Cómo seleccionar al mejor líder Claves para identificar al candidato ideal, por Thomas R. Horton Sin duda el recurso más valioso de una empresa es su gente, pero tan importante como tener un buen grupo humano es contar con la persona capaz de incentivarlo y guiarlo cohesivamente. El desperdicio de no trabajar en forma coordinada, y bajo el impulso que pueda aportar un líder inspirador, puede resultar realmente muy costoso. Pero, ¿cómo se identifica a un gran líder? En algunos casos los verdaderos líderes simplemente emergen por mérito propio, desde las filas mismas de la empresa. En otras ocasiones es preciso encontrarlos y crear el espacio necesario para que puedan desarrollarse. Thomas R. Horton, presidente del directorio de la American Management Association, propone una serie de sugerencias que lo ayudarán a encontrar a su próximo CEO y le permitirán evitar los errores más comunes que se suelen cometer en el proceso de selección. 108 “Nuestra gente constituye el recurso más importante que tenemos”, proclama toda memoria anual. Más allá de esta verdad está la tarea crucial de la gerencia: seleccionar y desarrollar hombres y mujeres con aptitudes de liderazgo. En cada uno de los niveles de una organización existen líderes potenciales. Sin embargo, habitualmente se cometen muchos errores en el proceso de selección. Uno de los líderes de empresa más importantes que he conocido es Don Mitchell, el ya fallecido ex presidente de GTE, presidente del directorio de General Time Corp. y Sylvania, exitoso empresario, inversor y director de un sinnúmero de empresas importantes. La máxima de Mitchell para la selección de los líderes era simple: si una persona va a trabajar directamente para usted, a usted le cor responde la tarea de se- lección. Pero hasta Mitchell, quien desarrolló cientos de líderes, confesó una vez que había cometido varios errores desastrosos. ¿Cómo se puede mejorar este proceso de selección, especialmente cuando se trata de líderes para la alta gerencia? Observemos cómo se elige a los CEO y veamos cómo funciona el proceso de selección. Durante mis diez años como CEO de AMA tuve la oportunidad de reunirme con cientos de ejecutivos principales y llegué a conocer bien a muchos de ellos. Pero, ¿cuál es el nivel de los ejecutivos de hoy? Creo que un tercio está integrado por individuos que reconozco son realmente extraordinarios, capaces de distinguirse en una multitud: astutos, informados, estratégicos en su pensamiento y dueños de un temperamento fuerte y aptitudes para las relaciones Gestión 3/ mayo-junio 1996 interpersonales. El tercio medio posee lo que yo denomino “el perfil de Harry Truman”: son simplemente “personas comunes” que tienen el compromiso y el impulso necesarios para ponerse a tono con la ocasión y triunfar. Es el tercio restante el que ha adquirido un carácter casi místico, y el misterio a develar en primer lugar es justamente cómo lograron esos puestos de alta gerencia. En cada uno de los peldaños de esta escalera del liderazgo hay personas que simplemente no tienen las condiciones necesarias para los roles que ocupan. El proceso de selección natural, en general, descarta a los que son verdaderamente incompetentes, pero hasta en las empresas más exitosas siempre hay algunos líderes mediocres que se aferran firmemente a sus peldaños y algunos otros que logran llegar como resultado de las circunstancias o de la política. En una empresa pública, es tarea del directorio colocar en el cargo más alto a una persona que sea capaz de conducir a los empleados y accionistas de la compañía hacia un futuro exitoso. Pero el directorio no deja de ser un comité y todos sabemos lo que pasa con ellos: no hay lugar en el mundo en el que se haya levantado una estatua a un comité, y habría mucho más para decir. Sin embargo, en el proceso crítico de seleccionar un CEO, este grupo de individuos debe convertirse en una unidad cohesiva y efectiva, capaz de desarrollar un criterio extraordinario. Los principios y procesos propios de la selección son los mismos, se trate de un individuo o de un grupo, y el objetivo consiste en identificar y contratar al mejor para que lidere a la empresa, no importa el lugar del mundo en el que se encuentre. El directorio debe alentar a sus ejecutivos principales para que desarrollen potenciales sucesores. Tirando los dados En los últimos años, los directorios han ido cambiando; en general, para bien. Han aumentado la proporción y la importancia de los directores independientes. Las comisiones de auditoría, las comisiones de nombramientos y las comisiones