Cómo leer una guía de práctica clínica Caso clínico Autores Arritxu Etxeberria Agirre Itxasne Lekue Alkorta 2 1 1. Farmacéutica de atención primaria. Comarca Gipuzkoa Este. 2. Farmacéutica de atención primaria. Comarca Ezkerraldea-Enkarterri. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud. Guías Clínicas 2006; 6 Supl 1: 8 R ecibimos una consulta telefónica de una pediatra de nuestra área. Resulta que tiene una paciente de 12 años diagnosticada el año pasado de asma leve intermitente y que sigue tratamiento con salbutamol a demanda. Las crisis hasta ahora habían sido muy esporádicas y leves, los síntomas aparecían con una media de una o incluso ninguna vez al mes. En los últimos meses presenta un incremento de sus síntomas de asma, con un aumento de sibilancias, tos, disnea y tirantez, presentando algunos síntomas todas las semanas, incluso se despierta con problemas respiratorios algún que otro día. La pediatra comenta que le ha realizado una espirometría y que presenta un FEV1 del 85% del teórico y una variabilidad del 20%. La pediatra se plantea si sería el momento adecuado de introducir corticoides inhalados o estaría indicado seguir aún con el betaadrenergico a demanda o un antagonista de leucotrienos acompañado de controles más frecuentes. Está interesada en conocer qué beneficios puede esperar de la introducción del corticoide ya que cuando le ha comentado esta posibilidad de tratamiento a su paciente, la madre ha mostrado una actitud de rechazo, ha oído que los corticoides pueden afectar al crecimiento de su hija. La toma de decisiones T omar decisiones consiste en elegir una determinada acción tras sopesar los riesgos y beneficios que comportan las diversas alternativas posibles. Aunque todas las decisiones clínicas se toman en condiciones de incertidumbre, ésta será mayor o menor dependiendo de la cantidad y calidad de evidencias disponibles sobre el tema en cuestión. Una consecuencia de esta situación es la variabilidad clínica. Si analizamos nuestro trabajo diario podemos darnos cuenta de la amplia variabilidad que existe entre los profesionales a la hora de abordar los diferentes problemas de salud, de la necesidad de una “puesta al día” continua sobre ellos, y de la importancia de conocer de antemano el resultado clínico esperado ante una intervención. Una práctica clínica correcta no es posible sin un diagnóstico adecuado seguido de un pronóstico, que en muchos casos decidirá el tratamiento. En cualquiera de estos pasos el clínico ha tenido que tomar decisiones, con frecuencia en un contexto de conocimientos limitados y un cierto grado de incertidumbre. Teniendo en cuenta estos factores sería muy útil desarrollar una “herramienta” que, apoyada en una buena y reciente revisión bibliográfica, haga que nuestra práctica se base en la mejor evidencia científica disponible, mejore la calidad asistencial y disminuya la variabilidad no justificada. Como ayuda en estas circunstancias se ha propuesto la utilización de las GPC, que permiten mejorar la práctica clínica y disminuir las variaciones de la práctica médica ante un proceso concreto 1-6. Objetivos del tema Elaborada con opinión de farmacéuticas sin revisión posterior. Conflicto de intereses: Ninguno declarado. www.fisterra.com En otros temas del curso hemos analizado diferentes aspectos de las GPC, incluyendo técnicas de recuperación, diseño, análisis crítico, evaluación, adaptación e implementación. El objetivo de este tema es poner en práctica esos conocimientos para resolver problemas clínicos concretos suscitados en nuestra práctica diaria. En otras palabras, comprobar la utilidad y aplicabilidad real de las GPC a los problemas que nos suscitan nuestros pacientes. Para ello seguiremos un esquema muy simple: En primer lugar resaltaremos de forma resumida los aspectos generales más relevantes de las GPC, desarrollados de forma extensiva en otros temas del curso Posteriormente, resolveremos las incertidumbres que nos plantea el caso clínico propuesto al inicio del tema con la ayuda de una GPC, siguiendo todos los pasos necesarios: • Formular las preguntas clínicas que nos plantea nuestro supuesto clínico 1 Tema 8.