Un poco de cultura - Juventud Rebelde

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OPINIÓN
MIÉRCOLES
23 DE DICIEMBRE DE 2015
juventud rebelde
Un poco de cultura
por JUAN MORALES AGÜERO
[email protected]
ACABA de concluir la jornada de homenaje
a los educadores. A punto de cerrar con broche de oro el tema, acudió a mi memoria
una recomendación que le escuché a un
profesor durante una conferencia, allá por
mi época de estudiante en la Universidad
de Oriente, en Santiago de Cuba: «El periodista —dijo con acento enfático— debe
saber algo de todo y todo de algo».
Confieso que el retruécano me resultó
simpático tanto por su ingenio como por su
mensaje. Pero un detalle no me satisfizo
del todo: ¿y por qué solo el periodista?,
¿por qué dejar fuera a quienes son ajenos
a la tinta, la cámara y el micrófono? El lector coincidirá conmigo en que en materia de
saber —de todo o de algo— hay mucha
gente en Cuba con deudas por saldar.
Están los estudiantes de Secundaria, por
ejemplo. No son pocos los padres y maestros
preocupados por la formación cultural de esos
muchachos todavía inexpertos. Y no me refiero
a la formación que adquiere estatura en el aula,
porque esa cae muy pocas veces en saco roto.
Aludo a la que solo se conquista trabando
amistad con los libros, el cine, los museos...
Para ser culto es necesario tener siempre un hambre voraz por conocer algo nuevo. Pero debemos admitir que muchos de
nuestros estudiantes no han dado todavía
indicios de ese apetito. La insuficiencia no
es exclusiva de la gente joven. He tropezado con profesionales competentes y doctos
en lo suyo, pero con una ignorancia colosal
en temas que desbordan su especialidad.
En efecto, personas hay capaces de dictar
una conferencia magistral sobre complejos
temas de computación, pero que palidecen
cuando alguien les pregunta si leyeron alguna
vez una famosa obra literaria. Algunas ni siquiera se interesan por leer los periódicos o escuchar los noticieros. Viven al margen de lo que
ocurre en torno suyo en materia informativa.
Siento pena cuando ocurren esas cosas.
¿Quién es el culpable? Pienso que la propia
persona. A la escuela no se le puede tildar de
irresponsable por no asumir una función que
la desborda. El maestro puede sugerir buenas
lecturas o recomendar un buen filme. Pero la
cultura general requiere voluntad de quien la
necesita y constancia para echarle cimientos.
Lo otro corre a cuenta de la avidez de
cada quien por procurarse un volumen de
conocimientos generales suficientes como
para no hacer el ridículo cuando se hable de
un asunto difícil. ¿Quién dijo que solo los
filólogos deben conocer las sutilezas de la
lengua materna? ¿Quién insiste en darles
la exclusividad a los historiadores a la hora
de explicar cómo se desarrolló la batalla de
Stalingrado? ¿Quién sostiene que solo a
los políticos les corresponde estar al tanto
de las relaciones internacionales y de su
acontecer noticioso?
Se trata de un asunto en el que los
padres tienen incidencia. Uno me dijo hace
poco: «A mi hijo no le gusta leer como a otros
muchachos». Le pregunté: «¿y a ti te gusta?»
Me confesó que no. Muchos de los padres
Racionalidad
y sentido
FRENTE
AL ESPEJO
YOERKY SÁNCHEZ CUELLAR
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«ESTOY de acuerdo ciento por ciento con usted, Doctora (Las ciudades también son mortales, Graziella
Pogolotti, 20 de diciembre). Se necesitan racionalidad
y sentido de la sostenibilidad cuando se piensa en las
ciudades. Yo, en lo personal, veo La Habana futura, mi
querida ciudad natal, como un sitio verde donde armonicen la historia y la tecnología. De ese modo, podremos
seguir disfrutando del legado y de las bondades de la
ciudad».
«(…) Creo que La Habana, precisamente por no haber
sido parte de la fiebre arquitectónica irracional que inundó al
siglo XX, está en mejores condiciones para hacer una transición a los principios de la arquitectura sostenible. Y como
con tantas otras cosas en nuestro país, el potencial está.
actuales nacieron y se criaron en el último
medio siglo. Ellos no pueden justificarse con
que no tuvieron oportunidades de adquirir el
hábito de lectura por imperativos extradocentes. Si en algún momento renegaron de
la escuela o no se dejaron cautivar por el
encanto de los libros, no pueden pretender
ahora que sus retoños hagan lo contrario.
La cultura general permite atesorar conocimientos diversos, clasificarlos sin que apenas
nos demos cuenta y aplicarlos en las más disímiles circunstancias de la cotidianidad. Solo
se deja seducir por la gente observadora,
capaz de desarrollar sus propios métodos de
búsqueda hasta hallar lo que le interesa.
Estas reflexiones me hicieron recordar
aquella observación de mi profesor en la Universidad: «El periodista debe saber algo de
todo y todo de algo». Recuerdo que al terminar
la conferencia me le acerqué y le dije: «Profesor, ¿no le parece que la frase quedaría mejor
si en lugar de periodista pusiéramos personas?» Él meditó y me dijo: «Estoy de acuerdo».
