SANTIDAD Y SANTIFICACIÓN

Ministerio BÉIT MILÁH
Academia Bíblica BEREA Argentina
Estudios Bíblicos
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ESTUDIO Nº 15
SANTIDAD Y SANTIFICACIÓN
LO SANTO
La palabra “santo” proviene del hebreo vwoodq (QADOSH) que significa: santo, sagrado, mártir,
dedicado, consagrado, piadoso, puro.
En griego, agios (Hagios) que significa SEPARADO, y a su vez del término agiazw (Hagiazo) que se
interpreta como convertir a una persona o cosa en algo CONSAGRADO, lo opuesto de koinos (Koinos
o Común). El término “santo” es algo ambiguo en griego y puede utilizarse tanto para lo consagrado a los
demonios como en la antigua Grecia como para lo consagrado a Elohím. Es una palabra que en el castellano
ha llegado a ser un término cargado de significados extraños o religiosos. Es más conveniente su traducción
como dedicado, apartado o puro.
“Ustedes deben distinguir entre lo sagrado y lo profano; entre lo impuro y lo limpio”
Lv 10:10
Es típica la estrategia de Satanás de naturalizar lo malo y volverlo “natural” para que nos acostumbremos a
él. Esto anula nuestro discernimiento de lo Bueno y lo Malo:
“¡Ay de los que a lo malo llaman bueno; y a lo bueno, malo! Que presentan las tinieblas
como luz y la luz como tinieblas; que presentan lo amargo como dulce y lo dulce como
amargo…la raíz de ellos será como algo podrido y su flor se desvanecerá como el polvo.
Porque han rechazado la Toráh de YHWH de los ejércitos, han despreciado la Palabra
del Santo de Ysrael.” Is 5:20, 24b
La persistencia en el pecado lleva a su dependencia y preferencia sobre lo bueno y lo correcto.
“Te gusta más el mal que el bien, la mentira que la verdad.” Sal 52:3
Elohím advierte sobre no mezclar lo bueno con lo malo, no volver común lo santo, no mezclar lo correcto
con lo incorrecto, la mentira con la verdad. “No siembres tu viña con semillas de
dos clases, … No ares con un asno y un buey juntos. No uses ropa que
combine lana con lino.” Dt 22:9-11
Hoy la ciencia humana a manipulado los genes y ha cambiado su información mezclando
distintas frutas, hortalizas e incluso con genes animales para fabricar los llamados
“organismos transgénicos” que no sólo son un grave pecado por perversión de la
creación sino que representan grandes riesgos para la salud humana y para el resto de la
creación. Elohím ordena mantener la separación entre especies, entre semillas, entre
organismos. También ordena mantener la separación en nuestras vidas entre lo común y
lo santo. No debemos utilizar lo santo como una cosa cualquiera porque lo volveremos
“común”, como tampoco nos está permitido utilizar algo “común o vulgar” para
Elohím. Elohím exige que apartemos lo que vamos a utilizar para con Él. Por ejemplo el
día sábado debe ser un día exclusivo para Elohím en nuestra vida; un día apartado,
dedicado al servicio sagrado: UN DÍA SANTO. No podemos hacer cosas comunes porque lo profanaremos.
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“…midió el muro…para separar entre lo santo y lo común.” Ez 42:20
No profanar lo Santo – No utilizar como santo lo Profano:
“Sus sacerdotes violan mi Toráh y profanan mis cosas sagradas. No hacen diferencia
entre lo sagrado y lo profano. Ni enseñan a distinguir entre lo impuro y lo puro. Con
respecto a mis shabatots esconden sus ojos y he sido profanado en medio de ellos.” Ez 22:26
El rey Shlomo (Salomón) también lo entendió así y construyó una casa apartada para su esposa, fuera del
palacio en dónde había estado el Arca del Pacto (2º Cr 8:11).
Elohím prohíbe a sus sacerdotes tocar lo santo estando impuro porque lo volvería común. También advierte
que cuando tocamos o estamos en contacto con cosas “vulgares o impuras” quedaremos impuros y será
necesario una purificación no sólo física sino espiritual (Lv 22:4-6). Dentro de este contexto, recordemos
que debemos ser SANTOS, porque Él es SANTO (Lv 11:44; 1º P 1:16). Por lo tanto, no debemos permitir
que se pegue a nuestra mano nada contaminado con mrxh (Ha Jérem) el anatema, nada del maldito, ni
nada blasfemo.
“Y no se hallará en tu mano nada del anatema para que YHWH se vuelva del ardor de
su ira” Dt 13:17
Incluso nuestra santidad es cuidada hasta en la pureza espiritual de la ropa que vestimos. “…aborreciendo
hasta la vestidura contaminada con la carne (suya)” Jud 23c
Hay cosas que son esencialmente sagradas y otras naturalmente comunes pero que por su uso han sido
consagradas, y por lo tanto son SAGRADAS.
