DEDICATORIA: A mis queridos lectores: Siempre he disfrutado de escribir. Es maravilloso poder recoger en líneas de tinta los sentimientos, las emociones y hasta las miserias humanas. El principal motivo de este libro -el cual no es el primero- es darles a conocer que hay historias de amor que merecen ser divulgadas y compartidas, porque todas, de alguna forma, nos dejarán una enseñanza. En este libro podrán encontrar vivencias, con algunas se sentirán identificados, y con otras, felices de no haber sido los protagonistas. Y además, cuando se sientan abatidos, eufóricos o solos, puedan identificarse con ese estado de ánimo. Buscando por orden alfabético, en el último capítulo, podrán leer unas líneas sobre ese estado, para así sentir que hay alguien más que comparte vuestras alegrías o tristezas y que solos no están. Mi especial agradecimiento a mi hija Natalia Pedemonte Lugo; ya que sin la colaboración y apoyo de ella, no habría podido culminar este libro. Con cariño, Marianella Lugo Silva LA GRAN HISTORIA DE AMOR “¿Es verdad que el amor se construye sobre la base del entendimiento? -AMISTADSi es verdad que el amor se construye sobre la base del entendimiento, de la admiración, del cariño por una persona y nosotros tenemos todo eso, ¿De qué se trata lo que existe entre nosotros, cómo se llama? Si hacer una propuesta, que ambos desconocemos la respuesta del otro, es violar los derechos de la amistad que tenemos. Si ambos tenemos que tener la confianza de hablarlo y si usted sabe que me pongo colorada, verde, amarilla, a lunares, cuando hablamos ciertos temas íntimos, si me pone nervioso tenerlo cerca. Si nos hemos dicho que nos queremos y que estamos muy bien uno en compañía del otro, si hemos descuidado otras cosas o incumplido compromisos por estar juntos. ¿Es esto solo una amistad? ¿Por qué cuando me dice que me va a proponer que pase por la habitación de su hotel, asocio pensamientos? ¿Por qué confundirme si se trata solo de una amistad? Recuerdo cuando tomábamos algo en una cafetería y entró un vendedor de rosas, nos miró y le ofreció una rosa para mí. Advertí cierta incomodidad en usted y el vendedor pensó que éramos pareja y en ese momento ante su negativa de comprarla le dijo: “Pero como, esta mujer tan bonita no se merece una rosa, símbolo de la pasión” Y usted me la compró y yo me ruboricé, solo nosotros sabíamos -en silencio- lo que sentíamos uno por el otro. –Mi ex suegro me había comprado una rosaYa sé que no puede ser. Que algo así entre nosotros es imposible. No en vano prohibidoimposible tienen la misma cantidad de letras. Temo que me juzgue mal pero hace mucho tiempo que yo… He empezado a pensar en usted, de una forma distinta a un amigo. Estoy confundida, usted me tiene confundida. ¿Conoce la canción que dice: “Uno de los dos va a tener que decidirse...” Y todo empezó por su gran comprensión hacia mi y hacia lo que yo siento, por una gran admiración por su fortaleza, como se mantiene de pie frente a todas las adversidades y también porque somos un hombre y una mujer, que disfrutamos de un rato juntos como si fuese algo inmoral (como si no pudiésemos encontrarnos sin que nos juzguen, sin despertar oposición) Usted tiene el poder sobre mí de hacerme adoptar una posición sobre determinado tema cuando poco antes yo había defendido la posición opuesta. Me siento halagada de ser la única persona que lo entiende, que desea ver, que a mi nunca me ha tratado con dureza, que a mi nunca me diría que no…. Usted no se imagina las veces que sus palabras resuenan en mi mente y no puedo olvidar su pedido: “Cuando tenga tiempo, piense en todo esto que hemos hablado” y yo le pregunto, ¿Para qué? Para volverme loca, para tener que frenar mis impulsos, porque tengo miedo…a perder su amistad, esa amistad que hace que siempre acepte mi propuesta de vernos, que me entienda, que escuche cada palabra que le digo y que