de organización han mejorado el énfasis puesto en sus tareas propias. Incluso hay una tendencia hacia la separación de roles entre el presidente y el CEO. Y aunque la mayoría de los directorios no han elegido este rumbo en particular, muchos han designado “directores líderes”, es decir, directores independientes con responsabilidades de liderazgo específicas. Una cosa, sin embargo, no ha cambiado ni cambiará: la responsabili- dad crucial del directorio en la selección del CEO y en la evaluación de su desempeño. Cada vez que el cargo de CEO queda vacante, cualquiera sea la razón, la obligación de cubrirlo representa la responsabilidad más importante que asume el directorio. No obstante, elegir al CEO tiene algo en común con elegir al cónyuge: con frecuencia y a pesar de que uno tenga las mejores intenciones, termina siendo un tiro perdedor en esta partida de dados. Sin embargo, hay algunas formas de mejorar las posibilidades de éxito. Consideremos primero cinco errores comunes: 1. No se definieron cor rectamente las habilidades y la experiencia necesarias. Con frecuencia, la comisión Gestión 3/ mayo-junio 1996 del directorio a cargo de la búsqueda de los candidatos comienza su tarea elaborando una lista de las virtudes deseadas. Luego, otros directores agregan a ella más cualidades, hasta que la lista termina convirtiendo al candidato requerido en un ser de otro mundo, es decir, no existe una persona normal que reúna todas y cada una de las virtudes deseadas. En el otro extremo está aquel directorio que prematuramente pone el énfasis en las calificaciones y rápidamente llega a la conclusión, por ejemplo, de que lo que se necesita en este momento en particular es un CEO que tenga las fortalezas y debilidades exactamente opuestas a las del CEO saliente. Si el líder actual ha sobresalido en ingeniería o fabricación, lo que se necesita ahora es un ejecutivo del marketing, o viceversa. (Este fenómeno se observa también con absoluta claridad en las elecciones nacionales: el candidato próximo deberá reunir las cualidades opuestas a las del anterior). El punto débil de este enfoque es que se está utilizando una óptica de corto plazo y no de largo plazo. Es claro que, a menos que exista una necesidad crítica de encontrar un mago que reconvierta todo ya mis- ➙ 109 Algunos hombres confunden los límites de su propio campo de visión con los límites del mundo. mitigar la transición. Ante la ausencia de esta opción es necesario alentar a los directores a que busquen los candidatos potenciales no sólo fuera de la compañía sino más allá de su propio campo de visión. 3. No se ha invertido el tiempo suficiente. Conozco dos casos en los que candidatos que reunían mejores condiciones que los individuos que fueron seleccionados surgieron pocos días después de que se realizaran los nombramientos. Esto no quiere decir que la búsqueda debe dilatarse demasiado. Nunca debe avanzarse con lentitud, pero el margen de tiempo debe Más allá del currículum y las referencias, el comportamiento del candidato demuestra su ímpetu y coherencia. 110 mo, la visión de largo plazo es la que debe prevalecer. La búsqueda del CEO debe comenzar con la misión de la organización y terminar con la contratación de una persona que pueda llevarla a cumplir con esta misión de un modo destacable. 2. Falta de profundidad de visión. Arthur Schopenhauer decía que cada hombre confunde los límites de su propio campo de visión con los límites del mundo. Como resultado, muchos directorios limitan la búsqueda de los candidatos al campo de la industria en el que actúan sus compañías. Si bien es cierto que muchos CEO exitosos provienen de este entorno, es parte de la obligación constante del directorio, durante los interva- los de tiempo entre búsquedas de CEO, alentar a sus ejecutivos principales a que desarrollen sucesores potenciales y llegar a conocerlos bien. Sin embargo, la política del downsizing ha reducido enormemente la oportunidad de reunir experiencia en management, es decir, la posibilidad de que los ejecutivos dirijan toda una empresa o centro de ganancias y así reúnan la experiencia necesaria para prepararse para los cargos de liderazgo dentro de la empresa. La mayoría de las transiciones que se dan en las esferas más altas de la compañía son accidentadas, pero un candidato interno adecuado, si se lo prepara con sumo cuidado, puede ayudar a Gestión 3/ mayo-junio 1996 ser amplio. Y al final de la búsqueda, será necesario invertir tiempo adicional con los candidatos. 