- Cómo leer una Guía de Práctica Clínica • Identificar una GPC que puede responder a nuestras preguntas • Evaluar la validez de dicha GPC • Evaluar la aplicabilidad de la GPC a nuestro paciente • Resolver con la GPC el supuesto clínico Aspectos conceptuales básicos sobre GPC Como indica su propia definición las GPC 7: • Son recomendaciones que informan y aconsejan sobre cómo actuar en una circunstancia clínica determinada. El término denota flexibilidad, en oposición al carácter más normativo de los protocolos. • Desarrolladas de forma sistemática, siguiendo un proceso muy definido y estructurado que incluye una revisión sistemática de la literatura científica y la elaboración de recomendaciones rigurosas y fiables, evitando posible sesgos. • Con el objetivo de guiar a los profesionales y a los pacientes, haciendo alusión a que en la decisión debe participar el paciente. • En el proceso de toma de decisiones sobre qué intervenciones sanitarias, el término intervención abarca no solo diagnóstico y tratamiento, sino también prevención, rehabilitación y organización sanitaria. • Son más adecuadas en el abordaje de una condición clínica específica. • En circunstancias sanitarias concretas, dejando claro que las guías no son universales y que, por tanto, son diseñadas para un contexto sanitario determinado con sus prioridades y recursos. En este sentido, muchas GPC anglosajonas necesitan ser adaptadas para su implantación en nuestro ámbito. Problemas clínicos susceptibles de mejorar con una GPC Los criterios que se recomiendan para la elección de un problema susceptible de mejorar mediante una GPC son los siguientes: elevada frecuencia y gravedad, variabilidad en la práctica clínica con un alto nivel de incertidumbre, elevado impacto potencial en Las guías de práctica clínica son un los pacientes y alto consumo conjunto de recomendaciones desade recursos. Básicamente las rrolladas de manera sistemática con el GPC se realizan sobre conobjetivo de ayudar a profesionales y a diciones clínicas de impacto pacientes a decidir la intervención saclínico en donde no existe nitaria más adecuada en una situación acuerdo sobre la idoneidad clínica concreta en la aplicación de determinadas pruebas o cuando hay variabilidad en los estilos de práctica clínica, donde exista un tratamiento efectivo y pueda esperarse una reducción de la morbimortalidad, sobre enfermedades iatrogénicas o intervenciones de alto riesgo y elevado coste económico, en áreas donde los sistemas de salud puedan considerar necesaria su elaboración, y cuando aparecen nuevas tecnologías que compiten con las existentes previamente 8. Atributos de una GPC Una buena GPC debe ser 8,9: • Multidisciplinaria: desarrollada mediante un proceso que incluya la participación de todos los grupos implicados en el tema objeto de la guía (médicos de atención primaria y especializada, enfermería, otros trabajadores sanitarios o no sanitarios, pacientes, organizaciones sanitarias). 2 Guías Clínicas 2006; 6 Supl 1: 8 • Clara: debe utilizar un lenguaje claro, definir los términos de modo preciso, y utilizar una presentación lógica y fácil de seguir. Con una separación definida entre las recomendaciones y los comentarios que acompañan. • Válida: las recomendaciones propuestas son fruto de una revisión bibliográfica rigurosa, consiguiéndose con su implantación mejoras sanitarias. • Rigurosa: las GPC deben reflejar claramente las personas que han intervenido en la elaboración, y los métodos empleados en la identificación de las evidencias y la elaboración de las recomendaciones. • Reproducible: si siLas buenas guías de guiésemos todos los práctica clínica deben pasos indicados en la estar elaboradas de elaboración de la guía, manera multidisciplinar, los resultados de las ser claras, reproductirecomendaciones sebles, flexibles, aplicarían los mismos, y la bles, válidas y actuales aplicación similar. • Fiable: para un problema clínico concreto, cualquier profesional haría idéntica interpretación de las recomendaciones. • Flexible: deben quedar reflejadas todas las alternativas de manejo posibles y razonables e identificar claramente las excepciones en sus recomendaciones. • Aplicable: las recomendaciones propuestas para un problema clínico concreto deberían poder llevarse a la práctica en nuestro ámbito, teniendo en cuenta los recursos disponibles y la estructura sanitaria. Provista de ayudas para su aplicación en el día a día. • Actualizada: aportando las novedades consolidadas sobre el tema que aborda. • Revisión programada: debe establecer cuando y cómo deben ser revisadas y actualizadas las recomendaciones. Tipos de GPC Dentro de las GPC podríamos diferenciar 10: 1. Basadas en la opinión de expertos: no existe una metodología estructurada para su elaboración y pueden existir sesgos en las recomendaciones finales. Están sujetas a la contingencia de los expertos que las elaboran y por tanto no son reproducibles, ni garantizan fiabilidad. 