Creo que si activamos a nuestros técnicos y profesionales
podremos obtener resultados hermosos». (Andrés)
«(...) Este artículo de hoy invita a todos a participar e
imaginar en la práctica La Habana moderna, donde el
bienestar del individuo sea lo primero en cuanto a calidad
y cualidad de vida en su hábitat. Todo es posible cuando
las buenas voluntades se juntan ante el desafío que
representa». (Francisco Rivero)
«Gracias, Iris (Un catálogo de tías, Iris Oropesa, 19 de
diciembre). Has provocado recuerdos adorables. Ya no tengo
tías, pero a las mías las llevo en el corazón, en especial a mi
tía Ala (no sé por qué la llamaba así), que era traviesa, alegre, rigurosa, pero por encima de todo, tía». (Maritza de la C.)
ACUSE
DE RECIBO
JOSÉ ALEJANDRO RODRÍGUEZ
[email protected]
CUANDO el ciudadano confía en las instituciones, y apegado al permiso o la anuencia
y responsabilidad de estas emprende cualquier paso, es sumamente desconcertante
y vergonzoso que las primeras falten a su
palabra y a sus decisiones, y lo dejen en el
limbo.
Eso le sucedió a un grupo de vecinos del
reparto Pastorita, en la ciudad de Santiago
de Cuba, según lo narrado por uno de ellos,
Vidal Martínez Labrada, residente en el
apartamento 1 del edificio 8 de ese barrio.
Cuenta él que a principios de 2015 iniciaron las gestiones establecidas para la construcción, por medios propios, de un garaje
colectivo, por la no existencia de ninguno
legal en ese reparto por más de 50 años.
Tras recibir la asignación del terreno y
todas las autorizaciones necesarias por la
Dirección Municipal de Planificación Física,
el Consejo de la Administración y con la
Licencia Constructiva correspondiente,
comenzaron las labores constructivas a
principios de junio, con una inversión de
varios miles de pesos, resultado de su trabajo y aportes financieros.
Aprobar… ¿y luego desaprobar?
Y a inicios del mes de julio, recalca, la
Dirección Provincial de Planificación Física
indicó detener las labores constructivas, por
lo cual hicieron su reclamación en los plazos correspondientes. Transcurridos casi dos
meses, agrega, se les envió una resolución
oficial dictada por dicho organismo en la
provincia, que informaba que la obra no
podía continuar y debían demolerla.
En el plazo establecido, enviaron reclamación a la dirección nacional del Instituto
de Planificación Física. Y hasta la fecha, ya
fuera de término, no han recibido contestación alguna.
«¿Cómo es posible que los afectados,
que actuamos con estricto apego a lo
establecido por la ley, con toda la documentación en regla y con el apoyo de la
mayoría de la comunidad, debamos sufrir
las cuantiosas pérdidas materiales por
una arbitrariedad de este organismo?, pregunta. ¿Acaso pueden las instituciones
violar los plazos establecidos por la ley
para dar respuesta a la población? ¿Se tienen en cuenta los gastos que implica
hacer una obra como esta y custodiar por
DIRECTORA: Marina Menéndez Quintero
SUBDIRECTORES EDITORIALES: Herminio Camacho
DIARIO DE LA JUVENTUD CUBANA
Fundado por Fidel el 21 de octubre de 1965
Eiranova, Ricardo Ronquillo Bello y Yailin Orta Rivera
Yurisander Guevara
Zaila
SUBDIRECTOR DE DESARROLLO:
largo tiempo los materiales adquiridos
cuando el financiamiento está a cargo de
trabajadores y padres de familia que habitan en edificios?
«¿No se tiene conciencia de la necesidad de dichos parqueos en los repartos de
edificios, cuando se dan el lujo de dilatar o
entorpecer las soluciones financiadas por
los pobladores? ¿Debemos encima de ello
asumir los gastos de la demolición? ¡Insólito!», concluye Vidal.
QUE SE BUSQUEN LOS PROFESORES…
Rafael Herrera de la O (Calle 21 Nro. 4412,
entre 44 y 46, Playa, La Habana) refiere que
a principios del presente curso escolar su
hijo accedió a los estudios de técnico
medio de Traducción e Interpretación en el
Instituto Politécnico Pablo de la Torriente
Brau, de 1ra. y 32, en el municipio capitalino de Playa.
Entonces, se planteó por la Dirección de
la escuela que esa carrera se había creado
de manera inesperada, y a partir de la limitación de profesionales en la materia que
existía en el país. Y que era interés del
SUBDIRECTOR ADMINISTRATIVO:
Enrique Saínz Alonso
REDACCIÓN: Territorial y General Suárez,
Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba.
APARTADO: 6344
Gobierno y el Ministerio de Educación suplir
a corto plazo ese vacío profesional.
«De entonces a acá, manifiesta, los
alumnos del Grupo de Lenguas Extranjeras
de ese Instituto se han mantenido de
manera intermitente recibiendo clases de
Francés e Inglés. Y digo intermitente, porque los profesores en estas materias en
sus inicios eran nulos, y en la actualidad
solo se mantiene el de Francés. Y asignaturas vinculadas con estos idiomas tampoco cuentan con profesores ni medios audiovisuales complementarios».
Recientemente, apunta, la Dirección de
la escuela les expresó a estos alumnos
que, de sus padres no buscar los profesores que se necesitan, ellos podrían correr el
riesgo de repetir el curso escolar, por cuanto no estaban en condiciones de pasar al
segundo año.
Rafael concluye afirmando que estas
arbitrariedades no se corresponden «con
los principios éticos y morales a que nos tiene acostumbrados nuestro sistema social,
que tantos recursos invierte en la formación
de todos nuestros hijos».
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