Nota de Actualidad al 17/11/05 ¿Cómo ha cambiado la situación fiscal provincial argentina?1 Nadin Argañaraz [email protected] A pesar que sigue sin producirse la reforma al régimen de coparticipación federal de impuestos, los cambios en la velocidad de la recaudación de los diferentes niveles de gobierno y en la composición de los ingresos de cada uno, van generando novedades con relación al federalismo fiscal argentino. Entre el año 2001 y el actual las transferencias a provincias aumentaron un 140%. Teniendo en cuenta lo ocurrido en igual período con los principales componentes del gasto provincial, se puede afirmar que las transferencias han contribuido de manera importante al logro de los resultados fiscales de los gobiernos subnacionales. Respecto a la inflación minorista, la variación porcentual de las fondos enviados casi la ha duplicado. Yendo a la distribución, se produjeron algunas modificaciones en la participación de las provincias en la masa total, constituida por recursos automáticos y no automáticos. En efecto, el grupo de provincias de Altos Ingresos y Alta Densidad, integrado por Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Córdoba, Mendoza y Santa Fe, aumentó su participación en la distribución desde un 43.3% a un 45.0%, mientras que cayeron desde 13.9% a 13.2% las de Altos Ingresos y Baja Densidad (Chubut, La Pampa, Neuquen, Río Negro, Santa Cruz, San Luis y Tierra del Fuego), de 23.7% a 23.3% las provincias de Bajos Ingresos y Alta Densidad (Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Misiones y Tucumán) y de 19.2% a 18.5% las provincias de Bajos Ingresos y Baja Densidad (Catamarca, Formosa, La Rioja, Salta, San Juan y Santiago del Estero). A pesar que existe cierto consenso de que en la distribución de recursos nacionales a provincias hay un “excesivo premio” a las menos densamente pobladas, no deja de ser preocupante que, en el período que se está considerando, entre el grupo de provincias perdedoras se encuentre el de Bajos Ingresos y Alta Densidad (BY–AD), que recibió un promedio de $1.598 por habitante en 2004. Dicho registro resultó de $1479 en las provincias de AY–AD, de $4.360 en las de AY–BD y de $2.234 en las de BY-BD. Es importante recordar que en las provincias de BY–AD se encuentran las mayores tasas de pobreza del país. 1 Nota publicada el día 17/11/05 en el diario El Cronista 1 Otro punto a destacar, para el promedio de provincias, es que tanto su recaudación propia como las transferencias que reciben desde el Gobierno Nacional han comenzado a tener en 2005 una variación mucho más parecida a la del PIB nominal (del orden del 20% anual). Esta caída en la elasticidad Recaudación–PIB se traducirá en menores posibilidades de lograr una reforma racional del sistema de transferencias de recursos a provincias, dada la restricción que normalmente se impone a tal cambio estructural, consistente en que ninguna jurisdicción pierda recursos en términos nominales. Si los recursos comenzaran a crecer a tasas más bajas, aplicar tal criterio implicaría que la distribución efectiva “entre” provincias se modificaría sólo marginalmente aún después de varios años de haber aplicado un cambio. Otra variable a seguir en provincias es el nivel de correspondencia fiscal, es decir, la capacidad de financiar sus gastos con recursos propios. En tal sentido, hay que decir que la correspondencia fiscal bajó desde un nivel cercano al 46% en el período 1993 – 1998 hasta un 43% en 2004, y se estaría estabilizando en este último nivel en 2005, año en que los recursos de origen nacional y provincial estarían creciendo a tasas similares. Sin cambios de raíz en el sistema de transferencias de nuestro país, los bajos índices de correspondencia podrían resultar negativos para la salud fiscal de las provincias en el futuro, dado que es conocido que cuando el gasto es financiado en alta proporción desde otros niveles jurisdiccionales puede generarse “ilusión fiscal”y consecuentemente un nivel de gasto superior al óptimo. Este último aspecto de la correspondencia se ve agravado por cuanto también ha ido cayendo la proporción de la recaudación tributaria provincial que es obtenida desde impuestos locales directos, como los que gravan los inmuebles y los automotores, aumentando en contrapartida la importancia de Ingresos Brutos y Sellos. Los impuestos patrimoniales representaron sólo un 10% de los recursos propios de las provincias en 2004, cuando se habían aproximado al 20% en algunos años anteriores. Todos los puntos mencionados en esta columna ponen de manifiesto el enorme desafío que implica consolidar de manera genuina la perfomance fiscal actual de los gobiernos subnacionales. La ley de Responsabilidad Fiscal, que entró en vigencia en enero de este año, constituye un importante marco para lograrlo. Será necesario una aplicación simple pero efectiva. No se debe dejar de insistir que tanto la responsabilidad como la transparencia fiscal constituyen pilares relevantes para un desarrollo económico sostenido de nuestro país. 2
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