BAJO LA SOMBRA LUMINOSA DE CACAO Andrés Fernando Rodríguez (*) Uno es lo que come, con quien lo come y cómo lo come. La nacionalidad no la determina el lugar donde uno fue dado a la luz, sino los sabores y los olores que nos acompañan desde niños. Laura Esquivel. (Íntimas Suculencias, Tratado filosófico de cocina, España, Plaza & Ramos Editores, 1998). Abordar al cacao como fruto que nos conecta con una realidad sociohistórica y cultural donde se encierra un torrente de vivencias que nos corren como linfas carmesí por la piel y por el recuerdo de los abuelos de los abuelos, es una aventura que nos invita a realizar un recorrido que embriaga con su aroma y sabor... Cacao: especie vegetal de la familia de las esterculiáceas, dialipétala (De pétalos libres), arbórea, arbustiva o herbácea; Voz Nahualt, cacahuat, tal como lo pronunciaran las antiguas civilizaciones mexicanas. Cacao: Theobroma que quiere decir "fruto de los dioses", contentivo de una sustancia orgánica o alcaloide, que excita o despierta los sentidos llamada theobromina, y que según lo reseña el DRAE es también Onomatopeya de la voz del gallo que huye. Nuestro país está marcado por la impronta del Cacao. En sus andanzas el cacao va de América al África Occidental y quizás por esta vía se apropia de nuevos territorios para extenderse y arroparnos con sus dulces encantos. Curiosamente, nuestro país, heredero de una rica tradición cacaotera sustentada en tres siglos de su elevación como producto principal de exportación, conocido por ella en diversas partes del mundo con una bien ganada fama generada por el Chocolate Chuao, variedad cultivada en la hacienda homónima, la explotación de cacao más antigua del país, que hoy signa con su nombre a la población aragüena, vecina de las aguas de Choroní, que acuna tradiciones como los Velorios, los Diablos Danzantes de Corpus Christie y la Fiesta de San Juan Bautista y que recientemente gestiona la Denominación de Origen para este producto. El cacao es también símbolo agrícola de barlovento, de ese mismo lugar que vio nacer a Juan Pablo Sojo, poeta y ensayista, hombre inconmensurable, estudioso de sus raíces afroamericanas desde adentro, quien escribió valiosos trabajos para la comprensión de la cultura venezolana como El Estado Miranda y su Gente (1959) y Noche Buena Negra (1943), novela que retrata de manera singular la presencia de el protagonista de este Festival que hoy nos convoca, la cual a decir de Jesús "Chucho" García (Antropólogo UCV), es la primera novela escrita desde la perspectiva de un descendiente africano. De Noche Buena Negra, escrita en la década de 1930, se lee (Refiriéndose a Crisanto Marasma - Mayordomo de hacienda): Habían encanecido en aquellas haciendas que habían levantado con sus brazos. Cada grano de cacao podía ser una gota de sudor [...] Barlovento es la sombra del abuelo que deambula y se retuerce bajo los viejos troncos. Es el espíritu que enciende la fogata en los solares; es el pañuelo rojo de la recogedora (de cacao) que baila y el grito herido del peón que tumba el fruto. Es eso y mucho más: El dinero acumulado en los bancos La quinta en la urbanización; El último carro lujoso donde pasea la niña bien que conquistó tres novios La borla doctoral y el viaje al exterior. Es eso y mucho más [...] El tambor es la cruz de Cristo. ¡Nochebuena Negra! Ésta llena del perfume de las flores y las charcas en las haciendas, cuerpo y espíritu, dolor y canto que encienden las fogatas en los solares. ¡Nochebuena Negra! Víspera de un día mejor. Cuando los hombres sean buenos y se siembren como árboles. Entonces serán largas las cosechas y el hombre dejará de ser una C, bajo los sacos. ¡Nochebuena Negra, víspera de un día de lluvia, cuando haya un rumor de aguas que corren cañote abajo y el sol prenda bambalinas verdes al peinado de los árboles! Entonces los pezones rojos del cacao madurarán... (SOJO, Juan Pablo: (1972), Noche Buena Negra, Caracas, Monte Ávila). El cacao nos recorre por dentro, nos circunda, nos permite saborear su dulce fruto. Por eso lo hablamos, pues históricamente nos pertenece. Las referencias nos hablan de un signo monetario usado como valor de cambio constituido por granos de cacao. De allí las expresiones "Se las da de Gran cacao", "No valer un cacao" y "Pedir cacao". El cacao es referencia ineludible de los procesos históricos de Venezuela, siendo el territorio yaracuyano uno de los espacios geográficos donde su impronta se registra desde la actividad comercial, el contrabando de extracción y la tenencia de la tierra, en rol destacado de una presencia ancestral que nos habita: Fluía el cacao por el Río Yaracuy a las naos españolas y hacia todas las rutas del comercio hispánico. [...] Un pueblo como Tinajas, que apenas fundado había desaparecido, con la fiebre del cacao reaccionó y veinte años después [...]