mirándonos a los ojos, vuele el tiempo. ¡Cómo quisiera ignorar lo que usted me despierta! Pero me temo que es ya muy tarde. Cada vez que lo veo, que lo escucho, más confirmo lo que siento por usted, que me gusta tanto estar a su lado que seguiré llamándolo para estar juntos. Usted es un hombre en todo el sentido que esa palabra encierra. Ya no puedo ahogar mis ganas, no puedo disimular lo que siento. Necesito conservar su amistad, de manera que si no siente lo mismo, si aún está buscando a su mujer ideal, sigamos adelante como hasta ahora, que yo intentaré ignorar lo que siento por usted. Y si comparte lo que yo siento, demos un paso hacia delante y estaremos un poco más cerca y felices.” El será su amor imposible, a quién desea y anhela como aquello que nunca podrá tener. “Sin un beso Hace poco le confesé que no logro enamorarme de nadie, que quizás sea una forma de protegerme y evitar sufrir, que mi corazón se ha endurecido. Y me ha comentado que como me quiere mucho no desea que me enamore porque se sufre, también me ha dicho que le gustaría escuchar unos temas románticos para ver si logra abrir mi corazón, ese adoquín que tengo por corazón. Aunque no se decide a abordarme, a veces sospecho que le gusto, porque me dice que le gusta mi cara, mis ojos; la forma, el largo y el color de mis uñas, que no me diría que no a ninguna propuesta mía, porque quiere complacerme, que pasemos bien, porque disfruta mucho de mi compañía. Que es la mujer la que decide. Cuando me decidí a declararle lo que siento por usted, por una necesidad imperiosa de saber si usted sentía lo mismo- porque no dejo de pensarlo, porque cada vez coincidimos más y más me entusiasma lo que voy conociendo- en la madrugada, se tuvo que ir, en forma repentina…. En otra oportunidad que iba a hacerlo entró su hermano a la cafetería, parecía que la naturaleza se había combinado para impedir mi confesión. Luego unos desencuentros en llamadas y no pudimos vernos. Parece como si el destino trataba de evitar que yo me le declare, cuando sueño con eso. En otra oportunidad…tampoco logré mi objetivo. Y las salidas se suceden, largas jornadas de pool, te, refrescos, pizzas… Aún recuerdo el día que lo conocí. Yo estaba muy nerviosa ya que mi novio-su hijo- me había dicho que usted era un hombre de carácter fuerte, él lo respetaba mucho, hasta parecía que le tenia miedo. Y llegamos a la casa de otro de sus hijos y usted estaba sentado en una silla y en su falda una de sus hijas. Me saludaron, yo no pude evitar sentirme nerviosa, usted quedó “impactado” mirándome. Luego en encuentros posteriores me dijo que usted deseaba tener a su lado una mujer como yo-no a mi- como yo- que su hijo era un hombre muy afortunado-de tenerme- Que le hubiera gustado conocerme dos años antes-para no haber sido yo su nueraLe he insinuado lo que siento y al decirle: “Pienso en usted”, “He escrito cosas inspiradas en usted”, “Tenía otras opciones pero prefiero estar a su lado”, usted me agradeció mucho esos comentarios, que ambos lo disfrutamos, que para usted fue como regresar en el tiempo, tener una cita con una mujer. Me dijo que había una canción que se relacionaba conmigo, su fantasía, que no quería revelar el nombre de la canción, pero finalmente me dijo que se llamaba “princesita rubia de marfil”.” Después de una larga búsqueda para transcribirles el texto a ustedes, a efectos de ilustrarles mejor esta historia, logré encontrar la letra de la canción. Princesita rubia de marfil dueña de mi sueño juvenil, la que pregonando flores un día de abril, recuerdo por las calles de París. Una rosa roja para usted, roja como el ansia de querer, rosas y claveles blancos, blancos de ilusión y sigue la princesa su pregón. Un cariño y un clavel para el ojal, para el querer. El clavel es de ilusión, mi corazón rojo punzó. Y la tarde fue muriendo, y el pregón me va siguiendo. Un cariñito y un