HACER CLIC EN LA ORGANIZACIÓN Jorge Yarce Llámese organización, empresa, institución, corporación, entidad o grupo estructurado para lograr un fin o aspiración común, es el ámbito donde normalmente se lleva a cabo la vida de trabajo y la vocación de servicio de las personas, que les ocupa una parte importante de su diario quehacer. - No, pero tienes una fábrica, responde Juanito, y produces mucha contaminación que hace daño a la gente. - Si hijo, pero por dar trabajo a otros no lo meten a uno en la cárcel, contesta el papá. Además, hemos reducido la contaminación en un 50% y nos han dado un premio ambiental. Por tanto en ella confluyen los valores personales y familiares y desde ella, y desde los valores corporativos, se influye de modo importante tanto en la vida propia de la familia como en el entorno social. - Pero papá, concluye Juanito: si a ustedes no los meten a la cárcel por contaminar menos, ¿por qué a mí me van a meter a la cárcel por robar menos? La organización, como un cuerpo vivo que es, está llamada a ser un instrumento que a través de la producción, de los servicios o de otro tipo de actividad, genera beneficios: económicos, culturales, intelectuales, de capital intelectual, de desarrollo de las personas y de responsabilidad social hacia la comunidad. La historia de Juanito (Gunter Pauli) Si aplicamos la historia de Juanito a nuestra propia conducta como personas, como funcionarios públicos o como simples ciudadanos, nos damos cuenta de que no podemos ser más o menos honestos, más o menos leales, más o menos comprometidos. No parece que la Ética admitiera el tipo de escala que Juanito le quiere poner a su hábito de robar. Juanito, de 12 años, cuenta a su papá que ha estado robando mucho y que ha decidido de hora en adelante robar un poco menos. - O se es honesto o no se es, o se es leal o no se es leal. No se es “medio honesto” o “medio leal”. -Este valor no permite una graduación o escalas para escoger el modo de obrar. - El papá, sorprendido le responde: ¿Cómo es eso,si robar está mal. Es posible que en otros valores, por ejemplo en la responsabilidad o en el orden, se pueda establecer una graduación de conductas. - Pero yo sólo lo haré los fines de semana, le dice Juanito. - Una vez que robas, ya eres ladrón y has hecho mucho daño a los demás, responde el papá. Vamos a tratar de ver esto pensando en por qué el funcionario público viviendo la Ética y practicando los valores en su gestión no sólo realiza un buen “negocio”, haciendo lo debido, sino que hace lo que se espera de él por parte de la sociedad: un servicio al bien común. - Pero papá, seré cada vez menos malo porque voy a robar un poco menos a esas personas y algún día dejaré de robar del todo. - Eso es absurdo, replica el padre: antes, has estado de buenas, porque la policía te podía haber detenido y estarías en la cárcel. - - Y tú papa, ¿por qué no estás en la cárcel?, dice Juanito. - - “¿Yo?, se pregunta el papá, acaso he robado? - 1 Hacer CLIC: Contribuir a la conformación de una cultura ética y de valores Para que el servicio público sea oportunidad de servir a los ciudadanos con excelencia. Una ocasión de fortalecer la imagen de las entidades del Estado. Elevar la reputación de los servidores. 2 - Aumentar la confianza y credibilidad en los ciudadanos. Por eso resulta conveniente recordar muy bien el concepto del servicio público y realizar en él una gestión basada en valores para que se vuelva una práctica corporativa, es decir, que el hecho de los vivan una mayoría de las personas y los proyecten en el ámbito de la organización sea algo común, una vivencia compartida que se proyecta a la entidad y a la comunidad. La grandeza de la función pública: - Es deberse al bien común a través del servicio a los ciudadanos en pequeñas o grandes cosas. - Lo importante no radica en el tamaño de las cosas que se manejan sino en la dedicación diligente, responsable y sólida. - Servir a todos mejor de lo que esperan ser servidos: construir país en cada acto de servicio. Los cargos son para servir, no para servirse de ellos a costa del bien público. A sus cargos, los funcionarios llegan a servir al bien común y no a intereses ajenos a las funciones que le han sido asignadas que, además, están