. (97 pp) Trujillo, León: (1962), Biografía de Albarico (Misión de N.S. de la caridad de Tinajas), Imprenta Oficial del Estado Yaracuy, Caracas, 303 p. Es muy posible que este Cura -(Refiriéndose a Don Bartolomé Cayetano Antiqui Mujica)- no necesitare económicamente del curato, pues Don Bartolomé pertenece a la antigua y poderosa familia de los Mujica y Santillán, quienes desde fines del siglo XVIII viven asentados en el Cerrito de Cocorote y son pro-hombres en todo el Valle del Yaracuy, con haciendas de cacao, esclavos y por supuesto, poder político en toda la región . (op cit. P 102) Nos sobreviene el cacao en la poesía infantil recogida por Olivares, ya en forma de chocolate: EL CHOCOLA TE A las seis y media cierran los conventos y las pobres monjas se quedan adentro y hacen chocolate para la vecina. La vecina dice: -¡Qué riquillo está! ¡Dáme un poquito para merendar! ¡Botín, botera, tabique, y afuera! (OLIVARES F, Rafael: (1948), Folklore Venezolano, (Biblioteca Popular Venezolana), Caracas, Ministerio de Educación Nacional (Folklore Infantil, 155p. p). Asimismo, Carmen Teresa Alcalde, poetisa abrazada por el gélido y amable clima de San Cristóbal, en el Estado Táchira, nos edulcora el ánimo al trasladarnos a la niñez con un poema homónimo del anterior: EL CHOCOLATE Mamá ¡me encantan las fresas! Y los dulces que tú haces, pero entre todo, prefiero, comerme mi chocolate. Son sabrosas tus arepas con queso y con mantequilla; ¡pero más rica es la crema de chocolate y vainilla!. Sé que necesito leche para crecer grande y fuerte. ¡Si de das un chocolate, Seré el niño más valiente! Si al mercado vamos pronto o a la cercana bodega ¡bríndame aunque sea un toronto y te prometo ser buena. (ALCALDE , Carmen T: (2001), Mundo Mágico, San Cristóbal, Venezuela, UNET, 85p / p 41) El mismo Olivares Figueroa (Op cit. P 162-163), recoge este curioso Pumpuñete : PUMPUÑETE - ¿Qué hay aquí? - Pumpuñete. - ¿Qué guarda? - Una cajita de oro. - ¿Qué tiene la cajita? - Una cucarachita. - ¿Qué está haciendo la cucarachita? - Cortando leña. - ¿Para qué la leña? - Para hervir la leche. - ¿Dónde está la leche? - La derramó la gallina. - ¿Dónde está la gallina? - Se la comió el padre. - ¿Dónde está el padre? - Diciendo la misa de angelitos. - Hagamos pues el chocolate... Bate... bate... Lo recoge también el humanista y estudioso sanareño Francisco Tamayo en las siguientes palabras: En la pág. 166, en la palabra Guarura: En imitación a la guarura, es uso popular en Lara improvisar con ambas manos un instrumento para " tocar guarura" o " guarurear" ; entonces se juntan las manos dejando un hueco entre una y otra palma [...] Entonces al guarurear se producen unas notas que los entendidos traducen en la siguiente frase: " Cacao, cacao, como que querés cacao; cacao cacao, como que querés cacao. Este sonido se suele usar para llamar al diablo, a quien se llama cuando se está obstinado y se quiere entrar en tratos con él, para resolver situaciones desesperadas. Y en la palabra Niquibao (Pag. 229), se lee: Arbustillo o arbusto de hasta dos metros de alto [...] Entre los viejos habitantes de los alrededores de Caracas, se usaba ingerir tisanas de esta planta de la familia de las compuestas, cuyas hojas olorosas se ponían a hervir junto con flores de auyama (Cucurbita sp.) y semillas de cacao (Theobroma sp.) para combatir afecciones de las vías respiratorias [...]