clavel, sólo el clavel, lo que quedó. Princesita rubia de marfil, dónde fue tu risa tan sutil, junto con tus flores muertas, muere mi ilusión. Y escucho el eco tenue de tu voz. Es como un susurro sin cesar, que va despertando mi ansiedad, es mi fantasía loca que vuelve a soñar. De nuevo soy feliz con tu cantar. ¿Será el amor verdadero que llama a su corazón? ¿Cómo puede sentir algo tan fuerte por alguien sin haberlo nunca besado, sin haber estado entre sus brazos, sin haber podido acariciar su rostro? “Aquella magia de nuestros encuentros… Cuando antes de oro se cubría la naturaleza, si lo veía, cuando una hermosa cascada de paz invadía nuestras miradas, cuando el mundo que nos rodeaba parecía desaparecer y éramos solo usted y yo, cuando la magia que tenían nuestros encuentros comenzó a desaparecer, fui yo la primera, sino la única en advertirlo, cuando aún usted continuaba disfrutándolo. Pero haberle revelado mi “verdad”, de ningún modo fue buscando que se alejara de mi, sino hacerlo reaccionar y que me diera ese amor que yo sabía aún conservaba para mi. Y cuando le dije que un “no sé” y un “tal vez” con el tiempo equivalen a un “no”, usted replicó que necesitaba alentar la esperanza de nuestro amor-y yo de que un día tendría su cuerpo, cuando ya tenía su corazón¿Por qué si le digo que mi amor se muere porque se siente solo, ignorado, no me despierta y me dice “si”? Con esa inflexibilidad que siempre tuvo, me ha confesado que despertó de su sueño de amarme. Dice que usted era el cincuenta por ciento de esta relación y que era feliz, que le resultaba suficiente con verme y charlar pero que advirtió –finalmente- que yo no era feliz, que a mi eso no me bastaba y que de golpe despertó de ese sueño. Y yo…yo mi amor, hoy me pregunto, ¿Puede acabar algo que nunca empezó? Lágrimas contenidas por una tristeza inmensa que ni siquiera puedo hacer derramar. Y yo nada puedo reprocharle aunque todo lo podría, ¿Por qué alimentó mi esperanza, hizo todo por seducirme y hoy me hace a un lado? Tendrá hoy un gran dolor en el corazón por haber perdido esa gran ilusión, pero mayor es mi dolor de haber creído en usted y que me fallara. Va a convencerme con su desdén que nunca debí haberme fijado en usted. Que de los errores que he cometido en mi vida, éste ha sido el peor, porque está involucrado el corazón-aunque los dos sabemos que hubo otro error mucho peor-haber estado con su hijo una vez más después que ya nosotros habíamos empezado esta relaciónEn tantas cosas que nos parecemos y tan bien que nos entendíamos en esta relación, no logramos ponernos de acuerdo en un punto esencial. ¿De qué amor me habla, si sabe que se trata tan solo de detenerme y está dejándome ir? Hay que tener mucha grandeza para poder pararse firme y decidir por ambos, sin reproches ni alejamientos, con las palabras más amorosas y dulces que podamos conocer, reconocer el problema y abandonar esta lucha. Cuando se ama, siempre hay dolor y tristezas, pero más grande será el dolor de renunciar, de quedar vacíos. Usted me evita y si logramos implantar en nuestra relación esta “falta de entendimiento”, yo también voy a retroceder, ¿Qué otra cosa puedo hacer? Si cuando le propongo vernos, me dices que no se siente bien; si cuando le planteo que sufre mi corazón, me propone que nos separemos; si cuando le digo que no soy feliz, sugiere dejar de vernos. ¿Comprende ahora cuál es la situación? Pero quiero pedirle en nombre de tanta comprensión que siempre hubo entre los dos, que no desconozco ni olvido cuanto lo ama a él y del sacrificio que está haciendo, pero ¿Por qué él tiene que ganar, después de todo el daño que me hizo, si él tiene su vida y su familia con otra mujer? ¿Por qué usted y yo no tenemos el mismo derecho de rehacerla? Solo me resta decirle que nunca se arrepienta de esto que hoy hace por él, que él nunca le falle. Era tan hermoso cuando contaba con su