Antonio Vázquez Barquero

 Antonio Vázquez Barquero
y el Desarrollo Económico Local: Del diagnóstico a la acción Nos encontramos con Antonio Vázquez Barquero –Universidad Autónoma de Madrid-­‐ en Morelia, México, quien ofreció una conferencia magistral en el Tercer Encuentro Internacional de Programas de Posgrado en Desarrollo Local, realizado el pasado mes de abril en la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo. En entrevista con Ricardo Galván, corresponsal de UDUAL Press, el académico nos ofreció un panorama comparado sobre el Desarrollo Económico Local en América Latina y el Caribe visto desde el exterior. A continuación transcribimos la entrevista completa. Ricardo Galván: Desde su concepción ¿Qué es el Desarrollo Económico Local (DEL) y a qué obedece la implantación de políticas de DEL? Antonio Vázquez Barquero: El desarrollo, en general, y el económico local en particular se refiere a un proceso de crecimiento y cambio estructural (…) Se trata de una visión del desarrollo y de las políticas de abajo a arriba, frente a la visión tradicional –que era una visión de las políticas de desarrollo redistributivas–, es decir, se trata de una visión desde abajo a arriba del desarrollo, no de redistribución. Y está basado en las capacidades existentes en el territorio, no sólo de los recursos naturales, sino también de los recursos humanos, porque en última instancia todo lo que hay en el planeta, todo lo que hay en el mundo, lo han hecho los hombres… Evidentemente con estímulos de carácter religioso, de carácter institucional, entre otros… Pero el hombre es el que ha ido haciendo poco a poco el mundo que conocemos. R. G.: Es como la cita de Bloch: “los hombres construyen su propia historia”. A. V. B.: Exactamente y, no solamente la historia, también su presente y han construido su pasado. R. G.: En su opinión ¿Qué papel desempeña la sociedad en el Desarrollo Local? A. V. B.: Uno de los elementos más importantes es la participación de la comunidad local, es decir, se trata de una visión participativa donde se analiza a la sociedad organizada y cómo está organizada, pero no solamente desde el punto de vista administrativo (como instancias administrativas a nivel del estado federal o regional), sino que tiene mucho que ver con las organizaciones de los ciudadanos, de tal suerte que la visión abajo-­‐arriba requiere de una acción participativa. En ese sentido, se habla poco en términos de democracia participativa y mucho sobre democracia representativa, que es otro nivel. Pero este tipo de acciones, las iniciativas de abajo-­‐arriba, requieren de la participación de la comunidad local. R. G.: Siguiendo la línea de una construcción de abajo-­‐arriba ¿Usted considera a los gobiernos promotores u obstaculizadores del Desarrollo Local? A. V. B.: Yo creo que depende; no se puede generalizar. Hay entornos en los que las municipalidades participan de manera proactiva y en otras que no. Hay un estudio sobre una evaluación de 898 casos de política de Desarrollo Local en México, realizado por el doctor Iván Palavicini, que fue su tesis doctoral, donde se muestran distintos comportamientos entre unos territorios y otros. Si usted se conecta a Internet podrá leer en la tesis qué municipios han funcionado bien, qué municipios no han funcionado bien y, además, comprender por qué este funcionamiento tiene que ver con la cooperación y la participación ciudadana, con un buen diseño de los planes, con bajos niveles de corrupción y con el buen funcionamiento de la democracia. Por lo tanto, se trata de un conjunto de factores que no son comunes en los 898 casos estudiados en México, y cuya evaluación, única en el mundo, muestra la diversidad de respuestas de las administraciones locales, incluyendo las administraciones estatales y, por supuesto, su cambio en este proceso. Ustedes tienen experiencias aquí desde hace más de 30 años. Ha ido evolucionando el mundo y México también ha ido evolucionando y esto nos hace pensar que las reglas del juego han cambiado, que todas se han ido adaptando más y más a la realidad. R. G.: En el panorama general latinoamericano ¿Quién financia el desarrollo local, el gobierno o los actores mismos? A. V. B.: Es una buena pregunta; el desarrollo se financia. Le contaré un ejemplo: En el Medellín de los años 90, que todos recordamos por el tema de la droga, los alcaldes de aquel momento promovieron iniciativas y planes estratégicos que transformaron la ciudad, insertando espacios para el diseño, la moda, la realización de ferias y