38 ganadería y praderas INIA Tierra adentro mayo - junio 2009 CÓMO MEJORAR LA EFICIENCIA PRODUCTIVA EN LA CRIANZA BOVINA DE CARNE En las investigaciones del INIA el impacto de aplicar fertilizantes a praderas significó que su producción, medida como materia seca, fuera al menos un 67% superior a las praderas no fertilizadas. Claudio Rojas G. Ingeniero Agrónomo, M.Sc. [email protected] Adrián Catrileo S. Ingeniero Agrónomo, Ph.D. INIA Carillanca La crianza es una etapa fundamental en el sistema de ganado bovino de carne, al producir los terneros que se recriarán y engordarán para abastecer al mercado. Sin embargo, desde hace varios años presenta baja rentabilidad si se compara con la recría y la engorda, lo que hace necesario aplicar normas técnicas orientadas tanto a aumentar la eficiencia como a bajar los costos. Los veranos secos del último bienio afectaron a las praderas y acentuaron las desventajas de mantener vacas y sus crías con bajo nivel productivo. En muchos predios se llegó a reducir las existencias o a considerar el cambio de rubro. Fertilización de praderas: la mejor inversión En cuanto a las praderas, lo primero es elegir las especies adecuadas para el sector. Luego, utilizarlas con los animales usando antecedentes técnicos sólidos para obtener el mejor aprovechamiento sin lesionarlas. Pero nada de ello tiene lógica si no se da una fertilización anual de mantenimiento. Numerosos estudios señalan que bajo esas circunstancias se degradarán rápidamente y se perderá la inversión. La fertilización de mantención es fundamental tanto para praderas mixtas sembradas, como para praderas naturales y naturalizadas que no estén degradadas, es decir que tengan especies gramíneas y leguminosas en alta proporción (sobre un 40%). La fertilización debe hacerse en agosto y de acuerdo a la recomendación basada en un análisis de suelos de un laboratorio especializado. En Los Muermos, precordillera de la costa de Llanquihue, INIA Remehue probó la fertilización durante cuatro años en praderas naturalizadas, con una producción de aproximadamente 5 toneladas de materia seca por hectárea (t/ms/ha). El resultado fue un 90% de aumento promedio en producción (figura 1). Adicionalmente, la fertilización fomentó la presencia de leguminosas y gramíneas, disminuyendo la chépica, lo que se reflejó en un aumento de la proteína, digestibilidad y contenido de fósforo. Esto significa que no sólo se puede llevar la carga animal casi al doble, sino que el incremento de peso de los vacunos será mayor que en las praderas no fertilizadas. En Cunco (precordillera andina de Cautín), INIA Carillanca efectuó una fertilización de mantención anual en praderas sembradas de ballicas y tréboles de segundo año. La producción pasó desde 4 a 8 t/ms/ha (un 100% más). En Collipulli, valle central de Malleco, en trébol subterráneo naturalizado, se logró pasar desde 4,5 a 7,5 t/ms/ha (67% más). Las evaluaciones se hicieron en campos de productores crianceros con diferentes sistemas de manejo. En todos ellos el impacto de aplicar fertilizantes fue al menos un 67% superior que las praderas no fertilizadas. Los costos del aumento de producción de materia seca de las praderas, al valor actual de los fertilizantes, se muestran en el cuadro 1. Concentración de partos: cambio sin costo En los sistemas de crianza, siempre es deseable que los pesos de destete y el desarrollo de los terneros alcancen los máximos valores. En la medida que esto ocurra, INIA Tierra adentro 2.000 0 96/97 96/97 96/97 96/97 Temporadas son mayores las posibilidades productivas de los terneros y mayores los ingresos en la venta. La norma de manejo que permite obtener altos pesos de terneros al destete sin involucrar costos adicionales es la concentración de los partos de las vacas de acuerdo a la producción de la pradera. Los mejores pesos al destete se logran al concentrar los partos desde inicios de agosto a fines de septiembre. Los terneros que nacen después exhiben menores pesos al destete. El peso más bajo de los terneros que nacen con posterioridad se relaciona con la menor cantidad y calidad de pastos disponibles para ellos y sus madres. La causa se encuentra en el déficit hídrico o "sequía" que se inicia a fines de primavera en el secano de la Región de la Araucanía. Bajo estas condiciones, las vacas paridas en