CÓMO PROTEGER LA ESPALDA EN EL TRABAJO

Servicio de Prevención de Riesgos Laborales
CÓMO PROTEGER LA ESPALDA EN EL
TRABAJO
Del estudio de la estructura y funcionamiento del cuerpo humano se
deducen los principios básicos que deben aplicarse a todas las actividades
laborales, para garantizar la integridad de la espalda.
Para abordar el estudio de estos principios de forma ordenada,
dividiremos las actividades laborales en dos clases:
a) Trabajo dinámico: comprende aquellas actividades en las que es preciso
levantar y transportar pesos y realizar determinados esfuerzos de empuje,
tracción, etc.
b) Trabajo estático: comprende aquellas actividades en las que es preciso
mantener posiciones fijas durante largo tiempo, con poca libertad de
movimientos y en las que habitualmente se adoptan posturas corporales
incorrectas, que a la larga producen lesiones o trastornos de espalda, a veces
incapacitantes.
1. TRABAJO DINÁMICO
Este tipo de trabajo, sobre todo la manutención manual, presenta una
patología muy característica; los esfuerzos de elevación y movimiento de cargas
mal realizados, pueden producir lesiones de los músculos, tendones y
articulaciones. Particularmente frecuentes y serios son las lesiones y trastornos
de la columna vertebral que afectan a los discos intervertebrales.
Los accidentes de columna son provocados, o cuando menos favorecidos,
por el deterioro progresivo o prematuro de los discos intervertebrales y
articulaciones de las vértebras. A su vez, este deterioro puede ser debido a
solicitaciones o esfuerzos excesivos y sobre todo inadaptados a las condiciones
físicas del sujeto o a la adopción de posturas incorrectas durante el manejo de
cargas o la realización de esfuerzos.
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¿Cómo prevenir estos accidentes?
Para prevenir este tipo de lesiones sería preciso que los operarios que
realizan esta clase de tareas contaran con una condición física adecuada al
esfuerzo que se le solicita.
Pero sobre todo es necesario que el operario conozca la estructura de su
cuerpo, articularmente la de su columna vertebral, sus posibilidades y
limitaciones, y que aprenda a utilizarlo correctamente. Asimismo es
imprescindible que el trabajador conozca las diversas técnicas de seguridad y
principios de economía de esfuerzo.
Principios de seguridad y de economía de esfuerzo
a) Aproximarse a la carga
Para levantar una carga hay que aproximarse a ella.
El centro de gravedad del hombre debe estar lo más próximo
que sea posible, y por encima, del centro de gravedad de la
carga (A).
En caso contrario, el esfuerzo a que se somete a la zona lumbar
resulta excesivo como cinco veces superior (B).
b) Buscar el equilibrio
El equilibrio de un operario que manipula una carga depende esencialmente de
la posición de sus pies. Este solo se consigue si los pies están bien situados:
• Enmarcando la carga.
• Ligeramente separados.
• Ligeramente adelantado, uno respecto del otro.
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El polígono de sustentación es el trapecio comprendido entre los pies, incluida
la superficie de éstos.
El centro de gravedad del hombre de pie, está a la
altura del pubis. Si la vertical desde el centro de
gravedad al suelo cae dentro del polígono de
sustentación tendremos equilibrio, en caso contrario
nos caemos.
Para levantar una carga, el centro de gravedad del
hombre debe situarse siempre dentro del polígono
de sustentación.
c) Asegurar la presa de manos
Asir mal un objeto para levantarlo y transportarlo provoca una
contracción involuntaria de los músculos de todo el cuerpo.
Para «sentir» mejor un objeto, tenemos tendencia a cogerlo
con la punta de los dedos. Se debe coger con la palma de la
mano y la base de los dedos, así la superficie de agarre es
mayor y se reduce el esfuerzo y la fatiga.
Para facilitar la tarea de meter las manos y situarlas correctamente en los
objetos pesados, se puede, antes de asirlos prepararlos sobre calzos.
d) Fijar la columna vertebral
Las cargas deben levantarse manteniendo la columna vertebral
recta y alineada. El arquear la espalda entraña riesgo de lesión
en la columna, aunque la carga no sea demasiado pesada.
Para mantener la espalda recta se deben «meter» ligeramente
los riñones y bajar ligeramente la cabeza (mentón ligeramente
metido).
Adoptando esta postura, la presión ejercida sobre la columna
vertebral se reparte sobre toda la superficie de los discos
intervertebrales.