Entre lo que esencialmente es sagrado está Elohím Altísimo, su Nombre, y también lo que él creó como
sagrado, por ejemplo, el trono celestial, el tabernáculo celestial, etc.
Entre las cosas que fueron desde su inicio consagradas, podemos mencionar el Arca del Pacto, el lugar
Santísimo del Templo de Elohím, etc.
No puede utilizarse en el CULTO o SERVICIO SAGRADO A ELOHÍM, cosas profanas o inmundas.
El que vive sin distinguir lo bueno de lo malo, lo santo de lo profano, seguirá amontonando pecados y su
vida se mantendrá en la inmundicia. El que aspira a la santificación y vive apartado para Elohím, cada día se
purifica a sí mismo alejándose de lo profano, de lo vulgar e inmundo.
“El que obra injustamente, obre injustamente todavía; y el inmundo obre inmundamente
aún, y el justo haga justicia todavía, y el santo santifíquese aún.” Rev 22:11
LA SANTIDAD
Los redimidos del pueblo de Elohím fuimos escogidos desde antes de la creación para ser SANTOS y sin
mancha delante de Él, para la adopción de hijos, según su voluntad:
“según nos escogió en Él antes del comienzo del mundo, para ser nosotros santos y sin
mancha delante de Él, en amor conocidos de antemano, para (la) adopción como hijos por
medio de Yahshua (el) Mesías, para él, según el beneplácito de su voluntad,” Ef 1:4-5
Elohím nos escogió mucho antes de nacer para que seamos separados para Él, es decir, consagrados para
Él: SANTOS. Pero por causa de nuestras “manchas” o pecados, solo podemos acceder a este beneficio por
medio de los méritos del sacrificio del mesías Yahshua. La santidad es indispensable, ya que sin la cual
NADIE VERÁ A ELOHÍM (He 12:14).
Ser santo es un requisito para ser parte de los escogidos de su pueblo. Nadie que no sea consagrado a Él
puede ser parte de sus hijos. Así es que si usted no es santo no pertenece a su nación santa. No todo israelita
es parte de su pueblo santo, aunque sea parte de Ysrael como pueblo. Para ser parte de su PUEBLO SANTO,
debemos ser SANTOS, DEDICADOS, PUROS.
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TODOS LOS ESCOGIDOS SON SANTOS y están llamados a cuidar esa santidad con su
“SANTIFICACIÓN DIARIA”. No todos los hombres son llamados, pero los llamados son muchos. No
todos los llamados son escogidos, estos son pocos. Este llamamiento a ser “SANTOS” es para todos los
ESCOGIDOS y no sólo para algunos, porque YHWH es un Elohím SANTO: “conforme al santo que
los llamó, lleguen a ser también ustedes santos en toda su manera de vivir; puesto que
está escrito: Santos serán pues santo yo YHWH su Elohím.” 1º P 1:15-16
LA SANTIFICACIÓN
Este proceso de purificación diaria en nuestra vida luego de que la salvación llegó a nosotros es la
SANTIFICACIÓN. Como hemos visto ya, nuestra santidad es una consecuencia de haber ejercido fe en el
sacrificio de nuestro mesías Yahshua, en nuestro favor (Ver 1º Co 1:30). Por medio del rociamiento de su
sangre hemos sido perdonados de nuestros pecados y apartados del mundo para santidad. “escogidos
según (el) conocimiento anticipado del Padre Elohím, en santificación del Espíritu, para
obediencia y rociamiento (con la) sangre de Yahshua (el) Mesías…” 1º P 1:2
La santificación requiere de un gran esfuerzo personal, dedicación, consagración, y por medio de ella y la
verdadera fe podremos alcanzar la vida eterna. “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a
Elohím acerca de ustedes, hermanos amados por el Amo, de que Elohím los haya escogido
(como) primicias para salvación, por medio de la santificación del Espíritu y fe de
verdad… ” 2º Ts 2:13
La SANTIFICACIÓN de todo nuestro ser es un proceso que debe completarse en el orden apropiado (1º
Ts 5:23): 1º En nuestro espíritu, 2º En nuestra alma y 3º En nuestro cuerpo. Una vez que la santificación se
ejerce en nuestro espíritu puede imponer la soberanía de Elohím sobre nuestra voluntad (alma) y luego,
nuestra voluntad podrá ejercer dominio propio sobre nuestro cuerpo. Tanto el alma, compuesta por nuestros
pensamientos, deseos, sentimientos, decisiones, etc.; y nuestro cuerpo componen lo que la Biblia llama: LA
CARNE. “…Elohím mismo de la paz los santifique perfectamente y completamente a
ustedes; el espíritu y el alma y el cuerpo sean guardados irreprochables en la venida de
nuestro Amo Yahshua (el) Mesías.” 1º Ts 5:23
La SANTIFICACIÓN es voluntad de Elohím y es un LLAMAMIENTO de Elohím; un llamamiento
irrenunciable para todo creyente verdadero, es decir, para los escogidos. Este proceso de santificación se
ejercita limpiando nuestra vida de pecado, absteniéndonos de fornicación, alejándonos de las impurezas
carnales y espirituales. Viviendo en honor y santificación; no en pasión de concupiscencia como los
paganos, haciendo morir en nosotros nuestros deseos carnales (nuestro vaso de barro = nuestro cuerpo).
