LA AYAHUASCA Y LA INCOMPRENSIÓN DE LO VIVIDO Desde tiempos inmemoriales se ha hablado sobre personas que tienen la capacidad de entrar en dialogo con otros mundos, y sobre todo con el más misterioso de ellos y a la vez el más cercano, la naturaleza, la cual es el hogar de los más grandes enigmas. El misterio que rodea a la Madre Tierra es el más admirable y a la vez aterrador que existe, de esta manera el mar se convierte en la profundidad que otorga tranquilidad cuando este duerme, pero a la vez el más feroz enemigo cuando despierta. Esto a lo largo de los milenios ha hecho que las más grandes civilizaciones determinen que son dioses los que habitan en estos, así lo vemos en Asiria, Siria, Babilonia, Mesopotamia, Egipto y en las religiones prehispánicas. Fue con el pueblo judío que esta visualización se exterminó, continuando con este precepto en el Cristianismo y en el Islam, donde un único Dios es el creador de todo. El libro del Génesis escrito en el pos exilio, dice: “Y dijo Dios, - haya un firmamento por en medio de la aguas, que las aparte unas de otras, e hizo Dios el firmamento… Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche y valgan de señales para solemnidades, días y años y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra. Y así, hizo Dios dos luceros mayores, el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche y las estrellas”. Este texto, lo que muestra es la respuesta de un pueblo monoteísta a las civilizaciones de alrededor, así al pronunciar lo anterior, el pueblo hebreo está diciendo que no existen dioses en los actos de la naturaleza sino que es Dios el único el que los ha creado. De esta manera se da una respuesta entre muchas al misterio que ejercía y ejerce la naturaleza en los pueblos de todo el mundo. Este misterio al no tener una respuesta clara se convirtió en lo más importante de la vida de las personas de ahí que se le otorgaron poderes sagrados pero a la vez malignos, donde los dioses, para el politeísmo para las tres y Dios religiones del libro, mostraban su contento o su enojo, así las plagas, las pestes, las enfermedades, la erupción de volcanes, etc., se volvieron castigos divinos, pero también esta fuerza incomprensible de la naturaleza adquirió el valor de lo bendito y lo sagrado, de ahí la nube, el fuego, el agua, el aire, ejercían como elementos importantes donde Dios se mostraba para realizar una alianza con su pueblo. A partir de esta visión se consideraron los cuatro elementos trascendentales para Occidente: Aire, Tierra, Fuego y Agua, y para Oriente en cinco: Aire, Tierra, Fuego, Agua y Espacio, el cual representa al tiempo y al corazón. Para llegar a la comprensión de estos elementos principales había que pasar por un proceso importante de interiorización con la naturaleza, pero a la cual no todas las personas estaban destinadas a llegar, sólo los sacerdotes, profetas, médicos, chamanes, brujos, etc., tenían acceso y este encuentro se daba a través de poder convivir con los poderes que otorgaban y otorgan ciertas plantas a las cuales se les ha otorgado un uso medicinal para curar enfermedades, un uso mágico a través del cual se realizan encantamientos ejerciendo el poder del bien y del mal y el uso sagrado el cual tiene una gran relación para el dialogo con las o la Deidad. Las plantas se convirtieron en el puente para el encuentro con los Dioses, de ahí la importancia del olivo, por poner un ejemplo. El conocimiento de las plantas, su uso para bien o para el mal han sido de máxima importancia para el desarrollo de todas las religiones ya que a partir de ellas se encuentran respuestas y dependerá de cada persona el uso que se le otorgue. Los grandes maestros e iniciados han tenido acceso al conocimiento de estas plantas para curar, hacer daño o ayudar al buen morir, pero sobre todo de ahí el poder de contactarse con Dios o con los dioses. El encuentro con la sabiduría de las plantas y sus elementos ha llevado a los grandes profetas a tener un encuentro personal consigo mismo y por ende con Dios, pero es claro que las respuestas que se obtienen al ingerir ciertas plantas tienen un conocimiento claro de los químicos que poseen, es por eso que las plantas pueden curar, introducir a la persona con su interior o incluso asesinar. Para que esto se lleve a cabo también se tiene un gran conocimiento del cuerpo humano, ya que como otro ente de la naturaleza su formación orgánica es también un gran paso hacia el misterio, el cuerpo humano está preparado para defenderse y luchar contra cualquier tipo de sustancia en unión no sólo con los órganos sino con la mente y el espíritu. Los antiguos sacerdotes, chamanes y profetas utilizaban el conocimiento de las plantas, las ingerían y entraban en estados que los llevaban a contemplar de manera profunda el mundo que los rodea y a comprender acontecimientos que para las personas en general eran y son incomprensibles. A este tipo de sustancias con el tiempo se les nombró “Alucinógenos” y poco a poco pudieron ser adquiridas por personas que no pertenecían a las castas antes mencionadas, de esta manera su uso se tergiversó convirtiéndose en sustancias de moda, prostituyendo el sentido espiritual y de encuentro, así de ser un uso chamánico o sacerdotal estas plantas alucinógenas se convirtieron en drogas. El uso de estos alucinógenos data según los especialistas de entre 5,000 a 8,000 años, así lo dejan ver las cuevas paleolíticas de Tassili.1 Y estás investigaciones también dan a entender que lo dicho en el libro del Génesis donde Eva come del fruto prohibido tiene una relación clara con estos alucinógenos que dan un contexto de sabiduría para bien o para mal a quien los consume. 