TERMINOS DE REFERENCIA

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FOLK COUTURE
FUSIÓN DE ARTE Y MODA
QUE
EL ARTE ES ETERNO Y LA MODA
ES EFÍMERA Y, POR ENDE, ESTÁN
DESTINADOS A SER AMANTES PASAJEROS ES
UN ARGUMENTO QUE LA POSMODERNIDAD
DESARTICULÓ A FUERZA DE HAPPENINGS,
PERFORMANCES E INSTALACIONES.
EL AMERICAN FOLK ART MUSEUM,
UNA JOYA CULTURAL EN
NUEVA YORK,
PATEÓ RECIENTEMENTE EL TABLERO
AL CONVOCAR A
13
DESIGNERS PARA
QUE REINTERPRETARAN, DE MODO
FASHIONISTA, UN GRUPO DE OBJETOS
–MANTAS
QUILT, TEXTILES, PINTURAS,
DIBUJOS, ESCULTURAS Y FOTOGRAFÍAS–
DEL SIGLO
XVIII
Txt: Florencia Bibas*
FANTASÍA DE RED CARPET.
Bibhu Mohapatra se inspiró en
un pequeño libro de tatuajes de
1873, una reliquia de papel que
lo motivó a diseñar un vestido
largo en organza, simbolizando
olas. Por debajo, un enterito
con gráficos de tatoo.
54 > CLASE
AL
XX.
a inspiración, el color y el análisis conceptual son puntos de partida de la
moda. En su primera etapa, cuando el
diseñador imagina una colección desde
su creatividad y talento, el proceso
reúne las mismas características que cualquier otra
manifestación artística. “Con la ropa y con el arte,
es la imagen la que llama la atención inmediatamente, no los aspectos de la cultura o de la personalidad que revela. Ambos apelan directamente a la
imaginación a través de la mirada”, ha definido
Ann Hollander, historiadora de arte y autora del
best seller Seeing through clothes, un exhaustivo análisis de la representación del cuerpo y el rol de la
indumentaria, desde las esculturas de la Grecia clásica hasta la fashion photography del siglo XX.
Y es justamente en la Historia donde pueden rastrearse las huellas de ese amor no siempre correspondido... Así lo sentenció Karl Lagerfeld, director
creativo de Chanel desde 1983: “Los diseñadores
quieren ser parte del mundo del arte, pero el
mundo del arte no quiere ser tomado como
moda... Y es ridículo, porque el arte también se
recicla. El único que comprendió que ambas disciplinas podían convivir fue Andy Warhol”.
Lo cierto es que ambos universos se vienen retroalimentando desde hace mucho tiempo. Si nos trasladamos a principios del siglo XX, el futurismo,
corriente cultural impulsada por Filippo Tommaso
Marinetti, en Italia, proclamaba que el arte debía
ser llevado a todos los campos, incluido el diseño
de moda. Para 1925, Paul Poiret —modisto que
liberó a la mujer del corsé— ya consideraba que era
importante mantenerse en contacto con los jóvenes
artistas, por lo que fue el patrocinador de Raoul
Duffy, diseñador textil que creaba tejidos exclusivos
para su maison. Pero, sin dudas, una de las colaboraciones más sobresalientes que se recuerda hasta
nuestros días llevó el sello del surrealismo, movimiento que nutrió de fantasía al arte, las letras... y
la moda. Sus adalides fueron madame Elsa
Schiaparelli —diseñadora italiana que fue la emblemática ‘enemiga’ de Cocó— y el pintor y escultor
L
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LITTLE BLACK
DRESS LÚDICO.
Jean Yu (Corea del Sur)
le agregó una cresta de
puercoespín a un mini
vestido negro, basándose
en una estatuilla original
de Nuevo México.
Al cierre de esta edición,
el curador de Folk Couture
confirmó, en exclusiva a Clase Ejecutiva,
que la exposición viajará al Columbia
Museum of Art en South Carolina en 2016.
