10 PARA CAMBIAR A MÉXICO Por Alfredo Narváez Lozano, Francisco Martínez Nieto y Gerardo Lammers Los políticos lo recalcan una y otra vez, y nadie lo duda: el país necesita un cambio. Pero, ¿cómo lograr la transformación que México requiere más allá de los desgastados discursos? Para responder a esta pregunta, Crónica ambiental exploró qué es lo que otros países, estados y regiones, no necesariamente con más recursos, están haciendo —en términos de proyectos, planes, estrategias y políticas públicas— para potenciar a sus sociedades, atendiendo retos globales —como el cambio climático, la protección de la biodiversidad, la escasez de agua o el manejo de la basura—, que enfrenta el planeta. De la soberanía alimentaria a la educación y de Ecuador a Finlandia, te presentamos 10 ejemplos exitosos en el cuidado del medio ambiente que son compatibles con el desarrollo económico. CENTR AL 01 Sobe- ranía Alimentaria Japón protege de modificaciones genéticas sus diferentes variedades de arroz Japón J apón, la tercera mayor economía del mundo después de Estados Unidos y China, no permite, por ley, ningún cultivo con semillas genéticamente modificadas dentro de sus islas. Y eso incluye al alimento base de la dieta de sus 127 millones de habitantes: el arroz y sus diferentes variedades, entre ellas el arroz japonés o japónica, que se caracteriza por su textura única y carácter pegajoso. En promedio, según la FAO, cada japonés consume al año 59 kilos (6.7 kilos es el consumo per cápita en México; 140 kilos en Madagascar). El país del sol naciente es el noveno productor mundial. Aunque en la actualidad existe un intenso debate global en torno a los impactos (positivos y negativos) del uso de transgénicos en asuntos tales como la biodiversidad y la salud, la postura del gobierno japonés es no admitirlos dentro de su territorio (curiosamente sí invierte en el desarrollo de arroces transgénicos biofortificados en otras regiones del planeta). Esta postura está en consonancia con el sentir de ciudadanos y organizaciones —como la Unión de Consumidores de Japón— que rechazan el uso y la ingesta de productos que contengan Organismos Genéticamente Modificados (ogm). Los científicos que están en contra señalan que la inclusión de estos genes manipulados podría provocar efectos nocivos en la salud humana y una pérdida en términos de biodiversidad. Existen razones culturales que influyen en el rechazo que los japoneses manifiestan contra los arroces genéticamente modificados y los transgénicos en general. El budismo sintoísta, la religión mayoritaria, le da una especial importancia a la pureza y eso incluye a los alimentos. El arroz, más que un alimento, es un símbolo nacional. No en vano, desde que empezó a plantarse este cereal (originario de China, según algunos historiadores; o de India, según otros) hace 2 400 años, el calendario del cultivo del arroz domina el tiempo japonés. Se afirma que la humildad, una de sus virtudes más apreciadas, es como el arroz. Su gastronomía pone especial énfasis no sólo en la presentación de su amplia gama de platillos (elaborados muchos de ellos a base de arroz), sino a la calidad de sus ingredientes. Los japoneses se sienten orgullosos de su arroz. Además de prohibir la siembra de transgénicos en sus colinas y laderas (73% del país es montañoso y está cubierto de bosques), el gobierno japonés impone un arancel de 800% a la importación de arroz. México ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo japonés? Proteger de modificaciones genéticas las miles de variedades de maíz que existen a lo largo y ancho del territorio nacional (adaptadas a diferentes ecosistemas), ya que el maíz no sólo es el alimento base, sino que es su centro de origen genético: no podemos arriesgar este invaluable acervo, producto de 8 000 años de cuidadosa domesticación por parte de cientos de generaciones de agricultores desde tiempos prehispánicos. La alteración o pérdida por medios artificiales podría tener consecuencias negativas para la salud y la alimentación de millones de personas, para la cultura mexicana y también para el medio ambiente. Si los nuevos genes patentados contaminan la enorme diversidad genética de esta planta se corre el riesgo de perder genes únicos para luchar contra los efectos del cambio climático, pues cada variedad ya está adaptada a los diferentes climas —algunos de ellos francamente agrestes— de México, mientras que el maíz transgénico requiere, por ejemplo, condiciones óptimas de agua y fertilizantes. En