“Esta, pues, es (la) voluntad de Elohím, su santificación, que ustedes se abstengan de la
fornicación; que sepa cada uno de ustedes matar el vaso de sí mismo, en santificación y
honor, no en pasión de deseo, como ciertamente los paganos que no conocen a Elohím;…
Pues no nos ha llamado Elohím a impureza, sino a santificación. ” 1º Ts 4:3-5 y 7
Para completar nuestra santificación es necesario ejercer el principio de la Sabiduría (Pr 1:7), es decir, el
temor de Elohím (el santo temor de ofenderlo o desobedecerle). “…limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando (la) santidad en (el) temor de
Elohím.” 2º Co 7:1b
Antes de conocer a nuestro creador, todo nuestro ser y los miembros de nuestro cuerpo vivían para servir
al pecado, pero ahora debemos ponerlos al servicio de Elohím para obtener como fruto nuestra santificación.
“Hablo humanamente a causa de la debilidad de la carne de ustedes. Porque así como
presentaron sus miembros como esclavos a la impureza y a la injusticia para las
injusticias; así ahora presenten sus miembros como esclavos a la justicia para
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santificación. Porque cuando eran esclavos del pecado, eran libres respecto de la justicia.
¿Qué, pues, fruto tenían entonces de aquellas cosas de las cuales ahora se avergüenzan?
Porque el fin de ellas (es) muerte. Mas ahora que han sido liberados del pecado y hechos
siervos de Elohím, tienen su fruto para santificación, y al final, vida eterna.” Ro 6:19-22
Nótese que en la cita anterior la palabra traducida como “injusticia” o literalmente “fuera de la Toráh de
Elohím”, también puede traducirse como maldad, ya que es sinónimo. Toda maldad viola los mandamientos
de nuestro Elohím. Cuando éramos esclavos del pecado estábamos fuera de la justificación de nuestros
pecados, como bien lo expresa: “estábamos libres de la justicia”, pero ahora, habiendo sido liberados del
pecado (cuando la salvación llegó a nosotros) y hemos sido hechos siervos de Elohím tenemos como fruto la
santificación; y al final obtendremos la vida eterna. La Santificación debe ser llevada hasta el final de
nuestra vida para obtener la VIDA ETERNA. Es necesario dejar bien claro que el que se niega a obedecer el
camino de la santificación, está dejando de lado la salvación y está negándose a obedecer a YHWH y no
está rechazando lo que pide un hombre sino a Elohím mismo (1º Ts 4:8).
El mejor ejemplo que podemos citar de lo que NO SE DEBE HACER con la Salvación, es el que muestra
claramente la falta de SANTIFICACIÓN en la vida. En este ejemplo las personas reclaman que han
reconocido a Yahshua como su Amo y Señor, además apelan a que ellos habían hecho muchos milagros en
el nombre del mesías (por lo tanto creían en él, en su ministerio y conocían incluso su nombre). Pero
Yahshua en aquel día les dirá: Jamás los conocí, apártense de mí todos ustedes que han despreciado la
Toráh (Mandamientos de Elohím). De nada les servirá sus antecedentes de haber aceptado al mesías y de
haber incluso predicado mucho, ya que se quedaron allí, sin santificarse, creyendo que “una vez salvos,
serán siempre salvos”. Olvidaron lo más importante: “Busquen (la) paz con todos, y la santidad,
sin la cual nadie verá a YHWH” He 12:14
Desde que conocieron y aceptaron la salvación, NO se mantuvieron “SANTOS”, APARTADOS,
DEDICADOS, CONSAGRADOS, PUROS, LIMPIOS HASTA EL FIN.
Este es el peor de los finales para una vida religiosa que no apreció lo suficiente la salvación como para
apegarse a la obediencia a la Toráh y así hacer la voluntad de Elohím: “No todo el que me dice: Señor,
señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre el (que
está) en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, señor, ¿No profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca los conocí; apártense de mí, despreciadores de la Toráh.”
Mt 7:21-23
Nótese que Yahshua no niega las apelaciones de estas personas, no les niega que le habían aceptados como
su salvador, ni que habían profetizado en su nombre y realizado muchos milagros en su nombre, sino que les
dice: “Nunca los conocí”. Yahshua jamás los reconocerá como sus discípulos a aquellos que desprecien
la Toráh al incumplir sus mandamientos.
“Dichoso el que esté leyendo y los que estén oyendo y guardando lo que en la Biblia ha sido escrito;
porque el tiempo está cerca.” Revelación 1:3