en geología, matemáticas, geometría, física, estadística, costos e informática aplicada. Entonces, la Topografía es actualmente en un sentido amplio la disciplina basada en conocimiento científico-técnico que describe e interpreta a la sociedad las cualidades y cantidades del territorio, como contribución propositiva para su mejor uso y ocupación; aporta sus procesos cuantitativos para el desarrollo de obras de ingeniería en construcción de infraestructura productiva, instalación de sistemas extractivos minero energéticos o en sistemas de telecomunicaciones y propicia el mantenimiento y la regulación de los derechos de propiedad sobre la tierra, a la vez que es un soporte en las tareas forenses o de investigación criminal. La topografía opera en la superficie, bajo el océano o bajo el suelo Fundamentalmente, la Topografia como una ciencia de la tierra tiene un objeto de estudio sistémico: El Territorio, la construcción social que define espacios de vida y a la vez de conflicto por el uso de sus recursos, el espacio donde ejerce el poder de un Estado y sobre todo, el espacio donde se expresan materialmente los derechos de propiedad pública y privada. Naciones Unidas ONU y la Federación Internacional de Geómetras FIG expresaron a través de la Declaración de Aguas Calientes (2004): “El perfil del topógrafo en el tercer milenio será una combinación de profesional técnico de la agrimensura y la cartografía, con formación empresarial en administración de datos espaciales, en recursos del medio ambiente y de la tierra, tanto en el sector público como en el privado, además de ser consultores de agentes jurídicos y financieros en materia de manejo de la tierra”. Expresa la FIG que es necesario centrarse en planteamientos más gerenciales e interdisciplinarios que sirvan como base para desarrollar y operar sistemas adecuados de ordenamiento territorial. Así, continúa la declaración, el futuro perfil educativo de los profesionales topógrafos a cargo del ordenamiento territorial debería incluir las áreas de las ciencias exactas y del manejo de la tierra, respaldado y enmarcado por un paradigma interdisciplinario de manejo de la información espacial. LA TOPOGRAFIA EN LA CONSOLIDACION DE LOS DERECHOS DE PROPIEDAD DESARROLLO SUSTENTABLE ECONOMICO SOCIAL Y AMBIENTAL TENENCIA DE LA TIERRA VALOR DE LA TIERRA USO DE LA TIERRA URBANIZACION DE LA TIERRA TITULOS HIPOTECAS SERVIDUMBRES SEGURIDAD JURIDICA VALUACION DE LA TIERRA COBRO DEL IMPUESTO SOBRE LA PROPIEDAD TERRITORIAL POLITICAS Y PLANIFICACION ESPACIAL CONTROL DEL USO DE LA TIERRA PLANOS DE OBRA Y PERMISOS REGLAMENTACION E IMPLEMENTACION POLITICAS TERRITORIALES MARCO INSTITUCIONAL INFORMACION TERRITORIAL DATOS CATASTRALES Y TOPOGRAFICOS INFRAESTRUCTURAS DE DATOS GEORREFERENCIADOS UNA PERSPECTIVA DEL MANEJO GLOBAL DE LA TIERRA © St ig Enemark Fuente: FIG -2004 En la circunstancia colombiana cuando todavía no se resuelven las cuestiones de la propiedad de la tierra y sus conflictos, es cada vez más importante la actuación profesional del Topógrafo como coadyuvante en la reconstrucción y preservación de los derechos de propiedad, dadas las connotaciones de depositario de la fe pública en cuestiones de tierras, a tal grado que además de lo contemplado en la Ley 70 de 1979 que le establece su actuación como profesión liberal, se afianzan su responsabilidades en la agrimensura de peritaje legal que están definidas en el Articulo 482 del Código de Procedimiento Civil Colombiano y en Código General del Proceso, Ley 1564 de 2012. La intervención social del profesional Topógrafo es decisiva en los procesos postconflicto, donde es fundamental la reconformación de los derechos de propiedad inmueble, actualmente en Europa Oriental, África, Centro América y seguidamente en Colombia, las leyes de restitución de tierras exigen sofisticados servicios de topografía. En relación con lo acabado de exponerse, fuentes oficiales expresan que en Colombia 3,7 millones de predios rurales carecen de títulos de propiedad, y son cerca de cuatro millones de hectáreas en restitución de tierras lo que esperan los desplazados por la violencia. Sobre el tema del párrafo anterior WALLACE (2009) ayuda a la comprensión de las actuales cuestiones de la tierra, cuando afirma que actualmente la caja de herramientas tiene elementos de la topografía y del derecho, que universalmente han facilitado el derecho de acceder a las potencialidades del recurso suelo, para un nuevo constructo social, que se anticipe a la controversia de la propiedad en sí misma. Reconocido que los recursos informáticos sobre la tierra obtenidos con métodos topográficos y tecnologías espaciales actuales específicamente son decisivos en la administración de la tierra para el desarrollo, como lo exponen MCKENNA y URBAN (2008) es evidente que se requiere con celeridad el levantamiento de los datos en el campo y que se consiga una correspondencia razonablemente cierta y por lo mismo respetable socialmente, entre la realidad física y la realidad jurídica. 