este sentido, los maíces mexicanos constituyen una póliza para el futuro. Aunque hasta ahora en México no se cultiva maíz transgénico de manera comercial, las presiones por parte de las seis empresas fabricantes (Monsanto, Syngenta y Dupont Pioneer, entre otras) por entrar son muy fuertes. Está en marcha un proceso judicial que varias organizaciones civiles como Colectivas AC y Fundación Semillas de Vida entablaron contra estas poderosas trasnacionales. Las asociaciones mexicanas argumentan que la introducción de maíz transgénico dentro de nuestras fronteras violaría tres derechos: a la alimentación, al medio ambiente sano, y al patrimonio cultural y natural. Mientras tanto, al interior del gobierno mexicano hay un debate: organismos como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) advierten que el uso de transgénicos podría no ser conveniente, otros, como la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), no tienen mayores objeciones. A falta de pruebas contundentes sobre el daño cabal que pueden causar los transgénicos, es fundamental proteger todas y cada una de las diferentes variedades de maíces con que contamos. Se trata de un tesoro no sólo nacional, sino mundial. 02 Cuidado del Agua La agricultura de precisión de Israel Israel, un país creado en 1948, más pequeño que el Estado de México, desértico, ubicado en una región políticamente inestable y con sólo 20% de su superficie cultivable, se destaca por el uso ultraeficiente del agua en la agricultura. Esto lo ha logrado gracias a sus vanguardistas sistemas de riego por goteo, los cuales emplean tecnologías satelitales de monitoreo para conocer en tiempo real el estado de sus diferentes cultivos. Empresas israelíes como Netafim (fundada en 1965 en el kibbutz Hatzerim) han jugado un papel clave en esta revolución, ya que sus sistemas de riego, que operan con microtubos elaborados con sofisticados plásticos, ofrecen hasta 80% más eficiencia que los sistemas de riego abierto. Como resultado, esta nación de poco más de ocho millones de habitantes tiene 95% de autosuficiencia alimentaria, con lo cual fortalece su seguridad nacional, vende tecnología, asesora a países en desarrollo y se da el lujo de exportar flores frescas a Europa todos los días. Eficientar el uso del agua para la agricultura implementando no sólo sistemas de riego por goteo y por aspersión en todo el país, sino normativas y programas de capacitación, así como políticas transversales que involucren a las diferentes dependencias oficiales vinculadas con el tema. En zonas privilegiadas como El Bajío, aún predomina el riego a cielo abierto que pierde grandes cantidades por evaporación, lo cual es preocupante, pues se espera que la desertificación, presente en buena parte de los estados del norte, se extienda al centro del país. Instituciones gubernamentales como la Sagarpa y la banca de desarrollo deberían hacer más accesible la compra de equipos mediante créditos blandos. La grave sequía que azotó al país en 2012 —y que hizo necesario cambiar las reglas del Fondo Nacional de Desastres que no otorgaba recursos para afectados por sequías— es una prueba de que el clima está cambiando y que cada vez será más costoso, en muchos sentidos, no adaptarse. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo israelí? 03 Protec- ción al clima La economía cero carbono de Suecia Suecia es el país líder en el desarrollo de una economía cero carbono, es decir, que no emita emisiones de CO2. Cuenta con ocho instancias oficiales —como la Agencia Sueca de Protección Ambiental, creada en 1967—, involucradas en la política ambiental. Del trabajo gubernamental han surgido documentos claves —como el Código sobre Medio Ambiente (1999) y la Estrategia Sueca de Desarrollo Sostenible (2003)— para diseñar políticas e instrumentos que incentiven la sustentabilidad y que han puesto énfasis en los sectores del transporte y la energía. En 1990 se introdujo el impuesto a los combustibles derivados del petróleo. Y en 1995 se formó la Asociación Nacional de EcoMunicipalidades que busca reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Kalmar, una pequeña ciudad del sur, ha servido de prototipo para algo que se pretende replicar en el resto del país: sustituir sus calentadores eléctricos, de gas y de aceite por un modelo de calefacción distrital que usa biocombustibles. La estrategia sueca para convertirse en economía cero carbono consta de tres etapas: Para 2020 contar con 50% de energía renovable, así como lograr 40% de reducciones de gases de efecto invernadero; para 2030, que su flota vehicular no dependa de energías fósiles; y para 2050, contar con un suministro energético sostenible y eficiente sin emisiones de CO2 a la atmósfera. Hay razones para pensar que Suecia va bien encaminada: en 2009 emitió 60 millones de toneladas de CO2, 3.6 millones de toneladas menos que en 2008 (una reducción de 17% en comparación con 1990). 