AULA DE… CONOCIMIENTO DEL MEDIO Y COMPETENCIAS BÁSICAS Cómo enseñar competencias básicas a través de las ciencias 123 rf Agustín Gil Martín, M.a Elvira González Aguado Aula de Innovación Educativa | núm. 210 | pp. 12-17 | marzo 2012 | 12 AULA DE… Conocimiento del medio y competencias básicas Conocimiento e interacción con el medio P S Un enfoque competencial en la enseñanza de las ciencias exige potenciar aquellas estrategias que favorezcan el aprendizaje activo y funcional. Aunque, en este sentido, no podamos hablar de una única metodología, se ha de producir un cambio hacia opciones que promuevan la investigación, la resolución de problemas, el trabajo cooperativo, la elaboración de productos… Dicho cambio metodológico también permite desarrollar de forma natural las competencias básicas de tipo metadisciplinar. PALABRAS CLAVE: enseñanza de las ciencias, competencias básicas, competencia científica, aprendizaje activo y funcional, metodología, cambio metodológico. La competencia científica resulta crucial en la preparación para la vida futura de los jóvenes. Mediante ella, el individuo puede participar plenamente en una sociedad en la que las ciencias desempeñan un papel fundamental. Esta competencia faculta a las personas para entender el mundo que las rodea y poder intervenir con criterio. Pero la competencia científica no se logra solo con conocimientos en ciencias, también es necesario ser capaz de llevarlos a la práctica en contextos relevantes para la vida. El actual currículo oficial incorpora el enfoque por competencias, pero el agente fundamental del proceso de enseñanza, el profesorado, aún debe interiorizar el cambio que ello supone en el ámbito metodológico: abandono del academicismo y paso de una metodología fundamentalmente expositiva a otra más investigativa en la que predomine el aprendizaje activo del alumnado (Gil y González, 2011). Pese a que, más que hablar de una única metodología, se puede hablar de principios y estrategias metodológicas que subyacen dentro del aprendizaje activo, estos permiten desarrollar de forma natural las competencias básicas, en particular las de carácter metadisciplinar. ¿Qué metodologías favorecen el desarrollo de las competencias específicas del área de ciencias? La introducción de las competencias en el nuevo currículo de ciencias tiene consecuencias inmediatas para la práctica educativa, ya que la metodología es el factor más relevante para el desarrollo de estas. Trabajar la competencia científica supone realizar un aprendizaje para la vida, para dar respuesta a situaciones no previstas en la escuela, así como emplear las estrategias necesarias con el fin de transferir los conocimientos científicos (procedimentales, actitudinales y conceptuales) utilizados en la resolución de una situación a otros contextos o problemas diferentes. Por tanto, parece claro que el desarrollo de las competencias específicas del área (reflejadas en los objetivos generales) necesita un aprendizaje de tipo activo y funcional, que prepare al alumnado para saber ser, para saber hacer y para saber aplicar el conocimiento (Gobierno Vasco, 2009). Los diferentes decretos que establecen el currículo de la educación básica en nuestro país no fijan una determi- nada metodología, sino que marcan unos principios pedagógicos que deben guiar la práctica docente. En el caso de nuestra Comunidad Autónoma del País Vasco son, entre otros, los siguientes (Decreto 175/2007): El proceso de enseñanza y aprendizaje debe integrar las competencias educativas generales y ha de estar orientado al logro de las competencias básicas que aglutinan los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. El trabajo centrado en proyectos globales favorece la potencialidad de transferencia de todas las competencias básicas, así como procesos más interdisciplinares entre áreas y materias. El modelo de centro, cada vez más abierto a la comunidad educativa y a la sociedad en general, implica una evaluación más participativa. De una manera general, el trabajo en torno a competencias pone el acento en el aprendizaje activo y funcional frente a la enseñanza academicista y transmisiva. Como bien ha señalado Philippe Perrenoud:1 En el mejor de los casos, los jóvenes son «sabios» cuando salen de la escuela, pero no son necesariamente competentes. Es decir, no aprendie- Aula de Innovación Educativa | núm. 210 | marzo 2012 | 13 APQUA AULA DE… ron a movilizar sus conocimientos fuera de las situaciones de examen. Estas dos maneras de trabajar y entender los procesos de