num. xlvi. bellas artes: «antes del debut. - Biblioteca Virtual Miguel

AÑO
XXXII.
MADRID,
15 DE D I C I E M B R E
D E 1888.
NUM. XLVI.
BELLAS ARTES: «ANTES DEL DEBUT.»
C U A D R O
D E C O N R A D O
K I E S E L .
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346
N.° XLVI
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
SUMARIO.
TEXTO.—Crónica general, por D. José Fernández Bremón.—Nuestros grabados, por D. Eusebio Martínez de Velasco.— Los Teatros , por D. Manuel
Cañete, de la Real Academia Española.— París íntimo, por Pico de la
Mirándola —Barcelona en 1888 (continuación), por D. Carlos Frontaura.—Fenómeno geológico , por D. Antonio de Trueba — Revista científico-industrial, por D.Ramón Arizcun.—Libros presentados á esta Redacción por autores ó editores, por V.—Sueltos.—Advertencia.— Anuncios.
GRABADOS.— Bellas Artes : A ntes del « debut • , cuadro de Conrado Kiesel.-Exposición universal de Barcelona: Instalación del Instituto Modelo de
Vacunación, fundado y dirigido por el Dr. Macaya ; Instalación filipina
(nave central). (De fotografías de los Sres. Audouard y Compañía, concesionarios exclusivos.)—Teatro de la Opera, de Paiís. Primera representación de la ópera Romeo y Julieta. del maestro Gounod : Escena de la comitiva nupcial (acto 4.0). — Tipos y costumbres de París: La Avenida de las
Acacias, en el Bois de Boulofíne. (Dibujo del natural, por Marchetti.)—Retrato del Excmo. Sr. D. Máximo Paz, gobernador de la Provincia de Buenos
Aires (República Argentina).—Madrid : Castillo de Santorcaz, antigua prisión de Estado.— París: Exterior del Instituto Pasteur, fundado con productos de suscrición cosmopolita. — Mayagüez (Puerto Rico): El Patache
brasileño Liberdade. en viaje de Río Janeiro á Nueva York. (De fotog afía
remitida por D. José Miret.)—Durango : Silueta de montafla que figura la
estatua yacente de un obispo.
CRÓNICA GENERAL.
N?^ESL'ELTA la crisis ministerial con la salida de
j ^ S los Sres. Alonso Martínez, Moret, López
Puigcerver y O'Ryan, y la entrada de los
Sres. Becerra, Conde de Xiquena, González
(D. Venancio) y general Chinchilla, quienes,
ftf¿ '•
según la declaración del presidente Sr. Saj v y gasta, vienen á continuar la politica del anterior
Gabinete, sólo nos corresponde hacer alguna
observación acerca de los dos ministros que lo son
por primera vez, los Sres. Duque de Vibona y Conde
de Xiquena, que se ha encargado de la cartera de
Fomento, y el general Chinchilla, hoy ministro de la
Guerra.
El Conde de Xiquena estaba indicado para ministro mucho tiempo hace, y había sido ya subsecretario y gobernador de Madrid, y desempeñado altos cargos diplomáticos: procede del partido moderado, aunque de su fracción
más avanzada, la del famoso Contemporáneo, que se separó
del partido cuando éste siguió una politica retrógrada, ocasionando la separación de los Sres. Campoamor, Alvareda,
Correa y otros escritores. El Sr. Conde de Xiquena ha venido casi constantemente al Congreso, y ha tomado parte
en sus debates en casi todas las legislaturas. Merece á todo
el mundo la opinión de un cumplido caballero.
El Sr. Chinchilla es un teniente general á quien se suponía hasta ahora de acuerdo con el general López Domínguez. Sobrino del Duque de la Torre, fue á Cuba como
ayudante de aquél, y buscó constantemente ocasiones de
guerra para ascender. No se le tiene por orador, antes
bien pasa por ser hombre de pocas palabras: siguiendo
las vicisitudes políticas del Duque de la Torre, combatió
en 1866 á los sublevados de San Gil, y fue uno de los iniciadores de la revolución de 1868. Desde entonces acá no
ha hecho manifestación ostensible de sus ideas, por lo que
inspira curiosidad la actitud que ha de tomar en el puesto
visible y difícil que ha aceptado.
¡ Oh qué sesión tan interesante la del día 12 ! Los sportsmen de la palabra salían encantados del Congreso, como
aficionados que salen del estreno de un drama magnífico.
Don Gumersindo Azcárate y D. Antonio Cánovas del Castillo habían sido los mantenedores de aquella justa de dialéctica, que no apasiona menos al espectador que las lanzadas y cintarazos de los antiguos paladines. Pierden no poco
los discursos parlamentarios cuando se leen en las versiones de los taquígrafos y las correcciones que pueden suavizar el estilo, pero le quitan sinceridad, arranque y energía. Y sobre todo, les faltan, para producir su verdadero
efecto, el sonido de la voz, la intención del momento, los
murmullos y palpitaciones del auditorio, el calor de la sala,
la oportunidad de las frases y los accidentes personales. El
público que no asiste á la tribuna no sabe lo que son esos
combates de la palabra, cuando luchan con todo su poder
atletas como los Sres. Cánovas y Azcárate; orador sonoro,
vigoroso y contundente el primero, hasta el punto de ser,
en los momentos de pasión, un gran artista ; dialéctico formidable y sereno el segundo, acorazado de textos, dueño
de la palabra y de la idea, é intencionado y profundo como
pocos.
Pero si estas solemnidades oratorias deleitan y apasionan, y en esos días buenos tienen su disculpa por el placer
que dan, hacen también fijarse en la extensión excesiva que
tienen nuestros discursos parlamentarios, extensión que
dan á los suyos otros oradores de inferior categoría, constituyendo el tamaño natural de las peroraciones políticas,
hasta el punto de que exclamemos al oirlos:
—¡Qué descansados están y cuánto tiempo tienen disponible los diputados españoles!
Y conste que no aludimos á los respetables oradores que
cuando hablan hacen para nuestra literatura politica modelos de elocuencia. Pero los oradores son pocos y los habladores infinitos : en cada legislatura caen sobre Madrid
todos los habladores forasteros, que por vivir solos, vacian
en el Congreso sus costales de palabras. Hay que modificar los reglamentos de las Cámaras, tasando los discursos
y limando las puntas de las lenguas, para caminar más de
prisa, como lo exige la rapidez de la máquina moderna, y
derribar al que entorpezca su movimiento y arrollarle,
como hace la máquina con el que cae entre sus ruedas.
¿Son lícitas las silbas? Al Sr. Azcárate, que es persona
de buen gusto, no le agradan; pero necesitando disculparlas, expuso una teoría ingeniosa: reunida la muchedumbre, no es posible evitar el murmullo que producen los movimientos naturales, y de ese ruido humano en crescendo
á los silbidos, sólo hay una linea de sonoridad que la ley
no puede apreciar
Anterior
Con permiso de nuestro respetable amigo, añadiremos
que si ese fenómeno se produjese en las tribunas del Congreso, serían desalojadas por el Presidente al pasar de cierta
línea. Es verdad que no es tan fácil desalojar una calle ó
una población.
Los Sres. Cánovas y Silvela defendieron con razón su
derecho á exponer y propagar sus doctrinas sin ser vejados y agraviados en las calles.
Sus discursos tenían cierto saborcillo liberal.
— ;Qué le parecen á usted esas declaraciones? — preguntamos á un retrógrado.
—Me gustan.
—; A usted? ¡qué cambiado le encuentro !
—La experiencia me ha hecho conocer que todo el que
proclama alguna libertad, busca la manera de hacer un retroceso picando la bola muy abajo.
Era natural de Navalcarnero, y uno de los pintores más
fecundos de su generación, si bien el género que cultivaba
permitía aquella abundancia de producciones, improvisadas en su generalidad, y que solían ser caprichos y fantasías de color, tan conocidos, que el más profano los distinguía sin ver la firma: sus cuadros eran manchas delicadas
y brillantes en que buscaba efectos goyescos de color,
aunque no seguía á aquel maestro en el dibujo. Era también apasionado de Velázquez.
Obtuvo premios en diversas exposiciones y certámenes,
uno de ellos en el que abrió LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA
Y AMERICANA en 1881 para conmemorar el centenario de
Calderón de la Barca.
Naturaleza activa y bullidora, en donde quiera que se
presentaba se imponía por sus condiciones de carácter y
su espíritu discutidor. Tenia instrucción y talento, y no
fue muy favorecido por la suerte.
Pertenecía á la Junta directiva del Circulo de Bellas Artes : los socios de éste colocaron una corona sobre su féEn uno de los Consejos en que se resolvió la última cri- retro, y otra el Embajador de Inglaterra.
El entierro fue una gran demostración de afecto y de
sis, cuando se limitó el despacho á lo más urgente para
tratar cuanto antes el asunto político del día, el ministro dolor por su desgracia. Descanse en paz aquel trabajador
de Marina, Sr. Rodríguez Arias, leyó al Consejo, no sin infatigable.
extrañeza de alguien, el programa de las pruebas del submarino Peral. La crisis pasó, y el interés que inspira ese
Imposible abarcar en una crónica todos los asuntos que
barco va en aumento.
constituyen en estos días la vida madrileña: la dimisión
La llegada á Madrid de su inventor ha sido el aconteci- que hace el Sr. Martos de la presidencia del Ateneo, por
miento de estos días. Cuando se supo en el teatro Real no poder prestar á esas tareas la atención que requieren;
anteanoche que D. Isaac Peral estaba en el teatro, todos el discurso del Sr. Sánchez Moguel en su recepción en la
los gemelos se dirigieron al palco de la Duquesa de Me- Academia de la Historia; las conferencias en el Círculo
dinaceli, donde se hallaba el sabio é intrépido marino.
Militar acerca de la campaña frandlí-prusiana, por el ilusSe ha hospedado en casa de su amigo, y nuestro, don trado teniente coronel D. Arturo Cotarelo; la que dio en
Pedro Novo y Colson, y hay ansiedad de verle y de tra- el Círculo de Bellas Artes el arquitecto Sr. Lázaro sobre
tarle. Todos se asocian á su pensamiento, y la expectación la arquitectura árabe, de que he oído hacer grandes elogios;
y el interés aumentan cada día. Madrid, que parece un pue- los sábados de Plasencia, ó \os jive o' dock musicales y poéblo frío, aunque no es sino un pueblo reservado, da carác- ticos que da en su hermoso estudio aquel artista; el
ter de acontecimiento importante á la llegada del modesto recuerdo dedicado á Carlos III en la noche del 13 ante la
teniente de navio, que, mientras otros sólo se afanan en Academia de Jurisprudencia por su director D. Francisco
provecho propio, trabaja y expone su salud, su crédito y su Silvela; la suspensión de la solemnidad iniciada por la Sovida por honra de la patria. Hasta en los círculos políticos, ciedad Económica Matritense, y acogida por el Ayuntatan indiferentes á estos asuntos que no son del momento, miento de Madrid en sus salones en recuerdo de aquel mohan hecho sensación el proyecto y su inventor.
narca, y el verdadero triunfo artístico conseguido por el
Mientras llega el instante de las pruebas, fijadas para el Orfeón gallego cantando en el Salón Romero y en el
próximo Enero, todos hacen cálculos, preguntas, y tras- Círculo Artístico los poéticos aires de su tierra.
miten de pecho en pecho el fluido de la esperanza; y esa
No es posible acudir á tantos lados ni prestar la atenpatriótica emoción que circula por los corazones revela que ción que se merecen tantos hechos de interés.
vive, aunque oculto, ese calor sagrado de las glorias nacionales que la lucha de las ambiciones amortigua, pero no
Dice un político á otro en el Congreso:
apaga por completo.
— ¿Puedo contar con su voto?
Bien venido sea á Madrid D. Isaac Peral, como viene á
— ¿Quién lo duda, si la votación es esta tarde?
tiempo su hermoso proyecto para elevar los espíritus á la
— ¿Y si fuera mañana?
región de las ideas grandes y fecundas.
—¡Hombre! Entonces no me comprometo. Ese plazo es
muy largo en política, y nadie puede responder
del
En la Caja general de Depósitos se ha efectuado un robo porvenir.
que excede de cinco millones de reales. Tiene este suceso
— Estoy desesperado.
grave y misterioso la extraña circunstancia de que las cajas
— ¿Qué te pasa?
en que se encierran los caudales son de las más seguras, y
— Me ha dado calabazas una mujer.
tienen tres llaves distintas en poder de tres diversos fun— Tú tienes la culpa. A mí nunca me las dan.
cionarios : se hallan dentro de una habitación revestida de
— No harás el amor á ninguna.
hierro, guardada por guardias civiles é iluminada por la
— Al contrario: me declaro á todas, pero no espero nunnoche para que puedan los centinelas vigilar el aposento
por una reja y hacer fuego sobre cualquier persona que ca la respuesta.
vieran en aquella reducida habitación.
Del informe de los peritos resulta que no ha sido for— ¿Estás aún en relaciones con Rosa?
zada ninguna cerradura ni hay vestigio alguno de fractura
—Ya me han sustituido tres en su cariño.
en la puerta, cajas ni paredes. Dicen además los que pare— ¿Tan veleta es esa Rosa?
cen enterados que el viernes se hizo un arqueo y no se
—Es la rosa de los vientos.
halló falta de valores; en los dos días siguientes, como
festivos, no se abrió la puerta, y al abrirse la caja el lunes
Un hombre acomete á un cabalíero en un sitio retirado;
se descubrió el desfalco de tan enorme cantidad, toda en
billetes del Banco. Además, las precauciones reglamenta- le derriba de una puñalada en el vientre, le roba y le deja
rias para la apertura y custodia de las cajas son tan minu- moribundo.
El criminal reflexiona un momento y vuelve á donde
ciosas, que se juzga imposible un robo si se cumple el reglamento. Y como los tres claveros son funcionarios res- está el herido agonizando.
— Caballero — le dice — no quiero que forme usted de
petables, sólo por arte mágica se concibe ese desfalco.
Oficialmente no ha podido haber faltado ese dinero, y mi mala opinión creyéndome un asesino de oficio; no he
asesinado nunca á nadie más que á usted.
sin embargo oficialmente se ha dado parte de que falta.
JOSÉ FERNÁNDEZ BREMÓN.
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA, que en todos
los certámenes á que ha asistido tuvo la honra de merecer
primeros premios, ha sido agraciada con medalla de oro
en el de Barcelona. La Empresa, que siente legitimo orgullo de ver recompensados sus trabajos con tan señaladas
distinciones, nos ruega que demos en su nombre las gracias á los señores jurados que la han otorgado aquel honor.
Entre los amigos nuestros que han obtenido también distinciones en la Exposición de Barcelona, debemos citar á
los editores Sres. Hijos de Cuesta, á quienes se ha concedido medalla de oro por el excelente Diccionario de Agricultura, Ganadería é Industrias rurales, de que llevan publicados cinco tomos y muy adelantada la impresión del
sexto. Es una obra que merece la recompensa honorífica
que ha alcanzado, por el aliento que ha exigido su publicación, ilustrada de innumerables grabados, y estar dirigida
y firmadas casi todas las definiciones por los escritores más
competentes en tan complicadas materias, siendo una obra
verdaderamente importante y española.
También en otro ramo de la industria ha sido agraciado
otro buen amigo: el popular fotógrafo de la Puerta del
Sol, M. Debas, verdadero artista. Consideramos ambas satisfacciones como propias.
Triste ha sido el fin del apreciable pintor D. Antonio
Pérez Rubio: una precipitación al bajar del carruaje en la
calle de Preciados le hizo caer al suelo y ser arrollado por
un ómnibus, que le destrozó una pierna: conducido en
grave estado á San Carlos, iniciósele un derrame seroso y
concluyó su existencia á los sesenta años de edad, estando
días antes ágil y vigoroso de espíritu y de cuerpo.
Inicio
NUESTROS GRABADOS.
BELLAS
ARTES.