2. Basadas en el consenso: existe una metodología estructurada de elaboración y, aunque pueden existir sesgos en la selección de estudios, se llega a los acuerdos a través de consenso sobre la evidencia científica. Están sujetas al sesgo de interpretación de las pruebas por los expertos. 3. Basadas en la evidencia: se diferencian de las anteriores en que estandarizan la búsqueda y evaluación crítica de la bibliografía, y establecen un sistema explícito de ponderación de la calidad de la evidencia y la fuerza de las recomendaciones basadas en un nivel de evidencia determinado. De esta forma se minimizan los sesgos en las recomendaciones. Sin embargo hay que tener en cuenta que las GPC: • Aunque utilizan revisiones sistemáticas para apoyar sus recomendaciones, si éstas no existen, sintetizan la mejor evidencia disponible en ese momento para apoyar una decisión clínica determinada, especificando en este caso que el nivel de evidencia es menor. • Aunque son una gran herramienta de trabajo, no siempre nos permiten encontrar respuestas a todas las preguntas que a diario nos hacemos en la consulta. Pero las buenas GPC suelen hacer cons- www.fisterra.com Guías Clínicas 2006; 6 Supl 1: 8 tar lo que no se sabe sobre dichas cuestiones. La decisión final sobre el procedimiento clínico, preventivo, diagnóstico, terapéutico o rehabilitador estará siempre en manos del médico, del paciente y de las circunstancias específicas que rodean cada situación clínica. Formular las preguntas E n cualquier faceta de nuestra práctica clínica existen “lagunas” de conocimiento que deben ser identificadas. Volviendo al caso que nos ocupa y con la información de nuestra paciente, deducimos que su asma ha pasado de intermitente a persistente y el dilema que se nos plantea es si merece la pena iniciar un tratamiento de fondo y con qué fármaco. El primer paso consiste en convertir el problema clínico que nos plantea incertidumbre en preguntas susceptibles de ser buscadas (en este caso en guías de práctica clínica) y contestadas. La forma de realizar preguntas específicas son aquellas que contienen los elementos recogidos en el acrónimo PICO: Problema, Intervención, Circunstancias y desenlaces (Outcomes) 4,5 Así pues, lo deseable es encontrar recomendaciones con la mejor evidencia existente para contestar las preguntas que surgen de esta situación clínica: 1. ¿Cuál es el tratamiento preventivo de elección en el paciente con asma leve persistente? 2. ¿Cuándo se debe iniciar el tratamiento con GCI? ¿Son los GCI eficaces en el tratamiento del asma leve persistente? 3. ¿Cuál es la eficacia comparativa de los antileucotrienos frente a GCI en el tratamiento de fondo del asma leve persistente? 4. ¿Cuáles son los efectos adversos de los GCI sobre el crecimiento en niños, u otros efectos adversos relevantes?. Identificar la GPC que puede responder a nuestras preguntas E strategia de búsqueda de GPC Si queremos contestar a las preguntas anteriormente formuladas con una GPC, el medio a través del que obtendremos mayor cantidad de material es Internet. Partimos del hecho de que tenemos a nuestra disposición conexión y planteamos la búsqueda de GPC de acceso gratuito y basadas en la mejor evidencia científica. El primer problema es que hay que visitar varias páginas web para acceder a GPC, al no existir un único sitio en el que estén todas indexadas. Desde un punto de vista práctico puede ser recomendable empezar la búsqueda y en el portal Fisterra.com (http:// www.fisterra.com/index.asp) y en GuiaSalud (http:// www.guiasalud.es) (directorios de “Guías clínicas en español”, la mayoría de ellas de consulta gratuita y seleccionadas por especialidad, y “Guías clínicas en inglés”, la mayoría gratuitas). También resulta útil conocer páginas web en el área temática que nos interesa; en nuestro caso particular por ejemplo puede ser útil acceder a la página Respirar (http://www. respirar.org). Si no fuera suficiente el resultado puede continuarse la búsqueda según las instrucciones aportadas en el capítulo 2 de este curso. S eleccionar la GPC adecuada El segundo paso consiste en seleccionar entre las GPCs identificadas en la búsqueda aquella que puede contestar a nuestras preguntas. Hay que tener en cuenta que los títulos de las GPC son genéricos, y www.fisterra.com Tema 8.