Cómo evitar una generación perdida - Ancaba

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7 jul 2013 La Vanguardia JOSEP PLAYÀ MASET Barcelona
Cómo evitar una generación perdida
Las prácticas en empresas, los trabajos temporales de verano, unos
estudios menos academicistas, la diversificación de itinerarios a edades más
tempranas... son algunas de las propuestas que los técnicos barajan para
reducir el número de jóvenes que abandonan los estudios sin haber
encontrado un trabajo. El problema de los ni-ni (ni estudian, ni trabajan)
que en España, y más aún en Catalunya, ha adquirido unos tintes
dramáticos ha merecido recientemente un debate con distintos especialistas
en el Institut Català d’Avaluació de Polítiques Públiques, de Barcelona.
El equipo de trabajo formado por Miquel Àngel Alegre, David Casado,
Federico Todeschini y Jordi Sanz desmenuzó las cifras sobre los jóvenes nini. En el año 2012, entre los 15 y los 24 años había un 21% de jóvenes que
en Catalunya estaban parados o eran inactivos no estudiantes. En España
eran el 18,8% y la media de la Europa de los 27 estaba en 13,2%.
Unicamente Bulgaria, Italia y Grecia superan el 20% y países como
Holanda, Noruega, Islandia, Austria, Dinamarca, Suiza o Alemania están por
debajo del 8%. Según los autores, además de la perdida de potencial
humano y capacidad productiva, la desvinculación simultánea de la
educación y el trabajo acarrea efectos de larga duración. “Nos encontramos
–dicen– frente a una problemática que tiende a cronificarse y a generar
efectos nocivos a medio y largo plazo”.
Si se suprime el tramo de 15 a 18 años, el porcentaje de ni-nis aumenta
aún: 25,4% para Catalunya y 24,7% para España. Pero diversos estudios
consideran que esta cifra es exagerada y no refleja la realidad. Hay jóvenes
que rechazan un empleo por no encontrarlo adecuado a sus conocimientos,
otros que viven con la familia y no tienen prisa por trabajar. Y algún
observatorio considera que no deberían estar en esta categoría los que se
hallan en el paro pero están buscando trabajo. Por esa razón los autores se
refieren a los ni-ni en situación de “vulnerabilidad severa”, referida a los
jóvenes que abandonaron los estudios sin haber aprobado la ESO o sólo con
estos estudios y quienes además se hallan en una situación de paro o
inactividad prolongada (llevan desvinculados del mercado de trabajo más de
un 25% de los meses transcurridos desde que dejaron los estudios). Con
estas dos premisas, el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años es del 9,1%
en Catalunya y del 8,3% en España. Y el dato más grave es que en el 2007,
es decir antes de la crisis, sólo eran el 1,2% en Catalunya y 1,9% en
España. El impacto de la crisis ha sido mucho mayor sobre este sector de
jóvenes sin estudios.
Carme Pagès-Serra, que trabaja en la Unidad de Mercados Laborales del
Banco Interamericano de Desarrollo, expresa su preocupación ante estos
datos. “En el contexto internacional España es el modelo de lo que no se ha
de hacer, el sistema educativo está muy lejos del mercado de trabajo, hay
muy pocas prácticas en las empresas, no existen programas para trabajar
durante el verano y se produce una separación absoluta entre la etapa
educativa y la del trabajo”, añade. Esta economista catalana recuerda que
en América Latina la cifra de ni-nis entre los 16 y los 25 años es del 22% y
reclama la necesidad de “evaluar los programas de inserción laboral, valorar
su impacto y retirar la financiación pública cuando no hay calidad”.
Miquel Àngel Alegre y David Casado, analistas de Ivàlua, afirman que el
primer objetivo debería ser la lucha preventiva contra el abandono escolar.
Pese a que entre el 2008 y el 2012 se ha bajado en España y Catalunya del
30 al 24%, básicamente por la falta de oportunidades laborales, este
porcentaje es casi el doble que el del conjunto de la UE (12,8%). “El
sistema de comprensividad actual es muy rígido –explica Miquel Àngel
Alegre–, una mayor diversificación curricular al final de la ESO permitiría
reenganchar a algunos jóvenes. Se ha visto que en aquellos países con
oferta de FP a partir de los 15 años los índices de abandono escolar son más
reducidos”. Otro elemento a tener en cuenta es la escasez en la oferta de
FP. Ha crecido ligeramente la demanda de los ciclos de grado medio pero
faltan aún técnicos profesionales y lo demandan las mismas empresas.
España tiene un
número de jóvenes en la universidad similar a Europa pero muy inferior
en la FP. “Los países de la OCDE con más éxito en inserción laboral son los
que tienen más estudiantes en las ramas profesionales”, dice Carme PagèsSerra. “Hay que entender que no son la rama de los tontos”, dice.
El segundo objetivo deberían ser los programas llamados reactivos, los
de segunda oportunidad. Por un lado, estarían los programas de refuerzo
educativo: Unidades de Escolarización Compartida, Aulas Abiertas y
Programas de Calificación Profesional Inicial (PCPI). En general sus
resultados han sido prometedores, especialmente en cuando a la
recuperación de jóvenes para los estudios y menos en el ámbito laboral,
pero la oferta es muy reducida. Luego están los programas work first que
incluyen programas de políticas activas de ocupación como los dos que ha
impulsado el Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC): Suma’t y Noves Cases
per a Nous Oficis. El primero, para jóvenes de 18 a 24 años en paro y sin
ESO, es un programa con tutorización continua, que incluye formación en
habilidades laborales y un contrato de prácticas en empresas privadas
durante seis meses. “Se ha renovado –dice David Casado– y en general se
ha valorado positivamente, ha reforzado la autoestima y la capacidad para
buscar trabajo”. En cambio, el otro programa, de 6 meses de formación y 6
de contratación por entidades públicas, la mayoría ayuntamientos, ha
tenido un impacto negativo “ya que ninguno de los empleados ha podido
continuar en el trabajo”.
En este apartado de programas reactivos fallan estrepitosamente los
sistemas de aprendices, muy desarrollados en otros países como Alemania.
“Uno de los problemas en España –dice Carme Pagès-Serra– es que los
jóvenes dejan la escuela sin haber trabajado y ninguna empresa quiere ser
la primera en contratar a un trabajador. Por ejemplo,en Estados Unidos
existe la tradición de trabajar en verano mientras se estudia y esto
proporciona una experiencia muy valiosa”.