octubre alcanzan su mayor producción de leche a fines de noviembre y sólo pueden mantener los altos niveles hasta fines de diciembre, cuando la pradera baja su producción y calidad. Así, los terneros consumen menos leche y pastos de menor calidad, lo que afecta su desarrollo. La figura 2 muestra cómo los terneros nacidos durante la primera quincena de agosto, al 30 de marzo ya superan en 50 kg a los nacidos la primera quincena de octubre. Si este ejercicio se realiza con los pesos promedios de los terneros nacidos en agosto y sep- Promedio 4.000 Terneras 1˚ quincena octubre 6.000 2˚ quincena septiembre 8.000 1˚ quincena septiembre 10.000 Terneros 2˚ quincena agosto 12.000 260 250 240 230 220 210 200 190 180 170 160 150 1˚ quincena agosto Pradera fertilizada Peso (kg) Materia seca/ha/año (kg) Pradera sin fertilizar Figura 2. Peso real (kg) de terneros Hereford al 30 de marzo, según época de nacimiento. INIA Carillanca. 2˚ quincena julio Figura 1. Aumento de producción en praderas naturalizadas por efecto de la fertilización anual de mantención. Los Muermos. ganadería y praderas mayo - junio 2009 Fecha de nacimiento Los terneros nacidos temprano y que alcanzan los mayores pesos pueden ser vendidos uno o dos meses antes de la fecha de destete tradicional. Cuadro 1. Costo del aumento de producción de materia seca (ms) de praderas por efecto de la fertilización anual de mantención. Costo de fertilización anual, $/ha Aumento de producción, kg/ha Aumento de producción sobre el testigo sin fertilizar, % Costo del aumento de producción, $/kg ms Mayor producción, kg PV/ha* Ingreso por mayor producción, $/ha** Los Muermos 136.766 4.500 90 30,4 250 175.000 Cunco 102.400 4.000 100 25,6 222 155.000 Collipulli 100.800 3.000 67 33,6 167 116.900 *PV = peso vivo. Se asume la conversión de alimentos de 18 kg por aumento de peso vivo. **Se asume el precio de venta de $700/kg de peso vivo. tiembre, respecto de los nacidos en la primera quincena de octubre, la diferencia es de 35 kg por animal. En términos de porcentaje, significa un aumento de 16% del peso de los terneros al destete. Los terneros nacidos temprano y que alcanzan los mayores pesos pueden ser vendidos uno o dos meses antes de la fecha de destete tradicional que se realiza a fines de marzo, es decir enero o febrero, lo que permite bajar la carga justo cuando el pasto escasea. de las vaquillas a los dos y no a los tres años, como es la práctica generalizada en la zona. Existe la creencia de que los partos más tempranos impiden un buen desaParto a los dos años: rebaño rrollo de la vaca, lo cual no es real más productivo si se toman algunas medidas básicas. Sólo las terneras con mayores Otro manejo que aumenta la eficiencia es tener el primer parto pesos y desarrollo al destete pue- 39 40 INIA Tierra adentro ganadería y praderas Cuadro 2. Manejos adecuados para obtener parto de vaquillas a los dos años de edad. Primer año Fines de marzo Abril a septiembre Noviembre Segundo año Abril hasta agosto Parto en agosto-septiembre Terneras destetadas con + de 250 kg Praderas + heno y/o chancado Inseminación o entore con + de 300 kg Praderas + heno y/o chancado Peso de parto con más de 390 kg Cuadro 3. Porcentaje de aumento productivo de vacas al adelantar su primer parto a los dos años de edad. Edad de la vaca (años) 10 9 8 7 Nº de terneros al tener el 1º a los 3 años 7 6 5 4 Nº de terneros al tener el 1º a los 2 años 8 7 6 5 Aumento productivo (%) 12,5 14,3 16,6 20,0 mayo - junio 2009 para que puedan encastarse en noviembre con más de 300 kg y un adecuado desarrollo. En el segundo año lo importante es la suplementación invernal de estas vaquillas preñadas, para que lleguen al parto con al menos 390 kg. Así adelantamos el parto de las vaquillas en un año, y tenemos un ternero adicional en su vida productiva, aumentando su eficiencia productiva potencial en porcentajes mayores a 10%, dependiendo de su edad de eliminación (cuadro 3). Lo indicado se puede interpretar como un año menos de consumo de forrajes al primer parto o un ternero adicional. En ambos casos, la ponderación económica resulta parecida. En una crianza eficiente, bajo condiciones de secano, alrededor de la mitad de las terneras destetadas debería constituirse en futuros reemplazos de vacas de desecho. En la medida que ello ocurra, se podrá hacer