Antes del « debut • , cuadro de Conrado Kiesel.
El cuadro que reproducimos en el grabado-de la plana primera representa uno de los hermosos tipos de mujeres que sabe
retratar con irreprochable corrección el pintor alemán Conrado
Kiesel, nombre que de antiguo conocen nuestros lectores: Antes
del« debut f> es la artista aristocrática que se dispone á ejecutar
en un salón, en presencia de sociedad selecta, una canción popular española ó italiana, acompañándose de la dulce mandolina,
« hermana menor de la guitarra » (según Palahille) y de argengentinos sones.
Si el asunto es sencillo, la composición es digna de su eminente autor, por la precisa actitud y delicada expresión de la
figura, por el correcto dibujo, por los bellos accesorios y detalles
que la enriquecen.
EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE BARCELONA.
Instalación del « Instituto Modelo de Vacunación • del Dr. Macaya.—
Instalación filipina , en la nave central.
La instalación del «Instituto Modelo de Vacunación» (primer
grabado de la pág. 348) es de madera de nogal tallado con filetes dorados y cristal bisutado, y llama la atención de los visitantes la riqueza del mueble y la pulcritud de su ejecución.
Dicho Instituto fue fundado en 1878 por su actual director, el
doctor Macaya, en el mismo local que ocupa actualmente, en la
calle de Pelayo, de Barcelona, y se le puede considerar como el
primero en España, tanto por sus adelantos científicos, como por
el lujo y comodidad con que está montado el establecimiento.
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N.° XLVI
347
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
Según los datos estadísticos que constan en los talonarios de
la casa y en documentos librados por distinguidos profesores,
médicos del ejército y civiles, la cifra de los resultados que se han
obtenido en las vacunaciones practicadas en el « Instituto Modelo de Vacunación» no puede ser más lisonjera, mayor que la
de los principales Institutos extranjero?, pues en él se ha llegado
á obtener el loo por loo en vacunaciones; en el regimiento divisionario de Artillería, de 107 individuos revacunados, se logró
el magnífico resultado del 98 por 100; y en los regimientos de
Almansa, Ingenieros y San (Juintín , así como en los asilados de
la Casa de Misericordia, llegó á obtenerse el 78 por 100, proporción no alcanzada en ningún otro Instituto de vacunación.
Este brillante resultado se debe principalmente á que el doctor Macaya, director del establecimiento, no escasea medio alguno para introducir allí cuantos adelantos se llevan a cabo en
ramo tan especial y tan útil á la humanidad, debiendo consignarse en esta breve noticia que el mismo Dr. Macaya es inventor de un aparato especial para sujetar y levantar la ternera destinada á la vacunación, y también introductor en España de los
escudos para resguardar el brazo vacunado, así como es el único
especialista que posee una verdadera colección de instrumentos
de todos los países para la vacunación.
La instalación que en el Palacio de las Ciencias tiene el doctor Macaya ha sido objeto de atención y curioso examen para los
visitantes de la Exposición, y singularmente para los nombres
de ciencia.
El segundo grabado de la misma pág. 348 reproduce la instalación filipina (nave central), donde aparecen expuestos muchos
y selectos productos naturales é industriales de las Islas Filipinas.
Los dos grabados han sido hechos sobre fotografías directas de
los Sres. Audouard y Compañía.
.°o
«ROMEO ET JULIETTE» EN LA ÓPERA DE PARÍS.
El cortejo nupcial.
El 28 de Noviembre se celebró en el teatro de la Opera, de
París, una de las soire'es eme-forman época: se ejecutaba, por vez
primera en aquel coliseo, la ópera Romeo et Juliette, del maestro
Carlos Gounod, presentándola al público el mismo insigne maestro, que ocupaba el sillón del director de orquesta.
La dirección del teatro había confiado la ejecución de la ópera
á los primeros artistas líricos, y había puesto el mayor cuidado
en la propiedad de los trajes y en la belleza de las decoraciones:
M. Melchissédec interpretaba la parte de «Mercutio»; Muratet,
la de «Thybalt»; Delmas, la de «Capuleto»; Eduardo de Reszké,
la del «Padre Lorenzo»; Juan de Reszké, la de «Romeo», y Rosita Mauri aparecía en el ballet con todo su encanto, con su maravillosa seducción de bailarina y de española; y sin embargo,
el primer atractivo de la representación para el Tout-Paris que
ocupaba todas las localidades del teatro, vinculábase en la célebre Adelina Patti, que cantó la parte de «Julieta», y se presentaba también por vez primera en el escenario de la Opera, el
único de los principales de Europa que faltaba en el carnet de
la carrera lírica de la diva.
«No hemos oído ahora el soprano maravilloso (dice un crítico
musical de París) que lo mismo cantaba el Barbero, Somnámbula,
Lucia y Don Pasguale, que Don Juan y la Gazza ladra, que Trai'iata, Ernani, Trovatorey Otello; pero la madurez del talento ha
llegado, los recursos de un arte magistral y seguro han venido en
ayuda de la cantante, y confesamos ingenuamente que jamás la
hemos encontrado más grande, nunca nos ha encantado tanto
como en esa inolvidable soirée. ¡Con qué gusto, qué estilo, qué
ciencia canta el papel de Julieta ! ¡Cómo lo dice y lo hace todo,
hasta en sus menores detalles, siguiendo siempre el pensamiento
del autor, confundiéndose en el alma misma de la obra! Es menester oiría el madrigal del acto primero con su dominadora elegancia, el dúo del balcón con su expresión castísima y dulce, los
otros dúos de los actos siguientes con su pasión sublime, con sus
acentos dramáticos. Añadid que la Patti es una artista dramática
perfecta, y singularmente en ese papel de Julieta: sus actitudes
son justas, precisas, y sus ademanes verdaderos, exactos. ¡ Imposible encontrar mayor encanto, más avasalladora seducción! Guardaremos siempre el recuerdo de esta primera representación de
Romeo y Julieta, de esta noche triunfante de la Patti, en la que
el arte delicadísimo, consumado, incomparable de la virtuose se
ha manifestado superior todavía á los más brillantes prestigios
de su juventud.»
En nuestro grabado de la pág. 349 conmemoramos ese gran
acontecimiento musical, que formará época en la historia del
teatro de la Opera de París.
Es el final del acto cuarto: la comitiva nupcial llena el escenario, ha concluido el baile y la esbelta Rosita Mauri acaba de
ocultarse en los bastidores, acompañada de ruidosos aplausos;
algunos pajes preceden á la comitiva, y Julieta va á entrar en el
templo, conducida por su padre, que anhela entregar la mano
de su hija al Conde Páris ; pero Julieta, fiel á su amante desterrado, á Romeo, ha bebido el narcótico que la ofrecía el Padre
Lorenzo, y cae inanimada en brazos del autor de sus días;
«¡Muerta!» exclama éste con voz de congoja; no, Julieta sólo
está adormecida, y no morirá sino con su amado Romeo, que regresará del destierro (en el acto siguiente, último de la ópera);
pero la fiesta se interrumpe, la desolación reina en todos los corazones y en todos los semblantes, y en lontananza se ve la
histórica ciudad de Verona, alegre, sonriente, hermosa, que
pronto se cubrirá de tristeza, de velos fúnebres, por la muerte
de los dos amantes.
En esta escena tan dramática alcanzó uno de sus más legítimos triunfos Adelina Patti, no sólo como cantante y como actriz
eminente, sino por su riquísimo traje de desposada, «un traje
cubierto de brillantes y diamantes (dice el cronista de L'Illustratwn), que era desvanecimiento, fascinación de todas las miradas.»
LA AVENIDA DE LAS ACACIAS
Las márgenes de la Avenida están cerradas por largas filas de
sillas, donde innumerables curiosos de todos los países del globo
examinan con asombro aquella fastuosa representación de un
mundo encantado, ó así les parece, que sólo conocían por las
descripciones de novelistas parisienses.
Por supuesto que después del Grand-Prix, es de rigor que
abandone París toda persona que figure en el high hfe parisiense.
EXCMO. SR. D. MÁXIMO PAZ,
gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Buenos Aires, capital de la República Argentina, ha visto en
poco tiempo aumentar su perímetro y su población de manera
que sorprende aun á los mismos que contemplan de cerca el fenómeno : en poco menos de dos años, todos los barrios antiguos
se han transformado completamente, reemplazándose por suntuosos edificios las antes modestas habitaciones, adoquinándose las
calles, nivelándose la ciudad entera, construyéndose grandes
obras de salubridad, abriéndose la gran arteria central que llevará por nombre Gran Avenida de Mayo.
Véase este ejemplo : el general Roca, poco antes de descender
déla presidencia de la República, inauguró, en un solo día,
treinta palacios, distribuidos por los diferentes barrios de la ciudad, y destinados á la educación gratuita de la infancia.
De las catorce provincias y varios territorios nacionales, que
miden cerca de cuatro millones de kilómetros cuadrados, la más
importante, rica y poblada es la de Buenos Aires, que ha dado
muestra de su portentosa potencia creándose en cinco años una
capital que es sin disputa la ciudad modelo del mundo moderno, en la que se han planteado sabiamente los primeros adelantos
de la urbanización : esa capital es La Plata, donde tienen asiento
los poderes públicos de la provincia de Buenos Aires, regida actualmente, en virtud de elección popular, por el Sr. D. Máximo
Paz, cuyo retrato publicamos en la pág. 356.
La biografía de Paz, con ser corta, reúne todo el período de
organización cívica del país, en que, como en todo gran organismo que se constituye, tuvieron lugar luchas violentísimas.
Terminada la guerra del Paraguay, empezó verdaderamente á
consolidarse la unidad nacional, y con ella la formación de partidos políticos que disputaban por implantar sus ideales y dirigir
su patria dentro del sistema republicano, y por los diversos caminos que su patriotismo les aconsejaba. Máximo Paz, desde muy
joven, casi desde niño, sobresalió muchas veces, mejor dicho,
estuvo á la cabeza de los hombres de temple forjados en el frenesí de aquella lucha extraordinaria; todo él se daba al servicio
de su causa, sin que el éxito del combate ni la transacción amistosa le hicieran dar un paso vacilante; prefería caer con los suyos
en el lugar elegido, á compartir el triunfo con el adversario, cuyos tratados rechazó siempre que hubieron de celebrarse, y en
los atrios parroquiales, donde generalmente los partidos terminaban la elección por la lucha armada, y en los campos de batalla,
donde paso á paso ganó el grado de coronel, se temía su presencia y con ella su valor indomable.
A esta energía que dominaba las voluntades populares, conquistándole su incondicional adhesión, se reúne en el varonil carácter del Sr. Paz una integridad y rectitud á toda prueba, que
no transige con amigos ni compromisos de ningún género: su
antecesor en el Gobierno era su amigo personal, y permitió, haciendo observar á los elementos oficiales la más estricta neutralidad, la legalidad del sufragio popular que llevó á Máximo Pazá
sucederle ; hubiérase podido creer que éste habla de transigir y
disimular cualquier error que encontrase en la administración
pasada, y á los pocos días de desempeñar su elevada magistratura, hallando una crecida cantidad, cuya inversión no le pareció
debidamente justificada, envió el asunto á los tribunales, para
que ellos exigiesen las explicaciones y responsabilidades que resultaran al hombre que le había precedido en el Gobierno.
Encontró éste lleno de compromisos á causa del excesivo derroche á que diera lugar la suntuosísima fundación de la Plata,
y el fastuoso decorado de los edificios públicos, y con inquebrantable energía puso remedio al mal: decretó la venta en pública
subasta de los mobiliarios regios con que se hablan engalanado
las casas de los Ministros (importando sólo el de Hacienda trescientos cincuenta mil duros), y dio él mismo ejemplo de modestia y sencillez escogiendo como residencia y amueblando de su
peculio la casa-quinta, única que existía antes de la construcción
de la ciudad; suprimió á los funcionarios toda clase de gajes y
regalías, así como todo empleo de favor de que estaba harto recargado el presupuesto de la provincia; las obras del puerto de
la Plata, útiles y reproductivas, han entrado en un período de
actividad notable; se ha promulgado la Ley de Centros Agrícolas,
creacióndel Sr. Paz, y cuyas trascendentales consecuencias ya
empiezan á sentirse por el extraordinario aumento de trabajo,
por las nuevas poblaciones que surgen en los antes campos incultos, y por la inmensa multiplicación de la riqueza que presentan los centenares de leguas de tierra feracísima, que se entrega
sucesivamente á la germinadora influencia del arado.
Además del valor personal, Máximo Paz posee en igual grado
de desarrollo el valor cívico, que le hace aceptar, en el cumplimiento de su deber, las más grandes responsabilidades; por lo
que no habrá obstáculo que tema vencer para seguir por la vía
iniciada de las grandes innovaciones.
De clara inteligencia, amor al estudio, y conocimiento práctico de su país, es el tipo justo del gobernante, y con partido
propio en el seno del autonomista, sin necesidad ninguna de que
el Gobierno le proporcione posición ni amigos, ofrece tales condiciones de idoneidad y competencia, como contadísimos hombres públicos pudieran presentar en su abono, porque hasta en las
provincias más apartadas de la federación argentina se extiende
y respeta la justa fama de su valor y sus virtudes.
Máximo Paz es un carácter de los que honran á los pueblos,
y una figura culminante en la historia de la República Argéntina, y su nombre simboliza las más preciadas virtudes cívicas
que enaltecen al buen ciudadano.
en el Sois de Boulogne (París).
La Avenida de las Acacias, en Paris, comienza en la Puerta
Maillot y termina en lapelouse de Longchamps: ella es punto de
cita para los representantes del high Ufe parisiense, donde se
exhiben las más elegantes toilettes de paseo y los más suntuosos
trenes.
La imperiosa y tornadiza moda les señala el sitio del paseo, y
hasta regula taxativamente las épocas y las horas del mismo paseo : hace cuarenta años el desfile de carruajes se hacía en los
Campos Elíseos, y luego, bajo el segundo Imperio, alrededor
del lago del Bois de Boulogne ; hoy se hace entre cinco y siete
de la tarde, ni un minuto antes ni un minnto después, en l'Allée
des Acacias, tal como le representa gráficamente nuestro grabado
de las págs. 352 y 353, según dibujo del natural, por Marchetti.
Allí se contemplan, se envidian y se denigran las elegancias
de todo el universo, porque es el paseo cosmopolita por excelencia : la detni-mondaine guia diestramente su tilbury, arrastrado por dos soberbios caballos, y pasa al lado del landau de
aristocrática familia y del dog-cart del gomoso, que parece como
clavado en alto pescante, con el monículo en el ojo derecho, mirando con igual impertinencia a todas las mujeres bonitas, ya
sean marquesas, ya coatíes.
Anterior
EL «INSTITUTO PASTEUR», EN PARÍS.
El miércoles 14 de Noviembre próximo pasado se efectuó en
París la solemne inauguración del Institut Pasteur, en presencia
de M. Carnot, presidente de la República francesa.
En la calle Dutot, no lejos del loulevard de Vaugirard, se levanta el nuevo edificio, costeado por suscrición cosmopolita que
ha producido hasta ahora más de dos y medio millones de francos, y que aun permanece abierta; el Instituto Pasteur, llamado
gráficamente por la voz popular Él Palacio de la rabia, es una
vasta construcción que ocupa 11.000 metros cuadrados, proyecto
del malogrado arquitecto M. Petit, á quien la muerte no ha permitido ver su obra terminada, y cuyo sucesor en la dirección de
los trabajos. M. Brebant, siguiendo el noble ejemplo de desinterés dado por su predecesor, ha hecho renuncia de sus honorarios
en beneficio de la fundación ; ésta comprende seis distintos servicios : el de la rabia, que es el principal y el más dispendioso;
el de los microbios ; el de la microbia médica; el de la microbia
morfológica, y el de la microbia aplicada á la higiene.
