Tedesco, Juan Carlos (Comp.). (2005). ¿Cómo superar la desigualdad y la fragmentación del sistema educativo argentino? Buenos Aires, Argentina: Instituto Internacional de Planeamiento Educativo (IIPE), UNESCO. 365 pp. ISBN: 987-20149-0-6 Reseñado por M. Fernanda Astiz Canisius Collage September 18, 2006 La relación entre la reproducción social, la producción de capital humano, los niveles de escolarización y el desarrollo económico es un tema de sumo interés para los estudios comparados internacionales. Ya en los años sesenta, el impacto del nivel socioeconómico de las familias en el logro escolar de los estudiantes fue documentado para el caso norteamericano (ej., Coleman, Campbell, Hobson, McPartland, Mood, Weinfall, & York, 1966). Desde entonces, varios estudios que fundamentalmente analizaban el logro escolar de los estudiantes, se focalizaron en describir cómo el nivel socioeconómico de la familia y la escuela reproducían interactivamente el estatus social de los estudiantes (ej., Lareau, 1987; Schneirder & Coleman, 1993; Shavit & Blossfeld 1993). Relacionado con esto, algunos estudios se centraron en identificar los factores que diferenciaban a una escuela de otra en su intento por mitigar la desigualdad social (Brookover, Beady, Flood, Schweitzer, & Wisenbaker, 1979; Austin & Garber, 1995). En dos estudios ampliamente citados, Heyneman y Loxley (1982, 1983) nos mostraban con datos de los años setenta que el nivel de desarrollo de un país, medido por su producto bruto nacional, condicionaba las relaciones entre: a) el nivel socioeconómico de la familia y el rendimiento de los estudiantes y b) entre la calidad de los recursos escolares y el rendimiento de los estudiantes. Básicamente estos estudios cuestionaban la uniformidad de los resultados de los años sesenta y ponían en tela de juicio que el patrón que se observaba entre estas dos relaciones fuera el mismo tanto para los países ricos como para los pobres. Heyneman y Loxley (1982, 1983) argumentaban que en los países ricos, el ingreso familiar, más que la calidad de la educación impartida en la escuela, condicionaba el logro de los estudiantes. Lo opuesto ocurría en los países pobres en donde la gran diferencia entre la calidad de la educación provista por las escuelas determinaba con mayor fuerza el rendimiento escolar de los educandos, dejando en claro el poder de la escolarización como mecanismo de distribución de capital humano y consecuentemente su impacto en el nivel de desarrollo de un país. http://edrev.asu.edu/reviews/revs128 2 Lo mismo nos mostraba Fuller (1987), quien luego de haber revisado unos 60 trabajos publicados con anterioridad a 1985, señalaba el profundo impacto que los bajos estándares de calidad escolar expresados en el gasto destinado a la educación, los materiales disponibles, la calidad de los docentes, las prácticas pedagógicas y de gestión escolar tienen en el rendimiento de los estudiantes en países en vías de desarrollo.1 Más recientemente, y replicando los estudios de Heyneman y Loxley (1982-1983), Baker, Groesling y LeTendre (2002) muestran en un análisis que utiliza la base de datos TIMSS (Third International Math and Science Study, hoy conocido como Trends in Math and Science Study [Estudio de Tendencias en Matemática y Ciencia]), que el nivel socioeconómico de la familia a la que los estudiantes pertenecen es la variable más importante para predecir el rendimiento escolar, más aún que el nivel de ingreso del país. Además enfatizan que la escuela hoy no compensa las diferencias sociales ni en los países en vías de desarrollo ni en los desarrollados. Según Baker et al., (2002), la desigualdad de los logros de aprendizaje al interior de los sistemas educativos (por ejemplo, entre escuelas y distritos escolares) es una tendencia global. ¿Cómo superar la desigualdad y la fragmentación del sistema educativo argentino? libro que fuera encomendado por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación al IIPE y compilado por Juan Carlos Tedesco, actualmente Vice Ministro de Educación Nacional, nos recuerda una vez más la seria situación de desigualdad por la que atraviesan numerosos países alrededor del mundo, a la cual la educación no le escapa, y los desafíos que enfrenta el sistema educativo argentino a principios del siglo XXI. Esta colección de ensayos de interés para la política educativa comparada está compuesta por el prólogo, escrito por el Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Daniel Filmus, en el cual identifica los dos mayores problemas y desafíos que la educación argentina debe enfrentar hoy, la desigualdad en los resultados de aprendizaje y la