selección de animales de crianza. Pajas de cereales en invierno: mayor carga a menor costo Los productores dedicados a crianza tienen la opción de aplicar normas técnicas orientadas tanto a aumentar la eficiencia como a bajar los costos. den constituirse con mayor facilidad en las futuras vaquillas de reemplazo, bajo la premisa de cubierta a los 15-16 meses y parto a los dos años. Las terneras que al destete no superen los 250 kg en las razas de carne de tamaño pequeño –como Aberdeen Angus y Hereford– o no sobrepasen los 270 kg en las de mayor tamaño o doble propósito –como Overo Colorado–, difícilmente alcanzarán desarrollo y pesos de cubierta. Ellas deberán permanecer un año más para poder preñarse y tendrán el parto a los tres años. El resultado es poco eficiente y antieconómico, pues encarece la crianza al tener el predio con animales improductivos durante un mayor tiempo. El manejo de las terneras para parto a los dos años en razas de carne se resume en el cuadro 2. El primer año, las terneras destetadas de mayor peso deben suplementarse en la pradera durante el invierno, La menor producción de las praderas durante el verano, otoño e invierno, obliga a suplementar a las vacas de crianza con forrajes conservados, para evitar pérdidas de peso más allá de lo aconsejable. Normalmente se utiliza heno y ensilaje de praderas de mediana calidad, pero alto costo de elaboración. Otros forrajes de menor calidad y menor costo, como las pajas de cereales, no sólo se utilizan muy poco en la alimentación del ganado, sino que son quemadas en el potrero una vez cosechado el grano, lo que provoca polución e incendios. La composición química de es- tas pajas es variable y depende de muchos factores. El más importante es la especie: la cebada y el trigo presentan mejores niveles de calidad. INIA Carillanca ha evaluado en numerosos estudios el comportamiento invernal de vacas preñadas que, aparte del consumo de la pradera, únicamente recibieron pajas de cereales como suplemento desde el destete hasta el parto. Todas las pajas, una vez que las vacas son adaptadas a su ingesta, son bien consumidas, especialmente las de cebada, por sobre avena y trigo. El consumo va de 3 a 6 kg por vaca al día, aproximadamente, correspondiendo los valores más altos a la paja de cebada y los menores a trigo. Los pesos determinados en vacas durante el otoño e invierno, varían desde pérdidas a pequeños incrementos de peso, dependiendo de la producción de la pradera y del consumo y tipo de paja. La tasa de parición, de preñez y el peso de los terneros al destete han sido normales, sin diferencias entre las pajas utilizadas, y similares a las obtenidas al suplementar con ensilaje y heno de praderas mixtas de secano. De estas investigaciones se concluye que las pajas pueden constituir parte de la ración diaria de bovinos en épocas de escasez de forraje, en reemplazo de los forrajes conservados, con la consiguiente disminución de costos. El valor comercial del kg de heno supera los $70, puesto en predio, y el de pajas de cereales es de aproximadamente $40. Si bien ellas no constituyen un alimento de gran valor, pueden ser entregadas a los animales para mantención de peso o para submantención por períodos cortos, especialmente en el postdestete para vacas preñadas adultas que presenten buen estado INIA Tierra adentro de gordura. Vacas que tuvieron una buena primavera y que lograron engrasarse en el verano, podrán aprovechar mejor los forrajes toscos en relación a aquellas vacas que entren al invierno con baja condición corporal o flacas, donde convendrá usar un forraje de mejor calidad, como heno. El reemplazo total del forraje conservado –que normalmente se realiza en el predio de los sistemas de cría intensiva y que implica rezagar el 45% de la superficie– por pajas residuales de cultivos que se compran o importan de potreros vecinos, permitiría, de acuerdo a las experiencias de INIA, aumentar la carga animal por hectárea en más del 30%, por la mayor superficie disponible para pastoreo. En un sistema de producción que disponga de 1 vaca/ha y destete de terneros de 240 kg/vaca, se podría esperar un aumento potencial de producción equivalente a 72 kg de ternero por hectárea. Sin embargo, lo recomendable en los sistemas de crianza bovina de carne es el reemplazo parcial del forraje