reguladas por las leyes y los reglamentos de cada entidad. La sociedad entera demanda cada vez más gente íntegra y orientada al bien común más que exclusivamente a sus intereses personales. Quienes más contribuyen a la cultura corporativa son aquellos que actúan en línea con los principios y valores de la entidad y los vivencian en el día a día, de modo que se note en su conducta y, como resultado de ello, se difundan por buenos modelos. Hoy tenemos que vencer entre todos la marcada tendencia al individualismo del "sálvese quien pueda" o del "yo a lo mío y tú a lo tuyo, y lo demás no me importa". Está claro que no nos salvamos solos, ni nos perdemos solos. Toda institución es una aventura común en torno a la búsqueda de unos beneficios económicos, intelectuales, de servicio, personales y sociales. ¿Por qué no son suficientes los códigos de ética? Recordemos que la fuerza de ética o radica en las normas en sí mismas, por bien concebidas que estén. Los códigos éticos: - Son instrumentos útiles para motivar la vivencia de los valores en la conducta personal. - Constituyen un punto de referencia para fomentar la integridad y la transparencia, así como el compromiso. - Pero haríamos mal en pensar que la Ética está encerrada en los códigos. Su fundamento tiene que ver con instancias superiores, trascendentes a las acciones particulares pero reflejadas en ellas: los principios, los valores y las virtudes, que forman como el entramado básico, la urdimbre del tejido de las acciones que se construyen diariamente. ¿De qué tipo de ética se trata? - No se trata de una ética privilegiada. - Tampoco de una ética de mínimos que permite la burla a las normas. - Es una ética personal y comunitaria. - La libertad es más decisiva que la norma, porque genera un compromiso personal que se proyecta en los demás y en la sociedad. 3 A veces ha hecho carrera, defendida por algún político inescrupuloso, la idea de que a los funcionarios públicos les está permitido todo lo que no les está prohibido expresamente por las leyes. Eso proviene de una falsa separación entre derecho y moral. Puede ocurrir que el derecho permita alguna conducta que no sea éticamente lícita, pero no hay dos éticas (una para la conducta pública y otra para la privada). Eso sería como defender una doble vida, una forma hipócrita de actuar. Hay que respetar y seguir unos principios éticos básicos y válidos para todos, que se expresan a través de valores personales vividos consciente y libremente en el hogar, en el trabajo, en la vida social. A través de su trabajo, a cada funcionario le ha sido confiado un metro cuadrado de patria que le toca vitalizar y defender con su conducta. No se puede limitar sólo a cumplir unas funciones (de ahí el nombre de “funcionario”): a estar ahí con un simple cumplimiento, que sería en realidad “cumplo y miento”. Deber ser un cumpliento que se perfecciona con la responsabilidad, el compromiso y la excelencia. La corrección propia de la persona transparente puede ser auxiliada por la existencia de un código o acuerdo ético en la organización, que motive la vivencia de los valores por invitación, no por imposición. La acción libre permite que una persona actúe de acuerdo a como piensa y no al revés. Ante las faltas de ética de los demás: - El funcionario es transparente es franco y directo. - No entra en negociaciones sobre los principios. - Reclama su vivencia, con respeto pero con firmeza. Su peor engaño sería hacer cosas indebidas pensando que están bien, porque le daría carta de naturalidad a la deshonestidad y revelaría poca formación de su conciencia moral. Las organizaciones tienen obligación de: - Señalar unos parámetros legales para la conducta de sus funcionarios. - Promover valores éticos, a fin de buscar la excelencia en la conducta personal y la integridad en los procesos colectivos. - Garantizar la búsqueda del bien común por encima de los intereses individuales. Ventaja pública competitiva para la entidad Vivir la ética y practicar los valores es una clara ventaja competitiva para los funcionarios, los ciudadanos y la sociedad entera. 1) Es el valor agregado por excelencia. 2) Fortalece el sistema humano de la organización. 3) Da respaldo al servicio como el mayor orgullo de una persona o entidad. 