entusiasmo y usted alimentaba eso, era realmente hermoso. Nunca imaginé que aquellos encuentros tan lejanos en el tiempo y tan presentes en mi alma, me harían tanto daño. Usted llegó a cambiar mi vida pero tendré que despertar de ese sueño, de ese amor naciente, cuán vana ilusión. Hoy mi corazón me dice que su respuesta será “no”; es solo cuestión de días o de horas y en el peor de los casos no habrá ninguna respuesta, no será necesario, según usted. Yo desde el principio supe, presentí que éramos diferentes, pero era tan grande el deseo de tenerlo, que confundí a mi mente, alimentando pensamientos confusos y apasionados. Hoy lo confirmo. Si mi mente está desbordada por sombríos pensamientos, tengo que hacer algo por mí, si usted no lo hace. Hoy llora mi corazón. Ha llegado el momento de la verdad, esa verdad oculta, terrible pero verdad al fin: “Usted nunca fue para mi, como yo tampoco lo fui para usted. Tenían todos los demás razón; las apuestas estaban 1 a 99 y hoy quiero pasarme al grupo de los 99, de esa manera, no me quedaré sola cuando ya no tenga su amor. Solo me queda por un tiempo, que no sé cuanto será sentirme aún parte de su vida y no solo de sus sueños. Y hoy que me encuentro en la desesperanzada lucha por la vida, “él” gana. Recordaré lo bonito que era cuando tuve su “amistad” sin llegar a cuidarlo entre mis brazos, para dejarnos morir. Hoy quedan muchas heridas. Mañana solo me resta pensar que llegué a ser la dueña de su corazón, pero que nunca, ni por un instante me permitió rozar sus labios, tener una caricia suya. Seguir así es llegar a morir. Si mis brazos conocen la soledad de su ausencia, si mis ojos se apagan de no tener una mirada suya, yo lo amé y que poco tuve, de usted. Dejemos que el tiempo pase, él se hace cargo de muchas cosas; yo por mi lado, volveré a la vida que tenía antes de conocerlo. Todos nuestros sueños ¿Dónde quedaron? Aquellas dulces palabras de amor que nos juramos, ¿Dónde debo buscarlas? Sé que cuando me recuerda nostálgico, entre temores y miedos, se está dando cuenta de que me estoy alejando de usted. Soy más fácil de conquistar que de mantener entusiasmada, porque soy cálida y cariñosa como el sol, pero inestable como las ráfagas del viento. ¿Cómo quiere que mi corazón no se helara con la ausencia de sus brazos? ¿Cómo pretende que mis ojos no se apagaran al no tener la encendida mirada del fuego de los suyos? No entiendo como me pide que le diga ahora a mi alma, vacía ya de todo, de sentirse abandonada ante lo que consideró una estafa a su ingenuidad, que usted nunca se fue. ¿De qué me serviría saber que aún me ama? Para confirmar este dolor que permanece y que me destruye. No quiero para mí, sus interminables noches de desvelos por no tenerme a su lado. Lleva dentro de si un sentimiento de abnegación y renuncia silenciosa, del cual yo carezco. Prefiero dejar de anhelar porque no tengo la certeza de llegar a alcanzar. No puedo esperar sin plazo y sin final para no llegar a sentir. Fueron tantas noches vacías…que tuve que empezar a morir, de tanto decirme usted “todavía no”, “habrá otros momentos más adelante”, “quizá estemos juntos algún día” Confundí la pasión con el amor, el inmenso deseo por tenerlo me nubló la razón. Tengo que matar esta fuerza que me perturba y que aún vive dentro de mí. Si todo lo que yo toco se vuelve fuego, el hombre que me tenga cerca no puede contenerse porque si puede, hoy sé que cuando lo posea no va a ser cómo lo había soñado yo. Es que cuando un amor se enferma, si no hacemos nada, se muere, en el dolor, en las sombras. Yo sé que esto es un adiós.” Eran demasiado diferentes para compartir el amor, porque ella jamás hubiera renunciado a agitar su corazón, a devolverle la luz a los ojos de ambos, pero él lo estaba haciendo y no tenía la valentía de confesarlo. “Palabras de aliento: En pocas horas todo cambió. Le dijo que todo fue un mal