- Cómo leer una Guía de Práctica Clínica sólo ofrecen una orientación sobre el contenido. Además los autores de una GPC tratan de responder a las preguntas clínicas que consideran oportunas, que no siempre coinciden con las preguntas que nuestra situación clínica plantea. Por ello, en ocasiones es necesario hacer una rápida lectura del contenido, fijándonos especialmente en los siguientes aspectos: usuarios a los que va dirigido la guía (pediatría vs adultos, atención primaria vs especializada…), fecha de publicación (teniendo en cuenta que las GPC quedan obsoletas en 3-5 años), el objetivo de la guía y el apartado de metodología (a menudo con una lectura rápida podemos hacernos una idea de sí se trata de una guía basada únicamente en el consenso de expertos o sí se ha utilizado una metodología de mayor rigor). Siguiendo la estrategia de búsqueda previa hemos obtenido una GPC en español y varias en inglés, algunas de ellas publicadas hace más de 5 años y sin revisiones posteriores. Entre todas nos inclinamos por seleccionar en primer lugar la guía: “Guía de practica clínica sobre asma” (en http://guisalalud. Hay una multiplicidad de organismos es y en http://www.respirar. elaboradores de GPC. La mayoría de org) porque está publicada las Sociedades científicas elaboran en español, es reciente (año GPC, pero cuentan con un reducido nú2005), podemos acceder a mero de ellas. En España las Sociedaella directamente a través de des científicas y las Agencias de EvaInternet, está avalada por luación de Tecnologías Sanitarias son varias sociedades científicas los principales productores de GPC de nuestro medio y tiene un apartado de metodología en el que se explican claramente los pasos seguidos (entre ellos la búsqueda y evaluación de otras guías que nos han salido en nuestra búsqueda). Así pues, concluimos que: 1. Es necesario recurrir a varios sitios para obtener un mayor número de GPC. 2. Actualmente la mayoría de guías en español se encuentran en las páginas de las diferentes Sociedades Científicas, aunque tras la creación de GuiaSalud (GPC en el Sistema Nacional de Salud), esto cambiará. Además de GuiaSalud, que todavía tiene pocas guías indexadas, puede resultar útil localizarlas a través de portales sanitarios, como Fisterra.com, que permiten la entrada a las tres vías principales de búsqueda: guías en español, en inglés y Medline. 3. La entrada a través de páginas “digest sources” como TRIPdatabase es una buena estrategia para finalizar la búsqueda de GPC que puedan estar publicadas en sitios que no son de acceso gratuito. 4. La búsqueda de una GPC a través de MEDLINE no es la forma más práctica, debido a que pueden estar indexadas por varios términos. Evaluar la validez de una GPC E l hecho de que una GPC esté indexada en un catálogo de guías como GuiaSalud implica que ya reúne unos requisitos básicos de calidad. Si ha sido localizada en otras sedes deberíamos asegurarnos de la validez de sus recomendaciones con una evaluación de su calidad. Para valorar la validez de una GPC, es decir si sus afirmaciones son fiables y están científicamente fundamentadas, han de tenerse en cuenta los siguientes aspectos 3,6,8,9,11: ¿Es rigurosa la metodología elegida para su 3 Tema 8.