4) Marca la primacía de la persona y su compromiso social. 5) Incrementa el capital intelectual humano. 6) Hace de las personas lo permanente. 7) Es fundamento del trabajo hecho con excelencia. 8) Establece la diferencia. 9) Refuerza la credibilidad de los ciudadanos en la eficacia del Estado. 10) Pone las bases para un futuro éticamente sostenible para todos. Pero si en el fundamento de esos procesos no está la transparencia de los funcionarios, su base será deleznable, y la conducta será clara, sincera, sometida a reglas conocidas y verificables, si está apoyada en el valor de la transparencia. 4 Eso es lo primero que tenemos que preguntarnos al examinar nuestra conducta en el trabajo: Pero, en último término cada uno necesita obrar por convicción, por autoaprendizaje, por interiorización y vivencia de unos valores personales. La pregunta que todos debemos hacer es ésta: ¿cuáles son mis valores? Y, por supuesto, ¿cuáles son los valores de mi división, sección, departamento u oficina, y de mi entidad,de mi familia y de mi país. Si no los tengo claros, me hipoteco moralmente a un tercero, no me podrán identificar, no sabrán quién soy o quiénes somos. La corrupción no puede constituirse en un medio para engrasar el sistema para que éste funcione. Lo estamos viviendo en todos los ámbitos y a todos los niveles y tamaños y eso está afectando a nuestras sociedades seriamente. Ella conduce a la implantación de antivalores que socavan el buen gobierno, las instituciones del Estado, la administración pública, los órganos de seguridad y justicia y se tiende a formar un clima generalizado de impunidad e inmoralidad que se convierte en una ola gigantesca que amenaza con derrumbar todo el orden social. comportamientos por lo que es posible decir que éstos se han convertido en vigilantes de los servidores públicos” (Bauman). Si los grupos sociales −familia, escuela, empresa, asociaciones de diverso orden− promueven las valores para mejorar a la gente y para alcanzar sus objetivos colectivos en forma más satisfactoria (que propicie más adecuadamente la calidad de vida de los miembros y perfeccione su contribución a la comunidad) es lógico pensar que, sin afectar para nada el pluralismo propio de la política y del Estado, éste promueva valores necesarios para la comunidad, que es objeto de su acción o de la gobierno que dirige el Estado en un determinado momento. No puede verse en ello una invasión indebida de terrenos. La organización como un sistema humano Al contrario del sistema “técnico” o de las estructuras, que se guía más por lo previsto, por lo formal, por las obligaciones que hay que cumplir, el sistema humano impulsa el desarrollo racional y la acción libre y espontánea de la persona en su trabajo. De manera que lo haga no con mentalidad de estricto cumplimiento sino de colaboración y de servicio prestado con más iniciativa y creatividad personal. En el sistema humano: Protagonismo del funcionario público “La figura del funcionario anónimo es cosa del pasado. Hoy en día es necesario identificar a cada uno por la responsabilidad que tiene en sus tareas y por su conducta. Se requiere conocer su nombre, saber dónde opera y cómo se comporta. La mejor transparencia en sus actividades incluye la claridad y explicación de la información que maneja, respondiendo a los planteamientos que se soliciten demostrando que posee ética. La actuación de los servidores públicos está sujeta a la visibilidad de los ciudadanos y de los medios de comunicación, los cuales están atentos a sus errores y - La persona del cliente, usuario o público destinatario es importante. - Son también los demás empleados y colegas de trabajo, porque con ellos se construyen equipos y se establece una sinergia de esfuerzos. - En lugar de “nidos de trabajo” lo que hay son redes de colaboración, donde todo el mundo busca el objetivo común. El desarrollo del sistema humano busca fortalecer valores como la auto-exigencia, la autorresponsabilidad y el auto-liderazgo. Todo ello facilita la desconcentración y la descentralización mental de las organizaciones: 5 no estar esperando órdenes, no depender sólo de las funciones, actuar inteligentemente con iniciativa y capacidad de