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Con la columna vertebral arqueada, la presión es ejercida sobre una parte de
los discos que resulta exageradamente comprimida, la parte opuesta del disco
se distiende y el núcleo se ve impulsado hacia el exterior, pudiendo formar una
hernia discal que puede dar origen a lumbagos y ciáticas.
La torsión del tronco, sobre todo si se realiza mientras
se levanta la carga, puede igualmente producir
lesiones.
En este caso es preciso descomponer el movimiento
en dos tiempos: primero levantar la carga y luego
girar todo el cuerpo moviendo los pies a base de
pequeños desplazamientos.
Mejor aún es, antes de elevar la carga, orientarse correctamente en la dirección
de marcha que luego tomaremos, para no tener que girar el cuerpo.
e) Utilizar la fuerza de las piernas
Para cualquier tarea de manutención manual debe utilizarse en
primer lugar la fuerza de las piernas, ya que sus músculos son
los más potentes del cuerpo humano, mucho más que los de los
brazos que son los que corriente y erróneamente utilizamos
para levantar y desplazar objetos.
Utilizaremos pues los músculos de las piernas para dar el primer impulso a la
carga que vamos a levantar. Para ello flexionaremos las piernas, doblando las
rodillas, sin llegar a sentarnos en los talones pues entonces resulta difícil
levantarse (el muslo y la pantorrilla deben formar un ángulo de más de 900).
Además, el hecho de flexionar las piernas ayuda a
mantener recta la columna vertebral. Los músculos
de las piernas deben utilizarse también para
empujar un vehículo, un objeto, etc.,
f) Hacer trabajar los brazos a tracción simple
En la medida de lo posible, los brazos deben trabajar a tracción
simple, es decir, estirados. Los brazos deben mantener
“suspendida”, la carga, pero no elevarla.
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Para transportar una carga, debe mantenerse
pegada al cuerpo, sujetándola con los brazos
extendidos, no flexionados).
Este proceder evita la fatiga inútil que resulta de
contraer los músculos del brazo, que obliga a los
bíceps a realizar un esfuerzo de quince veces el
peso que se levanta.
g) Aprovechar el peso del cuerpo
La utilización del peso de nuestro propio cuerpo para realizar tareas de
manutención manual permite reducir considerablemente el esfuerzo a realizar
con las piernas y brazos.
El peso del cuerpo puede ser utilizado:
• Empujando para desplazar un móvil (carretilla por ejemplo),
con los brazos extendidos y bloqueados para que nuestro peso
se transmita íntegro al móvil.
• Tirando de una caja o un bidón que se desea
tumbar, para desequilibrarlo.
• Resistiendo para frenar el descenso de una carga,
sirviéndonos de nuestro cuerpo como contrapeso
En todas estas operaciones debe ponerse cuidado en mantener la espalda recta.
h) Orientar los pies
Para garantizar las condiciones de seguridad al levantar una carga que luego va
a ser transportada, no es suficiente colocar bien los pies desde el punto de vista
del equilibrio, sino que además es preciso orientarlos en el sentido de la
dirección que luego se va a tomar, con el objeto de encadenar ambos
movimientos (elevación y desplazamiento) sin necesidad de realizar giros o
torsiones de la columna vertebral que pueden resultar peligrosos.
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i) Elegir la dirección de empuje de la carga
Él esfuerzo de empuje puede utilizarse para desplazar, desequilibrar o mover
una carga, pero según la dirección en que se aplique este empuje, conseguirá o
no el resultado deseado, con el mínimo esfuerzo y garantías de seguridad.
Por ejemplo, para levantar una caja grande del
suelo,
el
empuje
debe
aplicarse
perpendicularmente a la diagonal mayor, para que
la caja pivote sobre su arista.
Si el ángulo formado por la dirección de
empuje y la diagonal es mayor de 901, lo
que conseguimos es hacer deslizar a la caja
hacia adelante, pero nunca levantarla.
j) Aprovechamiento de la reacción de los objetos
Consiste este principio en aprovechar las fuerzas naturales a que están
sometidos los objetos (gravedad, elasticidad, energía cinética, etc.) para
disminuir el esfuerzo a realizar.
Veamos algunos ejemplos:
Aprovechamiento de la tendencia a la caída
Para depositar en un plano inferior
algún objeto que se encuentre en un
plano superior, aprovecharemos su peso
y nos limitaremos a frenar su caída.