enseñanzaaprendizaje están presentes desde hace tiempo en el mundo educativo, en particular en la enseñanza de las ciencias. Aunque los métodos ligados al aprendizaje activo comienzan su desarrollo a principios del siglo pasado (Dewey, Freinet, etc.), la realidad de la enseñanza científica actual sigue estando basada, en gran medida, en la transmisión-recepción de conocimientos académicos. Así y todo, el aprendizaje activo y funcional de las ciencias que exige el desarrollo de las competencias específicas del área no se concreta en la utilización de una única metodología. Los principios pedagógicos generales se pueden llevar a cabo en la práctica del aula de diferentes maneras: tareas, centros de interés, proyectos de trabajo, investigación del Aula de Innovación Educativa | núm. 210 | marzo 2012 | 14 El trabajo en torno a competencias pone el acento en el aprendizaje activo y funcional medio… Cualquiera de estas opciones metodológicas tiene consecuencias en todas y cada una de las variables del modelo didáctico: objetivos, contenidos, gestión del tiempo, organización del aula, materiales didácticos, evaluación, interacciones que se establecen... Así mismo, dan lugar a secuencias didácticas y tipos de actividades diferenciadas, pero que, en cualquier caso, respetan lo fundamental del esquema presentado en el cuadro 1 del artículo siguiente (p. 22). Por ejemplo, se puede utilizar una metodología deductiva y de carácter predominantemente expositivo siempre y cuando se plantee desde el comienzo una situación problemática que contextualice y dé funcionalidad al aprendizaje, a la vez que se especifique la tarea que, a modo de integración, permita la aplicación final del conocimiento. Esta metodología es, sobre todo, más necesaria en aquellos contenidos científicos de carácter abstracto y alejados del contexto cotidiano del alumnado como son los modelos científicos (estructura atómica, enlace químico, tectónica de placas…); en ella, la información precede a las actividades prácticas. Por el contrario, las metodologías inductivas son menos expositivas y permiten, desde el principio, conectar mejor con los intereses del alumnado, así como realizar la integración del aprendizaje desde su inicio (centros de interés, proyectos, investigaciones…). Por tanto, es posible y deseable utilizar y desarrollar diferentes modos de actuación en el aula, pero es necesario reconocer que hay algunos que dificultan o imposibilitan el desarrollo de las competencias (enseñanza transmisiva, descontextualizada y no funcional). Si no se tratan problemas o situaciones cercanas a la realidad del alumnado, si este no toma parte activa en el aprendizaje, si no se aplica lo aprendido a situaciones reales y distintas, es imposible que se alcancen las competencias científicas. Si comparamos el aprendizaje científico con el de un deporte (individual como la gimnasia rítmica o grupal como el fútbol), estaremos de acuerdo en que son necesarias la labor del entrenador y la realización de ejercicios de repetición hasta conseguir una AULA DE… Conocimiento del medio y competencias básicas Conocimiento e interacción con el medio P S ¿Cómo se pueden enseñar las competencias básicas integrándolas en las específicas del área de ciencias? Si, además de la competencia científica, nos planteamos cómo contribuir a la enseñanza del resto de las competencias básicas, y en especial de aquellas metadisciplinares que no tienen un área de conocimiento que les dé soporte científico (competencia de aprender a aprender, tratamiento de la información y competencia digital, competencia de autonomía e iniciativa personal, competencia social y ciudadana), nos enfrentamos a un nuevo reto al cual solo se le puede dar respuesta adecuada desde el conjunto de la comunidad educativa. En efecto, de la presencia de las competencias básicas en el currículo se derivan un replanteamiento de la función docente, nuevas formas de organización y coordinación entre el profesorado de las diferentes áreas, materias y etapas de la educación básica, así como la necesaria colaboración entre el personal docente y las familias para trabajar en sintonía en los procesos de enseñanza. En lo que respecta a las ciencias, el propósito de desarrollar dichas competencias solo puede hacerse realidad cuando el alumnado tenga la oportunidad de realizar diferentes actividades en las que, por ejemplo, se haya de buscar y tratar información, se investigue, se resuelvan problemas, se trabaje en grupo, se exponga lo aprendido, se dialogue… Dichas actividades no son