COLEGIO ANTONIO NARIÑO Hermanos Corazonistas EDUCACION EN ETICA Y EN VALORES MES DE SEPTIEMBRE 2016 SERENIDAD – CALMA – PRUDENCIA – TRANQUILIDAD SERENIDAD Viene siendo la tranquilidad de ánimo ante el peligro y ante los sucesos que la vida diaria nos depara. Es propia de personas de mentes claras, apacibles, sosegadas y seguras de sí mismas. La serenidad es el reflejo de una persona que ha empleado mucho tiempo en “dominarse y reflexionar sobre el sentido de las cosas en la búsqueda de la verdad”. El tono sereno denota: “Nobleza y sinfonía de poseer la verdad”; el que se enfada no suele tener la razón. Las circunstancias adversas no deben hacernos perder la razón, ni el control de nosotros mismos. La serenidad no es apatía, indiferencia o desinterés, aunque sí equilibrio, autocontrol, reflexión y decisión. CALMA Mesura, serenidad de ánimo, tranquilidad, paz interior, dominio de sí mismo y de las circunstancias adversas. Quienes viven la calma logran vencer las tensiones, intemperancias, los desasosiegos a los que les lleva las prisas. La calma nos permite comprender y explicar mejor las cosas. La calma es la fortaleza de las personas sencillas y sabias. Practicar la calma es una forma de irradiar serenidad y calor humano. Es un valor indispensable frente a situaciones conflictivas o de riesgo. La actitud serena y positiva es contagiosa; maneja las ofensas sin agresividad. Mantiene siempre el control sobre sí mismo. Es alegre, jovial y optimista. Jamás se frustra ni se desasosiega; no es pesimista, siempre es reflexiva. PRUDENCIA La prudencia discierne y distingue entre lo bueno y lo malo para seguirlo o huir de ello; tiene que ver con el buen juicio, la cordura, la moderación, el aplomo, la sabiduría y la sensatez. La persona prudente aplica con sabiduría los principios generales a cada situación concreta y así poder elegir la mejor; evalúa con criterios rectos y verdaderos; pondera las consecuencias favorables y desfavorables para él y para los demás antes de tomar una decisión. No se debe confundir la prudencia con la pasividad y la indecisión. Nos ayuda la prudencia a distinguir lo importante de lo accesorio, ayudándonos a llegar a nuestro fin; nos evita en caer en decisiones riesgosas y temerarias. La prudencia también aprende de los errores; piensa siempre antes de actuar; jamás se deja guiar por la obsesión o la terquedad y se acostumbra a pedir consejo. El prudente no es negligente, ni cobarde tampoco demasiado calculador, ni piensa con egoísmo. El prudente: analiza los principios verdaderos y rectos; analiza las intenciones, los motivos, las circunstancias y toma de decisiones. TRANQUILIDAD El estar en paz consigo mismo, es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás. Es tener paz en el Espíritu, reposo, sosiego, quietud, serenidad, sin inquietud. Vive de acuerdo a su conciencia, con toda sus emociones y miedos y evita ser esclavo de las pasiones y vacíos; trabaja con entusiasmo y descansa lo suficiente. Sabe distinguir lo urgente de lo importante; sabe pasar la preocupación a la reflexión y luego a la acción; no permite que los problemas le agobien y analiza con calma uno por uno para darles solución. No lleva los problemas a casa y menos a la cama; la paz de la familia, la tranquilidad y la felicidad estarán por encima de cualquier preocupación La intranquilidad afecta a las personas y les dificulta su concentración; las enferma y las hace cometer muchos errores. La persona tranquila, irradia alegría y seguridad. Aléjese de las personas conflictivas y rodéese de un ambiente tranquilo.
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