fragmentación de la oferta entre las distintas provincias y niveles del sistema educativo, que acentúan y reproducen la exclusión social. Además menciona la importancia del aporte académico para el debate y la construcción de propuestas para combatirlas. Le sigue una sección introductoria escrita por el propio Tedesco con los lineamientos generales del libro que serán abordados, aunque con diferente énfasis, en el resto de las contribuciones que le siguen. Entre los puntos que Tedesco menciona en su introducción figuran, el impacto significativo que las transformaciones económicas llevadas a cabo durante los años noventa han tenido en la sociedad argentina con saldos acuciantes en términos de concentración de ingreso, exclusión social, fragmentación cultural, entre otros, y el efecto de estos fenómenos sobre los logros de aprendizaje. A éstos se le suman los cambios institucionales llevados a cabo por la reforma educativa implementada durante la misma década, la escasez de recursos destinados a la educación, la desprofesionalización docente y la pobreza de la práctica pedagógica, además de la puja de intereses corporativos que en muchos casos ha imposibilitado consensuar el proyecto de país al que aspiramos y qué lugar le cabe a la educación en ese proyecto. Asimismo, Tedesco reafirma el activo y legítimo rol que le compete al Estado para resolver los problemas mencionados con estrategias de cambio que contemplen el crecimiento económico con equidad y que satisfagan: dos criterios básicos: por un lado, no desestabilizar aún más a los actores internos del sistema y, por el otro, comenzar a resolver efectivamente algunos problemas para generar un clima de confianza imprescindible hacia los responsables de la gestión educativa. … Estrategias que transmitan tranquilidad no implica dejar las cosas como están. Implica, por un lado, aceptar que mucha cosas pueden ser modificadas sin afectar el marco legal y normativo existente… y, por el otro, colocar el debate en los puntos donde se encuentren efectivamente los acuerdos y conflictos (p. 33). 1 Ver también los trabajos de Comber y Keeves (1973). Cómo superar la desigualdad 3 Es justamente en este debate sobre el país y la educación que queremos donde se sitúan las diez contribuciones que conforman esta compilación. Las mismas han sido escritas por Inés Aguerrondo, Inés Dussel, Silvina Gvirtz, Alfredo Manuel van Gelderen, Silvia Montoya, Gabriel Petrucci, Adriana Puiggrós, Horacio Sanguinetti, Flavia Terigi, María Inés Abrile de Vollmer y María Clotilde Yapur; varios de estos estudiosos desempeñan o han desempeñado cargos públicos en áreas educativas. Estas contribuciones abordan estrategias para la transformación educativa argentina de esta década. Dada la amplia coincidencia y superposición de las propuestas sugeridas por los autores, muchas de ellas demasiado generales, me centraré en describir los aspectos sobresalientes y los elementos comunes a todos ellos. Cabe mencionar que además del interés político que este libro suscita, el mismo oficia como un elemento de rendición de cuentas (accountability), particularmente para aquellos autores en puestos de toma de decisión. En primer lugar, y siguiendo los lineamientos de Tedesco, en todos los capítulos se asume la necesidad de cambios tanto prioritarios como de mediano y largo alcance para sanear los problemas de desigualdad y fragmentación que enfrenta la educación argentina. También se identifica al Estado (nacional y provinciales), y luego a la sociedad en su conjunto, como agente fundamental para compensar diferencias y generar condiciones de “educabilidad” para todos. Para reducir las brechas sociales y enfrentar los desafíos de una educación equitativa, las propuestas presentadas en este libro enfatizan, además de la exigencia de contar con la voluntad política y el compromiso nacional, la necesidad de “atacar” estos problemas con mayor financiamiento y, dado que el tema excede a la política educativa, la intervención del Estado con políticas económicas y sociales integrales que instalen la equidad educativa como estrategia de desarrollo nacional, tendiente a “lograr la permanecía de los educandos pobres en el sistema por más tiempo y compensar así las desventajas iniciales de este sector de la población” (Montoya, p. 176). Para ello, Vollmer, quien fuera Subsecretaria del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, destaca los avances logrados en cuanto a la coordinación de las políticas sociales que unificaron prestaciones con la intención de mejorar su gestión y alcanzar mayores resultados educativos, pero menciona la necesidad de un diálogo más estrecho entre