¿Cómo hacer un buen concreto en obra? El concreto es el material de construcción más utilizado debido a su versatilidad, durabilidad y economía. Básicamente consiste en dos componentes: el agregado y la pasta. La pasta está compuesta por cemento y agua, y tiene la función de unir los agregados, que son una mezcla de piedra y arena, en una masa similar a una roca. De esta forma se obtiene el material que es resistente a la compresión, es durable, fácilmente moldeable, resistente al fuego, a la corrosión y a los ataques de plagas. El obtener un buen concreto en la obra depende tanto de la materia prima que se está utilizando como de la mano de obra. El cemento que se usa en la obra generalmente es clasificado como el cemento UG según el reglamento técnico de Costa Rica denominado RTCR383:2004. El almacenamiento del cemento debe ser adecuado: los sacos no deben estar sobre pisos húmedos, la mejor opción es utilizar las tarimas; los sacos se deben apilar juntos, pero no contra las paredes que dan hacia el exterior; cubrirlos con mantas; el orden en que vienen los sacos a la obra debe ser el orden en que se utilizan los mismos; si un saco de cemento endurece y rodando por el suelo el cemento se suelta, significa que sufrió “compactación de bodega” y se puede utilizar, de lo contrario hay que desecharlo; se recomienda que el cemento no tenga mas de 45 días de edad en el momento de ser utilizado en la obra. El agregado es el responsable de buena parte de características de concreto, por lo tanto la calidad de la piedra y arena debe ser la mejor posible. Los agregados deben ser limpios, sin arcillas, limos ni materias orgánicas. Generalmente los agregados de baja densidad son poco resistentes y porosos y habrá que evitarlos. Para mejorar el contacto entre la pasta y el agregado, la forma de agregado debe ser lo mas cúbica posible; evitar agregado alargado y aplanado. Mejor desempeño tienen agregados redondos que los de textura rugosa (triturado). Es necesario considerar la humedad de los agregados a la hora de dosificar al concreto, ya que se debe corregir el agua de mezclado. También se recomienda tapar los agregados apilados para controlar su humedad. Como la regla más simple, se puede decir que si el agua es potable, es adecuada para elaboración y curado del concreto. Dependiendo de su uso en la obra, el concreto se especifica por medio de su resistencia a la compresión. La proporción de cemento, agregado y agua que se debe utilizar para obtener el concreto especificado se llama diseño de mezcla. Este debe ser recomendado por el ingeniero encargado de la obra o por un laboratorio de materiales (p. e. el apoyo técnico del Centro Tecnológico del Concreto, CETEC®, de Holcim (Costa Rica)). Los materiales se pueden dosificar por volumen o por peso, y el diseño de mezcla debe indicar para qué tipo de dosificación es la proporción que se está dando. Siempre se recomienda utilizar el equipo mecánico para preparar la mezcla (mezcladora). Se dosifican los agregados, se mezclan, se les agrega el cemento y se sigue mezclando, y como último se agrega el agua. Se procede a colocar el concreto evitando su segregación durante este proceso (no depositarlo en un solo punto, no arrojarlo a gran distancia, no verterlo desde gran altura). Durante la colocación el concreto se compacta por medio de vibración o envarillado. El exceso de compactación provoca la segregación de concreto y su insuficiencia produce los hormigueros. Colocado el concreto, hay que proceder a darle cura adecuada durante mínimo 7 días, por medio de productos de curado, rociado con agua o inmersión. Un concreto así se puede usar en placas de cimentación, losas de piso o entrepiso, elementos estructurales (vigas, columnas, muros), relleno de celdas de mampostería o cualquier otra parte de la obra que lo requiera. Ing. Marija Trifunovic Investigadora Senior Holcim (Costa Rica) S.A.
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