7. PORQUE LA NECESIDAD DE ACTUAR EL CUESTIÓN DE TIERRAS RURALES En Colombia alrededor de las pasadas décadas de los años 60 y 70 durante la vigencia del modelo de industrialización y sustitución de importaciones el Estado colombiano manejó las tierras rurales desde la premisa de la existencia de una estructura agraria que había que transformar, por inequitativa, buscando formas equilibradas de propiedad de la tierra que en un mediano plazo produjeran una nuevo sistema que superara las grandes diferencias sociales y económicas de la población rural y disminuyera su principal manifestación: La pobreza, y, su fundamental implicación: La baja capacidad de demanda interna en el mercado de bienes y servicios. El acceso a la tierra fue la premisa de la que se partió para resolver los problemas de las poblaciones rurales, y consecuentemente, los esfuerzos se orientaron a la dotación de suelos con alguna aptitud agrícola y a apoyos complementarios hacia la producción y la infraestructura de servicios. Los esfuerzos financieros fueron grandes, en valor absoluto, y los resultados diferenciados pero no los esperados, las poblaciones rurales crecieron en cifras absolutas y la pobreza no fue eliminada. Los aproximadamente 40 años de intervención estatal agraria han dado los siguientes resultados: ”Por compra y, casi en forma marginal por expropiación, se han redistribuido apenas 1.5 millones de hectáreas; a través de programas de redistribución se han beneficiado un poco menos de 102 mil familias; un poco más de 430 mil familias han obtenido títulos de propiedad sobre predios baldíos, y más de 65 mil familias de comunidades indígenas han logrado beneficiarse por la definición y delimitación de resguardos y reservas indígenas; el esfuerzo fiscal de la nación a través de asignaciones ejecutadas por el INCORA en los programas de redistribución asciende a algo más de 3.500 millones de dólares. En promedio, el gasto efectuado por familia beneficiada asciende a más de 35 mil dólares, y por hectárea redistribuida, a casi 2.450 dólares” (CEPAL,2001). El Instituto Colombiano de la Reforma Agraria a través del documento “Evaluación e impacto de los programas de reforma agraria” (INCORA, 2001) reconoció en el año 2001, antes de ser cerrado, como demanda manifiesta a 495.600 familias por cerca de 8.9 millones de hectáreas, sin contar la demanda de los minifundistas y otras demandas agregadas como las que se originan por el desplazamiento forzado de población debido al conflicto armado colombiano. Las cifras preocupantes que han sustentado las políticas de tierras en algunos casos son iguales o mayores que hace 40 años. En el sentido de lo señalado en el párrafo precedente, el Banco Interamericano de Desarrollo dice: “La existencia de mercados de arrendamientos de tierras relativamente inactivos sugiere que el objetivo de la política en éste sector debe ir más allá de la reforma agraria y la propiedad de la tierra, para fomentar formas contractuales de acceso a ésta que sean menos exigentes políticamente que la reforma agraria por medio de la expropiación, más económica que la reforma agraria ayudada por el mercado de tierras y más progresiva que la explotación libre de mercados de venta de tierras” (BID,2002). Las políticas de tierras se hacen importantes porque la tierra es un activo clave para los habitantes rurales, especialmente los dedicados a la agricultura, es fundamento de su economía, es factor que facilita el crédito y trasciende a la institucionalidad rural y local, amalgama en ese sentido aspectos del mercado e instituciones, a la vez que hereda de ellas imperfecciones o virtudes que no pueden ser desconocidas al momento de tomar decisiones de gobierno o de actuar sobre la búsqueda del desarrollo. Es reconocible la interacción entre las familias de habitantes rurales y las políticas públicas, entre derechos y deberes; en un sentido más específico: Derechos de propiedad y obligaciones sociales. Él continuo evolutivo generado por el uso eficiente de la tierra, que es capaz de generar riqueza, es el impulsor de la evolución de la institucionalidad de la tierra y así en espiral ascendente se percibe crecimiento económico y sobre ésa vía muy seguramente el desarrollo, pero obsérvese la necesidad de seguridad en la tenencia como factor determinante del ciclo; ella afianza el crecimiento, carecerla puede contraer o degradar un sistema basado en el uso de la tierra. La siguiente cita coadyuva en la justificación del presente trabajo, resaltando la importancia de hacer correspondientes los hechos sociales y jurídicos que dan acceso a la tierra con la realidad física, de tal forma que se superen las inconsistencias que aparecen cuando un terreno no es en cantidad o calidad lo que exponen los títulos de propiedad o contratos de tierras cualquiera que sea el origen del derecho: reforma agraria, titulación de tierras o mercado de tierras. “Aun cuando los derechos de propiedad estén bien definidos por la ley, los conceptos legales tienen que traducirse en algo que pueda identificarse físicamente sobre el terreno, a lo que pueda hacerse referencia y pueda transferirse si se desea. Esto crea la necesidad de demarcación y supervisión de límites, de registro y mantenimiento de archivos, de adjudicación de derechos y de resolución de conflictos. A todas ésas actividades, conjuntamente con otras funciones de manejo de tierras que desempeña el estado, normalmente se les denomina Administración de Tierras” (UNECE, 1996) citado en el libro Políticas de Tierras (DEININGER, 2003.) Finalmente, se reafirma la pertinencia social del Topógrafo en el Desarrollo Rural, como profesional con capacidades de comprender, explicar y proponer alternativas que viabilicen los mejores niveles de vida de una población, que siempre será decisiva la provisión de bienes alimentarios, recursos minerales, cuidado del ambiente, mantenimiento de los valores culturales e incluso como presencia que irradia respeto de la soberanía nacional. BIBLIOGRAFÍA APPADURAI, Arjun (1991) La Vida Social de las Cosas. Perspectiva cultural de las mercancías. Editorial Grijalbo, México. BALCÁZAR Álvaro et al. (2001) Colombia: alcances y lecciones de su experiencia en reforma agraria. Red de Desarrollo Agropecuario. 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