Colección Trabajos Distinguidos Serie Osteoporosis y Osteopatías Médicas es una publicación de la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC) Volumen 17, Número 2, Marzo 2015 Dirección, Comité de expertos, Fuentes científicas...................... 3 Novedades seleccionadas Artículos distinguidos 7 - Efecto del Acido Ibandrónico sobre la Densidad Mineral Osea y los Marcadores de Recambio Oseo A- Prevalencia de hipovitaminosis D e hiperparatiroidismo secundario en pacientes con lesiones de la médula espinal Leticia Rivero González, SIIC..................................................... 4 Anagnostis P, Vyzantiadis TA, Vakalopoulou S y colaboradores Thrombosis and Haemostasis 110(2):257-263, Ago 2013..... 21 8 - Farmacoterapia Posterior a la Fractura en Mujeres con Osteoporosis Wilk A, Sajjan A, Mavros P y colaboradores Osteoporosis International 25(12):2777-2786, Dic 2014....... 22 Informes seleccionados Reseñas seleccionadas 1 - Momento del Inicio del Tratamiento con Bisfosfonatos para la Cicatrización de las Fracturas luego de la Cirugía: Revisión Sistemática y Metanálisis de Estudios Aleatorizados y Controlados Li YT, Cai HF, Zhang ZL Osteoporosis International, Sep 2014.................................... 8 2 - Eficacia del Pamidronato en Niños con Densidad Mineral Osea Baja durante la Quimioterapia para la Leucemia Aguda Linfoblástica y el Linfoma no Hodgkin y después de Esta Lee JM, Kim JE, Bae SH y Hah JO Blood Research 48(2):99-106, Jun 2013................................ 10 9 - Efectos Oseos del Tratamiento con el Anticonceptivo Oral con Valerato de Estradiol y Dienogest Di Carlo C, Gargano V, Nappi C y colaboradores European Journal of Contraception & Reproductive Health Care 18(5):388-393, Oct 2013...................................... 23 Más Novedades seleccionadas......................................................... 25 Contacto directo................................................................................ 27 Autoevaluaciones de lectura, Respuestas correctas........................ 28 Conexiones Temáticas Los artículos de Trabajos Distinguidos, Serie Osteoporosis y Osteopatías Médicas, pueden ser aprovechados por otras especialidades. A continuación se citan las comprendidas en esta edición: Especialidades 3 - Crisis Hipercalcémica: Revisión Clínica Ahmad S, Kuraganti G, Steenkamp D American Journal of Medicine, Oct 2014.............................. 12 4 - Tratamiento a Largo Plazo con Alendronato en la Osteoporosis de la Posmenopausia Hassler N, Gamsjaeger S, Paschalis EP y colaboradores Osteoporosis International, Oct 2014................................... 14 5 - ¿Hay Pruebas Suficientes para Usar los Bisfosfonatos en Pacientes con Infección por VIH? Reseña Sistemática y Metanálisis Pinzone MR, Moreno S, Cacopardo B, Nunnari G Aids Review 16(4):213-222, Oct 2014.................................... 16 6 - Recomendaciones para el Tratamiento del Hiperparatiroidismo Primario Asintomático: Resumen del Fourth International Workshop Bilezikian J, Brandi M, Potts J y colaboradores Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism 99(10):3561-3569, Oct 2014................................................... 18 Artículos, números Anatomía Patológica..............................................................3, 9 Atención Primaria.................................................1, 3, 5, 6, 9, 10 Bioquímica..................................................................... 1-3, 6, 9 Cardiología.................................................................................6 Climaterio y Menopausia...........................................................4 Diagnóstico por Imágenes..................................................1-3, 9 Diagnóstico por Laboratorio...................................................1, 2 Endocrinología y Metabolismo........................................... A, 2-8 Epidemiología..........................................................................10 Farmacología........................................................................ 5, 8 Farmacología Clínica.................................................................4 Fisiatría.......................................................................................A Geriatría...................................................................................10 Hematología...........................................................................2, 7 Infectología.................................................................................5 Medicina Familiar...................................................................5, 8 Medicina Interna....................................................................6, 7 Metabolismo Mineral..................................................................4 Neurocirugía...............................................................................A Neurología..................................................................................A Nutrición...................................................................................10 Obstetricia y Ginecología...................................................4, 8, 9 Ortopedia y Traumatología..........................................1, 7, 8, 10 Reumatología.............................................................................A Artículos distinguidos L. Rivero González et al. / Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 4-6 www.siicsalud.com/main/expinv.htm Artículo original Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 4-6 Las normas de divulgación biomédica acotan las posibilidades de comunicación de los investigadores o los someten a rígidos esquemas editoriales que, en oportunidades, limitan la redacción y, en consecuencia, la posterior comprensión de los lectores. SIIC invita a renombrados médicos del mundo para que relaten sus investigaciones de manera didáctica y amena. Las estrictas supervisiones científicas y literarias a que son sometidos los Artículos distinguidos aseguran documentos de calidad, en temas de importancia estratégica. A- Prevalencia de hipovitaminosis D e hiperparatiroidismo secundario en pacientes con lesiones de la médula espinal Prevalence of hypovitaminosis D and secondary hyperparathyroidism in patients with spinal cord injury Leticia Rivero González, Médica física y rehabilitadora, Hospital Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, España Jose Luis Méndez Suárez, Médico físico y rehabilitador, Hospital Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, España Guillermo Miranda Calderín, Médico físico y rehabilitador, Hospital Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, España Acceda a este artículo en siicsalud Código Respuesta Rápida (Quick Response Code, QR) Especialidades médicas relacionadas, producción bibliográfica y referencias profesionales de los autores. La vitamina D desempeña un papel importante en el metabolismo mineral óseo. Interviene en la regulación de los niveles de calcio y fósforo y su deficiencia puede ser un factor etiopatogénico de osteoporosis. Sin embargo, en los últimos años hay claras evidencias que otorgan a la acción de la vitamina D efectos extraóseos de gran relevancia y que alteran fundamentalmente la función músculoesquelética. Diversos estudios recientes han informado que la vitamina D ejerce efectos sobre el sistema inmunitario y previene enfermedades tales como la aterosclerosis, la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina y la hiperglucemia, además de relacionarse con la prevención de distintos tipos de cáncer. Se han publicado algunos estudios que demuestran niveles deficientes de vitamina D en pacientes con lesiones medulares. Los niveles séricos de vitamina D constituyen un importante factor de riesgo en la disminución de la masa ósea y en el incremento del riesgo de fracturas. La prevalencia del déficit de vitamina D en la población con lesiones medulares se ha estimado entre el 30% y el 32%.La medida de los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D (25[OH]D) es la forma universalmente aceptada como indicador de las reservas de vitamina D. No existe 4 Enrique Bárbara Bataller, Médico físico y rehabilitador, Hospital Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, España Jesús Sánchez Enríquez, Médico físico y rehabilitador, Hospital Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, España Manuel Sosa Henríquez, Hospital Universitario Insular, Servicio de Medicina Interna, Unidad Metabólica Osea, Las Palmas de Gran Canaria, España un consenso unánime sobre los niveles séricos mínimos de 25(OH)D a recomendar para asegurar la salud ósea en la población general, y aun menos en los pacientes con lesiones medulares. Sin embargo, se tiende a aceptar que, idealmente, estos niveles deberían ser como mínimo de 30 ng/ml. Los pacientes con lesión medular suelen presentar osteoporosis secundaria a la inmovilización y fracturas, sobre todo en las extremidades inferiores. En ellos está menos estudiada la deficiencia de vitamina D. Por tal motivo hemos efectuado este estudio,* en una población de pacientes con lesión medular, controlados en la Unidad de Lesionados Medulares del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria. Hemos realizado un estudio prospectivo con 104 pacientes ingresados en la Unidad de Lesionados Medulares y que fueron atendidos, bien como primera visita o como revisión, a lo largo de 2012. Como criterio de inclusión se exigió la existencia de lesión medular irreversible. Los pacientes fueron informados de los objetivos del estudio y firmaron un consentimiento informado. En todos los casos, aplicamos el protocolo clínico que incluía historia clínica, exploración física, ultrasonografía de calcáneo, extracción de sangre (hemoglobina, glucosa, urea, creatinina, calcio, fósforo, proteínas totales, perfil lipídico, fosfatasa ácida tartrato resistente [FATR], PTH, 25[OH]D, beta-crosslaps, osteocalcina y propéptido aminoterminal del colágeno [PINP]) y un cuestionario de evolución. Los parámetros bioquímicos fueron medidos con un autoanalizador; la FATR, por espectrofotometría, y la PTH, la 25(OH)D, el beta-crosslaps, la osteocalcina y el PINP por electroinmunoquimioluminiscencia (EIQL). Se consideraron niveles normales de vitamina D a los valores mayores de 30 ng/ml; insuficiencia, entre 20 y 30 ng/ml, y deficiencia, por debajo de los 20 ng/ml. En cuanto a la PTH, se consideraron valores normales a los mayores de L. Rivero González et al. / Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 4-6 Tabla 1. Características basales de la población estudiada. Variable Valor Porcentaje (%) 100 Número 104 Varones 77 74 Mujeres 27 26 Causa de la lesión medular Traumática 90 86.5 No traumática 14 13.5 Nivel de lesión medular Tetraplejia 41 39.4 Paraplejia 63 60.6 Estado funcional (Escala de Asia) 1 (lesión completa) 56 53.8 2 (lesión incompleta) 48 46.2 Tabla 2. Datos analíticos relacionados con el metabolismo mineral óseo. Variable (unidades) Valor obtenido Valores de referencia Calcio (mg/dl) 9.6 ± 0.4 8.8 a 10.4 Fósforo (mg/dl) 3.3 ± 0.5 3.3 a 5 Proteínas totales (g/l) 7.1 ± 0.4 6.2 a 8 Calcio corregido (mg/dl) 8.8 a 10.4 Osteocalcina (ng/ml) 20.2 ± 9 14 a 46 FATR (UI/l) 2.3 ± 0.6 0.1 a 3.9 Beta-crosslaps (ng/ml) 0.3 ± 0.2 0 a 0.5 PINP (ng/ml) 43.3 ± 23.7 < 36.4 PTH (pg/ml) 45.2 ± 21.1 15 a 88 25(OH)D (ng/ml) 20.1 ± 11.6 > 30 FATR: fosfatasa ácida tartrato resistente; PINP: propéptido aminoterminal del colágeno. Tabla 3. Otros datos analíticos. Función renal y lípidos. Variable (unidades) Valor obtenido TSH (UI/l 1.8 ± 1.1 Valores de referencia 0.5 a 5 Urea (mg/dl) 29.2 ± 8.8 15 a 45 Creatinina 0.8 ± 0.2 0.8 a 1.4 Colesterol (mg/dl) 191.1 ± 44.1 120 a 220 Triglicéridos (mg/dl) 178.8 ± 98.5 30 a 200 HDLc (mg/dl) 47.1 ± 21.5 35 a 65 HDLc: colesterol asociado con lipoproteínas de alta densidad. Tabla 4. Prevalencia de normalidad, insuficiencia y deficiencia de vitamina D en pacientes con lesión medular, en función del sexo. Normal (> 30) Insuficiencia (20 a 30) Deficiencia (< 20) Total Varones Número % del total 4 3.8 6 26.1 17 26.2 27 26 Mujeres Número % del total 12 11.5 17 16.3 48 46.2 77 74 Total Número % del total 16 15.4 23 22.1 65 62.5 104 100 88 ng/ml, y establecimos la presencia de hiperparatiroidismo secundario ante cifras superiores a dicho límite. Se realizó una estadística descriptiva de los datos basales y finales de las variables de estudio. Para ello, calculamos las frecuencias absolutas y relativas en el caso de las variables cualitativas. En las variables cuantitativas, las describimos resumidas mediante media ± desviación estándar o percentilos con mediana de rango intercuartílico, respectivamente, según siguieran o no una distribución normal. La población de 104 pacientes estuvo integrada por 74% de varones y 26% de mujeres, con una media de edad de 43.4 años. El 86.5% de los pacientes había tenido una lesión de tipo traumática. El 40% era tetrapléjico. El tiempo medio desde la producción de la lesión hasta la inclusión en el estudio fue de 8 años. Los valores medios de 25(OH)D fueron, en general, de 20.1 ± 11.6 ng/ml, con 20.1 ± 11 ng/ml en los varones, y de 19.9 ± 13.5 ng/ml en las mujeres (p = 0.919). Según los parámetros de normalidad establecidos, el 84.6% de los pacientes con lesiones medulares tenían valores séricos de 25(OH)D inferiores a 30 ng/ml y el 62.5% de ellos, valores inferiores a 20 ng/ml. La prevalencia de insuficiencia de vitamina D fue similar en varones y mujeres. El análisis en función de la edad, con el límite establecido en 50 años, demostró que los pacientes menores de esa edad tenían déficit de vitamina D en mayor porcentaje (66.6%), con respecto a los mayores de 50 años (53.1%). Sin embargo, entre los mayores de 50 años, hubo un porcentaje mayor de pacientes con valores insuficientes de vitamina D (37.5%). Cuando se realizó la comparación en función del nivel de lesión medular, se obtuvo que los pacientes parapléjicos tuvieron valores de déficit de vitamina D (69%) superiores a los tetrapléjicos (61.2%). Asimismo, encontramos una relación inversa entre el tiempo de evolución de la lesión y los niveles de vitamina D. En cuanto al otro parámetro en estudio, se encontró una prevalencia de hiperparatiroidismo secundario del 5.83%. Obtuvimos una correlación inversa, estadísticamente significativa, entre los niveles de PTH y los de 25(OH)D (r = -0.262; p = 0.007). Los pacientes con lesión medular crónica tienen mayor prevalencia de fracturas por fragilidad, sobre todo de huesos largos, debido fundamentalmente a la disminución de la movilidad, aunque pueden existir otros mecanismos que contribuyan, como la hipovitaminosis D, ya que estos enfermos tienen una dificultad añadida para poder exponerse al sol por sí mismos. Algunos estudios realizados previamente describen la existencia de hipovitaminosis D en los pacientes con lesión medular. Así, en un grupo de 100 militares con este cuadro, estudiados en un hospital de veteranos de Nueva York, Baumann y col. describieron una deficiencia de vitamina D del 32%, tanto en pacientes parapléjicos como tetrapléjicos. Eran individuos de ambos sexos, con una media de edad de 51 años y cuya lesión medular aguda se había producido, en promedio, 20 años antes. El umbral escogido por los autores para establecer la deficiencia fue de 16 ng/ml, valor muy inferior al actualmente recomendado de 30 ng/ml, por lo que de aplicar el mismo valor de corte, la prevalencia de insuficiencia de vitamina D sería aun mucho más elevada. De manera similar, Hummel y col., en 62 pacientes de ambos sexos con lesión medular, encontraron una prevalencia de hipovitaminosis D en el 39% de los casos, estableciendo el umbral de deficiencia en 75 nmol/l de 25(OH)D, que equivalen a 30 ng/ml. En nuestra serie, la prevalencia de hipovitaminosis D fue superior a la descrita en estos 2 estudios, ya que consideramos la insuficiencia de vitamina D a aquellos valores inferiores a 30 ng/ml de 25(OH)D y la deficiencia, a valores menores de 20 ng/ml. Es sabido que los niveles bajos de vitamina D favorecen la evolución a hiperparatiroidismo secundario. En nuestros pacientes encontramos una correlación negativa o inversa entre los niveles de PTH y los de 25(OH)D, que aun siendo estadísticamente significativa, consideramos débil (r = 0.262). Quizá por ello, no todos los pacientes con bajos niveles de vitamina D tenían hiperparatiroidismo secundario, lo que sugiere que existe cierta predisposición y susceptibilidad para algunos individuos. 