Entorno Financiero por Pablo Padilla ¿Cómo llegamos hasta aquí? Durante la semana laboral que terminó el pasado viernes 10 de octubre, se experimentó un agravamiento de los extraordinarios sucesos que se han vivido en los mercados financieros del mundo, incluido México. E l Dow Jones (uno de los índices de las bolsas de Estados Unidos) sufrió durante dicha semana la peor caída de sus 112 años de historia: -18% (el récord anterior había sido durante 1933 en la Gran Depresión). El viernes 10 fue el día más volátil, pues registró una variación de más de 1,000 puntos entre su nivel mínimo y máximo del día ( de -697 puntos en algún momento de la mañana a +322 puntos cerca del final del día, para finalmente cerrar con una pérdida de -128 puntos, el 1.49%). También ese mismo viernes se estableció un nuevo récord histórico en cuanto al intercambio de acciones en una sola jornada (11.1 billones de acciones). Estoy seguro de que, si buscamos en las estadísticas de muchos de los principales mercados bursátiles del mundo, nos encontraríamos con muchos récords similares. En el cuadro 1 que sigue se pueden observar los resultados para dicha semana y los acumulados para el 2008 de los principales mercados bursátiles del mundo. 10 ENTORNO Cuadro 1 Índice Rendimiento semanal Rendimiento Acumulado 2008 Dow Jones -18.15 % -29.23 % México -13.42 % -25.19 % Canadá -16.09 % -34.51 % S&P -18.20 % -31.91 % Nasdaq -15.30 % -30.60 % Brasil -20.01 % -36.09 % Rusia -24.54 % -65.09 % China -12.78 % -60.59 % Japón -24.33 % -45.93 % Alemania -21.61 % -37.25 % Francia -22.16 % -37.10 % España -21.05 % 8.80 % Inglaterra -20.19 % -34.14 % Explicar, con la mayor claridad posible, cuáles son los orígenes de esta crisis y el porqué de su magnitud y profundidad, es el objetivo de este artículo. 1. El famoso “Sub-Prime” y la crisis hipotecaria en Estados Unidos Hoy día una muy buena parte de los habitantes de este planeta hemos escuchado, en más de una ocasión, el término “Sub-Prime”, pero ¿qué significa realmente? Este término tiene su origen en una clasificación que se hace en los mercados hipotecarios de Estados Unidos con respecto a los sujetos de crédito. En esta clasificación, aquellas personas con las mejores calificaciones para que se le otorgue un préstamo hipotecario se les conoce como “Prime”; el siguiente nivel de esta escala es lo que se conoce como “Alt-A” y finalmente, en el fondo de la escala tenemos a los sujetos llamados “Sub-Prime”. Unas de las características de las personas que se encuentran dentro de esta clasificación es que sus ingresos, además de inestables, son difíciles de comprobar (por ejemplo, meseros, trabajadores agrícolas, etcétera). El problema que vivimos tiene su origen en el crecimiento del número de hipotecas que se otorgaron a este tipo de personas y la forma en que éstas se financiaban. Estos créditos se colocaban con la participación de unos agentes llamados “originadores”, que a cambio de una comisión llevaban a los bancos a este tipo de personas “Sub-Prime” con una solicitud de crédito. Los bancos estaban dispuestos a otorgar este tipo de hipotecas porque en realidad no pensaban mantenerlas como parte de sus activos. Una vez que un banco tenía un número importante de créditos individuales, éste los vendía a una estructura que podía ser un fideicomiso o una empresa especialmente creada para ello, y la misma emitía instrumentos (valores) —es ,decir contrataba deuda— para hacerse del dinero necesario para pagar los créditos hipotecarios al banco, y dichos instrumentos se colocaban en los mercados financieros del mundo (incluidos los de Estados Unidos). Cuadro 2 El problema surge cuando la cartera vencida de dichos créditos comienza a aumentar mucho más allá de las estimaciones que se hicieron para vender los instrumentos respaldados por las mismas hipotecas, ya que los ingresos recibidos por la estructura ya no eran suficientes para hacer frente a la deuda contratada. Además, otro punto que ha jugado en contra de quienes habían invertido en estos instrumentos, ha sido el deterioro de las propiedades que respaldaban las hipotecas. Esto porque en Estados Unidos, en cuanto una persona deja de pagar tres mensualidades consecutivas de su hipoteca, legalmente