innovación. En el sistema humano se faculta a la gente para que actúe de acuerdo con la misión, la visión y los objetivos y metas, pero con autonomía y responsabilidad personales. Las organizaciones no son simples mecanismos de producción y servicios en los que las personas son piezas sueltas o aisladas, guiadas únicamente por una noción económica del éxito. Tener éxito corporativo es lograr la efectividad y la calidad en lo que se hace. El sistema humano se basa en: - En el concepto de persona que se tiene y en la concepción del trabajo. - En la visión y conocimiento adecuado de sus estructuras, y del ambiente de trabajo. - En el conjunto de relaciones que se establecen creando un clima de trabajo adecuado. - En los principios y valores que la guían. La organización debe tener la prioridad de desarrollar conocimiento y capacidades y habilidades, a través del entrenamiento, de la educación, de la formación y del acompañamiento personal. La autoridad en ella debe dirigirse a hacer crecer a la gente. Es saber, saber hacer, saber enseñar, dirigir y liderar. Se piensa en los “beneficios”, en el sentido integral, no sólo en su sentido económico: serán más y mejores en la medida en que se cuenta con mejor gente, más capacitada, con su plan de carrera definida y realizadas en el ámbito profesional, familiar y social, sintiéndose parte de un organismo vivo que contribuye eficazmente a una realidad colectiva: el bien común de la sociedad. El aprendizaje corporativo permite estructurar empresas más planas en su dirección, más flexibles y apoyadas en equipos inteligentes de trabajo y con capacidad de cambio. Para lograrlo, ante todo se debe desencadenar lo espontáneo e informal en cada uno, la racionalidad, afectividad y las condiciones de liderazgo. la El trabajo no es un castigo ni una condena que hay que aceptar irremediablemente por la condición humana. Es una situación existencial que puede y debe llevar a la gente a un crecimiento personal, no sólo a la búsqueda de una necesidad de bienes materiales para sobrevivir. Supone también insistir en el servicio a los demás, solidaridad, amistad, todo aquello que lo hace a uno trascender, más allá de la satisfacción, de la realización personal, del salario o de las prestaciones (motivaciones extrínsecas o externas). La organización no formal, espontánea, libre, motivadora: - Despierta el potencial de su gente para que haga las cosas mucho mejor, haga más de lo que se propone y lo haga antes de lo previsto. - Con rendimiento (motivación extrínseca), con satisfacción y perfeccionamiento continuo (motivación intrínseca o interior) - Con afán de servicio y de solidaridad: motivación trascendente (Pérez López). La organización en la sociedad actual tiene el gran reto de no dejarse arrastrar por las corrientes que inciden negativamente en su orientación y en el logro de sus objetivos, generando una ética utilitarista, individualista y relativista, sino convirtiéndose en un auténtico sistema humano que impulsa al sistema generador de riqueza, siempre dentro de un marco de libertad y responsabilidad. Es indispensable cambiar el horizonte de la actividad organizacional utilitarista por el de la empresa como un sistema humano que es, a la vez, un conjunto de redes de cooperación; y comprender que los modelos mecanicista y organicista de la empresa son muy pobres, y deben ser superados por el modelo 6 antropológico centrado sobre la persona como eje de la organización. Toda organización es una comunidad que se constituye por redes de interacciones o relaciones interpersonales, como ocurre con la familia, con la escuela y con todo grupo al que corresponde una función social. Hacer CLIC en la organización es lograr que la legalidad y la integridad sean parte inherente a la cultura corporativa y objetivos permanente del desarrollo de las personas en ella. Eso implicará no sólo la elaboración de códigos éticos y de buen gobierno, sino una preocupación permanente por fomentar las prácticas éticas sanas, las que pueden corresponder a las expectativas de la ciudadanía frente a los servidores públicos: ser éticos es ser leales a la ley, íntegros en la conducta y ejemplares en los valores.
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