. (TAMAYO, Francisco: (1991), Léxico popular venezolano, Caracas, Alfadil, (Colección Trópicos), Dirección de Cultura UCV). Igualmente el literato y político tachirense Tulio Chiossonne: CACAO DE CHOROTE. Más que el uso de estas dos palabras cacao y chorote, tratadas y conocidas por los filólogos y lingüistas venezolanos y también por los de América Latina, queremos referirnos a la expresión cacao de chorote. Dice Picón Febres que, según o. Tulio Febres Cordero, en sus estudios de etnología americana el "cacao no era una especialidad de los pueblos de origen azteca o tolteca, según se ha creído hasta el presente, pues que también existía el chocolate con el nombre de chorote" (Nombre que también los Cuicas atribuían a una ollita pequeña de boca muy abierta donde se cuece el cacao). En verdad que la expresión cacao de chorote, da a entender que el chocolate andino, preparado en tabletas o bolas el cual se preparaba en una especie de jarra de barro, especial para cocer el "agua miel" (guarapo) y muy especial para preparar la bebida de cacao de chorote, que las gentes de la cordillera tomaban al puntal (onces en el Tachira), y en la refección de antes de acostarse. De aquí el verso folklórico que se enseñaba a los niños: Esta era la vieja Estera que hacía esteras y vendía, Compraba pan y cacao y con eso se mantenía. (CHIOSSONE, Tulio: (1997), El lenguaje erudito, popular y folklórico de los Andes venezolanos, (Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses), Caracas, Oficina Central de Información 107-108 pp). Y en el Corrido de la Botánica, compilado por su coterráneo Ramón y Rivera (Pag. 68), se lee: Te nombraré sin tardar las plantas de nuestro suelo: con delicia y con esmero crece el mango corpulento, que le da vida y sustento [...] [...] la papa tan deliciosa y de incomparable agrado, cuando pasa usté a su lado el delicioso repollo, la chayota y el cogollo, el cacao fino decente , (Subrayado nuestro) es a él a que me refiero; tiene otro buen compañero como el sabroso aguacate. (RAMÓN y RIVERA, Luís F: (S/f), Cantares (La poesía en la música folklórica venezolana), Caracas, CVGSiderúrgica del Orinoco). Bruno Manara, estudioso Italo-Venezolano de las especies botánicas, recogedor de imágenes naturales y de la palabra sabia de los viejos depositarios de la memoria ancestral, nos presenta a Luis María Jiménez, guardián eterno de las ruinas de San Felipe El Fuerte, quien nos muestra una de sus fábulas cargadas de verdad: EL CACAO Y EL PLÁTANO Una mazorca de cacao le decía a un plátano: - A mí me sirven en la mesa de los monarcas y de los presidentes y en las grandes fiestas de los ricos. Soy una fruta exquisita; soy un gran cacao. En cambio tú, plátano, ¿para qué sirves?... Eres una fruta ordinaria, sólo te comen los pobres que no pueden otra cosa, y además causas sabañón y manchas la ropa. El plátano le contestó: -Cállate la boca, presumido, que tú, seas lo que seas, debajo de mi sombra te has criado. (MANARA, Bruno: (1982), Cantas y Fábulas de Luis M. Jiménez, Caracas, Secretaría de Cultura de la Gobernación del Estado Yaracuy-Federación Nacional de la Cultura Popular (FENACUP), Colección: Narrativa. 205 p.) Nos alcanzan las sonoridades del cacao en la música popular. Así, en la parranda de Nicomedes Marrero: Vengo e Tacarigua, el cacao se yergue sobre la tradición y valida su presencia ante el Nacimiento del Niño Jesús, regionalizado y alimentado con el fruto de sus entrañas: Juá, juá juá ¿Pa 'ande tu vas con el macuto terciao? ¡Voy a Belén a buscarle al Niño Jesús, Cacao! En el golpe tocuyano La flor del cacao, del cual desconocemos su autor, resuena el amarillo de la flor que lo adorna: ¿Cuál es la flor del cacao? ¿Cuál es la flor del romero? ¿Cuál es la mujer que pone su amor en un parrandero? Alí Rafael Primera Roosell, hijo de Paraguaná, cantor del pueblo venezolano y viajero en hora temprana, lo vincula a los procesos de nuestra gesta histórica cuando afirma, refiriéndose al :Zambo José Leonardo Chirinos, en el tema José Leonardo: José Leonardo fue sudor de negro y cacao, cuando batía el melao para echar al español, que después se volvió gringo y aquí lo tenemos hoy. Y además lo rememora con nostalgia cuando nos dice: Con mucho tiempo ocupando un pequeño espacio en la gran ciudad siempre voltea la cara hacia el lugar de donde viene el ancestral olor del cacao y el lujurioso almizcle que emana de la fiesta de San Juan. Ya se nos vuelve chocolate, para dejarse oír en otros géneros. Richard Egües lo inmortaliza en El Bodeguero, Cha-Son, hijo del Cha-cha-chá mexicano que floreció y echó raíces profundas en Cuba, con los elementos de la rumba y el mambo, para remarcarnos la frase de su estribillo final: Toma chocolate paga lo que debes. Asimismo, Carlos Quintana, en el comienzo de la década de 1970, nos entrega un Caramelo e chocolate en los acordes del Sexteto Juventud que le dice a la amada: ¡Tu eres caramelo e chocolate tu eres la alegría de mi vida! Nena, cuando pasas por mi lado el corazón a mí me suena así... Siendo esta una canción más edulcorada