se le puede sacar de su casa, quedando ésta última en abandono y sin mantenimiento. (Conviene recordar que la mayor parte de este tipo de propiedades se hacen de madera y con materiales de baja calidad.) La primera noticia de que existían importantes problemas en este mercado se dieron a conocer en marzo del 2007, cuando HSBC reconoció una pérdida por 3.5 billones de dólares relacionada con este tipo de inversiones. A partir de ahí los anuncios por parte de los bancos de pérdidas relacionadas con este tipo de instrumentos se aceleraron y provocaron una muy importante caída en el precio de sus acciones, destacando las pérdidas anunciadas por CitiBank, UBS (un banco suizo) y Merrill Lynch (un banco de inversión de Nueva York) que, en conjunto, sumaron pérdidas por más de $100,000 millones de dólares. En el Cuadro 2 se puede observar el comportamiento de las acciones de algunos de los principales bancos del mundo de 2007 a la fecha: Financieras 2007 -2008 (Variación %) El problema crece de magnitud porque este tipo de operaciones no sólo se hacían para los llamados créditos “Sub-Prime” sino que se hacían también para los “Alt-A” y también con respecto a otros tipos de créditos: tarjetas de crédito, créditos para estudiantes, créditos para automóvil, etcétera. Este tipo de innovación financiera permitió que el crédito creciera en el mundo como nunca lo había hecho y también permitió que el riego, que normalmente hubiese quedado como parte de los activos de un banco, fuera transferido a otros participantes, e incluso terminara en manos del ahorrador común y corriente. 2. El apalancamiento de los balances (tanto de bancos como de muchos inversionistas) Algo importante que asimilar con respecto a lo descrito en el punto anterior es que, aunque los bancos originaban muchos de los créditos (ya fueran hipotecarios, de tarjetas de crédito, para adquirir automóviles o para desarrollar centros comerciales u oficinas), éstos no se quedaban con los mismos dentro de sus balances, sino que los convertían en instrumentos que se vendían a muchas clases de inversionistas. Para entender la magnitud del problema que estamos viviendo es necesario explicar cómo es que algunos de estos inversionistas compraban este tipo de instrumentos. Durante los últimos años el acceso al crédito había sido sumamente fácil y barato en los mercados internacionales. Esto motivó a muchos inversionistas a pedir prestado a una tasa de interés relativamente baja, y con dichos recursos se dedicó a comprar instrumentos como los que hemos comentado anteriormente, los cuales ofrecían un rendimiento mayor que lo que se tenía que pagar por el dinero que se pedía prestado y, por lo tanto, se generaba una utilidad “fácil”. Para entender lo anterior, pongamos un ejemplo: imaginemos que una persona que tiene $100 para invertir pide prestados otros $100, a una tasa del 5% anual y, por lo tanto, tiene $200 con los que compra un instrumento respaldado por hipotecas “SubPrime”, que promete una tasa anual del 10%. Si todo sale bien, al final de un año recibe $20 (el 10% de $200) y tiene que pagar $5 (el 5% de los $100 que pidió prestado) más el principal del crédito ($100), y por lo tanto le queda una utilidad de $15 (total de ingresos $200 + $20; menos total gastos $5 + $100), lo que representa un rendimiento sobre su capital (sus $100 originales) del 15%. Ahora supongamos que, como consecuencia de que no todas las hipotecas se pagaron, el instrumento que originalmente compró en $200 baja de valor a $150 (una pérdida del 25%) y sólo recibe la mitad de los intereses originalmente prometidos: ENTORNO 11 por lo tanto, recibe $10 (la mitad de los intereses originalmente esperados), tiene que pagar los mismos $5 por el préstamo más los $100 del principal del mismo, pero ahora tiene una pérdida adicional de $50 y por lo tanto sólo le quedan $55 (total de ingresos $150 + $10; menos total gastos $5 + $100), lo que representa una pérdida de casi la mitad de su capital original. El párrafo anterior muestra lo que entendemos por “apalancamiento”; es decir, las veces-capital que alguien pide prestado. Por ejemplo, la regulación bancaria permite a los bancos comerciales apalancar su propio capital entre 8 y 10 veces. Imaginen