POLÍTICA Por qué vino Amodio: de leyenda urbana a traidor Para los más radicales su llegada a Uruguay es parte de un operativo de la CIA. Para otros es un hombre que no resistió el olvido. 12 AGO 2015 - 14:02 El por qué de la reaparición de Amodio Pérez ha dado para todo tipo de teorías. El extupamaro Gabriel Carbajales afirmó que la llegada de Amodio, de 78 años, se preparó "hace dos años" por "El País, El Observador, la CIA y alguna otra gente". Héctor Amodio Pérez pretendía estar en Montevideo 24 horas, participar de la presentación del libro “Palabra de Amodio” y luego volver a España. Acordó con Ediciones de la Plaza un servicio de seguridad y una habitación en el Hotel Sheraton para él y su esposa. Sin embargo, la catarata de denuncias judiciales en las que se vio envuelto no estaban previstas. En las últimas horas, el karma se apoderó de su vida: Amodio pasó de su cómoda habitación del cinco estrellas a una pieza del Hotel London, en pleno centro. Según la Diaria, la editorial -que pertenece al diario El País- le comunicó que había que achicar gastos. Este miércoles, los medios especulan con la verdadera razón de la reaparición de Amodio, 41 años después de su salida del país facilitada por la dictadura. Apoyado en esta hipótesis, La República indica que se trata de un “operativo político” diseñado por El País. En tapa especula sobre el apoyo recibido por Amodio, lo que incluyó también asesoramiento judicial. El diario oficialista da un dato personal del extupamaro que denota su imposibilidad de acceder a dichos servicios: en España “gana solo 600 euros por mes”. Por su parte, El País dedica hoy dos páginas a explicar cómo ha sido la vinculación con Amodio. En tal sentido, una de las notas cuenta cómo se sustanció el libro escrito por Jorge Marius. El propio autor contó que estaba convencido de publicarlo por su cuenta. Había señado el trabajo en una imprenta, pero luego por discrepancias con esa empresa tuvo que salir a buscar alternativas. Así fue que se encontró con el escritor y periodista Federico Leicht, quien había estado vinculado a Ediciones de la Plaza. A través de él fue que “Palabra de Amodio” fue publicado en esas condiciones. Marius fue coordinador de la bancada del Partido Demócrata Cristiano en los tiempos predictadura. En su carácter de tal era un colaborador muy cercano al senador Juan Pablo Terra. A través de él fue que recibió los manuscritos de Amodio que el periodista Federico Fasano sacó del Batallón Florida en hojas de cigarrillos. Esos papeles quedaron con él durante estos años, hasta que en 2013 publicó ese material con la editorial Cruz del Sur: “La tiranía de la miseria”. Amodio leyó el libro (al igual que todos y cada uno de los que lo nombran) y pidió contactarse con Marius. La pública reaparición de Amodio en 2013 -a través de varias entrevistas con El Observador- comenzño a generar la expectativa del nuevo libro. De este modo, el exlider del ala militarista de los tupamaros ha querido dar a conocer su versión del relato que lo convertido en el principal traidor y responsable de la derrota militar del MLN. Este viernes, Amodio vuelve a declarar ante el juzgado penal 16 de Julia Staricco. En la víspera declararon los militares Mario Aguerrondo y Carlos Legnani, quien era el jefe del Batallón Florida, donde Amodio negoció sus condiciones de reclusión y su posterior fuga del país. Mañana será el turno de más tupamaros como Julio Marenales, Julio Listre, Carlos Martell y Pascual Quartiani, quienes han denunciado a Amodio como participante de operativos de las Fuerzas Conjuntas. Staricco concretamente lo interroga por uno de sus casos: la detención y tortura de 28 mujeres que integraban los cuadros del MLN-T. Se cree que Amodio colaboró con las Fuerzas Conjuntas marcando a algunas de ellas. El diario El Observador informa hoy que es probable que dos de las tres causas en las que Amodio está involucrado se unifiquen. Fuentes judiciales dijeron que la denuncia de las 28 mujeres torturadas y la causa formulada por el director de Caras & Caretas, Alberto Grille forman parte del mismo asunto. Ésta última estaba en poder de la jueza María Elena Mainard y podría pasar a la jueza Staricco. La tercera causa es la de la documentación con la que Amodio ingresó al país con la identidad que le otorgaron los militares: Walter Salvador Correa Barboza. Es con ese nombre que tiene pasaporte español. Pero màs allá de que se ordenó tramitar documentación como Amodio Pérez, el extupamaro se ha tenido que enfrentar nuevamente a las acusaciones que viene recibiendo desde hace cuatro décadas. Según Marenales, de 85 años, Amodio lo entregó el 26 de julio de 1972. Se reencontraron después de mucho tiempo. Amodio estaba dentro de la unidad militar cuando hubo un intercambio de fuego entre las partes. La granada de mano de “El Viejo” Marenales no explotó y en cambio recibió tres balazos antes de ser capturado. Según los militares, no fue una heroica rendición: el fundador de los tupamaros usó su granada en una esquina llena de escolares, a las cinco de la tarde, en Luis Alberto de Herrera y Emilio Raña del barrio La Blanqueada. Como en el caso de Martell, Listre y Quartiani, Amodio no salió de la camioneta y apenas los miró a la cara. Mucho tiempo después han tenido que repetir la experiencia. Uno de los militares que declaró en la víspera fue consultado sobre si fue un “error táctico” el regreso al país de Amodio, el “comandante” tupamaro reconocido por su astucia en los años 70. Los periodistas preguntaron a Méndez si fue un error estratégico de Amodio volver a Uruguay. "Si fuese sería estratégico, no?, respondió con sus conocimientos militares. En todo caso, solo Amodio sabe si cometió o no un error. Hasta su aterrizaje en Uruguay Amodio -el obrero gráfico, el traidor, el eficaz comandante tupamaro, el militante con veleidades burguesas, según Sendic- era una leyenda urbana. En el libro "Palabra de Amodio" cuenta que vino al país en varias ocasiones, siempre con documento falso. Una de las veces, en 1997, se reencontró con Jessie Macchi, una de las más aguerridas tupamaras. Macchi falleció hace unos años, y ahora Amodio cuenta que su reencuentro terminó en las rocas de Malvín tomando alcohol de una botella. Lo vincularon con hechos más allá de la guerrilla de los tupamaros. Para algunas fue el encargado de la logística de la Mossad en el asesinato del exjerarca nazi Herbert Cukurzen la Ciudad de la Costa en 1965. Otro que alimentó la leyenda fue el comisario Alejandro Otero, exjefe de Inteligencia policial- quien dijo que unos periodistas suecos lo vieron en el atentado al exlíder contra de Nicaragua, Edén Pastora a principios de los 80. Fuente: http://www.subrayado.com.uy/Site/noticia/47620/xxxxx
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