festivales. Ahí, el iniciador, el primer impulsor, fue un alcalde. En general, los políticos tienen mala prensa; con todo hay que reconocer que hay políticos y alcaldes excelentes. Así, en la primera sesión se mostró que existen en América Latina muchos ayuntamientos, incluyendo los de este territorio, que han tenido alcaldes de primer nivel que han impulsado proyectos de desarrollo en situaciones de necesidad. Por ejemplo, estoy pensando en Villa El Salvador, a 30 km de Lima, donde en el año 1973, se puede observar cómo se promueve una respuesta desde abajo y se crea una ciudad de 400 mil habitantes, con 1,400 empresas en este momento y con centros de formación que son mejores que los de Lima, según ellos. Quiero decir que surge desde abajo, y en ese sentido es importante. En otros casos es el cooperativismo. En el caso de los Cuchumatanes, por ejemplo, ha habido dos tipos de financiación: Un impulso del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGA), que lanzó un proyecto de Desarrollo Local, donde la comunidad local se integra y progresa. Al mismo tiempo, dentro de ese mismo programa se crean cooperativas. Entonces, por un lado se ve una propulsión por parte del gobierno central a través del MAGA y por otro lado se forma una red cooperativa que impulsa determinadas iniciativas. Así, es claro que pueden ser muy diferentes unos casos de otros. Otro ejemplo es la crisis que se produce en San Pablo. El Gran ABC, que es una zona industrial muy importante desde 1930, que tiene también la industria del automóvil. La crisis del 86-­‐97 que ahí se produjo destruyó alrededor del 30% del empleo industrial y al mismo tiempo se llegó a una tasa de desempleo superior al 20%. ¿Quién financió su Desarrollo Local? Los siete municipios que forman el Gran ABC, el estado de San Pablo, las universidades cercanas y otras instituciones, incluyendo empresas que necesitaron reestructurarse. Cambia el tipo de problemática de acuerdo a si los objetivos son de pobreza, medioambiente u objetivos puramente industriales o económicos. Y del interés que exista y de cómo la sociedad se movilice. Entonces en ese sentido, depende. Pienso que debemos ir caso por caso. R. G.: ¿Cómo percibe usted la enseñanza del Desarrollo Local en las universidades? A. V. B.: Hay varias cosas que quiero decir de las universidades. Las universidades están cambiando… Y una de las cosas que me llama la atención es que hay una red latinoamericana y europea de universidades que está haciendo una serie de investigaciones muy importante que centra su atención en cómo las universidades se integran cada vez más a estas transformaciones económicas y tecnológicas en el mundo. Entonces, no solamente a través de la formación que se establece y la formación de cuadros que se integran en la vida económica, social y política, sino también a través de centros de innovación que estimulan, por ejemplo, los emprendimientos entre profesores y alumnos graduados, aplicando y utilizando nuevas tecnologías para producir productos que se venden en los mercados y la vinculación que puede haber con las empresas de fuera. ¿Qué tiene que ver aquí el Desarrollo Local? Yo he hecho una gran parte de mi investigación sobre las experiencias en Europa, en América Latina y en Asia, para llegar a formar y conceptualizar este tipo de políticas. Porque lo que nosotros estudiamos es la realidad. En economía se pueden considerar tres dimensiones: la conceptual, la histórica (la realidad) y la política. Evidentemente nosotros iremos a la realidad para analizar qué está pasando. Se trata de elaborar conceptos para ver la realidad, así como las gafas que usted lleva; si usted con sus gafas no ve o no las lleva, tiene que cambiar. Y lo mismo ocurre con los conceptos, los cambiamos. Y a partir de ahí, lo que hace la universidad es participar en la asistencia técnica a proyectos de Desarrollo Local o al plan estratégico de una ciudad o territorio. Así pues, la universidad está cada vez más implicada en la realidad económica, política y social. Por otro lado, existe lo que se llama Sistema Territorial de Innovación, formado por redes donde están no solamente las empresas sino también los centros de investigación, las universidades y las empresas que innovan. Con este concepto se quiere indicar que las empresas innovan y producen productos que venden en el mercado, apoyadas no en el aire de forma abstracta, sino en la red de empresas y de organizaciones existentes en el territorio, en grupos empresariales y de trabajadores existentes. Entonces, la