Aprovechamiento del movimiento ascensional
Para levantar una carga que va a ser
depositada sobre el hombro, deben
encadenarse las operaciones, sin pararse,
para aprovechar el impulso que hemos dado
a la carga para despegarla del suelo.
Si detenemos el movimiento en alguna fase, el esfuerzo será doble, ya que
tendremos que vencer dos veces la fuerza de inercia de la carga.
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Todo lo dicho es válido si de lo que se trata es
de colocar una carga en un estante elevado.
Aprovechamiento de la elasticidad de los objetos
La curvatura que adquiere una barra de acero, por ejemplo, al levantarla,
puede ser aprovechada para colocarnos debajo y situarla sobre el hombro, con
muy poco esfuerzo.
Aprovechamiento del desequilibrio
Consiste en desequilibrar el objeto a
manipular, para que así, con una leve
presión la carga se ponga en
movimiento por sí misma, hecho que
aprovecharemos para desplazarla.
k) Trabajo en equipo
Las operaciones de manutención en las que intervengan varias personas deben
excluir la improvisación, ya que una falsa maniobra de uno de los porteadores
puede lesionar a varios.
Veamos algunas sencillas normas de operación:
Debe designarse un jefe de equipo que dirigirá el trabajo y que deberá atender
a:
• La evaluación del peso de la carga a levantar para determinar el
número de trabajadores precisos, el sentido del desplazamiento, el
recorrido y las dificultades que puedan surgir.
• La determinación de las fases y movimientos de que se compondrá la
maniobra.
• La explicación a los trabajadores de los detalles de la operación
(posturas a realizar, posición de los pies y de las manos, agarre, hombro
a cargar, cómo pasar bajo la carga, etc.)
• La situación de los porteadores en la posición de trabajo correcta,
reparto de la carga entre las personas según su talla (los más bajos
delante en el sentido de la marcha).
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El transporte se debe efectuar:
• Estando el porteador de detrás
ligeramente desplazado del de delante,
para facilitar la visibilidad de aquél.
• A contrapié (con el paso desfasado)
para evitar las sacudidas de la carga.
• Asegurando el mando de la maniobra;
será una sola persona (el jefe de
operación) quien dé las órdenes
preparatorias, de elevación y de
transporte.
2. TRABAJO ESTÁTICO
Este tipo de tareas obliga a mantener posturas fijas durante largo tiempo que, si
no se adoptan correctamente, pueden resultar para la espalda tan perjudiciales
como un gran esfuerzo mal realizado.
Además de contracturas musculares dolorosas e irritantes a nivel de los puntos
de inserción de los tendones y de las articulaciones, las malas posturas
mantenidas largo tiempo pueden producir lesiones de columna vertebral e
incluso deformaciones permanentes de ésta.
Una postura es tanto mejor cuanto menor es el esfuerzo a que somete al
esqueleto y a la musculatura. Pero toda postura estática es, en principio,
perjudicial.
Una organización del trabajo que garantice una actividad mixta sana, puede
hacer mucho en este sentido. Además, es sumamente importante que el puesto
de trabajo esté concebido de acuerdo a los principios de la ergonomía.
Zona de trabajo
Tanto en el trabajo de pie como sentado, para evitar torsiones y flexiones de
tronco que someten a la columna vertebral a esfuerzos anormales, es preciso
determinar correctamente la zona de trabajo, sobre la que se ubicarán todos los
elementos necesarios para el mismo.
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La zona óptima de trabajo se determina describiendo, sobre el plano, arcos
cuyo radio será la longitud del antebrazo con el puño cerrado.
La zona de máximo agarre, en la que deben estar dispuestos los útiles y
materiales, así como los mandos en su caso, se determina:
fgar
• Sobre el plano horizontal
(plano de trabajo): describiendo
arcos de círculo cuyo radio será la
longitud del brazo extendido con
el puño cerrado.
• En sentido vertical: describiendo arcos de círculo
cuyo radio será también la longitud del brazo
extendido con el puño cerrado, hasta una altura
máxima que no sobrepase la de los hombros.
Todo lo que se encuentre fuera de esta zona, exige flexiones y torsiones del
tronco, que producen fatiga y someten a la columna a esfuerzos excesivos.
Puesto de trabajo de pie
La posición de «erguido» significa pues adoptar una postura que
mantenga la forma natural de la columna vertebral forma de «S» y
esto se consigue:
• Llevando los hombros hacia atrás suavemente.
• Manteniendo la cabeza levantada, con el cuello recto.
