Angina de pecho

Angina de pecho
Miércoles, 17 de Diciembre de 2014 00:04 - Actualizado Sábado, 07 de Marzo de 2015 12:18
La angina de pecho es una sensación de molestia o dolor en el pecho o áreas adyacentes
causada por falta de riego en el miocardio, debido a la estrechez de una o más arterias
coronarias, que es de corta duración, por lo que no provoca infarto de miocardio. La
angina
se llama estable cuando el paciente con cardiopatía isquémica presenta crisis de
angina
de pecho de una forma estable en el tiempo, sin cambios en la intensidad, frecuencia o
duración de los episodios. El primer dato a valorar en un paciente con dolor torácico es la
presencia de factores de riesgo coronario, tales como tabaco, hipertensión arterial,
hipercolesterolemia, diabetes, edad avanzada, sexo varón, mujer postmenopáusica,
antecedentes familiares positivos o la presencia de arteriosclerosis periférica. La existencia de
estos factores de riesgo incrementa significativamente la probabilidad de cardiopatía
isquémica.
Cuando una persona presenta dolor torácico, hay que intentar establecer la mayor o menor
probabilidad de que se trate de enfermedad coronaria. Para ello, deben evaluarse,
principalmente, tres aspectos: localización del dolor, desencadenantes del mismo y la forma en
cómo se alivia. Se considera angina típica cuando el dolor es centrotorácico, en cuello,
mandíbula o brazos, se desencadena con el ejercicio o estrés psíquico, y se alivia en pocos
minutos con reposo o con nitroglicerina. La
angina típica
suele ser de carácter opresivo y, habitualmente, comienza de forma lenta y progresiva, llega a
un máximo en cuestión de pocos minutos y luego desaparece también de forma progresiva,
siendo la duración total, generalmente, menor a 20 minutos. En ocasiones, la
angina
perdura más de 30 minutos, denominándose ángor prolongado, pero es raro que llegue a 1
hora de duración. A veces, la
angina
aparece al comenzar un esfuerzo, aliviándose tras un pequeño tiempo de reposo y no
reapareciendo al continuar con el mismo esfuerzo, denominándose entonces ángor de
primo-esfuerzo. De forma similar, puede producirse
angina
de primo-decúbito (generalmente al tumbarse en la cama). Las características del dolor que
van en contra de su origen coronario son: el dolor en costado o submamario, el que se localiza
a punta de dedo, el de carácter punzante, el fugaz o el de más de 30 minutos de duración, y el
que se modifica con la respiración, la tos o los movimientos del tronco o brazos.
En un paciente con sospecha de angina, hay que hacer el diagnóstico diferencial con otras
causas de dolor torácico. Diversas patologías pueden simular
angina
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, como el reflujo gastroesofágico, hernia de hiato y espasmo esofágico. Menos frecuentemente,
la úlcera gastroduodenal, cólicos intestinales o biliares, hipertensión pulmonar, embolia
pulmonar o disección aórtica. Más raro es confundirla con los dolores producidos por
neumotórax, neumonía, pericarditis aguda, miositis, costocondritis, síndrome de Tietze,
cervicoartrosis o el dolor precordial de origen psicosomático o funcional. Sin embargo, a veces
la
angina
tiene una localización atípica, lo que dificulta el diagnóstico. El dolor anginoso, ocasionalmente,
se localiza en epigastrio, hemitórax derecho, brazo derecho e, incluso, en la cabeza. A veces,
el paciente no refiere dolor sino otros síntomas, tales como disnea, astenia o mareo,
considerándose estas manifestaciones como equivalentes anginosos.
Si la angina es típica, la probabilidad de cardiopatía isquémica es alta, por lo que
generalmente los pacientes son sometidos de inmediato a pruebas específicas, incluso a
coronariografía. Cuando el paciente no presenta ninguna o sólo una de las tres características
clásicas del dolor anginoso, la prevalencia de la enfermedad coronaria es baja, por lo que no se
suele recomendar la práctica de pruebas destinadas a descubrir isquemia miocárdica. Si sólo
se cumplen dos de los tres criterios mencionados, se considera que la
angina es
atípica y que existe una probabilidad intermedia de presentar enfermedad coronaria, por lo que
se justifica plenamente continuar la evaluación diagnóstica de la posible cardiopatía isquémica.
Las pruebas que habitualmente se realizan a las personas que refieren dolor torácico son el
electrocardiograma, el ecocardiograma y la prueba de esfuerzo. Si el paciente presenta angina
típica o alguna de las pruebas comentadas sugiere la existencia de falta de riego en el
miocardio, se recomienda la realización de un cateterismo cardiaco, con el cual pueden verse
las arterias coronarias y diagnosticarse las posibles obstrucciones en las mismas. Mediante el
cateterismo es posible dilatar las estrecheces de las arterias coronarias, aunque a veces hay
dificultades y es preciso realizar una cirugía de by-pass coronario. Independientemente de
esto, los pacientes deben ser tratados con medicación, entre la que destacan lo antiagregantes
plaquetarios, principalmente la aspirina, y los betabloqueantes. Cuando un paciente presenta
un episodio de
angina
, debe parar la actividad física que estuviera realizando o, en su caso, si es posible, interrumpir
la causa desencadenante, sentándose o acostándose durante unos minutos. Si el dolor no
cede inmediatamente, debe aplicarse nitroglicerina sublingual, en comprimidos o en spray. La
dosis habitual es de 0,4 a 0,8 mg, y la respuesta generalmente se obtiene dentro de los 5
minutos siguientes. Si el episodio de
angina
no remite, pueden aplicarse hasta tres dosis con intervalos de 5 minutos, pero, en tal caso, el
paciente deberá acudir al hospital más próximo. La nitroglicerina puede provocar cefalea, que
suele ser de duración breve. Los comprimidos de nitroglicerina deben renovarse cada 6 meses,
ya que se inactivan con el tiempo y con la exposición a la luz.
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Para el control de la angina de pecho, la primera medida a tener en cuenta es la identificación
de los factores desencadenantes de las crisis anginosas, tales como el esfuerzo físico, el frío,
el estrés psíquico y las comidas copiosas, para así recomendar al paciente que evite estas
situaciones siempre que sea posible, o bien prevenir el dolor usando nitroglicerina. Por otro
lado, es importante diagnosticar y controlar los factores coadyuvantes o agravantes de la
angina
de pecho, tales como las arritmias, insuficiencia cardiaca, anemia, insuficiencia respiratoria,
hipertensión arterial e hipertiroidismo. El paciente con
angina
de pecho puede llevar una vida prácticamente normal e, incluso, puede continuar con su
actividad laboral, siempre que la misma no provoque
angina
. Se suele recomendar el reposo de una hora tras las principales comidas y un descanso
nocturno de al menos 8 horas. Es importante prestar atención al estado psicológico del
paciente, ya que muchos presentan reacciones de miedo, ansiedad y, en ocasiones, depresión,
todo lo cual puede favorecer la aparición de
angina
y se ha relacionado con un peor pronóstico.
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