La ceremonia inaugural fue imponente: más de quinientas
personas, académicos, políticos, ilustraciones eminentes en las
ciencias y las letras, reuniéronse en el salón de recepción, ornado con bustos del Emperador de Rusia, de Mme. Boucicaut,
de Mme. Furtado-Heine, de M. de Laubespin, y de otros principales suscritores; á la una de la tarde entró el doctor Pasteur,.
que había recibido á la comitiva oficial en el vestíbulo, precediendo al Presidente de la República, á quien rodeaban y seguían los ministros MM. Floquet, Peytral, Legrand y Viette;
el gobernador del Crédito Hipotecario, y los generales Brugére
y Menabrea, éste embajador de Italia; el prefecto de policía
M. Lozé, y el del departamento del Sena, M. Poubelle; Julio
Ferry y el subsecretario de Estado M. Bourgeois, y otros distinguidos personajes.
Cuando el presidente Carnot ocupó el sillón presidencial, en
el estrado de honor, se dio principio á los discursos de inauguración, pronunciándolos sucesivamente M. Bertrand, el profesor
Grancher y M. Christophe ; el joven M. Pasteur, hijo del sabio
descubridor de la vacuna de la rabia, y segundo secretario de la
Embajada de Francia cerca del Quinnal, leyó la alocución escrita por su padre, el cual vertía lágrimas de gozo y entusiasmo:
dábanse en ella respetuosas gracias á todos los suscritores, lo
mismo á las personas Reales que á los más humildes obreros,
por haber ofrecido al Instituto, con sus óbolos, un testimonio de
eficaz simpatía; se enumeraban los diferentes servicios del establecimiento, y se lanzaba ante el silencioso auditorio esta soberbia frase, que fue recibida con triple salva de aplausos: «Si la
ciencia no tiene patria, el hombre de ciencia debe tener una, y
ella es la que debe alcanzar la influencia que sus trabajos puedan
tener en el mundo.»
El presidente M. Carnot cerró la serie de los discursos con estas frases: «El Sr. Pasteur, siempre modesto, sólo me ha pedido
una recompensa, y ésta no para él, sino para uno de sus colaboradores, M. Grancher, á quien el Gobierno concede el diploma
de oficial de la Legión de Honor.»
Igual diploma recibieron MM. Duelos, profesor de Biología
en el Instituto, y el caballero Chantemesse, y se otorgaron las
palmas académicas al arquitecto M. Brebant.
El acto concluyó á las tres de la tarde.
Nuestro primer grabado de la pág. 357 representa el exterior
del Instituí Pasteur.
.°.
MAYAGÜEZ (PUERTO RICO):
el p a t a c h e b r a s i l e ñ o
Libtrdade,
El 12 de Octubre último fondeó en el puerto de Mayagiiez
(Puerto Rico) un extraño buque: era el patache, mejor dicho
la patucha brasileña Liberdade, un bote de 35 pies de longitud
por 7 i de ancho y 3 de calado, que hacia el largo viaje de Rio
Janeiro á Nueva York, al mando de su propietario y capitán
Mr. Joshua Slocum, y sin más tripulación que su familia, compuesta de su esposa y dos hijos, uno de diez y ocho años y otro
de siete.
La historia de este diminuto buque es muy curiosa, y creemos
oportuno bosquejarla.
El capitán Slocum era propietario de la barca Aquidneck, que
se hizo pedazos en las costas del Brasil, á mediados de Enero
de 1887, y entonces construyó con maderas del país una especie
de canoa, con tres mástiles que llevan velas latinas, á la que
puso el nombre de Silverdale; en Mayo del mismo año la estrenó, acompañado siempre de su mujer y sus dos hijos, en viaje al
puerto de Santos, á donde llegó después de dos meses de navegación ; en dicho puerto anclaba el vapor Fmance, de la línea de
Nueva York á Río Janeiro, y Slocum pidió al capitán, Mr. Baker, que remolcase el Silverdale hasta esta última capital, distante de Santos unas 210 millas; accedió Baker, á condición de
que la señora Slocum y sus dos hijos subiesen á bordo del vapor,
y el capitán Slocum no quiso abandonar su canoa; en viaje á
Río Janeiro tuvieron un tiempo malísimo, y á veces se llegaba
con dificultad á distinguir el Silverdale, mas entonces se veía al
capitán Slocum llevando el timón, y tranquilo como si estuviere
navegando en la bahía de Nueva York ; echóse aceite por la
popa del vapor á fin de calmar las olas é impedir que volcaran
la canoa, y ésta y el vapor llegaron felizmente al puerto de la
capital del Brasil, después de largo viaje ; separáronse allí el Finance y el Silverdale, y éste siguió con rumbo á Pernambuco,
distante 2.316 millas, y llegó sano y salvo al puerto después de
diez y nueve días de navegación, habiendo hecho una singladura de 124 millas por día, término medio.
Esta canoa Silverdale es el patache que ahora se nombra Liberdade, y el cual reproducimos en un grabado de la pág. 357,
según fotografía directa remitida por D. José Miret: el intrépido
capitán Slocum, su mujer y sus dos hijos llegaron á bordo de
su buque al puerto de Mayagüez el 12 de Octubre, para hacer
aguada, y salieron con rumbo á Nueva York en la noche del
domingo 14.
Imposible parece que en una embarcación tan pequeña se haga
un viaje tan largo y arriesgado. ¡ Ojalá hayan alcanzado i estas
horas los tripulantes del Liberdade el puerto de su destino!
EL CASTILLO DE SANTORCAZ.
En la provincia de Madrid, á unos diez kilómetros de Alcalá
de Henarez, se levanta el palacio-castillo de Santorcaz, que pertenecía en la Edad Media á la mitra arzobispal de Toledo.
De él damos una \ ista en el segundo grabado de la pág. 356.
Pero ; existe aún el famoso castillo de Santorcaz? En algún
periódico hemos leído, no hace mucho tiempo, que los muros y
torreones de aquella fortaleza, desmenuzados por la piqueta demoledora, servirían de grava en una carretera que á la sazón se
construía; y sin embargo, el castillo de Santorcaz debía merecer
respeto,}- aun agradecimiento: allí estuvo preso Jiménez de
Cisneros, por orden del arzobispo de Toledo D. Alonso de Carrillo, cuando regresó de Roma con la bula de expectativa del
arciprestazgo de Uceda, por no haber impetrado previamente la
propuesta del diocesano.
Prisión de Estado desde el siglo xvri, dicese que allí también
lloraron su libertad perdida, entre otros personajes ilustres, los
poetas D. Pedro Calderón y D. Francisco de Quevedo.
Inicio
DURANGO : RAMIFICACIÓN CANTAHRICA QUE FIGURA LA
ESTATUA YACENTE DE UN OBISPO.—(Véase el artículo corres-
pondiente, pág. 355).
EUSEBIO MARTÍNEZ DE VELASCO.
LOS TEATROS.
ESPAÑOL: PEDRO EL BASTARDO, drama en tres actos y en Tirso, original
de D. Juan Antonio Cavestany v D. José Velarde.—COMEDIA: GLORIA,
comedia en tres actos y en verso, original de D. Leopoldo Cano y Masas.
Al pie de mi artículo anterior di noticia de haberse
estrenado las dos obras mencionadas en el precedente
epígrafe, y del lisonjero éxito que una y otra consiguieron en su primera representación. A pesar de
esta circunstancia, que la= hermanaba en cierto mo-
Siguiente
EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE BARCELONA.
348
N.° XLVI
el dictamen de dichas personas,
cuya severa imparcialidad nadie
pone en duda, sino el ver que periódicos dispuestos á encarecer el
mérito de Vico y á mirar con benevolencia cuanto se refiere al
Teatro Español, opinan de igual
manera. Hay más: me inclina á
creerlo así el conocimiento de la
obra, la cual pertenece al número
de las que tienen condiciones á
propósito para producir buen efecto en el público siempre que se
las ponga en relieve con el conveniente colorido.
Refiriéndose al particular á que
aludo, escribe lo siguiente un crítico admirador entusiasta del ilustre actor : « No desmembraremos
ni un ápice de la fama adquirida
por D. Antonio Vico diciendo que
no rayó en el papel de Rodrigo á
la altura en que él suele estar generalmente. Pero su deficiencia
fue accidental. Faltóle algunos momentos la voz. En cambio arrancó
en otras ocasiones nutridos aplausos.» También leo estas frases en
un periódico agrio censor del drama: «El Sr. Vico parecía, ó que
estaba enfermo, ó que hacía la obra
de mala gana. Si es lo primero, lo
sentimos de todas veras ; pero si
es lo segundo, valdría masque no
la hubiera puesto en escena.»
Convengamos en que una producción que logra hacerse aplaudir repetidas veces, y en la que son llamados á escena los autores desde
el final del segundo acto, á pesar
de semejantes deficiencias, debe
poseer cualidades para vivir en las
tablas algo más de lo que Pedro
el Bastardo ha vivido en las del
Teatro Español. De que así es, podrán los lectores formar idea por
el sumario juicio que voy á trazar
de la susodicha obra.
do, han corrido varia fortuna. Pedro el Bastardo dejó muy luego
de representarse, sin que sea justo
atribuir á falta de mérito su alejamiento de la escena. Gloria sigue
llevando al t e a t r o diariamente
gran concurrencia de espectadores
y obteniendo multitud de aplausos. Este resultado contradictorio
me induce á exponer aquí algunas
consideraciones, por amor á la verdad, que es norma constante de
mis juicios. Sentiré que algo de lo
que voy á decir desagrade á personas á quienes estimo y quiero.
Nada influye tanto en el buen ó
mal éxito de los poemas representables como la manera de interpretarlos. Obras hay de escaso valer que parecen mejores que lo que
son y consiguen agradar, merced
al acierto con que les dan vida y
les comunican atractivo los actores encargados de ejecutarlas. En
cimbio las que ellos ejecutan mal,
ó no alcanzan la suma de aplausos
correspondiente á sus perfecciones,
ó sucumben por completo al rigor
de una interpretación desmañada.
Mientras más elevado y poético es
el carácter de tales obras, más expuestas están á desmerecer á la faz
de todos cuando sus ejecutantes las
despojan, sea por falta de tino, sea
por otras causas, de la poesía y del
vigor que constituye la esencia de
su propio ser.
Algo de esto ha sucedido con
Pedro el Bastardo, á juicio de
personas cuya autoridad y competencia en materias de literatura
dramática y de declamación teatral son á todas luces irrecusables.
Yo ni lo afirmo ni lo niego, porque una leve indisposición me ha
impedido asistir á las representaciones de ese drama. Pero me induce á tenerlo por exacto, no sólo
INSTALACIÓN DEL «INSTITUTO MODELO DE VACUNACIÓN»,
fundado y dirigido por el Dr. Macaya.
I N S T A L A C I Ó N
(De
Anterior
F I L I P I N A .
X A V E
C E N T R A L .
f o t o g r a f í a s de los S r e s . A u d o u a r d y C o m p a ñ í a , c o n c e s i o n a r i o s
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350
N.° XLVI
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
Antes, sin embargo, debo advertir á Vico una cosa
que según creo le importa mucho tener en cuenta,
sobre todo en su situación actual. Aunque no me incitase á ello el amor del arte, me pondrían en el caso
de no excusarlo el antiguo y sincero afecto que profeso
al actor msigne, y el vehemente deseo de que salga
airoso y triunfante en su noble empresa. Mis advertencias ó consejos no pueden serle sospechosos, porque nadie se complace más que yo en hacer justicia
á sus relevantes dotes, como lo he mostrado recientemente en estas mismas columnas.
Piensan algunos, y son muchas las personas apegadas á ese parecer, que en el Teatro Español hay
predilección rayana del exclusivismo por las obras
de cierto género y de determinados autores, y que
todo aquello que no pertenece al uno ni á los otros,
ó se rechaza abiertamente, ó se acoge con desdeñosa
indiferencia. Yo presumo que no será así, teniendo
en consideración que á nadie perjudicaría tanto adoptar de un modo sistemático esa conducta como á
los mismos que por ceguedad ó por manifiesto error
incurriesen en tan grave falta. Debo confesar, no
obstante, que la marcha seguida en dicho teatro casi
constantemente desde hace algún tiempo da origen
á sospecharlo. Verdad es que el continuo clamoreo
de ciertos periódicos, empeñados en ajustar el gusto
dramático á un solo patrón de naturaleza exótica ; la
sañuda intolerancia con que su estrechez de miras ó
su fanatismo de secta procura desautorizar y abatir
cuanto no armoniza con lo que proclaman, y los desmedidos encomios que tributan, con razón ó sin ella,
á las obras de sus poetas favoritos, estimulan á empresas como la del Teatro Español á ser también
intolerantes y exclusivas, ofuscándolas de un modo
que no les permite conocer sus verdaderos intereses.
Nada menos apropósito para despertar y atraer la
atención del público, haciéndola duradera, que el
desvariado empeño de darle sin intermisión, ó con
levísimas interrupciones, un manjar de la misma especie. Eso, además, es contrario á la libertad de la
inspiración, la cual puede siempre realizar belleza
por diversos ú opuestos caminos, sin esclavizarse al
capricho de ningún sistema ; sin renegar neciamente,
por censurable servilismo, de la fuerza creadora ni
del poder ilimitado de la fantasía.
Per troppo variar natura ¿ hrlla.
aquellos cuyo decantado liberalismo se reduce á zan á sus autores, merecía, no solamente los aplauvincular en un solo género de obras escénicas la in- sos que el público le tributó la noche del estreno,
finita variedad de géneros que florecen en el campo sino atención más cuidadosa que la que le han conde la inspiración dramática, el aplaudido autor de cedido en el Teatro Español.
El esclavo de su culpa y su colaborador el esclareNo pondré fin á estas observaciones sin trasladar
cido poeta que hoy rinde por primera vez tributo á aquí algunos de los rasgos que esmaltan poema tan
las musas teatrales, hastiados quizá de las prosaicas interesante. En una escena del acto segundo entre el
miserias de nuestros días que ahora constituyen el Conde (Pedro el Bastardo) y Aurora se leen las siprincipal alimento de la dramaturgia universal, for- guientes décimas:
jando cuadros que se debieran ocultar por vergüenza
CONDE. A anonadarte prefiero
en vez de exponerlos á vista del público, han busEscuchar tu acento vano
cado refugio á las expansiones de su lozana imaginaCon el desdén que el alano
ción remontándose á esfera distinta de la vida coLos ladridos del faldero.
mún del tiempo presente. Al efectuarlo así, partiendo
¡Infeliz! Tu enojo fiero
Ni me exalta ni me abruma;
siempre de la verdad humana en lo tocante á caracteQue cual las olas, en suma,
res y á pasiones (pues no hay drama que interese ni
Los celos que te enloquecen,
que conmueva si le falta el sello de humanidad que
Aunque montañas parecen,
produce el encanto de lo verosímil), acaso hayan preNo son más que leve espuma.
AURORA. No desprecies, no, mis sañas.
sumido , con harta razón, que los afectos que deterCuando intrépida te arguyo,
minan el carácter de los individuos han sido, son y
Habla por mí el hijo tuyo
serán perpetuamente los mismos en sus fundamentos
Que palpita en mis entrañas.
CONDE. ¿ Qué estás diciendo ? ; Me engañas!
esenciales, aunque en accidentes secundarios se moAURORA. ;Qué es lo que llego á escuchar?
difiquen con arreglo al modo de ser y á los hábitos
Dios mío, ¿puede dudar?
de cada época.
¿ Por qué no niegas, Señor,
Al que es incapaz de amor
Fuera de que lo primordial en el teatro es la pinLa ventura de engendrar?
tura del hombre moral; y por lo tanto tendrán maCONDE. ¡ Infeliz ! Si comprendieras
yores condiciones de vida los personajes creados por
Adonde van mis anhelos.