77 pueblos y ciudades han alcanzado la categoría de eco-municipalidades. Mälmo, Väjxo y Estocolmo son modelos de sustentabilidad urbana. Esta última obtuvo en 2010 el título de “Capital Verde Europea”. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo sueco? Planes transexenales, con metas muy claras, a corto, mediano y largo plazo, y asegurar su cumplimiento. Impulsar estrategias de movilidad. Urge desincentivar el uso del automóvil en todo el país. Una manera de hacerlo sería eliminando el subsidio a la gasolina y demás combustibles fósiles. Cabría ensayar la reducción de combustibles fósiles en las ciudades, con un proyecto piloto como el de Kalmar. Tequisquiapan, que cuenta con cierta infraestructura solar y geotérmica pudiera ser una opción. El Gobierno Federal se comprometió en la pasada cumbre de cambio climático celebrada en Nueva York, a que un tercio de su producción energética sería renovable en 2018. 04 Salud Derechos del consumidor: El sistema - semáforo de etiquetado de alimentos procesados de Inglaterra y Ecuador A finales de 2012 el gobierno británico, en respuesta a los altos índices de obesidad de su población, implementó un sistema de etiquetado para informar, con sólo un vistazo, y a todo tipo de consumidores (niños, adultos mayores, ciudadanos inmigrantes que no dominan el idioma inglés) sobre los contenidos de grasas saturadas, sal, azúcar y calorías de los alimentos procesados. Se trata de una etiqueta-semáforo: el rojo es alerta máxima; el amarillo es advertencia; y el verde, cero riesgo. Dicho sistema ha probado su eficacia, como lo muestra el apoyo de prestigiadas organizaciones como la British Medical Association y la Consumers International. Tan es así que, en agosto pasado, Ecuador se convirtió en el primer país de América Latina en adaptarlo a su territorio. A sólo unos meses de su implementación, la Agencia Nacional de Regulación y Control Sanitario de Ecuador ha declarado que este proyecto ha dado resultados positivos. A saber: algunas empresas han reformulado sus productos para que éstos contengan niveles menores de grasas, azúcar y sal. Este servicio que orienta la decisión de compra del consumidor se suma a otras valiosas iniciativas de certificación de alimentos, como lo es, por ejemplo, el eco-etiquetado (implementado en Suecia desde 1989), que garantiza que el impacto ambiental a lo largo del ciclo de vida de los productos y servicios haya sido examinado y aprobado. Implementar un sistema similar cuanto antes, considerando el grave problema de obesidad que se tiene en el país. Según el portal El Poder del Consumidor, el etiquetado que actualmente existe en México —desarrollado por la industria—, no sólo es de difícil lectura, sino engañoso. En noviembre pasado, el diputado Fernando Bribiesca presentó ante la Cámara la iniciativa del etiquetado en forma de semáforo (lo que supone una modificación al artículo 212 de la Ley General de Salud). La transformación de esta iniciativa en ley estaría en consonancia con la “Estrategia Nacional para la Prevención y Control de la Obesidad y Diabetes”, del Programa Sectorial de Salud del Gobierno Federal. Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad está asociada en México a 300 000 muertes al año. 26% de los niños mexicanos, entre cinco y 11 años, padecen obesidad. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo los ejemplosinglés y ecuatoriano? 05 Urba- nismo Medellín, un proyecto de ciudad construido desde la ciudadanía Durante años, Medellín tuvo el estigma de ser una ciudad violenta controlada por narcotraficantes. Hasta que, en 2003, impulsado por el frente cívico Compromiso Ciudadano por Colombia, Sergio Fajardo ganó la alcaldía (2004-2007) de manera arrasadora. Bajo la guía de este matemático y profesor, que llegó detestando la política en un sentido tradicional, la ciudad inició un proceso de transformación, con especial atención en las mujeres y los pobres, con el lema “Medellín, la más educada”. A sabiendas de que la violencia encierra y aisla, la estrategia de Fajardo y su equipo (a los cuales hizo firmarles