entendido, que la quiere mucho. Quedaron de verse en la noche. Parecía que todo volvía a tener la magia de antes. Le dijo que aún debía tener esperanzas, que quizá un día ocurriera el milagro, que eran unos locos bárbaros. La acusó de olvidar la razón de su “desdén”-haber sido la mujer de su hijoEsta carta decidí escribirla porque lo vi muy nervioso y tensionado, además usted mismo me lo confirmó y de verdad que entiendo por todo lo que está pasando y sé que necesita unas palabras de aliento. Me ha confesado que durante nuestra reciente separación, había pensado muchas cosas y que tuvo miedo de que todo hubiese acabado, que consideró enviarme un regalo para dejarme saber lo mucho que me quiere. Yo voy a estar a su lado, en los buenos momentos para compartirlos con alegría y sonreír juntos y en los malos momentos también, para comprenderlo, apoyarlo, cuidarlo, porque mi amor por usted es muy grande. No voy a renunciar a hacer realidad el sueño de darle mi amor, cuidarlo entre mis brazos, abandonarnos a esos dulces momentos. Un día de éstos vamos a ir a un parque, a ver caer las hojas de los árboles, a escuchar el trinar de los pájaros, a sentir como nos envuelve la naturaleza y logra alejarnos del ruidoso y complicado mundo en que estamos inmersos. Y deseo que sepa la alegría que me invade cuando recibo una llamada suya, el inmenso placer que me da estar juntos. Necesito saber de usted, que sigo siendo importante en su vida, contarnos nuestras cosas. Eso me da fuerza para seguir adelante con esta “dura” vida, porque para todos lo es, de una manera o de otra. No quiero que piense que a mi no me basta con tenerlo frente a mi en una mesa de café, claro que quiero mucho más; pero antes que perder su cariño, contar con sus sonrisas, su comprensión, prefiero lo que usted me de porque permaneciendo “a su lado”, azul, como el cielo, podamos vencer el obstáculo y llegue el día en que sienta la imperiosa necesidad de no renunciar a tenerme. Que esta lucha de anhelos y deseos, pueda compensar una desesperanzada vida con la felicidad futura de disfrutar de este amor. Yo amo su mirada insinuante e inquieta, sus francas sonrisas, la expresión con que me habla, sus manos fuertes y puedo decir que también amo sus cálidos abrazos, el roce de su piel, los latidos agitados de su corazón, porque hay algo dentro de mi que me anuncia que muy pronto tendré esas demostraciones de afecto suyas.” “A mi querido cómplice -PASIONHace mucho tiempo, aunque parece muy cercano, algunas palabras suyas comenzaron a resonar nuevamente en mi mente y no pude olvidar su pedido: “Cuando tenga tiempo, piense en todo esto que hemos hablado” y usted no se imagina cuanto pensé eso. Usted ubica el comienzo de lo nuestro antes que yo, cuando tomábamos un té y un refresco, cuando hablábamos en una esquina y nos hacíamos algunas confesiones. Un día advertí que la relación entre los dos cambió, no sé precisar el momento; solo sé que todo empezó a ser especial, cuando nos dimos cuenta que nos entendíamos. Recuerdo cuando me dijo que muchas veces deseó llamarme, que me necesitaba y que le pareció una mala idea un sábado a la noche proponerme que lo acompañara, que lo pasáramos juntos. Hace poco, en uno de nuestros tantos encuentros me dijo que deseaba abrir mi corazón-conquistarme- y que como me quería mucho, no deseaba que me enamorara porque ¡cómo se sufre! –porque me amaba desde hace tiempo en silencio- En aquel momento no pude darme cuenta del alcance de sus palabras pero cuán grande fue el dolor cuando supe que me había enamorado de un imposible. Al principio tenía cierta incertidumbre al desconocer si usted compartía lo mismo que yo, pero luego que me confesó su gran secreto fue peor. Recuerdo que le dije que no sabia si usted compartía lo que yo sentía, pero que me había enamorado de usted. Y sus palabras aún resuenan en mi mente: “Ay, pensé que ese secreto se