- Cómo leer una Guía de Práctica Clínica elaboración? En este sentido habría que plantearse varias cuestiones: • ¿Se ha realizado una revisión bibliográfica exhaustiva, actualizada y reproducible? • La revisión bibliográfica debe ser amplia, incluyendo los artículos más relevantes en los principales idiomas, y actualizada. Este último aspecto es fundamental, porque desde que se comienza la elaboración de una guía hasta que se establecen las recomendaciones finales pasa un período de tiempo en el que puedan publicarse artículos importantes que deben tenerse en cuenta. Habitualmente las GPC quedan obsoletas a los 3-5 años. • En algún apartado de la GPC debería constar la estrategia de búsqueda bibliográfica (“palabras clave” Hay entidades y sitios conocidos por la utilizadas, fuentes consulcalidad de las guías de práctica clínica tadas y rango de fechas cuque difunden y además ayudan a locabierto), o facilitarnos el accelizar documentos elaborados con metoso a un documento o página dología MBE en la que están disponibles las búsquedas. • Aporta calidad a la GPC el hecho de que si los autores conocen que están en proyecto estudios de investigación que puedan modificar alguna de las recomendaciones, quede constancia de ello para su revisión en una actualización posterior. Revisando la GPC seleccionada: en el apartado de justificación, objetivos y metodología de la guía comenta que para las preguntas que se han elaborado de novo, se ha seguido la metodología del Scottish Intercollegiate Guidelines Netword (SIGN) y que los pasos que se han seguido han sido: búsqueda de evidencia hasta enero-mayo 2005 en función de la pregunta, evaluación de la evidencia según las plantillas de lectura crítica de SIGN por dos evaluadores, formulación de recomendaciones empleando el formato de “evaluación formal” o “juicio razonado” y resolución de las recomendaciones controvertidas por consenso en dos reuniones del equipo redactor. También comenta que con Una GPC es válida si aporta bibliograel objetivo de la guía resulte fía exhaustiva y actual, si aborda todos ágil y práctica sólo se realiza los aspectos y opciones posibles adeuna breve descripción de la más de sus repercusiones, si el método metodología empleada y que elegido para adoptar acuerdos sobre existe otro documento que recomendaciones es explícito y exento recoge una descripción dede sesgos y si ha sido sometida a evatallada de esta metodología, luación por agentes externos que se puede consultar en la web de Osteba. En la página web: http://www1.euskadi.net/buscadorsan/ osteba/infeva.apl, se encuentra el informe de evaluación titulado: “D 05/03 Descripción de la metodología de elaboración-adaptación-actualización empleada en la guía de práctica clínica sobre asma de la Comunidad Autónoma del País Vasco” y también un documento que incluye todas las búsquedas bibliográficas, tablas de evidencia y evaluaciones formales realizadas para contestar cada una de las preguntas. En cuanto a futuras actualizaciones de la guía, se advierte que está prevista una actualización cada tres años, centrada en aquellos aspectos o preguntas concretas en las que las recomendaciones se modifiquen sustancialmente. Además el apartado 5.4.6. se refiere a áreas de reciente investigación en el campo de la terapia añadida a los glucocorticoides inhalados (GCI). 4 Guías Clínicas 2006; 6 Supl 1: 8 • ¿Se han considerado todas las opciones de manejo y sus repercusiones en los pacientes?: • Tanto si la GPC es de prevención, diagnóstico, tratamiento o rehabilitación deben reflejarse todas las opciones prácticas razonables, y todos los resultados clínicos potencialmente importantes para el paciente, teniendo en cuenta aspectos cómo la morbimortalidad, la seguridad o la calidad de vida. Ello permite poder plantear a nuestro paciente un abanico de posibilidades para una toma de decisiones adecuada. • Sería deseable que se incluyeran análisis de coste-efectividad de las recomendaciones. Su presencia representa un valor añadido a la GPC ya que supone incluir un elemento necesario para la toma de decisiones en el contexto de un sistema sanitario con recursos limitados, si bien no suele ser habitual (salvo en las guías que publica NICE). En la GPC que hemos elegido observamos que se han considerado todas las opciones razonables referentes al diagnóstico y al tratamiento que pueden ser importantes para el paciente. Por ejemplo en el apartado de diagnóstico se incluyen el valor de la clínica, los antecedentes personales y familiares, las pruebas de función pulmonar, el prick test...se tienen en cuenta medidas de prevención primaria y secundaria de asma, y en cuanto al tratamiento se valoran varias opciones de tratamiento, beta-adrenérgicos de