5 L. Rivero González et al. / Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 4-6 60 25(OH)D 40 20 0 0 20.0 40.0 60.0 80.0 100.0 102.0 PTH Figura 1. Correlación entre los niveles séricos de 25(OH)D y PTH en pacientes con lesión medular (r = -0.262; p = 0.007). Una de las limitaciones de nuestro estudio fue haber efectuado la determinación de 25(OH)D por medio de EIQL. Es bien sabido que el patrón de referencia para la medida de la vitamina D es la cromatografía líqui- da de alta resolución, a la cual no tenemos acceso en nuestra unidad. Otra limitación fue haber efectuado exclusivamente un estudio descriptivo, sin utilizar un grupo control con el que comparar los resultados, pero debe tenerse en cuenta que los niveles escogidos para establecer la insuficiencia y la deficiencia ya están prácticamente consensuados (30 ng/ml y 20 ng/ml de 25[OH]D, respectivamente), así como el límite superior de PTH, que está establecido como normal en 88 ng/ml en nuestro laboratorio, por medio de otras investigaciones. Por el contrario, creemos que una de las fortalezas del estudio radica en el tamaño muestral, de 108 pacientes, el más alto recogido en la literatura que hemos podido consultar sobre este tema. En conclusión, una elevada proporción de pacientes con lesión medular crónica presentan niveles séricos de 25(OH)D que pueden considerarse insuficientes, por lo que consideramos que es necesario generalizar el estudio de los niveles de vitamina D en estos individuos, para detectar y corregir las deficiencias cuando éstas se manifiesten. No obstante, debemos plantearnos si los suplementos de vitamina D realmente reducen el riesgo de osteoporosis y de fracturas. *Nota de la redacción: Los autores hacen referencia al trabajo publicado en Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral 5(2):67-72, Abr 2013. Los lectores que precisen el artículo completo pueden solicitarlo gratuitamente a la Biblioteca Biomédica (BB) SIIC de la Fundación SIIC para la ciencia y la cultura. 6 Informes seleccionados Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 Reseñas seleccionadas Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 Amplias reseñas y trabajos de extensión convencional seleccionados de la literatura médica universal, resumidos en una o dos páginas. Los textos se redactan en español en base a las pautas de estilo editorial de los resúmenes SIIC que sintetizamos en los siguientes principios: calidad literaria, brevedad, objetividad y fidelidad a las opiniones de los autores. 1- Momento del Inicio del Tratamiento con Bisfosfonatos para la Cicatrización de las Fracturas luego de la Cirugía: Revisión Sistemática y Metanálisis de Estudios Aleatorizados y Controlados Li YT, Cai HF, Zhang ZL Shanghai Jiao Tong University, Shanghai, China [Timing of the Initiation of Bisphosphonates after Surgery for Fracture Healing: A Systematic Review and Meta-Analysis of Randomized Controlled Trials] Osteoporosis International, Sep 2014 La administración temprana de bisfosfonatos, en el transcurso de los primeros 3 meses posteriores a la cirugía, no retrasa la cicatrización ósea, valorada clínicamente o por medio del estudio radiológico. A juzgar por los cambios en la densidad mineral ósea y en los marcadores de resorción ósea, el tratamiento precoz reduciría el riesgo de nuevas fracturas. Los bisfosfonatos representan la opción de primera línea para el tratamiento de la osteoporosis (OP). Estos fármacos inhiben la resorción ósea mediada por los osteoclastos, de modo que evitan la pérdida de masa ósea y mejoran la fortaleza ósea. Sin embargo, los osteoclastos cumplen una función importante en el remodelado del callo óseo en el hueso cortical, proceso que tiene lugar luego de las fracturas; por este motivo, existe preocupación por el posible papel deletéreo de estos agentes en el contexto del proceso de reparación de las fracturas óseas. Los efectos beneficiosos o deletéreos de estos fármacos en la cicatrización aguda, luego de las fracturas, siguen siendo tema de amplio debate. Los estudios realizados con animales contribuyeron en esta confusión, ya que en algunos de ellos se comprobó un retraso en el proceso de reparación, en otros no se encontraron efectos importantes, mientras que, en otros, los bisfosfonatos favorecieron la cicatrización ósea. En este contexto, es común que los profesionales demoren varios meses la indicación de bisfosfonatos luego del evento esquelético. En el Health Outcomes and Reduced Incidence with Zoledronic Acid Once Yearly (HORIZON) Recurrent Fracture Trial, el tratamiento con ácido zoledrónico no se asoció con efectos importantes sobre los índices de cicatrización. En otro trabajo, el tratamiento con el mismo fármaco, luego de una fractura de cadera, redujo en un 35% el riesgo de nuevas fracturas clínicas y en un 28% el riesgo de mortalidad por cualquier causa. Asimismo, una revisión sistemática realizada con anterioridad no sugirió diferencias importantes en el 8 tiempo hasta la unión ósea, entre los enfermos tratados con bisfosfonatos y los pacientes que no utilizaron estos agentes. El objetivo de la presente revisión sistemática y metanálisis de estudios clínicos, aleatorizados y controlados, fue determinar si el momento de inicio del tratamiento con bisfosfonatos afecta la cicatrización de las fracturas óseas. Pacientes y métodos Los artículos correspondientes, publicados entre 1966 y 2014, se identificaron a partir de una búsqueda en PubMed, Cochrane Library y Embase. Los trabajos fueron aptos cuando tuvieron un diseño aleatorizado y controlado e incluyeron adultos con fracturas agudas, tratados con bisfosfonatos luego de la reparación quirúrgica de éstas. Se analizaron los enfermos que comenzaron la terapia con bisfosfonatos en los 3 primeros meses después de una fractura aguda, respecto de los pacientes que recibieron placebo, los sujetos que iniciaron el tratamiento luego de los 3 meses y los individuos que no recibieron tratamiento con estos fármacos (grupos control). Se excluyeron los artículos en los cuales se evaluaron sujetos que habían recibido terapia con bisfosfonatos u hormona paratiroidea (PTH), pacientes con cáncer de mama, de próstata, de pulmón, mieloma múltiple u otras enfermedades que pueden comprometer la cicatrización esquelética, enfermos no sometidos a tratamiento quirúrgico de la fractura o pacientes en quienes se colocaron prótesis (reemplazo total de cadera). Sólo se analizaron los trabajos publicados en inglés. Se tuvieron en cuenta la edad, el sexo, el tipo de fractura y el tratamiento, el momento de inicio de la terapia con bisfosfonatos, los fármacos utilizados, el índice de masa corporal (IMC) y la densidad mineral ósea (DMO). El criterio principal de valoración fue el tiempo hasta la cicatrización ósea (puente óseo en el sitio de la fractura), determinado mediante el estudio radiográfico. Las variables dicotómicas y continuas se expresaron como odds ratios (OR) con intervalos de confianza del 95% (IC 95%) y como diferencia media (DM) e IC 95%, respectivamente. La heterogeneidad entre los trabajos se determinó con el I2 (0% = ausencia de heterogeneidad; 100% = nivel alto de heterogeneidad). Los estudios sin heterogeneidad se analizaron con modelos de efectos fijos, en tanto que los artículos con heterogeneidad importante fueron evaluados con modelos de efectos aleatorios. Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 Resultados Se identificaron 1 717 estudios, 10 de ellos aptos para la revisión sistemática y metanálisis. La cohorte de análisis estuvo integrada por 2 888 enfermos, 22.4% de ellos (n = 646) de sexo masculino. En 3 trabajos se incluyeron pacientes con fracturas de la parte distal del radio, en 5 artículos se evaluaron enfermos con fracturas de cadera y en una investigación se incorporaron pacientes con fracturas vertebrales. Las otras lesiones evaluadas fueron fracturas de tobillo, codo, tibiales y subtrocantéricas, entre otras. La edad promedio de todos los enfermos fue de 74.2 años, en tanto que el IMC basal fue de 24.6 kg/m2. En 4 investigaciones, los enfermos fueron asignados en forma aleatoria al tratamiento con alendronato; en 3 estudios se utilizó ácido zoledrónico, en 2 trabajos se indicó tratamiento con risedronato y, en un artículo, los pacientes fueron tratados con etidronato. El intervalo entre la cirugía y la indicación de bisfosfonatos fue de 1 a 90 días en el grupo experimental (de tratamiento precoz) y de 3 a 4 meses en el grupo de terapia tardía. La calidad de los estudios se determinó con la escala Cochrane; un fenómeno importante a tener en cuenta fue que, en general, los índices de pérdida de seguimiento de pacientes fueron inferiores al 20%; en un estudio, sin embargo, el índice fue del 39%. Para el metanálisis del tiempo hasta la cicatrización radiológica se incluyeron 4 trabajos con 253 pacientes. Todos estos enfermos habían sido sometidos a fijación interna. No se observaron diferencias importantes en los índices de cicatrización radiológica entre los pacientes que iniciaron en forma precoz la terapia con bisfosfonatos, en comparación con el grupo control (DM = 0.47; IC 95%: -2.75 a 3.69; I2 = 11%; p = 0.34; modelos de efectos fijos). La demora y la falta de unión fueron dos de las complicaciones más importantes en el proceso de cicatrización ósea. Cuatro estudios con 2 365 enfermos fueron aptos para el análisis de estas variables. Los índices de ambos parámetros fueron similares entre los pacientes que comenzaron precozmente el tratamiento con bisfosfonatos, respecto de los sujetos de los grupos control (OR: 0.98; IC 95%: 0.64 a 1.50; I2 = 18%; p = 0.30; modelos de efectos fijos). Tampoco se encontraron diferencias importantes entre los grupos en los índices de cicatrización clínica, valorada con distintas escalas: DASH, ODI, KOOS, Quick DASH, clasificación Koval y escalas Rankin. A los 24 meses de seguimiento se comprobaron beneficios, en términos de la calidad de vida, en el grupo experimental. La terapia con bisfosfonatos mejoró considerablemente la DMO de cadera total a los 12 meses, en comparación con los grupos control. Dos trabajos refirieron diferencias significativas entre los grupos en la DMO de cuello femoral. Sin embargo, en otros estudios no se observaron diferencias significativas. En 2 investigaciones, el tratamiento se asoció con mejoras en la DMO de columna lumbar. La terapia precoz con bisfosfonatos se asoció con la reducción de los niveles séricos del telopéptido N-terminal del colágeno tipo 1 (NTX), del propéptido aminoterminal del colágeno tipo 1 (PINP), del telopéptido C-terminal del colágeno tipo 1 (CTX) y del calcio iónico, en comparación con la administración de placebo. En cambio, se observaron incrementos importantes de la concentración plasmática de la PTH intacta y de 1,25-dihidroxivitamina D. No se observaron diferencias entre los grupos en los niveles séricos de 25-hidroxivitamina D. En un estudio se constató el incremento sustancial de los niveles séricos de la osteocalcina, luego de 3 meses de terapia, en el grupo de tratamiento activo. Sin embargo, los resultados no coincidieron con los hallazgos referidos, a los 12 meses, en otro trabajo. Dos estudios refirieron disminuciones de los niveles de la fosfatasa alcalina ósea a los 6 y 12 meses de tratamiento, en tanto que en otra investigación no se observaron diferencias entre los dos grupos, a los 12 meses. La concentración urinaria de desoxipiridinolina (DPD) disminuyó a los 3 meses de terapia en un estudio, en tanto que en otro no se observaron cambios a los 12 meses. Se registraron diferencias significativas entre el grupo experimental y los grupos control en la incidencia de efectos adversos, tales como pirexia, dolores musculares y síntomas similares a la influenza. Alrededor del 18% de los enfermos tratados con bisfosfonatos presentaron síntomas constitucionales después de la primera infusión por vía intravenosa (fiebre, cefaleas, mialgias, artralgias y decaimiento). La incidencia se redujo a la mitad con el tratamiento con paracetamol y con la reducción de la dosis, en las infusiones siguientes. En un trabajo, el tratamiento con ácido zoledrónico redujo el riesgo de mortalidad. Discusión y conclusión En el presente metanálisis se evaluaron 253 pacientes que contaron con mediciones del tiempo hasta la cicatrización de las fracturas óseas, evaluados en 4 trabajos clínicos controlados, y 2 365 enfermos con valoraciones de los índices de cicatrización tardía o de fracaso en la unión, analizados en 6 estudios. En conjunto, los resultados no revelaron diferencias entre los grupos, en asociación con el uso temprano de bisfosfonatos. La ausencia de efectos adversos óseos, en relación con el tratamiento, se confirmó con estudios radiológicos y clínicamente. Es posible, señalan los autores, que los bisfosfonatos no afecten directamente la actividad de los osteoblastos y de otras células que participan en la reacción inflamatoria aguda o en la formación del callo óseo blando o duro. Sin embargo, según los resultados de un trabajo previo, estos fármacos podrían comprometer la formación del callo óseo duro. La administración temprana de bisfosfonatos se asoció con el aumento de la DMO; no obstante, estos hallazgos deberán ser confirmados en estudios futuros diseñados específicamente para conocer este parámetro evolutivo. Los marcadores de recambio óseo ejercen funciones importantes en el metabolismo del hueso; su 9 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 disminución suele utilizarse como un marcador clínico de los cambios en la DMO. El CTX, NTX y DPD son marcadores de resorción ósea, en tanto que el PINP y la fosfatasa alcalina ósea son marcadores de formación ósea. La mayoría de estos marcadores, determinados en sangre u orina, descendió en los pacientes del grupo experimental. Los tres grupos control (placebo, tratamiento tardío y ausencia de terapia), señalan los autores, se analizaron en forma conjunta, ya que el uso de placebo en los 3 primeros meses, de bisfosfonatos luego de los 3 meses de la fractura y la ausencia de tratamiento no afectan el proceso de cicatrización ósea en las etapas precoces. El análisis simultáneo de distintos tipos de fracturas podría ser una limitación importante del presente estudio, dado que los bisfosfonatos ejercen efectos diferentes según los huesos; además, el proceso de cicatrización podría diferir en cada caso. En conclusión, los hallazgos de la presente revisión sugirieron que la administración temprana de bisfosfonatos, después de la cirugía por fracturas, no retrasa el tiempo de cicatrización, valorado por estudios radiológicos o en forma clínica. Asimismo, a juzgar por las modificaciones en la DMO y en los niveles de los marcadores de recambio óseo, la terapia con bisfosfonatos, indicada inmediatamente después de la cirugía, parece afectar en forma positiva los índices de fracturas posteriores. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144947 2- Eficacia del Pamidronato en Niños con Densidad Mineral Osea Baja durante la Quimioterapia para la Leucemia Aguda Linfoblástica y el Linfoma no Hodgkin y después de Esta Lee JM, Kim JE, Bae SH y Hah JO Yeungnam University, Daegu, Corea del Sur [Efficacy of Pamidronate in Children with Low Bone Mineral Density during and after Chemotherapy for Acute Lymphoblastic Leukemia and Non-Hodgkin Lymphoma] Blood Research 48(2):99-106, Jun 2013 En niños y adolescentes con leucemia linfoblástica aguda o linfoma no Hodgkin, el tratamiento con pamidronato por vía intravenosa es eficaz y seguro, en términos de la recuperación de la masa ósea. Las complicaciones a largo plazo y la calidad de vida son aspectos cada vez más importantes para tener en cuenta en los niños y adolescentes que han sobrevivido a neoplasias. Los autores señalan que, en Corea, los índices de supervivencia a los 5 años en los pacientes de menos de 14 años mejoraron considerablemente, de 55% antes de 1995, a casi 72% en la actualidad. Los tratamientos antineoplásicos se asocian con reducción de la densidad mineral ósea (DMO). Los 10 glucocorticoides, el metotrexato y la ifosfamida afectan la formación ósea; los agentes alquilantes y la radioterapia pueden inducir hipogonadismo y deficiencia de la hormona de crecimiento, asociados con disminución de la DMO. La menor actividad al aire libre induce pérdida de masa muscular y deficiencia de vitamina D. Estos y otros factores explican por qué muchos pacientes jóvenes que han sobrevivido a distintos tipos de tumores presentan menor DMO, un trastorno que incrementa el riesgo de fracturas y que ocasiona deformidades esqueléticas y dolor. La disminución de la DMO es una complicación frecuente en los niños que han presentado leucemia linfoblástica aguda (LLA) o linfoma no Hodgkin (LNH), ya que ambas enfermedades se tratan con protocolos similares de quimioterapia. Sin embargo, la menor DMO también es común en los adultos con LNH, en quienes se utiliza un tratamiento diferente. Los corticoides y el metotrexato son integrantes esenciales del tratamiento de la LLA y del LNH; ambos fármacos contribuyen a la pérdida de masa ósea que se observa en estos enfermos. Los bisfosfonatos son fármacos que inhiben la resorción ósea y que se utilizan ampliamente para el tratamiento de la osteoporosis primaria y secundaria. El pamidronato es un bisfosfonato de segunda generación, muy usado en niños y adolescentes. En diversos trabajos, el pamidronato se asoció con efectos beneficiosos en niños con osteogénesis imperfecta, displasia fibrosa ósea, parálisis cerebral y nefropatía crónica. El objetivo del presente