La tentación II ¿Cómo vencer las tentaciones?

La tentación II
Pastor Rigoberto Mata Cruz.
¿Cómo vencer las tentaciones?
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el
diablo.
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y
vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan.
Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:1,4
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros, Efesios 3:20
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Conocer la importancia del ayuno para llevar nuestra carne al limite
Identificar las tres categorías de la tentación
Conocer algunos factores que nos ayudaran a vencer las tentaciones
Anteriormente, vimos que era la tentación, su origen, su propósito y que el hombre
puede ser probado o tentado en su calidad de hombre, pero Dios no; y si fuera así,
no tendría ningún efecto, porque El no tiene concupiscencia en su ser como el
hombre. Por esto, debemos tener en cuenta que, una cosa es ser probados por
Dios para refinar nuestro carácter, y otra es, cuando el mundo, Satanás o nuestra
propia carne nos tientan o seducen al mal.
El ayuno como una forma de vencer la tentación.
El ayuno de Jesús
Cristo, el ungido; Jesús, el hombre. El ayuno que El hizo no fue para beneficiar a
Cristo, el Mesías, sino a Jesús, el hombre.
¿Qué buscaba Jesús al ayunar?
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Buscaba llevar a su carne hasta los limites
Aumentar la capacidad del poder de Dios en si mismo
Cuando ayunamos, lo que hacemos es aumentar la capacidad del poder de Dios
para que fluya dentro de nosotros y haya mayor actividad espiritual. Para aquellos
que nunca han ayunado, no saben que tipo de calidad de energía espiritual puede
fluir a través de su cuerpo. El ayuno consagra nuestro cuerpo, y el espíritu se abre
a un mayor nivel del poder de Dios activo en nosotros. Para estar en control y
dominio en el espíritu, se debe llevar la carne y el cuerpo hasta los limites, por eso
es que, ayunar es un arma poderosa; nos ayuda a combatir toda tentación que
esté relacionada con nuestra carne o con el enemigo.
Pero este género no sale sino con oración y ayuno. Mateo 17:21
La tentación no es para probarle algo a Dios, sino para probarse a usted mismo
sus fortalezas y sus debilidades. El enemigo siempre está buscando saber quién
es fuerte y quien es débil, quien reclama que es salvo y quien es, verdaderamente,
cristiano.
En lo que se refiere a la tentación, hay tres categorías.
Estas son las básicas y las que el enemigo siempre le va a presentar; pues el no
tiene nada de nuevo.
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo,
el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
1 Juan 2:15, 16
1. Los deseos de la carne. Son aquellos que provienen de nuestro hombre
viejo
2. Los deseos de los ojos. Son todas aquellas cosas las cuales vemos y
desatan dentro de nosotros la codicia y la avaricia
3. La vanagloria de la vida. Esta es la mas peligrosa y la más sutil; tiene que
ver con la exaltación de nuestro ego, el deseo de jactarse de lo que uno ha
llevado a cabo, el deseo de sobresalir, etcétera
Estas son las mismas tentaciones que uso el enemigo en el huerto del Edén,
y después, con Jesús.
¿Cuál es la naturaleza de la tentación?
La mente, y el arma de la tentación es la sugerencia. La guerra no es en nuestro
espíritu sino en nuestra mente. El enemigo no puede leer su mente, lo único que
puede hacer es sugerir ideas, pensamientos y está en usted que obedezca a su
mente o no.
El enemigo no lo puede destruir si usted no acepta la sugerencia.
Cuarenta días atrás había sido dicho que Jesús era el Hijo de Dios. La voz desde
el cielo proclamó; “eres mi hijo amado”. Entonces, después de los cuarenta días
de ayuno, Jesús tuvo hambre; y, naturalmente, Jesús estaba hambriento;
biológicamente, era tiempo de comer, y viene el diablo y le dice; “Hijo de Dios, di
que estas piedras se conviertan en pan”. Pero, Jesús sabía que su habilidad no
había sido dada para su propio beneficio; su poder no era para satisfacerse a sí
mismo o sus necesidades, sino para un propósito mayor.
Ilustración; El diablo puede sugerir a nuestra mente muchas cosas, por ejemplo;
“tienes derecho a sentirte bien”, “usa droga otra vez”, “no te tratan bien en ese
trabajo o en la iglesia”, “tienes derecho a murmurar, tienes derecho a
desanimarte”.
La motivación numero uno para satisfacer los deseos de la carne es siempre
la auto gratificación.
Por ejemplo;
La masturbación = esto es pecado, porque se auto gratifica a usted mismo y a su
propia carne. El enemigo te dice; “si te sientes bien, hazlo; olvídate de lo que
pasara después”.
El hombre = Jesús tenía el derecho legal de comer, pero El dijo; “si yo hago esto,
me estoy sirviendo a mí mismo y no a los demás” (el beneficiado al comer es
usted mismo).
La habilidad debe ser acompañada de responsabilidad, Jesús, como Hijo de
Dios, sabía que tenía la habilidad de convertir las piedras en pan, pero la
habilidad no anula la responsabilidad.
El hecho de que usted pueda hacer algo, no significa que deba hacerlo; pues,
usted es responsable por lo que hace; por esto, antes de hacer algo, preguntese si
es lo correcto. Cuando su responsabilidad es violada por su habilidad, no haga lo
que es capaz de hacer. Por ejemplo; mentir, murmurar, dejar el servicio, demandar
a un hermano en la corte. La primera tentación que el enemigo usa es la
naturaleza más baja, su carne, la cual está orientada hacia el ego.
Cualquier cosa que hagamos que tenga su motivación en el ego, es una
tentación sugerida por el enemigo. Todo aquello que es orientado al auto
gratificación es una tentación del diablo.
¿Cómo vencemos la tentación de satisfacer los deseos de la carne?
Disciplinándose = lleve su carne, su ego hasta los limites; sométase al espíritu y
no siembre para la carne. Disciplínese en el ayuno.
Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno
solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 1 corintios 9:23, 24
Estableciendo prioridades = cuando una persona conoce el propósito de Dios
para su vida, lo primero que determina son sus prioridades.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
1 corintios 12:7
Si Dios le da un don, no es para que sea consumido o alimentado por su propia
concupiscencia. Dios se lo dio para ser consumido y usado para bendecir a otros.
Debemos decir; “Señor, bendíceme para que yo pueda bendecir a otros”. Cuando
Jesús contesto; “no solo de pan vivirá el hombre”, también estaba diciendo; “yo
soy el hombre humano y tengo que comer; pero mi propósito es hacer la voluntad
de Dios”.
Basado en sus prioridades, determine su disciplina, por medio de la cual
dirá; “no a la tentación”.
¿Cómo hacemos esto?
Viviendo en santidad; apartado del pecado.
Dándose en servicio; pensar en los demás como una responsabilidad antes de
satisfacer nuestros propios deseos; y sobre todas las cosas, tener un gran deseo y
temor de Dios de no desagradarlo.
Por ejemplo, si su prioridad es la oración, tratara de disciplinarse en ella.