Cómo nace la Compañía de María Santa Juana de Lestonnac En Burdeos de Francia, en 1556 nace Juana de Lestonnac, primogénita de una significativa familia de esa ciudad. Ricardo de Lestonnac, su padre, es consejero del Parlamento. Juana Eyquen de Montaigne es hermana de don Miguel, el famoso creador de un nuevo género literario: Los Ensayos. Esa rica cultura renacentista marca fuerte la educación de Juana. El calvinismo invade Francia. Las guerras de religión desgarran el país. La madre, seducida por la Reforma, intenta atraer a su hija. La niña encuentra dos fuertes apoyos en su fe católica: su padre y el tío Miguel. Esa fe de Juana fue probada por las circunstancias y alentada por el Espíritu Santo que le habla en su interior: lino dejes apagar la llama que encendí en tu corazón". A los 17 años compromete su vida con la de Gastón de Monferrant. Siete son los hijos que coronan la felicidad de ese amor. Tiene 41 años cuando la visita el dolor: pierde a su esposo, al hijo mayor, a su padre, al tío Miguel. Educa a sus hijos desde su corazón de mujer, fuerte en la prueba, amistosa en las relaciones, decidida en sus actos, penetrante en su mirada a la realidad, sensible ante las necesidades del prójimo. Llena de esa sabiduría acendrada que se conjuga con la oración, la experiencia y la ternura. Y Dios sigue llamando a esta mujer abierta a todas las búsquedas. A los 46 años entra en el Monasterio de las Fuldenses del Cister de Toulouse. Es feliz en su nueva vida de oración y penitencia, pero su cuerpo no resiste tanta austeridad. Y debe buscar otros caminos... Durante su última noche en el Cister hace una conmovedora oración: con profunda humildad pide a Dios que le muestre el camino por donde servirle mejor. Y Dios se le manifiesta. Juana ve una multitud de jóvenes en peligro y ve a María que alienta su respuesta. Comprende que es ella quien debe tender la mano a tantos jóvenes y se siente movida a vivir las actitudes de María. Y entiende que en esa misión no estará sola. Educar con otras, con otros, a los jóvenes, hermoso y apasionante desafío. En su casa de campo de La Mothe, al regresar del monasterio, Juana pasa una larga temporada de oración para discernir su experiencia, y decantar su Proyecto. Allí va dando forma al nuevo Instituto que llena una carencia concreta de Francia en el siglo XVII: la educación integral de la mujer. En 1605 se desata una peste en Burdeos. Juana y algunas jóvenes decididas desafían los peligros y recorren los barrios más pobres de la ciudad llevando alivio a los enfermos. Al trabajar con Juana esas jóvenes van sintonizando con sus inquietudes y su proyecto apostólico. La rica espiritualidad ignaciana que la ha nutrido en sus búsquedas sirve de soporte al nuevo Instituto que va imaginando. Cuando Juana se pone en contacto con los jesuitas, los Padres De Bordes y Raymond, descubre que ellos han estado perfilando un proyecto semejante ante las mismas necesidades de la sociedad de Burdeos. Y Juana pone manos a la obra de su vida, la Compañía de María, Proyecto educativo para que la mujer se vaya haciendo protagonista de su historia y de la historia. La fundadora intuyó que desde la mujer se podrían renovar las familias, y esas familias construirían una nueva sociedad, fraterna y solidaria. El 7 de abril de 1607 Paulo V aprueba la primera Comunidad de la Compañía de María. En ese momento Juana tiene 50 años. En 1640, cuando Juana entra en la eternidad, ha dado vida 13 a treinta Comunidades apostólicas expandidas por toda Francia. Hoy la Compañía de María está presente en cuatro Continentes y mantiene viva la llama de la fe que se expresa en una educación humanista en medio de este mundo plural.
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