las autoridades nacionales de los sectores de educación, desarrollo social y economía para romper el círculo vicioso de la pobreza. Haciendo hincapié en la importancia del diálogo sobre cómo mejorar el sistema educativo, Adriana Puiggrós, autoridad educativa máxima en la Provincia de Buenos Aires, señala que “el Ministerio de Educación de la Nación ocupa el lugar pertinente para proponer a las provincias una discusión franca sobre una ‘reforma de la reforma’” (p.188).2 Discusión que se ha puesto en marcha en la República Argentina durante el mes de mayo del año en curso aunque con la intensión de generar una nueva ley de educación.3 En cierta medida, la propuesta de la actual conducción del Ministerio de Educación Nacional resulta contradictoria con los lineamientos generales de este libro que plantea el debate dentro del marco legal vigente. Por un lado se tiende a dar coherencia y sanear las fracturas que actualmente presenta el sistema escolar y, por el otro, se sugiere una discusión que tienda a modificar lo que fue reformado recientemente y que hasta ahora no se ha implementado en su totalidad en la mayoría de las distintas jurisdicciones educativas en concordancia con la Ley Federal de Educación. Como argumenta Puiggrós, es necesario realizar primero una evaluación ecuánime del alcance de la implementación de esta ley así como de la diversidad de modelos de la nueva estructura ensayados en los sistemas educativos provinciales y sus distritos, muchos de ellos exitosos, para comenzar cualquier diálogo. “Toda nueva modificación debe hacerse partiendo de un análisis 2 La cursiva es utilizada en el texto original. Las bases de la discusión sobre la reforma están accesibles a toda la comunidad en la pagina Web del Ministerio de de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. 3 http://edrev.asu.edu/reviews/revs128 4 realista y respetuoso de las distintas situaciones y efectos… antes que imponiendo un nuevo modelo supuestamente mejor desde el punto de vista técnico” (p.186). Además, no debemos olvidar el carácter federal del sistema. Por eso tratando de evitar tendencias unitarias, varios de los capítulos instan a un diálogo que aporte a la homologación pero respetando y fortaleciendo las estructuras organizacionales provinciales y su diversidad. Por su parte, Dussel tratando de ir más allá del análisis de la desigualdad entendida en sus aspectos económico y jurisdiccional, reflexiona sobre este tema desde una postura más pluralista, cuestionando no sólo la visión de igualdad en la que se fundó el sistema educativo argentino “como inclusión homogeneizante… que sostuvo formas de integración escolar diferenciadas que perpetuaban las diferencias sociales” (p. 91) –la que Sanguineti pareciera defender con su propuesta de volver a un pasado que considera mejor– sino también las políticas sociales o compensatorias implementadas fundamentalmente en los años noventa que no interrogaron sobre las condiciones institucionales ni sociales que generaban esa desigualdad. Es por eso que en su escrito Dussel brega por el entendimiento de los problemas de desigualdad e igualdad de oportunidades desde una perspectiva más plural que considere cuestiones de género, etnia, generacional, de acceso al sistema financiero, por nombrar algunas variantes posibles. Lamentablemente la definición de desigualdad que sigue primando en la mayoría de las propuestas de este volumen giran en torno a los aspectos de ingreso y geográfico. Sería importante que un debate profundo sobre este tema se instalara no sólo en la educación sino en el seno de la sociedad argentina y en relación al tema de ciudadanía, concepto complejo si los hay, y que con tantas limitaciones y contradicciones se ha abordado tanto en los Contenidos Básicos Comunes, la Ley Federal de Educación (Astiz & Mendez, 2006) y en el actual documento para el debate de la nueva ley educativa. Otro tema presente en todas las contribuciones, aunque en particular en las de Aguerrondo, Gvirtz y Petrucci, Terigi, Vollmer y Yapur, es el del los cambios profundos que deben llevarse a cabo en el diseño del modelo de gestión educativo público, destinados a promover mayor eficiencia, participación, homogeneidad de resultados y responsabilidad compartida de los logros educativos, y cohesión y articulación entre el Estado nacional y los Estados provinciales. Se proponen estrategias orientadas a garantizar la equidad y calidad del sistema a partir de la redefinición de las funciones y de la toma de decisión de los organismos de gobierno educativo tanto provinciales como nacionales, incluidas las escuelas. Particularmente van Gelderen centra su discusión