estudio fue analizar la eficacia y la seguridad del pamidronato en niños con LLA o LNH. Pacientes y métodos Entre enero de 2003 y agosto de 2010, en la División de Hematología Oncológica del Departamento de Pediatría del Yeungnam University Hospital se diagnosticaron 231 neoplasias hematológicas. Ciento cinco pacientes fueron sometidos a absorciometría de rayos X de energía dual (DXA). En 4 adolescentes con diagnóstico de osteonecrosis aséptica de los huesos largos se indicó tratamiento con vitamina D y calcio antes de la determinación densitométrica. Luego de la DXA, 24 sujetos con LLA o LNH fueron tratados con pamidronato por presentar un Z-score de DMO inferior a -2 o dolores óseos con un Z-score menor de 0, en ausencia de deficiencias hormonales. Diez enfermos con un Z-score normal o bajo y sin dolor integraron el grupo control; estos pacientes fueron controlados cada 6 meses con DXA. La DMO se valoró en la columna lumbar (L1 a L4); se utilizaron los datos de referencia ajustados por edad y sexo. Los pacientes del grupo de tratamiento activo recibieron ciclos de tratamiento con pamidronato por vía intravenosa cada 1 a 4 meses. En cada ciclo se administró pamidronato, en dosis de 1 mg/kg/día en infusión intravenosa de 6 horas durante 3 días consecutivos. Se administraron 6 ciclos como mínimo y 30 como máximo, según la respuesta. Cada 6 ciclos se tomaron muestras de sangre para la Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 determinación de los parámetros de recambio óseo: 25-hidroxivitamina D (25[OH]D), fosfatasa alcalina, hormona paratiroidea intacta (PTHi), osteocalcina y telopéptido C-terminal del colágeno tipo I (CTX). Antes de cada infusión de pamidronato y después de éstas se determinaron los niveles séricos de calcio, fósforo, magnesio, fosfatasa alcalina, aspartato aminotransferasa, alanina aminotransferasa, urea y creatinina. Los valores basales y los obtenidos durante el seguimiento se compararon con la prueba t; las comparaciones entre los grupos se realizaron con la prueba t, la prueba U de Mann-Whitney, la prueba chi cuadrado o de Fisher. Resultados Cinco pacientes del grupo de tratamiento activo fueron sometidos a trasplante de precursores hematopoyéticos y 4 enfermos presentaron osteonecrosis aséptica de los huesos largos, antes de las DXA basales. La mediana del número de ciclos de terapia con pamidronato fue de 12 (6 a 30). Un paciente con LLA tratado con 30 ciclos presentó múltiples infartos óseos bilaterales en fémur y tibia. El Z-score basal fue de -4.3 (DMO de 645 mg/cm2). Luego del tratamiento con 30 ciclos de pamidronato, el Z-score aumentó a -2.2 (DMO de 781 mg/cm2). Trece pacientes iniciaron el tratamiento con pamidronato durante la quimioterapia de mantenimiento; 5 tenían un Z-score bajo (inferior a -2.0). En el grupo control, 6 pacientes fueron estudiados con DXA durante la quimioterapia y 4 fueron evaluados luego de su finalización. En el grupo de tratamiento activo, los Z-scores de DMO y la DMO de columna lumbar (mg/cm2) aumentaron luego de la administración de pamidronato (p < 0.001 en los dos casos). En cambio, estos parámetros no se modificaron en el grupo control (p = 0.243 y p = 0.768, respectivamente). También, en el grupo de tratamiento activo, la DMO de los 24 pacientes aumentó luego de la terapia con pamidronato; 22 de los 24 enfermos también presentaron aumento del Z-score de DMO. Dos pacientes con disminución del Z-score a pesar de la terapia con pamidronato habían presentado osteonecrosis aséptica antes del tratamiento con el bisfosfonato. De los 10 pacientes del grupo control, 7 tuvieron reducción de la DMO, en tanto que en 8 disminuyó el Z-score. Las medianas de los incrementos de la DMO (mg/cm2/mes) y del Z-score de DMO (Z-score/mes) fueron más importantes en el grupo de tratamiento activo, en comparación con el grupo control (p < 0.001, en los dos casos). Dichos aumentos fueron de 11.68 ± 7.19 y de 0.205 ± 0.205 por mes, respectivamente, en el grupo asignado al tratamiento con pamidronato, en tanto que los cambios en el grupo control fueron de -0.29 ± 4.31 y de -0.024 ± 0.097 por mes, en el mismo orden. Antes del comienzo de la terapia con pamidronato, 20 pacientes (83.3%) presentaban dolores óseos; el síntoma mejoró en todos los casos, luego del tratamiento. Los Z-scores basales no difirieron según el sexo, el antecedente de trasplante de precursores hematopoyéticos o de osteonecrosis aséptica, el diagnóstico y el tiempo de tratamiento con pamidronato. Los Z-scores basales fueron más altos en los pacientes con osteonecrosis aséptica, respecto de los enfermos sin esta complicación. En cambio, los Z-scores obtenidos durante el seguimiento fueron más bajos en los primeros. Sin embargo, sólo los cambios en los Z-scores fueron estadísticamente significativos. Los incrementos del Z-score de DMO fueron más lentos en los pacientes de sexo masculino y en los enfermos con osteonecrosis aséptica. El antecedente de trasplante de precursores hematopoyéticos, el diagnóstico y la duración del tratamiento no afectaron sustancialmente los cambios del Z-score de DMO. Después de comenzada la terapia con pamidronato no se registraron nuevos casos de osteonecrosis aséptica. No se comprobaron cambios importantes en los niveles de los marcadores bioquímicos, incluidos el calcio, el fósforo, el magnesio, la 25(OH)D, la PTHi, la osteocalcina y el CTX. En cambio, los niveles séricos de la fosfatasa alcalina disminuyeron considerablemente luego del tratamiento con pamidronato. La concentración plasmática de la osteocalcina y del CTX estuvo por encima del espectro de normalidad en todas las valoraciones. Los síntomas similares a los gripales (fiebre y mialgias) fueron el efecto adverso principal asociado con el tratamiento con pamidronato; éstos aparecieron en el transcurso de las 24 horas posteriores a la infusión de pamidronato. La incidencia fue del 2.3% (7 de 300 ciclos); las manifestaciones clínicas respondieron rápidamente al tratamiento con paracetamol. Un enfermo presentó hipocalcemia sintomática leve (0.3%) con parestesias en la mano; el trastorno remitió con el aporte de calcio por vía oral. Discusión y conclusión En un estudio previo en pacientes con LLA, la incidencia de eventos esqueléticos a los 5 años, durante la quimioterapia y después de ésta, fue del 32.7%, en tanto que el riesgo relativo de fracturas, con ajuste por edad y sexo, fue de 2.03, en comparación con los valores de referencia de la UK General Practice Research Database. Los niños que sobreviven a enfermedades malignas son particularmente susceptibles a presentar estas complicaciones, ya que el tratamiento antineoplásico afecta la masa ósea, en el período durante el cual se logra la máxima adquisición. Por lo tanto, los tratamientos destinados a evitar la pérdida de masa ósea serían particularmente beneficiosos en estos enfermos. El pamidronato por vía intravenosa ha sido utilizado con eficacia en los niños con osteogénesis imperfecta y con osteoporosis secundaria; en cambio, se dispone de muy poca información acerca de la eficacia de esta terapia en los niños con cáncer. En el presente trabajo, los niños con DMO baja, tratados con pamidronato, durante la quimioterapia 11 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 y después de ella, presentaron aumentos de la DMO de columna lumbar y de los Z-scores de DMO, como también alivio de los dolores óseos. En un trabajo previo realizado con 10 niños con LLA, el tratamiento con pamidronato se asoció con incrementos del 5% al 10% de la DMO de columna lumbar en el transcurso de los 6 meses del estudio. En otros 2 enfermos con fracturas vertebrales por compresión, la administración mensual de 1 mg/kg de pamidronato se asoció con alivio importante del dolor y con mejorías graduales de los Z-scores de DMO. En los trabajos clínicos efectuados en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, el agregado de pamidronato a la quimioterapia no afectó la eficacia de ésta. Los bisfosfonatos inhiben la resorción ósea mediada por los osteoclastos, al suprimir la formación y la diferenciación de estas células y al inducir la apoptosis celular. Los bisfosfonatos también evitan la osteoporosis asociada con la terapia con corticoides. La osteonecrosis aséptica es una complicación frecuente en el contexto de la quimioterapia por LLA; la administración de dexametasona es uno de los principales factores de riesgo en este sentido. Poco se sabe acerca de los efectos de los bisfosfonatos en el contexto de la osteonecrosis aséptica en niños con neoplasias hematológicas. Sin embargo, en diversos estudios, el pamidronato mejoró el dolor, la función musculoesquelética y el desempeño para las actividades diarias. No obstante, los beneficios radiológicos del pamidronato son discutidos. Los 4 enfermos incluidos en el presente estudio presentaron mejoría del dolor en el transcurso de los 6 meses y aumento de la DMO, en asociación con la administración de pamidronato. La fosfatasa alcalina ósea es un marcador de formación ósea; en pacientes con enfermedad de Paget, osteomalacia y osteodistrofia renal, los niveles séricos de fosfatasa alcalina permiten monitorizar la actividad de la enfermedad. La osteocalcina es un marcador sensible de formación ósea; en el presente estudio, los niveles de osteocalcina disminuyeron en forma no significativa durante el tratamiento. El tratamiento con pamidronato fue bien tolerado; se registraron 7 episodios de síntomas similares a la influenza luego de las primeras infusiones. Todos ellos respondieron favorablemente al tratamiento con paracetamol Si bien la osteonecrosis mandibular es una complicación posible en los adultos tratados con bisfosfonatos, ningún paciente de la presente serie tuvo este trastorno. La falta de un grupo control y la breve duración del seguimiento fueron dos limitaciones importantes del presente estudio. En conclusión de los investigadores, la terapia cíclica con pamidronato, durante la quimioterapia y después de ella en niños con LLA o LNH, es segura y eficaz. Sin embargo, se requieren estudios con muestras más amplias de pacientes para conocer la seguridad y la eficacia del tratamiento a largo plazo. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144944 12 3 - Crisis Hipercalcémica: Revisión Clínica Ahmad S, Kuraganti G, Steenkamp D Boston Medical Center, Boston y otros centros participantes; EE.UU. [Hypercalcemic Crisis: A Clinical Review] American Journal of Medicine, Oct 2014 En esta reseña fueron analizados la epidemiología, la presentación clínica, el diagnóstico y el tratamiento de la crisis hipercalcémica. La hipercalcemia es un trastorno metabólico frecuente, mientras que la crisis hipercalcémica es una complicación inusual de la hipercalcemia y su pronóstico es excelente si se realiza el diagnóstico rápidamente y se instaura el tratamiento oportuno. El cuadro clínico más frecuente comprende una descompensación aguda y aparición de hipercalcemia notoria en un paciente con hipercalcemia asintomática, leve, de larga evolución, como consecuencia de hiperparatiroidismo primario. El hiperparatiroidismo primario es la etiología subyacente más común de hipercalcemia y de crisis hipercalcémica. Se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases de datos PubMed, Medline y Google Scholar de los artículos publicados en idioma inglés entre 1930 y 2014 sobre la epidemiología, la presentación clínica, el diagnóstico y el tratamiento de la crisis hipercalcémica. Definiciones y epidemiología La incidencia de crisis hipercalcémica es del 6.7% según datos de una serie reciente en un único centro con 1 310 pacientes consecutivos con hiperparatiroidismo sometidos a paratiroidectomía, en un período de 40 años. No se cuenta con una definición estándar uniforme para crisis hipercalcémica, lo cual impide una comparación directa entre los diferentes estudios. Los autores proponen una definición arbitraria que consiste en un nivel de calcio sérico corregido por albúmina mayor de 14 mg/dl, asociado con disfunción multiorgánica como consecuencia directa de la hipercalcemia o que se relaciona con ella. Debe considerarse este diagnóstico también en los pacientes muy sintomáticos a pesar de presentar hipercalcemia menos pronunciada. Hasta 2007 se documentaron en la bibliografía menos de 350 casos de crisis hipercalcémica, pero es probable el subregistro debido a la heterogeneidad de las definiciones, las etiologías y los síntomas atribuibles a la hipercalcemia. Con respecto a la causa, en una gran serie publicada entre 1978 y 2007, se comunicaron 252 casos de crisis hipercalcémica provocados por hiperparatiroidismo primario, la mayoría en mujeres (65%, incluso un 4% de embarazadas), sin predominio de una edad específica y una tasa de mortalidad del 7%. En el 88% de los pacientes se detectó un adenoma paratiroideo benigno único, lo que coincide con las cifras de entre el 80% y el 85% de los casos. El 8% de los adenomas tuvo una localización ectópica (mediastino, timo, muesca traqueoesofágica, región retroesternal). La hiperplasia de la glándula paratiroidea difusa, los adenomas dobles y el carcinoma paratiroideo son menos comunes. Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 Presentación clínica Muchos pacientes con hiperparatiroidismo primario son asintomáticos o tienen síntomas inespecíficos leves que pueden atribuirse a otros trastornos. La crisis hipercalcémica aparece en el marco de una hipercalcemia preexistente leve, como una exacerbación hipercalcémica aguda grave. La hipercalcemia produce síntomas en diversos órganos y sistemas, como el tracto gastrointestinal, los riñones y el aparato cardiovascular, así como trastornos neurológicos y cognitivos. Las manifestaciones gastrointestinales, tales como anorexia, dispepsia, constipación, náuseas, vómitos y dolor abdominal son comunes en la hipercalcemia, mientras que la pancreatitis puede ser grave y necrotizante y es más común en los casos de crisis hipercalcémica. Las manifestaciones renales comprenden deshidratación, polidipsia, oliguria, daño renal agudo, nefrocalcinosis y cólicos renales. Los trastornos neurológicos son más sutiles y comprenden síntomas neuromusculares leves y debilidad muscular, mientras que las alteraciones cognitivas incluyen confusión, concentración escasa y cambios en la personalidad que varían desde la irritabilidad hasta el letargo y el coma. Las manifestaciones cardiovasculares comprenden acortamiento del intervalo QT, con aumento en la susceptibilidad a las arritmias y calcificación vascular acelerada. Diagnóstico La evaluación diagnóstica está orientada a establecer o descartar el diagnóstico de hiperparatiroidismo primario, dado que es la causa más frecuente de hipercalcemia. El hiperparatiroidismo primario puede deberse a un adenoma benigno, a carcinoma o hiperplasia multiglandular como parte de los síndromes de neoplasia endocrina múltiple productores de hormona paratiroidea. Otras causas de hipercalcemia son las neoplasias, las endocrinopatías, las enfermedades granulomatosas (tuberculosis, sarcoidosis, enfermedad de Crohn), la inmovilización y el uso de ciertos medicamentos. Son indicadores de hiperparatiroidismo primario, los niveles séricos francamente elevados o normales de manera inapropiada de parathormona intacta en presencia de hipercalcemia. En los pacientes oncológicos, la hipercalcemia se debe al incremento en los niveles séricos del péptido relacionado con la hormona paratiroidea, la producción de citoquinas locales, factores osteolíticos o de 1,25-dihidroxivitamina D por el tumor maligno. Hay otras causas de hipercalcemia, pero poco probablemente producen hipercalcemia grave. Los pacientes inmovilizados o enfermos con hipercalcemia pueden descompensarse en una crisis debido a la movilización de calcio desde el esqueleto hacia la circulación. La hipercalcemia leve puede exacerbarse por las dosis elevadas de vitamina D y los fármacos, como los diuréticos tiazídicos, el litio o los antiácidos que contienen calcio. Los niveles de parathormona levemente aumentados o normales de manera inapropiada en el marco de una hipercalcemia grave deben hacer presumir otra causa distinta del hiperparatiroidismo primario aislado. El hiperparatiroidismo primario complicado por sarcoidosis, tirotoxicosis y la inmovilización pueden provocar crisis de hipercalcemia. Se emplean diversas técnicas por imágenes como ecografía, tomografía computarizada, resonancia magnética nuclear y centellograma para la localización prequirúrgica de los adenomas paratiroideos. Las modalidades por imágenes deben ser complementarias a la evaluación clínica y bioquímica. El adenoma paratiroideo ectópico es más frecuente en los pacientes con crisis hipercalcémica y las localizaciones más comunes son la muesca traqueoesofágica, el mediastino y el timo. La evaluación anatomopatológica de la glándula paratiroidea extirpada en los casos de hipercalcemia grave con frecuencia demuestra un adenoma único, mientras que el carcinoma paratiroideo o la hiperplasia son raros. Algunas series quirúrgicas indicaron que el