iba a morir conmigo, yo también la amo, pero lo nuestro no puede ser” Muy poco duró la ilusión del amor compartido. Dolor, mucho dolor sentí y también rebeldía y cierta frustración, cuando me dijo que no podía superar el obstáculo, aunque se estaba debilitando; pero luego me sugirió dejar de vernos como una forma de atenuar tanto dolor. En ese momento, sentí que el mundo se me venía encima, que todo a mí alrededor perdía sentido; traté de sobreponerme, tuve que contener las ganas de llorar. Entre superar el dolor de estarlo viendo con ansiedad y ganas y el dolor aún más grande de dejar de verlo, de dejar de llamarlo, le planteé seguir como amigos, como antes. Hay algo dentro de mi que me dice cada tanto que llegó nuestro momento. Pero cada vez que hablamos, usted insiste en evadirme. No se imagina su desprecio cuanto hiere mi corazón y como mata mis expectativas. Yo sé que me extraña, que no es culpable de lo que nos sucede, que le gustaría cambiar las cosas, que usted también sufre. Hay momentos en que estoy pensativa…me siento un poco sola en esta lucha. No tiene demasiadas expectativas, me habla de que yo conoceré a otra persona pero no me dice lo bonito que será cuando estemos juntos Es que nunca lo vamos a estar, ¿Verdad? Usted siempre me acompaña en el pensamiento; cuando me voy a dormir, imagino disfrutándolo. Y comienzo a soñar. Y antes de que pueda entregarle todo el amor que tengo guardado para usted me despierto siempre en el mismo momento. Sería tan lindo disfrutar de la vida uno en compañía del otro y dejar de ocultar nuestro amor. Pero será lo que tenga que ser. Mira amor, la vida es injusta y no nos permite disfrutarnos como ambos queremos; pero sé que un día, esto va a cambiar, tiene que cambiar. Y sus ojos se clavan en mí y su mirada quiere decirme tantas cosas… Mis amigos me han dicho que se advierte un gran dolor en mi forma de hablar de nuestra relación, que no soy feliz. Es que no veo ningún avance, estamos estancados y de usted depende, que me despierte de este sueño y se decida a ser mi pareja ó que se mantenga firme en su posición y no ceda. “Por favor no dudes nunca de lo que de veras sientes, te destruirías para siempre si te mientes, sigue al amor. Todo te lo quiero dar”. P.D: Quiero pedirle que actúe de acuerdo a lo que le dicte su corazón; recuerde cuando yo titubeaba al llamarlo, usted me pidió lo mismo, que hiciera lo que sintiera. Porque si no me llama, si no me dedica sus noches, voy a pensar que lo hace no por evitar causarme un dolor, por no precipitar lo que usted con tanta inflexibilidad lucha por mantener, sino que no es tan grande su amor por mí. Espero no causarle dolor con lo que le digo pero es necesario que usted sepa lo que estoy sintiendo y espero pronto tener noticias suyas, que me llame y también que me escriba unas líneas. Cariñosamente.” “Aquella maldita noche en que estuve de nuevo con su hijo Recuerdo aquella noche como si no hubiesen pasado tantos años. ¡Cómo olvidar aquella noche! Yo estaba al lado de la lumbre esperándolo, entre lágrimas y ansiedad. Varias veces el arrepentimiento llamó a la puerta del rencor y éste no quiso escucharlo; intenté en vano no atreverme a decirle mi gran verdad: “Todo acabó”, “Estoy enamorada de otro hombre a quien tú muy bien conoces…” Sabía que un gesto mío impediría la triste separación. Hoy ya no me siento culpable de no haberle dicho: “Voy a ayudarte, no te vayas de mi lado” Las sombras fueron apoderándose de mi alma, la noche avanzaba y usted no llamaba. Temí lo peor. Después de ruegos, temores y cierta ansiedad, sonó finalmente el teléfono. Sólo quería asegurarse que yo estuviera a salvo. No recuerdo la mayor parte del reencuentro, sólo tengo presente cuando usted me dijo lo mucho que me amaba, yo no pude sostenerle la mirada. Peor fue aún cuando usted me lo preguntó y yo...Yo mi vida, entre el dolor de reconocer que había