Mapas de caminos que no llevan a Roma (VI) de Angel Pontones @boucicaut71 MAPAS DE CAMINOS QUE NO LLEVAN A ROMA (VI) ÁNGEL PONTONES MORENO MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATO Mapas de caminos que no llevan a Roma (VI) de Angel Pontones @boucicaut71 CRISIS Sin saber por qué, le di un puñetazo. A ella, que realmente no tenía la culpa de nada que no fuera de saturarme los sentidos con opiniones interesadas. Mientras enmudecía y dos grandes cicatrices cruzaban en aspa su rostro transparente, atiné a ver tras ellas y junto a una península partida en cuatro, la silueta del hombre del tiempo, con esa mirada entre confusa y desafiante del que tampoco se siente responsable. MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATO Mapas de caminos que no llevan a Roma (VI) de Angel Pontones @boucicaut71 FUTURO IMPERFECTO A primera vista parecía una ganga de cliente. Me había hecho bajar bandera en el cruce entre la plaza de Maria Escila y el paseo José Caribdis, a la altura de juzgados, donde siempre solía subírseme algún cachivache empalagoso. Nada más explicarme su destino, el hombre pronunció mi nombre y yo supe que también lo había reconocido. Volvimos de un salto de 15 años atrás a la vieja facultad donde Rojas de Mercantil, nos sumergía en la tinta china de las letras de cambio. Compartíamos promoción y burlas al peluquín del futuro decano. En un trayecto valorado en ocho con cincuenta me explicó que el gran error de la vida era ponerse como meta una felicidad prefabricada por publicistas, que lo mejor de la vida eran los hijos, que nueve de los diez mejores consejos que había recibido no había llegado a seguirlos, y que el trabajo era un medio sin un fin determinado. De ahí pasó a comentarme que salía de una vista que tenía perdida. Nos reímos al comentarle que yo también la iba perdiendo. Una vez se esfumó tras una marquesina que recomendaba cumplir los sueños, me sentí terriblemente cansado. Ni siquiera pude consolarme con la idea que el tipo cumplía su deuda de sangre en el turno de oficio, y que envidiaba con todas sus fuerzas la seguridad de mi taxi. MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATO Mapas de caminos que no llevan a Roma (VI) de Angel Pontones @boucicaut71 DESFASADOS Solemos quejarnos de la escasez de pistas, no de su exceso. La escasez es primaria, lógica. Aplastante en su simplicidad. El exceso es impostado, inconveniente. Digamos que tiene truco. Imaginadlo en aquel parque de extrarradio, alrededor de un cuerpo desnudo, imperfecto, estrangulado y conservado en la nieve que lo había cubierto como la mejor coartada, adoptando la forma de una hilera de instantáneas que en un sendero de metro y medio a partir del cadáver compusieran una película en la que el sospechoso, en primer plano, se fuera acercando poco a poco a su víctima, achinando los ojos como deslumbrado por un resplandor que podría deberse a una farola o linterna, pero que se correspondía más a los flashes de la antigua cámara Polaroid hecha ciscos que encontramos en una de las papeleras de bloque de edificios más próximo. Las evidencias, aplastantes, nos hicieron instintivamente mirar en otras direcciones incluso cuando el sospechoso (el mismo adolescente deslumbrado por el arma improvisada que al parecer empleó la víctima para defenderse) ya se había metido en nuevos problemas que le llevaron a ser arrestado e identificado. Ni siquiera cuando confesó su crimen pudimos dejar de pensar que un caso como éste, sin un móvil claro y con un acusado tan torpe o suicida como para sembrar el escenario de evidencias, no había por dónde cogerlo. MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATO Mapas de caminos que no llevan a Roma (VI) de Angel Pontones @boucicaut71 Unos años después, ya retirado del cuerpo y dedicado a otros menesteres, murió mi madre. Vivía sola y acumulada de recuerdos y no recuerdo que ninguno de sus tres hijos hiciéramos nada por ayudarla a salir de su laberinto. Este funcionamiento socialmente aceptado de renovar rápidamente el mobiliario mientras dejamos estropearse a las personas daría para una profunda reflexión de la cual no es éste su tiempo ni lugar. El piso de nuestra infancia, ubicado en lo que había sido un barrio bien, planteaba ahora un problema a la hora de repartirlo pues toda venta futura en las actuales circunstancias sería poco menos que un regalo, y nadie de la familia parecía proclive a vivir en un lugar que la rápida degradación iba progresivamente incomunicando. Una mañana que lo visité junto a Camile y mi hijo, tuve la revelación que llevaba tiempo buscando y aún más esperando, y que no tenía que ver con el perfecto usufructo, arriendo o alquiler de la finca. Cuando vi a mi Jacques, un muchacho brillante en proyecto de neurocirujano importante, atascarse durante más de un minuto con la rueda marcadora del antiguo teléfono de mamá, intentando averiguar el principio que le permitiera marcar un número sin que el mecanismo saltara solo hacía el punto de inicio, se me ocurrió pensar que un adolescente de 2015, sin antecedentes y sobreexcitado al terminar de estrangular a una chica que solo quería atracarle, podía muy bien desconocer el lento revelado de las máquinas Polaroid, dónde el reloj marchaba en dirección contraria, sanando y no desgastando, dónde un sendero de instantáneas blancas mostraba con la ayuda del tiempo su verdadero rostro al mundo. MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATO Mapas de caminos que no llevan a Roma (VI) de Angel Pontones @boucicaut71 LA MENTE QUE NO DESCANASA Seguía atrapado allí dentro. El intentaba derivarlo hacia el misdoc del hipotálamo, o a la papelera de reciclaje de las ideas intrascendentes, pero no podía. Adhesivo e insidioso, el pensamiento había conseguido la manera de atascarse en su cerebro hasta el punto que su retorcida lógica comenzaba a resultarle familiar. Volvió al comienzo, a esa vieja cita de la novela de Chandler: “La mujer de tu vida siempre acaba siendo de otro”. Razonable. A él le había sucedido con Luisa. Y evidentemente a alguien, llámalo X, le habría sucedido con su mujer. Y esa noche, como todas las semanas, volvía a venir Carlos a cenar. MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATOS-lacuevadelerizo-MICRO-RELATO
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