hiperparatiroidismo primario que causa crisis hipercalcémicas se produce en las personas con adenomas más grandes, con áreas hemorrágicas y degenerativas. El carcinoma paratiroideo es más común en crisis que con hipercalcemia leve a moderada. Tratamiento clínico y quirúrgico Si no se realiza el tratamiento, la crisis hipercalcémica rápidamente puede producir mortalidad elevada. Los objetivos del tratamiento son la disminución de los niveles de calcio, la corrección de la deshidratación y el aumento de la excreción renal y la disminución de la resorción ósea mediada por osteoclastos. La estrategia terapéutica debe dirigirse a la causa subyacente de la hipercalcemia. En la mayoría de los casos, la curación definitiva requiere el tratamiento quirúrgico con paratiroidectomía. No se estableció el momento exacto para la realización de esta intervención para la obtención de mejores desenlaces clínicos y no hay datos prospectivos que orienten las decisiones. Las series de casos más recientes favorecen la cirugía temprana después de un período de estabilización clínica, en lugar de la cirugía de emergencia. Parece razonable priorizar el tratamiento clínico mientras se completan las evaluaciones diagnósticas. La cirugía expeditiva debe considerar el estado general del paciente y las comorbilidades. Hay pocos datos de ensayos clínicos prospectivos de alta calidad que hayan evaluado el tratamiento clínico de la crisis hipercalcémica. En este sentido, y según series grandes de casos, la estrategia más adecuada se basa en una combinación de diuresis forzada y terapia con bisfosfonatos. En las personas con crisis hipercalcémicas, generalmente hay hipovolemia e hiponatremia y es necesario el aporte de líquidos por vía intravenosa. Estos deben ajustarse de modo individualizado según el grado de deshidratación, las enfermedades cardíacas y las comorbilidades subyacentes. Un enfoque práctico consiste en la administración de 3 a 4 litros de solución salina en infusión de 24 horas, seguido por 2 a 3 litros por 24 horas hasta lograr un flujo adecuado de orina (2 l/día). La infusión 13 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 con solución salina reduce la hipercalcemia en la mayoría de los pacientes, pero no es posible lograr la normocalcemia en las personas con hipercalcemia grave. El sodio produce calciuresis en la nefrona distal, lo que permite el uso seguro de diuréticos de asa para provocar más calciuresis y evitar los efectos adversos de la sobrecarga de líquidos. Se espera la reducción de 1.6 a 2.4 mg/dl en los niveles séricos de calcio con la infusión de solución salina isotónica. Los diuréticos de asa se combinan con solución salina isotónica y su efecto reside en bloquear la reabsorción de calcio en la rama ascendente del asa de Henle, con la inducción de calciuresis. Los diuréticos no deben emplearse antes de la corrección de la hipovolemia debido al riesgo de colapso circulatorio. Los diuréticos tiazídicos están contraindicados en la hipercalcemia grave. La terapia con bisfosfonatos es sumamente eficaz para disminuir los niveles de calcio en la hipercalcemia secundaria a neoplasias, pero su eficacia y seguridad en la hipercalcemia por otras causas es menos clara. Los bisfosfonatos no están aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) de los EE.UU. para la hipercalcemia que no se debe a cáncer. Estos agentes bloquean la resorción ósea mediada por osteoclastos al promover la apoptosis de los osteoclastos. Los bisfosfonatos aprobados actualmente por la FDA para el tratamiento de la hipercalcemia secundaria a neoplasias son el pamidronato y el zoledronato. En estos casos, se consideran la terapia de primera línea junto con la expansión con líquidos por vía intravenosa. La disminución de la calcemia se observa a los 2 días. La dosis indicada de pamidronato para la hipercalcemia grave es de 60 mg a 90 mg, administrados diluidos en infusión de 2 horas. El zoledronato se administra en dosis de 4 mg por vía intravenosa en 15 minutos, como tratamiento inicial, y de 8 mg para recaídas, en pacientes con función renal normal. En aquellos con disminución de la depuración de creatinina (entre 30 y 60 ml/min), la dosis de zoledronato debería reducirse; no se recomiendan cambios en la dosis de pamidronato. En pacientes con depuración de creatinina < 30 ml/min está contraindicada la administración de zoledronato, mientras que el pamidronato puede utilizarse durante un período mayor (4 a 6 h) y considerar la reducción de sus dosis. La calcitonina es un agente seguro que puede ser considerado para el tratamiento de la crisis hipercalcémica. Tiene el inicio más rápido de acción de todos los fármacos disponibles y puede utilizarse eficazmente, en combinación con los bisfosfonatos por vía intravenosa, en los pacientes con hipercalcemia grave. La calcitonina disminuye los niveles de calcio mediante la reducción de la resorción ósea osteoclástica y la promoción de la calciuresis. Sin embargo, la monoterapia con calcitonina pierde potencia y duración, y sus efectos son transitorios debido a la aparición de taquifilaxia dentro de las 48 horas. Su rápido comienzo de acción, que permite la disminución veloz de los niveles de calcio, es un efecto deseable mientras se espera el comienzo de acción más lento de los bisfosfonatos, que son más potentes. La combinación 14 de calcitonina y bisfosfonatos, junto con la diuresis forzada, puede ser útil en los pacientes con enfermedad aguda en los cuales se requiere una disminución rápida de los niveles de calcio. Los glucocorticoides pueden ser útiles en un grupo limitado de pacientes, como aquellos con mieloma múltiple e hipercalcemia secundaria a linfoma, debido, en parte, a su efecto antineoplásico. La diálisis, con un líquido de dializado con baja concentración de calcio, es útil en las personas con insuficiencia renal o como terapia de rescate ante el fracaso o la contraindicación de otras opciones. El tratamiento clínico del hiperparatiroidismo primario con crisis hipercalcémica debe considerarse como una medida temporaria mientras se espera la paratiroidectomía. Luego de la cirugía puede presentarse hipocalcemia sintomática. Los niveles de parathormona se normalizan rápidamente, pero los de calcio requieren varios días, e incluso la resolución de los cambios metabólicos, consecuencia de la hipercalcemia, puede demorar de 6 a 12 meses. El carcinoma paratiroideo raramente provoca crisis hipercalcémica. El cinacalcet, un agente calcimimético, puede ser de utilidad en el aumento moderado de los niveles de calcio. Conclusión La crisis hipercalcémica es un trastorno raro que, más frecuentemente, es consecuencia del hiperparatiroidismo primario. Deben realizarse las evaluaciones y el tratamiento clínico apropiados para mejorar la función orgánica mientras se aguarda la cirugía de urgencia. La expansión del volumen con solución salina y los bisfosfonatos constituyen la primera línea de tratamiento hasta la cirugía. Los resultados de la terapia combinada, clínica y quirúrgica a largo plazo, son excelentes. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144950 4 - Tratamiento a Largo Plazo con Alendronato en la Osteoporosis de la Posmenopausia Hassler N, Gamsjaeger S, Paschalis EP y colaboradores Hanusch Hospital y otros centros participantes; Viena, Austria [Effects of Long-Term Alendronate Treatment on Postmenopausal Osteoporosis Bone Material Properties] Osteoporosis International, Oct 2014 El uso de alendronato durante 10 años, en dosis de 5 mg o 10 mg (incluso luego de 5 años de recibir 5 mg del fármaco y 5 años de placebo), no afecta las propiedades del material óseo, excepto por diferencias transitorias observadas sólo a nivel de las superficies trabeculares. La osteoporosis relacionada con la posmenopausia se caracteriza por una mayor tasa general de resorción ósea, que provoca alteración de la microarquitectura y la pérdida franca de masa ósea. En consecuencia, una Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 estrategia adecuada para el tratamiento es la reducción de la resorción ósea. Los fármacos utilizados más ampliamente para este objetivo son los bisfosfonatos, como el alendronato. A pesar de su perfil excelente de seguridad y eficacia para reducir las fracturas por osteoporosis, ciertos eventos adversos poco frecuentes (osteonecrosis de la mandíbula, fracturas femorales atípicas) han sido asociados con su uso en la terapia de la osteoporosis. Aunque se desconoce con precisión la causa de este fenómeno, se postuló que la reducción prolongada del recambio óseo, con el aumento consiguiente de la homogeneidad de la mineralización de los tejidos, podría ser un mecanismo fisiopatológico del segundo efecto adverso. La fortaleza del hueso depende de la cantidad de mineral que contenga, así como de su macroarquitectura, microarquitectura, propiedades materiales, características del componente mineral y de la matriz orgánica a nivel tisular. En gran medida, el tratamiento clínico de la osteoporosis se basa en la medición de la densidad mineral ósea (DMO) y los marcadores biológicos de recambio óseo. En un estudio en el que se utilizaron otros métodos para evaluar el hueso se concluyó que el uso de alendronato durante 10 años no se asoció con efectos adversos respecto de la distribución de la DMO, incluida la homogeneización de la mineralización del tejido e, incluso, corrigió estas anomalías, observándose índices de material óseo similares a los valores de la premenopausia, sin osteoporosis. El objetivo del presente estudio fue analizar otros índices del material del hueso mediante microespectroscopia de Raman, con evaluación de la proporción entre mineral y matriz (MM), los contenidos relativos de proteoglucanos (PG) y lípidos, la relación entre la maduración y la estructura cristalina del mineral (MMC) y el contenido relativo de piridinolina (PYD). Materiales y métodos Se seleccionó un subgrupo de 30 participantes del estudio Fracture Intervention Trial Long-Term Extension (FLEX) en las cuales se practicaron biopsias óseas transilíacas. Se consideraron 6 casos de pacientes que recibieron alendronato durante 5 años sucedido por el uso de 10 mg del fármaco por otros 5 años, otras 10 tratadas con 5 mg de alendronato por 5 años sucedido por el uso de la misma dosis por otros 5 años y 14 mujeres que recibieron alendronato por 5 años, con otros 5 años posteriores de administración de placebo. En todos los casos se procedió al análisis de los preparados mediante espectrometría de Raman, lo que permitió el cálculo de la MM, el contenido relativo de PG y lípidos, la relación MMC y el contenido relativo de PYD. Todas las biopsias contaban con marcación con tetraciclina a nivel componente trabecular; se completó el análisis en cinco áreas del tejido según la edad del hueso formado: tres en las superficies de formación activa reconocidas por doble marcación con inmunofluorescencia, una en los centros trabeculares (áreas quiescentes, mineralizadas por completo) y la restante en las superficies de reabsorción trabecular. Las superficies de formación activa se subdividieron en función de su antigüedad en tejido joven (3 a 5 días entre la segunda marcación y el frente de mineralización), tejido entre 12 y 22 días entre ambas marcaciones y tejido más antiguo (más de 22 días). Todas las variables obtenidas se procesaron mediante pruebas estadísticas específicas. Resultados No se reconocieron diferencias significativas entre los distintas áreas tisulares definidas por la edad del hueso entre los tres grupos en términos de los compartimientos cortical y trabecular. En comparación con datos históricos de un grupo que recibió placebo solo durante 3 años, las muestras tratadas con alendronato por 5 años, con 5 años posteriores de placebo, se caracterizaron por menores valores de MM en el hueso esponjoso en el tejido joven. En cambio, en el tejido de mayor edad, los tres grupos de tratamiento con alendronato se caracterizaron por niveles más elevados, tanto en el tejido esponjoso como en el cortical. No se describieron diferencias significativas en el contenido relativo de PG entre los tres grupos, excepto para el tejido más joven a nivel de la superficie trabecular, en el cual este contenido fue significativamente mayor para las pacientes que emplearon alendronato durante 10 años, en comparación con el placebo. En relación con el grupo control, todas las participantes que recibieron alendronato se caracterizaron por valores mayores en el hueso esponjoso joven y de edad intermedia. A nivel del hueso cortical, este contenido fue más elevado en las muestras de pacientes que recibieron alendronato cuando se las comparó con placebo para los tres grupos de edad tisular considerados. De igual modo, no se reconocieron cambios evidentes entre los tres grupos en relación con el contenido de lípidos en forma independiente de la edad tisular. En cambio, la MMC resultó significativamente mayor en los preparados de pacientes que recibieron alendronato durante 10 años, en comparación con las muestras de aquellas que fueron tratadas por 5 años, en la superficie trabecular del hueso de edad intermedia. Se agrega que la PYD se encontró significativamente aumentada sólo en los grupos placebo y de terapia con alendronato durante 10 años a nivel del hueso trabecular de edad intermedia. Discusión y conclusiones De acuerdo con los datos reunidos, la administración de alendronato durante períodos prolongados, en dosis de 5 mg o 10 mg diarios, no modifica las propiedades materiales del hueso, con la excepción de diferencias transitorias observadas solamente en el hueso trabecular en formación activa. La relación MM es un marcador tisular de la magnitud de la matriz mineral y orgánica del volumen óseo analizado. Este parámetro no difirió en los tres grupos de tratamiento con alendronato, de modo independiente de la edad del tejido óseo. Por otra 15 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 parte, se postula que la mineralización in vivo depende de la disponibilidad de calcio iónico libre y de los grupos fosfato, así como de inhibidores de este proceso, como los PG y los lípidos. La ausencia de diferencias en los niveles de estas sustancias entre los grupos de tratamiento de este análisis es congruente con la falta de discrepancias observada para la relación MM. En otro orden, sólo se describieron diferencias transitorias en el MMC cuando se comparó a las muestras de mujeres tratadas con alendronato con los datos del grupo placebo. Estas diferencias se produjeron en las superficies activas de formación ósea, por lo cual podrían atribuirse a los efectos de este bisfosfonato sobre el potencial zeta de los cristales de apatita. Asimismo, no se advirtieron diferencias entre los tres grupos en términos de la concentración de PYD, un producto asociado con el colágeno tipo 1 involucrado en el inicio de la mineralización. Se exceptúa el hueso trabecular de edad intermedia, en el cual el uso de alendronato en dosis de 10 mg se correlacionó con un incremento del contenido de este producto en comparación con el placebo; las alteraciones citadas del potencial zeta, asociadas con la adsorción de los bisfosfonatos, podrían explicar esta diferencia transitoria en el nivel de PYD. Por consiguiente, en el presente estudio se evaluaron distintos parámetros sobre las propiedades del material óseo en función de la edad del hueso en diversas áreas. Se concluye que, de acuerdo con los resultados obtenidos, el uso de alendronato durante 10 años, en dosis de 5 mg o 10 mg (incluso en pacientes que luego de 5 años de recibir 5 mg del fármaco fueron asignados a placebo por 5 años), no afecta las propiedades del material óseo, excepto por diferencias transitorias observadas sólo a nivel de las superficies trabeculares. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144945 5- ¿Hay Pruebas Suficientes para Usar los Bisfosfonatos en Pacientes con Infección por VIH? Reseña Sistemática y Metanálisis Pinzone MR, Moreno S, Cacopardo B, Nunnari G University of Catania, Catania, Italia; Hospital Universitario Ramón y Cajal, Madrid, España [Is There Enough Evidence to Use Bisphosphonates in HIV-Infected Patients? A Systematic Review and Meta-Analysis] Aids Review 16(4):213-222, Oct-Dic 2014 En este metanálisis se encontró que la administración de bisfosfonatos por vía oral e intravenosa se asoció con el incremento en la densidad mineral ósea en la columna lumbar y la cadera total por 2 años en las personas con infección por VIH. En las cohortes de pacientes con infección por VIH se observó la disminución en la densidad mineral ósea (DMO) y mayor prevalencia de osteoporosis 16 y osteopenia. Al respecto, en un metanálisis reciente en pacientes con infección por VIH, la prevalencia de osteoporosis fue del 15% y la de osteopenia, del 67%. La osteoporosis fue 3 veces más prevalente en las personas con infección por VIH, en comparación con los controles sanos. No se dilucidaron completamente las causas de las alteraciones en la adquisición de la masa ósea y en la pérdida ósea. Los factores tradicionales de riesgo, como el hábito de fumar, el consumo de alcohol, la deficiencia de vitamina D, el hipogonadismo, la inactividad física y la disminución en el peso corporal, pueden contribuir al mayor riesgo de osteopenia y osteoporosis, así como el virus per se puede actuar directamente o indirectamente y alterar la osteoblastogénesis y la osteoclastogénesis. Se encontró que las proteínas virales del VIH vpr y gp120 estimulan la actividad osteoclástica, mientras que la proteína p55-gag suprime la actividad osteoblástica e induce la apoptosis osteoblástica. El aumento en la producción de citoquinas proinflamatorias, como la interleuquina 6 y el factor de necrosis tumoral alfa, promueve la resorción ósea. Además, en diversas investigaciones se encontró una asociación entre la pérdida de DMO y algunos agentes antirretrovirales, como el tenofovir (TDF) y los inhibidores de las proteasas (IP), mientras que otros hallaron una disminución de la DMO, independientemente del régimen inicial utilizado al inicio de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA). No se conocen las razones para la pérdida inicial de la DMO luego del comienzo de la TARGA, pero algunos ensayos longitudinales indicaron que se estabiliza con el tiempo, a pesar de la administración prolongada de la terapia. Los bisfosfonatos son análogos de los pirofosfatos que inhiben la resorción ósea mediante la unión con los cristales de hidroxiapatita y son los agentes más utilizados para el tratamiento de la osteoporosis posmenopáusica. En los pacientes con infección por VIH, se utilizaron el alendronato y el zoledronato con el fin de aumentar la DMO. Sin embargo, en una revisión sistemática de 2007 no se pudieron establecer recomendaciones acerca del uso de bisfosfonatos en las personas con infección por VIH y menor DMO, ya que sólo se contó con 3 estudios de escaso tamaño y de corto plazo. El objetivo de los autores fue realizar una revisión sistemática de los estudios aleatorizados y controlados publicados recientemente sobre el efecto de los bisfosfonatos en la DMO en los pacientes con infección por VIH. Métodos Se realizó una revisión sistemática y metanálisis según las normas PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-analyses). Los criterios de inclusión fueron todos los estudios aleatorizados y controlados que hubieran comparado los bisfosfonatos con placebo o ningún agente como control en el tratamiento de la DMO disminuida en adultos con infección por VIH. Los criterios principales Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 de valoración fueron los cambios en la DMO medidos por absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) en columna lumbar, cuello femoral y cadera total y los efectos adversos. Los artículos de interés se identificaron mediante la búsqueda electrónica en las bases de datos Cochrane Central Register of Controlled Trials (CENTRAL), Medline, Embase, Lilac, Aegis y los registros de ensayos prospectivos (ClinicalTrials.gov) y estudios controlados (www.controlled-trials.com/). Las búsquedas se realizaron en septiembre de 2013 y una actualización en julio de 2014. Dos de los autores revisaron en forma independiente todos los estudios identificados y evaluaron el riesgo de sesgo mediante la herramienta de Cochrane Collaboration para ensayos aleatorizados. Para las variables dicotómicas se calcularon los risk ratio con los intervalos de confianza del 95%, y para las variables cuantitativas se estimó la diferencia según la media del porcentaje de cambio con respecto a los valores basales en el grupo de bisfosfonatos y el grupo control. Para las variables continuas, las estimaciones del efecto se combinaron mediante un modelo de efectos fijos. Por último, se evaluó la heterogeneidad estadística mediante el estadístico I2 y la prueba chi cuadrado. Resultados y discusión La búsqueda arrojó un total de 387 citas, de las cuales 9 cumplieron los criterios de inclusión y se tomaron en cuenta para esta revisión sistemática. Dos de estos artículos fueron extensiones de un ensayo publicado previamente y se consideraron un único estudio. Por ello, se contó para la inclusión en la revisión sistemática con 8 ensayos aleatorizados y controlados que evaluaron el efecto de los bisfosfonatos sobre la DMO en un total de 328 adultos con infección por VIH. Las investigaciones se realizaron en los EE.UU., Francia, Italia, Nueva Zelanda y España. La mayoría de los participantes fue de sexo masculino, la media de la edad varió entre 44 y 49 años, recibía TARGA al inicio y tenía supresión de la replicación viral al momento de la incorporación a los ensayos. La mediana de los recuentos de células T CD4 positivas varió entre 422 y 561 células/µl. En 4 estudios se brindaron detalles sobre el número de participantes que recibieron TDF (0-53%), y en 4, la cantidad de los tratados con regímenes que incluyeron un IP (37-66%). En 5 investigaciones se evaluaron los efectos del alendronato por vía oral en dosis de 70 mg por semana (n = 224), mientras que en 3 el grupo de tratamiento (n = 104) recibió zoledronato por vía intravenosa (una dosis única de 5 mg, dos dosis anuales de 4 mg y dosis de 5 mg anuales o cada 2 años, respectivamente). Las comparaciones se hicieron con un grupo control que empleó placebo o ningún agente. En la mayoría de los estudios se administraron suplementos con calcio y vitamina D y se hicieron modificaciones en el estilo de vida. La duración de la terapia con bisfosfonatos varió entre 48, 52 y 96 semanas. Una sola investigación contó con una fase de extensión de tipo abierto de 4 años, luego de la culminación del estudio principal, sin administración de medicación antirresortiva adicional. En esta revisión sistémica se evaluaron los efectos de los bisfosfonatos por vía oral e intravenosa sobre la DMO en adultos con infección por VIH. Se encontró que estos agentes aumentaron significativamente la DMO en la columna lumbar y en cadera total luego de 48 y 96 semanas de tratamiento. La DMO también se incrementó en el cuello femoral después de 48 semanas con el uso de alendronato, mientras que el zoledronato no mostró un impacto significativo a las 48 y a las 96 semanas. El único estudio que contó con una fase de extensión y evaluó los efectos a largo plazo del zoledronato se publicó en 2012. En dicha investigación se demostró que los efectos de dos dosis anuales de 4 mg de zoledronato sobre la DMO en los hombres con infección por VIH persistieron por 5 años luego de la segunda dosis. Sin embargo, este estudio fue de tamaño relativamente reducido y no tuvo el suficiente poder para detectar diferencias significativas en el riesgo de fracturas; además, se incorporaron hombres relativamente jóvenes, con un T-score basal menor de -0.5 e infección por VIH bien controlada. Por ende, los resultados no pueden generalizarse a poblaciones con DMO inferior o infección por VIH no controlada. Los bisfosfonatos fueron generalmente bien tolerados. No se informaron abandonos de los estudios relacionados con la medicación en los 5 ensayos aleatorizados y controlados que evaluaron el alendronato comparado con placebo o la ausencia de intervención. La incidencia de efectos adversos gastrointestinales fue similar en los grupos de tratamiento y control. Con respecto al zoledronato, un paciente en una de las investigaciones presentó uveítis, y 2 de otro de los estudios debieron abandonar el tratamiento luego de la primera dosis debido a reacciones de fase aguda. En ninguno de los ensayos incluidos en esta revisión sistemática se informaron las complicaciones asociadas con el tratamiento prolongado, como osteonecrosis de la mandíbula y fracturas femorales atípicas, debido a la rareza de estos efectos, al escaso número de participantes y a la corta duración de la mayoría de las investigaciones. Señalan los autores que la ingesta adecuada de calcio y vitamina D es importante para evitar la pérdida de la DMO y reducir el riesgo de fracturas. La deficiencia de vitamina D es sumamente prevalente en las personas con infección por VIH y, en consecuencia, las normas europeas recomiendan su pesquisa y considerar el aporte complementario. Las limitaciones principales de este metanálisis fueron, en primer lugar, el número reducido de ensayos incluidos, el tamaño pequeño de las muestras y la corta duración del seguimiento. Ninguna de las investigaciones tuvo el poder para detectar el impacto de los bisfosfonatos sobre el riesgo de fracturas. Conclusión En este metanálisis se encontró que la administración de bisfosfonatos por vía oral e intravenosa se asoció con el incremento en la DMO en la columna lumbar 17 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 y la cadera total por 2 años en las personas con infección por VIH. Sin embargo, la mayoría de los participantes fueron hombres relativamente jóvenes con infección por VIH bien controlada y bajo riesgo de fracturas por fragilidad en el futuro inmediato. Es necesaria la realización de más investigaciones en poblaciones de alto riesgo, como personas mayores o mujeres posmenopáusicas, así como por períodos de seguimiento más prolongados para definir el perfil de seguridad y eficacia de los bisfosfonatos a largo plazo. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144946 6- Recomendaciones para el Tratamiento del Hiperparatiroidismo Primario Asintomático: Resumen del Fourth International Workshop Bilezikian J, Brandi M, Potts J y colaboradores Columbia University College of Physicians and Surgeons, Nueva York, EE.UU.; University of Florence, Florencia, Italia; Massachusetts General Hospital, Boston, EE.UU. [Guidelines for the Management of Asymptomatic Primary Hyperparathyroidism: Summary Statement from the Fourth International Workshop] Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism 99(10):3561-3569, Oct 2014 Según el último taller internacional, en los pacientes con hiperparatiroidismo primario asintomático se realiza una evaluación esquelética y renal exhaustiva. En los pacientes que no reúnen criterios para la cirugía, el seguimiento es sistemático. En el presente trabajo se resumen las recomendaciones establecidas por el comité de expertos del Fourth International Workshop, realizado en Florencia, Italia, en 2013, para el tratamiento del hiperparatiroidismo primario (HPP) asintomático. En cambio, el grupo de trabajo no discutió la terapia de los pacientes con signos y síntomas específicos de la enfermedad, en quienes está indicada la cirugía. Los autores destacan que, desde la publicación de las últimas normativas en 2008, la información en general, en términos diagnósticos y clínicos, ha modificado considerablemente el tratamiento de estos enfermos. De hecho, en muchos pacientes asintomáticos, la cirugía no es obligatoria. Incluso así, en muchos de ellos, la cirugía representa una opción terapéutica válida, ya que es la única forma de tratamiento definitivo. Los cuatro grupos de trabajo tuvieron por finalidad responder un total de 25 interrogantes, relacionados con el tratamiento del HPP asintomático. Primer grupo de trabajo: diagnóstico del HPP (preguntas 1 a 3) La hipercalcemia es el trastorno patognomónico del HPP clásico. La concentración de calcio sérico total debe ajustarse según los niveles de albúmina, la principal 18 proteína de unión al calcio. Si bien pueden efectuarse determinaciones del calcio iónico, en la mayoría de los laboratorios sólo es posible la valoración del calcio total, con ajuste según la albúmina. Los ensayos de segunda y tercera generación para la determinación de la hormona paratiroidea (PTH) son igualmente eficaces. El rango de normalidad está influido por los niveles de vitamina D; sin embargo, la concentración óptima de vitamina D sigue siendo tema de discusión. Por ejemplo, el Institute of Medicine sugiere un umbral de 20 ng/ml (50 nmol/l), en tanto que otras organizaciones, por ejemplo la Endocrine Society, recomiendan un umbral de 30 ng/ml (75 nmol/l). El porcentaje de pacientes con niveles de PTH en el espectro de la normalidad –aunque alterados a juzgar por la presencia de hipercalcemia– podría relacionarse precisamente con el estado de la vitamina D en la población. Por ejemplo, entre los individuos con niveles séricos de 25(OH)D > 30 ng/ml, un porcentaje más alto tendrá niveles de PTH en el espectro de los valores normales para el laboratorio; este aspecto, sin duda, debe ser especialmente analizado en el futuro cercano. El HPP normocalcémico es una variedad bien reconocida de HPP. Estos pacientes tienen niveles normales de calcio iónico y total y no presentan otras causas que justifiquen el incremento secundario de los niveles de PTH. Sin embargo, en algunos de estos sujetos, la progresión de la enfermedad se caracteriza por hipercalcemia y disminución de la densidad mineral ósea (DMO). Otros pacientes, en cambio, permanecen con niveles altos sostenidos de PTH y concentración normal de calcio. En todos los pacientes con HPP se determinan los niveles de 25(OH)D; algunos estudios sugirieron que la enfermedad es más activa en los individuos con insuficiencia de vitamina D, es decir, con niveles < 20 ng/ml, o con deficiencia franca de la vitamina (< 10 ng/ml]). La corrección de los niveles de 25(OH)D puede asociarse con la normalización de la concentración de PTH. La valoración de los niveles de 1,25-dihidroxivitamina D no es útil en este contexto. Más del 10% de los enfermos con HPP presenta alguna mutación en uno de los 11 genes asociados con las formas sindrómicas y no sindrómicas del HPP. Posiblemente, en el futuro, en la medida en que los costos de los estudios genéticos se reduzcan, estas pruebas sean de gran utilidad diagnóstica y terapéutica. Segundo grupo de trabajo: manifestaciones clínicas del HPP (preguntas 4 a 10) Aunque los pacientes con HPP asintomático suelen permanecer en este estado por períodos considerables, la estabilidad no parece ser indefinida. Se ha descrito la progresión de la enfermedad durante un período de seguimiento prospectivo de 15 años; en el transcurso de ese tiempo, alrededor de la tercera parte de los enfermos con HPP presenta manifestaciones clínicas características; por ejemplo, litiasis renal, agravamiento de la hipercalcemia y disminución de la DMO. Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 Manifestaciones esqueléticas Los estudios más recientes sugirieron que la absorciometría de rayos X de energía dual (DXA), aunque es el procedimiento diagnóstico más utilizado, no aporta información suficiente acerca del hueso trabecular en los pacientes con HPP. En cambio, la DXA es eficaz para mostrar el compromiso del hueso cortical en el tercio distal del radio. La valoración de las fracturas vertebrales (VFA [vertebral fracture assessment]) y el puntaje de hueso trabecular (TBS [trabecular bone score]) en la DXA, así como la tomografía computarizada periférica cuantitativa de alta resolución (TAC PCAR) son útiles para conocer el compromiso del hueso trabecular, en los pacientes con HPP. La información en conjunto sugiere que en el HPP, el riesgo de fracturas no vertebrales (hueso cortical) y de fracturas vertebrales (hueso trabecular) aumenta. En el futuro se debe determinar la utilidad de las escalas de predicción, por ejemplo la FRAX, en la estimación del riesgo de fracturas. Manifestaciones renales Los riñones son los órganos más comprometidos en los pacientes con HPP. La litiasis renal y la nefrocalcinosis son las complicaciones más frecuentes. La primera de ellas, sin embargo, no obedece exclusivamente a la excreción urinaria de calcio. La radiografía de abdomen, el ultrasonido o la TAC son estudios útiles para detectar la presencia de nefrocalcinosis y de nefrolitiasis asintomática. La evaluación renal está actualmente recomendada en los enfermos con HPP. En los pacientes con hipercalciuria grave, a pesar de ingerir una dieta con cantidades normales de calcio, debe evaluarse el riesgo de litiasis. El análisis de orina de 24 horas, para la identificación de los componentes de los cálculos de calcio, es un estudio accesible en la mayoría de los laboratorios (en los EE.UU.). Los enfermos con hipocalciuria pueden presentar hipercalcemia hipocalciúrica familiar; este diagnóstico debe sospecharse en los pacientes con un cociente < 0.01 entre el calcio urinario y la depuración de creatinina. Manifestaciones atípicas ocasionalmente atribuidas al HPP Por el momento se desconoce la vinculación verdadera entre la disfunción vascular y cardiovascular y el HPP leve; la evolución de estos pacientes, en términos del riesgo de eventos cardiovasculares, tampoco se conoce con exactitud. Los estudios de buen diseño no demostraron beneficios cardiovasculares luego de la cirugía. Por lo tanto, por el momento, la paratiroidectomía no debe considerarse una opción terapéutica para mejorar la evolución cardiovascular. El deterioro cognitivo, la depresión y la reducción de la calidad de vida han sido asociados con el HPP; sin embargo, los estudios más recientes no revelaron resultados precisos en este sentido; lo mismo ocurrió cuando estos parámetros