universidad está inmersa en la realidad. Aunque no siempre se tenga una estrategia definida para seguir adelante, cada vez más universidades latinoamericanas en estos momentos participan en iniciativas relacionadas con los retos que presenta la creciente integración internacional. R. G.: En su experiencia, cuando la universidad es promotora de acciones de Desarrollo Local ¿Cuáles son las principales temáticas y los programas implementados? A. V. B.: Son promotoras en el sentido de estimuladoras porque, como ya le he dicho, las políticas de Desarrollo Local nacen de abajo, nacen de la comunidad local y son de carácter participativo. Claro, la universidad ha empezado a meterse en estos temas más en los últimos veinte años; esto ha sido progresivamente en función de su integración social y de la nueva percepción que tiene del mundo del conocimiento y de la integración en el sistema económico-­‐social y en el sistema político. R. G.: ¿Cuáles son los principales retos que usted percibe para América Latina y el Caribe en materia de gobernanza? A. V. B.: No me atrevo a generalizar, pero no hay que olvidar los elementos y factores territoriales. Yo creo que en América Latina, en general, existen cada vez más experiencias que están introduciendo mecanismos en los países de manera que la participación ciudadana es cada vez más importante… Y la participación ciudadana constituye sin duda un reto; es un mecanismo que ha ido creciendo y que es cada vez más importante en el mundo político y en el mundo social. Yo vengo a América Latina desde el año ’74, cuando yo vivía en Francia, y he visto cómo se ha transformado; se ha pasado de sistemas autoritarios a sistemas democráticos y cómo en algunos de ellos se ha incorporado la participación ciudadana, en otros no. No olvidemos un elemento siempre importante: Tienen que cambiar las reglas del juego; aunque éstas cambian constantemente, lo hacen con lentitud. Es decir, el cambio de las reglas de juego, informales y formales, tarda mucho tiempo para suceder. Entonces, cuando usted está hablando de Desarrollo Local y del papel de la universidad, usted habla también del cambio de reglas de juego. Y cuando me pregunta cómo América Latina está haciendo esas cosas, yo le puedo responder que esta región la forman un conjunto de países que son muy activos en los cambios y las transformaciones, pero que van y vienen, como en todos los países del mundo. R. G.: Finalmente ¿Qué importancia tiene crear espacios de encuentro como este? A. V. B.: Me parece fundamental participar y compartir experiencias. Usted empezó preguntándome qué es el Desarrollo Local… Desarrollo es un concepto que se va transformando desde la época de Schumpeter, allá por 1911, hasta después de la II Guerra Mundial, donde surgen movimientos muy importantes con motivo de la independencia de países africanos y de países asiáticos. Hay un conjunto de grandes autores económicos que vuelve a traer a la mesa el concepto de desarrollo, concepto que evoluciona entre las décadas de 1960 y 1970 para encontrarnos en una situación en la que, al final, los países industrializados tienen que cambiar su modelo de industrialización por la crisis del petróleo… A continuación viene el fin del Estado de Bienestar, que es en los años ochenta, seguido de la caída del muro de Berlín en 1989. En el ’78 aparece el personal computer (sic), las “www” en el ’89, Internet en el ’91, y el teléfono móvil que hoy usted utiliza con mucha frecuencia aparece en el ’79 u ’83. Fíjese todo lo que en ese corto período de tiempo ha ocurrido en el mundo. Al transcurrir toda esta serie de cambios, la conceptualización del Desarrollo ha ido cambiando progresivamente en diversos ámbitos hasta estos momentos, y en estos momentos sigue evolucionando. Entonces, si esto es así, hay que reconceptualizar la mirada para ver qué está sucediendo. Y lo que hoy está sucediendo en realidad no lo percibiremos hasta dentro de unos años. En mi vida profesional hubo hechos en los que estaba yo trabajando, en relación a ciertos temas, pero al mismo tiempo, hubo otros que yo no era capaz de percibir y que después asimilé en mi interpretación. Por lo tanto, es momento de reunirnos continuamente, de hablar y ver desde distintas posiciones metodológicas lo que está sucediendo para construir nuevas formas de visión que transformen la economía y la sociedad para encaminarla, digamos, a un mundo mejor y para eso ustedes, los más jóvenes, son los que tienen que dar el gran salto; nosotros sólo somos ayudantes.