sido la última noche y la traición de mentirle, balbuceé: “Es verdad que estuve de nuevo con él” y me odié por haberlo hecho y por tener que reconocerlo. Y usted me dijo: “Le pido que si vuelve a sentirse sola, busque a otro, menos a él” Los terribles errores que nos lleva a cometer la soledad, la necesidad de unas caricias. Podría haber perdido al “amor de su vida”. En un arrebatado gesto pasional la poseyó entre sus brazos, como tantas otras veces, pero esa vez tuvo que inspirarse en sentimientos ocultos y secretos (imaginarse que era a su padre a quien estaba amando). Después de su ardiente encuentro regresaron sus llamadas; sus cartas, cuyos sobres ella no se atrevió a abrir. Y entonces... ¿Cómo puede sorprenderse de su olvido, si él tantas veces lo buscó deliberadamente? Esa noche fue solo eso, una noche. Pese a que ya no lo amaba más, su corazón no se vació. No se atrevió a revelárselo enfrentada a su mirada, pero lo sentía dentro de ella. ¡Cómo confesarle la traición a su joven corazón enamorado! ¡Qué momentos más difíciles! Traición no debe llamarse olvidar las promesas de amor que le hizo. Traición fue no contestar a sus llamadas porque estaba su padre a su lado. Que comprendiese al labio misterioso que un día se atrevió a hablarle a otro buscando donde volcar sus lágrimas y en ese afán, débil y muy torpe, atrapado por el dolor comenzó a correr, sin fuerza, sin ganas, pero con una inmensa necesidad de sentirse acompañado, inmerso en una inmensa soledad. ¡Qué largo es el camino del dolor y qué corto el del olvido! Ella no se atrevió a pedirle que la perdonara. Dejen que el tiempo se regocije en cálidos recuerdos, que él los ayudará a olvidar esa maldita noche. Ese joven que le decía: “Pienso en ti”; a cada momento, a cada paso que ella daba, es el mismo que violentó sus encuentros, descargó la ira de su vida en ella y que puso encima de su espalda una terrible cruz. A pesar de eso, ella no quiso herir su corazón que apenas a vivir comenzaba, ni dañar su cuerpo tan delgado, que parecía enfermo. Pero era ya demasiado tarde. Ya no le bastaba la pasión de su cuerpo, necesitaba además el amor de un corazón y de un alma su pureza. ¿Cómo explicarse a si misma que lo que antes anhelaba con vehemente deseo, hoy lo rechaza? Porque aquella persona que le resultaba indispensable para ser feliz, ya no llenaba sus vacíos, que su vida se había vuelto oscura y taciturna al tener su compañía. No hay que buscar culpables cuando no se puede hacer revivir lo que muerto ya está. Ella eligió por todas esa razones a ese gran hombre que supo abrir su corazón “de adoquín”, que a cada paso la acompañó en sólido silencio, sin juzgar ayer y comprendiendo hoy. Se hizo merecedor de todo su amor. Además quién mejor que él para conocer a ese joven que tanto daño le causó, si la vida misma le dio. Mientras la vida se los permita, seguirán disfrutando del amor y no se sentirán culpables. Seguro que él ya superó que ella lo haya sustituido por su padre y que él ame a la que un día fue su tan hermosa mujer. “Dime que puedo hacer -ESPERANZADime que puedo hacer para convencerlo que me de su amor. Déjeme imaginar siquiera por unas horas que el sueño de amor que los dos forjamos, mucho antes de conocernos, podremos hacerlo realidad, juntos. Porque yo le dije recientemente que cuando encontré la persona idealusted- no pudo ser; usted me dijo en ese momento no haber encontrado aún a esa persona, pero que sabe que existe. ¿Advierte la diferencia? Si yo tuviera su amor, mi vida cambiaría por completo, aún más desde que supe que compartía el mismo sentimiento por mí. Podría soñar despierta y volver a sentir en mí la vibración de abrir mi corazón para ser feliz. Si avanzamos un poco, fue porque yo tomé la iniciativa. No debería contenerme y si me desbordan las emociones, discúlpeme y no se vaya a enojar conmigo; yo solo quiero demostrarle lo mucho que