4. Falta de objetividad. Cuando los candidatos comienzan a desfilar, algunos sobresalen a fuerza de personalidad y facilidad de palabra. Estas dos cualidades pueden llevar a colocarlo muy por encima de la capacidad que realmente tiene. Prestar demasiada atención a lo que el candidato dice y no a lo que realmente ha hecho puede hacernos perder la objetividad. 5. Falta de diligencia debida. La tecnología de hoy permite transferir y compartir información en forma instantánea, pero gran parte de ella es falsa o confusa. Uno de los obstáculos que se interponen para realizar 112 una evaluación confiable partiendo de las referencias es el miedo al litigio. ¿Qué significa hoy una recomendación brillante? Nadie quiere que se lo demande por haber supuestamente impedido que un ex empleado obtenga un puesto. Por esa razón, escuche atentamente cómo y qué se dice sobre un candidato. Harold Burson, fundador y presidente del directorio de Burson-Masteller, una vez me comentó cuál era la recomendación casi neutra que podría probablemente salir airosa de cualquier litigio: “Siempre hemos lamentado no haber podido beneficiarnos con todo el potencial de este empleado”. Otros ejemplos: “Recomiendo a esta empleada sin hacer otra salvedad” y “ Tendrá mucha suerte si en realidad logra que esta persona trabaje para usted”. Y, como es lógico, las recomendaciones brillantes provienen de personas cuyos nombres fueron proporcionados por el propio candidato. Un método esencial consiste en solicitar una referencia a otra persona y así sucesivamente. En algún momento la verdad debería emerger. ¿Qué sucede con la entrevista personal? Muchos de nosotros creemos que podemos juzgar a una persona tratando de descubrir su interior a través de los ojos u observando su lenguaje verbal y corporal. Tenga la plena seguridad de que no hay fundamento científico que avale esta teoría. Recuerde, el “estafador” ubicuo desmiente esa creencia. En realidad, la persona entrevistada practica alguna forma de arte escénico. Pero, si es necesario mirar más allá del currículum, las referencias y las entrevistas, ¿hacia dónde debemos mirar? La respuesta obvia es: los antecedentes comprobables del candidato. En general, el comportamiento de una persona demuestra su ímpetu y coherencia. El éxito genera éxito. Por lo tanto, en el momento en que queden sólo uno o dos candidatos, será tiempo de concentrarse en estos antecedentes y sólo en ellos, y, por supuesto, en su carácter e integridad, esas cualidades no tan ilusorias que constituyen el sine qua non del éxito, tanto en la vida como en el trabajo. Sin una misión bien definida la búsqueda carecerá de dirección. Cómo triunfar en la búsqueda Con todos estos peligros como telón de fondo, ¿qué debe hacer, entonces, el directorio frente a la difícil tarea de seleccionar un CEO? 1. Comience con la misión. La mayoría de las empresas cuentan con declaraciones formales que definen la misión, pero muchas de ellas suelen ser demasiado obsoletas o generales y hasta demasiado pomposas como para lograr alguna otra cosa que no sea juntar polvo. Sin una misión bien definida que sea lo suficientemente específica como para dar lugar a la acción, la búsqueda carecerá de dirección. Si desconocemos las aptitudes y el talento que nuestro líder debe tener, no podremos reconocer al candidato correcto, ni siquiera si lo tenemos delante de los ojos. El nuevo CEO puede sugerir, y es muy probable que lo haga, que se introduzcan cambios cuando el proceso ya está en marcha, pero en esta coyuntura una definición de la misión recientemente aprobada constituye el mapa de ruta fundamental hacia el futuro. 2. Defina los criterios de desempe ño. Cualquier candidato meritorio querrá saber exactamente qué se espera de él, qué se entiende por éxito y cómo se lo medirá. Aunque resulte sorprendente, menos de la mitad de los ejecutivos principales de hoy tienen que rendir evaluaciones escritas de desempeño. La claridad puede ayudar a atraer a los candidatos orientados al desempeño. 3. Analice a fondo al propio directo- rio. Es muy probable que este directorio no haya evaluado nunca su propio desempeño. Si es así, sería oportuno debatir el tema. Tomando como referencia la definición de misión, cabría formularse las siguientes preguntas: ¿es la composición del directorio adecuada para regir el destino de la organización y para dar directivas al líder que se busca?, ¿es eficaz su forma de organización?, ¿hace el directorio todos los deberes?, ¿brinda supervisión o micromanagement? Aunque todo esto pueda parecer demasiado justamente en el momento en que se está buscando un nuevo líder, la autoevaluación del directorio no tiene por qué ser una tarea que insuma mucho tiempo. 