Grupos de juego integrados

Resumen y traducción realizado por: Isabel Parra Uribe para la Asociación Aprenem
Artículo Original Integrated Play Groups: Promoting Symbolic Play and Social Engagement with
Typical Peers in Children with ASD across Settings.
. Camargo, Síglia Pimentel Höher; Rispoli, Mandy; Ganz, Jennifer; Hong, Ee Rea; Davis,
Heather; Mason, Rose. Journal of Autism and Developmental Disorders.
GRUPOS DE JUEGO INTEGRADOS:
MEJORAR EL JUEGO SIMBÓLICO Y EL VÍNCULO SOCIAL CON
COMPAÑEROS DE DESARROLLO TÍPICO EN NIÑOS CON
TRASTORNOS DEL ESPECTRO DEL AUTISMO (TEA)
No hay duda de que el juego es una parte integral del desarrollo del
niño. A través del juego los niños aprenden habilidades sociales
tales como el compartir, la cooperación y los turnos. Durante las
actividades recreativas se puede aprender el lenguaje social, se
contribuye a fomentar la autoestima y se crean las amistades.
El juego promueve el enriquecimiento cognitivo, el crecimiento
emocional e influye en el desarrollo de la personalidad. El juego
ofrece un medio de exploración de distintos roles sociales y de
normas. La creatividad y la imaginación se promueven a través del
juego.
Para los niños con un desarrollo normal, involucrarse en actividades
agradables, imaginativas y socialmente interactivas constituye una
parte natural de la vida. Por el contrario, muchos niños con
problemas dentro del espectro autista no juegan de una manera
beneficiosa y productiva para su desarrollo.
Los niños con TEA mantienen una mayor proporción de juego
manipulativo o sensorial con objetos en lugar de un juego funcional
o simbólico. Tienen un mayor interés en juegos que proporcionan un
intenso feedback sensorial y en acciones repetitivas y de causaefecto.
Además, el juego de los niños con TEA se realiza a menudo en
solitario, indicando una falta de juego social. Existen varios factores
que explican este tipo de juego. En primer lugar, los individuos con
autismo tienen déficits de comunicación, además puede que no
entiendan el lenguaje o las indicaciones sociales de sus iguales, o
carecer de habilidad para expresar sus sentimientos a otros con
eficacia. En segundo lugar, los niños con trastornos del espectro
autista puede que no entiendan que los otros tienen pensamientos y
APRENEM
Associació per a la Inclusió de les Persones amb Trastorns de l’Espectre Autista
http://www.associacioaprenem.org/
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. Camargo, Síglia Pimentel Höher; Rispoli, Mandy; Ganz, Jennifer; Hong, Ee Rea; Davis,
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sentimientos propios y únicos. También es común para los
individuos con autismo tener intereses inusuales y restrictivos, y
que sean reacios a explorar nuevos temas de juego con otros.
Finalmente, los niños con autismo presentan dificultades en el juego
espontáneo con sus iguales, realizan menos aperturas sociales, y
responden de manera inconsistente a las iniciaciones realizadas por
sus compañeros.
Estas dificultades pueden traducirse en un rechazo por parte de sus
iguales o que no entiendan cómo involucrarlos en el juego, con la
consiguiente pérdida de oportunidades esenciales para alcanzar el
máximo desarrollo de los niños con TEA. Además existe la creencia
errónea de que los niños con autismo realizan una elección
consciente de aislarse porque no tienen un interés en jugar y
sociabilizarse con los otros. En consecuencia, este aspecto del
desarrollo debe ser objeto de una intervención temprana
ofreciéndoles el soporte adecuado para que puedan participar de las
actividades de juego.
Los grupos de juego integrados de Pamela Wolfberg (IPG) es una
estrategia de intervención que pretende aumentar el beneficio que
tienen los juegos en el desarrollo de los niños con TEA.
EL MODELO DEL JUEGO DE GRUPO INTEGRADO (IPG)
El modelo IPG tiene como objetivo el mejorar las habilidades del juego
social y simbólico en niños del espectro autista con edades
comprendidas entre los 3 y los 11 años. Además de referirse a los déficits
de habilidades, el modelo IPG también enfatiza el desarrollo intrínseco del
deseo de jugar.
En el modelo IPG, el desarrollo del juego se fomenta preparando
físicamente el entorno para que produzca las formas más competentes
de juego y por la participación guiada de estos entornos mientras se saca
provecho de la iniciación de los niños. Es decir, se proporciona un
sistema de apoyo a la iniciación de los niños en el juego.