1 Brujos y Chamanes. Roberto Busto. Nuevo Milenio. Libsa Editorial. España 2008. ¿Pero, qué es lo que hace que cierto tipo de plantas abran el tercer ojo, por decirlo de esta manera a quien las consume, por qué no todas las plantas, vegetales o frutos provocan este conocimiento, y qué pasa en el cuerpo que estas sustancias lo convencen de abrir el misterio y mostrarse? Científicamente se sabe que tanto las personas como los animales, segregamos sustancias que movilizan nuestra sistema nervioso pero cuando algo no está bien en nuestro organismo estás sustancias producen sensaciones y alucinaciones causadas por un exceso de Dimetil Tiamina o DMT, sustancia que provoca esquizofrenia, psicosis afectiva, neurosis o cierto mal mental2, pero esta sustancia también provoca alucinaciones, sinestesia e hipersensibilidad. Se ha descubierto que tanto el DTM como la bufotenina son sustancias importantes que deben contener las plantas que utilizan los chamanes para el contacto con Dios, de ahí que los sacerdotes y chamanes les nombren “enteógenos”, es decir, “Dios dentro de nosotros”. Y dentro de estos grandes “enteógenos”, se encuentra la Banisteriopsis caapi y Banisteriopsis inebrians o “Ayahuasca”. En lengua quechua, este alucinógeno utilizado 2 Idem. 61. últimamente para alterar los sentidos tiene un sentido religioso importante el cual es previsible desde su etimología. En quechua la voz “ayá significa muerto o espíritu y “huasca o wasca” significa soga, bejuco, es decir, “Bejuco de los espíritus” al unir los vocablos. Este enteógeno era utilizado por chamanes de diversas partes de Latinoamérica para curar, pero esta cura no se realiza sólo con el Banisteriopsis sino que se revuelve con 32 plantas que contengan DTM, y es a esta mezcla a la que se le bautiza como “Ayahuasca”. Su uso original es sólo para los chamanes y sus discípulos quienes por nacimiento o a lo largo de su vida son elegidos para sanar el cuerpo a través de la mente y los sentidos, tres de las plantas más importantes que contienen DTM es el Palo de Brasil, el cual era utilizado en tiempos de la conquista por sacerdotes, chamanes y guerreros; la Chacruna que nace en el Perú; el Estramonio, sustancia sumamente tóxica la cual puede producir la muerte; la virola, la cual produce alucinaciones; el bejuco, el cual tiene que ceder para ser cortada, para esto se le canta con la finalidad de que otorgue su aceptación, una vez que la planta ha aceptado se hierve y se mezcla con las 32 plantas que contiene DTM. La utilización de este alucinógeno tiene como finalidad penetrar en la naturaleza a través de la sinestesia si lo que se busca es encontrar una verdad o una respuesta, pero si se utiliza como cura, la ayahuasca provoca que la enfermedad se muestre y se comprenda su origen, si la enfermedad es incurable la bebida ayuda a que el cuerpo se relaje y el alma salga en el momento preciso. Los Sacerdotes o Chamanes que son elegidos para trabajar con la Ayahuasca tiene un proceso de iniciación en el cual pueden tener contacto con los espíritus ya que su consumo tiene una relación con el tiempo, es decir, se maneja de diferente manera dándole un sentido divino y separándolo del tiempo histórico. Para comenzar el ritual es necesario hacer uso de “icaros”, es decir, cantos a través de los cuales se va introduciendo a la persona, estos “icaros” muestran la importancia de la música ya que se cree que sólo la música llega “virgen” a los sentidos y al espíritu de la persona, el oído es el sentido más honesto porque no se deja engañar al contrario de los otros cuatro que son corruptibles por la falsa realidad como llaman los chamanes a la vida cotidiana. La Ayahuasca es un alucinógeno que otorga a la persona una cuarta dimensión, abriendo al máximo sus sentidos y los va relacionando con los puntos cardinales, tiene un proceso de sanación espiritual por lo que debe utilizarse en el momento preciso y con un sacerdote o chamán que realmente tenga una relación interior con las plantas, ya que su uso puede sanar o confundir a la persona que lo utiliza, la persona que la consume y es guiado por un chaman urbano como lo nombran los verdaderos sacerdotes, puede confundir a la persona que la consume llevándola a percibir momentos que no le pertenecen. Los verdaderos sacerdotes cobran dependiendo de la situación en la que perciban a la persona que busca sanarse, nunca cobran de una manera conjunta ya que al realizar esto otorgarían un mismo significado a la estancia de los participantes. La ayahuasca es un alucinógeno religioso que lleva a encontrar a Dios en el interior de uno mismo y por ende a comprender la voz de la naturaleza, siendo esta la que mostrará a la persona sus daños emocionales, espirituales y por ende físicos, los sacerdotes solicitan que no se use para otro fin ya que su uso en exceso puede provocar que la naturaleza lo engañe por querer saber más de lo que le corresponde. Al igual que los hongos y el peyote, la ayahuasca o el bejuco de los Espíritus, tiene como finalidad el encuentro con lo necesario, el alma de una persona necesita dosis de verdad natural en porciones adecuadas a lo que tendrá que aprender y curar, la utilización por el gusto del “viaje” llevará la incomprensión de lo vivido quedando sólo como sustancia orgánica que provoca males mentales como la esquizofrenia y la psicosis, enfatizando el dolor y la pérdida del conocimiento. Madre Ayahuasca aquí están tus hijos, hoy hemos venido para estar contigo Madre ayahuasca curaciones te pido para mis hermanos que hoy están conmigo Madre ayahuasca muéstranos caminos pintado visiones con un buen destino Madre ayahuasca muy agradecidos, Santa medicina que cura a la tribu. Martha Leticia Martínez de León… Silencio
© Copyright 2024