En vez de estorbar mis vuelos,
la fantasía del poeta, cuanto más encarnen en la raíz
Nuevas alas les pusieras.
de sentimientos comunes á todos los seres dotados
AURORA. ; Qué de tus ansias esperas ?
de sana razón. De aquí ha debido nacer la preferenCONDE. Gloria, riqueza, esplendor,
cia otorgada constantemente á las obras que pudiéSer de los hombres señor
Que todo lo pueda y mande
ramos llamar de índole universal, porque no se limiAURORA. ¿ Por qué en vez de ser tan grande
tan á reproducir acciones ó vicios que pasan y mueNo procuras ser mejor?
ren con uno ú otro período y cuyo reflejo artístico no
CONDE. Sacrifícate por mí
interesa á la posteridad del modo que agradaba é inComo yo me sacrifico.
Si anhelo ser grande, rico,
teresaba á los contemporáneos. Por eso viven más y se
Omnipotente
es por tí.
hacen más comprensibles en todo tiempo los draTe pondré, como á otras vi,
mas de pasión y de carácter que los meramente ur,,En un trono con dosel....
Nadie estará á tu nivel....
banos ó de costumbres. Hoy mismo tenemos de ello
AURORA ¡ Pero si yo no ambiciono
pruebas que no me dejarán mentir. Una de las obras
En este mundo más trono
más bellas de Calderón, en el género á que se ha dado
Que el de tus brazos!
; Cruel!
el calificativo de comedias de capa y espada, es sin
He dado en mi corazón
Al amor tanto lugar,
duda alguna La dama duende. Pues estoy seguro
Que en él no puede arraigar
de que únicamente algún viejo muy viejo la habrá
Kl germen de otra pasión.
visto en los teatros españoles, mientras que á cada
Mucho menos la ambición,
paso vemos ahora representar con aplauso producToda dureza y falacia,
Hambre
que nunca se sacia,
ciones como La vida es sueño y El alcalde de
Torcedor del alma eterno,
Zalamea de aquel portentoso ingenio. Inestimable
Hija impura del infierno
joya de nuestro glorioso repertorio antiguo es la
Y madre de la desgracia.
comedia de Rojas titulada L^o que son mujeres (supeCONDE. Dime, insensata, el pesar
Que nos causa obedecer
rior á La dama duende de Calderón, porque ahon¿ Nunca te hizo apetecer
da más en la pintura de sus diversos interlocutores),
La ventura de mandar?
y á pesar de ello serán contados entre nosotros [los
De mí te puedo jurar
que hayan tenido el gusto de verla en escena. En
Que cuando el poder ajeno
Logra al mío poner freno,
cambio, ¿quién de los vivientes aficionados al arte
Hasta vengar tal mancilla
no se ha deleitado multitud de veces admirando en
Es mi sueño pesadilla
nuestros mejores coliseos la grandeza romántica y el
Y el pan me sabe á veneno:
vigor dramático de García del Castañar, creación
peregrina del mismo famoso autor? Desengáñense los
MANUEL CAÑETE.
(Concluirá.)
que hacen ascos al espíritu que informa el drama de
Cavestany y de Velarde: el intolerante exclusivismo
de las escuelas literarias, sobre ser pernicioso por lo
PARÍS ÍNTIMO.
común, perjudica notoriamente al progreso artístico
y á la fecunda libertad de la inspiración poética.
Esa variedad que hermosea la naturaleza es indispensable de todo punto en la combinación de los espectáculos escénicos. Téngalo Vico muy presente,
para no cansar el paladar artístico de los favorecedores del Teatro Español con platos de una misma
salsa. El ser la escena que dirige la más genuinamente conservadora de las tradiciones nacionales,
hace todavía más necesario el cumplimiento de semejante obligación.
Vengamos, pues, á indicar brevemente las peculiares condiciones de Pedro el Bastardo-, poema con
el cual se ha dado á conocer como autor dramático,
en excelente compañía, uno de los mejores líricos de
nuestra nación: el joven y ya ilustre poeta D. José
Velarde. Examinar á fondo lo que han dicho ciertos
diarios madrileños (cual si obedeciesen á una consigna) respecto á la índole romántica de ese drama
en sus relaciones con el estado actual del teatro, exigiría estudio, tanto más detenido, cuanto mayor es
el tiránico dominio que á toda costa quieren ejercer
sobre el gusto, en la patria de Lope de Vega y de
Alarcón, los serviles propagadores del novísimo naturalismo francés. El teatro romántico no está, no
debe estar proscrito de nuestra escena ; y es cosa chocante ver de qué modo lo juzgan hoy, cómo lo tienen por anticuado, cómo lo tachan de inocente ó se
burlan de él, porque ha pasado de moda, personas
que están viendo la creciente admiración que despiertan y el entusiasmo con que se aplauden, ahora
como siempre, el Don Alvaro del Duque de Rivas y
Los Amantes de Teruel de Hartzenbusch, obras que
entronizaron en nuestro país el moderno romanticismo. Esos censores que en la presente ocasión desdeñan ó anatematizan el gusto romántico, son los
mismos que hace muy poco se extasiaban ante el
drama del Sr. Echegaray rotulado El hijo de carne
y el hijo de hierro, creación archi-romántica ; poema
de fábula referente á tiempos lejanos; donde las
pasiones y los caracteres son más extraños ó excepcionales , y cuya forma expresiva es menos natural,
menos castiza, menos bella que la de Pedro el Bastardo. Adivine la perspicacia del lector de qué procede semejante anomalía. Yo no lo quiero decir; pero
la deploro, porque no favorece ni honra mucho á la
crítica literaria.
Al componer el drama en cuestión con elementos
de carácter legendario, Cavestany y Velarde han seguido el ejemplo de nuestros grandes ingenios de los
siglos de oro, y no se han mostrado indignos del renombre que tan justamente gozan. Sin alardear de
liberales ni de progresivos; sin echársela de patriotas, pero con espíritu más liberal, más amplio, más
español, menos fanático y preocupado que el de
Anterior
De que es gallarda y castiza la de ambos autores
de Pedro el Bastardo da testimonio dicho drama.
En él encuentro, no ya diferencias de estilo ni falta
de armonía en las diversas partes del conjunto, como
alguien ha dicho, sino unidad de forma expresiva
superior á la que suele haber en la mayor parte de
las producciones escritas por dos poetas. En cuanto
al fondo de la obra, que abunda en situaciones dramáticas de gran elevación y de briosa intensidad
afectiva, encuentro algo que no me satisface completamente. La conducta de la fábula y los recursos que
contribuyen á enredar y desenlazar la acción no están
siempre tan razonados y justificados como conviniera
para que resultasen todo lo claros y verosímiles que
fuera de apetecer. La facilidad con que de improviso,
sin la debida preparación, se resuelven en momentos dados dificultades que parecían insolubles; la falta
de cautela con que los atemorizados vasallos de Pedro
el Bastardo se desatan en imprecaciones é invectivas
contra el tiránico señor que pudiera oirlos maldecir
en los salones de su castillo, y algunos otros lunares,
defectos son que hubieran podido evitarse á poca
costa meditando algo más el plan y no descuidando
ninguno de sus pormenores. Esos defectos, sin embargo, no son de tal especie que anublen la riqueza
poética del argumento, ni la seguridad con que están
dibujados y coloridos los caracteres, ni el tono vigoroso de los sentimientos que expresan los personajes,
ni las bellezas del diálogo. La figura del protagonista, que se eleva en ocasiones á la mayor dignidad
trágica, la de Rodrigo y la de Aurora están trazadas
de mano maestra. El contraste de los afectos con que
luchan da ocasión á escenas de mucho fuego y de
mérito nada común.
En resolución, la obra de que se trata, por sus
condiciones especiales y por las que avaloran y real-
Inicio
los terapéuticos que la neurosis
es el signo patológico dominante en
nuestros días. Sí será; pero el hombre
no padece con privilegio exclusivo de
semejante dolencia : también la atmósfera sufre de neuralgia, también sus nervios
se hallan desequilibrados.
Once grados sobre cero, á la sombra, y
un cielo tórtola, en lugar de los seis bajo cero
y del celaje café con leche, usual en esta época
del año, constituyen, para estas latitudes, una excentricidad meteorológica que trae devanados los sesos
á los Charcot del telescopio. Un tiempo tan suave
debería retener sobre el hormigón municipal y bajo
las ramas héticas de los anémicos plátanos urbanos al
parisiense desocupado.
Pero el parisiense es hombre, es decir, un ser esclavo irredimible de la rutina, y la rutina ordena y
manda que. de Diciembre á Abril, el parisiense transite por las calles, pero no se detenga; que pase, pero
no se pasee. Eso que aquí llaman flaner, verbo esencialmente bulevardesco, sin sinónimo en ningún
otro idioma, porque el acto á que se refiere es peculiar á la zona que se extiende desde la Magdalena á
la Bastilla, eso la rutina lo prohibe en esta estación,
y es en vano que la atmósfera delirante nos envíe en
vísperas de Navidad efluvios primaverales: el parisiense, vasallo del Calendario, se desliza desdeñoso
entre las tibias ondas de este ambiente meridional, y,
movido por el instinto con ofensa del raciocinio, se
sumerge presuroso en la caliginosa atmósfera de los
circuios de recreo, caldeados cual si en efecto Diciembre fuese indefectiblemente el crudo mes de las
nieblas y las heladas.
Fuerza es, pues, el hablar de los clubs, yaque
OSTIEXEN
Siguiente
1
N.° XLVI
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA
ellos son actualmente el centro obligado de la población masculina.
Los círculos de París se dividen en dos clases distintas : los que son propiedad de sus socios y se administran á sí propios, y los que son explotados por
cuenta de uno ó más empresarios. Los grandes círculos, entendiendo por el calificativo de grandes no
sólo los más numerosos sino también los más encopetados, pertenecen en su totalidad á la primera de
estas dos categorías. Los segundos, múltiples en número, son verdaderas casas de juego, más ó menos
disfrazadas, mejor ó peor frecuentadas. Por el lujo
variable de su instalación, por la composición de sus
huéspedes y los modales que entre ellos reinan, recorren una extensa escala descendente, desde los
clubs relativamente elegantes y correctos, vecinos
de los grandes círculos del Boulevard, hasta ciertos
garitos desaseados y levantiscos , diseminados por los
barrios extremos.
Salvo un reducidísimo número de círculos, todos,
en esta capital, sean de una clase ú otra, viven del
juego y equilibran sus presupuestos con la indispensable ayuda de esa hucha voraz que se llama, en la
jerga especial del ramo, la taquilla. Sin la taquilla,
donde de Enero á Enero cae casi íntegra la totalidad
del dinero que se arriesga sobre el tapete verde, adiós
lujo y adiós comodidades brindadas á los socios á
precios ultramódicos; adiós lo que constituye el principal atractivo y la suprema razón de ser de ese
género de cofradías: la vida muelle y barata.
La taquilla es, por lo tanto, la nodriza de los círculos llamados de recreo.
A la cabeza de éstos marchan, masque por lo irreprochable de su personal, por sus pretensiones y su
exclusivismo, el Círculo de la Unión y el JockeyClub. El primero está formado por un par de docenas de diplomáticos jubilados, refrescado con la presencia de algunos neófitos de la carrera, que estudian
los profundos secretos del oficio en el corte de la casaca y en la forma de la peluca de estos burgraves, á
los que hay que añadir un centenar de señorones
anacrónicos engalanados en su mayoría con gloriosos
nombres históricos, pero ya entreverados por algunos
de esos judíos advenedizos que han invadido y supeditado la sociedad francesa contemporánea. A pesar de
estos elementos, los salones de la Unión están casi
siempre medio vacíos ; á su mesa, aunque renombrada
por su suculencia, apenas si se sientan cotidianamente
una docena de socios, y el presupuesto está en constante déficit. Años ha habido en que el Círculo ha
ideado vender parte de las existencias de su renombrada bodega para equilibrar el debe con el haber. El secreto de estos apuros es muy honroso: en la Unión
no se juega sino al majestuoso, pero poco productivo, whist.
Pretender entrar en la Unión, sobre todo siendo
extranjero, es jugar á la lotería de Nochebuena guiñando al premio gordo. La Unión es una cotcrie cerrada, un cenáculo intransigente en que las influencias, el parentesco y el compadrazgo no abdican en
absoluto la preponderancia de que gozan en toda
aglomeración humana, pero en la cual se necesita,
además, como punto de partida, formar parte de
cierta francmasonería social, tanto más restringida,
cuanto que los que la componen fundan en su afiliación una especie de orgullo, que suele ser lo más
valioso de su importancia social. Para los que se
fijan en estas bagatelas, ser socio de la Unión es
algo parecido á lo que fue, en pasadas edades, vestir
la chupa azul celeste del Saint Esprit, ó las gregas
acuchilladas de los caballeros del Toisón.
Los jefes de legación acreditados en Francia tienen derecho á ingresar en la Unión sin escrutinio,
como en todos los círculos de París; pero muy pocos
usan de esta facilidad, espantados los unos por el solemne hastío que destilan los salones del tal club, y
temerosos otros, que representan Estados modernos
y republicanos, de hallar el vacío en torno suyo una
vez admitidos.
El Jockey Club es menos exclusivo y está más
concurrido, pero tampoco es un círculo alegre ni
animado. La concurrencia se divide en grupos especiales, y aun tiene centros de reunión distintos, consagrados por la costumbre, dentro de los salones del
mismo club. En uno se reúnen los militares, en otro
los aficionados al sport, y así sucesivamente. Tampoco en el Jockey se juega á los juegos de azar ; pero
los de comercio alcanzan tantos muy elevados, y las
pérdidas y ganancias suelen cifrarse por guarismos
imponentes. El círculo, bastante numeroso, se sostiene por las cuotas anuales de los socios, que son
muy altas : mil francos al año por cabeza.
Ser del Jockey es la supina aspiración de los snobs
del gran mundo en Francia y de los similares que
acuden á París desde otras capitales. Poder usar en
las carreras la tarjeta verde pendiente del ojal, dis-
Anterior
tintivo de los socios, ó escribir en papel con membrete del club, equivale, en la opinión de estos pobres de espíritu, á poseer un fascinador diploma de
elegancia, buena cuna y supremo buen tono, lo cual
no impide que haya, como en toda reunión numerosa, tipos que frisan en el ridículo, socios cuyos
abuelos pregonaban por las calles /ropa vieja que
vendecer! y otros cuyas familias se dedicaban, dos
generaciones atrás, al lucrativo pero no linajudo comercio de las especias y otros géneros ultramarinos.
El Jockey, sin tener casa propia como la generalidad de los clubs ingleses, está confortablemente
instalado, y en sus salones reina un buen tono perfecto. Sus socios son en general ricos, y sea por esta
ú otra causa, no hay duda de que gozan de singular
prestigio en la sociedad parisiense. Pero sobre quienes ejercen una verdadera fascinación es sobre los
tenderos de géneros de lujo y sobre las aperitivas y
ondulantes, flamantes neologismos aplicados á la
mujer de presa.
La dificultad, para los extranjeros sobre todo, de
ser admitido ni en éste ni en la mayoría de los grandes círculos de París, es casi insuperable; lo cual se
explica fácilmente reflexionando en que cada voto
contra el candidato anula muchos votos en pro, y
en que algunos socios depositan sistemáticamente
bolas negras en la urna, ya porque entienden realzar el prestigio del club con sus desaires, ya por desconfianza racional en una ciudad tan colosal hacia
los forasteros, ya por ingénita malevolencia. Justo
es respetar esta intransigencia, que al fin y al cabo,
como dice el proverbio francés, charbonnier cst
maitre chcz-lni; pero escribiendo para españoles y
americanos, cuadra una reflexión.
En nuestros países, aunque á sus naturales les
atribuyan los de éste lo que ellos califican de la morgue espagnole, cualquier francés medianamente portado y provisto de una vulgar carta de introducción,
es fácilmente recibido en los principales círculos. Paréceme, en vista de la falta de reciprocidad que en
París se observa, que convendría mostrarse más reservados con los turistas franco-galos.