Otro objetivo igualmente importante es que los compañeros de desarrollo
típico adquieran conocimiento, empatía y habilidades para aceptar y actuar
de manera responsable ante las diferencias de sus compañeros con TEA.
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. Camargo, Síglia Pimentel Höher; Rispoli, Mandy; Ganz, Jennifer; Hong, Ee Rea; Davis,
Heather; Mason, Rose. Journal of Autism and Developmental Disorders.
El IPG contiene guías, jugadores expertos y jugadores novatos. Los guías
son adultos que están formados en IPG y que tienen experiencia en trabajar
con individuos del espectro autista. Los jugadores expertos son iguales
socialmente competentes, y los jugadores novatos incluyen niños del
espectro autista que tengan cualquier nivel de funcionamiento. Los grupos
están formados por 3 o 5 jugadores, con una ratio mayor de expertos.
El IPG está basado en el concepto de la participación guiada. El guía
ajusta la cantidad de ayuda dada durante las sesiones del juego grupal
según las necesidades de los niños, y va construyendo sobre los intereses y
habilidades de los miembros del grupo. Inicialmente, el guía dirige la
actividad de juego. A medida que los niños van siendo cada vez más
capaces de generar temas de juego, iniciando interacciones y estableciendo
sucesos de juego, el guía va desapareciendo hasta que no es necesario
ningún guía.
La regularidad en lo programado y las rutinas son componentes
importantes del modelo IPG porque ayudan a los participantes a anticipar
sucesos futuros. Los mismos grupos quedan regularmente en un entorno
natural, dos o tres veces por semana durante 30 a 60 minutos. Se utilizan
rituales de inicio y cierre y se proporcionan ayudas visuales de apoyo
extra. Se seleccionan materiales de tipo constructivo o muñecos para
dramatizaciones para animar la interacción y el juego imaginativo.
Metodología:
A pesar de que existe evidencia sobre la efectividad del modelo IPG y está
reconocido como un modelo basado en la evidencia, existen limitaciones en
los estudios previos en cuanto a las metodologías y tamaños muestrales
utilizados, por lo que el presente estudio pretende aportar más datos sobre
el efecto beneficioso del IPG.
En el estudio participaron 48 niños con TEA y 144 niños de desarrollo típico
de entre 5 y 11 años. La intervención se llevó a cabo a lo largo de 12
semanas, en un colegio público y al terminar la jornada escolar. Se
formaron 24 grupos que realizaron 2 sesiones a la semana de 1 hora. Cada
grupo estaba dirigido por un guía y un asistente.
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Heather; Mason, Rose. Journal of Autism and Developmental Disorders.
Resultados:
Los resultados mostraron cambios favorables tanto en el juego simbólico
como en las habilidades sociales. En cuanto a las habilidades de juego
simbólico, se redujeron de manera significativa, las conductas de
manipulación sensorial y de falta de vínculo (el niño no toca objetos o
materiales y puede mantener conductas autorreguladoras que no
comportan objetos) y aumentaron las conductas de juego funcional y
simbólico. En lo que se refiere a las habilidades sociales, se redujeron de
manera significativa las conductas de juego en solitario o las conductas en
las que el niño era consciente de la presencia de compañeros pero sin
entrar a formar parte del juego. Además, se aumentaron las conductas de
juego en paralelo en las que el niño comparte el mismo espacio con sus
iguales, utiliza similares materiales o imita a los compañeros; y también las
conductas en las que el niño comparte la atención en el juego y se realizan
intercambios recíprocos (utiliza habilidades como atención conjunta,
imitación o turnos).
Conclusiones:
Los resultados positivos del presente estudio proporcionan
evidencia robusta para validar la eficacia del modelo IPG para niños
con TEA. Los resultados demuestran que tras 3 meses de intervención, los
niños con TEA muestran mejoras significativas tanto en el juego
simbólico como en el juego social. Estas mejoras se mantuvieron y se
generalizaron a otros contextos diferentes al de la intervención y en
condiciones de falta de soporte.
Los resultados muestran la potencia terapéutica del juego para
maximizar el desarrollo y la inclusión social de los niños con TEA.
Además, puede decirse que los niños con TEA con el soporte adecuado e
intensivo son capaces de realizar progresos importantes.
Debe tenerse en cuenta la importancia del juego, especialmente entre
iguales, en el diseño y práctica de intervenciones efectivas para niños con
autismo. Enseñar habilidades de juego con iguales es una de las prioridades
de los programas educativos para niños con TEA.
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