En principio, se había acordado que las
prendas creadas volverían a manos de los
diseñadores concluida la muestra en NY,
pero algunos ya han manifestado
su interés en donarlas
al AFAM.
español Salvador Dalí. De esa relación profesional
y de amistad surgieron íconos como el sombrero-zapato (1937), inspirado en un retrato del
artista del bigote, y el tan aplaudido como criticado vestido-langosta, que fuera lucido por
Walllis Simpson, gran referente de estilo de la
época. Esa dupla creativa también dio origen a
botones con forma de escarabajos, mangas de sacos
bordados con cabellleras doradas y muchos otros
elementos disparatados y polémicos, aún en términos actuales.
Mucho más tarde, en los años ‘60, Yves Saint
Laurent retomaría la integración arte-moda con su
vestido Mondrian en canvas, plasmando la geometría abstracta del vanguardista pintor. Ya en los ‘80,
los diseñadores japoneses Issey Miyake, Yohji
Yamamoto y Rei Kawakubo revolucionaron París
cuando propusieron una nueva mirada para el desarrollo de la vestimenta. Sus creaciones, consideradas en aquel entonces —y hoy— el epítome del
avante-garde, fueron inmediatamente relacionadas
con el arte y la arquitectura.
Más cercano en el tiempo, vale rescatar la última
colección-legado del talentosísimo y prematuramente fallecido Alexander McQueen, quien en el
invierno de 2011 se inspiró en el trabajo de ‘El
Bosco’ (Hieronymus Bosch). Amante del arte
bizantino y de la iconografía religiosa medieval,
el británico planteó una línea de exquisito
gusto e innovadora tecnología, con réplicas
de El jardín de las delicias, Las tentaciones de
san Antonio y El juicio final. Otro que se
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sumó a esta tendencia de larga data fue Marc
Jacobs para Louis Vuitton (recordemos que presentó su renuncia durante la última temporada), cuando invitó a artistas como Yayoi Kusama o Richard
Prince a intervenir colecciones de carteras e incluso
vidrieras de la maison. Luego llegó la colaboración
entre Miuccia Prada y el controvertido Damien
Hirst, quienes lanzaron una línea de carteras en
plexiglás, decoradas con insectos realizados en cristales y plumas: para mayor extravagancia, el dúo
estrenó su joint-venture en una tienda pop up en el
desierto de Qatar... Desde luego, ‘El káiser’ no
podía quedar fuera de este racconto: maestro de la
alta costura y del márketing, Karl Lagerfeld convirtió su desfile verano 2014 en un auténtico happening, con cuadros by Chanel colgados en los muros
y modelos que se paseaban con vestidos imprimé
geométricos multicolor.
FOLK DESIGN
El American Folk Art Museum, ubicado exactamente frente al Lincoln Center, en Nueva York,
presentó recientemente Folk Couture: Folk art &
fashion, una innovadora exhibición protagonizada
por 13 diseñadores de diferentes nacionalidades
—pero todos residentes en Estados Unidos— quienes, seleccionados por el curador invitado Alexis
Carreño, asumieron el desafío de hallar inspiración
en las obras de la colección permanente para realizar una propuesta de moda temporaria. Así, 23
objetos —un mix de mantas tipo quilt, textiles,
pinturas, dibujos, esculturas y fotografías— que
datan del siglo XVIII al XX actuaron como disparadores creativos para John Bartlett, Michael Bastian,
Chadwick Bell, Fabio Costa (NotEqual), Gary
Graham, Creatures of the Wind (Shane Gabier y
Christopher Peters), Catherine Malandrino, Bibhu
Mohapatra, Ronaldus Shamask, Yeohlee Teng,
threeasFOUR (Gabi Asfour, Angela Donhauser y
Adi Gil), Koos van den Akker y Jean Yu.
En la primera parte del proceso, cada uno propuso
sus respectivos bocetos (que fueron luego exhibidos en el hall principal), para luego ofrecer una o
varias piezas de indumentaria, desafiando todo tipo
de convencionalismos. De dicha exploración surgieron trabajos sumamente atractivos desde el punto
de vista estético y de realización. “La moda, a diferencia del arte, es un terreno marcado por múltiples restricciones”, valoró Carreño, junto a quien
Clase Ejecutiva tuvo el placer de recorrer la exposiEXPERIENCIA RELIGIOSA. Fabio Costa
se basó en una escultura del Sagrado
Corazón de Jesús y un acolchado con
motivos del Árbol de la Vida para
diseñar un conjunto de top de organza
y pantalón con sobrefalda bordada.