en la gestión escolar y en la necesidad de que las escuelas obtengan mayor autarquía. Esta postura insta, a su vez, a establecer lazos más estrechos con los miembros de la comunidad educativa y organizaciones no gubernamentales en el sostenimiento de una educación de calidad. Asimismo los capítulos sugieren una mejor y más equitativa asignación de recursos materiales, organizativos y humanos, que los cargos docentes y no docentes sean nombrados al nivel de la unidad educativa y que cada alumno cuente con un legajo único móvil. Es importante señalar y tener en cuenta al momento del diseño y la reestructuración organizacional, que si bien los modelos de gestión impactan sobre lo que ocurre en la práctica educativa cotidiana, no siempre lo hacen con la intención con la que fueron diseñados (Astiz, Wiseman & Baker, 2002). Para lograr mayor cohesión nacional y homogeneidad de resultados, Aguerrondo analiza dos medidas que deberían llevarse a cabo desde la administración educativa central. Primero, insertar mecanismos de control de calidad a través de la implementación de exámenes al final de los niveles básico y polimodal (medida también propuesta por van Gelderen). Para que esto fuera posible, sería necesario, como argumenta tanto Puiggros como Terigi, el diseño de verdaderos contenidos mínimos comunes y no un listado extensivo de contenidos y tecnicismos como el que esta en vigencia, que dista de constituir un elemento adecuado para establecer aprendizajes y mucho menos para la evaluación de los mismos (Terigi, p. 245); además de la necesidad de supervisar seriamente Cómo superar la desigualdad 5 los materiales y contenidos de los libros de estudio (Terigi).4 Segundo, asegurar que todo el que enseñe tenga los conocimientos para hacerlo, estableciendo un control de calidad de la formación docente semejante al modelo que hoy se utiliza en los Estados Unidos de América, asociado a un mecanismo de evaluación como culminación de la formación docente tanto terciaria como universitaria. En todos los casos estos sistemas de control y examinación servirían como elemento de certificación de títulos de validez nacional, demanda de varios de los autores de este libro. Finalmente, los aspectos pedagógicos constituyen otra temática común a todos los documentos, fundamentalmente con respecto a quién y cómo enseña. Las propuestas están orientadas a la homogenización de la cultura docente mejorando los niveles de profesionalización y la capacitación de los mismos, como también sus condiciones laborales. Entre las últimas no sólo se considera el tema salarial sino aquellos que tiendan a establecer un sistema claro y consistente de la carrera docente basados en mecanismos de evaluación de desempeño que revaloricen la excelencia pedagógica (Sanguinetti). También se sugiere posibilitar la existencia de equipos docentes en las escuelas secundarias con cargos de tiempo completo similar a los existentes en las escuelas dependientes de la Universidad de Buenos Aires o del antiguo Proyecto 13 (Aguerrondo, van Gelderen, Gvirtz y Petrucci). Este tema es central para mejorar la gestión y cultura institucional, los niveles de participación y el diseño curricular al nivel de la escuela, aspectos que investigaciones recientes muestran como fundamentales para alcanzar una verdadera autonomía escolar (Astiz, 2006). Yapur, en su estudio de caso de la provincia de Tucumán, que junto con el artículo de Montoya son de los pocos que utilizan datos empíricos eficientemente, menciona la importancia de una pedagogía basada en la confianza del educador en la capacidad de aprendizaje de los educandos y en los intereses y necesidades de los mismos. Asimismo Terigi, Puiggrós, Aguerrondo y Sanguinetti enfatizan la necesidad de que la escuela articule a través del currículum y las prácticas pedagógicas los saberes escolares con los productivos y universitarios. Para ello, como Yapur propone, es fundamental propulsar la investigación educativa en torno a la escuela y a la enseñanza. Entre los temas ausentes en este libro figuran las desigualdades generadas por la falta de acceso a los conocimientos informáticos y tecnológicos, los aspectos relacionados con educación especial, la educación física, la educación de adultos y la educación para la salud. Tampoco ninguno de los capítulos hace de la educación para la ciudadanía su vocación y, si se menciona, se lo hace tangencialmente. Al mismo tiempo, la educación privada y las subvenciones que el Estado destina a las mismas, aun en situaciones de crisis educativa, están fuera del alcance de estos escritos. Por otro lado hay una gran deficiencia en cuanto a la definición