lo que hubiese pasado en el ejemplo anterior si, en vez de una vez de apalancamiento ($100 de capital original y $100 de préstamo) se hubiesen pedido en crédito $800. Evidentemente, no sólo no hubiese quedado nada del capital original, sino que al final se tendría una deuda gigantesca. Precisamente el ejemplo anterior es lo que ha llevado a la desaparición de la llamada “Banca de Inversión” en Wall Street. Al comenzar 2008 seguían existiendo las 5 grandes instituciones de Banca de Inversión: Bear Stearns, Merrill Lynch, Lehman Brothers, Morgan Stanley y Goldman Sachs. Actualmente las tres primaras han desaparecido y las últimas dos están en proceso de convertirse en Bancos Comerciales, aunque al momento de escribir el presente artículo siguen existiendo dudas sobre su viabilidad financiera. Aquí es importante comentar que la Banca de Inversión en Estados Unidos prácticamente vivía en un entorno sin ningún tipo de supervisión o regulación ya que, en teoría, estas instituciones no captaban recursos del público en general, y quienes hacían operaciones con ellas se consideraban como inversionistas sofisticados. El problema fue que 12 ENTORNO estas empresas manejaban un nivel promedio de apalancamiento de alrededor de 40 veces su capital, por lo tanto imaginen las pérdidas a que han estado expuestas estas instituciones y, por lo tanto, quienes les prestaban el dinero para mantener ese nivel de apalancamiento, ya que no cuentan con los recursos para hacer frente a sus obligaciones. Conviene aclarar que este tipo de operaciones no sólo las hacían los bancos: existen muchos otros participantes de los mercados financieros que las llevan a cabo: fondos de inversión, empresas públicas o privadas, fondos de pensiones, fondos de ahorro e incluso personas en lo individual. Además, se desarrollaron una serie de instrumentos, hoy conocidos como “productos estructurados”, que facilitaban, a cualquiera que quisiera, tener una exposición del tipo que hemos descrito. Todo lo anterior, multiplicado al infinito, es lo que nos ha puesto en este momento de la historia. El problema radica en que nadie sabe la verdadera magnitud del problema ni la forma en que los distintos participantes están expuestos a estos fenómenos. 3. La crisis del crédito Los problemas que surgen como consecuencia de los dos fenómenos descritos anteriormente son muchos y de muy diversos aspectos. Sin embargo, el más inmediato e importante es lo que hoy llamamos la crisis crediticia. Esta crisis del crédito, entendida como una escasez del mismo, ha venido escalando y actualmente ha alcanzado niveles sumamente preocupantes y sus repercusiones estarán presentes por muchos años. Resulta evidente que, en cuanto la cartera vencida o la falta de pago relacionada con los llamados “SubPrime” fue creciendo, los mismos bancos comenzaron a poner mayores restricciones para otorgar este tipo de créditos hipotecarios. Lo mismo sucedió en las otras categorías de acreditados y, por lo tanto, comenzó a observarse que el valor de las propiedades inmobiliarias en Estados Unidos empezó a disminuir, al principio moderadamente y hoy, en algunos estados (Florida y California), dramáticamente. Esto a su vez disminuyó el valor de las propiedades hipotecadas y, por lo tanto, hay muchas personas que viven en casas que valen menos que la deuda con la que fueron adquiridas, lo que a su vez agrava el problema. Una vez que se combinan la falta de pago en los créditos hipotecarios y la disminución del valor de las propiedades dadas en garantía, se logra una mezcla sumamente explosiva. El valor de todos los instrumentos que se emitieron a través de las estructuras ya comentadas, y en su mayoría adquiridos vía “apalancamiento”, se desploma de manera dramática. Un ejemplo de esto lo tenemos en la venta que tuvo que hacer Merrill Lynch a 22 centavos de un portafolio de hipotecas “Subprime” en el que había invertido originalmente ¡$30,000 millones de dólares¡, y recuperando sólo un poco más de $6,000 millones de los mismos (pocos días después de esto, la compañía fue adquirida por Bank of America). No es difícil imaginar el susto que se llevaron quienes le habían prestado dinero a Merrill Lynch para adquirir estos instrumentos. Una vez