y discreta que Tu boquita, que popularizara La Bomba de Puerto Rico, Iris Chacón, quien señalaba al compás de los movimientos de sus enormes e insinuantes caderas: Si tu boquita fuera de chocolate, yo me la pasaría bate que bate... Remarcando con su estribillo: Y bate que bate, de chocolate... Mención distinta hace el cantautor cubano de San Antonio de los Baños, Silvio Rodríguez, representante destacado de la Nueva Trova Cubana, en su canción "El extraño caso de las damas Africanas": ¡Señor abate no se arrebate, si usted encuentra tanta ricura de chocolate. ..! El chocolate está presente en los seudónimos o nombres artísticos de personajes afamados como el del boxeador Kid Chocolate o el trompetista de ese grande de la salsa de todos los tiempos, Eddie Palmieri: Chocolate Armenteros. En las melodías profundas del cante andaluz, donde brota la melancolía en la memoria de presente de los ancestros, se deja apreciar la voz del cantaòr de Jerez: El Chocolate. Está presente el chocolate en las denominaciones locales de las aves: Pájaro Chocolatero. Y en el nombre de agrupaciones musicales como Azúcar, cacao y leche. En la continuidad cultural de las ceremonias mortuorias. De allí que Velorio sea símil de Chocolate, el cual suele generar una pregunta sentenciosa para quienes son osados en sus actos de desafío a su continuidad vital: ¿Tú como que quieres que tomemos Chocolate. Y como exclamación cuando presenciamos un accidente o somos impuestos de la repentina muerte de alguien cercano: ¡Yo no pensaba tomar chocolate esta noche! Y en la picaresca del humor fraseológico del venezolano: Si así como lo menea lo bate ¡Como será ese chocolate!. También Mozart sirve de referencia para destacar las preferencias sobre el chocolate, pues le dedico un fragmento dentro de la Ópera Cosi fan tutte y se dice de él, quizá entre esas anécdotas caprichosas atribuidas a los genios del arte, que no hacía su ejecución si no tomaba una taza caliente de la deliciosa bebida. Para cerrar este recorrido por el cacao y el chocolate, en estas vivencias que nos resguardan bajo su sombra luminosa, hemos seleccionado un texto hecho con sazón y picardía; cargado de ese misterio y sensualidad que otorga la femineidad, donde habla la piel y se expresan los sentidos, escritos por Isabel Allende: ¿ Quién dijo que el chocolate no es uno de los nutrientes fundamentales en la dieta humana? A mí me parece más alimenticio que los frijoles y el brócoli, por mencionar algunos. Era la bebida sagrada de los aztecas, se relacionaba con la diosa de la fertilidad Xochiquetzal y sólo lo consumía la nobleza. El cruel conquistador de México Hernán Cortés, lo probó en la corte del emperador Moctezuma y poco después lo introdujo en España, donde tanta era su fama de afrodisíaco, que las mujeres lo bebían a escondidas. Es tan adictivo y excitante como el café contiene el alcaloide theobromine -pero además se le atribuye simbolismo en los ritos del cortejo romántico. ¿Qué mujer no ha visto sus defensas desplomarse ante una caja de chocolates? El sabor, tan popular en Europa y América, no es igualmente apreciado en Asia o África. En un viaje al interior de la India no pude encontrar chocolate y padecí tal tormento de privación, que ahora entiendo el drama de los drogadictos. Nada tan afrodisíaco como la mousse au chocolat sobre la piel, pero procure que sea la suya, porque si la aplica a otro, tendrá que lamerla y contiene muchas calorías. Después de jugar con el postre en la cama, prepare un baño para dos, bien caliente y con sales aromáticas, ponga buena música, encienda velas y sirva champaña en una sola copa. (Todo esto, tan fácil de describir, nunca me resulta en la vida real: se me enfría el agua del baño y se duerme mi compañero mientras yo trato de quitar el chocolate de las sábanas ) (ALLENDE, Isabel: (1998), Afrodita (Cuentos, Recetas y Otros Afrodisíacos), Barcelona-Espalña, Plaza & Janés). Y recordando la frase de Laura Esquivel con quien iniciamos estas letras, bien vale remarcar: Uno es lo que come, con quien lo come y cómo lo come. La nacionalidad no la determina el lugar donde uno fue dado a la luz, sino los sabores y los olores que nos acompañan desde niños. (*) Docente, investigador, poeta y músico yaracuyano. Fundador del Archivo Regional de Folklore del Estado Yaracuy ([email protected] / [email protected] / arfey.arfey.org.ve).
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