Tras del Jockey, y aun quizás antes, debe notarse
un club que da poco que hablar, y es, sin embargo,
importante por la lista de sus socios, en la que figuran casi todos los grandes propietarios rurales: el
Círculo Agrícola. Posee casa propia lujosa y confortable, pero excéntrica, como que está situada á la
orilla izquierda del Sena. Es un club tranquilo y
realmente distinguido, más homogéneo que ningún
otro y en el que el elemento exótico brilla por su
ausencia.
El círculo de la rué Royale, que ha atravesado
sendas vicisitudes y sido teatro de ruidosos escándalos, es un centro de gomosos que aspiran á rivalizar
en elegancia con el Jockey. Le abonan antiguos esplendores obscurecidos por posteriores tropiezos, y
en sus salones son bastante numerosos los extranjeros que sueñan con formar parte y disfrutar las engañosas delicias de la gran vida.
El más práctico, animado y confortable, el más
adecuado al espíritu moderno de todos los Tclubs
parisienses, es, sin duda ninguna, el de la L nión
Artística, más conocido con el dictado familiar de
los Mirlitoncs. Desde su fusión con el antiguo Círculo Imperial, este club es el más numeroso de París, como que cuenta con 2.400 socios. Su composición es ecléctica, propia de la época en que se
ha transformado. Allí el elemento artístico codea
al aristocrático, el bolsista y el literato se confunden
con el abogado, el médico y el militar; todas las
profesiones liberales y todos los países civilizados
tienen representación en aquellos salones bulliciosos. Cada año se celebran en ellos exposiciones artísticas de obras brotadas al calor del talento de sus
socios, entre los que se cuentan varios de los más
célebres artistas parisienses. Estas exhibiciones son
muy visitadas por las mujeres más lindas y elegantes de París, y atraen numerosa concurrencia. No
menos solicitadas son las representaciones teatrales,
generalmente de circunstancias, que se ponen en escena en el teatro del círculo y en que el elemento
masculino del mismo se hace secundar por algunas
actrices á la moda, con lo cual se enciende una vela
al arte y otra á la concupiscencia. Por fin, la partida
de baccarrat, único juego de azar tolerado en los
casinos franceses, es bastante fuerte; en cuanto á la
mesa redonda, se ve muy concurrida.
Por este ligero resumen se comprenderá que los
Mirlitoncs es el club que mejor responde á las exigencias de la vida contemporánea, tal como se practica por la generalidad de las gentes de la buena sociedad en las grandes capitales. Es distinguido, sin
ser exclusivista ni pretencioso; no busca castas ni
rangos, cosa absurda en una sociedad democrática, y
es, á pesar de esta tolerancia, bastante comme ilfaut.
Se muestra, además, hospitalario hacia los forasteros.
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351
Claro es que con esta composición heterogénea no
engendra ni solidaridad entre sus socios, ni abandono
y confianza en su trato mutuo; pero eso es achaque
de la sociedad entera de París, donde el cosmopolitismo y la confusión de todas las clases suscita recelos
y pone cortapisas á la benevolencia.
Otro círculo, también muy concurrido é igualmente literario y artístico, pero ya más democrático,
es el llamado de la rué Volney. Hay, asimismo, en
él funciones de teatro, exposiciones muy lucidas,
conciertos, sala de esgrima, hidroterapia, etc., etc.;
pero el número de los socios es limitado —1.600, si
no estoy trascordado — y los candidatos suelen tener
que esperar dos y tres años antes que haya vacante
para admitirlos. Verdad es que en Londres hay clubs
donde los padres inscriben como postulantes á sus
hijos al venir al mundo, con el fin de que les toque
el turno de entrada al llegar á su mayor edad. Es el
colmo de la previsión.
Volviendo al círculo de la calle Volney, añadiré
que por su índole constituye el triunfo del espíritu
de asociación. Es una especie de Sociedad de socorros mutuos, y casi, casi una casa de beneficencia
para sus socios, pues por 100 francos de cuota anual,
disfrutan de almuerzo y comida suculentos, á razón
de tres francos el cubierto, Burdeos incluso, de un
jardín de recreo, de una biblioteca con vastas dependencias, surtida de todas las novedades que las prensas dan á la estampa, de coches bien montados y baratos y de asientos reservados en los teatros.
Ahora, en cuanto á la distinción del club dicen
que es relativa, y los que así se expresan, sin que yo
entienda hacerme solidario de sus críticas acaso injustificadas, designan á este centro de reunión con
los motes algo punzantes de La Lechería y Los Pies
enlodados.
El juego—que en éste, como en todos los círculos,
es la madre del cordero—es vivo y animado.
Sería luenga y ociosa tarea—á menos de querer
dar á esta crónica aires de Guia del Viajero—el seguir enumerando los círculos que posee París. Haremos, pues, punto en la materia, después de consagrar algunas líneas á los clubs de segundo orden, es
decir, á aquellos que se explotan por empresa.
Los hay entre éstos bastante aceptables por su
composición y abundantes en comodidades materiales. Sin embargo, las garantías de recepción son muy
diferentes de las que ofrecen los círculos de la primera categoría ; y así es que los concurrentes acuden
á este género de clubs con manifiesto recelo, y casi
exclusivamente para jugar, aunque no faltan gentes
prácticas que los frecuentan para disfrutar del comfort que ofrecen casi de balde, pues generalmente ni
aun envían al cobro el recibo de la cuota á sus habituales parroquianos.
En estos círculos, la cuestión capital para todo
hombre prudente es no contraer relaciones con quien
no le sea á uno particularmente conocido ; pero hay
que indicar, para ser justos, que no faltan en sus salones concurrentes muy apreciables, pues muchos de
los socios de los grandes círculos visitan estos otros,
que el espíritu epigramático califica de rechinadicntes, aludiendo á la cólera provocada por los habituales desdenes de la Fortuna hacia los jugadores. Atrae
á este género de establecimientos su céntrica instalación, la facilidad del ingreso, la continuidad de la
partida y el pago al contado de las ganancias, que en
los grandes círculos depende á menudo de la liquidación de bonos firmados por los socios á la caja á
cambio de adelantos en fichas.
Los más distinguidos y mejor frecuentados de este
género de círculos son el Whasington, el New Club
y L'Escrime, todos situados en sitios muy céntricos.
Ya hemos dicho que el ingreso en este género de
clubs es fácil, como que el interés de los que los explotan está en que haya mucha concurrencia para
que crezcan los ingresos. El principal atractivo es el
baccarrat; lo accesorio, la mesa y la lectura. No obstante, estos servicios, así como el de carruajes, son
ordinariamente esmerados, con objeto de atraer cierto
número de personas graves y conocidas, si despreocupadas, extrañas al tapete verde y dar con su
presencia cierta respetabilidad á la casa. Con el mismo objeto de quitarles el dejo de garitos, se organizan de cuando en cuando en estos clubs conciertos,
representaciones caseras y hasta bailes. Yo no afirmaré que el arte gane mucho con estos derivativos;
pero el diablo no pierde nada con ellos, gracias á la
presencia en estas fiestas de esas actrices, especiales
á París, que cultivan la dramática en los dominios
de la galantería, y cuyo habitual repertorio son las
piezas de dos personajes.
Observación curiosa, y que señalo á las meditaciones de los pensadores y moralistas: casi todos los
círculos de segundo orden están presididos por periodistas de conocido renombre é influencia. ¡ Qué
coincidencia tan singular!
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TIPOS
LA
AVENIDA
DE
LAS
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COSTUMBRES
DE
ACACIAS,
«BOIS
DEL
N A T U R A L ,
EN
EL
POR
M.
PARÍS.
DE
BOULOGNE»
M A R C H E T T I .
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LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
354
Por fin. aun tengo que decir cuatro palabras de
otro círculo de un género especial: el club militar, casino subvencionado por el Estado, que es en lo que
consiste su originalidad, fundado por el general Boulanger cuando fue ministro de la Guerra. Este centro está abierto á los oficiales franceses de mar y tierra, y á los extranjeros presentados por sus legaciones'respectivas. A pesar de la subvención, arrastra
una vida lánguida, por estar prohibidos los juegos de
azar. El Club Militar, situado, como la mayoría de
los grandes círculos, en las inmediaciones de la Grande Opera, tiene dentro de su mismo local algunos
cuartos amueblados, á disposición de sus socios, á
quienes los alquila por un precio muy módico.
A las puertas del Círculo Militar oí días pasados—
¡otra ingratitud humana!—la crítica más punzante
de su fundador.
Este Boulanger—decía uno de los interlocutores no acaba de poner en claro ni sus opiniones
ni sus propósitos. Cada vez que habla se inclina á
distinto lado: tan pronto á la derecha como á la extrema izquierda.
—Sí, es como los coches de los tranvías—replicó
el que le escuchaba ;—se engancha en todas direcciociones: hacia atrás y hacia adelante, según las conveniencias del viaje.
Ya es tiempo de resumir la filosofía de estos apuntes, si es que tan solemne sustantivo puede aplicarse
á tan ligero estudio. Es ésta muy sencilla.
Para el que tiene suficiente dominio sobre sí propio para que el juego no le fascine, los círculos son,
en París aun más que en otros pueblos, un gran recurso, un medio de gozar, con escasísimo dispendio,
de la vida muelle y regalada de los millonarios. Vastos salones en el sitio más céntrico de la población;
balcones desde donde, cómodamente reclinado, ve
desfilar á sus plantas el movimiento urbano ; criados
correctísimos y atentos; cocina exquisita y permanente á precios ínfimos; biblioteca y salón de lectura
bien surtidos; tocadores y cuartos de vestir refinados;
baños y duchas; esgrima, coches de alquiler cómodos, rápidos, baratos y siempre enganchados; teléfono; pajes de recados, diligentes, familiarizados con
todos los secretos del oficio y discretos como confesores; cartería inviolable, propicia para mensajes reservados: todo esto, y otras muchas cosas puestas al
alcance de las fortunas más modestas, brindan los
clubs á sus socios.
Pero ¡ay del que no sabe dominarse ante los falaces envites del azar! ¡ay del que se da á hojear el
libro de las cuarenta ! No hay terreno más resbaladizo. Por él han ido á la deshonra y á la barra de los
tribunales clubmen revestidos de nombres ilustres,
de dignidades elevadísimas ; y, advertencia elocuente , no ha sido en los círculos de segundo orden, sino
en los más escogidos y altisonantes, donde han tenido lugar los más dolorosos episodios de este género.
Mucho me he extendido en esta especie de monografía de los clubs ; así es que no me queda espacio
para hablar de las cosas del día, y hoy justamente lo
deploro, porque quería consagrar alguna atención á
ciertos hechos de pura actualidad. Hubiese deseado,
por ejemplo, refutar un artículo publicado en la
Revue Francaise pidiendo medidas restrictivas é investigaciones de policía contra los extranjeros que
residen en Francia, escrito citado con encomio por
diversos diarios de gran circulación. Es verdaderamente típica esta tendencia de suspicacia y antipatía
que late en el corazón de los franceses y brota irresistiblemente de la pluma de sus publicistas cada vez
que se ocupan del extranjero. Abona este sentimiento,
ya traducido en recientes medidas de policía, lo que
dije en una crónica anterior, sobre el sentimiento,
desdeñoso y agresivo á la vez, que mueve á los parisienses á considerar como bárbaros á los extranjeros
y .á motejarlos de espías, cuando no los tratan de
rastaquoeres.
Es tanto más singular esta esquivez, cuanto que
los extranjeros, no sólo son la mitad de la vida y de
la riqueza de París, sino que constituyen una parte
cada día más importante de la misma población.
A un millón ochocientas mil almas asciende el número de los domiciliados en Francia, según las estadísticas ; en realidad, los residentes pasan de dos millones, y de ellos la tercera parte habitan París.
Ser parisiense no es ser francés, es habitar París
durante un período prolongado, y vivir en contacto
con su sociedad. Hay en París seiscientos mil parisienses de este género, nacidos unos á orillas de la
Plata, otros junto al Vístula ó el Manzanares, y el
resto en las más opuestas y apartadas latitudes. Y á
estos parisienses cosmopolitas, que tanto contribuyen
al esplendor de su domicilio electivo, es á los que,
con el más fútil pretexto, motejan los indígenas y
contra los que piden se ensañen leyes y reglamentos.
Es verdaderamente incomprensible.
Pero el más elocuente correctivo de tan ruines
tendencias y propósitos lo dan los mismos diarios
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N.° XLVI
ladas , cualidad que estima en gran manera D.a Manolita.
Por lo demás, justo es consignar que los aceites, los
trigos, los vinos, los anisados de Sevilla, pueden sostener
la competencia con los mejores del mundo. Excusado es
encarecer los productos de la fábrica de loza de la Cartuja
(Pickman y Compañía), aceptados ya en todo el orbe. El
calzado y los sombreros de Sevilla son también excelentes,
y cuidado si debe ser difícil la confección de calzado para
unos pies tan diminutos como los de las sevillanas. Digalo
doña Manolita, que cuando va, en Madrid, á comprarse
calzado hecho, le dice el maestro: «Pero, señora, ¿dónde
tiene usted los pies? ¿Cómo quiere usted que tenga botitas hechas para unos pies que no son pies, sino bizcochitos de espuma?
Siéntese usted, tomaré la medida, y
yeré si hay algún angelito oficial de zapatero que sepa hacer calzado para usted.»
Tarragona trabaja mucho y bien. La maquinaria agrícola
BARCELONA EN 1888.
de Miret y Roca, Simón y Oliva: las ruecas de Quinzá,
deReus; las norias de Sales, de Tortosa; los materiales
vi.
para curtir, de Valls; las herramientas de Tarragona; los
bloques de jaspes, el cemento, la tonelería, la carretería y
s importante la producción de la tierra en la la carpintería, dan idea exacta de lo que en aquella provinprovincia de Murcia, y bien lo ha demos- cia se practica el precepto divino. La producción vinícola
trado la variedad y la excelencia de los fru- de aquel campo es importantísima, asi como la aceitera.
tos enviados á Barcelona de los pueblos más En saquería no ha)' quien compita con Tarragona. Es de
conocidos de la misma, como Yecla, Jumi- justicia citar los trabajos de toda clase de los alumnos de
lla, Cieza, Muía, Pacheco, Bullas, Calaspa- la Sociedad de la Instrucción Obrera de Tarragona.
rra, etc., etc. Considerable es también la expoEntre los expositores de Toledo se hallan el Marqués de
sición de minerales de Murcia y Cartagena. Y Comillas, que presenta muestras de ramio, y el Duque de
es justo citar el engranador automático inventado la Unión de Cuba, que expone aceite y cuatro tarros gran\t> por D. Augusto Illa, molinero-director de la fábrica des de seda; la mayor parte de los demás expositores pre''
La Industrial Murciana, y el timón-trapecio presen- sentan granos, no se crea que á consecuencia de erupción
tado por D. Miguel Infera, cuyo aparato sirve para reem- cutánea; digo que exponen, trigo, cebada, cañamones y
plazar el del barco si se inutiliza en caso de siniestro.
avena. En cuanto á vino y aguardiente, los pueblos de la
Vino, mucho vino, conservas, chocolate, calzado y algo provincia no se han quedado cortos. También hay alguna
de cerámica ofrece Navarra á la consideración pública. Y buena muestra de arrope y mostillo, y de lana, de cáñamo y
al tratar de Navarra no seria justo dejar de consagrar un esparto. Son muy bellos los objetos artísticos en hierro rerecuerdo á sus músicos, que tanto la honran. En la Expo- pujado, cincelado y damasquinado de oro y plata presensición figura el retrato de aquel navarro insigne que se tados por los Sres. Alvarez, Caballas y Martínez, y llaman
llamó D. Hilarión Eslava, y allí ha visto con agrado todo la atención la capa pluvial y las casullas bordadas de oro y
el público las cuarenta y nueve obras musicales de otro plata en la fábrica de D. Ildefonso Mole. Las reverendas
navarro ilustre, tan popular en Navarra como en Madrid monjas de la Madre de Dios, en aquella ciudad, presentan
y en España entera, el maestro D. Emilio Arrieta, á quien dos cuernos de la abundancia, que le gustaron mucho á
Dios conserve entre nosotros muchos años
Viendo los doña Manolita.