El sombrero, en filamentos de seda
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Ph: Gentileza American Folk Art Museum
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OBJETO TEXTIL. John Bartlett creó
un enterito en matelassé
artesanal, inspirado en una
estatua de pequeñas
proporciones, en madera,
de fines del siglo XIX.
ción en profundidad. El joven chileno, residente en
Nueva York y Ph.D en Historia del Arte, contó con
el apoyo de Valerie Steele, curadora del Museo del
Fashion Institute of Technology NY, híper respetada entre los académicos de la moda.
El recorrido se trazó en dos salas contiguas cuyas
dimensiones, si bien distan de las del Metropolitan
o del V&A londinense, permitieron destacar las
propuestas de una forma más orgánica que en otros
casos. Así, cada pieza de inspiración se presentó
junto a la prenda final del diseñador, ambas ubicadas sobre plataformas realizadas inteligentemente
en yeso blanco símil cuero.
Temáticamente, la muestra se estructuró bajo cuatro ejes: Pattern (moldería), Disembodiment (no
corporal), Narrative (historia) y Playfulness
(juego). Cada una agrupó los atuendos creados
para Folk Couture y los textiles, pinturas, dibujos y
objetos tridimensionales elegidos como punto de
partida creativo. Como es lógico, Pattern focalizó
en motivos, geometrías y repeticiones: tres mantas
quilts, un acolchado y un cuadro realizado en papel
fueron retomados con un sentido profundo. Se
destacó el talento innovador del brasilero Fabio
Costa. El diseñador de NotEqual se basó en una
escultura del Sagrado Corazón de Jesús que lo
remitió a las imágenes observadas en las catedrales
católicas de su Belo Horizonte natal. Con ese símbolo, más un acolchado con motivos del Árbol de
la Vida, logró plasmar una de las piezas más representativas y simbólicas de la expo: un conjunto de
top de manga corta de organza y pantalón con
sobrefalda, ambos en color crudo, de extrema
riqueza visual. Bordado en relieve, el árbol mitológico. Para completar el look y acentuar el espíritu
religioso, se sumó un sombrero realizado en filamentos de seda. A su lado contrastaba —por ser
absolutamente diferente en su aproximación— la
propuesta de Gary Graham. Su dominio de la técnica de matelassé, bordado y patchwork lo llevó a la
elección de una manta del siglo XIX con motivos
de estrellas para hacerla mutar en un total look compuesto de vestido-tapado de jacquard de algodón y
lana sobre unas modernas leggings: un trabajo contemporáneo, ‘ponible’ y urbano. Por su parte, la
francesa Catherine Malandrino, con un espíritu
siempre cool, diseñó un vestido de corte irregular
en crochet de algodón basado en un cuadro con
figuras simbólicas de Joseph Heurs. Recordemos
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¿Qué es el arte folk?
El Museum of International Folk Art de Santa Fe, Nuevo
México, fue el primero en su especialidad en el mundo.
Y sigue siendo el más importante, con cerca de 135 mil
piezas artesanales de diferentes civilizaciones.
Fundado en 1953 por Florence Dibell Bartlett, millonaria
coleccionista original de Chicago, define al arte folk como
“el arte cotidiano. Está basado en las tradiciones de las
diversas culturas del mundo. Y puede expresarse de
múltiples maneras: a través del textil, de la madera, del
papel, de la arcilla, del metal y de otros materiales no
convencionales. Lo interesante es que promueve la
conexión entre culturas y, por ende, su entendimiento”.
que madame Malandrino se hizo famosa en 2001
cuando lanzó un vestido con la bandera estadounidense en homenaje a la tierra que le permitió concretar sus sueños (actualmente se pueden encontrar
‘Malandrinos’ en las tiendas departamentales más
importantes de ese país).