• Manteniendo el vientre suavemente centrado y los músculos del
abdomen contraídos (figura 16).
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Las tareas que han de realizarse de pie presentan los siguientes inconvenientes:
• Circulación lenta de la sangre en las piernas.
• Peso del cuerpo soportado sobre una base de escasa superficie.
• Tensión muscular constante para mantener el equilibrio, que aumenta al
inclinarse hacia delante.
• La habilidad disminuye, debido a la tensión muscular constante.
Para evitar, en la medida de lo posible, los problemas inherentes al trabajo de
pie, deben respetarse los siguientes principios:
• Es preciso mantener una actitud corporal correcta, manteniendo la columna
vertebral en posición adecuada.
• El plano de trabajo debe estar al nivel de los codos del
operario, en términos generales, si bien se puede variar según
las características de la tarea.
Para un trabajo de precisión, el plano de
trabajo puede estar situado ligeramente más
alto que los codos, para disminuir el trabajo
estático de los brazos.
Si por el contrario los brazos han de realizar esfuerzos, es
conveniente bajar el nivel del plano de trabajo; de este modo
el ángulo de flexión del brazo será superior a 901,
permitiendo así realizar una mayor fuerza muscular
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El trabajador debe contar con la
posibilidad de aproximarse al plano
de trabajo manteniendo el cuerpo
erguido; por ello es necesario que
en la parte inferior del banco o
mesa de trabajo exista un hueco por
el que entren los pies.
Puesto de trabajo sentado
La posición de sentado elimina ciertos inconvenientes que presenta la posición
de pie. Sin embargo también en el trabajo sentado debe observarse una actitud
corporal correcta.
El puesto de trabajo, por su parte, debe reunir ciertas condiciones:
• El plano de la mesa debe estar a nivel de los codos del
operario, en términos generales, pero la altura puede
mortificarse en función de las características de la tarea.
• Para las actividades en posición de sentado permanente, la
silla de trabajo debe servir para garantizar una adecuada
posición de «sentado», y para permitir descargar la
musculatura de la espalda y los discos intervertebrales.
Las características de la silla de trabajo tienen, como consecuencia, una gran
importancia ergonómica:
• La altura de la silla será ajustable (corresponde a la
distancia entre el hueco de la corva y el suelo -medida
para un ángulo de flexión de la rodilla de 901 y estando
la musculatura de los muslos relajada). Lo más
conveniente es que la silla sea de altura ajustable y a
poder ser de cinco patas.
•Para el plano de asiento de la silla se recomiendan unas
dimensiones de 4OX4O cm. Será ligeramente cóncavo,
mullido, de un tejido transpirable, y redondeado, a fin de
evitar presiones sobre las venas y nervios de las piernas.
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•El respaldo de la silla de trabajo, debe ser
tal que la columna vertebral pueda apoyarse
en toda su extensión en posición correcta.
Debe contar con un apoyo lumbar regulable
en altura y profundidad.
• Si por el motivo que fuera, la altura del asiento fuera
superior a la longitud de las piernas y como consecuencia
los pies no descansaran sobre el suelo, debe utilizarse un
reposapiés.
Cambios de postura
Hemos visto pues que tanto el trabajo de pie como sentado pueden ser
fatigantes, debido a que obligan a mantener posturas estáticas durante largo
tiempo. Para estos casos, el puesto de trabajo idóneo será aquel que permita
situarse de ambas formas, según convenga al operario, siguiendo siempre los
principios básicos de seguridad física.
No debe mantenerse durante demasiado tiempo la misma posición, ya sea ésta
de sentado o de pie.
Hasta la mejor postura puede producir fatiga si no se permite relajar, de vez en
cuando, a los músculos posturales y a la columna vertebral.
Deben realizarse pausas, cambiando la posición del cuerpo y efectuando
movimientos suaves de estiramiento de los músculos.
Las personas cuyas ocupaciones les exigen
permanecer sentados durante muchas horas,
deben levantarse cada cierto tiempo y realizar
unos sencillos ejercicios como los indicados.
Tampoco es aconsejable permanecer de pie en la misma posición durante
mucho tiempo. Si alguna ocupación exige permanecer de pie, hay que tratar de
mantener, alternadamente, un pie levantado, descansándolo sobre algo
(reposapiés, pequeña banqueta, etc.).
Por lo que se refiere a la conducción de vehículos, no es aconsejable hacerlo
durante más de dos horas consecutivas sin descansar.