lo quiero. Sé que pronto llegará el día en que usted tomará una decisión-definitiva- y yo estaré esperando esa respuesta, saber que cuando llegue la noche pasaremos juntos, que nuestra relación ya no tendrá barreras ni límites, que podremos actuar con naturalidad y dejar escapar lo que sentimos; planificar pasear algún fin de semana, no más soledad, ausencias ni depresiones. No quiero más adelante mirar hacia atrás y tener que aceptar sin comprender cómo pude dejar pasar un amor como el nuestro. Quiero entrar en el grupo del amor correspondido y realizable, ese grupo de elegidos que es tan difícil integrar: poder tener a nuestro lado la persona que más se asemeje a nuestro ideal, para cuidarla, darle mucho afecto, satisfacerle las expectativas, compartir con ella momentos de alegría, y también anhelos y preocupaciones. Si su amor es tan grande porque cuando usted quiere, quiere, no guarde dentro de usted algo tan lindo y tan importante, déjeme conocerlo y poder contar con ese amor como parte integrante de mí” El amor tiene la magia que puede lograr alejar la soledad del espíritu y darle calidez a dos corazones al saber que hay una persona para quien eres muy importante, que no los va a defraudar, que le importa acompañarlos en los buenos y en los malos momentos, que los va cuidar si se enferman, que los recuerda durante el día y durante la noche. Saberse amados por ese ser que atrapa vuestros pensamientos, que no los deja conciliar el sueño. Si el cuerpo se siente agobiado de la sombría compañía de la soledad abrumadora, si en la noche cae su alma en dulces recuerdos de amor, si en la mañana, con el regreso de la luz, vuelve la esperanzada búsqueda de su inalcanzable presencia, ¿Qué harán con esas almas para que disfruten de la compañía perfecta? “Cuando me dijo todo lo que usted espera de la mujer que esté a tu lado-AMORCuando me dijo todo lo que usted espera de la mujer que esté a su lado, me sentí identificada, porque me di cuenta como bien dice usted, que coincidimos en la mayoría de las cosas y comparto la afirmación “el entendimiento es la base del amor”. Cuando me dijo que ya sabe qué mujer quiere que sea su compañera, podría haber dicho “yo” pero me cuesta muchas veces precisarle lo que siento. Yo sé que puedo cuidarlo cada día y quererlo siempre. Puedo ser esa compañera que usted tanto anhela y que no se decepcione, una vez más del amor y de la vida. Las razones por las que usted no se decide a concretar una relación conmigo, han ido cambiando, por lo que es natural que me sienta desconcertada. ¿Qué debo hacer, si he encontrado a mi compañero de interminables conversaciones, entre sonrisas y miradas, entre anhelos y deseos? ¿Qué pasa si siento que mi corazón se acelera y que también se detiene, cuando estoy a su lado? Parece que en cualquier momento va a decidirse y finalmente, no ocurre lo que espero. Parece que ha regresado aquella incertidumbre, cuando recién yo descubría este amor por usted y desconocía lo que usted sentía por mí, porque usted me mandaba señales confusas y contradictorias. Los días se me hacen sombríos y largos. Y las madrugadas…Y hoy le pregunto: ¿Será capaz de cuidarme con la fuerza del viento y comprenderme con la ternura de una rosa? ¿Será capaz de necesitarme como la tierra al sol? ¿Me sentiré siempre amada por usted, la única que acelera su corazón y llena su vida? ¿Podrá hacerme sentir acompañada, aunque no esté a mi lado, solo de saber que cuento con su amor? Saber que siempre será bien recibida una iniciativa amorosa hacia usted. Saber que tendré una caricia audaz, un franco abrazo, una sonrisa de aliento, si llegaré a comprobar que es capaz de entregarse con furia, con toda el alma y hacerme sentir que nadie lo tuvo tan estremecido entre los brazos como yo, si todo eso puede ser posible, cuando me vea solo dígame: “Sí”.
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