libros que contienen las partituras bellísimas del maestro
El mosaico Nolla, de Valencia, es tan conocido, que
Arrieta, á quien el Jurado ha otorgado medalla de oro, y basta citarlo, para que todo el mundo sepa de lo que se
ninguna más merecida, y las de otros músicos navarros, trata. Pero debe decirse que cada día es más bello y artíslos Sres. Camó y Garriti, de Tafalla, Maya ó Iñíguez, de tico este excelente y útil producto. También es sabido
Pamplona, todo el mundo recordaba en loor de Navarra que en Valencia se construye excelente maquinaria, de la
que allí nacieron también el malogrado Gaztambide, el que hay algunas muestras en Barcelona. Y allí sí que hay
venturoso Gayarre, el incomparable Sarasate, el delicadí- grano; empleando una frase vulgar, puede decirse que
simo Guelvenzu, el gran profesor Zabalza, el concertista Valencia envía la mar de arroz. El Marqués de Campo,
Albeniz. ¡Dichoso país, que produce hombres fuertes y valenciano entusiasta y espléndido, ha construido un magvigorosos para la guerra y para el trabajo, y tiernos é ins- nifico pabellón, que regala al Ayuntamiento de Barcelona,
pirados artistas que son gloria de la patria!
sin el contenido, por supuesto. En este pabellón expone
Orense presenta buenos productos de la tierra. De Ovie- el opulento Marqués, en primer lugar, su retrato en pindo hay buena manteca y buen queso, sidras espumosas para tura, en fotografía, en yeso, en mármol y en bronce, en
los aficionados, los metales de la Keal Compañía Asturia- la juventud, en la edad madura y en la ancianidad, porque
na, china opaca y loza de Pola y Compañía, y las pólvoras el señor Marqués ya es hombre de largos años, y Dios le
simuladas de la Sociedad de Santa Bárbara.
dé muchos más de vida. Expone también antigüedades y
Cualquiera sabe sin haberlo visto lo que ha presentado objetos de arte de gran mérito, lo que no prueba otra cosa
Puerto Rico en la Exposición. Mucho café, mucho ron, que la buena fortuna del señor Marqués, que le ha permi-'
viejo y fresco, de caña y de malagueta, azúcar, tabaco en tido adquirir cosas de alto precio. Asimismo expone vistas
rama y elaborado, algodón, muestras de maderas y algunas de los barcos que poseyó, ó posee, y una locomotora herplantas medicinales.
mosa, que se llama Valencia, y que es de suponer no haya
La industria pañera de Béjar (Salamanca) presenta dos construido el señor Marqués. Por lo demás, el pabellón
únicas instalaciones, á pesar de que son muchas las fábri- especial que lleva su nombre es preciosísimo, y será siemcas existentes en aquella población; y una sola casa de Sa- pre bello ornamento en el Parque de Barcelona.
lamanca, la de la Viuda é hijos de T. García, presenta algo
No faltan en Valencia vinos, licores, aguardiente y cerde objetos de filigrana : en lo antiguo fue extremada la ha- veza, aceite y chocolate, que es de suponer sean de buena
bilidad de los salmantinos en este ramo del arte de la orfe- calidad. De esto podrán informar los jurados de la sección
brería, en que compitieron dignamente con los cordobe- correspondiente que han sufrido con el más estoico valor
ses. Algo más podía haber enviado Salamanca á Barcelona. la penitencia de probar todos los vinos, todos los vinagres,
El Marqués de la Viesca de la Sierra, de Santander, no todos los aceites y todas las mieles y arropías de España y
se contenta con ser titulo del Reino, político, senador; es del extranjero. No sé cómo han podido realizar este trabajo,
también fabricante, y los tejidos é hilados de algodón de superior á los de Hércules.
su fábrica La Montañesa han lucido dignamente en el cen¡Qué bonitos abanicos los de D. Eduardo Bonell! y ¡qué
tro de fabricación más importante de España, lo que bellos bordados los de la fábrica La Hordadora/ Son bordaprueba su notorio valer. Otro nombre ventajosamente co- dos mecánicos que seguramente compiten con los ingleses.
nocido y sumamente estimado por los aficionados á las
Los artistas valencianos, que los hay notabilísimos, han
buenas letras, se encuentra entre los de los expositores de enviado bastantes cuadros al Palacio de Bellas Artes (i).
Santander, el de Pereda, el autor de la incomparable SotiTrabajan bien la cera en Villalón (Valladolid), y para allí
leza, que no se cansan de leer los aficionados á los buenos no se inventó aquello de «no hay más cera que la quearde».
libros. Pereda no presenta sus obras literarias en la Expo- Los vinateros vallisoletanos han sido parcos en la presensición, porque ¿quién no las conoce?
Como las de An- tación de sus productos, asi como los agricultores. Sólo
tonio de Trueba, como las dé su paisano Menéndez Pelayo, hay dos expositores de cereales, y eso que la noble Casticomo las de Zorrilla y las de Campoamor, todo el mun- lla la Vieja es el granero de España. Y con esto, los tejidos
do las lee, y han logrado ya la más alta recompensa, el de algodón crudo de D. I. V. del Castillo, los bordados en
aplauso universal. Los productos que presenta en la Expo- seda de D. Tomás Garcia y D. a Carolina Marqués, algo de
sición son los de perfumería de la fábrica cuya razón social hojalatería, de productos farmacéuticos, de impresiones
es Pereda y Compañía. Grato aroma es el de los produc- y encuademaciones de la antigua acreditada casa de don
tos de esta fábrica, pero no puede compararse siquiera Leonardo Miñón, y las obras excelentes de arquitectura y
con el encantador perfume de las Escenas montañesas y El construcción escritas por D. Marcial de la Cámara, no hay
sabor de la. tierruca.
más que digno de notar sea en la exposición de Valladolid.
Las instalaciones de Sevilla ofrecen el aliciente de haLas aguas de Larrauri, las de Zaldivar, las de Marquina,
llarse colocadas en un pabellón edificado expresamente por provincia de Vizcaya, todas de universal reputación, han
aquella provincia. El pabellón ha sido uno de los encantos sido presentadas por sus explotadores para recordar al púde la Exposición. Don Pedro no quiso privar á su mujer blico dónde tiene un elemento de salud de que disponer.
de la agradable sorpresa de aquel primorosísimo patio, y Don Pedro no se detuvo ante estas instalaciones, y D.a Masin decirle adonde, llevó á doña Manolita á la instalación nolita, leyendo en cierto prospecto que todas estaban insevillana. Los extremos que hizo la andaluza, sus exclama- dicadas para combatir la inapetencia, no pudo contenerse
ciones de admiración y de júbilo, excitaron grandemente y exclamó: — «¡Jesús! ¡lo que nos sobra á nosotros es
la curiosidad de los visitantes, asi como provocaron á risa apetito!»
sus exageradísimos encomios á todo lo allí expuesto, porLos mosaicos hidráulicos de la Progresiva, de Bilbao; los
que para doña Manolita no hav en el mundo nada tan productos de hierro y de acero de las poderosas sociedades
bueno y de tanto valor como lo de Sevilla, y le parece un de metalurgia y construcciones La Vizcaya, de Altos horser inferior todo el que ha tenido la desgracia de no haber nos y Santa Ana, conocidas y apreciadas en todo el mundo,
nacido en Sevilla, ó por lo menos en Cazalla, donde se di- dan importancia excepcional á la industria vizcaína. Tamvirtió mucho cuando muchacha. Un expositor, sevillano bién la Sociedad Española de dinamita y productos quimicomo ella, la obsequió con un frasco de aceitunas colosales, casi tan grandes como huevos. Y es de notar que ella
f I) En este desaliñado trabajo no se ocupa el amor en el examen de la secsola se las ha comido, porque á D. Pedro y sus hijos, ción de Bellas Artes, porque no se considera con la competencia suficiente
y á la patrona y las chicas les parecieron demasiado sa- para ejercer la crítica en tan delicada materia.
parisienses al publicar, no lejos de la columna en que
extractan con fruición el artículo suspicaz de la Revue Francaise, la necrología de la Duquesa de Galliera, que acaba de fallecer.
¿Saben ustedes á qué suma ascienden las fundaciones y donativos piadosos hechos á los pobres de París
por esta parisiense nacida en Italia, ese país hoy tan
odiado y vilipendiado por los franceses?
¡ A cien millones de francos!
¡ Qué elocuente refutación á tanta ingrata diatriba,
á tanta temeraria invectiva !
Pico DE LA MIRÁNDOLA.
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N.° XLVI
355
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
eos ha expuesto. Doña Manolita, oyendo hablar de dinamita, creyó que seria cosa de comer, y D. Pedro tuvo necesidad
de explicarle los terribles efectos de esa materia explosiva.
Entre los pocos expositores de Zaragoza, hay dos inventores, D. Francisco Hueso de la Orden, vecino de Ateca,
que ha compuesto un aparato llamado Vet'icula para combatir las enfermedades criptogámicas de las vides y demás
plantas. ¡Lástima que no se invente otro contra las enfermedades que afligen físicamente al hombre ó lo desfiguran
moralmente! El segundo inventor es D. Vicente Narbona,
farmacéutico de aquella ciudad heroica, que ha construido
un aparato para pulverizar sustancias medicinales.
En Zaragoza y en Escatrón hay buenos anisetes, y en
Riela buen vino, á juzgar por las muestras presentadas y
según informes de un jurado peritísimo. Las harinas de
Zaragoza son también superiores. Buenos sastres me parecen los Sres. Peña y Tena, que han enviado prendas de
caballero por las que el caballero que se las ponga podrá
pasar en todas partes por caballero de buenas prendas.
También, y no seria justo omitirlo, se construyen pianos
en Zaragoza. Don Miguel Soler é hijos los presentan muy
hermosos.
Terminadas las visitas á las instalaciones de las provincias españolas, vio D. Pedr» detenidamente el soberbio
Palacio de Ciencias, sirviéndole de guia el ilustrado ingeniero industrial D. Alvaro de la Gándara, jefe de aquella
sección de la Exposición, donde admiró las instalaciones
de material de enseñanza de Juan y Antonio Bastinos, de
Barcelona; de aparatos para farmacia y química, de Jordi,
Rubert y Soler, y Sucesores de Casademunt; de objetos de
porcelana y cristal decorados al fuego, de Tallada y Lora;
los planos de una aeronave, de Fradera; los aparatos ortopédicos de Clausolles, Casanovas y Cortacans ; el inmenso
material y los preciosos trabajos de los alumnos de la Escuela Municipal de Ciegos y Sordo-mudos de Barcelona;
los animales disecados de Malagrida Jornis; la fabricación de alabastro y yeso blanco para cielos rasos, tallistas
y pintores, de D. Juan Omedes; los materiales de construcción y minerales de D. Manuel Gispert Pujáis; los
barnices de Cañas y Grau, de Badalona; el modelo de
horno de Berrens ; los azulejos, de Tremoleda ; el material
completo para conducción y distribución del gas, de la
Viuda de Manuel Tomás, de Villanueva y Geltrú ; los hilos
eléctricos, de Vilafranca; los sillones de operaciones quirúrgicas, de Maciá ; los aparatos para inhalaciones de aire
comprimido, de Marsillach ; los de vacunación, de Macaya; la cama terapéutica, de Mir; el aparato de aeroterapia, de Díaz de Liaño; los astronómicos de Santaolaria y
Miralles, de Barcelona, y de Moragas y Valero, de Gracia;
los productos químicos y farmacéuticos de todos los boticarios de Barcelona; los trabajos de los alumnos de todas
las escuelas municipales de aquella ciudad, y, en fin, una
suma enorme de libros de ciencia y de enseñanza, de autores catalanes.
En el mismo edificio asistió D. Pedro á una sesión del
Congreso económico, quedando admirado de ver el bello
salón dedicado á estos actos, elegantei, severo y perfectamente dispuesto, y allí tuvo ocasión de conocer á muchos
hombres ilustres, cuyos nombres habla leído repetidamente en los periódicos. Presidia la sesión D. Federico
Nicolau, naviero, diputado á Cortes, y cuando D. Pedro
entró, pronunciaba patrióticas y enérgicas frases en de
fensa de la obra de civilización de los frailes en Filipinas el
Sr. D. José Ellas de Mollns, contestando á no sé qué orador
madrileño que antes había tronado contra aquellos dignos
religiosos. De tal suerte se complació D. Pedro la primera
tarde que asistió al Congreso, que se propuso asistir todas
las siguientes, y así lo hizo, tomando asiento tímidamente en los escaños de los congresistas, por donde doña
Manolita, que asistió á una sesión desde la tribuna con
las chicas y las de la patrona, no pudo menos de pensar
que su marido habia perdido lastimosamente el tiempo
llegando á la edad que tenia sin haber metido siquiera la
cabeza en el Congreso, el de los Diputados, con lo que no
habría trabajado tanto en este mundo y habría echado otro
pelo. Don Pedro oyó con deleite la brillante palabra del
Sr. Navarro Reverter, un ingeniero que sabe de todo y
todo lo sabe bien, y habla de una manera maravillosa; admiró la profundidad de concepto y la sencillez y claridad
de expresión con que el Sr. Duran y Bas disertó sobre los
impuestos; aplaudió al Sr. Bosch y Labrús, proteccionista
á macha martillo, y á D. Gabriel Rodríguez, persona de
gran valer, libre-cambista entusiasta, á quien los catalanes, tan opuestos á sus ideas económicas, han oído con
respeto y tratado con la más exquisita cortesía. Y por último oyó con sumo placer la franca y pintoresca oratoria
del ilustrado obrero catalán Sr. Roca y Gales, popularisimo
en toda Cataluña y muy conocido en Madrid, donde muchas veces ha estado formando parte de comisiones de
aquel país encargadas de gestionar asuntos relacionados
con los sagrados intereses de la industria española (i). Don
Pedro asistiendo á este Congreso económico no pudo menos de recordar el nombre de uno de sus amigos de la infancia, que luego le halló en Madrid, y con quien siempre
conservó cordialisimas relaciones, el malogrado D. Jo»é
Puig y Llagostera, inteligente fabricante, tipo originallsimo
que riñó tremendas batallas en defensa de la producción
catalana, hombre de valor temerario y que había corrido
las más asombrosas aventuras, excelente amigo y temible
enemigo, y siendo diputado á Cortes presentó ó pensó
presentar una proposición de ley marcial, ó cosa asi, con
arreglo á la cual deberia s^r fusilado sumariamente todo
conspirador contra la paz pública. «Pepe Puig, pensaba
D. Pedro, hubiese hecho gran papel en esta Exposición,
no habría callado en este Congreso, y hubiera levantado
alguna tempestad. Aquél era un hombre terrible y que
valía mucho.»
Una tarde, saliendo del Congreso, D. Pedro se reunió
con su mujer y sus hijas, que le esperaban, y con ellas fue
á visitar al ayunador Succi, que ocupaba una habitación
(i) Crío que el obrero Sr. Roca y Gales también ha sido diputado á Cortes.
Anterior
en el propio Palacio de Ciencias. Allí estaba el émulo del
doctor norteamericano Tanner, custodiado y vigilado por
una comisión facultativa.
— Oye tú, Perico — preguntó D.a Manolita á su marido— ¿quién es este sujeto?
— Es Succi.
— ¿Chuchi?
¿Y qué hace?
—No come.
— ¿Está malo?
— No, ya le ves, que lleva diez días sin comer, y anda,
habla, brinca, maneja el florete, se ríe y no tiene novedad.
— ¡ Ave Maria! ¡ qué guasonazof
— Sólo toma alguna purga que otra, y todos los días le
lavan el estómago.
— Como si fuera un cuello postizo. Eso sí, lo que es á
un hombre como éste, por lo limpito se le puede querer.