corta y de larga duración, corticoides inhalados y orales, cromonas, antileucotrienos, terapias alternativas…Se describen datos de morbilidad, así como los posibles efectos adversos que puede provocar la tomas de medicación. • ¿Se ha seguido algún método estructurado para establecer los acuerdos sobre las distintas recomendaciones? • Las recomendaciones surgen tras analizar los niveles de evidencia de los artículos científicos. Sin embargo, su redacción final es fruto de acuerdos entre los miembros del grupo elaborador. En la guía debe haber una descripción explícita de los métodos utilizados para formular las recomendaciones y de cómo se ha llegado a las decisiones finales (votación, técnicas de consenso). También deben especificarse las áreas de desacuerdo y los métodos para resolverlas. • Es importante que el grupo elaborador esté constituido por representantes de los diferentes estamentos implicados en el tema, con el fin de aportar diferentes puntos de vista. Son especialmente útiles las aportaciones de pacientes que, aunque no participen directamente en la elaboración, al menos deberían formar parte de la revisión final de la GPC, ya que una recomendación puede ser de gran interés para el clínico y no serlo tanto para el paciente. En la guía que estamos valorando se enumera la composición del grupo elaborador (profesionales de medicina de familia, pediatría, neumología, farmacia, enfermería), aunque no se refleja la participación del grupo de pacientes. Tampoco se describe si las recomendaciones controvertidas se han resuelto por consenso en dos reuniones del equipo redactor • ¿Ha sido sometida a una revisión externa por expertos y ha sido comprobada? • Una vez superados todos los pasos de la elaboración de una guía, es conveniente una revisión por evaluadores externos, tanto en el área clínica como metodológica que aumenta su validez. • Cuando las evidencias que apoyan las recomen- www.fisterra.com Guías Clínicas 2006; 6 Supl 1: 8 daciones son débiles puede ser necesario una comprobación práctica. Si su aplicación mejora el resultado en los pacientes, reforzamos su utilidad. • Volviendo de nuevo a nuestra guía, en su introducción consta cuáles han sido los componentes del grupo evaluador externo. En nuestro caso, como las recomendaciones tienen un fuerte nivel de evidencia, no es necesario realizar una comprobación de la guía previa a su puesta en práctica. ¿Se establece en la guía la fuerza de las recomendaciones y las evidencias científicas en las que se apoyan? Para abordar este aspecto hay que plantearse 2 cuestiones: • ¿Se especifica la fuerza de las recomendaciones y su relación con los grados de recomendación? Por supuesto, a mayor calidad de la bibliografía mayor grado o fuerza de recomendación. Sin embargo, en ocasiones se carece de evidencias sólidas y es necesario utilizar evidencias de baja calidad (“las mejores disponibles”) para generar pautas estandarizadas de actuación. Los autores de la guía deben ser honestos en este aspecto, especificando claramente la gradación de la fuerza de cada recomendación. Por otro lado, es importante señalar que las recomendaciones no tienen por qué incluir todos los resultados relacionados con los niveles de evidencia más altos, sino aquellos que se consideren clínicamente relevantes. • ¿Hay una relación explícita entre cada una de las recomendaciones y las referencias bibliográficas en que se apoyan? En nuestra guía, comprobamos que en apartado de justificación, objetivos y metodología de la guía (Pág. 23) se describen las escalas que se han utilizado para establecer los distintos niveles de evidencia y grados de recomendación. Además, para cada recomendación se incluye la fuerza de la recomendación y las referencias bibliográficas en las que se apoya. El análisis realizado hasta ahora nos permite conocer de forma práctica la validez de una GPG. En el año 2001 se publica el instrumento AGREE (Appraisal of Guidelines Research and Evaluation for Europe) que es un instrumento que de forma estandarizada permite evaluar la calidad de una guía (Ver capítulo 4 de este curso) Como clínicos individuales, el uso del AGREE no es práctico por lo laborioso de su realización. Sin embargo, sí es útil como herramienta estandarizada de evaluación para equipos