compromisos éticos y de transparencia) consistió en generar obras de gran impacto en el espacio público, con la colaboración de la ciudadanía. Destinó 40% del presupuesto anual de la ciudad a rubros educativos. Llevó a cabo proyectos como “La Escuela Busca al Niño” y “Emprendimiento Social”, así como los llamados Proyectos Urbanos Integrales (pui): intervenciones en colonias pobres, realizadas a partir de las necesidades expresadas por los propios colonos. Cinco parques-biblioteca (diseñados por prestigiados arquitectos colombianos), 10 nuevas escuelas y ludotecas en zonas marginadas, así como el MetroCable, un sistema de funicular que permite a los vecinos de la periferia pobre llegar al centro, figuran entre sus obras más emblemáticas. Redujo el índice de homicidios de 381 casos por cada 100 000 habitantes, a 28. El premio que Medellín obtuvo en 2013 como “Ciudad Innovadora del Año”, por encima de Nueva York y Tel-Aviv, en buena medida se debe a las ideas y honestidad de este político sui generis. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo de Medellín? Atender, por principio de cuentas, a las zonas más marginadas del territorio nacional con proyectos urbanos y educativos dignos e incluyentes. Si pueden contribuir a enriquecer el espacio público, qué mejor. Sería una forma de comenzar a combatir la inequidad que existe en el país. Aunque la ciudad de México está despertando de un marasmo de décadas y otras ciudades del país como Guadalajara, León o Tijuana, han dado algunos pasos interesantes, falta mucho por hacer en términos de innovación urbana. El transporte urbano sigue siendo una pesadilla, lo mismo que el acceso a servicios públicos. La nueva Secretaría de Desarrollo Territorial busca solucionar el problema con mayor regulación del ordenamiento del territorio, pero eso tomará años. El caso de Medellín de esperanzas a las regiones más castigadas del país y demuestra que no es necesario esperar a que todas las iniciativas surjan del Gobierno Federal. Muchas ciudades medias del país podrían ser el próximo Medellín: Celaya, Ciudad Juárez, por ejemplo. Son los líderes con una idea precisa de qué hacer por la sociedad y somos los ciudadanos participativos los que debemos ejercer el derecho a tener la última palabra. 06 Protec- ción forestal Las nuevas estrategias de Acre, Brasil, para cuidar los bosques Entre los años 1970 y 1990 los extensos bosques del estado brasileño de Acre eran víctimas de una depredación rampante a manos de compañías madereras y ganaderas. Francisco Chico Mendes, gran figura del ambientalismo brasileño de la época, encabezó entonces un movimiento para promover un modelo sustentable de desarrollo, que sustituía la deforestación incontrolada por la recuperación de actividades tradicionales y con mucho menor impacto ambiental, como la recolección de caucho o de nueces de castaña. El asesinato de Chico en 1988, a manos de latifundistas de la región, tuvo un efecto definitivo en el porvenir de los bosques de Acre, al llamar la atención internacional, detonar la expansión del movimiento y manifestarse en las políticas públicas del Partido de los Trabajadores, que tomó el poder hacia finales de la década de 1990. Los numerosos marcos regulatorios implementados por el gobierno desde entonces —entre ellos la Ley Chico Mendes— han buscado un balance entre el crecimiento económico y la preservación de los bosques, mediante acciones como la división organizada de la tierra, que rompió con la ambigüedad en los derechos de propiedad que tantos problemas causaba entre habitantes y terratenientes; un programa estatal de pagos por servicios ambientales, para incentivar la vigilancia del bosque y las prácticas sustentables de agricultura –especialmente los métodos tradicionales indígenas-; y la creación de nuevos mercados, como el cultivo de peces o la fabricación de condones, industria que emplea recursos forestales no madereros, como el caucho. Con estas medidas el producto interno bruto de la región creció durante la primera década del nuevo siglo a un ritmo mayor que el de la economía brasileña, mientras que, según el Fondo para la Defensa del Medio Ambiente —ong ambientalista con base en Nueva York—, la deforestación disminuyó hasta en un 70%. Desde 2008 una nueva política impulsada por el Estado prevé que esta tasa pueda bajar hasta 80% dentro de cinco años. Los bosques y los nuevos mercados. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo brasileño? México figura en la lista de los países con mayores recursos forestales y también en la de aquéllos que presentan la mayor deforestación en los últimos 20 años. Más allá de las estrategias de restauración, la experiencia en Acre sugiere acciones en al menos tres frentes: el económico, relacionado con la creación de industrias alternativas basadas en prácticas no destructivas del ambiente; el social, orientado a generar mejores condiciones de vida para los pobladores, sin criminalizar sus prácticas tradicionales; y el ambiental, mediante la conservación y la apertura de programas de subsidios para vigilar y mantener relaciones sustentables con el bosque. 07 Energía El modelo nuclear de Francia El cambio climático ocasionado por la intervención humana está haciendo a muchos ambientalistas reexaminar su posición acerca de la energía nuclear. Y sus defensores apuntan al ejemplo de Francia, que produce —de manera segura—, más del 70% de su electricidad de esa fuente, emitiendo niveles bajísimos de CO2 a la atmósfera. El origen del proyecto nuclear francés se remonta a la crisis del petróleo en 1973, cuando el primer ministro Pierre Messmer anunció un ambicioso programa para dotar al país de una infraestructura nuclear que produjera electricidad para toda la nación, conquistando, así, la independencia energética. El trabajo para construir las tres primeras plantas inició ese mismo año y en los próximos 15 se instalaron 56 reactores. En la actualidad, Francia cuenta con un sistema de 19 centrales nucleares con un total de 58 reactores (la mayoría de doble circuito), gestionado por una serie de organismos encargados de la investigación, construcción y explotación de las centrales, así como de la seguridad en las instalaciones. Según estimaciones del gobierno de Alemania, la posibilidad de accidente en una central nuclear es de 0.3% para Europa. Su electricidad no sólo es la más barata de Europa, sino que este país es el mayor exportador neto en el mundo. Francia ocupa el segundo lugar, detrás de Estados Unidos, por cantidad de energía nuclear y primero por densidad de población. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo francés? Aprovechar las décadas de experiencia de Laguna Verde e invertir en una nueva generación de reactores nucleares, eficientes y seguros, ubicados en estados de la República con baja o nula incidencia sísmica como Durango, San Luis Potosí, Zacatecas y Yucatán. Ello estaría en consonancia con una estrategia de diversificación de fuentes energéticas. La escasez de petróleo de fácil acceso (una de las razones que motivaron la Reforma Energética del presidente Peña Nieto), está colocando al país en una situación de cada vez más dependencia energética. Y si a esto sumamos las acciones que México, como todos los países del globo, deben emprender para frenar el cambio climático, un modelo energético como el nuclear podría ser una alternativa. “México tiene dos reactores un poco antiguos de tecnología americana y estamos dispuestos a emprender una cooperación en este sector”, declaró el presidente francés François Hollande en su más reciente visita a México, en abril pasado, en la que se firmó el Acuerdo de Cooperación para el Desarrollo de los Usos Pacíficos de la Energía Nuclear. En la actualidad, nuestro país produce 4% de electricidad usando esta tecnología. 08 Internet El impacto del social media en las políticas ambientales de la industria El uso de Internet como escenario para organizar y movilizar demandas se remonta a su propio origen como tecnología masificada. Ya en 1994, una coalición de grupos ambientalistas —entre ellos Defenders of Wildlife, Sierra Club o Greenpeace— coordinó un movimiento en Internet para denunciar la indolencia ambiental presente en el Tratado de Libre Comercio. Era tan sólo un pequeño adelanto de la predominancia que este medio iba a adquirir en la discusión pública sobre estos temas. Un par de décadas después, la llegada de las redes sociales virtuales no sólo ha visibilizado las buenas o malas prácticas ambientales de las industrias, sino también su credibilidad pública como marcas y su posicionamiento en los mercados. En 2012 el escándalo, mal administrado por Nestlé en sus redes sociales, ante la acusación de Greenpeace de fomentar la tala de bosques en Indonesia, mediante la compra masiva de aceite de palma, culminó con la exclusión de este ingrediente de sus procesos de producción. Un éxito similar ha tenido otra campaña de Greenpeace donde más de un millón de firmas electrónicas logró que la empresa de juguetes