se compararon antes de la paratiroidectomía y después de ésta. Por ende, los síntomas neurocognitivos inespecíficos no representan una indicación para la cirugía. No obstante, el comité de expertos reconoce que un subgrupo de pacientes con estas características mejora luego de la intervención quirúrgica. Las pruebas neuropsiquiátricas y de función cognitiva sólo se indican en el contexto de los estudios de investigación, no así en la práctica clínica diaria. Tratamiento del paciente con HPP asintomático La evaluación de los enfermos con HPP asintomático debe incluir la determinación de un panel de estudios bioquímicos (calcio, fósforo, fosfatasa alcalina, urea, creatinina, vitamina D y PTH, valorada con inmunoensayos de segunda o tercera generación); DXA para conocer la DMO de columna lumbar, cadera y tercio distal del radio; VFA, estudio de orina de 24 horas para la determinación de la excreción de calcio y creatinina y del riesgo de litiasis, y radiografía de abdomen, ultrasonido o TAC. En algunos pacientes, la TAC PCAR, el TBS en la DXA, la valoración de los marcadores de recambio óseo y el estudio genético, entre otros análisis, pueden ser particularmente útiles. Para los enfermos que no reúnen los criterios para la cirugía, el comité de expertos recomienda la monitorización anual de los niveles séricos de calcio, la determinación de la DMO y los estudios renales, una vez por año. Tercer grupo de trabajo: tratamiento quirúrgico del HPP (preguntas 11 a 18) La paratiroidectomía se indica en los enfermos con niveles séricos de calcio > 1 mg/dl por encima del límite superior normal. Recomendaciones en relación con los hallazgos esqueléticos La cirugía está recomendada en las mujeres perimenopáusicas o posmenopáusicas y en los hombres de 50 años o más con T-score de -2.5 o inferior en columna lumbar, cuello femoral, cadera total o tercio distal del radio. En las mujeres premenopáusicas y en los hombres de menos de 50 años, el Z-score igual o inferior a -2.5 se considera el umbral para indicar la cirugía. La aplicación de los Z-scores, en vez de los T-scores, está avalada por la International Society of Clinical Densitometry. Sin embargo, la organización también reconoce que, en los individuos con HPP, la calidad ósea está determinada por otros factores. En este contexto, la valoración vertebral por estudio radiográfico, el TBS y la TAC PCAR pueden aportar información adicional. La detección de compromiso trabecular significativo avala la indicación de paratiroidectomía. Sin embargo, se reconoce que los procedimientos diagnósticos mencionados con anterioridad no siempre están al alcance de todos los centros. En los enfermos con fracturas vertebrales está recomendada la cirugía. Recomendaciones en relación con los trastornos renales La depuración de creatinina < 60 ml/min aún es una indicación para la paratiroidectomía. La evaluación de la 19 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 8-20 litiasis renal es obligatoria. En los enfermos con litiasis o nefrocalcinosis, la paratiroidectomía está indicada. En los pacientes con hipercalciuria grave (> 400 mg/día) se realiza un estudio bioquímico de orina más completo. La edad por debajo de los 50 años es una indicación para la paratiroidectomía. Cambios que pueden indicar paratiroidectomía durante la monitorización de pacientes Algunos cambios específicos en los parámetros evolutivos pueden sugerir la necesidad de cirugía. Estas modificaciones incluyen el aumento de los niveles séricos de calcio > 1 mg/dl por encima del límite superior normal, la reducción significativa de la DMO, la aparición de fracturas por fragilidad o de litiasis renal y la disminución de la depuración de creatinina a menos de 60 ml/min. En la actualidad, es más alta la frecuencia con la cual los enfermos con HPP son sometidos a paratiroidectomía. Luego de la cirugía se comprueban mejoras en la DMO y se reduce la incidencia de fracturas y de litiasis. Según algunos autores, la función neurocognitiva también podría mejorar en pacientes determinados. Los avances en las técnicas quirúrgicas y en los estudios por imágenes han permitido mejorar considerablemente la evolución de los enfermos sometidos a cirugía. La centellografía con 99mTc-sestamibi, en combinación con la TAC con emisión de fotón único, es particularmente útil para guiar el procedimiento quirúrgico. La ecografía también es adecuada; la TAC tridimensional se asocia con mayor sensibilidad. En la actualidad, la mayoría de los cirujanos opta por la paratiroidectomía mínimamente invasiva, posible gracias a la determinación intraoperatoria de los niveles de PTH. De hecho, es esperable observar una reducción del 50% de los niveles de la PTH en el transcurso de los 10 a 15 minutos de la extirpación de todo el tejido hiperfuncional. En las formas genéticas de HPP, el tratamiento quirúrgico se adapta al trastorno genético subyacente. En cualquier caso, la cirugía siempre es llevada a cabo por profesionales con un nivel elevado de experiencia. Cuarto grupo de trabajo: tratamiento clínico del HPP (preguntas 19 a 25) Algunos enfermos asintomáticos que no reúnen los criterios para la cirugía pueden ser seguidos en forma conservadora durante algunos años. Asimismo, el tratamiento clínico está indicado en los pacientes que rechazan la cirugía y en los sujetos en quienes ésta está contraindicada. Los niveles séricos de calcio deben monitorizarse en forma anual o dos veces por año. La frecuencia con la que debe repetirse la DXA varía según las recomendaciones de cada país y las manifestaciones clínicas. La VFA es un tratamiento apropiado para controlar la aparición de fracturas vertebrales subclínicas. Los enfermos que no serán sometidos a cirugía reciben suplementos de vitamina D, con la finalidad 20 de lograr niveles séricos de 25(OH)D > 20 ng/dl; en general, este objetivo se logra con la administración de 800 a 1 000 UI. La ingesta de calcio en la dieta debe ser controlada; en los enfermos con HPP no se recomienda limitar la incorporación de calcio en la dieta. Aunque se dispone de distintas opciones para el tratamiento farmacológico, la mayoría de ellas no ha sido aprobada por la Food and Drug Administration de los EE.UU. u otras agencias de regulación. Además, para la mayoría de los fármacos no se dispone de información suficiente sobre la eficacia y la seguridad a largo plazo. En relación con la terapia con bisfosfonatos, el alendronato ha sido la droga más estudiada; el tratamiento con alendronato mejora la DMO de columna lumbar, sin modificar los niveles séricos del calcio y de la PTH. El cinacalcet es un calciomimético que reduce la concentración plasmática de calcio en un porcentaje considerable de enfermos; sin embargo, ejerce cambios mínimos sobre los niveles de la PTH. Este fármaco ha sido aprobado para el tratamiento del HPP; la utilidad de la terapia combinada con bisfosfonatos y cinacalcet todavía no ha sido determinada. La decisión farmacológica debe basarse en el objetivo esperado; por ejemplo, en los enfermos en quienes se intenta lograr un aumento de la DMO, la terapia con bisfosfonatos representa la estrategia preferida, en tanto que en los enfermos con hipercalcemia sustancial, el cinacalcet es la opción indicada. Conclusión El Fourth International Workshop on the Management of Asymptomatic Primary Hyperparathyroidism revisó las pautas establecidas en 2008, con el objetivo principal de brindar ayuda a los endocrinólogos y cirujanos a la hora de decidir la cirugía en los enfermos con HPP. Asimismo, identificó algunos aspectos en particular que deben ser investigados específicamente en los próximos 5 años. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144952 Información adicional en www.siicsalud.com: otros autores, especialidades en que se clasifican, conflictos de interés, etc. Informes seleccionados Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 Novedades seleccionadas Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 7- Efecto del Acido Ibandrónico sobre la Densidad Mineral Osea y los Marcadores de Recambio Oseo Anagnostis P, Vyzantiadis TA, Vakalopoulou S y colaboradores Thrombosis and Haemostasis 110(2):257-263, Ago 2013 La hemofilia A y la hemofilia B se asociaron con mayor prevalencia de densidad mineral ósea (DMO) disminuida en varios estudios, tanto en adultos como en niños, por lo que se propusieron distintos mecanismos como causa de este fenómeno, tales como la ausencia de ejercicio con carga de peso durante la niñez y la adolescencia (que afecta la adquisición de la masa ósea máxima), la reducción de la actividad física y las infecciones por hepatitis C y el virus de la inmunodeficiencia humana. En el 26.9% de los pacientes con hemofilia A o B se observó la reducción de la DMO, en tanto que un análisis multivariado reveló que la ausencia de actividad física y los niveles bajos de 25-hidroxivitamina D (25[OH]D) fueron factores independientes de predicción de un valor reducido de masa ósea. El ácido ibandrónico es un bisfosfonato comúnmente utilizado, aprobado para el tratamiento de la osteoporosis en la posmenopausia, que se asocia con la reducción significativa y sostenida del riesgo de fracturas vertebrales y no vertebrales. Diversas normas recientes también consideraron que puede ser utilizado en los varones, puesto que, en casos de baja DMO, su uso se asoció con mejoría significativa de este parámetro en la columna lumbar, la cadera, el cuello femoral y el trocánter mayor, en comparación con placebo. También se detectó que este fármaco se correlacionó con la reducción de algunos marcadores de resorción y formación de hueso (telopéptido C-terminal del colágeno tipo 1 [CTX] y fosfatasa alcalina ósea [FAO], respectivamente). El tratamiento durante 12 meses se asoció con la mejoría significativa de la geometría de la cadera en hombres con baja DMO, por lo que podría ejercer un efecto beneficioso sobre la resistencia a la compresión axial y las fuerzas de torsión en la cadera. El objetivo principal del presente estudio fue estimar el efecto de la administración de 150 mg mensuales de ácido ibandrónico, durante 12 meses, sobre la DMO en pacientes con hemofilia A o B y mayor riesgo de fracturas. En este estudio prospectivo se incluyeron hombres que no se encontraran internados, > 30 años, que tuvieran hemofilia A o B y mayor riesgo de fracturas. Los participantes debían presentar alguno de los criterios siguientes: en primer lugar, la osteoporosis se definió por la presencia de DMO (evaluada por absorciometría de rayos X) con T-scores < -2.5 desviaciones estándares (DE) si la edad fue > 50 años, o con Z-scores < -2 DE si la edad fue < 50 años; en segundo lugar, la probabilidad calculada a 10 años en sujetos de 40 a 90 años, que fuera > 20% para fracturas mayores o > 3% para fracturas de cadera (calculado mediante el modelo de FRAX) o, por último, antecedentes de fracturas de cadera o vertebrales. Fueron excluidos los individuos con enfermedades graves del metabolismo óseo (como hiperparatiroidismo primario o hipogonadismo), deficiencia grave de vitamina D (niveles de 25[OH]D < 10 ng/ml) o insuficiencia renal grave (tasa de filtrado glomerular < 30 ml/min según la fórmula de Cockcroft-Gault); tampoco fueron incluidos los pacientes que hubieran recibido fármacos para la osteoporosis (además de vitamina D y calcio) en los últimos 12 meses o los que tuvieran antecedentes de enfermedades del tracto digestivo superior (reflujo grave o esofagitis, hemorragia en el tracto digestivo superior o úlceras pépticas recurrentes o activas). Todos los pacientes recibieron cuestionarios en los que debieron consignar el grado de actividad física que realizaban (con puntajes entre 1 y 5, de inactividad a actividad sin restricciones, respectivamente) y se evaluó la presencia de artropatía por la hemofilia mediante el puntaje de Pettersson y el de Arnold-Hilgartner. Se midió la DMO mediante absorciometría de rayos X en la columna lumbar, el cuello femoral, la cadera y el trocánter mayor, tanto al inicio del estudio como luego de 12 meses de tratamiento, y se estimó un coeficiente de variación de 1.5% en los dos primeros sitios. Los sujetos incluidos en el estudio recibieron 150 mg de ácido ibandrónico, por vía oral, una vez por mes, en la mañana y con agua, además de suplementos con 1 000 mg diarios de carbonato de calcio y 800 UI diarias de colecalciferol. Se consideró que la adhesión terapéutica fue adecuada si el sujeto había recibido > 80% de las dosis planeadas. Al inicio y al final del estudio se midió la concentración de CTX y la fosfatasa ácida tartrato resistente 5b, marcadores de resorción ósea, y de FAO y osteocalcina, marcadores de formación de hueso. Se definió que el tratamiento fue eficaz si se detectó aumento > 4.15% en la DMO o descenso > 25% en los marcadores de recambio óseo. Se estudiaron diversos parámetros de laboratorio en todos los individuos y para el análisis estadístico se consideraron significativos los valores de p < 0.05. Se incluyeron 10 hombres; 7 tenían hemofilia A y 3, hemofilia B, con una edad de 43.5 ± 13.5 (entre 30 y 72) años. En 5 de ellos se hallaron valores menores de DMO en la columna lumbar, en tanto que en el resto fue en el cuello femoral y la cadera. En 9 pacientes se hallaron causas secundarias de osteoporosis, especialmente tabaquismo, pero también ingesta de alcohol, deficiencia de vitamina D, insuficiencia renal crónica y terapia antirretroviral; 3 sujetos recibían tratamiento de profilaxis. La administración de ácido ibandrónico se asoció con el aumento significativo de la DMO en la columna lumbar (de 0.886 ± 0.169 a 0.927 ± 0.176; p = 0.004), que representó un 4.7% de mejoría. No se observaron cambios significativos en la DMO de la cadera, el cuello femoral o el trocánter 21 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 mayor. En total, en 9 pacientes se observó mejoría en la DMO de la columna lumbar; en 6, en la cadera; en 4, en el cuello femoral y en 7, en el trocánter mayor; en 5, 6, 4 y 7 casos, respectivamente, la mejoría fue significativa. El ácido ibandrónico se asoció con la reducción significativa de los valores de CTX (de 0.520 ± 0.243 ng/ml a 0.347 ± 0.230 ng/ml; p = 0.042), que representó una reducción del 29.9%, pero no se verificó la disminución significativa en la concentración de los otros marcadores evaluados. En general, el fármaco fue bien tolerado. Un solo paciente informó alteraciones gastrointestinales leves (especialmente, reflujo) y otro, síntomas leves similares a la influenza que duraron 24 horas y cedieron luego del consumo de paracetamol. Estos efectos adversos no provocaron el abandono del tratamiento. Si bien la adhesión terapéutica al ácido ibandrónico se acercó al 100%, al calcio y al colecalciferol fue menor. No se informaron fracturas vertebrales o no vertebrales, pese a que un paciente tuvo una caída significativa. El presente estudio evaluó una cohorte con hemofilia A o B y mayor riesgo de fracturas. En estos pacientes se observó que el uso de ácido ibandrónico se asoció con la mejoría en la DMO de la columna y con la reducción de la resorción ósea, si bien no se halló un efecto considerable sobre la DMO de la cadera o en los marcadores de formación de hueso. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/142302 8- Farmacoterapia Posterior a la Fractura en Mujeres con Osteoporosis Wilk A, Sajjan A, Mavros P y colaboradores Osteoporosis International 25(12):2777-2786, Dic 2014 La carga de las fracturas asociadas con osteoporosis (OP), sobre los pacientes y los sistemas de salud, es considerable y es probable que continúe así debido al fenómeno mundial de envejecimiento poblacional. En los EE.UU. se estima que la prevalencia de la OP en la columna lumbar o el cuello femoral, en mujeres > 50 años, es del 17%, por lo que afectaría a 7 millones de mujeres, en tanto que una de cada 2 tendría una fractura relacionada con la OP en algún momento de su vida. Las fracturas por OP constituyen un factor de riesgo conocido para tener más fracturas en el futuro, por ello las normas de la National Osteoporosis Foundation estadounidense recomiendan considerar el uso de farmacoterapia luego de las fracturas de cadera o vertebrales en mujeres posmenopáusicas y hombres > 50 años. Diversas intervenciones farmacológicas parecen eficaces para reducir el riesgo de fracturas por OP, pero los individuos en riesgo de tenerlas muchas veces no reciben tratamiento preventivo. En muchos países, los cuidados posteriores a la fractura suelen representar un problema, no sólo porque a muchos 22 pacientes no se les indica terapia para la OP sino porque, además, en muchos casos existe poca adhesión terapéutica. El objetivo del presente estudio retrospectivo fue evaluar la terapia para la OP que se administra en las mujeres luego de que hayan tenido fracturas, además de estimar los factores de predicción del uso de este tratamiento luego de un año del evento. Se registraron datos longitudinales, anónimos, de una base de datos de pacientes en la que constaba información clínica y farmacológica y resultados de laboratorio de un grupo diverso respecto de la ubicación geográfica, de aproximadamente 3 millones de pacientes estadounidenses con OP. Los diagnósticos y las comorbilidades de cada caso se identificaron mediante la novena edición (con la modificación clínica) de la Clasificación Internacional de Enfermedades, y para los fármacos se empleó el National Drug Code Directory (códigos J para los fármacos por vía intravenosa). Se estudiaron mujeres > 50 años que hubieran tenido las primeras fracturas relacionadas con OP y se incluyeron aquellas registradas en la base de datos desde al menos 2 años antes y durante un año después de la fractura. Las fracturas por OP se dividieron según el sitio donde aparecieron: sólo en vértebras, sólo en la cadera, aquellas que no se localizaban en la cadera ni en las vértebras o, bien, fracturas en múltiples sitios. Fueron excluidas las mujeres que hubieran tenido fracturas previas, que presentaran enfermedad de Paget o hubieran recibido el diagnóstico de neoplasia antes del evento o después de éste. Se evaluó si las pacientes recibían fármacos para la OP desde antes de la fractura, si éstos se indicaron en los primeros 90 días luego del evento o en el primer año posterior a la fractura. Las primeras fueron divididas en dos grupos, según si habían recibido tratamiento al momento de la lesión o si habían sido tratadas previamente, pero no cuando se produjo la fractura. Se tuvieron en cuenta todos los fármacos utilizados para la OP, tanto por vía oral como parenteral, incluidos bisfosfonatos (alendronato, risedronato, ácido ibandrónico y ácido zoledrónico), calcitonina, denosumab, raloxifeno y teriparatida. Se calculó la proporción de días en los que se contó con fármacos (razón de posesión de medicación [RPM]) como el número total de días de provisión del fármaco dividido en 365, en tanto que la adhesión terapéutica se definió por valores de RPM > 0.80. Para el análisis estadístico se utilizaron pruebas de la F o de Kruskal-Wallis y de chi al cuadrado y de regresión logística multivariada para identificar la asociación entre el estado del tratamiento al año y al momento de la fractura entre los distintos grupos (las covariables utilizadas fueron los grupos etarios, los tipos de planes de salud, el puntaje en el índice de comorbilidades de Charlson, el uso de medicación concomitante y las comorbilidades). Sólo se realizaron evaluaciones de la densidad mineral ósea en el 28.4% de las pacientes, resultados que no estuvieron disponibles en la base de datos, por lo que este parámetro no se incluyó en el Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 modelo. Se consideraron significativos los valores de p < 0.05. Un total de 47 171 mujeres fue incluido en el presente estudio; el 17% había tenido fracturas vertebrales; el 8%, en la cadera; el 73%, en otras zonas y el 3%, en múltiples sitios. La media de edad al momento de la fractura fue de 63 ± 10 años, el 19% de las mujeres tenía diagnóstico previo de OP y el 20% había recibido fármacos para esta enfermedad en algún momento (11% lo hacía cuando se produjo la fractura). Por otro lado, el 72% de las mujeres no tenía diagnóstico de OP ni recibía medicación para este cuadro antes de la lesión. La edad de las mujeres con fracturas de cadera tendió a ser mayor, y levemente mayor la media del puntaje del índice de Charlson, en comparación con los otros grupos. También la proporción de pacientes con fracturas vertebrales, que tenía diagnóstico de OP u osteopenia, fue levemente mayor en comparación con los otros grupos. El 18% de las mujeres recibió medicación para la OP en los primeros 90 días posteriores a la fractura; la mayoría de éstas (79%) ya lo hacía antes de la lesión. El 23% de las pacientes recibió fármacos dentro del año posterior a la fractura y, en el 68% de ellas, este tratamiento ya se había indicado antes de la lesión. La edad de las participantes que recibieron tratamiento luego de la fractura tendió a ser mayor respecto de aquellas que no fueron tratadas; además, en las primeras fue más probable que las vértebras fueran el sitio de fractura, que tuvieran diagnóstico previo de OP o hubieran recibido tratamiento anterior, además de verificarse mayor adhesión terapéutica y menor probabilidad de que tuvieran obesidad. Los resultados del análisis de regresión confirmaron estos hallazgos. El odds ratio (OR) respecto de la indicación de terapia dentro del primer año posterior a la fractura, en mujeres que recibían medicación antes del evento, fue significativamente mayor en comparación con quienes no habían sido tratadas, en el grupo con fracturas vertebrales (OR: 12.7; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 11.2 a 14.5), de cadera (OR: 15.2; IC 95%: 12.5 a 18.7), de otros sitios (OR: 34.4; IC 95%: 31.7 a 37.3) y en múltiples sitios (OR: 18.1; IC 95%: 13.1 a 25.0). La probabilidad de que las mujeres > 60 años recibieran medicación para la OP en el primer año posterior a la fractura fue significativamente mayor en comparación con aquellas de 50 a 59 años; lo mismo sucedió con las pacientes con diagnóstico previo de OP u osteopenia, en comparación con las que no habían sido diagnosticadas. En las mujeres con fracturas de cadera, de otros sitios o de múltiples sitios, la probabilidad de que recibieran terapia en el primer año luego de la lesión fue significativamente menor, en comparación con las que tuvieron fracturas vertebrales. La posibilidad de que recibieran este tratamiento también fue significativamente menor en las mujeres obesas y las que presentaban artritis, enfermedad cardiovascular o hipertensión arterial. La adhesión terapéutica fue significativamente mayor, tanto antes de la fractura como después de ésta, en las pacientes que tenían diagnóstico previo de OP, en comparación con quienes no habían sido diagnosticadas; las primeras representaron el 57% y 46% de las pacientes tratadas antes de la lesión y después de ésta, respectivamente. La adhesión a la terapia antes de la fractura fue muy baja en las mujeres que recibieron tratamiento antes de la fractura, pero no en el año posterior (2%), en comparación con quienes fueron tratadas antes de la lesión y después de producida ésta (29%). El 75% de las pacientes con indicación de terapia para la OP, antes de la fractura o después de ésta, recibió algún bisfosfonato, en tanto que el 7% cambió el tratamiento con bisfosfonatos a otro tipo de medicamento. Las mujeres con fractura de cadera fue el grupo en el que se observó menor adhesión terapéutica a los bisfosfonatos y a cualquier tratamiento antes de la fractura o después de ésta (21%); la adhesión al tratamiento posterior a la lesión también fue baja en pacientes con fracturas de múltiples sitios (23%, contra 29% y 32% en aquellas que tuvieron fracturas vertebrales o de otros sitios, respectivamente). En el presente estudio, sólo el 18% de las mujeres con fracturas asociadas con OP recibió tratamiento para esta enfermedad en los primeros 90 días posteriores al evento, en tanto que en el 23% esta medida se indicó dentro del año posterior a la lesión. La falta de tratamiento fue más evidente en el grupo con fracturas diferentes a las vertebrales o de cadera (19% al año), seguido por el grupo con fracturas de cadera (25% al año). La probabilidad de recibir tratamiento luego de la fractura fue mayor en las mujeres con diagnóstico previo de OP u osteopenia, mientras que el uso de medicación antes del evento fue un factor importante de predicción de tratamiento luego de la lesión. Los autores concluyen que la ausencia de tratamiento farmacológico posterior a las fracturas es un problema importante en las mujeres que presentan este cuadro debido a la OP. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144942 9- Efectos Oseos del Tratamiento con el Anticonceptivo Oral con Valerato de Estradiol y Dienogest Di Carlo C, Gargano V, Nappi C y colaboradores European Journal of Contraception & Reproductive Health Care 18(5):388-393, Oct 2013 El remodelado óseo es un proceso continuo y complejo, mediado por los osteoclastos y los osteoblastos, en el cual las hormonas esteroides cumplen un papel decisivo. Los estrógenos son determinantes principales de la masa ósea; intervienen en la adquisición de la masa ósea máxima durante la adolescencia y los primeros años de la vida adulta y regulan la densidad mineral ósea (DMO) y la pérdida de masa ósea en años posteriores de la vida. 23 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 Los anticonceptivos orales combinados (AOC) reducen la síntesis ovárica de estrógenos y suprimen la secreción de progesterona. Las dosis de los componentes hormonales en los AOC determinan los niveles séricos de las hormonas esteroides. En este sentido, cuando las concentraciones de estrógenos no son suficientes, el metabolismo óseo podría comprometerse. Sin embargo, los resultados de los estudios que evaluaron este aspecto han sido discutibles, probablemente como consecuencia de las diferencias en el diseño de las investigaciones, la duración del tratamiento con AOC, los métodos para valorar la DMO y las características de las poblaciones analizadas. Los autores realizaron una revisión sistemática de los efectos de los distintos AOC sobre la DMO y el riesgo de fracturas. Según los resultados de los estudios aleatorizados y controlados efectuados en la población general, la utilización de AOC no se asocia con consecuencias clínicamente relevantes sobre la DMO. Sin embargo, en todos los estudios se analizaron los efectos de los AOC con etinilestradiol (EE). En 2009 se introdujo en Italia un nuevo AOC con valerato de estradiol (E2V) y dienogest (DNG), que se administra en un esquema tetrafásico con dosis decrecientes de E2V y dosis crecientes de DNG (3 mg de E2V en los días 1 y 2; 2 mg de E2V más 2 mg de DNG en los días 3 a 7; 2 mg de E2V más 3 mg de DNG en los días 8 a 24 y 1 mg de E2V en los días 25 y 26; durante los días 27 y 28 se administra placebo). El E2V es transformado a estradiol en el intestino y en el hígado, de modo que el estrógeno que interactúa con los receptores específicos es el 17beta-estradiol. El DNG es un derivado de la 19-nortestosterona, con una vida media de alrededor de 11 horas, una biodisponibilidad elevada luego de la ingesta (más del 90%) y con actividad progestacional fuerte sobre el endometrio. Al igual que otros derivados progestacionales, el DNG carece de efectos metabólicos y cardiovasculares; en cambio, ejerce una importante actividad antiandrogénica (40% de la que se logra con el acetato de ciproterona). El DNG no tiene afinidad por las globulinas de unión a las hormonas sexuales. El AOC con E2V/DNG se asocia con buen control del ciclo y un perfil aceptable de seguridad. No obstante, hasta el momento del presente estudio (2013), los efectos de este preparado sobre el metabolismo óseo no se habían determinado. En este trabajo, los autores tuvieron por finalidad evaluar los efectos del AOC con E2V/DNG sobre la DMO y los niveles séricos y urinarios de los marcadores óseos en mujeres sanas, jóvenes. Para el presente trabajo de observación se incluyeron mujeres de 21 a 34 años, no fumadoras. Las participantes debían haber presentado sus primeras menstruaciones entre los 12 y los 14 años, referir ciclos menstruales regulares y tener un índice de masa corporal (IMC) < 25 kg/m2. Ninguna de las mujeres había utilizado anticonceptivos hormonales antes del estudio. Fueron excluidas las mujeres con trastornos hepáticos, metabólicos o vasculares o con alteraciones del 24 metabolismo óseo y aquellas que utilizaban fármacos que modifican el metabolismo óseo o que interfieren con el efecto de los anticonceptivos hormonales. Todas las participantes fueron sometidas a examen pelviano y a estudio histopatológico de muestras cervicales. Treinta mujeres reunieron los criterios de inclusión y fueron asignadas al tratamiento con E2V/DNG, desde el primer día de la menstruación siguiente. Al inicio y a los 3 y 6 meses se valoraron los marcadores de resorción ósea (niveles séricos y urinarios de calcio y concentración urinaria de piridinolina [PYD] y desoxipiridinolina [D-PYD]) y de formación ósea (osteocalcina). En las muestras de sangre también se determinaron los niveles de transaminasas, creatinina, glucosa, urea y fibrinógeno, el tiempo de protrombina y el tiempo parcial de tromboplastina activada. Los niveles de PYD y de D-PYD se expresaron como cociente con la creatinina urinaria. Los cambios cuantitativos longitudinales en la DMO se determinaron por absorciometría de rayos X de energía dual en columna lumbar (L1 a L4), al inicio y a los 6 meses de tratamiento. Las comparaciones estadísticas se efectuaron con pruebas de Shapiro-Wilk y análisis de varianza. Veintiocho de las 30 participantes completaron el protocolo. Los niveles séricos de calcio tendieron a aumentar; las diferencias, respecto de los valores basales, fueron estadísticamente significativas a los 6 meses de tratamiento. En cambio, no se modificó en forma sustancial la concentración urinaria de calcio. En comparación con los valores de inicio, en los meses 3 y 6 se comprobaron disminuciones significativas de los niveles urinarios de PYD y D-PYD (p < 0.05 en ambos casos). La concentración sérica de osteocalcina no se redujo en forma significativa. A los 6 meses de tratamiento no se comprobaron diferencias importantes en la DMO de columna lumbar (1.042 ± 0.11 g/m2), en comparación con los valores de inicio (1.041 ± 0.08 g/cm2). Tampoco se observaron cambios relevantes en el IMC en el transcurso de los 6 meses de tratamiento. Los hallazgos del presente estudio indicaron que el tratamiento con el AOC con E2V/DNG no ejerce cambios importantes sobre la DMO y el recambio óseo en mujeres jóvenes. Según señalan los autores, la PYD y la D-PYD son las moléculas principales involucradas en la estabilización del colágeno; el colágeno del hueso sufre índices más altos de recambio, en comparación con el colágeno de otras localizaciones anatómicas, motivo por el cual estos marcadores reflejan la resorción ósea con sensibilidad y especificidad elevadas. La osteocalcina es un marcador de formación ósea y una de las proteínas más abundantes del hueso, sintetizada en forma casi exclusiva por los osteoblastos. Por lo tanto, los niveles séricos de osteocalcina representan un marcador sensible de la formación ósea; este marcador se correlaciona bien con las mediciones histomorfométricas de formación de hueso en las muestras obtenidas por biopsia. Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 Se comprobó una disminución sustancial de los niveles de PYD y de D-PYD a partir del tercer mes de tratamiento, un fenómeno que sugiere la reducción de la resorción ósea. Las diferencias probablemente sean clínicamente irrelevantes y confirman la ausencia de efectos biológicos negativos del AOC con E2V/DNG sobre el recambio óseo. Asimismo, la reducción no significativa de la concentración de osteocalcina indica que la formación ósea tampoco es afectada por el tratamiento. El aumento de los niveles séricos de calcio, en el contexto de la terapia, pudo obedecer a cambios en la ingesta; otra explicación posible tiene que ver con los cambios estacionales en el metabolismo de la vitamina D. La excreción de calcio no se redujo en forma significativa durante el tratamiento. Sin duda, la falta de un grupo control fue la limitación principal de la presente investigación. Por lo tanto, este estudio preliminar tuvo el propósito de conocer los efectos posibles del AOC con E2V/DNG sobre el metabolismo del hueso y establecer un marco de referencia para el diseño de futuros ensayos prospectivos, a gran escala, con un período mayor de seguimiento. La administración de la terapia sólo durante 6 meses fue otra limitación importante que debe tenerse en cuenta, especialmente en términos de los cambios de la DMO. Los resultados obtenidos en la presente ocasión coinciden con los de los estudios previos realizados por los autores con AOC. Sin embargo, en este ensayo se evaluó un AOC con baja potencia estrogénica, a diferencia de los trabajos previos en los cuales se valoraron preparados con EE. Una revisión sistemática reciente no reveló cambios relevantes sobre la DMO en asociación con el uso de AOC. Sin embargo, se ha sugerido que los AOC podrían ejercer efectos óseos distintivos en las adolescentes y en las mujeres perimenopáusicas; estos dos grupos deben ser incluidos, entonces, en las investigaciones futuras. El tratamiento con el AOC con E2V/DNG durante 6 meses no se asocia con cambios relevantes sobre el metabolismo óseo. No obstante, los hallazgos deben confirmarse en investigaciones futuras, controladas y aleatorizadas. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144948 10 - Asociación entre el Consumo de Frutas y Vegetales y el Riesgo de Fracturas de Cadera Byberg L, Bellavia A, Michaëlsson K y colaboradores Journal of Bone and Mineral Research, Oct 2014 En diversas investigaciones, la ingesta de por lo menos 5 porciones de frutas y vegetales se asoció con una vida prolongada, menor riesgo de diabetes mellitus tipo 2, cáncer y enfermedad cardiovascular, pero aún no queda claro si reduce el riesgo de fracturas de cadera. Además del calcio y la vitamina D, diversos nutrientes presentes en las frutas y las verduras, como el magnesio, el potasio, el alfa tocoferol, la vitamina K y la vitamina C, se asociaron con el riesgo de fracturas. También, se estima que la ingesta de frutas y vegetales puede influir sobre la pérdida ósea relacionada con la edad y la sarcopenia por la reducción del estrés oxidativo y los procesos inflamatorios o la acidosis metabólica inducida por la dieta. En los estudios transversales, la mayor ingesta de frutas y vegetales se asoció con el incremento de la densidad mineral ósea y con una pérdida longitudinal inferior de densidad mineral ósea en los hombres y las mujeres premenopáusicas. El objetivo de este estudio fue evaluar las potenciales relaciones no lineales entre la ingesta de frutas y vegetales (5 porciones por día como referencia) y el riesgo de fracturas de cadera en una cohorte poblacional amplia de hombres y mujeres suecos. La población evaluada comprendió a 75 591 participantes de los estudios poblacionales Cohort of Swedish Men (COSM) y Swedish Mammography Cohort (SMC), libres de cáncer y enfermedad cardiovascular al inicio, en 1997. En ese año, se invitó a participar en la investigación a todos los hombres nacidos entre 1918 y 1952, residentes en Suecia central; 48 850 (49%) aceptaron y completaron un cuestionario (estudio COSM). Con respecto a las mujeres, entre 1987 y 1990 se invitó a participar del estudio SMC a aquellas nacidas entre 1914 y 1948, residentes en Suecia central; 66 651 (74%) aceptaron y completaron el cuestionario. Los cuestionarios incluyeron información sobre la dieta, el consumo de alcohol, la educación, el estado civil, el peso, la estatura, la actividad física y los factores asociados con el estilo de vida, como fumar. Formaron la base de la presente investigación 48 850 hombres pertenecientes al ensayo COSM y 39 227 mujeres del estudio SMC; luego de efectuar exclusiones por distintas causas, 75 591 participantes (40 644 hombres y 34 947 mujeres) formaron parte del análisis final. En 1997 se evaluó la ingesta alimentaria anual en el año anterior mediante un cuestionario de 96 ítems en el que los participantes debían indicar la frecuencia de consumo de los alimentos. La información sobre la incidencia de fracturas de cadera sucedidas entre el 1 de enero de 1998 y el 31 de diciembre de 2010 se obtuvo del National Patient Register, que abarca los datos de los pacientes internados en Suecia desde 1987. En cuanto a la metodología estadística, el consumo de frutas y vegetales se consideró una variable continua y se categorizó como una porción o menos por día, > 1 a 3, > 3 a 5, > 5 a 7 y más de 7 porciones por día. Para el análisis continuo se utilizó como referencia la ingesta de 5 porciones de frutas y vegetales por día, mientras que para el análisis categórico se empleó > 3 a 5 porciones por día. Se utilizaron los modelos de regresión de riesgo proporcional de Cox para evaluar la asociación entre la exposición (ingesta de frutas y vegetales) y el resultado (fracturas de cadera). Los modelos multivariados comprendieron diversas covariables, se calcularon los hazard ratios (HR) ajustados de fracturas de caderas 25 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 según el consumo diario de frutas y vegetales, con los intervalos de confianza del 95% (IC 95%). Se evaluó la linealidad de la relación dosis-respuesta y se realizaron análisis de sensibilidad. Todas las pruebas fueron de dos colas y se consideró estadísticamente significativo un valor de p < 0.05. Un tercio de las participantes informó una ingesta de frutas y vegetales > 5 porciones por día; otro tercio, > 3 a 5; el 28%, > 1 a 3 y el 6%, una porción o menos por día. Tanto los hombres como las mujeres que consumieron una porción o menos por día de frutas y vegetales tuvieron un menor nivel educativo, menos probabilidad de no haber fumado nunca y ser físicamente activos, mientras que la ingesta total de calorías fue inferior y el consumo de calcio, vitamina D y retinol fue más elevado. Durante una media de seguimiento de 14.2 años, con un total de 1 037 645 personas/año, se detectaron 3 644 fracturas de cadera (2 266; 62% en las mujeres). La edad de aparición de las fracturas de cadera varió entre los 80 ± 8.6 años en los hombres y entre los 85.4 ± 6.9 años en las mujeres. Se observó una asociación inversa entre la ingesta de frutas y vegetales y las fracturas de cadera; una porción o menos por día confirió aproximadamente un 50% más de riesgo de fracturas en comparación con la ingesta de 3 a 5 porciones por día. La tasa de diferencia correspondiente, ajustada por la edad, durante el seguimiento fue 191 casos/100 000 personas/año en riesgo. La asociación dosis-respuesta no fue lineal, de modo significativo (p < 0.001). En comparación con las 5 porciones por día recomendadas de frutas y vegetales, la ingesta inferior se asoció con tasas mayores de fracturas de cadera (el HR ajustado cuando la ingesta correspondió a 0 fue de 1.88 [IC 95%: 1.53 a 2.32], en tanto que cuando el consumo fue de una porción por día, el HR fue de 1.35 [IC 95%: 1.21 a 1.58]). La ingesta de más de 5 porciones por día de frutas y vegetales no confirió un beneficio adicional (el HR ajustado para 8 porciones por día, en comparación con 5 porciones por día, fue de 0.96 [IC 95%: 0.90 a 1.03]). El valor de p para la interacción entre el sexo y el consumo de frutas y vegetales fue de 0.23. El HR ajustado de fracturas de cadera que comparó una porción o menos por día con 3 a 5 porciones por día fue de 1.54 (IC 95%: 1.27 a 1.87) para los hombres y de 1.38 (IC 95%: 1.16 a 1.65) para las mujeres. El ajuste adicional para la terapia de reemplazo hormonal en las mujeres resultó en un HR de 1.37 (IC 95%: 1.15 a 1.64). Cuando la ingesta de frutas y vegetales se analizó separadamente, los resultados fueron similares cuando se combinaron. Se realizó una comparación entre el consumo de 3 porciones por día y ninguna porción diaria de frutas y vegetales; los HR respectivos fueron 1.39 (IC 95%: 1.20 a 1.62) y 1.48 (IC 95%: 1.24 a 1.78). Los análisis de sensibilidad que incorporaron covariables adicionales arrojaron resultados similares. Los resultados también fueron semejantes cuando el análisis se restringió a las personas con peso normal. Comentan los autores que los resultados del presente estudio indicaron que la menor ingesta de frutas y 26 vegetales se asoció con mayor riesgo de fracturas de cadera, mientras que la ingesta superior a las 5 porciones por día recomendadas no confirió un beneficio adicional. Esta correlación fue independiente de los factores vinculados con el estilo de vida, como el tabaquismo y la actividad física, tanto en los hombres como en las mujeres. Según los investigadores, resta determinar si la asociación dosis-respuesta entre el consumo de frutas y vegetales y el riesgo de fracturas de cadera es similar en otras poblaciones. En esta investigación, aproximadamente un tercio de los participantes consumió más de 5 porciones de frutas y vegetales por día, que corresponden aproximadamente a 500 g de frutas y vegetales diarios, en concordancia con las normas alimentarias de Suecia y otros países. El alto consumo de frutas y vegetales, que son ricos en antioxidantes, puede contrarrestar el incremento en el estrés oxidativo relacionado con la edad o la inflamación crónica de bajo grado que influyen en la salud ósea y la fuerza muscular, determinantes importantes del riesgo de fracturas de cadera. Los antioxidantes alfa tocoferol y vitamina C se asociaron con el riesgo de fracturas de cadera, y otros nutrientes abundantes en las frutas y los vegetales, como el magnesio, los fitoestrógenos, los flavonoides, los licopenos y la vitamina K, pueden contribuir con la asociación con las fracturas de caderas manifestadas en esta investigación. Los potenciales mecanismos de acción comprenden efectos directos sobre el hueso o indirectos mediante la disminución del estrés oxidativo y la inflamación, con estímulo de la osteoblastogénesis y la reducción de la osteoclastogénesis, con el consiguiente incremento en la masa ósea y la fortaleza del hueso y la disminución del riesgo de fracturas. La ingesta elevada de frutas y vegetales también se relacionó con una microbiota intestinal más variada, que puede influir sobre la absorción de calcio y otros minerales y ejercer efectos antiinflamatorios. Las principales fortalezas de este ensayo fueron su diseño longitudinal y basado en la población, el gran tamaño de la muestra, los registros válidos sobre las fracturas de cadera, la información detallada sobre la dieta y que prácticamente no se registraron abandonos en el seguimiento. La limitación principal fue que el consumo de frutas y verduras fue informado por los mismos pacientes. En conclusión, la menor ingesta de frutas y vegetales (inferior a las 5 porciones recomendadas por día) se asoció con un riesgo progresivamente mayor de fracturas de cadera en una relación dosis-respuesta. En tanto, el consumo superior a las 5 porciones por día no confiere beneficios adicionales con respecto a la disminución en el riesgo de fracturas de cadera. Información adicional en www.siicsalud.com/dato/resiic.php/144949 Información adicional en www.siicsalud.com: otros autores, especialidades en que se clasifican, conflictos de interés, etc. Contacto directo Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 27 Los lectores de Trabajos Distinguidos pueden formular consultas a los integrantes de los comités científicos, columnistas, corresponsales y consultores médicos de SIIC cuyos nombres se citan en la página www.siicsalud.com/main/geo.htm. Las consultas a expertos de habla no hispana o portuguesa deben redactarse en inglés. SIIC supervisa los textos en idioma inglés para acompañar a los lectores y facilitar la tarea de los expertos consultados. Médico o institución consultante ..................................................................................................................................................... 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Teléfono ............................... desea consultar al Dr..............................................................lo siguiente: .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... .................................................................................................................................................................... (en caso de que el espacio de consulta resulte insuficiente, amplíela en una página adicional) ............................................ Firma ............................................ Aclaración Las solicitudes de fotocopias, consultas a bases de datos, etc., no corresponde canalizarlas por Contacto directo. con autores distinguidos Para relacionarse con los autores cuyos artículos fueron seleccionados en esta edición, cite a la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC), a la colección Trabajos Distinguidos y a esta serie temática específica. TD Nº Título Dirección A Prevalencia de hipovitaminosis D... ●●Dra. L. Rivero González. Hospital Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria, 35016, 1 Momento del Inicio del Tratamiento... ●●Dr. Y. T. Li. Department of Osteoporosis and Bone Disease, Shanghai Sixth People’s Hospital 2 Eficacia del Pamidronato en Niños con Densidad... ●●Dr. J. M. Lee. Department of Pediatrics, College of Medicine, Yeungnam University, Daegu, 3 Crisis Hipercalcémica: Revisión Clínica ●●Dr. S. Ahmad. Department of Medicine, Boston Medical Center, Boston, Massachusetts, EE.UU. 4 Tratamiento a Largo Plazo con Alendronato... ●●Dr. N. Hassler. Ludwig Boltzmann Institute of Osteology at the Hanusch Hospital of WGKK and Las Palmas de Gran Canaria, España Shanghai Jiao Tong University, 200233, Shanghai, China Corea del Sur AUVA Trauma CentreMeidling, 1st Medical Department, Hanusch Hospital, A-1140, Viena, Austria 5 ¿Hay Pruebas Suficientes para Usar... ●●Dra. M. R. Pinzone. Department of Clinical and Molecular Biomedicine, Division of Infectious 6 Recomendaciones para el Tratamiento... ●●Dr. J. P. Bilezikian. Columbia University College of Physicians & Surgenos, Nueva York, EE.UU. 7 Efecto del Acido Ibandrónico sobre la Densidad... ●●Dr. P. Anagnostis. 2nd Propedeutic Department of Internal Medicine, Centre of Northern Greece, 8 Farmacoterapia Posterior a la Fractura en Mujeres... ●●Dr. A Modi. Center for Observational and Real-World Evidence, Merck & Co. Inc, 9 Efectos Oseos del Tratamiento... ●●Dr. C. Di Carlo. Department of Obstetrics and Gynaecology, University of Naples Federico II, 10 Asociación entre el Consumo de Frutas... ●●Dr. L. Byberg. Department of Surgical Sciences, Orthopedics Uppsala University, Uppsala, Suecia Diseases, University of Catania, Catania, Italia Aristotle of Thessaloniki Haemophilia, Tesalónica, Grecia NJ 08889-0100, Richmond, Virginia, EE.UU. Nápoles, Italia 27 Autoevaluaciones de lectura Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 21-26 Trabajos Distinguidos Osteoporosis y Osteopatías Médicas 17 (2015) 28 Por cada artículo extenso de Trabajos Distinguidos se formula una pregunta, con cuatro opciones de respuesta. La correcta, que surge de la lectura atenta del respectivo trabajo, se indica en el sector Respuestas correctas, acompañada de su correspondiente fundamento escrito por el especialista que elaboró la pregunta. TD Nº Enunciado Seleccione sus opciones 1 ¿Cuál de los siguientes enunciados es correcto respecto de la terapia precoz con bisfosfonatos, en el transcurso de los 3 primeros meses posteriores a la cirugía, en los enfermos con fracturas óseas? A) La administración temprana de bisfosfonatos no retrasa la cicatrización ósea valorada clínicamente. B) No retrasa la cicatrización ósea valorada por estudios radiológicos. C) Parece asociarse con efectos beneficiosos, a juzgar por los cambios en la densidad mineral ósea. D) Todos los enunciados son correctos. 2 ¿Cuáles son los efectos del tratamiento con pamidronato, en niños y adolescentes con leucemia linfoblástica aguda o linfoma no Hodgkin sometidos a quimioterapia? A) El tratamiento se asocia con aumentos de la densidad mineral ósea (mg/cm2). B) El tratamiento se asocia con aumentos de los Z- scores. C) Ambos beneficios. D) Ningún beneficio. ¿Cuál es la causa más frecuente de hipercalcemia y de crisis hipercalcémica? A) Las neoplasias. B) El hiperparatiroidismo primario. C) La inmovilización. D) Las enfermedades granulomatosas. ¿Qué parámetros determinan la fortaleza del hueso? A) La cantidad de mineral. B) La macroarquitectura y la microarquitectura. C) Las características del componente mineral. D) Todas son correctas. ¿Qué factores contribuyen al mayor riesgo de osteopenia y osteoporosis en las personas con infección por VIH? A) Los factores de riesgo tradicionales. B) El virus per se. C) Los antirretrovirales. D) Todos son correctos. ¿En qué pacientes con hiperparatiroidismo primario asintomático se indica paratiroidectomía? A) En pacientes con edad inferior a 50 años. B) En mujeres perimenopáusicas y posmenopáusicas y hombres mayores de 50 años con T-score < a -2.5. C) En pacientes con depuración de creatinina < 60 ml/min. D) Todos ellos. 3 4 5 6 Respuestas correctas 6 Todos ellos. 5 Todos son correctos. 4 Todas son correctas. 3 El hiperparatiroidismo primario. 2 Ambos beneficios. 1 Todos los enunciados son correctos. TD Nº Respuesta Las mujeres perimenopáusicas o posmenopáusicas y los hombres de 50 años o más con T-score de -2.5, las mujeres premenopáusicas y los hombres de menos de 50 años con Z-score igual o inferior a -2.5, los pacientes con depuración de creatinina < 60 ml/min y los enfermos con litiasis o nefrocalcinosis son algunos de los grupos que reciben la indicación de cirugía. Los factores de riesgo tradicionales, el virus per se que puede actuar directamente o indirectamente y alterar la osteoblastogénesis y osteoclastogénesis y algunos agentes antirretrovirales como el tenofovir y los inhibidores de las proteasas pueden contribuir con el mayor riesgo de osteopenia y osteoporosis en pacientes con VIH. La fortaleza del hueso depende de la cantidad de mineral que contenga, su macroarquitectura y su microarquitectura, además de sus propiedades materiales, es decir, las características del componente mineral y de la matriz orgánica a nivel tisular. El hiperparatiroidismo primario es la etiología subyacente más común de hipercalcemia y de crisis hipercalcémica. En los niños y adolescentes con leucemia linfoblástica aguda o linfoma no Hodgkin, el tratamiento con pamidronato por vía intravenosa se asocia con aumentos de la masa ósea. Los resultados de una revisión sistemática reciente sugieren que la terapia precoz con bisfosfonatos no se asocia con efectos deletéreos, en términos de la cicatrización ósea. Fundamento D D D B C D Opción 28
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