Pero puede que coma alguna cosita sin que nadie lo vea.
— No, mujer, no come; ¿no ves que ni un momento le
pierde de vista el consejo de vigilancia?
— Eso sí; y si comiera, digo yo que se lo conocería la
lavandera.
— ¿Qué lavandera?
•—La que le lava el estómago.
—Mujer, no digas tonterías, que nos están oyendo.
Bueno, pero vamos á ver, ¿qué es lo que se propone
este hombre con no comer?
— Pues, hija, dar de comer ásu familia.
{Continuará.)
CARLOS FROXTAURA.
FENÓMENO GEOLÓGICO.
s tradición histórico-popular en Vizcaya
que en la Edad Media estaba prohibido
á los Obispos penetraren el Señorío, y
uno de éstos, que lo era de Calahorra,
á cuya diócesis pertenecía Vizcaya, osó
penetrar con gente de armas por la Merindad de Durango, y saliéndole al encuentro
los durangueses, acaudillados por los mancebos
de la casa solar de Amándarro, fue muerto y
deshecha su hueste al pie septentrional de la
cordillera pétrea de Amboto que sombrea los valles
de Aramayona y el Duranguesado.
¿Qué fundamentos tiene esta tradición? Entre los
históricos se cuenta la aseveración del célebre obispo
de Gerona D. Juan Margarit, que da por cierto el hecho y le afea terriblemente, y entre los puramente
populares, hasta se cuentan cantares antiguos, tales
como uno que dice:
Amandarroc mutillic ez
Bizcayac pechuric ez,
cuya traducción viene á ser : «Amandarroc perdió
sus hijos, pero Vizcaya conserva, merced á ellos, sus
libertades.»
D. Juan Ramón de Iturroza, historiador de Vizcaya, no muy docto ni de superior criterio, dice que
el 2 de Diciembre de 1797 examinó en una pradera
larga, á distancia de una legua de Arrazola, dos de
Elorrio y tres cuartos de legua de Gonzaga de Aramayona, una piedra llamada Epistico-arriya, ó piedra
del abismo, cuyo dibujo da, y tiene grabado en una
de sus caras un círculo con cruz en el centro, y añade
que la piedra es de cinco cuartas de altura y dos de
ancho.
Iturroza califica de mojonera la piedra en cuestión, siguiendo su criterio, evidentemente erróneo, de
calificar de mojones estas piedras que abundan en el
país vascongado, y es indudable que son sepulcrales.
Por ser algo curioso el asunto y haberme dedicado
yo con especial cuidado á estudiarle, y porque este
asunto está directamente relacionado, por medio del
monolito llamado Epistico-arriya, con la tradición
de la muerte del Obispo de Calahorra, voy á ocuparme en él con alguna mayor extensión, no sin antes
advertir que en el episcologio calagurritano no he
encontrado luz alguna para ver claro en esta tradición.
He examinado y estudiado muchas sepulturas antiguas diseminadas en las cercanías de iglesias en la
Edad Media llamadas monasteriales, con cuyo nombre se designaba á las parroquiales, á distinción de las
que eran puramente eremitorios, y he adquirido la
evidencia de que era costumbre colocar á la cabecera
de toda sepultura una piedra vertical más ó menos
tosca en la que se solía grabar el nombre del difunto,
ó simplemente una cruz. En el pórtico de la iglesia
de Santa María Magdalena, de Arrigorriaga, existe
una en forma de disco y al lado del sepulcro monumental que se supone haber sido erigido á un príncipe de León, muerto allí en una batalla en que las
fuerzas asturo-leonesas con que había invadido á Vizcaya fueron derrotadas y perseguidas por los vizcaínos hasta el árbol Malastu, que estaba en Luyando,
dos leguas más arriba, y señalaba los límites del Señorío. El disco sepulcral de Arrigorriaga, en que se
leen con dificultad las palabras latinas «Didacus
filius», se encontró á mediados de este siglo en el
barrio de Finaga y á la cabecera de una sepultura
que aun contenía restos humanos.
En el Oeste de Vizcaya se llama ilsu al mojón te-
Inicio
rritorial , y este nombre es corrupción de il-sulu, ú
hoyo de muerto. Es indudable que se dio el nombre
de ilsu al mojón territorial por su analogía con la
piedra sepulcral.
Iturroza, siguiendo su erróneo sistema, llama piedra mojonera á la designada en lengua vulgar con el
nombre de Piedra del Obispo, y la tradición popular dice que se le dio el nombre de Epistico-arriya
porque allí se dio sepultura al Obispo muerto por
conculcador de las libertades de Vizcaya.
La legislación antigua del Señorío viene en cierto
modo en apoyo de la tradición. El Fuero viejo recopiladoó reducido áescrituraen 1452 dice en su ley 226:
« Por cuanto antiguamente habían de fuero, uso, e
costumbre que en el dicho condado no entrase obispo ni sus vicarios, ni otro sí se publicasen sus cartas
desaforadas contra los dichos escuderos e homes buenos del dicho condado de Vizcaya
e si algunos
dieren favor al tal vicario o vicarios, fiscal o fiscales,
comisario o comisarios, o presentadores de cartas del
dicho obispo, e fueren muertos o feridos por algunos
de los vizcaínos por ser quebrantadores del dicho
fuero, que los tales no hayan pena alguna, ni los jueces ni justicias puedan prender ni tener pesquisa, en
caso que lo fagan, que lo tal no valga.»
No solamente, dice Iturroza, pusieron ley y entredicho nuestros vizcaínos á su propio Obispo, sus
Vicarios y Fiscales para que no entrasen dentro de
los términos de su tierra, sino que á ninguno que
fuese de otra diócesis consentían entrar en ella.
En apoyo de esto último cita Iturroza el hecho de
que, como en 1476, al venir el rey D. Fernando el
Católico á jurar los Fueros so el árbol de Guernica,
le acompañase el obispo de Pamplona D. Alonso Carrillo, los vizcaínos se opusieron enérgica aunque
respetuosamente á ello, y el Prelado navarro se retiró por orden del Rey.
Estas diferencias entre la autoridad episcopal y
Vizcaya tuvieron término hacia 1543, en virtud de
concordato celebrado en Vitoria entre el Señorío y
el famoso obispo D. Juan Bernal de Luco, que hizo
constar en uno de los capítulos del concordato que
era natural del Señorío, dato que hubiera ahorrado á
los académicos que á principios de este siglo redactaron, con fines poco dignos de la sabia corporación
á que pertenecían, las disquisiciones á que se entregaran en el artículo Luco para averiguar la patria
del insigne Prelado asistente al Concilio de Trento.
He pasado lo verdaderamente árido de este artículo para venir á parar á lo verdaderamente ameno,
singular y curioso que me ha movido á escribirle,
que es un fenómeno geológico hasta aquí no diré que
no observado por nadie, sino que nadie lo había hecho
notar, al menos que yo sepa, en el estadio de la literatura.
La ramificación pirenaico-cantábrica que corre de
Este á Oeste, presta gigantesca sombra á la merindad
de Durango al pasar por ella, significándose en altísimas y desnudas rocas calcáreas, que se designan con
los principales nombres de Udalach, Amboto y Mañaria. Al pie septentrional de esta gigante cordillera
pétrea, se suponen los misterios de la tradición histórico-popular de haber dado allí muerte los vizcaínos á un obispo de Calahorra que con gente de armas intentó invadir su libre tierra; y mirada esta
cordillera desde las estribaciones del elevado Oiz, que
corre paralelo á ella á la banda septentrional, su perfil superior simula maravillosamente, sobre todo en
la hora del crepúsculo, la estatua yacente de un obispo, como podrá observarse en el grabado que acompaña á este artículo, y cuyo dibujo he debido á la observación y al lápiz del inteligente pintor y profesor
D. Antonio Mena de Lecuona.
En otro punto de la misma cordillera, bastante
distante, porque corresponde al que sombrea por el
Sur á la modesta ciudad de Orduña, se ofrece otro
fenómeno geológico con el que no coincide tradición
histórico-popular alguna: es una roca que tiene la forma perfecta de un fraile de medio cuerpo arriba, con la
capucha caída; pero lo raro, lo singular, lo verdaderamente fenomenal es la relación que existe entre la
tradición de la muerte y la sepultura de un obispo
de Calahorra al pie septentrional de la cordillera
de Amboto, y la simulación perfecta de un obispo
tendido en el lecho mortuorio que ofrece el perfil de
aquella cordillera, á cuyo pie se distingue en la penumbra la linda villa capital del Duranguesado.
Pregunto yo á los lectores y me pregunto á mí
mismo al terminar estos renglones, sin acertar con
contestación concluyente y por tanto satisfactoria:
¿es el fenómeno geológico lo que ha dado vida á la
tradición histórico-popular, puesto que ésta no puede haber dado origen al fenómeno geológico ?
¡Misterios hay en la Naturaleza y en la vida secular de los pueblos que tienen íntima relación y correspondencia entre sí, por más que la razón de esta
relación y esta correspondencia se oculten á la penetración humana!
ANTONIO DE TRUEBA.
Bilbao.
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356
LA
REVISTA CIENTÍFICO-INDUSTRIAL
SUMARIO.
Di cuenta hace pocos dias de la nota presentada por el Dr. Gamaleia á la Academia
de Ciencias de Paris, sobre la vacuna química contra el cólera.
Volver sobre este asunto parece inoportuno; pero lo reclama el amor patrio, y, por
fortuna, este sentimiento que me impulsa y
obliga á una insistencia contraria á la amena
variedad de una revista, despertará á la vez
en mis lectores un interés que suplirá con
creces al que inspiran los atractivos de la novedad.
-J% •'" .-•*»."iwi*¿-.~^
M A D R I D .
Anterior
XLVI
ticadas con el virus desprovisto de microbios
vivos. Pruébanlo sus notas, que, en vista de
la de M. Gamaleia, ha reproducido ante la
Academia, reivindicando sus derechos de
prioridad. En igual sentido han presentado
protestas ante la docta Corporación parisiense, la Real Academia de Medicina y Cirugia y la Sección de Higiene del Congreso
Médico de Barcelona.
Estas razonadas protestas han pasado, en
el seno de la Academia de Ciencias de Paris,
á la Comisión encargada del concurso al premio Bréant, que seguramente hará á nuestro
compatriota cumplida justicia.
El verdadero descubridor de la vacuna química anticolérica.— La vacuna viva y vacuna química del Dr. Ferrán.—La vacuna del porvenir. — Ferrán y Pasteur.—La vacuna
antirrábica.— El nuevo « Instituto Pasteur».—El palacio
del mundo invisible.— Establecimientos microbiológicos
existentes. — El discurso de M. Pasteur.—Ley de muerte
y ley de salud.
M. Gamaleia, al pretender la prioridad en
el descubrimiento de la vacuna química contra el cólera, no sabía, sin duda, que tres años
antes que él habíala ya descubierto y estudiado un médico español; y la Academia de
Ciencias, al aceptar como nuevas las interesantes, conclusiones del sabio ruso, olvidó
que en Marzo y Julio de 1885 y en Enero
de 1886 había recibido y hecho insertar en
sus actas, notas de nuestro ilustre compatriota, con las mismas conclusiones que las
del Dr. Gamaleia en lo que se refiere á la
vacuna química.
Todos recuerdan, sin duda alguna, el nombre del Dr. Ferrán. Las 50.000 vacunaciones
por él practicadas en 1885, venciendo dificultades nacidas de una oposición injustificada,
le dieron entonces popularidad ; y sus trabajos en el Laboratorio Microbiológico de Barcelona, que él creó y desde entonces dirige,
manteniéndole á la altura de los mejores de
su clase, le han conquistado honrosa reputación entre los hombres de ciencia.
A él corresponde el título de descubridor
de la vacuna anticolérica, y á él pertenece
también la prioridad en la demostración de
la eficacia preventiva de inoculaciones prac-
N.°
I L U S T R A C I Ó N E S P A Ñ O L A Y AMERICANA.
Es cierto que el Dr. Ferrán no empleó
en 1885 la vacuna muerta para las inoculaciones, como pretende hacerlo el Dr. Gamaleia ; pero tuvo para ello razones poderosas.
Había adquirido el convencimiento de que el
microbio del cólera no se desarrolla dentro
del organismo humano más que en el intestino, y, seguro de ello, no veía inconveniente
ni peligro alguno en inocularlo en el brazo.
Allí alojado, vivía algún tiempo sin propagarse, pero producía en tanto de un modo continuo y prestaba á la sangre el veneno generador de la enfermedad, cuya acción se revelaba por síntomas locajgs y generales durante dos ó tres dias. Después de esto, el
organismo quedaba refractario á la enfermedad.
EXCMO.
SR.
D. M Á X I M O P A Z ,
GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (REPÚBLICA ARGENTINA).
La sangre tomada cerca del punto de inoculación contenía microbios; la que se tomaba en otros puntos lejanos no los tenía.
La leche, en las madres que estaban lactando,
producía en sus hijos síntomas coléricos; pero
ni ella ni las secreciones de éstos contenían
microbios. ¿Cómo explicarlo? El Dr. Ferrán
lo hace con tanta sencillez como lógica.
El punto de inoculación juega el papel de
una misteriosa retorta en que el microbio
vive algún tiempo y secreta las sustancias tóxicas productoras de la enfermedad. Estas se
mezclan con la sangre y producen en ella alteraciones análogas á las de otros venenos,
como el arsénico, tomados en pequeñas dosis, efectos que se traducen en un hábito del
-\.-^i~¿
— C A S T I L L O
D E S A N T O R C A Z ,
Inicio
A N T I G U A
P R I S I Ó N
D E
E S T A DO
.
Siguiente
f
N.° XLVI
357
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
organismo a aceptar el tóxico en adelante sin
grave alteración.
En tanto que esta disposición subsiste, el
microbio no prospera en el intestino, único
sitio que puede atacar, y el vacunado queda
inmune en medio de la epidemia.
El mismo resultado daría la vacuna química que Ferrán ha ensayado, no sólo con
cultivos de microbios desprovistos ya de
vida por una previa elevación de temperatura, sino con disoluciones del tóxico del cólera obtenido en forma de alcaloide por varios procedimientos; mas como con ella se
inocula sólo la materia tóxica y no el microbio generador, y como la primera sale del
organismo en pocas horas con las secreciones naturales, su acción no es tan constante,
sus efectos son más pasajeros y la inmunidad
no se obtiene sin sufrir al menos tres inoculaciones sucesivas.
Fuera más extenso en estas explicaciones
si no temiera abusar de quienes las lean.
El Dr. Ferrán ha hecho del asunto un estudio profundo, y sus conclusiones son tan
claras, tan concretas y tan razonadas, que no
es posible negarle, sin una obcecación apasionada, la gloria de haber descubierto el medio de combatir con éxito la terrible enfermedad asiática, y la eficacia de las vacunas
estéril y química, aunque en peores condiciones que la viva.
Tal es su fe en las doctrinas que sustenta
y en la aceptación universal que el porvenir
reserva para ellas, que al terminar su protesta ante la Academia de París, no duda en
hacer una afirmación que hoy parecerá utópica, pero cuya realización vaticina para el
día en que salgan de las escuelas generaciones médicas dotadas de convicciones firmes
. — EXTERIOR DEI. «INSTITUTO PASTEUR», FUNDADO CON PRODUCTOS DE SUSCRICIÓN COSMOPOLITA.
PUERTO
1
DE MAYAGÜEZ
(PUERTO RICO). — E L P A T A C H E
BRASILEÑO
«LIBERDADE»
(ESLORA,
35 P I E S ;
MANGA,
7J),
EN VIAJE DE RÍO JANEIRO A NUEVA YORK. — (De fotografía remitida por D. José Miret.)
en las nuevas ideas. Entonces, dice, la vacunación anticolérica llegará al colmo de la inocuidad y de la sencillez.