Lego rompiera sus relaciones con la petrolera Shell, a la que proporcionaba una imagen aceptable entre el público infantil. Mediante otra estrategia, la página Change.org, dedicada a la publicación e impulso de peticiones sociales en diversos rubros, se jacta de liquidar prácticas ambientalmente cuestionables —o abiertamente destructivas— por parte de emporios como Kellogg’s, General Mills, GAP o Unilever. Todo ello mediante la participación de millones de usuarios que almacenan sus firmas en el sitio y comparten la demanda dentro de las redes sociales. Se materializa una forma de participación social que, con todo y sus limitaciones, obtiene resultados sin mediaciones o demoras. Impulsar el sentido y el valor político del activismo digital. Según números del Banco Mundial, el 43% de la población en el país tiene acceso a Internet. De ellos, nueve de cada diez cuentan con registro en alguna red social. Sin embargo, el activismo digital se encuentra muy poco extendido. Es necesario clarificar la relación de la participación ciudadana con el logro de objetivos concretos y posibles, divulgar los procesos de las políticas públicas para saber cómo incidir en ellos y promover la imaginación política, que permita la configuración de movimientos robustos pero también creativos y carismáticos. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo estos ejemplos de las redes sociales virtuales? 09 Manejo de residuos ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo de Alemania? Diseñar un sistema de aprovechamiento y fomentar una cultura pública del tratamiento de la basura. México se encuentra entre los mayores productores de basura en el mundo; sin embargo, la solución predominante continúa basándose en los rellenos sanitarios, dentro de los cuales, según la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, se alcanza una tasa de reciclaje menor al 3%. Es necesario diseñar estrategias que integren a los sectores públicos, sociales y empresariales. Por otra parte, la conformación de cooperativas de reciclaje entre las comunidades dependientes del manejo de los residuos puede combinar beneficios sociales y ambientales, como lo demuestra la experiencia en Sao Sebastiao, Brasil. ón cac i Ed u El crecimiento de la industria alemana ha sido por muchos años equivalente al de sus residuos, contribuyendo junto con su extensa población —más de 80 millones— a la generación de más de 40 millones de toneladas de basura por año. Durante años, el manejo de estos residuos se limitaba a deshacerse de ellos mediante acciones no sistematizadas, carentes de métodos de reciclaje o de preocupación alguna para la separación entre los residuos de la industria y los domésticos. La entrada de la Ley de Economía Circular y Residuos, en 1994, que promueve una economía de ciclo cerrado, ha logrado que la basura comience a eliminarse incluso antes de que exista, pues los fabricantes deben diseñar sus productos y empaques evitando materiales superfluos o no reciclables. Una vez convertidos en basura, los productos son reciclados mediante un programa público de separación que precisa de hasta ocho contenedores diferentes, o transformados, mediante plantas de incineración, en electricidad. Los residuos finales, como escombros y materiales peligrosos, son almacenados en rellenos sanitarios sustentables. Gracias a este programa, los alemanes son quienes mejor reciclan, pues recuperan casi el 70% de sus residuos domésticos. Este logro los ha motivado para proyectar un programa de cero residuos para 2020. Mientras tanto, importan decenas de toneladas de basura de países como Italia, de quienes reciben importantes recursos para procesar y reciclar sus desperdicios. inc lus iva La desaparición gradual de la basura en Alemania ca bli y ita ica lúd atu , gr Pú ase Con b tos oyec en pr 10 Edu- cación La formación de ciudadanos innovadores de Finlandia Según el índice Better Life de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde), Finlandia es uno de los países que mejor protegen sus recursos ambientales. Este resultado está sostenido por eficaces políticas ambientales, una cultura ambientalista de avanzada y, fundamentalmente, un notable sistema educativo. Las cosas no han sido siempre así. Durante la época de la posguerra, la economía finlandesa, cuyo eje era la explotación forestal, estaba sumida en una profunda crisis. Hasta 1968, la educación en Finlandia se regía por la desigualdad, pues distinguía entre los estudiantes talentosos y el resto, ofreciendo