asistenciales, por ejemplo al seleccionar entre varias guías, las agencias o grupos de evaluación y elaboración de GPC. Incluso es previsible que en un futuro próximo la mayoría de las GPC publicadas tendrán asociadas una puntuación AGREE que nos oriente sobre su calidad. Valorar la aplicabilidad de una GPC H asta ahora hemos podido comprobar si una guía es válida, pero a los clínicos les interesa conocer si sus recomendaciones son útiles para sus pacientes, y responden a las preguntas formuladas. Para ello debemos plantearnos las siguientes cuestiones5,13: ¿Son las recomendaciones de la GPC prácticas y clínicamente relevantes? • Las recomendaciones deben responder a la pregunta o preguntas objeto inicial de la GPC www.fisterra.com Tema 8.- Cómo leer una Guía de Práctica Clínica • Deben de ser específicas y no ambiguas, aportando consejos prácticos sobre situaciones clínicas concretas. • Su redacción debe ser clara, de tal forma que podamos repetir sus indicaciones. • Deben contener información relevante, pudiendo deducir de su lectura si podemos disminuir la morbimortalidad o mejorar la calidad de vida de nuestro paciente, o si por el contrario implican una pérdida de tiempo y aumento del gasto. En este sentido, hay que tener en cuenta que no todos los resultados estadísticamente significativos son clínicamente relevantes. En nuestra guía de asma, comprobamos que las recomendaciones son claras, con un lenguaje comprensible y no dan lugar a dudas en su contenido. Si en el apartado de preguntas a responder leemos las preguntas objeto de la guía, vemos que las diferentes recomendaciones las contestan. ¿Se pueden aplicar las recomendaciones de la GPC a nuestros pacientes? • Se debe comprobar si la población diana a la que va dirigida la GPC se ajusta a las características de los pacientes del que la utiliza: edad, sexo, prevalencia de la enfermedad, y de los diferentes factores de riesgo de la misma, ámbito de aplicación (primaria y/o especializada). Si la población diana es diferente, es posible que las recomendaciones puedan no ser aplicables a nuestro paciente. • Valorar si es posible aplicarlas en ese contexto, es decir, si su puesta en práctica no va a suponer un detrimento de la calidad de otras actividades, que también son necesarias y útiles para el cuidado de los pacientes. • Es importante tener en cuenta las preferencias y creencias de los pacientes, porque aunque la fuerza de la recomendación sea muy elevada, si no son aceptadas por ellos, difícilmente serán aplicables. • Deben de discutirse las barreras organizativas potenciales a la hora de aplicar las recomendaciones. Si la guía no parece práctica y útil, será infrautilizada, y no se conseguirá el objetivo final de disminuir la variabilidad asistencial y mejorar la calidad de la práctica. En este sentido es importante conocer aspectos que puedan ser barreras o facilitadores de su aplicabilidad (aspectos geográficos, estructura organizativa, conocimiento de la tradición, aspectos legales, etc.) que pueden impedir o fomentar su uso. Centrándonos en nuestra guía, vemos que la población a la que va dirigida se adapta a las características del paciente al que se ha referido la pediatra. Además, las recomendaciones nos parecen asumibles en nuestro medio. La guía aporta el suficiente número de opciones terapéuticas como para plantear a nuestro paciente y poder decidir, en función de sus preferencias. Resolución del caso clínico H emos encontrado una guía válida, actualizada y aplicable a nuestro paciente. Ahora nos queda por comprobar si con ella somos capaces de contestar a todas nuestras preguntas. ¿Cuál es el tratamiento preventivo de elección en el paciente con asma leve persistente? En la guía se concluye que los GCI son el tratamiento preventivo más efectivo del asma de distintos niveles de gravedad, tanto en adultos como en niños de todas las edades incluyendo el asma leve persistente 5 Tema 8.- Cómo leer una Guía de Práctica Clínica (grado de recomendación A) . 