extrañas en la enseñanza de las ciencias, sino que forman parte de las metodologías que hemos visto que favorecen el aprendizaje activo y funcional, en particular aquellas centradas en la investigación y resolución de problemas (Cañal, 2007; Rocard y otros, 2007). Uno de los factores que dificultan la generalización de estas metodolo- gías es el relacionado con la dificultad del profesorado para gestionar una organización compleja del aula en la que debe convivir el trabajo cooperativo en pequeños grupos con el trabajo individual y en gran grupo. Sin embargo, el trabajo en grupos no solo favorece notablemente el aprendizaje significativo y la inmersión en la cultura científica, sino que contribuye a un buen clima del aula con la integración del alumnado y del docente en una tarea común, constituyendo un instrumento clave para superar las dificultades y estableciendo relaciones positivas de cooperación. Además, resulta esencial para la adquisición de las competencias metadisciplinares y para la educación en valores, mostrando la superioridad de la cooperación sobre la competitividad, tanto para el aprendizaje de todos los estudiantes como para la elaboración de productos de interés real (más allá de los meros ejercicios escolares) (Vilches y Gil, 2011). Las TIC representan un recurso de primer orden para este cambio metodológico. Con las tecnologías de la APQUA buena forma física y el dominio de las técnicas requeridas. Pero qué duda cabe que, si al final el aprendiz no se enfrenta a situaciones complejas en las que deba integrar y poner en práctica lo aprendido (exhibición y competición en gimnasia o jugar un partido contra otro equipo en fútbol), no conseguirá ser competente nunca. Siguiendo con este ejemplo, la misión del profesor es la del entrenador que guía y ayuda con el aprendizaje, transmitiendo la información necesaria en cada momento y favoreciendo siempre la motivación del aprendiz; pero el papel activo le corresponde a este, que debe enfrentarse a diferentes tipos de actividades, entre las que no han de faltar las de integración y puesta en práctica de lo aprendido. Aula de Innovación Educativa | núm. 210 | marzo 2012 | 15 AULA DE... Las competencias básicas no aportan una referencia clara para su evaluación, pero se entrecruzan de manera evidente con otros elementos curriculares como los objetivos, los contenidos y los criterios de evaluación información, el alumnado tiene otras fuentes educativas alternativas a las del profesorado o el libro de texto; pueden crearse entornos educativos más ricos (uso de simulaciones, experimentación asistida por ordenador, Inter net, webquest…) y se eliminan las barreras espacio-temporales entre docentes y estudiantes. una evaluación formativa, procesual y global que se ajuste a las necesidades del alumnado en su recorrido de aprendizaje. El enfoque competencial demanda, pues, una evaluación para el aprendizaje y una evaluación como aprendizaje. Con el cambio metodológico se potencia no solo la actividad del alumnado, sino también el aspecto práctico del conocimiento científico, lo que permite aumentar su motivación e interés por la ciencia (informe Rocard) (Rocard y otros, 2007), aspecto fundamental no solo para el logro de mejores resultados en la enseñanza, sino también para la elección de estudios posteriores en el campo científico, uno de los problemas de los países desarrollados. Partiendo de que para poder desarrollar las competencias hay que asimilar y apropiarse de una serie de saberes asociados a ellas, además de aprender a movilizarlos y a aplicarlos conjuntamente de manera relacionada ante una determinada situación o problema en un contexto determinado, evaluar competencias conlleva evaluar procesos en la resolución de situaciones-problema. ¿Qué y cómo evaluar de acuerdo con la metodología elegida? ¿Qué evaluar? Por lo tanto, el punto de partida de la evaluación debe ser la resolución de tareas más o menos reales que simulen de alguna manera las que se pueden dar en la realidad y el análisis de los productos obtenidos. La evaluación debe ser el motor del Sin embargo, las competencias básiaprendizaje y es inseparable de los cas no aportan una referencia clara procesos de enseñanza-aprendizaje, para su evaluación, pero se entrecruya que aprender conlleva detectar prozan de manera evidente con otros eleblemas, superar obstáculos, reconocer mentos curriculares como son los errores y rectificarlos. Desde la persobjetivos, los contenidos y especialpectiva de un planteamiento que quiere mente los criterios