diferentes oportunidades según el caso. El punto de inflexión tuvo lugar en la década de 1970, cuando el gobierno, mediante un debate parlamentario, decidió qué tipo de educación quería para sus ciudadanos. El modelo finlandés, que despierta tanta atención en el mundo entero, está soportado en una educación inclusiva, pública, gratuita y lúdica, en la que los alumnos, en lugar de aprender contenidos, desarrollan proyectos que resuel- PAR AL I P ÓM ENO S De la imposibilidad de un contrato natural (II) POR DANIEL SÁNCHEZ POITEVIN / @Dapoitevin ven problemas. Quizá cueste trabajo creer que en el país nórdico, los alumnos tienen pocas horas de clases, tareas mínimas y deambulan por los salones sin uniforme… y sin zapatos. Un aspecto clave es la atención especial que se le otorga a la formación de su planta docente. El gobierno cerró el 80% de las escuelas de Pedagogía y Educación, dejando sólo las mejores. En un país como Finlandia donde la clase media es mayoría, los profesores, que reciben un sueldo tan bueno como el de un ingeniero o abogado, requieren el nivel de maestría para impartir clases. Desde que comenzaron a aplicarse, Finlandia ha ocupado los primeros lugares en las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (pisa, por su siglas en inglés), hecho que contrasta con el presupuesto que el gobierno destina a la educación, que no figura entre los más altos. Pero, sin duda, el logro más importante del sistema educativo finlandés, más allá de pruebas y escalafones, es formar ciudadanos innovadores y, por qué no decirlo, felices. ¿Qué habría que hacer en México siguiendo el ejemplo finlandés? Distribuir estratégicamente los recursos destinados a la educación. En la actualidad México invierte un porcentaje de su Producto Interno Bruto muy similar al de Finlandia; sin embargo, las posiciones de ambos países en el índice de educación de la OCDE son diametralmente opuestas. Es necesario ampliar el margen de maniobra del presupuesto que el Gobierno Federal otorga a la Secretaría de Educación para atender rubros hasta ahora desfavorecidos como la capacitación de los maestros, el fomento de la cultura educativa o el impulso a la infraestructura escolar. Todo ello, teniendo una idea clara sobre qué es lo que implica una enseñanza eficaz de acuerdo con la realidad de nuestro país. D ecíamos en la columna anterior que términos como naturaleza, sustentabilidad, cambio climático, etcétera, se han vuelto nociones de uso común que más que informarnos y alfabetizarnos sobre la emergencia ambiental, nos alejan de ella, al ser conceptos vacíos dentro de una narrativa ideologizada y despolitizada. La falta de una crítica de sus propios términos han vuelto al ambientalismo (incluida buena parte de la ciencia y política) más una religión que un organismo crítico y racional. Se trata de explorar las posibilidades de politizar, de devolver el debate público a la realidad mundial, no de negar los problemas ambientales actuales ni sus posibles consecuencias. El filósofo esloveno Slavoj Žižek plantea en su libro ¡Bienvenidos a tiempos interesantes! de qué modo un desastre natural no sólo es un evento condicionado por procesos sociales, sino que en su mayoría somos los culpables de que dichos sucesos existan. En sentido estricto, la Tierra no tiene desastres; no es que una erupción volcánica suceda para destruir bosques y fauna, o que las inundaciones anuales del Nilo antes de la humanidad causasen pérdidas incuantificables en las colonias de insectos que habitaban en la vera del río. Incluso con seres humanos de por medio, no es lo mismo un terremoto arriba de siete grados Richter en Japón que en Haití. El desastre está condicionado a situaciones sociales muy específicas, es casi un evento sociopolítico. No se quiere decir con esto que no pueda haber un evento planetario catastrófico, sino que nuestro modo de afrontar y entender los fenómenos naturales no debe ser desde una perspectiva ambiental, al modo de una naturaleza desbocada por una desincronización climática que la actividad humana provoca, sino desde la perspectiva política, asumiendo que las causas y consecuencias son en buena medida un producto humano. Dice Žižek en el libro antes citado: “El verdadero culpable no es la BP [British Petroleum] (aunque, para evitar cualquier malentendido, creemos que debe ser castigada lo más severamente posible), sino la demanda que nos empuja a una producción de petróleo que se desentiende de las consideraciones ambientales”.
© Copyright 2024