conservado por pajas de cereales en alrededor de un 30%, utilizándolo después del destete, y aumentar ese porcentaje sólo si la condición de gordura de las vacas lo permite. mayo - junio 2009 ganadería y praderas Cuadro 4. Ventajas productivas de algunas normas de manejo en la crianza bovina. Fertilización de mantención de praderas Concentración de partos Parto a dos años Uso complementario de pajas de cereales Cruzamientos interraciales Lo expuesto es válido para vacas adultas. Las vaquillas y vacas de primer parto deben recibir una mejor alimentación (suplementación con heno o granos), pues están gestando o lactando y, a su vez, creciendo. Cruzamientos: vigor híbrido y habilidad materna Los cruzamientos interraciales se efectúan fundamentalmente para combinar características de una raza con las de otra. Un ejemplo: la cruza de razas de carne con razas doble propósito (carne y leche) puede realizarse para mejorar la fertilidad, facilidad de partos y la producción de leche en las híbridas, lo que permite mejorar los pesos de los terneros al destete. Con los cruzamientos entre razas se obtiene una ventaja productiva mayor que el simple promedio de los padres, lo que se denomina hete- Aumento anual de producción de materia seca mayor a 70% Aumento aproximado de 16% en el peso de terneros al destete Aumento productivo de alrededor de 10% en la vida de la vaca Aumento de producción anual mayor a 20 kg/ha Aumento de alrededor de 14% de las características de habilidad materna en la hembra híbrida rosis o vigor híbrido. El mejoramiento potencial en la crianza bovina por efectos del vigor híbrido, en aspectos de fertilidad (parición), habilidad materna (producción de leche) y sobrevivencia de terneros (menor mortalidad), es de 13 a 14%. Es decir, con los cruzamientos interraciales se obtiene hasta un 14% de mayor número de terneros vivos al destete, por vaca encastada. El cruzamiento racial puede efectuarse con toros o con inseminación artificial. En ambos casos, debe utilizarse ejemplares con los mayores antecedentes posibles: "toros probados". De esta manera se minimizan problemas de enfermedades trasmisibles, problemas de partos, problemas genéticos, etc., y hay mayores posibilidades de alcanzar los objetivos. La cruza entre razas constituye una de las medidas técnicas que, sin representar un gran costo, puede traducirse en importantes ventajas, ya que permite bajar los costos del sistema ganadero, especialmente de la crianza. Las normas en síntesis Todas las pajas, una vez que las vacas son adaptadas a su ingesta, son bien consumidas, especialmente las de cebada, por sobre avena y trigo. La fertilización de praderas implica una inversión, pero su práctica tiene efectos dentro del mismo año, posibilitando el aumento de la carga animal casi al doble gracias al aumento de producción y calidad en la pradera (cuadro 4). Para que esta práctica se traduzca en una ventaja económica, debe conside- rar el aumento de la carga animal y obedecer a una decisión informada, considerando el análisis de suelo y la recomendación de un laboratorio especializado. La concentración de los partos en agosto y septiembre no implica costo adicional para obtener el beneficio de aumentar el peso de destete de los terneros, lo que se traduce en beneficio económico en la venta. El tener partos de las vaquillas a los dos años obliga a mejorar la alimentación de las terneras, especialmente en los dos primeros años, para conseguir la ventaja productiva que acarrea. En la medida que se usen terneras de alto peso, el costo será menor. El empleo de pajas de cereales en reemplazo de forrajes conservados puede servir como alternativa de mantención de peso de la vaca gestante. No obstante, ésta debe haber alcanzado un buen grado de gordura, que le permita pasar el invierno sin mayores pérdidas de peso y con una condición corporal aceptable (4 a 5). Su utilización permite un aumento de carga y, con ello, un incremento en la producción de carne por unidad de superficie, que genera beneficios económicos. Por último, con los cruzamientos interraciales se debe tener el conocimiento técnico para realizar los más adecuados a la realidad predial y al mercado de destino, de modo que la ventaja productiva se traduzca en ventaja económica. 41
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