que se empezaron a hacer públicas las pérdidas a que se estaban enfrentando los inversionistas en este tipo de instrumentos, y dado el apalancamiento existente, se hizo evidente que muchos participantes (incluidos bancos) habían perdido una muy buena parte de su capital o, en algunos casos, incluso más que eso, lo que a su vez provocó una enorme desconfianza para que los bancos se prestaran entre sí, lo que llevó a la crisis crediticia a un segundo nivel. Una variable que nos puede ayudar a entender la magnitud de este problema entre los bancos es el diferencial de la tasa libor de 3 meses (que es una tasa que refleja el costo promedio de los préstamos entre bancos) y la tasa de referencia establecida por la Reserva Federal de los Estados Unidos (su banco central) y que hoy se ubica en el 1.5%. En periodos de estabilidad, este diferencial ha sido en promedio de 0.20. Hasta hace unas semanas había subido a 0.80 y al cierre del viernes 10 alcanzó su mayor diferencial histórico, para ubicarse en 3.25 (4.75% vs. 1.50%). Este diferencial podría ser mucho mayor si no fuera porque los bancos centrales del mundo han intervenido de manera agresiva prestando directamente grandes cantidades de recursos a los bancos: sólo en Estados Unidos, más de $900,000 millones de dólares. (Ver cuadro 3.) Cuadro 3 Esta desconfianza entre los propios bancos, relacionada con su salud financiera y su exposición a los mercados, se agravó de manera importante hace tres semanas cuando el Tesoro de Estados Unidos decidió dejar que Lehman Brothers (el cuarto Banco de Inversión más grande del mundo al comienzo de 2008) se fuera a la quiebra. Los participantes de los mercados fueron sorprendidos con esta decisión, ya que habían descontado que, tratándose de las grandes instituciones financieras, los gobiernos no permitirían que quebraran, dadas sus posibles repercusiones. La toma de conciencia de que los intermediarios financieros, sin importar su tamaño, podían quebrar, tuvo dos consecuencias importantes: por un lado, el ahorrador común empezó a dudar si sus depósitos en los bancos estaban seguros o no y, por otro lado, la crisis crediticia entró en un tercer nivel, ya que los bancos ampliaron sus restricciones de manera considerable a todas las Libor 3m (USD y EUR) vs Fed Fund Rates entidades económicas, e incluso han entrado en una fase en la que están pretendiendo recuperar créditos que ya han otorgado, lo que a su vez ha estresado la liquidez de las empresas. Este tercer nivel de la crisis crediticia ha contaminado de manera grave al mercado bursátil de papeles corporativos (emitidos por empresas, estados, municipios, etcétera) y no sólo no se ha podido colocar nueva deuda, sino que incluso los vencimientos no se están pudiendo refinanciar, lo que a su vez está incrementando los índices de no pago de las empresas y, por lo tanto, todo ello está dando lugar a una serie de procedimientos legales que sólo agravan la situación. Hasta hoy sólo estamos en el comienzo de este tercer nivel de la crisis crediticia, los dos niveles anteriores no han desaparecido y sus consecuencias siguen repercutiendo en los mercados, pero conviene apuntar que a cada uno de estos niveles le corresponde una serie de consecuencias de corto, mediano y largo plazos. Pienso que al primer nivel de esta crisis crediticia (“Sub-Prime”) se le puede asociar más con consecuencias de corto plazo; el segundo nivel de esta crisis (el problema entre los bancos) estará más asociado con consecuencias de mediano plazo y, por desgracia, el tercer nivel (el efecto sobre las entidades económicas, en particular, las empresas) tendrá muchas más repercusiones de largo plazo, lo que explica las caídas en las bolsas de valores alrededor del mundo.E Financieras 2007 -2008 (Variación El autor es%) Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Fue Director del Mercado de Dinero (1984-88) y Director de Promoción Especializada (1988-91) de Acciones y Valores de México. De 1993 a 1995 fue Director de Finanzas-Tesorería (nacional e internacional) de Grupo Financiero Banacci. Desde 1995 hasta la fecha es Director General de Columbus de México, Asesores Financieros. www.columbus.com.mx
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