de evaluación. Así, potenciar las capacidades y el desarrolas competencias básicas se reflejan llo de las competencias básicas, la en los objetivos generales de las práctica evaluadora, además de la áreas o de las mera certificación materias, que rede la adquisición Las TIC representan un recogen los sabede unos determicurso de primer orden para res necesarios nados conocieste cambio metodológico para el desarrollo mientos, debe de aquellas. Asicompletarse con Aula de Innovación Educativa | núm. 210 | marzo 2012 | 16 mismo, a través de los criterios de evaluación, se establece el grado de consecución de los objetivos y, por lo tanto, de las competencias a las que estos se refieren. Por último, los indicadores de evaluación concretan en conductas observables los criterios de evaluación, convirtiéndose en el último referente de la evaluación. ¿Cómo evaluar? Las actividades de evaluación deben permitir mostrar la capacidad de movilizar de forma integrada y coherente distintos tipos de saberes. Cuando hablamos de educación en torno a competencias, nos referimos a un aprendizaje permanente que se prolongará a lo largo de la vida, aunque es evidente que la variedad de situaciones posibles nunca podrá verse reflejada en las prácticas educativas en su totalidad. Al evaluar en torno a competencias, se intenta reconocer la capacidad que el alumnado ha desarrollado para dar respuesta a situaciones más o menos reales. Esto nos sitúa dentro de una actividad compleja que aparecerá en diferentes momentos del proceso de enseñanza-aprendizaje, en la que intervendrán diferentes agentes evaluadores y en la que será necesario diversificar los instrumentos de evaluación. En definitiva, una evaluación en torno a competencias está directamente relacionada con la evaluación procesual y formativa, es decir, con una concepción de la evaluación como posibilitadora de la mejora del aprendizaje de la que tanto la autorregulación, que supone la conversión del alumnado en el agente AULA DE... Conocimiento del medio y competencias básicas Conocimiento e interacción con el medio P S principal de la evaluación, como el uso de instrumentos variados que recojan información sobre la aplicación que se hace de los saberes a situaciones y contextos específicos en diferentes momentos, son sus elementos clave. NOTA 1. «Construir competencias: todo un programa Entrevista con Philippe Perrenoud». Observaciones recogidas por Luce Brossard en Vida Pedagógica, núm. 112 (septiembre-octubre 1999). Traducción: Luis González Martínez. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS CAÑAL, P. (2007): «La investigación escolar, hoy». Alambique. Didáctica de las Ciencias Experimentales, núm. 52. «Decreto 175/2007, por el que se establece el currículum de Educación Básica y se implanta en la Comunidad Autónoma del País Vasco (artículo 10)». Boletín Oficial del País Vasco (13 noviembre 2007), núm. 218, pp. 26035-26074. Disponible en: <www.hezkuntza.ejgv.euskadi.net/r432459/es/contenidos/informacion/dif10_curriculum_berria/es_5495/f10_c.html>. GIL, A.; GONZÁLEZ, M.a E. (2011): «Competencia científica». Cuadernos de Pedagogía, núm. 413, pp. 67-70. GOBIERNO VASCO. DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN, UNIVERSIDADES E INVESTIGACIÓN (2009): Competencia en cultura científica, tecnológica y de la salud. Orientaciones [en línea]. <www.hezkuntza.ejgv.euskadi.net/r43-2459/ es/contenidos/informacion/dif10_curriculum_berria/es_5495/adjuntos/orientaciones_mat_ayuda/ZDBH01C.pdf>. ROCARD, M. y otros (2007): Science Education Now: A Renewed Pedagogy for the Future of Europe. Bruselas. Comisión Europea. Disponible en: <http://ec.europa.eu/ research/science-society/document_library/ pdf_06/report-rocard-on-science-education _en.pdf>. VILCHES, A.; GIL, D. (2011): «El trabajo cooperativo en las clases de ciencias. Una estrategia imprescindible aún infrautilizada». Alambique. Didáctica de las Ciencias Experimentales, núm. 69, pp. 73-79. HEMOS HABLADO DE: - Competencia en el conocimiento e interacción con el medio. - Funcionalidad. - Competencias básicas. AUTORÍA Agustín Gil Martín Ex asesor de ciencias [email protected] M.ª Elvira González Aguado Berritzegune Central. Departamento de Educación de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Bilbao [email protected] Este artículo fue solicitado por AULA DE INNOVACIÓN EDUCATIVA en agosto de 2011 y aceptado en diciembre de 2011 para su publicación. Aula de Innovación Educativa | núm. 210 | marzo 2012 | 17
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