12 ¿Qué actitud diagnóstica es la más adecuada para conocer la etiología ante un paciente de 64 años con clínica de dispepsia no investigada? En la guía se establece que no existen datos concluyentes para recomendar sistemáticamente una endoscopia a todos los pacientes >55 años sin signos y síntomas de alarma (grado de recomendación B). (Páginas 29 y 11 de la GPC Dispepsia ) ¿Cuándo se debe iniciar el tratamiento con GCI? ¿Son los GCI efectivos en el tratamiento del asma leve persitente? En la guía se indica que el tratamiento precoz con GCI en el asma leve persistente en niños y adultos reduce las reagudizaciones graves, mejora el control de los síntomas y mejora la función pulmonar a largo plazo. En base a ello recomienda el tratamiento con GCI en todos los niños y adultos con asma leve persistente (grado de recomendación A). También nos indica cuál ha sido la definición de asma leve persistente en el estudio que sirve de base para esta recomendación. Esto nos permite conocer si la recomendación se ajusta a las características de nuestro paciente: La definición de asma leve persistente en el estudio START es: sibilancias, tos, disnea, tirantez, despertar nocturno por síntomas al menos una vez por semana pero no diariamente, y con función pulmonar normal 12. ¿Qué papel tienen otros tratamientos preventivos (antileucotrienos)? La guía establece que en comparación con placebo, los antileucotrienos tienen una eficacia modesta en la mejora de síntomas y de la función pulmonar, que en adultos con asma leve a moderada los GCI son claramente superiores a los antileucotrienos en la prevención de exacerbaciones, mejora de la función pulmonar y control de síntomas. Los antileucotrienos son bien tolerados a largo plazo, pero los abandonos de tratamiento por mal control del asma son más frecuentes en comparación con los que toman GCI. Por ello las recomendaciones son: Los GCI continúan siendo el tratamiento preventivo de elección tanto en niños como en adultos, ya que son más eficaces que las cromonas y los antileucotrienos. Por su menor eficacia en comparación con los GCI, no se recomienda el uso de antileucotrienos en monoterapia de mantenimiento en niños y adultos. (grado de recomendación A) 12. ¿Cuáles son los efectos adversos de los GCI sobre el crecimiento en niños? ¿Otros efectos adversos relevantes a tener en cuenta? La guía establece que las evidencias muestran consistentemente una reducción en la velocidad de crecimiento de aproximadamente 1 cm o menor durante el primer año de tratamiento en niños con asma leve a moderada. Sin embargo, este efecto es de pequeña magnitud y no parece mantenerse en el tiempo. Por otra parte dice que las evidencia sobre la repercusión de los GCI en talla adulta son consistentes y parecen tener poca repercusión en la talla adulta. Comenta también que los efectos sobre la densidad mineral ósea, las fracturas o efectos adversos a nivel ocular son muy improbables. En base a ello la reco- 6 Guías Clínicas 2006; 6 Supl 1: 8 mendación de la guía es la siguiente: En adultos y niños que requieren GCI se deben utilizar dosis bajas o moderadas. A las dosis recomendadas (dosis bajas o moderadas) los GCI son seguros, y el balance beneficio riesgo es favorable. El utilizar dosis elevadas confiere muy poco beneficio adicional, exponiendo a un riesgo innecesario de efectos adversos locales y sistémicos (grado de recomendación A). En la guía podemos encontrar en una tabla cuáles son las dosis recomendadas para los distintos GCI 12. Por último, nos queda contestar al pediatra. Podemos explicarle que en este momento con la evidencia científica disponible los GCI son el tratamiento preventivo más efectivo del asma incluyendo el asma leve persistente, además estaría bien indicado su introducción de forma precoz ya que así ha mostrado reducir reagudizaciones graves, mejora el control de síntomas y mejora la función pulmonar a largo plazo. Los GCI son más eficaces que los antileucotrienos. Utilizados a dosis bajas-moderadas tienen un buen perfil de seguridad. Conclusión A lo largo de este capítulo, hemos aprendido cómo identificar una GPC que nos permita contestar a las preguntas que nos han surgido en la consulta y cómo saber si la guía que hemos elegido es válida y puede ser aplicada a nuestro paciente. Siguiendo estos pasos hemos comprobado que la guía de asma seleccionada es útil para resolver nuestras lagunas de conocimiento y permite dar una respuesta satisfactoria a nuestro pediatra. Bibliografía 1. 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