de los conceptos “familia” y “comunidad educativa”; la gran mayoría de los escritos los sigue considerando desde una perspectiva tradicional. Este es un punto que demuestra la necesidad de combinar diferentes modelos teóricos, metodologías de análisis y recolección de datos para entender mejor la realidad social y educativa argentina. La colaboración entre distintas áreas de estudio que produzca formas interdisciplinarias de conocimiento, no ha sido integrada a la gran mayoría de los capítulos de este libro, a pesar de que su importancia es mencionada en algunos. Los trabajos de este tipo, que incluyan estudios de situación y datos empíricos para el análisis y diseño de políticas educativas permitirían identificar y distinguir los problemas urgentes de los de mediano y largo alcance para diseñar políticas en concordancia, así como para generar repuestas mejores y más informadas. Otro problema que el texto presenta es la falta de una coordinación y edición eficiente. Es interesante que el objetivo del libro sea proponer propuestas para resolver las fracturas y desigualdades del sistema educativo argentino y no pueda superar las propias. Es, fundamentalmente, la labor del compilador velar por la coherencia y unidad del texto, evitar la 4 Sobre el efecto de los libros de texto en el rendimiento escolar, ver entre otros Lockheed, Vail y Fuller (1983). http://edrev.asu.edu/reviews/revs128 6 superposición de temas, como así también establecer estándares de calidad. Es frustrante para el lector leer diez reflexiones similares con respecto a la reforma educativa de los años noventa, encontrarse con propuestas muy semejantes, advertir que algunos trabajos no cuentan con las referencias bibliográficas o presentan serios problemas de estilo y edición. Estos inconvenientes podrían haber sido resueltos con un proceso de revisión o evaluación externa o con una simple preselección de temas a cargo del compilador en base a las especialidades de los convocados. De esa forma se hubiera evitado tanta generalidad y poco particularismo en el desarrollo de las contribuciones. O simplemente se podría haber hecho una convocatoria pública en base a ciertos temas a tratar y seleccionar los mejores. Recordemos que elevar el nivel de la formación y la producción académica, y de la política educativa en particular, es también una forma de combatir la desigualdad educativa, además de contribuir al desarrollo productivo de un país. Como sugerí más arriba la desigualdad y la fragmentación del sistema educativo argentino ni son nuevas ni atañen sólo a la Argentina, mirar hacia fuera como hacia adentro para identificar y comparar las repuestas más efectivas a estos problemas es una opción que la política y el debate educativo no deben dejar de lado. Sobre el compilador del libro: Juan Carlos Tedesco es licenciado en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires. Se desempeñó como profesor en distintas universidades de Argentina y de América Latina y ha publicado numerosos artículos y libros sobre las relaciones entre educación y sociedad. Ocupó diversos cargos de dirección en oficinas de la UNESCO: CRESALC (Centro Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe), Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC) y la Oficina Internacional de Educación (OIE), en Ginebra. Actualmente es el Director de la sede regional del Instituto Internacional de Planificación de la Educación IIPE - UNESCO en Buenos Aires. Sobre la autora de la reseña: M. Fernanda Astiz es profesora en la escuela de postgrado en Educación y Administración en Canisius College, USA. Recibió su doctorado y maestría de la The Pennsylvania State University en Teoría y Política Educativa y Educación Comparada e Internacional y su licenciatura en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Sus áreas de investigación y enseñanza incluyen la política educativa, los fundamentos de la educación y la educación comparada. Entre sus temas de investigación más recientes figuran el impacto de la globalización en la política educativa, las escuelas como organizaciones, las políticas de descentralización educativa y la socialización política de los adolescentes. Puede contactar a la Dra. Astiz al siguiente correo electrónico: [email protected]. Referencias Astiz, M. F. & Mendez, G. (2006). Education for citizenship. Argentina in Comparison. Education, Citizenship and Social Justice, 1 (2), pp. 207–232. Astiz, M. F. (2006). School autonomy in the province of Buenos Aires, Argentina: Evidence from two school districts. Comparative Education, 42 (2), pp. 203-223. Astiz, M. 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