En Disembodiment, la propuesta giró en torno a desafiar la definición tradicional de la moda, cuyo objetivo principal es vestir el cuerpo. John Bartlett, diseñador estadounidense que explora el concepto unisex en sus colecciones, fue el autor de un enterito
verde con lunares blanco y negro, de algodón, en
matelassé artesanal. De gran similitud con un disfraz,
por sus piernas exageradamente largas, el atuendo se
mostró de manera simpática, colgando del techo. Su
inspiración: una estatua de pequeñas proporciones,
en madera, de fines del siglo XIX. La silueta estilizada del objeto de arte derivó en un objeto textil cosido por él mismo completamente a mano, lo que
resultó “una experiencia liberadora”, según reveló.
NARRATIVA PARA VESTIR
Los diseñadores de moda suelen contar historias al
concebir sus colecciones, que suelen representar sus
sueños, sus fantasías, su poder de imaginación. Bajo
esa premisa, y en el segmento Narrative, Bibhu
Mohapatra se basó en dos universos: el mar y una
isla. Ascendente diseñador originario de la India, fue
muy aplaudido en la última edición del New York
Fashion Week: presentó, en el Lincoln Center, su
línea de prêt-à-porter de lujo, basada en materiales
nobles y composiciones diferenciales junto a vestidos
de fiesta merecedores de la red carpet. Para la exposición, se inspiró en un pequeño libro de tatuajes de
1873, una reliquia de papel que lo motivó a diseñar
un vestido largo en organza celeste y blanco, cuya
construcción, simbolizando olas, recorre la totalidad
del cuerpo. Por debajo, un enterito con dibujos de
tatuajes, en blanco y negro, contrastaban con la sutileza y vaporosidad del conjunto. A su lado, el dúo
Creatures of the Wind —integrado por Shane
Gabier y Christopher Peters— plasmó su modelo
con estampado de hojas de palmeras, en brick y
negro, fruto de la interpretación de una fotografía
en blanco y negro realizada por el artista Eugene
von Bruenchenhein (1910-1983) que retrata a su
mujer Marie. Su mérito: evitar la referencia visual
directa, para centrarse en la atmósfera y espíritu
de la imagen, fechada a mediados de los años ‘40.
Por último, la sección Playfulness invitó a disfrutar
de prendas con sentido del humor, surgidas de una
selección de objetos de arte coloridos. “Pinto con las
texturas: esa es mi inspiración”, confesó el danés
Koos van den Akker. El experimentado diseñador,
nacido en los Países Bajos en 1939, llegó a Estados
Unidos con 27 años y una valiosa experiencia en la
Maison Dior, de París. Desde ese momento, propone piezas diferenciales basadas en su habilidad para
coser de manera artística. Como él mismo detalló en
el catálogo de la muestra: “Todos los días, de 6 AM
a 4 PM, estoy sentado en mi máquina de coser”. No
sorprende, entonces, que su creación haya sido una
de las más sobresalientes: un llamativo vestido, realizado en patchwork de lentejuelas, inspirado en cinco
pinturas emblemáticas de la colección del museo.
Asimismo, las orientales Yeohlee Teng (Malasia) y
Jean Yu (Corea del Sur) hicieron volar su imaginación a partir de esculturas de animalitos de madera.
Teng, presentó un baby-doll en línea A construido
en papel que, desde la fragilidad del material, sorprendía por su geometría lograda y novedosa. Yu, en
tanto, le agregó una cresta de puercoespín a un mini
ARTE AL CUERPO. El danés Koos van den Akker
planteó un vestido, realizado en patchwork
de lentejuelas, inspirado en cinco pinturas
emblemáticas de la colección del museo.
vestido negro, dando como resultado un LBD (little
black dress) de hombro peludo.
La curaduría de Alexis Carreño logró captar lo mejor del diseño joven, y en muchos casos emergente,
en Estados Unidos, estableciendo un diálogo inspiracional con el arte y la tradición folk. Una apuesta
por la multiculturalidad que sería ideal poder replicar
en la Argentina.◆
*Asesora de imagen personal
y corporativa. www.florenciabibas.com.ar
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