En sus observaciones ha comprobado que cinco ó seis
gotas de una vacuna tan virulenta que mata los conejos
de Indias por la inyección de 4 á 6 centímetros cúbicos,
pueden beberse por una persona sin producir más que una
colerina que cura espontáneamente. Por otra parte», es
cierto que las colerinas que preceden á la aparición del
cólera grave producen en adelante la inmunidad de las
personas que pasan por ellas. De ambos hechos, igualmente
exactos y comprobados, deduce Ferrán que llegará un día
en que, al aparecer los primeros síntomas de la epidemia en
una población, se verterán en los depósitos y fuentes que
la surtan de agua, disoluciones atenuadas del virus colérico. Todos los habitantes pasarán á la vez la colerina, que
los revestirá de una completa inmunidad. Las alcantarillas
se llenarán de microbios; pero ¿qué importará? Estos ejércitos innumerables quedarán sujetos á una forzada inacción, porque hallarán fortalezas inexpugnables contra las
cuales nada podrán sus invisibles ataques.
D U R A N G O . — S I L U E T A DE MONTAÑA, OLE FIGURA LA ESTATUA YACENTE DE UN OBISPO.
Anterior
Inicio
El nombre del Dr. Ferrán merece el respeto y el honor
de sus compatriotas. Su descubrimiento le ha valido oposiciones rudas y desdenes amargos. Siempre los produjeron á sus autores los grandes inventos. Pero el Municipio
de Barcelona ha sabido apreciar al sabio médico, proporcionándole medios para proseguir sus estudios en el Laboratorio puesto bajo su dirección. En él continúa sus
pacientes investigaciones sobre todas las ramas de la microbiología. De ellas ha sacado un procedimiento propio
para la vacunación antirrábica, de sencillez extraordinaria
.y de tal eficacia,'que de 332 vacunados, sólo uno ha
muerto.
Siguiente
358
N.9 XLVI
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
Ferrán es y se confiesa discípulo del ilustre Pasteur, á
quien corresponde la gloria de los primeros estudios de
este género ; mas no es justo que cuando al iniciador de
los nuevos métodos se ensalza, del modo que voy á referir, quede obscurecido quien les dio nueva y felicísima
aplicación.
El día 14 de Noviembre se inauguró en París, con asistencia del Presidente de la República,\un edificio destinado á perpetuar la memoria del segundo, y á darle medios
poderosos de continuar y aplicar sus estudios y los de sus
discípulos. Es el «Instituto Pasteur», levantado a expensas
de una suscrición universal iniciada por la Academia de
Ciencias en 9 de Marzo de 1886, y que en dos años y medio ha producido 2.500.000 pesetas.
los emperadores de Rusia y del Brasil, del barón Alfonso
de Rosthschild, de Mme. Boucicaut, del conde de Laubespin y de Mme. Furtado-Heine, principales suscritores de
esta hermosa obra.
0%
¿Quién podrá vaticinar los grandes descubrimientos que
acaso tendrán lugar en este templo consagrado á una ciencia nueva? Nacida del genio de Pasteur con alientos poderosos, ha hecho sus primeras armas contra el carbunco;
ha vencido en su segunda etapa al mortífero virus de la
rabia; ha desarmado después, manejada por Ferrán, al terrible cólera morbo.
¿ Hasta dónde llegará?
El Instituto Pasteur es el palacio encantado de esta
nueva ciencia. En sus laboratorios S2 revelarán, sin duda,
El 26 de Marzo de 1885 dio cuenta M. Pasteur á la al hombre nuevos secretos admirables de ese mundo de
Academia de sus primeras tentativas de vacuna contra la los infinitamente pequeños, que ha poco desconocía hasta
rabia, hechas con éxito sobre perros. En Julio del mismo el punto de no sospechar siquiera su existencia.
afio la aplicó por primera vez al hombre, en la persona del
joven Meister. La segunda curación, en Octubre, fue la del
Hoy se dedican á su estudio, además del Instituto Paspastor Jupille, mordido gravemente al defender á unos ni- teur, que sirve á todos de centro y lazo de unión, más de
fíos de los ataques de un perro rabioso. Bien pronto acu- veinte establecimientos de inoculación contra la rabia, dedieron de todas partes los enfermos; y cuando en i.° de dicados á la vez á estudios microbiológicos. Rusia tiene
Marzo del año siguiente presentó Pasteur á la Academia siete, en San Petersburgo, Moscou, Varsovia, Odesa, Salos felices resultados obtenidos, había ya tratado 350 casos. mara, Tiflis y Charcow; Italia posee cinco, en Turin, NáEntonces dio él mismo la idea de levantar un edificio con- poles, Milán, Bolonia y Palermo : existen otros en Viena,
sagrado á esta clase de estudios y sus aplicaciones.
Bukarest, Río Janeiro y Buenos Aires; y España cuenta
con otros dos, el de la Habana y el ya mencionado de
0=0
Barcelona.
Hoy el edificio esta terminado, en la calle Dutot, en
En estos momentos se instalan dos, en Malta y en ChiParís, mediante un desembolso de 1.563.786 pesetas, inclu- cago,
sos los instrumentos y aparatos. Quedan, pues, como dota- chos. á los cuales seguirán, sin duda alguna, otros mución del instituto 1.022.894 pesetas.
Rodeados de amplios jardines cerrados por una verja, se
Al mirar así extendida su obra científica y humanitaria;
han construido un edificio principal y varios accesorios.
Forman el primero dos cuerpos rectangulares, de tres pi- al ver coronados sus esfuerzos por éxito lisonjero; al consos, colocados uno detrás de otro, paralelos y unidos por templar ante sí el concurso numeroso de hombres distinguidos que acudieron á la inauguración del nuevo Instituuna ancha galería.
El cuerpo anterior contiene, á la derecha, la habitación to, M. Pasteur, profundamente conmovido, no pudo diride M. Pasteur, y á la izquierda, sus laboratorios en el piso girles por si la palabra. Encomendó á su hijo la lectura del
bajo, un salón de biblioteca y reuniones en el principal, y discurso en que manifestó su gratitud á cuantos cooperaron á la empresa; recordó con pena á sus compañeros de
los cuartos de ayudantes en el segundo.
La entrada se abre en el piso principal, al que se llega combate, muertos ya; expuso la organización que dará
á los estudios; recomendó á sus discípulos y sucesores
por una amplia escalinata en el centro de la fachada.
La galería corre en los tres pisos y atraviesa los dos el examen critico y la comprobación experimental más
cuerpos que une. En su centro, y formando cuerpos sa- rigurosos, antes de afirmar nuevos hechos y de publicar
lientes, se encuentran, á un lado los retretes, y al otro una conquistas científicas, y terminó poniendo frente á frente
las dos leyes contrarias que aparecen hoy en lucha: la ley
escalera general de servicio.
En el cuerpo posterior están instalados los laboratorios. de sangre y de muerte, que imaginando cada día nuevos
El piso bajo del ala derecha se destina al tratamiento de la medios de combate, obliga á los pueblos á aprestarse de
rabia, y contiene una gran sala de espera, registro, gabi- continuo para la guerra; y la ley de paz, de trabajo y de
nete de inoculaciones y otrcs para las personas atacadas salud, que aspira sólo á librar al hombre de los azotes que
de síncopes, para conservar las médulas de conejos que le afligen. Esta aprecia una vida en más que todas las vicconstituyen la vacuna, para vendajes y aparatos; un archi- torias ; aquélla sacrifica millares de existencias á la ambivo, sala de operaciones, lavabo y retretes. En el ala iz- ción de uno solo.
La segunda ha sabido llevar hasta los mismos campos
quierda ocupan el piso bajo los servicios generales, dotados de un pequeño anfiteatro, varios laboratorios, cámara que la primera tiñe con sangre humana, su benéfico influjo. Los vendajes inspirados por los métodos antisépticos
fotográfica y acuario.
'Iodo el piso principal está consagrado á la enseñanza, pueden salvar allí millares de existencias.
De estas dos leyes, decía M. Pasteur, ¿cuál vencerá?
con cuantos medios y requisitos exigen, tanto la de la microbiología general, instalada á la izquierda, como la de Dios sólo lo sabe.
la aplicada, á la derecha.
RAMÓN ARIZCUN.
En el piso superior existe un gran laboratorio general
y varios otros particulares, destinados á los alumnos y á
los hombres de ciencia que deseen emprender estudios exLIBROS PRESENTADOS
perimentales.
Á ESTA REDACCIÓN POR AUTORES Ó EDITORES.
Los edificios accesorios son ocho. Dos de ellos existían IVovisimo C ó d i g o Civil E s p a ñ o l , comentado y concorya, y sirven, después de restaurados, para alojamiento de
dado con la antigua legislación y las leyes vigentes por D. Joalos mozos de laboratorio; otro está á la entrada del jardín,
quín Abella, abogado y director del periódico El Consultor de
los Ayuntamientos y de lot Juzgados Municipales. Si la publicacomo portería; y de los cinco restantes, uno está situado
ción del nuevo Código Civil abre una nueva era en la historia
detrás de la fachada posterior del edificio principal, disde la legislación española, porque con él se vislumbra la compuesto para los animales en experimentación; otro á su
pleta unificación de las leyes, con la fundada y legítima espelado sirve de pajarera y gallinero; el tercero, detrás de esranza de que habrá de conquistar poco á poco los territorios
tos dos, tiene cuadras para animales de mayor talla, y un
donde todavía rigen las legislaciones forales, la del libro á que
tinado; el cuarto sirve de depósito de forrajes, y el último
se refiere esta noticia bibliográfica, publicado á los pocos días
de terminarse la promulgación del Código en la Gaceta de
contiene perreras, conejeras para la cría y departamentos
Madrid, completo, comentado y concordado con amplitud y
para los conejos inoculados, cuyas médulas han de servir
discreción, facilita en alto grado el estudio de las nuevas presde vacuna antirrábica.
cripciones legales á los Sres. Jueces y Letrados, á los funcioLos laboratorios tienen estufas de gas con reguladores
para mantener una temperatura constante, circunstancia
muy esencial para el estudio de los virus, y las demás dependencias se calientan por medio de un sistema de caloríferos de agua, servidos por un hogar con chimenea de ladrillo de 30 metros de altura, á la que se unirá en breve un
horno de cremación para los cadáveres de animales muertos de enfermedades contagiosas.
Todo es anchuroso, bien ventilado é iluminado, perfectamente dispuesto para su destino, pero sobrio de adornos.
Entre ellos se hacen notar únicamente el grupo de bronce
situado en el jardín frente á la escalinata de la entrada
principal, que representa al pastor Jupille luchando con
un perro rabioso, y los bustos situados en la biblioteca, de
VERDADEROS GRANOS
DE SALUD DEL Dr FRANCK
•***»«
Aperitivos, Estomacales, Porgantes
Depurativos
Contra la Falta de Apetito
. el Estreñimiento. laJacqueca
t los Vahídos. Congestiones, e;e.
DQSÍS c-dnana. : 1 á 3 granos
Noticia en cada caja
Eiieir los Verdaderos en CAJAS
1 AZULES con rótulo de 4 colores y
el Sello azul de la limón úo los
FABRICANTES.
París, Firiicii Leroy 7 piitiples F"
oda persona cambiando ó vendiendo
s e l l o s d e c o r r e o , recibirá, s: lo pide. su precio
T
comente y el D I A R I O I L U S T R A D O D E
S E L L O S D E C O R R E O , grataiaaieiite. Sellos
de correo auténticos, á precios módicos.
E. HAYN , BERLÍN , N. 24.
Anterior
narios públicos, á todos los ciudadanos que deseen conocerlas
como regla de conducta á que han de atemperar en lo sucesivo
sus actos privados.
En el libro del Sr. Abella el texto del Código aparece con
oportuna aclaración de las leyes de donde ha sido tomado, y
de manera tan precisa, que los letrados que lo consulten deducirán á primera vista la concordancia existente entre la antigua y la nueva legislación, economizando tiempo y trabajo,
dos factores no despreciables en la vida moderna.
Añadiremos que precede al Código una Introducción histórica, en la que se examina la legislación española común,
desde la romana y visigótica, hasta los proyectos de Código
civil en 1851 y 1882, y la prelación de las antiguas leyes castellanas y de la legislación foral en Aragón, Cataluña, Baleares, Navarra, Vizcaya, etc. Forma un volumen de 524 páginas
en 4.° menor, que se vende, al precio de 5 pesetas en rústica
y 6 encuadernado en tela, en las principales librerías y en la
T A TTF T T I T P
TalT Ü U ' P T J l ?
Administración de El Consultor de los Ayuntamientos y de los
Juzgados Municipales, Madrid (calle de Don Pedro, 1).
El P i l l u d o (novela), por D. E. García Alemán. Estudio de
costumbres contemporáneas. Véndese, á 3 pesetas, en la Administración, Madrid (Atocha, 52).
L e y d e lo C n i i t c n c i o s o - a d m i i i i s t r a t i v o de 13 de Septiembre de 1888, comentada y concordada con la legislación
hasta ahora vigente sobre la materia, y precedida de un estudio doctrinal sobre la misma, por D. Máximo Arredondo y
Fernández Sanjurjo, abogado del ilustre Colegio de Madrid y
secretario de la Sección cuarta de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Un volumen de 198 páginas en 8.°,
que se vende en las principales librerías de Madrid y las provincias, á 2,50 pesetas, y para Ultramar, á 3,50.
ADVERTENCIA.
El Administrador de la ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y
suplica á los Señores Abonados cuya
suscrición termine enfinde Diciembre de 1888, se
sirvan tener presente lo fácil que les será evitar retrasos é interrupciones en el servicio del periódico,
con sólo tomarse la molestia de pasar aviso á la Administración (Alcalá, 23, Madrid), para que sean
renovadas sus respectivas suscriciones, sin aguardar
al fin del año, época en que la excesiva aglomeración de trabajos suele dar lugar á tardanzas y equivocaciones independientes de nuestra voluntad.
AMERICANA
BIBLIOTECA ILUSTRADA DE LOS NIÑOS.
PUBLICACIÚN ESPECIAL DE LA CASA OCAÑA Y COMPAÑÍA.
Clavel, 1 1 , segando, Madrid.
Con el título de Botón de Oro se acaba de publicar el
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N.° XLVI
359
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publicarse, y será remitido, franqueado, á todas las personas que se sirvan pedirlo.
En razón al desarrollo constante de nuestros negocios, nuestros surtidos en todas las novedades de invierno son más considerables que nunca, y podemos afirmar que las ventajas que ofrecemos, bajo el punto de vista de la calidad y baratura de
todos nuestros artículos, son incontestables.
Enviamos francas de p o r t e , á quien las pida, muestras de todos nuestros tejidos nuevos en Sederías, Peluches, Terciopelos, Lanerías, Colgaduras, Telas nueras, Tejidos estampados, Encajes, Cintas, Tapices y telas para forrar muebles; asi como
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Los almacenes del BON MARCHÉ, construidos especialmente para nn gran comercio de Novedades,
son los mayores, los mejor agenciados y mejor organizados; encierran cuanto la experiencia ha podido
producir útil, cómodo y confortable, figurando en tal concepto entre las curiosidades de Farís.
Los últimos agrandamientos han hecho del BON MARCHÉ un almacén ÚNICO EN EL MUNDO.
II:iy intérprete» de todos los idiomas, á disposición de los extranjeros que deseen visitar lo* Almacenes.
Para los puntos á donde los envios no puedan hacerse contra inmediato reembolso, rogamos á nuestros parroquiano*
que se dignen remitirnos, al hacer el pedido, el importe de los artículos que pidieren, y su embalaje y porte.
Los envios que importen de 25 francos en adelante se expiden, francos de porte, hasta la frontera francesa ó hasta el puerto
de embarque.
Los almacenes del BON MARCHÉ no tienen sucursales ó representantes ni en Francia ni en el extranjero. Suplicamos á las
Señaras que no den crédito á los comerciantes que se sirven del titulo de nuestra casa para establecer una confusión.
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360
N.° XLVI
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
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