4. Establezca el principio de la rendición de cuentas. ¿Quién presidirá la comisión de búsqueda y quiénes serán sus integrantes? Si todo el directorio va a funcionar como comisión, ¿quién asumirá la responsabilidad principal por el éxito de la búsqueda? Una vez contestadas estas preguntas, se deberán definir horarios y un presupuesto para la búsqueda. Y lo más importante es la necesidad de que todo el directorio esté bien informado en cada uno de los pasos del proceso para evitar sorpresas de último momento y la necesidad de inventar una justificación. 5. Pida ayuda. Aunque se puede recurrir a los servicios de consultoría para la búsqueda del ejecutivo, la responsabilidad de la elección recae exclusivamente en el directorio. Las consultas deben ser parte del proceso, y tenga en cuenta que los empleados claves pueden conocer mejor que el más informado de los directores la clase de talento que se necesita para la alta gerencia. Encontrar la forma más eficaz para que este proceso sea adecuadamente consultivo es una tarea importante de la presidencia de la comisión. Muchas empresas recurren a psicólogos ocupacionales para que las ayuden a deter- Si desconocemos las aptitudes y el talento que nuestro líder debe tener, no podremos reconocer al candidato correcto. Gestión 3/ mayo-junio 1996 minar la compatibilidad potencial entre el candidato y la cultura de la organización. Por lo menos una de las empresas que conozco presenta este análisis como “beneficio adicional”, incluso para aquellos candidatos que no son seleccionados. 6. Evite los criterios que restringen. Cuando una lista de credenciales o experiencia es demasiado rígida en el comienzo de una búsqueda podemos desestimar a un buen candidato. De todos modos, y a medida que la búsqueda avanza, siempre se puede adoptar un criterio más específico. 7. Examine cuidadosamente a cada candidato serio. La tarea de la comisión de búsqueda es ardua, en consecuencia es muy probable que la impaciencia se apodere de ella. Cuando el Sr. o la Srta. Maravilla aparecen en escena, los pensamientos en general apuntan a ponerse a negociar los términos y condiciones para el cargo. Esto es exactamente lo contrario de lo que se debe hacer, a menos que la comisión haya cumplido sobradamente con la diligencia debida en cuanto a los antecedentes verificables del candidato. Sin embargo, y aun en ese caso, es importante conocer su proceso de pensamiento, sus valores y carácter. En la actualidad, y cada vez con mayor frecuencia, se suele solicitar a los can- Suministre al candidato tanta información como pueda sobre la naturaleza de su futuro empleador potencial. didatos que resuelvan un problema específico. Por ejemplo, una agencia de publicidad puede darle la misión de desarrollar un enfoque para publicitar algún producto hipotético. 8. Asegúrese de que el candidato conozca a la organización. Esta es una transacción bilateral, por lo tanto suministre al candidato tanta información como pueda sobre la naturaleza de su futuro empleador potencial. La consigna debería ser revelar toda la información posible. Porque aunque es importante saber “ven der” la misión, excederse en esta venta puede ser motivo de desilusión para ambas partes. 9. Recurra a su intuición. Por más exhaustiva que haya sido la búsqueda, es probable que el candidato final no paGestión 3/ mayo-junio 1996 rezca el adecuado para el cargo. Existe una cosa llamada química, y las decisiones subjetivas suelen ser, con frecuencia, decisiones correctas. Por lo tanto, si hay una duda que lo carcome, quizá sea tiempo de volver al principio. Y aunque la decisión de no seguir adelante pueda provocar una demora desagradable, es el futuro a más largo plazo el que está en juego. 10. Desarrolle expectativas en conjunto entre el directorio y el CEO. El éxito de su finalista dependerá no sólo de la buena decisión que usted haya tomado sino de lo bien que la implemente. Instalar a un nuevo CEO requiere un desempeño eficaz por parte del directorio y mucha paciencia. Con un poco de suerte Después de haber removido cada piedra para encontrar al líder correcto, e incluso después de haber seguido un proceso cuidadoso, se necesitará un cierto tiempo para poder comprobar si la búsqueda fue realmente exitosa. La suerte desempeñará su papel impredecible y habitual. Sin embargo, en mi opinión, cuanto más minuciosidad y conciencia se aplique en la búsqueda, mayor será la posibilidad de éxito en la selección del líder. 113 © Gestión / Management Review
© Copyright 2024